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Martes, 19 de marzo de 2024

Persona

De Enciclopedia Católica

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La palabra latina persona fue usada originalmente para designar la máscara usada por un actor. De ésta, se aplicó al papel que asumía y, finalmente, a cualquier carácter en el escenario de la vida, a cualquier individuo. Este artículo discute: (1) La definición de "persona", especialmente en referencia a la doctrina de la Encarnación; el uso de la palabra "persona", y sus equivalentes griegos en conexión con las disputas Trinitarias. Para el tratamiento psicológico del tema vea PERSONALIDAD.

DEFINICIÓN

La definición clásica es la dada por Boecio en "De persona et duabus naturis", c. II: Naturæ rationalis individua substantia (substancia individual de naturaleza racional).

  • Substantia: “Substancia” es usada para excluir los accidentes: "Vemos que los accidentes no pueden constituir a la persona" (Boecio, op. it). Substantia es usada en dos sentidos: de la substancia concreta como existe en el individuo, llamada substantia prima, que corresponde a la ousia prote de Aristóteles; y de abstracciones, substancia como existe en género y especies, llamada substantia secunda y en Aristóteles, llamada ousia deutera. Se discute cuál de las dos palabras tomadas en sí mismas significa aquí. Es muy probable que en sí mismas, prescinda de la substantia prima y substantia secunda, y se limite al primer significado sólo por la palabra individua.
  • Individua: Individua, es decir, indivisum in se (indivisión en sí), es aquel tal que, distinto a las ramas más altas del árbol de Profirio, género y especie, no se puede subdividir más. Cuando Boecio da su definición no parece que le adjunta ningún otro significado a la palabra. Es meramente sinónimo de singularis (N.T.: singular, solo, único).
  • Rationalis naturae: Persona es predicado solo de seres individuales. La palabra genérica que incluye a todas las substancias individuales existentes es suppositum. Así persona es una subdivisión de suppositum, la cual se aplica igualmente a lo racional y a lo irracional, individuos vivos e inertes. Por lo tanto, algunas veces se define persona como una suppositum naturae rationalis.

La definición de Boecio, tal como está, difícilmente se puede considerar satisfactoria. Las palabras tomadas literalmente se pueden aplicar al alma racional del ser humano y también a la naturaleza humana de Cristo. Que Santo Tomás la aceptara, presumiblemente se debió al hecho que la encontró en posesión y reconocida como una definición tradicional. Él la explica en términos que prácticamente constituyen una nueva definición: Individua substantia significa, dice, substantia, completa, per se subsistens, separata ab aliia, es decir, una substancia, completa, que subsiste per se, y que existe aparte de otras (III, Q. XVI, a. 12, ad 2um).

Si a esto le sumamos rationalis naturae, tenemos una definición que comprende las cinco notas que constituyen una persona:

  • (a) substantia: esta excluye accidente;
  • (b) completa: debe formar una naturaleza completa; la que es parte, ya sea actual o “aptitudinalmente” no satisface la definición;
  • (c) per se subsistens: la persona existe en sí misma y para sí misma; ella es sui juris, la poseedora última de su naturaleza y de todos sus actos, el sujeto fundamental de predicación de todos sus atributos; aquel que existe en otro no es persona;
  • (d) separata ab aliis: esta excluye la substantia secunda universal, que no tiene existencia aparte del individuo;
  • (e) rationalis naturae: excluye todas las supposita no intelectuales.

Pertenece, por lo tanto, a la persona una triple incomunicabilidad, expresada en las notas (b), (c) y (d). El alma humana pertenece a la naturaleza como parte de ella y, por lo tanto, no es una persona, aun cuando existe separadamente. La naturaleza humana de Cristo no existe per se seorsum (N.T.: por sí separadamente), sino in alio (N.T.: en otro) en la Divina Personalidad del Verbo. Es por lo tanto comunicada por asunción y, por lo tanto, no es una persona. Finalmente, la Divina Esencia, aunque subsistente per se, está tan comunicada con las Tres Personas que no existe aparte de ellas; por lo tanto, no es una persona.

Los teólogos concuerdan que en la Unión Hipostática la razón inmediata de por qué la Sacra Humanidad, aunque completa e individual, no es persona es que no es una subsistencia, no per se seorsum subsistens. Sin embargo, han discutido por siglos lo concerniente a la determinación fundamental de la naturaleza la cual si estuviera presente podría hacerla subsistente y por lo tanto una persona, lo que en otras palabras es el fundamento esencial de la personalidad. De acuerdo a Escoto, tal como se le entiende usualmente, el fundamento esencial es una mera negación. Esa naturaleza intelectual individual es una persona, que en su naturaleza no está destinada a ser comunicada ---como lo es el alma humana--- ni está realmente comunicada--- como lo está la Sacra Humanidad. Si cesa la Unión Hipostática el último podría ipso facto, sin ninguna determinación posterior, pasar a ser persona. A esto se objeta que la persona posee la naturaleza y todos sus atributos. Es difícil creer que este poseedor como distinto a los objetos poseídos, esté constituido solo por una negación. Consecuentemente, los tomistas tradicionales, siguiendo a Cayetano, sostenían que hay una determinación positiva que llamaron "modo" de subsistencia. Es la función de este modo hacer a la naturaleza incomunicable, terminada en sí misma y capaz de recibir su propio esse o existencia, Sin este modo, la naturaleza humana de Cristo existe sólo por el esse no creado del Verbo.

Suárez también hace del fundamento esencial de la personalidad un modo. En su opinión, sin embargo, como afirma que no hay una distinción real entre naturaleza y existencia (esse), no prepara la naturaleza para recibir su propia existencia, sino algo añadido a la naturaleza concebida como ya existente. Muchos teólogos sostienen que el mismo concepto del modo, a saber, la determinación de una substancia realmente distinta a ella pero que no agrega realidad, involucra una contradicción. Teorías más recientes como la de Tifano ("De hypostasi et persona", 1634), han encontrado muchos adherentes. El sostiene que una substancia es un suppositum, una substancia inteligente, una persona, a partir del hecho de ser un todo, totum in se. Esta totalidad, sostienen, es una nota positiva, pero no añade realidad, así como el todo no agrega nada a las partes que lo componen.

En la Unión Hipostática la naturaleza humana es perfeccionada al ser asumida, y así deja de ser un todo, y se fusiona en una totalidad mayor. El Verbo, por otro lado, no es perfeccionado, y así permanece como persona. Teólogos opositores, sin embargo, sostienen que esta noción de totalidad se reduce en el análisis a la negativa escotista. Últimamente, los neotomistas, Terrien, Billot, etc, consideran que la personalidad está fundamentalmente constituida por el esse, la existencia real de una substancia inteligente. Lo que subsiste con su propio existencia (ese) es por ese mismo hecho, incomunicable. La naturaleza humana de Cristo está poseída por el Verbo y existe por Su infinita existencia (esse). No tiene un esse separado por sí mismo y por esta razón, no es una persona. El suppositum es un suppositum como siendo ente en el estricto sentido del término. De todas las teorías latinas, ésta es la más parece acercarse a la de os Padres griegos. Aunque, en los "Diálogos de la Trinidad" que Migne da entre los trabajos de San Anastasio, el autor, al hablar de la persona y naturaleza en Dios dice: He gar hypostasis to einai semainei he de theotes to ti einai (Persona denota la existencia (ese]], la naturaleza divina naturaleza denota el quid; M. 28, 114). San Juan Damasceno da un tratamiento elaborado en Dial, XLII.

EL USO DE LA PALABRA PERSONA Y SUS EQUIVALENTES GRIEGOS

Para la constitución de una persona se requiere que una realidad sea subsistente y absolutamente distinta, es decir, incomunicable. Las tres realidades Divinas son relaciones, cada una se identifica con la Esencia Divina. Una relación finita tiene realidad solo y en cuanto es un accidente; tiene realidad de inherencia. Sin embargo, las relaciones Divinas son en la naturaleza no por inherencia sino por identidad. La realidad que tienen, por lo tanto, no es aquella de un accidente, sino aquella de una subsistencia. Son una con ipsum esse subsistens. Además cada relación, por su misma naturaleza, implica oposición y así distinción. En la relación finita, esta distinción es entre el sujeto y el término. En las relaciones infinitas no hay sujeto distinto de la relación misma; la Paternidad es el Padre ---y ningún término se distingue de la relación opuesta; La Filiación es el Hijo. Las realidades divinas son por lo tanto distintas y mutuamente incomunicables a través de esta oposición relativa; son subsistentes al ser identificados con la subsistencia de la Divinidad, es decir, son personas.

Sin embargo, el uso de la palabra persona para denotarlos provocó controversia entre el Oriente y Occidente. El equivalente griego preciso era prosopon, asimismo usado originalmente como la máscara usada por el actor y luego del personaje que representaba, pero el significado de la palabra no pasó al significado general de individuo, como lo había hecho aquel de persona. En consecuencia tres personae, tria prosopa, le supo a sabelianismo a los griegos. Por otro lado, su palabra hypostasis, de hypo-histeme, fue tomada para corresponder a la palabra latina substantia, de sub-stare. Tres hypostases, por lo tanto, aparecía en conflicto con la doctrina nicena de la unidad de substancia en la Trinidad. Esta diferencia fue una causa principal del cisma antioqueno del siglo IV (Vea MELECIO DE ANTIOQUÍA). Eventualmente en Occidente se reconoció que el verdadero equivalente de hypostasis no era substantia sino subsistentia, y en Oriente que entender prosopon en el sentido latino de persona se excluía la posibilidad de una interpretación sabeliana. Sin embargo, en el Primer Concilio de Constantinopla se reconoció que las palabras hypóstasis, prosopon y persona eran igualmente aplicables a las tres realidades divinas (vea ENCARNACIÓN; NATURALEZA; SUBSTANCIA; TRINIDAD).


Bibliografía: BOECIO, De Persona et Duabus Naturis, II, III, en P.L., LXIV, 1342 ss; RICKABY, General Metaphysics, 92-102, 279-97 (Londres, 1890); DE REGNON, Etudes sur la Triniti, I. studies I, IV; STO. TOMÁS DE AQUINO, III, Q. XVI, a. 12; De Potentia, IX, 1-4; TERRIEN, S. Thomae Doctrina de Unione Hypostatica, bk. I, c. VII; bk. III, cc. VI-VII (París, 1894); FRANZELIN, De Verbo Incarnato, sect. III, cc. III-IV (Roma, 1874); HARPER, Metaphysics of the School, vol. I, bk. III, c. II, art. 2 (Londres, 1879).

Fuente: Geddes, Leonard. "Person." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11, pp. 726-727. New York: Robert Appleton Company, 1911. 7 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/11726a.htm>.

Traducido por Carolina Eyzaguirre A. rc lhm