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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Autos y Misterios

De Enciclopedia Católica

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Los términos autos y misterios se utilizan para designar el drama religioso que se desarrolló entre las naciones cristianas a fines de la Edad Media. Debe notarse que la palabra "misterio" a menudo se ha aplicado a todos los dramas cristianos anteriores al siglo XVI, mientras que se debe limitar a los del siglo XV, los cuales representan el gran esfuerzo dramático anterior al Renacimiento. Antes de este periodo las piezas eran llamadas "dramas" o "autos". Las representaciones embrionarias, que al principio se realizaban en el interior de las iglesias, han sido llamadas dramas litúrgicos.

Drama Litúrgico

El origen del drama medieval ocurrió en la religión. Es cierto que durante los primeros siglos la Iglesia prohibió que los fieles asistiesen a las representaciones licenciosas del paganismo decadente. Pero una vez que este teatro inmoral hubo desaparecido, la Iglesia permitió y contribuyó ella misma al desarrollo gradual de un nuevo drama, el cual no solo era moral, sino también edificante y piadoso. En ciertas fiestas solemnes, tales como Pascua y Navidad se interrumpía el oficio, y los sacerdotes representaban, en presencia de los asistentes, el evento religioso que se celebraba.

Al principio el texto de este drama litúrgico era muy breve, y era tomado únicamente del Evangelio o del Oficio del día; era en prosa y en latín, pero gradualmente se introdujo la versificación. Los más antiguos de tales "tropos" dramáticos del servicio pascual son de Inglaterra y datan del siglo X. Pronto el verso impregnó todo el drama, la prosa se convirtió en la excepción y el vernáculo apareció junto al latín. Así, en el drama francés de "Las Vírgenes Prudentes" (primera mitad del siglo XII), que hace poco más que describir la parábola del Evangelio de las vírgenes prudentes y necias (Mt. 25,1-13), el coro emplea el latín mientras que Cristo y las vírgenes usan tanto el latín como el francés, y el ángel habla solo en francés. Cuando el vernáculo suplantó totalmente el latín, y al mismo tiempo se afirmó la inventiva individual, el drama dejó el recinto de la iglesia y dejó de ser litúrgico, no obstante, sin perder su carácter religioso. Parece que esta evolución sucedió en el siglo XII. Con la aparición del vernáculo se hizo posible el desarrollo del drama a lo largo de líneas nacionales. Primero trazaremos este desarrollo en Francia.

Dramas y Autos de los Siglos XII y XIII

El primer drama francés presentado en el siglo XII se llamó "Adán", y fue escrito por un autor anglo-normando cuyo nombre se desconoce. El tema se extiende desde la caída en el Paraíso Terrenal hasta la época de los profetas que predicen al Redentor, y relatan de paso la historia de Caín y Abel. Está escrito en francés, aunque las instrucciones a los actores están en latín. Era representado ante la puerta de la iglesia.

Del siglo XIII tenemos el "Drama de San Nicolás" de Jean Bodel, y el "Milagro de Teófilo" de Rutebeuf. Jean Bodel era nativo de Arras, y siguió a San Luis en la Cruzada a Egipto. Coloca la escena de su obra en Oriente, y mezcla imágenes realistas tomadas de las tabernas con episodios heroicos de las Cruzadas. Su drama concluye con una conversión general de los musulmanes obrada a través de un milagro de San Nicolás. Rutebeuf, quien floreció en la segunda mitad del siglo XIII, nació en Champaña pero vivió en París. Aunque al principio era jugador y holgazán, parece que terminó sus días en un claustro. Su auto describe la leyenda, tan famosa en la Edad Media, de Teófilo, el oeconomus de la Iglesia de Adana en Cilicia, el cual, tras perder su oficio, cambió su alma al diablo para recuperarlo; pero, habiéndose arrepentido, obtuvo de la Virgen Bendita la cancelación milagrosa del nefando contrato.

Autos de Nuestra Señora

Toda la actividad dramática del siglo XIV estuvo dedicada a los milagros de Nuestra Señora, excepto el drama de Griseldis, cuya heroína, una pobre pastora, casada con el Marqués de Saluces,, es sometida a crueles juicios por su esposo, y a través de la protección de Santa Inés triunfa sobre todos los obstáculos. Existen cuarenta y dos especímenes de este estilo de drama. Incluso la Bienaventurada Virgen salva o consuela por intervenciones milagrosas a los inocentes y desgraciados y a veces grandes pecadores que confían en ella. El autor o autores de estas obras son desconocidos.

Los Misterios

El siglo XV es el siglo de los "misterios". La palabra, sin duda, se deriva del latín ministerium y significa "acto". En la Edad Media a los dramas sagrados se les llamaba también con otros nombres: en Italia funzione, en España autos (actos). Aún hoy decimos "drama", una palabra de significado análogo. Pero los misterios dramático y dogmático pronto se confundieron, y se pensó que el primero derivó su nombre del segundo porque los dramas a menudo tenían como tema los misterios la creencia cristiana. Sin embargo, los misterios a menudo eran dedicados a un santo, y, en casos especiales, incluso representaban asuntos no religiosos. Así tenemos el "Misterio del Sitio de Orleáns", e incluso el “Misterio de la Destrucción de Troya", los únicos dos misterios profanos que se han conservado.

Los misterios pueden agruparse bajo tres ciclos: el del Antiguo Testamento, el del Nuevo Testamento y el de los santos. Se debe tener en mente que en todos estos los autores mezclaban verdad y leyenda sin distinción. Los más célebres fueron los dramas de la Pasión, por los cuales se debe entender no sólo los dramas dedicados a la Pasión propiamente dicha, sino también aquellos que presentaban la historia completa del Salvador. De 1400 a 1550 los autores fueron numerosos, se conocer cerca cien de ellos, muchos de ellos sacerdotes.

Al principio los dramas eran un poco cortos, eventualmente llegaron a ser muy extensos. Así Arnoul Greban, canónigo de la iglesia de Le Mans, escribió alrededor de 1450 una "Pasión" que consistía de cerca de 35,000 versos. Este drama fue aún más desarrollado treinta años después por un médico de Angers, Jean Michel, cuya obra fue la más famosa y la mejor de su clase. El mismo Greban y su hermano Simón, un monje de San Riquier, compusieron juntos un enorme misterio de los "Hechos de los Apóstoles", consistente en cerca de 62,000 versos, el cual fue representado en su totalidad en Bourges, y cuya función duró 40 días. El número de versos de los misterios aún existentes exceden 1,000,000, y un número igualmente grande debe haberse perdido.

Estas obras no eran dramatizadas por actores profesionales, sino por asociaciones dramáticas que se formaban en todos los pueblos grandes con el propósito de representarlas. Algunas eran permanentes, como la "Confrerie de la Passion", que en 1402 aseguró el monopolio de las representaciones en París. Para la gente de la clase media, artesanos y sacerdotes (en este asunto todos los rangos eran iguales), era un honor envidiable participar en esta actuación religiosa. Para actuar se sometían a una labor que pocos nuestros contemporáneos se ocuparían por sobrellevar. En algunas "pasiones" el actor que representaba a Cristo tenía que recitar cerca de 4,000 líneas. Además, la escena de la Crucifixión tenía que durar tanto como fue en la realidad. Se relata que en 1437 el cura Nicolle, que interpretaba el papel de Cristo en Metz, estuvo a punto de morir en la Cruz, y tuvo que ser revivido a toda prisa. Durante la misma representación, otro sacerdote, Jehan de Missey, que interpretaba el papel de Judas, permaneció colgado durante tanto tiempo que su corazón falló y tuvo que ser bajado y cargado.

Tocante al lado estético de este drama, no se deben aplicar los estándares modernos. Este teatro ni siquiera ofrece unidad de acción, pues las escenas no se derivan unas de otras; se suceden sin otra unidad que el interés que provee el personaje principal y la idea general de la salvación eterna, ya sea de un solo hombre o de la humanidad, lo cual constituye la base común de la representación. Además, junto a escenas patéticas y elevadas se encuentran otras con sabor a bufonería. Los dramas usaban tanto como uno, dos e incluso quinientos personajes, sin contar el coro, y eran tan extensos que no se podían representar todo de una vez. Esto es cierto al menos en los misterios que datan de mediados del siglo XV; por otro lado, el más antiguo de ellos y los autos eran bastante cortos.

En cada período hubo dos fallas que caracterizaron este estilo dramático: la debilidad y la palabrería. Los poetas decían las cosas según se les ocurrían, sin mostrar selección, gradación o sabor. Tenían facilidad, pero abusaban y nunca se corregían. Además, no había ningún arte en la representación del carácter. Los dramas de la Edad Media eran simplemente espectáculos grandiosos y animados. Sin duda sus autores algunas veces, aunque raramente, tenían éxito al representar adecuadamente la paciencia y humildad de la augusta Víctima de la Pasión. En esto eran ayudados por recuerdos del Evangelio. Más a menudo lograban interpretar atractivamente las complejas emociones experimentadas por el alma de la Santísima Virgen, pero el análisis del alma no los ocupó en absoluto como objetivo definido.

Se puede decir algunas palabras en cuanto a la forma de representación y técnica. Se indicaba los lugares con un vasto paisaje, en lugar de ser realmente representados. Por ejemplo, dos o tres árboles representaban un bosque, y aunque la acción a menudo cambiaba de lugar, el escenario no cambiaba, pues mostraba simultáneamente las diversas localidades donde los personajes aparecían sucesivamente en el transcurso del drama, y estaban así muy cerca, incluso aunque en realidad estuviesen muy lejos el uno del otro. Por lo demás, no se descuidaba nada que atrajese la vista. Si el escenario era inmóvil, era muy suntuoso y rico, y secretos de mecanismos teatrales a menudo producían sorpresa y efectos maravillosos. Los actores usaban vestidos costosos, cada uno sufragaba el costo de su propia vestimenta y se ocupaban más de la belleza que de la verdad. El tema admitía lo maravilloso y era tomado de la religión. Por lo demás hubo alguna diferencia entre los autos y los misterios. Los autos enfatizaban la intervención sobrenatural de un santo o de la Santísima Virgen; los eventos podían ser infinitamente variados, y esto le proveía a los autores un vasto campo, el cual, sin embargo, no aprovechaban por completo, aunque de paso nos brindan una serie de detalles sobre los modales de la época que no se encuentran en otros lugares.

Los misterios, al menos en los ciclos del Antiguo Testamento y del Nuevo, seguían un camino previamente trazado del cual era difícil apartarse puesto que la base era tomada de la Sagrada Escritura. Había que respetar la doctrina tradicional y los augustos caracteres de los personajes principales. Pero, para compensar esta desventaja, ¡qué temas exaltados, dramáticos y conmovedores eran los suyos! Estos poetas recordaban no solo los acontecimientos de este mundo, sino que representaban ante su audiencia los terrores y las esperanzas del próximo. Exponían al mismo tiempo el cielo, la tierra y el infierno, y este enorme tema daba ocasión a escenas de poderoso interés.

Los dramas de la Pasión eran seguramente los más asombrosos, los más conmovedores y los más hermosos que se puedan representar sobre la tierra. Al poeta le faltaba arte, pero siempre su tema lo salvaba, como observó el propio Sainte-Beuve, y de vez en cuando se volvía sublime a pesar de sí mismo. Y lo que el espectador veía representado no era ficción, sino las realidades sagradas que desde su infancia había aprendido a venerar. Lo que era puesto ante sus ojos era ideado para afectarle, las doctrinas de su fe, los consuelos que brindaba en las penas de esta vida, y el gozo inmortal prometido para el futuro. De ahí el gran éxito de estas funciones religiosas.

La celebración más grande que una ciudad podía disfrutar en una ocasión solemne era dramatizar la Pasión. En esa ocasión todo el pueblo se reunía en los enormes teatros, la ciudad se quedaba desierta y era necesario organizar grupos de ciudadanos armados para proteger contra el robo las casas vacías. Esta costumbre duró hasta 1548, cuando el Parlamento de París prohibió a los Cofrades de la Pasión que dramatizaran "los sagrados misterios". La prohibición se debió a la oposición de los protestantes contra la mezcla de comedia y tradiciones fabulosas con las enseñanzas bíblicas. Estos ataques despertaron los escrúpulos de algunos católicos, y el poder judicial consideró que era hora de interferir. Los misterios perecieron, pues el ejemplo de París, donde se prohibió su representación, fue gradualmente seguido por las provincias. Así, el drama religioso de la Edad Media desapareció en Francia en el apogeo de su éxito.

Inglaterra

No existe ningún registro de drama religioso en Inglaterra anterior a la conquista normanda. A principios del siglo XII oímos de un drama de Santa Catalina representado en Dusntable por Geoffrey, posteriormente abad de San Albans, y un pasaje en la "Vida de Becket" de Fitzstephen muestra que tales dramas eran comunes en Londres hacia 1170. Estos eran evidentemente "autos", aunque para Inglaterra no es importante la distinción entre autos y misterios, pues todos los dramas religiosos eran llamados "milagros" (autos). De autos en el sentido estricto de la palabra no se conserva nada en la literatura inglesa. Los primeros dramas religiosos estaban sin lugar a dudas en latín y francés. El auto más antiguo existente en inglés es el "Tormento del Infierno" (siglo XIII). Su tema es el descenso apócrifo de Cristo al lugar de los condenados, y pertenece al ciclo de los dramas de Cuaresma. El drama de “Abraham e Isaac” data del siglo XIV. El drama religioso en Inglaterra, al igual que en otros lugres, recibió un gran impulso por la institución de la Fiesta de Corpus Christi (1264; generalmente se observa desde 1311) con sus solemnes procesiones.

Actualmente los ciclos de Pascua y Navidad fueron unidos en un gran ciclo que representa el curso completo de la historia sagrada desde la Creación hasta el Juicio Final. Así surgieron los cuatro grandes ciclos que aún existen y conocidos como los dramas de Towneley, Chester, York y Coventry, los últimos tres nombrados por el lugar de su realización. Los autos Towneley deben su nombre al hecho de que el único manuscrito en el que se conservan estuvo mucho tiempo en manos de la familia Towneley. Parece que eran representados en Woodkirk, cerca de Wakefield. Estos ciclos son de carácter muy heterogéneo, pues los dramas son de diferentes autores. En su forma presente el número de dramas en los ciclos es: Towneley 30 (o 31), Chester 24, York 48, Coventry 42.

Otros cuatro dramas también se conservan en el códice Digby en Oxford. Las llamadas "moralidades" son una rama posterior de los "autos". Estas apuntan a la inculcación de verdades éticas y los dramatis personae son personificaciones abstractas, tales como la virtud, la justicia, los siete pecados capitales, etc. El personaje llamado “el Vicio) es especialmente interesante por ser el precursor del tonto de Shakespeare. Después de la Reforma los autos declinaron, aunque se registran representaciones en algunos lugares hasta el siglo XVII.

Alemania

En Alemania el drama religioso no muestra un desarrollo en tan gran escala como en Francia e Inglaterra. El drama más antiguo existente procede de Freisingen y data del siglo XI; está en latín y pertenece al ciclo de Navidad. Los dramas religiosos fueron pronto tomados por las escuelas y representados por eruditos viajeros, y esto tendió a secularizarlos. El gran drama Tegernsee del "Anticristo" (hacia 1160) muestra esta influencia. Esta en latín pero impregnado por un fuerte sentimiento nacional y dedicado a la glorificación del poder imperial alemán. Las canciones alemanas intercaladas en el texto latín se encuentran en un drama de la Pasión conservado en un manuscrito del siglo XIII de Benedictbeuren.

El más antiguo drama de Pascua totalmente en alemán data de principios del siglo XIII y procede de Muri, Suiza; desafortunadamente solo se conserva en forma fragmentaria. Durante los siglos XIV y XV el drama religioso floreció enormemente y existen especímenes en todas partes del territorio alemán, tanto en dialectos alemanes altos y bajos. También encontramos intentos de una representación amplia de toda la historia sagrada a la manera de los grandes ciclos ingleses por ejemplo, en los dramas de Corpus Christi de Eger y Kunzelsau en Suabia (ambos del siglo XV). No se encuentran a menudo temas tomados de la historia del Antiguo Testamento. De versiones dramáticas de las parábolas del Nuevo Testamento el "Drama de las vírgenes Prudentes y Necias", representado en Eisenach en 1322, es particularmente famoso debido a su trágico desenlace. El landgrave Federico de Turingia, quien era un espectador, se sumió en la desesperación debido al fracaso de la Santísima Virgen por salvar a las vírgenes necias, y se dice que el cavilar sobre esto le produjo un ataque de apoplejía, por el que sucumbió en 1324. Se conservan pocos autos alemanes relacionados con leyendas.

De autos en alabanza de Nuestra Señora tenemos un drama en bajo alemán de Teófilo y el muy conocido drama de "Frau Jutten" (1480) por un clérigo de Mülhausen llamado Teoderico Schernberg. Es la historia de una mujer ambiciosa que se disfraza de hombre y logra un alto cargo eclesiástico, finalmente el pontificado mismo; pero sus crímenes son al fin descubiertos, tras lo cual ella se somete a las más rigurosas penas y finalmente es salvada por la intercesión de la Santísima Virgen. En Alemania, como en Inglaterra y Francia la reforma minó la vida del drama religioso medieval. La producción de dramas continuó, pero se usaron a menudo con propósitos de polémica. En las partes del país católicas se han mantenido hasta el presente las representaciones tradicionales de dramas de la Pasión (vea artículo sobre DRAMAS DE LA PASIÓN).

Países Bajos

En los Países Bajos se han conservado pocos autos y misterios. Uno de los más conocidos es el auto "Van Sinte Trudo", escrito hacia 1550 por Christian Fastraets. La representación de dichos dramas en Países Bajos era llevada a cabo por asociaciones formadas para tal propósito, especialmente el Rederijkerskamers (Rederigker, corrupto de Rhetorica), que surgieron a fines del siglo XIV. Además de misterios y autos, los Países Bajos tienen también "Spelen van Sinne", dramas simbólicos correspondientes al antiguo drama moral alegórico.

Ediciones de Textos

A. Francés: Monmerqué et Michel, "Le Théatre français au moyen age" (París 1839); de Montaiglon, "Anciem theatre français" (3 vols., Pari}ís, 1854); Fournier, "Le theatre français avant la Renaissance" (París, 1872, G. Paris et U. Robert, "Miracles de Notre-Dame" (8 vols. París 1876-93)-Rotschild et Picot, "Le Mistere du Vieil Testamente" (6 vols., París 1888-91), Paris et Raynaud, "Le Mystere de la Pasión d'A. Greban" (París, 1878).

B. Inglés: Towneley plays, editado por Paine y Gordon (Londres, 1836), Coventry, ed. By Halliwell (London, 1841)- Chester, por Wright (2 vols., Londres, 1843-47)-York Plays, by L. T. Smith (Oxford, 1885). Selecciones en Manly, "Specimens of Preshakespearean Drama" (3 vols., Boston y Londres, 1990), y Pollard, "English Miracle Plays, Moralities and Interludes" (Oxford, 1895).

C. Alemán: Monde, "Aldeustsche Schauspiele" (Quedlinburz-Leipzing, 1841) y "Schauspiele des Mittelalters" (Karlsruhe, 1846); Froning "Das Drama des Mittelalters" en Kürschner's "Deutsche Nationalliteratur", XIV (Stuttgart, 1891).


Bibliografía: Sobre el drama religioso en la Edad Media en general, consulte CREIZENACE, Gesch. Des neueren Dramas, I, Mittelalter und Fruhrenaissance (La Haya, 1894, 1903); DE JULEVILLE, Les Mysteres (2 vols., París, 1880); HASE, Das geistl. Schauspiel (Leipzig, 1858), tr. JACKSON (1180); SEPET, Les origines catholiques du teairs modern (París, 1901). Para la historia del drama francés vea DE JULEVILLE, Le Theatre en France (4ta ed., París, 1897); IDEM, Hist. De la langue et de la litterature francaise (París, 1895-9), II, 399 ss.; LINTILHAC, Le theatre serieux du moyen age en Hist. Generale du theatre en France, I (París, 1905); GRÖEBER en Grundriss der romanischen Philologie, II, 712 ss., 977 ss., 197 ss. Para el drama inglés vea POLLARD, op. cit., introducción; WARN, Hist. of English Dramatic Lit. to the Death of Queen Anne (2 vols., Londres, 1899); TEN BRINK, Hist. of English Lit., tr. ROBINSON (Nueva York, 1893), II, I, 234-310; BATES, English Religious Drama (Nueva York, 1902). Para el drama alemán vea WILKEN, Gesch. Der geistl. Spiele in Deutschland (Göttingen, 1872); HEINZEL, Beschreibung des geistl. Schauspiels im deutschen Mittclaiter (Hamburgo-Leipzig, 1898), consulte también la introducción de FRONING mencionada arriba.

Fuente: Bertrin, Georges, and Arthur F.J. Remy. "Miracle Plays and Mysteries." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs.348-350. New York: Robert Appleton Company, 1911. 22 junio 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10348a.htm>.

Traducido por Ramón Terrazas y Angélica Terrazas. lmhm