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Martes, 19 de marzo de 2024

Nehemías

De Enciclopedia Católica

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Introducción

También llamado el Segundo Libro de Esdras (Ezra). El Talmud y la Iglesia cristiana primitiva, por lo menos hasta el tiempo de Orígenes, lo consideraban como un solo libro con Esdras, y San Jerónimo en su prefacio (ad Dominionem et Rogatianum), siguiendo el ejemplo de los judíos, todavía continuaba tratándolo como parte del Libro de Esdras. La unión de los dos en un solo libro, sin duda, tiene su origen en el hecho de que los documentos de los que se componen los libros de Esdras y Nehemías, como la mayoría de los críticos piensan, fueron sometidos juntos a compilación y redacción por las manos, probablemente, del autor de los Libros de las Crónicas, cerca del 300 a.C. La separación del Libro de Nehemías del de Esdras, conservada en nuestras ediciones, puede a su vez justificarse por la consideración de que el primero relata de forma distinta la labor realizada por Nehemías, y está compuesto por, al menos en gran parte , a partir de las memorias auténticas del personaje principal. El libro se compone de tres secciones:

  • Sección I: Capítulos 1 a 6;
  • Sección II: Capítulos 7 a 13,3;
  • Sección III: Capítulos 13,4 a 31.

Se tratarán primero las secciones I y II, y la sección II se discutirá al final, pues ésta presenta problemas literarios especiales.

Sección I: Capítulos 1 a 6

(1) Comprende el relato, escrito por Nehemías mismo, sobre la restauración de las murallas de Jerusalén. Ya en el reinado de Jerjes (485-65 a.C.), y especialmente durante la primera mitad del reinado de Artajerjes I (465-24 a.C-), los judíos había intentado, pero sólo con éxito parcial, reconstruir los muros de su capital, una obra, hasta entonces, nunca sancionada por los reyes persas (véase Esdras 4,6-23). Como consecuencia del edicto de Artajerjes, dado en Esd. 4,18-22, los enemigos de los judíos en Jerusalén detuvieron la obra por la fuerza (Esd. 4,23) y derribaron una parte de lo que ya se había construido.

(2) El inicio del Libro de Nehemías está relacionado con estos eventos. Nehemías, el hijo de Jakalías, relata cómo en la corte de Artajerjes en Susa, donde realizaba el oficio de portador de la copa del rey, recibió la noticia de esta calamidad en el año veinte del rey (Neh. 1), y cómo, gracias a su prudencia, logró que lo enviaran a una primera misión a Jerusalén con plenos poderes para reconstruir los muros de la capital judía (Neh. 2,1-8). Esta primera misión duró doce años (5,14; 13,6); tenía el título de gobernador (Pehah) (5,14; 12, 26) o Athersatha (8,9; 10,1). Durante mucho tiempo la opinión de la mayoría de los historiadores de Israel fue que el Artajerjes de Nehemías fue sin duda el primero de ese nombre, y que en consecuencia la primera misión de Nehemías cayó en el año 445 a.C. Los papiros arameos de Elefantina, publicados en el siglo XIX por Sachau, colocan esta fecha más allá de la sombra de la duda; pues en la carta que ellos escribieron a Bahohim, el gobernador de Judea, en el año decimoséptimo de Darío II (408 a.C.), los sacerdotes judíos de Elefantina dicen que ellos también habían hecho una solicitud a los hijos de Sambal-lat en Samaria. Ahora bien, Sambal-lat fue contemporáneo de Nehemías, y el Artajerjes de Nehemías, por lo tanto, fue el predecesor, y no el sucesor de Darío II.

(3) A su llegada a Jerusalén, Nehemías no perdió tiempo; inspeccionó el estado de las paredes, y luego tomó medidas y dio órdenes para emprender los trabajos en curso (2,9-18). El capítulo 3, un documento de la mayor importancia para determinar el área de Jerusalén a mediados del siglo V a.C., contiene una descripción de la obra, llevada a cabo en todos los puntos a la vez bajo la dirección del celoso gobernador judío. Entre los compañeros de trabajo de Nehemías se menciona en primer lugar al sumo sacerdote Elyasib (3,1). Para llevar la empresa a un feliz término este último tuvo que luchar contra todo tipo de dificultades.

(4) Primero que todo, el elemento extranjero tuvo gran influencia en Judea. Los judíos que habían regresado del cautiverio casi un siglo antes, habían encontrado el país ocupado en parte por personas pertenecientes a las razas vecinas, y que, al ser incapaces de organizarse políticamente, poco a poco se habían visto reducidos a una posición humillante en su propia tierra. Y así, en la época de Nehemías, vemos a ciertos extranjeros que toman una actitud muy arrogante hacia el gobernador judío y su obra. Sambal-lat el joronita, gobernador de los samaritanos (4,1-2), Tobías, el amonita y Guésem el árabe reclamaban el ejercicio de un control constante sobre los asuntos judíos, y trataban por todos los medios a su alcance, por la calumnia (2,19), la burla (4, 1 ss), las amenazas de violencia (4,7 ss), y con artificios (6,1 ss.), de obstaculizar la obra de Nehemías o de arruinarlo. La razón de esto era que el levantar de nuevo las murallas de Jerusalén estaba destinado a provocar el derrocamiento de la dominación moral, que por circunstancias de muchos años habían asegurado esos extranjeros.

(5) La causa de los extranjeros era apoyada por un grupo de judíos, traidores a su propia nación. La profetisa Noadía y otros falsos profetas trataban de aterrorizar a Nehemías (6,14); hubo algunos que, como Samaías, se dejaron contratar por Tobías y Sambal-lat para ponerle trampas (6,10-14). Muchos judíos se alinearon con Tobías debido a las alianzas matrimoniales existentes entre su familia y algunas familias judías. Sin embargo, Nehemías no habla de matrimonios mixtos como si realmente estuviesen prohibidos. El suegro del hijo de Tobías, Messul-lam, hijo de Berekías, por el contrario, fue un compañero de trabajo de Nehemías (3,4; 6,18). La Ley del Deuteronomio sólo prohibía los matrimonios entre los judíos y cananeos (Deut. 7,1.3).

(6) Las dificultades de naturaleza social, el resultado del tratamiento egoísta de los ricos hacia los pobres, que utilizaron el sufrimiento común para sus propios fines, también requirieron la intervención enérgica de Nehemías (5). En esta ocasión Nehemías recuerda el hecho de que los gobernadores anteriores habían practicado la extorsión, mientras que él fue el primero en mostrarse desinteresado en el desempeño de sus deberes (5,15 ss.)

(7) A pesar de todas estas dificultades, la reconstrucción de la muralla hizo rápidos progresos. Sabemos por 7,15 que la obra fue terminada por completo dentro de cincuenta y un días. Josefo (Ant., V, 7, 8) dice que duró dos años y cuatro meses, pero su testimonio, a menudo lejos de ser confiable, no presenta ninguna razón plausible para dejar de lado el texto. La duración relativamente corta de la obra se explica si tenemos en cuenta que Nehemías tuvo que reparar solamente los daños causados después de la prohibición de Artajerjes (Esd. 4,23), y terminar la construcción, la que podría estar ya muy adelantada en ese momento (vea el 1 arriba).

Sección III: Capítulos 13,4 a 31

Luego de cumplir su primera misión, Nehemías había regresado a Susa en el trigésimo segundo año de Artajerjes (433 a.C.; 1,6). Poco tiempo después, se le encomendó una nueva misión a Judea, y los capítulos 13,4 a 31 tratan sobre sus quehaceres durante esta segunda misión.. El relato al principio parece mutilado. Nehemías relata cómo, en el tiempo de su segunda llegada a Jerusalén, él comenzó por poner fin a los abusos que Tobías, el amonita, apoyado por el sumo sacerdote Elyasib, practicaban en el Templo respecto al depósito de las ofrendas sagradas (13,4-9). Censura severamente la violación del derecho de los levitas en la distribución de los diezmos, y toma medidas para prevenir su ocurrencia en el futuro (13,10-14); insiste en que se respete estrictamente el Sabbath, incluso por los comerciantes extranjeros (13,15-22). Finalmente intervino severamente con los judíos que eran culpables por haberse casado con mujeres extranjeras, y desterró a un nieto de Elyasib, que se había casado con una hija de Sambal-lat (13,23-28). A este yerno de Sambal-lat se le atribuye generalmente la inauguración de la idolatría en el templo de Garizim. Es evidente que la actitud de Nehemías durante su segunda misión en lo que respecta a los matrimonios mixtos difiere mucho de su actitud en el comienzo de su primera estancia en Jerusalén [vea la sección I (5)].

Sección II: Capítulos 7 a 13,3

(1) Contiene relatos o documentos relativos a la organización político-social y religiosa efectuada por Nehemías, luego que las murallas hubieron sido terminadas. Aquí ya no tenemos a Nehemías hablando en primera persona, excepto en 7,1-5, y en el relato de la dedicación de las murallas (12,31.37.39). Narra cómo, luego de mandar a reconstruir los muros, tuvo que proceder a erigir casas, y tomar medidas para traer al pueblo una población más en proporción a su importancia como la capital (7,1-5; cf. Eclo. 49,13).

(2) Él da (7,5 ss.) la lista de las familias que habían regresado del cautiverio con Zorobabel. Esta lista aparece en Esdras 2. Es notable que en el Libro de Nehemías, siguiendo a la lista, encontramos reproducida (7,70 ss.) con variantes la observación de Esd. 2,68-70 sobre los regalos hechos para la obra del Templo por compañeros de Zorobabel, y el establecimiento de éstos en el país; y de nuevo que Neh. 8,1 reanuda la narración con las mismas palabras de Esdras 3. Esta dependencia se debe probablemente a que el redactor, que en este lugar dio una nueva forma a las notas suministradas por las memorias del gobernador judío, que también explica el que se hable de este último en tercera persona (Neh. 8,9).

(3) Hay una descripción de una gran reunión celebrada en el séptimo mes bajo la dirección de Nehemías (8,9-12) en la que Esdras lee la Ley (8,13). Luego celebraron la Fiesta de los Tabernáculos (8,13-18). Cuando esta fiesta hubo terminado, la gente se reunió de nuevo en el vigésimo cuarto día del séptimo mes (9,1 ss.) para alabar a Dios, confesar sus pecados, y se comprometieron por un pacto escrito a observar fielmente sus obligaciones. El capítulo 10, después de dar la lista de los suscriptores del pacto, establece las obligaciones que la gente se comprometió a cumplir, en particular la prohibición de los matrimonios mixtos (v. 30); la observancia del Sabbath, en especial en su tratamiento de los comerciantes extranjeros (v. 31), el tributo anual de una tercera parte de un siclo para el Templo (v. 32), y otras medidas para asegurar la celebración regular de los sacrificios (v. 33-34), la ofrenda de las primicias y del primogénito (v. 35-37), y el pago y distribución del diezmo (v. 35-39). Después del capítulo 10, es aconsejable leer 12,43 - 13,1-3; el nombramiento de una comisión para la administración de las cosas llevadas al Templo, y la expulsión de los extranjeros de la comunidad. El cap. 11,1.2 recuerda las medidas adoptadas para repoblar a Jerusalén; los versículos 3-36 dan el censo de Jerusalén y de otros pueblos según dispuesto por Nehemías. En el capítulo 12,27-43, tenemos el relato de la solemne dedicación de las murallas de Jerusalén; se menciona a Esdras, el escriba, como a la cabeza de un grupo de cantantes (versículo 35). La lista en 12,1-26 no tiene relación alguna con los acontecimientos de esta época.

(4) Los procedimientos establecidos en los caps. 8 a 9 están estrechamente relacionados con las otras partes de la historia de Nehemías. Las obligaciones impuestas por el pacto, descritas en el cap. 10, tienen que ver sólo con los mismos asuntos de los que se ocupó Nehemías durante su segunda estancia (vea la sección III, arriba). En 13,31 Nehemías les recuerda las regulaciones relativas al suministro de la madera para el altar (10,34), y en 13,11 encontramos las mismas palabras utilizadas en 10,39 (final del versículo). El pueblo había violado el pacto que hizo con Nehemías durante su primera misión. En el momento de su segunda misión erradicó los abusos con severidad. Por ejemplo, la actitud que asume ante los matrimonios mixtos es muy diferente de su actitud al comienzo de su primera estancia (vea arriba la sección I (5); sección III]. Este cambio se explica precisamente por la prohibición absoluta pronunciada contra estos matrimonios en la asamblea descrita en los caps. 9 a 10. Se ha presentado la opinión de que los caps. 8 a 9 dan un relato de los acontecimientos que pertenecen al período de la organización del culto con Zorobabel, y que los nombres de Nehemías (8,9; 10,1) y Esdras (8,1 ss.) fueron añadidos después. Pero ciertamente había razón suficiente para la reorganización del culto en el tiempo de Nehemías (cf. el Libro de Malaquías y Neh. 13). Otros por el contrario considerarían a Neh. 8 a 9 como la secuela de la narración de Esdras 9 a 10, y ellos también sostienen que el nombre de Nehemías ha sido interpolado en Neh. 8,9 y 10,1. Esta teoría es igualmente insostenible. Es cierto que en el tercer libro de Esdras (I Esdras el griego) el relato de Nehemías 8, se reproduce inmediatamente después del de Esdras 9 - 10, pero el autor del tercer libro de Esdras tuvo que hacer esto por el hecho de que Neh. 8 presenta a su héroe como lector de la Ley. Además, ha conservado (III Esd. 9,50) la información de Neh. 8,9 sobre la intervención del Athersatha (Nehemías), jefe de Esdras, lo cual prueba claramente que este relato no se refiere a la época en que Esdras había regresado a Jerusalén encargado por el rey con plenos poderes para la administración de la comunidad judía. Véase, además, el párrafo siguiente.

(5) De acuerdo con nuestra opinión, el regreso de Esdras con sus emigrantes y la reforma efectuada por él (Esd. 7 a 10) debería estar situada cronológicamente después de la historia de Nehemías; y el Artajerjes, en el séptimo año de cuyo reinado Esdras regresó a Jerusalén, es Artajerjes II (405-358 a.C.). Como cuestión de hecho, Esdras encuentra la muralla de Jerusalén ya reconstruida (Esd. 9,9), a Jerusalén poblada (10,1 ss.), el tesoro del Templo bajo una administración adecuada (8,29 y ss.), a Jonatán, hijo de Elyasib como sumo sacerdote (10,6; cf. Neh. 12,23, texto hebreo), y la ilegalidad de los matrimonios mixtos reconocida por todos (9,1 ss.). La reforma radical que Esdras introdujo a este respecto, sin ser molestado por los extranjeros que todavía tenían el dominio en la época de la primera llegada de Nehemías, definitivamente puso fin a los abusos que habían resultado rebeldes a todas las medidas preventivas (10) . La situación política y social que se describe en los primeros seis capítulos de Nehemías [vea la sección I (4), (5), (6), arriba], la situación religiosa de la que los trabajos de la reunión en Neh. 10 dan testimonio [vea la sección II (3), arriba], no admiten que se expliquen como inmediatamente siguientes a la misión de Esdras, que en particular, en virtud del edicto del rey, disponía de recursos muy valiosos para la celebración del culto (Esd. 7 - 8,25 ss). Esdras pasa completamente inadvertido Neh. 1 a 6 y en la lista de los suscriptores del pacto (10,1 ss.). Se le menciona en Neh. 8,1ss. y en 12,35 como realizando funciones subordinadas. Teniendo en cuenta el número singular de los verbos en Neh. 8,9-10, es probable que en el primero de estos dos versos el que "Esdras y los levitas" sean nombrados como parte del sujeto de la frase se deba a una mano posterior . Por lo tanto, en la época de Nehemías Esdras estaba comenzando su carrera, y debe haber ido un poco más tarde a Babilonia, de donde regresó a la cabeza de un grupo de emigrantes en el séptimo año de Artajerjes II (398 a.C.).

(6) Muchos críticos han sostenido que en Neh. 7, tenemos la historia de la primera promulgación del "Código Sacerdotal" por Esdras, pero el relato en cuestión no autoriza tal interpretación. Esdras era probablemente un hombre muy joven en este momento, y lo único que hace es leer la Ley ante el pueblo reunido. Es muy cierto que en Esd. 7 se hace mención en el edicto real de la Ley de su Dios que Esdras tiene en mente (versículo 14), pero además el hecho de que afirmamos que los eventos relatados en Esd. 7 son posteriores a Neh. 7 [vea el (5) arriba], estas palabras no deben entenderse literalmente como un nuevo documento del que Esdras era portador. En los mismos términos se habla de la sabiduría de su Dios, que Esdras tiene en mentes (versículo 25), y en este mismo pasaje se supone que los compatriotas de Esdras ya conocen la Ley de su Dios.


Fuente: Van Hoonacker, Albin. "Book of Nehemiah." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/10737c.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.