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Martes, 19 de marzo de 2024

Versión Autorizada

De Enciclopedia Católica

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Nombre dado a la traducción de la Biblia realizada por la Comisión nombrada para ese fin por el rey de Inglaterra Jaime I (Jacobo I), de donde comúnmente se la conoce como “la Biblia del Rey Jaime” (en inglés King James Bible), la cual es de uso general entre los no-católicos de lengua inglesa. Para entender sus orígenes e historia, es necesario que hagamos un breve estudio de las primeras traducciones de la Escritura al inglés anteriores a la Versión Autorizada. Desde épocas muy tempranas trozos de las Escrituras fueron traducidos al inglés. Es bien conocido que San Beda el Venerable estaba terminando una traducción del Evangelio según San Juan en su lecho de muerte (735). Pero la historia de la Biblia inglesa en su conjunto no va tan lejos; se remonta a la denominada versión de Wyclif, que se cree fue terminada alrededor del año 1380. La traducción fue hecha a partir de la Vulgata, como existía entonces, es decir, antes de las revisiones Sixtina y Clementina, y gozaba de calidad y precisión. El Abad Gasquet defiende confiadamente (The Old English Bible, pp. 102ss) que en realidad esa versión era de origen católico, y que no tenía nada que ver con Wyclif; de cualquier modo parece claro que Wyclif no tuvo participación alguna en esa traducción excepto, tal vez, en los Evangelios; hay evidencias de que copias de toda la traducción estaban en manos y eran leídas por buenos católicos.

Sin embargo, la versión derivó su importancia principal del uso que le dieron Wyclif y los lollardos, y es en este contexto en el que generalmente se la recuerda. Durante el progreso de la Reforma, aparecieron algunas versiones inglesas, traducidas mayormente no de la Vulgata, sino de los originales hebreo y griego. Las más famosas de éstas fueron: la Biblia de Tyndale (1525), la de Coverdale (1535), la Biblia de Matthew (1537), la Biblia de Cromwell o “Gran Biblia” (1539), cuyas ediciones siguientes se conocieron como “la Biblia de Cranmer”), la Biblia de Ginebra (1557-60), y la Biblia del Obispo (1568). Dado que el arte de la imprenta ya se conocía para estos tiempos, copias de estas versiones circulaban libremente entre la gente. Nadie puede negar que hubo mucho trabajo paciente y bueno en ellas; pero se vieron empañadas por la corrupción de muchos pasajes debido a los prejuicios teológicos de los traductores, y fueron usadas en todas partes para servir a la causa del protestantismo.

A fin de contrarrestar los malos efectos de estas versiones, los católicos decidieron producir una propia. Muchos vivían ya en varios centros del continente, habiendo sido obligados a abandonar Inglaterra debido a las Leyes Penales, por lo cual el trabajo fue realizado por miembros del Colegio Allen, en Douay, Flandes, que temporalmente fue trasladado a Reims. El resultado de esta empresa fue el Nuevo Testamento de Reims (1582) y la Biblia de Douay (1609-10). La traducción fue hecha a partir de la Vulgata y, aunque exacta, fue muy deficiente en la forma literaria, estando tan llena de latinismos que en algunos lugares era ininteligible. De hecho algunos años más tarde el Dr. William Fulke, un conocido controversista puritano, publicó un libro en el cual la Biblia del Obispo y el Nuevo Testamento de Reims aparecían impresos en columnas paralelas, con el solo objetivo de desacreditar ésta última. Él no logró el éxito que esperaba, y hoy en día es generalmente aceptado que la Biblia de Douay contenía gran cantidad de excelente y erudito trabajo, y que sus fallas se debieron a una ansiedad excesiva de no sacrificar la exactitud.

Mientras tanto los protestantes comenzaban a sentirse insatisfechos con sus propias versiones, y poco después de su accesión a la corona, el Rey Jaime I nombró una comisión de revisión--el único resultado práctico de las famosas Conferencias de la Corte de Hampton. Los comisionados, en total cuarenta y siete, fueron divididos en seis compañías, de las cuales dos se establecieron en Oxford, dos en Cambridge y dos en Westminster. Cada compañía trabajó sobre una determinado parte de la Biblia, y su trabajo fue revisado luego por un comité selecto elegido de entre todos los miembros del cuerpo. Las instrucciones para sus trabajos eran las siguientes: tomar como base la Biblia del Obispo que estaba en uso en las iglesias, corrigiéndola en comparación con los textos hebreos y griegos. También se les dio una lista de otras versiones inglesas que deberían consultar. Los comisionados comenzaron la labor en 1607, completándola en el corto período de dos años y nueve meses, y cuyo resultado fue lo que conocemos como la “Versión Autorizada”. Aunque al comienzo fue lenta la aceptación recibida, la Versión Autorizada se ha convertido desde entonces en una obra maestra de la literatura inglesa. La primera edición apareció en 1611, poco después de la Biblia de Douay; y aunque esta última no era una de las versiones mencionadas en las instrucciones a los revisores, se entiende que tuvo una considerable influencia en ellos (vea Preface to Revised Version, I, 2. También J. G. Carleton, “Rheims and the English Bible”).

La Versión Autorizada fue impresa en la forma común de capítulos y versículos, y antes de cada capítulo se agregó un resumen de su contenido. No se permitió ningún otro elemento extraño al texto, excepto algunas explicaciones marginales sobre el significado de algunas palabras hebreas o griegas, y un cierto número de referencias a otros pasajes de la Escritura. Al comienzo se colocó una dedicatoria al Rey Jaime y una breve advertencia al lector. Por supuesto, se omitieron los libros como el Eclesiástico, Macabeos y Tobías, a los cuales los protestantes consideran apócrifos; aunque en la página de inicio se afirmó que la Versión Autorizada estaba “destinada a ser leída en las Iglesias”, de hecho se comenzó a usar sólo de forma gradual. Para las Epístolas y los Evangelios, no reemplazó a la Biblia del Obispo hasta la revisión de la liturgia en 1661; y para los Salmos, esa versión se ha mantenido hasta el presente, porque se encontró que la gente estaba tan acostumbrada a cantar esa versión que no era aconsejable ningún cambio, sino imposible. En las ediciones sucesivas de la Versión Autorizada se hicieron considerables cambios, de tiempo en tiempo, en las notas y referencias, y algunos incluso en el texto. Un sistema de cronología bíblica basado principalmente en los cálculos del Arzobispo Ussher fue introducido por primera vez en 1701; pero en muchas de las ediciones sucesivas se omitieron tanto las fechas como algunas---o incluso todas---las referencias o notas gramaticales.

Se admite generalmente que la Versión Autorizada fue en casi todos los aspectos una gran mejoría sobre todas las versiones anteriores. Tanto es así que cuando el obispo Challoner hizo su revisión de la Biblia de Douay (1749-52), que se usa comúnmente hoy en día entre los católicos anglófonos, no tuvo escrúpulos en tomar prestados grandes trozos de ella. Incluso el Cardenal Newman nos da su opinión (Traces Theol. and Eccles., 373) que la revisión de Challoner estaba más cercana a la Versión Autorizada que a la Biblia de Douay original, “no en la estructura gramatical, sino en la fraseología y dicción”. Sin embargo, siguen existiendo aquí y allá en la Versión Autorizada huellas de prejuicios polémicos, como por ejemplo en la salutación del ángel a la Virgen María, donde las palabras “altamente favorecida” son una muy imperfecta variante del original. En estos casos, huelga decirlo, que Challoner siguió la versión de Douay. Además, mientras que en la Versión Autorizada los nombres de personas y lugares se daban en una forma anglosajona ya en circulación, derivados de la ortografía hebrea, Challoner casi siempre siguió los nombres según aparecían en la Vulgata, que vienen originalmente de la Versión de los Setenta. Es en parte debido a esto que la Versión Autorizada tiene un sonido poco familiar para los oídos católicos. La Versión Autorizada mantuvo una posición indiscutible por casi tres siglos, y se volvió parte de la vida de la gente. En la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, se comenzó a pensar que el progreso de la ciencia reclamaba una nueva versión que considerase los resultados de las investigaciones más recientes. La obra fue emprendida por Convocación en 1870, y se formó un comité, en el que participaron americanos, dando como resultado la Versión Revisada (1881-84). La Versión Revisada nunca ha recibido una sanción eclesiástica definida, ni tampoco ha sido introducida oficialmente al uso de las iglesias; se abrió camino por sus propios méritos. Pero aunque ha sido muy usada por los estudiantes, para el público general (no-católico) la Versión Autorizada aún permanece en su lugar y no da signo alguno de perder popularidad.


Fuente: Ward, Bernard. "The Authorized Version." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02141a.htm>.

Traducido por P. Juan Carlos Sack, VE. L H M.