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Jueves, 5 de diciembre de 2024

Pascua

De Enciclopedia Católica

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Definición y Etimología

El término inglés para Pascua, Easter, según San Beda el Venerable (De temporum ratione, I, V), se relaciona con Estre, una diosa teutónica de la luz naciente del día y de la primavera, deidad que, sin embargo, es por lo demás desconocida, incluso en los Edda (Simrock, Mythol., 362); en anglosajón, eâster, eâstron; en el alto alemán antiguo, ôstra ôstrara, ôstrarun; en alemán, Ostern. A abril se le llamaba easter-monadh. Se usa el plural eâstron porque la fiesta dura siete días. Al igual que el plural francés Pâques, es una traducción del latín Festa Paschalia, toda la octava de Pascua.

El término griego para Pascua, pascha, no tiene nada en común con el verbo paschein, “sufrir”, aunque los escritores simbólicos posteriores lo relacionaron con él; es la forma aramea de la palabra hebrea pesach (transitus, paso). Los griegos llamaban a la Pascua la pascha anastasimon; al Viernes Santo la pascha staurosimon. Los términos respectivos usados por los latinos son Pascha resurrectionis y Pascha crucifixionis. En los breviarios romano y monástico la fiesta lleva el título de Dominica Resurrectionis; en el breviario mozárabe, In Laetatione Diei Pasch resurrectionis; en el breviario ambrosiano, In Die Sancto Paschae.

Las lenguas romances han adoptado el término greco-hebreo: en latín, Pascha; en italiano, Pasqua; en español, Pascua; en francés, Pâques. También algunas naciones célticas y teutónicas lo usan: en escocés, Pask; en holandés, Paschen; en danés, Paaske; en sueco, Pask; incluso en las provincias alemanas del bajo Rin la gente llama a la fiesta Paisken y no Ostern. La palabra, principalmente en España e Italia, se identifica con la palabra “solemnidad” y se extiende a otras fiestas, por ejemplo en español, Pascua florida es el Domingo de Ramos; la Pascua de Pentecostés, Pentecostés; la Pascua de la Natividad, la Navidad; la Pascua de Epifanía, la Epifanía. En algunas partes de Francia también se llama Pâques a la primera Comunión, sea cual sea la época del año en que se administra.

La Fiesta

Pascua es la fiesta principal del año eclesiástico. León I (Sermo XLVII in Exodum) la llama la fiesta máxima (festum festorum), y dice que la Navidad se celebra sólo como preparación para la Pascua. Es el centro de la mayor parte del año eclesiástico. El orden de los domingos desde septuagésima al último domingo después de Pentecostés, la Fiesta de la Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi, y todas las demás fiestas movibles, desde la de la Oración de Jesús en el Huerto (martes después de septuagésima) a la fiesta del Sagrado Corazón (viernes después de la octava del Corpus Christi), depende de la fecha de Pascua. La conmemoración de la muerte del verdadero Cordero de Dios y la Resurrección de Jesucristo, la piedra angular sobre la que se construye la fe cristiana, es también la fiesta más antigua de la Iglesia Cristiana, tan vieja como el cristianismo, el vínculo que une al Antiguo y el Nuevo Testamento. Que no la mencionen los Padres Apostólicos y que oigamos hablar por primera vez de ella principalmente por medio de la controversia de los cuartodecimanos es puramente accidental. La conexión entre la Pascua judía y la fiesta cristiana de Pascua es real e ideal. Real, puesto que Cristo murió el primer día de la Pascua judía; ideal, como la relación entre tipo y realidad, porque la muerte y Resurrección de Cristo tiene sus figuras y modelos en el Antiguo Testamento, particularmente en el cordero pascual, que se comía hacia el anochecer del 14 de Nisán. De hecho la fiesta judía fue absorbida en la celebración de la Pascua cristiana; la liturgia (Exultet) canta el paso de Israel a través del Mar Rojo, el cordero pascual, la columna de fuego, etc.

Sin embargo, aparte de la fiesta judía, los cristianos celebraban el aniversario de la muerte y Resurrección de Cristo. Pero para tal fiesta era necesario conocer la fecha exacta del calendario de la muerte de Cristo. Saber esta fecha era muy sencillo para los judíos; era el día después del 14 del primer mes, el 15 de Nisán de su calendario. Pero en otros países del vasto Imperio Romano había otros sistemas de cronología. Los romanos desde el 45 antes de Cristo habían utilizado el calendario juliano reformado; también estaban los calendarios egipcio y siromacedonio. El fundamento del calendario judío era el año lunar de 354 días, mientras que los demás sistemas dependían del año solar. Por consiguiente los primeros días de los meses y años judíos no coincidían con un día fijo del año solar romano. Cada cuarto año el sistema judío tenía un mes intercalar. Al insertarse este mes, no de acuerdo a un método científico o una regla definida, sino arbitrariamente, por orden del sanedrín, una fecha judía lejana nunca puede trasponerse con certeza a la correspondiente fecha juliana o gregoriana (Ideler, Chronologie, I, 570 y s.). La relación entre la Pascua judía y la cristiana explica el carácter móvil de esta fiesta. Pascua no tiene, como la Navidad, una fecha fija, porque el 15 de Nisán del calendario semítico cambiaba de fecha en fecha en el calendario juliano. Puesto que Cristo, el verdadero cordero pascual, había sido muerto el mismo día en que los judíos, al celebrar su Pascua, inmolaban al cordero que lo prefiguraba, los cristianos judíos de Oriente siguieron el método judío, y conmemoraban la muerte de Cristo el 15 de Nisán y su Resurrección el 17 de Nisán, sin que importara en qué día de la semana cayeran. Para esta costumbre alegaban la autoridad de San Juan y San Felipe.

En el resto del imperio predominó otra consideración. Cada domingo del año era una conmemoración de la Resurrección de Jesucristo, que había tenido lugar en domingo. Puesto que el domingo posterior al 14 de Nisán fue el día histórico de la Resurrección, en Roma la fiesta de Pascua fue este domingo. Pascua se celebraba en Roma y Alejandría el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, y la Iglesia Romana alegaba para esta costumbre la autoridad de los Santos Pedro y Pablo. El equinoccio de primavera en Roma caía el 25 de marzo; en Alejandría el 21 de marzo. En Antioquía la Pascua se celebraba el domingo posterior a la Pascua judía (Vea Controversia Pascual). En la Galia un cierto número de obispos, deseando evitar las dificultades del cómputo pascual, parecen haber señalado para Pascua una fecha fija del calendario romano, celebrando la muerte de Cristo el 25 de marzo, su Resurrección el 27 de marzo (Marinus Dumiensis en P.L., LXXII, 47-51), puesto que ya en el siglo III se consideraba el 25 de marzo el día de la Crucifixión (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Esta práctica fue de corta duración. Muchos calendarios de la Edad Media contienen estas mismas fechas (25 de marzo, 27 de marzo) por razones puramente históricas, no litúrgicas (Grotenfeld, Zeitrechnung, II, 46, 60, 72, 106, 110, etc.).

Los montanistas en Asia Menor guardaban la Pascua el domingo posterior al 6 de abril (Schmid, Osterfestberechnung in der abendlandischen Kirche). El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que toda la Iglesia debía observar la práctica romana. Pero incluso en Roma la fecha de Pascua se cambió repetidamente. Los que continuaron guardando la Pascua con los judíos fueron llamados cuartodecimanos (14 de Nisán) y fueron excluidos de la Iglesia. El computus paschalis, el método de determinar la fecha de Pascua y las fiestas de ella dependientes, fue considerado de antiguo tan importante que Durando (Rit. div. off., 8, c.i.) declara indigno de su nombre a un sacerdote que no conozca el computus paschalis. El carácter móvil de Pascua (22 de marzo a 25 de abril) da origen a inconvenientes, especialmente en los tiempos modernos. Durante décadas, los científicos y otra gente han trabajado en vano por una simplificación del cómputo, fijando Pascua el primer domingo de abril o el domingo más próximo al 7 de abril. Algunos incluso desean poner todos los domingos en una cierta fecha del mes, vg., empezando el Año Nuevo siempre en domingo, etc. [Ver L. Günther, “Zeitschrift Weltall” (1903); Sandhage y P. Dueren en “Pastor bonus” (Tréveris, 1906); C. Tondini, “L’Italia e la questione del Calendario” (Florencia, 1905).]

El Oficio y la Misa de Pascua

Las primeras Vísperas de Pascua se relacionan ahora con la Misa del Sábado Santo, porque esa Misa se celebraba antiguamente por la tarde (ver SÁBADO SANTO); sólo consisten en un salmo (cxvi) y el Magnificat. Los Maitines sólo tienen un Nocturno; el Oficio es breve porque el clero está ocupado con los catecúmenos, la reconciliación de los pecadores, y la distribución de las limosnas, que se daban abundantemente por los ricos en el día de Pascua. Esta peculiaridad de recitar sólo un Nocturno se extendió por algunas iglesias desde la octava de Pascua a todo el tiempo pascual, y pronto a todas las fiestas de los Apóstoles y fiestas mayores similares de todo el año eclesiástico. Esta práctica se encuentra en los breviarios alemanes ya en el Siglo XIX (“Brev. Monaster.”, 1830; Baumer,“Breview”, 312). La octava de Pascua termina con la Nona del Sábado y el Domingo se recitan los tres Nocturnos con los dieciocho salmos del Oficio dominical ordinario. Muchas iglesias, sin embargo, durante la Edad Media y posteriormente (Brev. Monaster., 1830), en el Domingo de Cuasimodo (Dominica in Albis) se repetía el Nocturno breve de la semana de Pascua. Antes de que el usus Romanae Curiae (Baumer, 301) se extendiera por los Franciscanos por toda la Iglesia los dieciocho (o veinticuatro) salmos de los Maitines regulares del domingo se distribuían, tres a tres, en los Maitines de la semana de Pascua (Bäumer, 301). Esta práctica es aún una de las peculiaridades del Breviario Carmelita. El Breviario simplificado de la Curia Romana (Siglo XII) estableció la costumbre de repetir los Salmos i, ii, iii, cada día de la octava. Desde el Siglo IX al XIII en la mayor parte de las diócesis se observaban los dos preceptos de oír Misa y abstenerse de trabajos serviles durante toda la semana de Pascua (Kellner, Heortologie, 17); más tarde esta norma se limitó a dos días (lunes y martes), y desde finales del Siglo XVIII, al lunes solo. En los Estados Unidos incluso el lunes no es fiesta de precepto. Los tres primeros días de la semana de Pascua son dobles de primera clase, los demás días semi-dobles. Durante esta semana, en el Oficio Romano, por costumbre inmemorial, se omiten los himnos, o más bien nunca se introdujeron. El antiguo Oficio eclesiástico no contenía himnos, y por respeto a la gran solemnidad de Pascua y al antiguo cántico "Haec Dies", la Iglesia Romana no tocó el antiguo Oficio de Pascua introduciendo himnos. Por tanto hasta ahora el Oficio de Pascua consiste solo en salmos, antífonas, y las grandes lecturas de los Maitines. Sólo el "Victimae Paschali" se adoptó en muchas de las iglesias y órdenes religiosas en las Segundas Vísperas. Los Oficios Mozárabe y Ambrosiano usan el himno ambrosiano "Hic est dies versus Dei" en Laudes y Vísperas, el Breviario Monástico, "Ad coenam Agni providi" en Vísperas, "Chorus novae Jerusalem" en Maitines, y "Aurora lucis rutilat" en Laudes. El Breviario Monástico tiene también tres Nocturnos el día de Pascua. Aparte de los himnos se omite la lectura breve y las Horas Intermedias no tienen antífonas; el lugar de los himnos, lecturas breves, y responsorios se ocupa por el cántico, "Haec Dies quam fecit Dominus, exultemus et laetemur in ea". Las Misas de la semana de Pascua tienen una secuencia de carácter dramático, "Victimae paschali", que fue compuesta por Wipo, un sacerdote borgoñón de las cortes de Conrado II y Enrique III. El Prefacio actual es una abreviación del largo Prefacio del Sacramentario Gregoriano. El "Communicantes" y el "Hanc igitur" contienen referencias al bautismo solemne de la víspera de Pascua. Dos aleluyas se añaden al "Benedicamus Domino" de Laudes y Vísperas y al "Ite Missa est" de la Misa durante toda la octava. Cada día de la octava tiene una Misa especial; un antiguo misal manuscrito español de 855 contiene tres Misas para el Domingo de Pascua; los misales galicanos tiene dos misas para cada día de la semana, una de las cuales se celebraba a las cuatro de la mañana, precedida de una procesión (Migne, La Liturgie Catholique, París, 1863, p. 952). En el Sacramentario Gelasiano cada día de la semana de Pascua tiene su propio Prefacio (Probst, Sacramentarien, p. 226).

Para tener una idea correcta de la celebración de la Pascua y de sus Misas, debemos recordar que estaba íntimamente relacionada con el solemne rito del bautismo. Los actos litúrgicos preparatorios comenzaban la víspera y se continuaban durante la noche. Cuando la cantidad de personas a bautizar era grande, las ceremonias sacramentales y la celebración de Pascua se unían. Esta conexión se cortó en una época en que, al haber cambiado la disciplina, se perdió incluso el recuerdo de las viejas tradiciones. La mayor parte de las ceremonias se trasladó a las horas de la mañana del Sábado Santo. Este cambio, sin embargo, no produjo una nueva creación litúrgica adaptada al nuevo orden de cosas. Las antiguas ceremonias bautismales se dejaron intocadas y ahora no tienen más razón para su conservación, aparentemente, que su antigüedad. El hueco dejado en los servicios litúrgicos después de que las solemnidades de la noche se habían trasladado a la mañana del Sábado Santo se cubrió en Francia, en Alemania y en algunos otros países por una ceremonia doble que, sin embargo, nunca se adoptó en Roma. Primero, estaba la conmemoración de la Resurrección de Cristo. A medianoche, antes de Maitines, el clero en silencio entraba en la iglesia a oscuras y transportaba la cruz desde el sepulcro al altar mayor. Luego se encendían las velas, se abrían las ventanas, y se celebraba una procesión solemne con la cruz por la iglesia, el claustro, o el cementerio. Mientras la procesión iba del altar a la puerta, se cantaba la hermosa antífona, "Cum Rex gloriae", la primera parte en voz baja (humili ac depressâ voce), para simbolizar la tristeza de las almas en el limbo; desde Advenisti desiderabilis los cantores elevaban sus voces como muestra de alegría, mientras los acólitos hacían sonar las campanillas que llevaban. El texto completo de esta antífona, que ha desaparecido de la liturgia, sigue:

Cum rex gloriae Christus infernum debellaturus intraret, et chorus angelicus ante faciem ejus protas principum tolli praeciperet, sanctorum populus, qui tenebatur in morte captivus, voce lacrimabili clamabat dicens: Advenisti desiderabilis, quem expectabamus in tenebris, ut educere hac nocte vinculatos de claustris. Te nostra vocabant suspiria, te large requirebant lamenta, tu factus est spes desperatis, magna consolatio in tormentis. Alleluja.

Cuando volvía la procesión, en muchas iglesias se cantaba en la puerta el "Attollite portas" (Sal. xxiii), para simbolizar la entrada victoriosa de Cristo en el limbo y el infierno. Después de la procesión se cantaban los Maitines. En siglos posteriores el Santísimo Sacramento tomó el lugar de la cruz en la procesión. Esta ceremonia se celebra aún, con la aprobación de la Santa Sede, en Alemania en la víspera de Pascua con ceremonias más sencillas, en forma de devoción popular.

Segundo, la visita al Sepulcro. Tras la tercera lectura del Nocturno dos clérigos, representando a las santas mujeres, iban al sepulcro vacío donde otro clérigo (el ángel) les anunciaba que el Salvador había resucitado. Entonces los dos llevaban el mensaje al coro, donde dos sacerdotes, representando a Pedro y Juan, corrían a la tumba y, al encontrarla vacía, mostraban al pueblo la tela en la que el cuerpo había estado envuelto. Luego el coro cantaba el "Te Deum" y el "Victimae paschali". En algunas iglesias, vg., en Ruán, se representaba también la aparición de Cristo a María Magdalena. De esta solemne ceremonia, que se remonta al Siglo X, se desarrollaron las numerosas obras de Pascua. (Nord-Amerikanisches Pastoralblatt, Octubre de 1907, p. 149, tiene un largo artículo sobre estas dos ceremonias). Las obras teatrales de Pascua al principio solo utilizaban las palabras de los Evangelios y el "Victimae paschali"; en el curso de su desarrollo se convirtieron en dramas normales, en versos latinos o en lengua vernácula, que contenían el regateo entre el vendedor de ungüentos y las tres mujeres, el diálogo entre Pilatos y los judíos pidiendo soldados para guardar el sepulcro, la competición de Pedro y Juan corriendo a la tumba, el Salvador resucitado apareciéndose a Magdalena, y el descenso de Cristo al infierno. Hacia el fin de la Edad Media el tono de estas obras teatrales se volvió mundano, y estaban llenas de largos discursos burlescos de comerciantes de ungüentos, judíos, soldados, y demonios (Creizenach, Gesch, des neuen Dramas, Halle, 1893).

La procesión combinada con las solemnes Segundas Vísperas del Domingo de Pascua es muy antigua. Hay gran variedad en la forma de solemnizar estas Vísperas. El servicio comenzaba con los nueve Kyrie Eleisons, cantados como en la Misa de Pascua, a veces incluso con el correspondiente tropo lux et origo boni. Después del tercer salmo todo el coro iba en procesión a la capilla bautismal, donde se cantaban el cuarto salmo, el "Victimae paschali", y el Magnificat: de ahí la procesión se desplazaba a la gran cruz de la entrada del santuario (coro), y de allí, después de que se cantara el quinto salmo y el Magnificat, al sepulcro vacío, donde acababa el servicio. Los Carmelitas y un cierto número de diócesis francesas, vg., París, Lyon, Besançon, Chartres, Laval, han conservado, con el permiso de la Santa Sede, estas Vísperas solemnes desde la reintroducción del Breviario Romano. Pero se celebran de manera diferente en cada diócesis, muy modernizadas en algunas iglesias. En Lyon, el Magnificat se canta tres veces. En Colonia y Tréveris las Vísperas solemnes de Pascua se abolieron en el Siglo XIX (Nord-Amerikanisches Pastoralblatt, Abril de 1908, p. 50). Mientras que el Rito Latino sólo admite conmemoraciones en Laudes, Misa, y Vísperas desde el Miércoles de la semana de Pascua y excluye cualquier conmemoración en los tres primeros días de la semana, las Iglesias Griega y Rusa trasladan los Oficios de los santos que tocan (cánones) de Maitines a Completas durante toda la octava, incluso el Domingo de Pascua. Después de la Anti-pascha (Domingo de Cuasimodo), los cánones y otros cánticos de Pascua continúan en todo el Oficio hasta el día de la Ascensión, y los cánones de los santos sólo ocupan el segundo lugar en Maitines. También los griegos y rusos tienen una procesión solemne, antes de Maitines, durante la cual cantan ante la puerta de la iglesia el salmo lxvii, repitiendo después de cada versículo la antífona de Pascua. Cuando sale la procesión, la iglesia está a oscuras; cuando vuelve, cientos de velas y lamparillas de colores se encienden para representar el esplendor de la Resurrección de Cristo. Después de Laudes todos los que están presentes se dan unos a otros el beso de Pascua, no excluyendo ni siquiera a los mendigos. Uno dice: “Cristo ha resucitado”; el otro contesta: “Verdaderamente ha resucitado”; y estas palabras son el saludo de los rusos durante el tiempo de Pascua. Una costumbre similar se adoptó, por influencia de la corte bizantina, en Roma durante una época. El saludo era: Surrexit Dominus vere; R. Et apparuit Simoni. (Maximilianus, Princ. Sax., Praelect. de liturg. Orient., I, 114; Martene, De antiq. Eccl. rit., c. xxv, 5.) La Iglesia Armenia durante todo el periodo de Pascua a Pentecostés celebra solo la Resurrección con exclusión de todas las fiestas de los santos. El Lunes de Pascua celebran el día de Todos los Santos, el sábado de la misma semana la Decapitación de San Juan Bautista, el tercer domingo después de Pascua la fundación de la primera iglesia cristiana en Sión y de la Iglesia en general, el quinto domingo la Invención de la Santa Cruz en Jerusalén, luego el jueves la Ascensión de Cristo, y el domingo posterior la fiesta de la gran Visión de San Gregorio. Desde Pascua a la Ascensión los armenios nunca ayunan ni se abstienen de carne (C. Tondini de Quaranghi, Calendrier de la Nation Arménienne). En el Rito Mozárabe de España, después del Padre Nuestro el día de Pascua y durante la semana el sacerdote entona la palabra "Regnum" y canta "Vicit Leo de Tribu Juda radix David Alleluja". El pueblo responde: "Qui sedes super Cherubim radix David. Alleluja". Esto se canta tres veces (Missale Mozarab.). En algunas ciudades de España antes de salir el sol salen dos procesiones de la iglesia principal; una con la imagen de María cubierta con un velo negro; otra con el Santísimo Sacramento. Las procesiones caminan en silencio hasta que se encuentran en un lugar predeterminado; entonces se quita el velo de la imagen de María y el clero y el pueblo cantan el “Regina Coeli" (Guéranger, Kirchenjarh, VII, 166). Para el santuario de Emaús en Tierra Santa, la Santa Sede ha aprobado una fiesta especial el Lunes de Pascua, "Solemnitas manifestationis D.N.I. Chr. Resurg., Titul. Eccles. dupl. I Cl.", con Misa y Oficio propios (Cal. Rom. Seraph. in Terrae S. Custodia, 1907).

Costumbres Peculiares del Tiempo Pascual

1. Risus Paschalis

Esta extraña costumbre se originó en Baviera en el Siglo XV. El sacerdote incluía en su sermón historias divertidas que podían producir la risa a sus oyentes (Östermarlein), vg., una descripción de cómo el demonio intenta mantener cerradas las puertas del infierno contra Cristo que desciende. Luego el predicador extraía la moraleja de la historia. Esta risa de Pascua, al dar origen a graves abusos de la palabra de Dios, fue prohibida por Clemente X (1670-1676) y en el Siglo XVIII por Maximiliano III y los obispos de Baviera (Wagner, De Risu Paschali, Königsberg, 1705; Linsemeier, Predigt in Deutschland, Munich, 1886).

2. Huevos de Pascua

Puesto que el uso de huevos estaba prohibido durante la Cuaresma, se sacaban a la mesa el día de pascua, coloreados de rojo para simbolizar la alegría de Pascua. Esta costumbre se encuentra no sólo en la Iglesia Latina sino también en las Orientales. El significado simbólico de una nueva creación de la humanidad por Jesús resucitado de entre los muertos fue probablemente una invención de épocas posteriores. La costumbre puede tener su origen en el paganismo, pues una gran cantidad de costumbres paganas, que celebraban el retorno de la primavera, se introdujeron en la Pascua. El huevo es el emblema de la vida que germina al comienzo de la primavera. Los huevos de Pascua, se les dice a los niños, vienen de Roma con las campanas que el Jueves van a Roma y vuelven el Sábado por la mañana. En algunos países los padrinos dan a sus ahijados huevos de Pascua. Los huevos coloreados se usan por los niños en Pascua en una especie de juego que consiste en probar la resistencia de las cáscaras (Kraus, Real-Encyclopedie, s.v. Ei). Los huevos tanto coloreados como sin colorear se usan en algunos lugares de Estados Unidos para este juego, conocido como “escoger el huevo”. Otra costumbre es el “rodar los huevos” por los niños el Lunes de Pascua en el césped de la Casa Blanca en Washington.

3. El Conejo de Pascua

El Conejo de Pascua pone los huevos, por cuya razón están escondidos en una madriguera o en el jardín. El conejo es un símbolo pagano y siempre ha sido un emblema de fertilidad (Simrock, Mythologie, 551).

4. Balonmano

En Francia jugar a balonmano fue una de las diversiones de Pascua, que se encuentra también en Alemania (Simrock, op. cit., 575). El balón puede representar al sol, que se cree da tres saltos al salir en la mañana de Pascua. Obispos, sacerdotes y monjes, tras la estricta disciplina de Cuaresma, solían jugar al balón durante la semana de Pascua (Beleth, Expl.Div. off., 120). Esto se llamaba libertas Decembrica, porque antiguamente en Diciembre, los señores solían jugar al balón con sus sirvientes, doncellas y pastores. El juego de pelota estaba relacionado con una danza, en la que tomaban parte incluso obispos y abades. En Auxerre, Besançon, etc. la danza se ejecutaba en la iglesia a los compases del “Victimae paschali”. En Inglaterra, también, el juego de pelota era un deporte favorito de Pascua en el que intervenía la corporación municipal con el debido alarde y dignidad. Y en Bury St.Edmunds, en años recientes, el juego se mantenía con gran ánimo por doce ancianas. Tras el juego se celebraba un banquete, durante el cual se leía una homilía sobre la fiesta. Todas estas costumbres desaparecieron por razones obvias (Kirchenlex., IV, 1414).

5. Hombres y mujeres

El Lunes de Pascua las mujeres tenían derecho a golpear a sus maridos; el Martes los hombres golpeaban a sus esposas, como en Diciembre los sirvientes reprendían a sus amos. Hombres y mujeres hacían esto "ut ostendant esse mutuo debere corrigere, ne illo tempore alter ab altero thori debitum exigat" (Beleth, I, c. cxx; Durandus, I, c. vi, 86). En los lugares del Norte de Inglaterra los hombres desfilan por las calles el Domingo de Pascua y reclaman el privilegio de alzar del suelo tres veces a todas las mujeres, recibiendo en pago un beso o una moneda de plata de seis peniques. Lo mismo se hace por las mujeres con los hombres al día siguiente. En Neumark (Alemania) el día de Pascua los sirvientes azotan a las doncellas con látigos; el lunes las doncellas azotan a los hombres. Obtienen su liberación con huevos de Pascua. Estas costumbres son probablemente de origen precristiano (Reinsberg-Düringsfeld, Das festliche Jahr, 118).

6. El Fuego de Pascua

El Fuego de Pascua se enciende en la cumbre de montañas (montañas de Pascua, Osterberg) y debe encenderse con fuego nuevo, obtenido de la madera por fricción (nodfyr); esta es una costumbre de origen pagano de moda por toda Europa, que significa la victoria de la primavera sobre el invierno. Los obispos publicaron severos edictos contra los sacrílegos fuegos de Pascua (Conc. Germanicum, a. 742, c.v.; Concilio de Lestines, a. 743, n. 15), pero no tuvieron éxito en abolirlos en todas partes. La Iglesia adoptó la costumbre en las ceremonias de Pascua, refiriéndola a la columna de fuego en el desierto y a la Resurrección de Cristo; el fuego nuevo del Sábado Santo se saca del pedernal, simbolizando la Resurrección de la Luz del Mundo de la tumba cerrada por una piedra (Missale Rom.). En algunos lugares se arrojaba una figura en el fuego de Pascua, simbolizando el invierno, pero para los cristianos del Rhin, Tirol y Bohemia, a Judas el traidor (Reinsberg-Düringfeld, Das festliche Jahr, 112 y s.).

7. Procesiones y despertares

En Le Puy (Francia), desde tiempo inmemorial hasta el Siglo X, era costumbre, cuando en el primer salmo de Maitines un canónigo estaba ausente del coro, que algunos de los canónigos y vicarios, llevando con ellos la cruz procesional y el agua bendita, fueran a casa del ausente, cantando el "Haec Dies", rociarle con agua, si estaba aún en la cama, y conducirle a la iglesia. En castigo tenía que invitar a un desayuno a sus acompañantes. Una costumbre similar se encuentra en el Siglo XV en Nantes y Angers, donde fueron prohibidas por los sínodos diocesanos de 1431 y 1448. En algunas partes de Alemania padres e hijos intentaban sorprenderse unos a otros en la cama en la mañana de Pascua para darse saludables azotes (Freyde, Ostern in deutscher Sage, Sitte und Dichtung, 1893).

8. Bendición del alimento

Tanto en la Iglesias Orientales como en la Latina, es costumbre que las vituallas que estaban prohibidas durante la Cuaresma se bendigan por los sacerdotes antes de comerlas el día de Pascua, especialmente la carne, los huevos, la mantequilla, y el queso (Ritualbucher, Paderborn, 1904; Maximilianus, Liturg. or., 117). Los que comían antes de que el alimento se bendijera, según la creencia popular, eran castigados por Dios, a veces instantáneamente (Migne, Liturgie, s.v. Pâques).

9. Bendiciones de la casa

La víspera de Pascua se bendicen las casas (Rit. Rom., tit. 8, c. iv) en memoria del paso del ángel en Egipto y del señalar las jambas de las puertas con la sangre del cordero pascual. El párroco visita las casas de su parroquia; los apartamentos papales también se bendicen en este día. Sin embargo, la habitación en que el Papa se encuentra con el cardenal visitante se bendice por el mismo Pontífice (Moroni, Dizionario, s.v. Pasqua).

10. Deportes y celebraciones

Los griegos y rusos tras su larga, severa Cuaresma hicieron de la Pascua un día de deportes populares. En Constantinopla el cementerio de Pera es el ruidoso lugar de cita de los griegos; hay música, danzas, y todos los placeres de una concurrencia popular oriental; la misma costumbre prevalece en las ciudades de Rusia. En Rusia cualquiera puede entrar en los campanarios en Pascua y tocar las campanas, un privilegio del que muchas personas se prevalen.


Bibiografía: DUCHESNE, Orig. du Culte Chret. (París, 1889); KELLNER, Heortologie (Friburgo de Br., 1906); PROBST, Die altesten römischen Sacramentarien und Ordines (Münster, 1892); GUERANGER, Das Kirchenjahr, Ger. tr. (Maguncia, 1878), V, 7; KRAUS, Real-Encyk.; BERNARD, Cours de Liturgie Romaine; HAMPSON, Calendarium Medii AEvi (Londres, 1857); Kirchenlex., IX, cols. 1121-41; NILLES, Calendarium utriusque Ecclesiae (Innsbruck, 1897); MIGNE, La Liturgie Catholique (París, 1863); BINTERIM, Denkwurdigkeiten (Maguncia, 1837); GROTEFEND, Zeitrechnung (Hannover, 1891-1898); LERSCH, Einleitung in die Chronologie (Friburgo, 1899); BACH, Die Osterberechnung (Friburgo, 1907); SCHWARTZ, Christliche und judische Ostertafeln (Berlín, 1905); Suntne Latini Quartodecimani? (Praga, 1906); DUCHESNE, La question de la Paque du Concile de Nicee in Revue des quest. histor. (1880), 5 sq.; KRUSCH, Studien zur christlish- mittelalterlichen Chronologie (Leipzig, 1880); ROCK, The Church of Our Fathers (Londres, 1905), IV; ALBERS, Festtage des Herrn und seiner Heiligen (Paderborn, 1890).

Fuente: Holweck, Frederick. "Easter." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. 23 Feb. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/05224d.htm>.

Traducido por Francisco Vázquez