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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Santa Inés de Roma

De Enciclopedia Católica

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Santa Inés por Il Guercino
De todas las vírgenes mártires de Roma, ninguna como Santa Agnes, tuvo tan altos honores por parte de la primitiva iglesia, desde el principio del Siglo IV. Su festividad fue asignada al 21 de enero, aún en el viejo calendario romano de las festividades de los mártires (Depositio Martyrum), el cual fue reincorporado en la colección de Furius Dionysius Philocalus. Esta colección data de 354 y fue frecuentemente reimpresa, por ejemplo en Ruinart (Acta Sincera Martyrum (ed. Ratisbon, 1859), 63 y siguientes). En este último escrito se señala el nombre de la vía cerca de la cual está su tumba (Via Nomentana). Los primeros sacramentalistas dieron la fecha de su festividad, misma que aún se conserva en las memorias sagradas de la iglesia latina.

Desde fines del Siglo IV, tanto los Padres de la Iglesia como los poetas cristianos han cantado alabanzas exaltando el heroísmo y la virtud de la santa en la tortura. Se tiene claro, sin embargo, producto de una diversidad de fuentes que se extienden hasta el final de Siglo IV, que no se contaba con una narrativa precisa de su martirio. En un punto, no obstante, existe común acuerdo: la juventud de la santa, a quien San Ambrosio asigna como 12 años (De (De Virginibus, I, 2; P.L., XVI, 200-202: Haec duodecim annorum martyrium fecisse traditur), Santa Agustina, la fija en 13 años (Agnes puella tredecim annorum; Sermo cclxxiii, 6, P.L., XXXVIII, 1251). Esto último armoniza con las palabras de Prudencio: Aiunt jugali vix habilem toro (Peristephanon, Hymn xiv, 10 in Ruinart, Act. Sinc., ed cit. 486). Damasus la muestra como en urgencia del martirio desde el regazo de su madre o nana (Nutricis gremium subito liquisse puella; in St. Agneten, 3, ed. Ihm, Damasi epigrammata, Leipzig, 1895, 43, n. 40). No tenemos hoy día razones para dudar de esta tradición. La misma explica bien el renombre alcanzado por la joven mártir.

FUENTES

Ya hemos citado el testimonio de tres testigos del martirio de Santa Agnes: (i) San Ambrosio, De Virginibus, I, 2; (ii) la inscripción del Papa Damasus en su tumba de mármol, texto cuyo original puede aún ser visto al pié de las escaleras que conducen al sepulcro en la iglesia de Santa Agnes (Sant´ Agnese fuori le muri); y (iii) Prudencio, Peristephanon, Himno 14.

La narrativa retórica de San Ambrosio, además de la edad de la mártir no agrega más datos, excepto su ejecución por medio de espada. El panegírico métrico del Papa Damasus, nos indica que inmediatamente luego de la promulgación del edicto imperial contra los cristianos, Agnes voluntariamente se declaró una cristiana, y sufrió inmutable, el martirio del fuego. Es de reconocerse los momentos terribles que ella tuvo que enfrentar, preocupada tan solo por los velos que podrían cubrirla, los que estaban siendo dados por su cabello al viento, lo que exponía su cuerpo a la vista de la multitud (Nudaque profusum crinem per membra dedisse, Ne domini templum facies peritura videret).

Prudencio, en su descripción del martirio, se adhiere al relato de San Ambrosio, pero agrega un episodio: el juez amenazó con dar su virginidad a una casa de prostitución, aún ejecutando esto como una amenaza final. No obstante, cuando un joven la vio con ojos de lascivia, él cayó al suelo ciego, y quedó allí como muerto.

Posiblemente a esto es a lo que Damasus y Ambrosio se refieren cuando dicen que la pureza de Santa Agnes estuvo en peligro. El último de los mencionados en particular indica (loc. cit.): Habetis igitur in una hostiâ duplex martyrium, pudoris et religionis: et virgo permansit et martyrium obtinuit (Se tuvo por tanto en la misma víctima un doble martirio, uno de modestia y el otro de religión. Ella se mantuvo virgen y obtuvo la corona del martirio). Por tanto, Prudencio pudo haber derivado el contenido de este episodio de alguna leyenda popular confiable.

Otra fuente de información en los hechos de los martirios, es el glorioso himno: Agnes beatae virginis, el cual, probablemente no habiéndose originado de la pluma de San Ambrosio (debido a que los recuentos del poeta se aproximan más a los de Damasus), aún contiene algunas traiciones al texto del poeta, y fue compuesto no mucho después de su último trabajo (véase el texto de Dreves, Aur. Ambrosius der Vater des Kirchengesanges, 135 Friburg, 1893).

Hechos Sobre el Martirio de Santa Agnes Los hechos sobre el martirio de Santa Agnes corresponden a un período más bien tardío y se encuentran en tres relatos, dos en griego y uno en latín. El más antiguo de ellos es el más breve de los dos textos en griego, el que además sirvió de base al texto de latín, aunque este último fue aumentado. El texto griego más extenso es la traducción de ese texto en latín, el extendido (Pio Franchi de Cavalieri, St. Agnese nella tradizione e nella legenda, in Römische Quartalschrift, Supplement X, Rome, 1899; cf. Acta SS., Jan. II, 350 y siguientes).

El texto en latín y consecuentemente el más breve texto en griego datan de la primera parte del Siglo V, cuando San Máximo, Obispo de Turín (450-470) evidentemente utilizó el latín de las Actas en un sermón (P.L., LVII, 643 y siguientes). En estos hechos se tiene el episodio del burdel más elaborado, y el dato de que la virgen es decapitada luego de haber permanecido sin que las llamas la tocaran.

Después de su Martirio No sabemos con certeza, la forma en que la virgen ganó la corona del martirio. Anteriormente se tuvo por costumbre asignar su muerte a la persecución de Diocletiano (c.304) pero los argumentos se han desarrollado. Se tiene ahora con base en la inscripción de Damasus, que los eventos ocurrirían durante una de las persecuciones del Siglo III, subsecuente de la persecución de Decius.

El cuerpo de la virgen mártir fue colocada en un sepulcro separado en la Vía Nomentana, y alrededor de su tumba se tuvo una catacumba de mayores dimensiones, la que lleva su nombre. La losa original que cubría sus restos, con la inscripción de Agne Sanctissima, es probablemente la misma que se preserva hoy día en el museo de Nápoles. Durante el reinado de Constantino, por medio de los esfuerzos de su hija Constantina, se erigió una basílica sobre la tumba de Santa Agnes, la cual fue después completamente remodelada por el Papa Honorio (625-638) permaneciendo desde entonces inalterada. En el ábside, en la parte superior, un mosaico muestra a la mártir en medio de las llamas, con una espada a sus pies.

Un bello diseño de la santa se encuentra en el mármol del ábside que data del Siglo IV y que fue originalmente parte del altar de su iglesia. Desde la Edad Media, Santa Agnes ha sido representada con un cordero, el símbolo de su virginal inocencia. En su festividad, dos corderos son solemnemente bendecidos, y de su lana son hechos palios que el Papa envía a Arzobispos.

Traducido por Giovanni E. Reyes