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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Animales en la Biblia

De Enciclopedia Católica

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Introducción

La Biblia no pretende ser ciencia; por consiguiente no debemos esperar encontrar en sus páginas cualquier tipo de clasificación elaborada, zoológica o de otra clase. Los Libros Sagrados, en cambio, fueron compuestos por y para un pueblo casi exclusivamente dedicado a la agricultura y a la vida pastoral, por tanto, en comunicación constante con la naturaleza. Para esta gente eran bastante naturales las referencias al mundo animal y a las costumbres de los animales, etc., y mientras más animales abundasen en el país, más frecuentes y variadas se podía esperar que fuesen estas alusiones. De hecho, en la Escritura aparecen los nombres de un gran número de animales---más de ciento veinte especies. Un examen más detenido de la manera en que se introducen las referencias a los animales, la frecuencia de las alusiones a determinadas especies, y la fecha de los documentos en que se encuentran, pueden dar una idea clara de las condiciones del país en las diferentes etapas de su historia. La especie, por ejemplo, llamada en hebreo re'em, muy probablemente el uro o toro salvaje, totalmente desaparecido en la época de la cautividad de Babilonia, el burro salvaje, el león, y otros pocos se extinguieron en Palestina hace mucho tiempo; otras especies son ahora tan escasas que apenas podrían ofrecer un tema conocido para ilustración.

La variedad de animales mencionados en la Biblia es notable; el avestruz, por ejemplo, un habitante de las regiones tórridas, y el camello, de los barrios sin agua alrededor de Palestina, se mencionan junto con el corzo y el ciervo de las cumbres leñosas del Líbano. Esta variedad, probablemente mayor en Palestina que en cualquier otro país en la misma latitud, podría atribuirse a los grandes extremos de elevación y temperatura en este pequeño país. Por otra parte, no es de extrañar que la fauna de Palestina no sea ahora tan rica como solía serlo en los tiempos bíblicos, pues la tierra, ahora al descubierto, era entonces muy arbolada, sobre todo en las colinas al este del Jordán; de ahí los cambios.

Aunque en la Biblia no se debe buscar una clasificación regular, es fácil ver, sin embargo, que en ella la creación animal está prácticamente dividida en cuatro clases, según los cuatro modos diferentes de locomoción; entre los animales, algunos caminan, otros vuelan, muchos son esencialmente nadadores, otros se arrastran sobre el terreno. Esta clasificación, más empírica que lógico, de ningún modo satisfaría a un científico moderno; sin embargo, debe conocerse si se quiere comprender bastante el lenguaje de las Escrituras sobre los asuntos relacionadas a ello. La primera clase, el behemôth, o bestias, en el lenguaje bíblico incluye todos los cuadrúpedos que viven en la tierra, con la excepción de los anfibios y animales pequeños tales como los topos, ratones, etc. Las bestias se dividen en ganado, o domesticados (behemôth en el sentido estricto), y las bestias del campo, es decir, los animales salvajes. Las aves, que constituyen la segunda clase, no sólo incluyen a los pájaros sino también "todas las cosas que vuelan", incluso "si van sobre cuatro patas", como los distintos tipos de langostas. De los muchos "seres vivos que nadan en el agua" no se menciona ninguna especie en particular; las "grandes ballenas" son puestas aparte de esa clase, mientras que el resto se dividen de acuerdo a si tienen o no aletas y escamas (Lev. 11,9-10). Los reptiles, o "cosas que se arrastran", forman la cuarta clase. Las referencias a esta clase son relativamente pocas, sin embargo, hay que señalar que los "reptiles" incluyen no sólo los reptiles propiamente dichos, sino también todos los animales de patas cortas o insectos que parecen arrastrarse en vez de caminar, como los topos, lagartos , etc.

Desde el punto de vista religioso, todos estos animales se dividen en dos clases, puros e impuros, de acuerdo a sí pueden o no pueden comerse. En este artículo daremos, en orden alfabético, la lista de los animales cuyos nombres aparecen en la Biblia; siempre que sea necesario para la identificación, se indicará el nombre hebreo, así como el término específico utilizado por los naturalistas. Esta lista incluirá incluso nombres como grifo, lamia, sirena o unicornio, que, aunque por lo general se aplican a seres fabulosos, sin embargo, a causa de algunos malentendidos o prejuicios educativos de los traductores griegos y latinos, se han introducido en las versiones, y se han aplicado a animales reales. En la siguiente lista se usarán las siguientes abreviaturas:

A

ABEJA: Según las Escrituras, Palestina es una tierra que fluye miel ( Éx. 3,8). Su clima seco, su gran abundancia y variedad de flores aromáticas y sus rocas de piedra caliza la hacen especialmente idónea para las abejas. No es de extrañar entonces que abunden allí las abejas de miel, tanto silvestres como en colmenas. Todas las especies conocidas por los nombres de bombus, nomia, andrena, osmia, megachile, anthophora, están ampliamente diseminadas por el país. La abeja de colmena de Palestina, fasciata apis, pertenece a una variedad ligeramente diferente de la nuestra, caracterizada por rayas amarillas en el abdomen. Se dice que las abejas silvestres viven no sólo en las rocas Sal. 81(80),17), sino también en huecos de árboles (1 Sam. 14,25), incluso en carroña seca ( Jc. 14,8). Las colmenas de Siria y Egipto están hechas de una pasta de arcilla y paja para la frescura. En los tiempos del Antiguo Testamento, la miel era un artículo de exportación ( Gén. 43,11; Ez. 27,17). Las abejas se mencionan en la Sagrada Escritura como término de comparación para un numeroso ejército que acosa implacablemente a sus enemigos. Debôrah, el nombre hebreo de las abejas, era un nombre favorito para las mujeres.

ABUBILLA: ( Lev. 11,19; Deut. 14,18). La analogía del hebreo con el siríaco y copto para el nombre de esta ave hace dudosa la identificación, aunque algunos, siguiendo el ejemplo de la V.A., ven en el hebreo dûkhîpháth, el avefría. Los egipcios adoraban la abubilla y la hicieron el emblema de Horus.

ÁGUILA: Así es traducido generalmente el hebreo néshér, pero hay una duda acerca de si se quiso denotar el águila o una especie de buitre. Parece incluso probable que los hebreos no distinguían muy cuidadosamente estas diferentes aves de presa grandes, y que se habla de todas como si fuesen de una sola clase. De todos modos, se sabe que en Palestina viven cuatro especies de águila: aquila chrysœtos, aquila nœvia, aquila heliaca y circœtos gallicus. En la Escritura hay muchas alusiones al águila: a menudo se menciona su costumbre de habitar en los más vertiginosas acantilados para anidar, su visión aguda, su costumbre de congregarse para alimentarse de los muertos, su rapidez, su longevidad, su notable cuidado en la formación de sus crías (véase, en particular, Job 39,27-30). Cuando las relaciones de Israel con sus vecinos se hicieron más frecuentes, el águila se convirtió, bajo la pluma de los profetas y poetas judíos, en emblema, primero de los asirios, luego de los babilonios y por último de los reyes persas.

ÁGUILA BARBUDA: (gypœtus barbatus) muy probablemente designada con el hebreo pérés, traducido por buitre en la Biblia de Douay.

AGUILA PESCADORA: (Lev. 11,13) (Hebreo, óznîyyah) El águila pescadora, cuyo nombre probablemente denota a todas las águilas más pequeñas.

ALCOTÁN, SACRE: (falco subbuteo). Vea Halcón.

ALFANEQUE: BUZZARD (Hebr., rã'ah). Probablemente el milano de la B.D. y el halcón de la V.A. (Deut. 14,13), posiblemente, a través de un error de escriba, puede ser identificado con el milano negro, da'ah, de Lev. 11,14. El alfaneque, tres especies del cual existen en Palestina, ha sido siempre común allí.

ALIMOCHE: Así la V.A. traduce el hebreo rãhãm (Lev. 11,18) o rãhãmah (Deut. 14,17). Generalmente se cree que el alimoche denota al buitre hebreo (neophron percnopterus), o gallina del faraón. Sin embargo, no es fácil decidir si se debe reconocer a esta ave en el hebreo rãhãm; pues mientras que, por un lado, la semejanza del nombre arábigo para el buitre egipcio con el hebreo rãhãm parece bastante para apoyar la identificación, la mención del rãhãm en una lista de aves zancudas, por el contrario, arroja una duda seria sobre su corrección.

ANTÍLOPE: La palabra, aplicada por primera vez como cualificación para la gacela, debido al brillo y expresión dulce de sus ojos, se ha convertido en el nombre de un género de cuadrúpedos rumiantes intermedios entre el ciervo y la cabra. En la Biblia se mencionan cuatro especies, a saber:

  • (1), el dîshon (B.D., pigargo; Deut. 14,5), comúnmente identificado con el antilope addax;
  • (2) el çebhî (Deut. 12,15, etc.; B.D.) o gacela, antilope dorcas;
  • (3) el the'ô (Deut. 14,5; B.D. cabra montés; Isaías 51,20, B.D. toro salvaje), que parece ser el búbalo (antilope bubalis), y
  • (4) el yáhmûr (Deut. 14,5), cuyo nombre es dado por los árabes a los corzos del norte de Siria y el orix (antílope blanco, antilope oryx) del desierto.

ANTÍLOPE ADDAX: Una especie de antílope (antilope addax) con cuernos retorcidos; que muy probablemente corresponde al dîshõn de los hebreos y al pigargo de las diversas traducciones (Deut. 14,5).

AÑUBLO: Ciertamente en Deut. 28,42 (B.J., insectos) designa un insecto voraz; el hebreo çelãçál, "chirrido", sugiere que se denota el grillo y, posiblemente, podría ser sustituido por añublo. En el Sal. 78(77),46 (B.J., langosta) representa a hãsîl, “el destructor", tal vez la langosta en su estado de oruga, en el que es sumamente perjudicial.

ARAÑA: Un insecto del que hay millones en Palestina, donde se han identificado varios cientos de especies. Su telaraña ofrece una ilustración muy popular para las empresas frágiles y efímeras (Job 8,14; Is. 59,5); sin embargo, en tres pasajes los traductores parecen haber escrito erróneamente araña por polilla [Sal. 39(39),12], suspiro [Sal. 90(89),9 y piezas (Oseas 8,6).

ASNA, POLLINO DE: Este es más especialmente el símbolo de la paz y la obediencia sumisa ( Juan 12,15).

ASNO: El asno siempre ha gozado de un marcado favor sobre todas las otras bestias de carga en Palestina. Esto se evidencia por dos observaciones muy sencillas. Mientras, por un lado, la mención de este animal ocurre más de ciento treinta veces en la Sagrada Escritura, por el otro lado, para designar el asno el vocabulario hebreo posee, de acuerdo a su color, sexo, edad, etc, un surtido de palabras en fuerte contraste con la penuria ordinaria del lenguaje sagrado. De estos diversos nombres el más común es hamôr, "rojizo", pues en general el pelo del asno oriental es de ese color. Los asnos blancos, más raros, eran también más apreciados y se reservaban para el uso de los nobles ( Jc. 5,10). Parece que la costumbre se introdujo muy temprano, y todavía prevalece, de pintar los burros mejor formados y valiosos en rayas de distintos colores. En el Oriente el asno es mucho más grande y más fino que en otros países, y en varios lugares las genealogías de las mejores razas son cuidadosamente preservadas. Los asnos han sido siempre un elemento importante en los recursos de los pueblos de Oriente, y en la Biblia se nos habla repetidamente sobre los rebaños de estos animales que poseían los patriarcas ( Gén. 12,16; 30,43, 36,24, etc .), y los israelitas ricos (1 Sam. 9,3; 1 Crón. 27,30, etc.); de ahí las varias regulaciones producidas por el legislador de Israel sobre este tema. “no codiciarás… ni su asno…”( Éx. 20,17); además, si encuentras el asno extraviado de tu vecino, no te desentenderás, y debes ayudar a su dueño a cuidar esta parte de su rebaño ( Deut. 22,3-4).

En Oriente el asno sirve para muchos propósitos. Su andar parejo y seguro, tan bien adaptado a los caminos ásperos de la Tierra Santa, lo hicieron en todo momento el más popular de todos los animales de montar en las regiones montañosas (Gén. 22,3, Lucas 19,30). Tampoco fue montado sólo por la gente común, sino también por personas del más alto rango (Jc. 5,10; 10,4; 2 Sam. 17,23; 19,26, etc.). No es de extrañar, pues, que Nuestro Señor a punto de entrar triunfalmente a Jerusalén, mandó a sus discípulos que le trajeran una asna y su pollino; no fue ninguna lección de humildad, como pretenden algunos, sino la afirmación del carácter pacífico de su reino.

Aunque la Escritura habla de "ensillar" el asno, por lo general, el jinete no usaba silla; un paño extendido sobre el lomo del asno y sujetado con una correa era todo el equipo. El jinete se sentaba sobre esta tela, y generalmente un criado caminaba a un lado. En caso de un viaje familiar, las mujeres y los niños montaban el asno, ayudados por el padre (Éx. 4,20). Este modo de viajar ha sido popularizado por pintores cristianos, que copiaban las costumbres orientales en sus representaciones de la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Decenas de pasajes de la Biblia aluden a asnos que llevan cargas; los Evangelios, al menos en el texto griego, hablan de muelas giradas por asnos ( Mateo 18,6; Marcos 9,41; Lc. 17,2); Josefo y los monumentos egipcios nos enseñan que este animal se utilizó para trillar el trigo. Por último, leemos en repetidas ocasiones en el Antiguo Testamento de asnos atados a un arado (Deut. 22,10; Is. 30,24, etc.) y, en referencia a esta costumbre, la Ley prohibía arar con un buey y un asno juntos (Deut. 22,10).

Por Isaías 21,7, confirmado por las declaraciones de los escritores griegos, nos enteramos de que parte de la fuerza de caballería en el ejército persa cabalgó en burros; tal vez deberíamos entender de 2 Reyes 7,7 que los ejércitos sirios siguieron la misma práctica, pero tal costumbre parece no haber prevalecido alguna vez entre los hebreos. Para ellos el asno era esencialmente para usos pacíficos, el emblema de la paz, como el caballo era el símbolo de la guerra. La carne del asno era impura y prohibida por la Ley. Sin embargo, en algunas circunstancias particulares ninguna ley podía prevalecer sobre la necesidad, y leemos que durante el reinado de Joram, cuando Benadád sitió a Samaria, el hambre era tan extrema en esa ciudad, que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata (2 Rey. 6,25).

ÁSPIDE: (áspide): Esta palabra, que aparece diez veces en la B.D., representa cuatro nombres hebreos:

  • (1) Péthén: (Deut. 32,33; Job 20,14.16; Sal. 58(57),5; Is. 11,8). Por varias alusiones, tanto a su veneno mortal (Deut. 32,33), y su utilización por los encantadores de serpientes (Sal. 58(57),5-6) parece que denota más probablemente la cobra (Naja aspis). Segura para pararse sobre su cuerpo, e incluso quedarse en el hoyo donde se enrosca, es manifiestamente un signo de la particular protección de Dios. (Sal. 91(90),13; Is. 11,8). Sofar, uno de los amigos de Job, dice de los malvados que chupan el veneno de Péthén, en castigo de lo cual los alimentos que ingieren se convertirán dentro de ellos en hiel de este venenoso reptil. (Job 20,14.16).
  • (2) ’Akhshûbh, mencionada sólo una vez en la Biblia Hebrea, a saber, Sal. 140(139),4, pero manifiestamente mencionada en Sal. 13,3 y Rom. 3,13, parece haber sido una de las especies de víbora más altamente venenosas, quizás la toxicoa, también llamada echis arenicola o scytale de las Pirámides, muy común en Siria y el norte de África.
  • (3) Sháhál también se halla sólo una vez denotando una serpiente, Sal. 91(90),13; pero no podemos determinar qué tipo de serpiente es. Debido a algún error de un copista, la palabra Sháhál pudo haberse colado en el lugar de otro nombre ahora imposible de restaurar.
  • (4) çphônî (Is. 59,5) "la sibilante”, generalmente traducido como basilisco en la B.D. y en las traducciones antiguas, en estas últimas a veces se llamaba régulo. Esta serpiente era considerada tan mortal que, según el dicho popular, su silbido solo, incluso su aspecto, era fatal. Probablemente era una víbora pequeña, tal vez una cerastes, posiblemente la daboia zanthina, según Cheyne.

ATTACUS: ( Lev. 11,22) .- En lugar de esta palabra latina, la V.A. lee langosta calva. De acuerdo con la tradición consagrada en el Talmud, probablemente denota el truxalis común, una langosta con una cabeza lisa muy larga. (B.J.: solam).

AUTILLO: El equivalente en Sal. 102(101),7 de la palabra hebrea traducida en Lev. 11,17 por búho, parece denotar el tordo azul (petrocynela cyanea), un ave solitaria muy conocida en el país, que es aficionada a sentarse sola en un techo o una roca.

AVE CANTORA: Este pájaro cantor de Sof. 2,14, de acuerdo a la B.D., debe su origen a una mala traducción del original, que probablemente debería leerse: "Y su voz cantará en la ventana" (B.J., “El búho cantará en la ventana”), a menos que por un error de algún escriba, la palabra qôl, voz, haya sido substituida por el nombre de algún ave en particular.

AVE TEÑIDA: Así la versión inglesa interpreta erróneamente la palabra hebrea ’áyit ( Jer. 12,9), la cual significa bestia de presa, a veces también ave de rapiña (B.J., rapaces).

AVES: Esta palabra que, en su sentido más general, se aplica a cualquier cosa que vuele ( Gén. 1,20-21), y que aparece con frecuencia en la Biblia con este significado, a veces también se utiliza en un sentido más estricto, como, por ejemplo, 1 Rey. 4,23, donde representa a todas las aves gordas que pueden contarse entre las exquisiteces de la mesa de un rey; así también en Gén. 15,11 e Is. 18,6, donde significa las aves de presa en general. En este último significado se alude a su costumbre de posarse en los árboles desnudos o muertos, o de ir juntos en bandada en gran número.

AVESTRUZ: (B.J.: Lev. 11,16; Deut. 14,15; Job 30,29; 39,13; Is. 13,21; 34,13; 43,20; Lam. 4,3; Miq. 1,8) Ocasionalmente se encuentra al avestruz en los desiertos del sudeste de Palestina, y si hemos de juzgar por las muchas menciones que se hacen de él, era muy conocido entre los hebreos. Se alude varias veces a la belleza de su plumaje, a su ligereza, a su famosa estupidez, y a su costumbre de dejar sus huevos en la arena para que se incuben por el calor del sol.

AVETORO: Bothaurus vulgaris, ave zancuda tímida, solitaria, relacionada con la garza y que habita en las profundidades de los pantanos, donde su grito alarmante y tronador en la noche da una impresión de desolación aterradora. En la B.D. avetoro traduce la palabra hebrea qã'ãth ( Lev. 11,18; Is. 34,11; Sof. 2,14), aunque por alguna inconsistencia la misma palabra hebrea es traducida en Deut. 14,17 como cormorán, y en el Sal. 102(101),7 como pelícano. El pelícano reúne todos los requisitos de todos los pasajes donde se menciona qã'ãth, y tal vez sería una traducción mejor que avetoro (B.J.: pelícano).

AVISPÓN: HORNET (Heb. çíre'ah; vespa crabro). Una de las avispas más grandes y beligerantes; cuando se les molesta atacan al ganado y a los caballos; su picadura es muy severa, capaz no sólo de llevar a los hombres y al ganado a la locura, sino incluso de matarlos ( Éx. 23,28; Deut. 7,20; Josué 24,12).

B

BABUINO: Una especie de mono con cara de perro y pelo largo, que habita entre las ruinas (gen. Cynocephalus), el cual fue objeto de culto para los egipcios. Algunos consideran que es el "peludo” del que habla Isaías 13,21 y 34,14 (B.J., sátiro), pero es muy dudoso que alguna vez existiese al oeste del río Éufrates.

BALLENA: (B.J., Gén. 1,21) Una mejor traducción para Tânnîm sería generalmente (como en B.J.) “monstruo marino”; ciertamente los hebreos conocían las marsopas y las vacas marinas. Vea Monstruo marino.

BASILISCO: (1) Aparece en la Biblia de Douay como un equivalente de varios nombres hebreos de las serpientes:

  • (a) Péthén ( Sal. 91(90),13), la cobra; si los traductores latinos e ingleses hubiesen sido más consistentes, habrían traducido esta palabra hebrea aquí, como en los otros lugares, por áspide;
  • (b) Céphá'’ y Cíphe 'ônî ( Prov. 23,32; Is. 11,8; 14,29; Jer. 8,17;
  • (c) ’éphe'éh (Is. 59,5), una especie de víbora imposible de determinar, o tal vez la echis arenicola;
  • (d) sãrãph volador (Is. 14,29; 30,6), una serpiente alada (?), posiblemente también un reptil como el draco fimbriatus, que, tiene unas costillas largas cubiertas con una piel en forma de flecos y que es capaz de deslizarse por el aire a distancias cortas.

(2) Una serpiente fabulosa alegadamente producida a partir de un huevo de gallo empollados por una serpiente; se alegaba que su silbido ahuyentaba todas las otras serpientes, y que su aliento, incluso su aspecto, era fatal. La palabra se utiliza en la V.A. como el equivalente regulares para el hebreo çíphe'ônî.

BECERRO: una de las representaciones de la deidad más populares entre los cananeos. El becerro es, en la poesía bíblica, una figura de los enemigos irritantes y despiadados (Sal. 22(21),13). El becerro gordo era una característica necesaria, por así decirlo, de una cena festiva.

BEHEMOTH: (1) Se traduce generalmente como "grandes bestias"; en su significación más amplia incluye todos los mamíferos que viven en la tierra, pero en un sentido más estricto se aplica a los cuadrúpedos domésticos en general. Sin embargo en Job 40,15, donde se deja sin traducir y es considerado como un nombre propio, indica un animal en particular. La descripción de este animal ha desconcertado a los comentaristas por mucho tiempo. Muchos de ellos ahora admiten que representa al hipopótamo, tan bien conocido por los antiguos egipcios; posiblemente también podría corresponder al rinoceronte. (2) (Nota a Job 40,15 en la B.J.: Behemot es la forma plural de una palabra que significa “bestia”, “ganado”. Esta forma puede designar a la bestia o al bruto por excelencia, y por lo mismo a cualquier monstruo. De hecho, a Behemot se le ha identificado a menudo con el elefante, o con un búfalo mítico mencionado por los textos de Ugarit. Aquí representa al hipopótamo, símbolo de la fuerza bruta, que Dios domeña, pero que el hombre no puede domar.)

BESTIA SALVAJE: La expresión aparece dos veces en la B.D., pero con más frecuencia en la V.A. y en la V.R., en las que en varios lugares sustituye a la difícil "bestias del campo", el nombre hebreo para la fauna silvestre en general. La primera vez que leemos de "bestias salvajes" en la B.D., representa justamente la palabra hebrea zîz Sal 80(79),14 (B.J., “ganado de los campos”), aunque la "bestia salvaje singular" es una traducción torpe. La misma palabra hebrea en el Sal. 50(49),11, al menos en aras de la consistencia, debería haber sido traducida en la misma forma; "la belleza del campo" debe ser corregida con "bestia salvaje" (B.J., “bestias de los campos”). En Is. 13,21, "bestias salvajes" es un equivalente para la hebrea Ciyyîm, es decir, habitantes del desierto (B.J., bestias del desierto). Esta palabra ha sido traducida de diversas formas en diferentes lugares: los demonios (Is. 34,14; B.J., gatos salvajes), dragones ( Sal. 74(73),14; B.J., fieras; Jer. 1,39; B.J., hienas); posiblemente se refiere a la hiena.

BISONTE: Según varios autores, el re'em de la Biblia. Pertenece al mismo género que el uro y es imposible que haya sido conocido por los hebreos, pues es autóctono de América (de ahí su nombre, bos americanus), y específicamente diferente del uro.

BRUGO: A pesar de que aparece sólo una vez ( Lev. 11,22) como un equivalente para el hebreo, drbeh (probablemente el locusta migratoria), la palabra bruchus es la interpretación regular para yeleq, "lamedor". El bruchus bíblico puede ser razonablemente identificado con el escarabajo, o un insecto parecido a él. De todas formas el yeleq de Jer. 51,14.27 debió haber sido traducido del mismo modo que en todas partes. (B.J.: langosta).

BÚBALO: Antilope bubalis o alcephalus bubalus, que no debe confundirse con el búfalo, bos bubalus, es probablemente representado por el hebreo, the'ô, interpretado por los traductores de la B.D. como cabra montés, en Deut. 14,5, y como buey salvaje en Is. 51,20. Todavía existe en Palestina, pero antes era mucho más común que ahora.

BUEY: El buey, hasta ahora no acostumbrado al yugo, es una imagen de la mente insubordinada de Israel antes de que fuera sometido por el cautiverio (Jer. 31,18). (Vea Ganado).

BUEY SALVAJE: (Job 39,9; Is. 51,20), probablemente antilope bubalis. Vea Antílope.

BÚFALO: (1) (bos bubalus). Así la B.D. traduce el hebreo yáhmûr, 1 Rey. 4,23 (Hebr. 1 Sam. 5,3). Al ser un habitante de tierras húmedas y pantanosas, el búfalo debe haber sido poco conocido por los hebreos. Por otra parte, su carne gruesa, con olor desagradable parece excluir la identificación con el animal a que se refiere en el pasaje antes mencionado, donde probablemente debería leer corzo. (2) Otra palabra para búfalo, B.D., Deut. 14,5. Según buenas autoridades, aquí se podría denotar el órix o antílope blanco, y la palabra hebrea yáhmûr posiblemente significa, como su equivalente en arábigo, tanto el corzo y el órice.

BÚHO: Nombre genérico con el que se designa a varias especies de aves nocturnas, algunas que tienen un nombre propio en el hebreo y otras que no lo tienen. Entre las primeras podemos mencionar el mochuelo (athene persica), el búho faraón egipcio (bubo ascalephus), el gran búho de algunos autores, llamado ibis en la B.D., el autillo o lechuza, probablemente el lîlîth de Is. 34,14, y el lamia de San Jerónimo y la B.D.; la lechuza común (stryx flammea), que corresponde posiblemente al táhmãs de los hebreos y traducido como chotacabras en la V.A.; y el qîppôz de Is. 34,15 todavía no identificado.

BUITRE: Así la B. D. traduce el hebreo áyyah, Lev. 11,14; Deut. 14,13; Job 28,7. Como se ha sugerido arriba, por lo menos el texto de Job parece aludir al milano en lugar del buitre. En la Biblia se mencionan varias especies de buitres; así, por ejemplo, el quebrantahuesos (gypœtus barbatus), llamado grifo en la B.D.; el buitre leonado (gyps fulvus), el buitre egipcio o alimoche (neophron percnopterus), etc. En el lenguaje bíblico a veces los buitres son denominados águilas. Vea Grifo (inf.).

BUITRE LEONADO: Traducción probable en varios casos del hebreo néshér, regularmente traducido por águila. Esta ave majestuosa (gyps fulvus), el tipo, según parece, de las figuras con cabeza de águila de la escultura asiria, probablemente es el mencionado en Miqueas 1,16, debido a su cuello y cabeza desnudos.

C

CABALLO: (Gén. 47,17; 49,17; Éx. 14,9.23; 2 Rey. 7,7) Al caballo nunca se le menciona en la Escritura en relación con los patriarcas; la primera vez que la Biblia habla de él es en referencia a la persecución a los judíos por el ejército egipcio. Durante la época de la conquista y de los Jueces, se oye hablar de caballos sólo con las tropas cananeas, y más tarde con los filisteos. La región montañosa habitada por los israelitas no era favorable para el uso del caballo; esta es la razón por la cual la Biblia habla de los caballos sólo en relación con la guerra. David y Salomón establecieron una fuerza de caballería y carros, pero incluso estos, usados exclusivamente para las guerras de conquista, parecen haber sido vistos como una tentación peligrosa para los reyes, pues la legislación del Deuteronomio les prohíbe multiplicar los caballos para ellos mismos. La gran descripción del caballo de batalla en Job es clásica; sin embargo, debe notarse que sus alabanzas son más para la fuerza que para la rapidez del caballo. El profeta Zacarías describe (9,10) la era mesiánica como una en la que no se oirá de hostilidades; entonces se suprimirán todos los suministros militares, y el caballo sólo servirá para usos pacíficos. Holm (Lev.; Deut. 14,18).

CABRA: Aunque los escritores sagrados hablaron de la oveja con más frecuencia que de la cabra, sin embargo, estaban bien familiarizados con esta última. Era, en efecto, sobre todo en las regiones montañosas al este del Jordán, un animal importante en la riqueza de los israelitas. La cabra de Palestina, particularmente la capra membrica, ofrece numerosas ilustraciones y alusiones. Se alude a sus notablemente largas orejas en Amós 3,12; su pelo negro brillante proporciona una comparación gráfica al autor del Cantar 4,1; 6,4; este pelo se usa para tejer una tela fuerte; la piel curtida con el pelo sirve para hacer botellas para leche, vino, aceite, agua, etc. El cabrito era casi una parte esencial de la fiesta. La cabra se menciona en Dan. 8,5 como el símbolo del imperio macedonio. La gran escena evangélica de la separación de los justos y los malvados en el último día está tomada de las costumbres de los pastores en Oriente.

CABRA MONTÉS: (B.D. Job 39,1; 1 Sam. 24,3), donde es equivalente a yã'él, traducida en Sal. 104(103),18 como ciervo, Prov. 5,19, como cierva, es muy probablemente el ibex syriacus, un habitante de las cumbres rocosas [Sal 104(103),18]. Era considerada como un modelo de gracia (Prov. 5,19), y su nombre, Jahel, Jahala, era dado a menudo a personas (Yael, Jc. 5,6; Yaalá, Esd. 2,56, etc.).

CABRITO: Vea cabra (sup.).

CALAMÓN: Es en la Vulgata y en la B.D. (Lev. 11,18) el equivalente para el hebreo, rãhãm, traducido en los Setenta por "cisne"; en la versión griega, calamón representa el hebreo tínshémét, interpretado "cisne" por las Biblias inglesa y latina. La hipótesis de que los traductores griegos utilizaron un texto hebreo en el que ambas palabras, rãhãm y tínshémét, estaban en un orden inverso al actual en el texto masorético, podría explicar esta diferencia. Esta hipótesis es tanto más probable, porque en Deut. 14,17, calamón parece ser la traducción griega de rãhãm. Sea lo que sea, sigue siendo incierto si el calamón o la focha púrpura (porphyrio antiquorum), o el alimoche, deben ser identificados con el rãhãm. Vea Alimoche (Sup.)

CAMALEÓN: (Hebr. kôâh). Mencionado en Lev. 11,30, con el topo (Heb. tínshéméth). A pesar de la autoridad de las traducciones antiguas, ahora se admite generalmente que el tínshéméth es el camaleón, muy común en Palestina, y que el kôâh es una especie de lagarto grande, quizás el monitor de tierra (psammosaurus scincus).

CAMELLO: (1 Crón. 27,30) Un animal doméstico prominente en Oriente sin cuya existencia la vida en los desiertos de Arabia sería imposible. Fue quizá la primera bestia de carga aplicada al servicio del hombre; de todos modos es mencionado como tal en los registros bíblicos desde la época de Abraham. Constituyó un gran elemento en las riquezas de los primeros patriarcas. Hay dos especies de camellos: el camello de una joroba (camelus dromedarius), y el camello de dos jorobas (camelus bactrianus). El camello se utiliza para montar, así como para llevar cargas; su aparejo es un gran marco colocado en las jorobas, al que se adjuntan las cunas y los paquetes. De esta manera se transportaba toda la mercancía de Asiria y Egipto. Pero el camello es apreciado por otros motivos: puede ser enganchado a un carro o un arado, y de hecho, no pocas veces se une en yugo con el asno o el buey. La hembra provee al amo de abundante leche; el pelo de camello es tejido en una tela dura con la que se hacen tiendas de campaña y capas; y por último su carne, aunque es gruesa y seca, se puede comer. Sin embargo, para los judíos el camello era contado entre los animales impuros (Lev. 11,4; Deut. 14,7).

CAMELOPARDO: Aparece sólo una vez en la B.D. ( Deut. 14,5), como una traducción de zemer. La palabra, una mera transcripción del latín y griego, es una combinación de los nombres del camello y el leopardo, e indica la jirafa. Pero esta traducción, así como la de la V.A. (gamuza), es sin duda errónea, pues ni la jirafa ni la gamuza vivieron jamás en Palestina. Muy probablemente se denota el carnero salvaje o muflón, que todavía subsiste en Chipre y Arabia Petrala.

CARACOL: Se debe leer en lugar de cera, Sal. 58(57),9 para traducir el hebreo shábelûl. A diferencia de los caracoles de los climas del norte que hibernan, los de Palestina duermen en verano. El salmista alude "al hecho de que muy a menudo, cuando se han asegurado en algún resquicio de las rocas para su sueño de verano, siguen aún expuestos a los rayos del sol, que poco a poco les evapora y seca todo el cuerpo, hasta que el animal queda mermado como un hilo, y, por así decirlo, se desvanece." (Tristram).

CARNERO: (Deut. 14,5) Vea Oveja, Rebaño (inf.).

CERASTAS, CERASTES: (Heb. shephîphõn) debe ser sustituido en la B.D. por la “serpiente” sin color, Gén. 49,17. La identificación de la shephîphõn con la mortal cerasta cornuda (cerastes hasselquistii o vipera cerastes) se evidencia por el nombre arábigo de esta última (shúffon), y sus costumbres en perfecto acuerdo con las indicaciones de la Biblia. La cerasta, una de las serpientes más venenosas, tiene la costumbre de enrollarse en pequeñas depresiones como las huellas de camello, y de repente se lanza como un dardo sobre cualquier animal que pase.

CERDO: El más aborrecido de todos los animales entre los judíos; de ahí que el porquerizo era el empleo más degradante (Lc. 15,15; cf. Mt. 8,32). En Palestina rara vez se crían cerdos.

CERNÍCALO: Un halcón delgado, muy probablemente de las especies denotadas por Lev. 11,16, ya que es muy común en Palestina. El comentario de Job 39,26, sorprendentemente señala al tinnunculus cenchris, uno de los cernícalos palestinos.

CHACAL: Mencionado frecuentemente en las Sagradas Escrituras, aunque el nombre no aparece ni en la B.D. ni en ninguna de las traducciones occidentales, probablemente porque el animal, aunque común en África y el suroeste de Asia, es desconocido en los países europeos. El nombre que regularmente sustituye a chacal es zorro. Parece que el chacal es designado en hebreo por tres nombres diferentes: shû'ãl, “el cavador”; ’íyyîm, “el aullador”; y tãn, “el estirador”, aunque no se pueden determinar las diferencias marcadas por estos tres nombres. A través de toda la Biblia se pueden encontrar numerosas referencias a los aullidos y hábitos gregarios del chacal. (N. de la T.: En la B.J. se menciona el chacal en Neh. 3,35; Job 30,29; Salmos 44(43),20; 63(62)11; Isaías 13,22; 34,13; 35,7; 43,20; Jer. 9,10; 10,22; 14,6; 49,33; 50,39; 51,37; Lam. 4,3; Eze. 13,4; Miq. 1.8; Mal. 1,3.]

CHARADRIÓN: (Hebreo, anãphah, Lev. 11,19; Deut. 14,18) sería el chorlito; pero más bien denota aquí la garza, todas las especies de las cuales (éste es el sentido de la expresión " según su especie "), numerosas en Palestina, deben considerarse impuras.

CHEROGRILLO: (Lev. 11,5; Deut. 14,7). El nombre “cherogrillo” es una simple transliteración del nombre griego del puercoespín. Vea Damán.

CHOTACABRAS: V.A. Para la palabra hebrea táhmãs, más exactamente traducida en la B.D. por búho; ciertamente se denota algún ave de esta clase, probablemente la lechuza común (strix flammea).

CERVATO: (Prov. 5,19), para el hebreo yá'alah, feminino de yã'el que debería ser traducido regularmente, como en muchos pasajes, por cabra salvaje (ibex syriacus). Vea Cabra salvaje (sup.).

CIERVA: (B.J. Job 39,1) Se mencionan las ciervas porque su reproducción escapa a toda observación del mismo modo que la de los avestruces carece de prudencia, pero Dios vela por la conservación de la especie. (v. 16) Vea Ciervo. (inf.)

CIERVO: Ya sea el gamo, que todavía se halla ocasionalmente en la Tierra Santa, o el ciervo común, ahora extinto, o el venado en general. Le ha provisto muchas ilustraciones a los escritores y poetas bíblicos, sobre todo por su ligereza ( Cant. 2,9; Is. 35,6), la firmeza de sus pies (Sal. 18(17),34; Hab. 3,19), su afecto (Prov. 5,19), y su costumbre de esconder a sus crías (Job 39,1).

CIGÜEÑA: La palabra hebrea hasîdhah traducida erróneamente como “garza” por los traductores de la B.D. Lev. 11,19 alude al muy conocido afecto de la cigüeña por sus crías. Muchos pasajes hacen referencia a esta ave, a sus migraciones periódicas (Jer. 8,7), a sus nidos en los pinos, su plumaje negro que se extiende por su cuerpo blanco (Zac. 5,9; B.D., milano; pero el texto hebreo menciona a la cigüeña, hasîdhah). Durante el invierno en Palestina viven dos tipos; la blanca y la negra.

CÍNIFE: Vea mosquito (inf.).

CISNE: Se menciona sólo en la lista de aves impuras (Lev. 11,18; Deut. 14,16). Dado que el cisne siempre ha sido muy raro en Siria, hubo poca necesidad de prohibir el comer su carne; por el hebreo tinshemeth posiblemente se designan algunas otras especies de aves.

COBRA: COBRA (Naja aspis), muy probablemente la mortal serpiente llamada péthén por los hebreos, que se encuentra en Palestina y Egipto, y utilizada por los encantadores de serpientes.

COBRA: Vea áspid.

COCODRILO: No encontramos esta palabra en otro lugar que Lev. 11,30 (B.D., 11,29), donde corresponde al hebreo çãb; sin embargo, se habla de ese animal más a menudo en los Libros Sagrados al amparo de varias metáforas: ráhâb , "la orgullosa" (Isaías 51,9); tánnîn, "el estirador" (Ez. 29,3); líweyãthãn (Leviatán) [Sal. 74(73),14; Job 40,20; 41,25]. Vea Dragón (inf.). El cocodrilo (crocodilus vulgaris) todavía se halla en gran número, no sólo en el Alto Nilo, sino también en Palestina. Una notable descripción del cocodrilo ha sido elaborada por el autor del Libro de Job, el cual describe la dificultad de capturarlo, atraparlo o domesticarlo, su enorme tamaño, sus escamas impenetrables, sus ojos chispeantes, su inhalación y su inmensa fuerza. Terrible como es, desde muy temprano los egipcios lo consideraron y adoraron como a una deidad. En la Biblia, es el emblema del pueblo de Egipto y su faraón, a veces incluso de todos los enemigos de Israel.

COCHINILLA: (coccus ilicis). Insecto homoptera hemiptera muy común en las encinas sirias, de cuya hembra se prepara el colorante rojo (kermes). El nombre completo en hebreo equivale a “insecto escarlata”; el “insecto” muchas veces se omite en las traducciones.

CODORNIZ: La descripción dada en Éx. 16,11-13; Núm. 11,31.32; Sal. 78(77),27-35, y 105(104),40, las referencias a sus bandadas innumerables, su vuelo bajo, su hábito de posarse en la tierra en la mañana, junto con la analogía de los nombres hebreos y arábigos, hacen cierto que se denota a la codorniz común (coturnix vulgaris).

COMADREJA: Lev. 11,29, debe ser considerado como un nombre general, que probablemente designa, además de la comadreja propiamente dicha, al turón y al icneumón, todos muy comunes en la Tierra Santa.

CONEJO: (Prov. 30,26). Traducción errónea para damán. Vea Cherogrillo, Damán.

CORAL: , Hebreo, rãmôth, probablemente debería ser sustituido por (Job 28,18) por “cosas eminentes” y Ez. 27,16 por “seda” en la B.D. El coral con que se trataba en Tiro era el del Mar Rojo o incluso del Océano Índico; el coral parece haber sido poco conocido entre los judíos.

CORDERO: El cordero pascual era a la vez una conmemoración de la liberación de la esclavitud en Egipto, y una figura profética del Hijo de Dios sacrificado para liberar a su pueblo de su esclavitud del pecado y de la muerte. Vea Oveja. Vea artículos cordero en el simbolismo cristiano primitivo, cordero pascual.

CUCO, CUCLILLO: Según algunos, sería el pájaro llamado en hebreo shâhâph (Lev. 11,16; Deut. 14,15), y considerado allí entre las aves impuras. Dos especies, la cuculus canorus y la oxylophus glandarius viven en Tierra Santa; sin embargo, hay poca probabilidad de que esos pasajes se refieran el cuclillo, donde quizás debamos ver la pardela y las varias especies de gaviotas.

CUERVO: (Lev. 11,15) La Biblia incluye bajo este nombre genérico a cierto número de aves que tienen un parecido más o menos con el cuervo, como la urraca, el arrendajo, etc. El cuervo, del cual hay ocho especies en Palestina, es por mucho la más común de todas las aves de ese país, donde es un carroñero activo con los milanos, buitres, perros, chacales y hienas. Su plumaje es negro brillante, y la Sagrada Escritura a menudo alude a sus hábitos, por ejemplo, de alimentarse a base de carroña, de vagabundear buscando comidas precarias, de sacarle los ojos a los recién caídos o a animales débiles, de recurrir a lugares desolados, etc. Cuando el cuervo no tiene otro alimento cerca, no pocas veces escoge los granos recién sembrados, de ahí su sobrenombre de “recolector de semillas”, spermologos, que, más tarde se convirtió en un sinónimo de zarrapastroso. Este nombre, aplicado a San Pablo por sus oyentes escépticos de Atenas, se ha convertido, a través de un error de traducción, "sembrador de palabras" en nuestras Biblias (Hch. 17,18).

D – F

DAMÁN: (B.D.: Lev. 11,5; Deut. 14,7). En la B.D. el nombre “cherogrillo” es una simple transliteración del nombre griego del puercoespín, corresponde al nombre hebreo shãphãn, traducido como erizo en el Sal. 104(103),18, y como conejo en Prov. 30,26 (B.D.: damán). Según señaló San Jerónimo, el shãphãn no es el puercoespín, sino un animal muy peculiar de aproximadamente el mismo tamaño, que vive entre las rocas y en agujeros, y que en Palestina lo llaman oso-rata debido a sus semejanzas con esos dos cuadrúpedos. Le llamamos conejo o damán (hyrax syriacus). Se alude a su hábito de permanecer entre las rocas en Sal. 104(103),18 y a su sabiduría e indefensión en Prov. 30,24-26. “No puede horadar pues no tiene garras, sólo uñas medio desarrolladas, pero descansa en los agujeros de las rocas, y se alimenta sólo al amanecer y al atardecer; siempre tiene centinelas apostados, y al menor chillido todo el grupo desaparece al instante. El damán no es un rumiante (cf. Lev. 11,5), pero se sienta a mover sus quijadas como si masticara. Se encuentra escasamente en la mayoría de los lugares rocosos, y es común cerca del Sinaí" (Tristán). Vea Cherogrillo (sup.).

DEMONIOS: (Isaías 34,14) Así traduce la B.D. la palabra hebrea çíyyîm, lo cual es ciertamente un error. Generalmente se cree que esa palabra se refiere a la hiena (hyœna striata), que todavía se halla dondequiera en cuevas y tumbas. Así también la palabra “demonios” en Baruc 4,35. Ya no existe el texto hebreo de este último, pero posiblemente contenía la misma palabra; de todos modos, "hyena" es sin duda por mucho una mejor traducción que la palabra sin sentido “demonios”. Vea Hiena (inf.).

DIPSAS”: Siguiendo la Vulgata, en Deut. 8,15 la B.D denota una serpiente cuya mordedura provoca una sed mortal; pero esta variante parece venir de una mala interpretación sugerida por los Setenta. Es más probable que el escritor original pretendía denotar "la sequía" (B.J.: lugar de sed), como lo traduce correctamente la V.A., y no cualquier tipo de serpiente.

DRAGÓN: Palabra usada con frecuencia en las traducciones de la Biblia como substituto, según parece, de otros nombres de animales que los traductores no pudieron identificar. Ciertamente aparece en lugar de varios nombres hebreos:

  • (1) thán (Job 30,29; Isaías 34,13; 35,7; 43,20; Jer. 9,11; 10,22; 14,6; 49,33; 51,37: Miq. 1,8; Mal. 1,3), donde sin duda significa el habitante de lugares desolados, y se le identifica generalmente con el chacal;
  • (2) tánnîm, en unos pocos pasajes con el sentido de serpiente [Deut. 32,33; Sal. 91(90),13; Dan. 14,22-27); en otros muy probablemente significa cocodrilo (Sal.73,13; Is. 51,9; Ez. 29,3), o incluso un monstruo marino (Ez. 32,2), tal como una ballena, marsopa o vaca marina, según traducido correctamente en Lam. 4,3, y como probablemente denota el Sal. 148,7;
  • (3) líweyãthãn (Leviatán), significa tanto cocodrilo (Sal. 74(73),14) como monstruo marino [Sal. 104(103),26];
  • (4) çiyyim (Sal. 73,14; Jer. 1,39), que posiblemente significa hiena.

En otros lugares, tales como Ester 10,7; 11,6; Eclo. 25,23, no puede remontarse a un original hebreo, ni identificarse con suficiente probabilidad. El autor del Apocalipsis menciona repetidamente al dragón, con el cual denota "la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero" (Apoc. 12,9, etc.). En la Biblia no se menciona en absoluto el fabuloso dragón imaginado por los antiguos, representado como una monstruosa serpiente alada, con una cabeza con cresta y garras enormes, y considerado como muy poderoso y feroz. Por lo tanto, la palabra dragón debería ser borrada de nuestra Biblia, excepto quizás en Isaías 14,29 y 30,6, donde posiblemente se menciona el draco fimbriatus. Vea Basilisco.

DROMEDARIO: La palabra así traducida, Isaías 60,6, significa más bien un camello veloz y criado finamente.

ELEFANTE: Aprendemos de las inscripciones asirias que antes de que los hebreos se establecieran en Siria, existían elefantes en ese país, y Tiglatpileser I nos habla de sus hazañas en la cacería de elefantes. Sin embargo, no leemos sobre elefantes en la Biblia hasta los tiempos de los Macabeos. Es cierto que 1 Rey. 10,18.22 habla de marfil, o "colmillos de elefante", según lo expresa el texto hebreo, aún no como autóctono, sino como importado de Ofir. En los tiempos después del exilio, especialmente en los libros de los Macabeos, se menciona con frecuencia a los elefantes, los cuales eran un elemento importante en los ejércitos de los Seléucidas. Estos animales fueron importados ya sea de la India o de África.

ERIZO: Nombre que proviene del latín ericĭus, y el cual aparece en la B.D. como traducción de la palabra hebrea qíppôdh (Is. 14,23; 34,11; Sof. 2,14) y qîppôz (Is. 34,15). La anterior identificación del qíppôdh se basa tanto en la traducción griega como en la analogía entre esta hebrea y los nombres talmúdico (qúppádh), siríaco (qufdô), arábigo (qúnfúd) y etíope (qinfz) del erizo. Sin embargo, muchos estudiosos descartan esta identificación porque el erizo, contrario al qíppôdh, no vive en los pantanos ni en las ruinas, y no tiene voz. El avetoro reúne todos los requisitos de los textos donde se menciona el qíppôdh. Debe notarse sin embargo que los erizos están lejos de ser raros en Palestina. En cuanto al qîppôz de Is. 34,15, traducido como qíppôdh por algunos manuscritos hebreos, e interpretado igualmente por los Setenta, la Vulgata y las versiones derivadas de ellas, su identidad es una cuestión muy discutida. Algunos, argumentando a partir de las antedichas autoridades, lo confunden con el qíppôdh, mientras que otros consideran que es la serpiente flecha, pero además como no hay un animal serpiente flecha conocido por los naturalistas, el contexto parece denotar un ave.

ESCARABAJO: La V.A. (Lev. 11,22) lo da como equivalente para el hebreo, krbeh, lo cual no cumple con los requerimientos del contexto: "Tienen zancas para saltar con ellas sobre el suelo” (Lev. 11,21), como tampoco el bruchus de B.D. Muy probablemente denota alguna especie de langosta, la Locusta migratoria. (B.J.: langosta).

ESCORPIÓN: Apoc. 9,10) Muy común en todos los lugares cálidos, secos y pedregosos; se toma como emblema de los malvados.

FALCÓN: Vea Halcón.

FAUNO: Equivalente en la B.D. (Jer. 1,39), siguiendo a San Jerónimo, para el hebreo íyyîm. San Jerónimo explica que eran seres salvajes, habitantes de los desiertos y bosques, con una nariz aguileña, la frente con cuernos y patas de cabra. Tradujo el hebreo por fauno de la higuera, añadiéndole al original el adjetivo ficarii, probablemente siguiendo en esto la idea pagana de que, suponiendo que los higos inclinan a la lujuria, consideraban las arboledas de higos una morada muy adecuada para los faunos. La misma palabra hebrea es traducida en Is. 13,22 como búhos y en Is. 34,14 como monstruos, lo cual muestra una gran perplejidad de parte de los traductores. Al ser el verdadero significado "aullador", parece señalar al chacal, llamado el “aullador” por los árabes.

FÉNIX: (B.D., palmera; B.J., arena) Posiblemente se podría leer en lugar de palmera (Hebr. hôl) en Job 39,18, donde parece referirse a la creencia en su inmortalidad; sin embargo el sentido adoptado por la B.D., siguiendo a la Vulgata y a los Setenta, no debe ser menospreciado.

FOCA: Vea Tejón (inf.).

G – I

Bibliografía: CARPENTER, Scripture Natural History (Londres, 1828); HARRIS, Natural History of the Bible (ed. Conder, Londres, 1833-34); WOOD, Animals of the Bible (Londres, 1883); TRISTRAM, Natural History of the Bible (Londres, 1883); The Fauna and Flora of Palestine (Londres, 1889); The Animal Creation in the Bible, in Aids to the Student of the Bible (Londres, 1898); HART, The Animals Mentioned in the Bible (Londres, 1888); KNIGHT, Bible Plants and Animals (Londres, 1889); BOCHART, Hierozoicon (Londres, 1663, 1712); ROSENMÜLLER, Biblische Naturalgeschichte (Leipzig, 1820); SCHEGG AND WIRTHMÜLLER, Biblische Archäologie (Friburgo, 1887); CULTRERA, Fauna biblica (Palermo, 1880); HAGEN, Lex. bibl. (París, 1905), I; Dictionaries of the Bible.

Fuente: Souvay, Charles. "Animals in the Bible." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01517a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.