Papa Calixto II
De Enciclopedia Católica
Papa Calixto II: Se desconoce la fecha de su nacimiento; murió el 13 de diciembre de 1124. Su reinado, que comenzó el 1 de febrero de 1119, se distingue por la terminación del Conflicto de las Investiduras, iniciada en tiempos de Gregorio VII y que se había desatado con una amargura casi incesante durante el último cuarto del siglo XI y los primeros años del XII. Guido, así se llamaba antes de su elevación al papado, era hijo del conde Guillermo de Borgoña y por parte de ambos padres estaba estrechamente relacionado con casi todas las casas reales de Europa. Su hermano Hugo había sido nombrado arzobispo de Besançon y él mismo fue nombrado arzobispo de Vienne (1088), y luego Pascual II lo nombró legado papal en Francia.
Mientras Guido ejerció este oficio, Pascual II, cediendo a las amenazas de Enrique V, fue inducido a emitir el "Privilegium" (1111), por el que cedía mucho de lo que había reclamado Gregorio VII, pero esas concesiones fueron recibidas con oposición violenta, sobre todo en Francia, donde la oposición era dirigida por Guido, el legado papal. Este último había estado presente en el Concilio de Letrán (1112) y a su vuelta a Francia convocó una asamblea en Vienne de los obispos franceses y borgoñones, donde se denunció como herética la investidura del clero. Además se pronunció una sentencia de excomunión contra Enrique V por haberse atrevido a conseguir del Papa, por medio de la violencia, un acuerdo contrario a los intereses de la Iglesia. Estos decretos fueron enviados a Pascual II para su confirmación, que ellos recibieron en términos generales el 20 de octubre de 1112 (Hardouin, VI, 2, 1916). Al parecer Guido fue creado cardenal más tarde por Pascual II, aunque éste no parecía estar muy feliz con su celo en sus ataques a Enrique V.
A la muerte de Pascual II (21 enero 1118), fue elegido Gelasio II, pero fue apresado inmediatamente por los aliados italianos de Enrique V y tras ser liberado por el populacho, huyó a Gaeta, donde fue coronado solemnemente. Enrique V exigió la confirmación del "Privilegium", pero al no recibir una contestación satisfactoria, nombró un antipapa, Burdino, el arzobispo de Braga, que tomó el nombre de Gregorio VIII, y el cual ya había sido depuesto y excomulgado por haber coronado emperador a Enrique en Roma (1117). Gelasio excomulgó enseguida tanto al antipapa como al emperador, pero fue obligado a huir y se refugió en el monasterio de Cluny, donde murió (enero 1119).
Cuatro días después de la muerte de Gelasio (1 de febrero), y debido a los esfuerzos del cardenal Cuno, Guido fue elegido Papa, y asumió el nombre de Calixto II; fue coronado en Vienne el 9 de febrero de 1119. Su elección fue recibida con aprobación en todas partes. Debido a su cercana relación con las familias reales de Alemania, Francia, Inglaterra y Dinamarca, se esperaba que pudiera llegar a un acuerdo favorable sobre la controversia que había distraído a la Iglesia durante tanto tiempo. Hasta Enrique V recibió la embajada papal en Estrasburgo y mostró claramente que estaba deseoso por logar la paz, al mismo tiempo que le retiraba el apoyo al antipapa. También se acordó que el Papa y el emperador se reunirían en Mousson.
El 8 de junio de 1119 Calixto celebró un sínodo en Toulouse principalmente para promover reformas disciplinarias en la Iglesia francesa, y en octubre del mismo año inauguró en Reims el concilio que se había contemplado en los arreglos preliminares hechos entre el emperador y los embajadores papales en Estrasburgo. Luis VI y la mayoría de los barones de Francia asistieron al concilio, compuesto de más de 400 obispos y abades. Se había acordado que durante el concilio, el Papa y el emperador tendrían una conferencia personal en Mousson, y para cumplir este compromiso Enrique V llegó a Mousson, pero no solo, como se había anticipado, sino con un ejército de más de 30,000 hombres.
Calixto II salió de Reims camino de Mousson, pero al saber de las que parecían preparaciones de guerra por parte del emperador, y temiendo que probablemente se utilizaría la fuerza para conseguir de él concesiones perjudiciales, volvió a Reims a toda prisa. Allí el concilio se ocupó de medidas disciplinarias, especialmente con decretos contra la investidura, la simonía y el concubinato del clero. Al final, no había esperanza de llegar a un arreglo favorable con Enrique y se decidió que el emperador y el antipapa fuesen solemnemente excomulgados en presencia de los padres y representantes de la autoridad secular (30 octubre 1119). Antes de abandonar Francia Calixto trató de lograr un acuerdo entre Enrique I de Inglaterra y su hermano Roberto, aunque no logró ningún resultado.
Calixto decidió visitar Italia y Roma, donde residía Gregorio VIII, protegido por las fuerzas alemanas e italianas aliadas del emperador, pero al aproximarse Calixto, que iba siendo recibido por todas partes con muestras de bienvenida, el antipapa tuvo que huir a la fortaleza de Sutri, y Calixto entró a Roma en medio del regocijo universal del pueblo. Viajó al sur para asegurarse la ayuda de los normandos del sur de Italia, en la lucha contra Enrique V y Gregorio VIII. Las negociaciones fueron plenamente satisfactorias. Gregorio fue tomado prisionero y escoltado a Roma (1121), donde apenas se le pudo salvar de la ira del populacho, y fue encarcelado cerca de Salerno y después en la fortaleza de Fumo. Con la ayuda de los príncipes del sur de Italia Calixto rompió el poder de los aliados italianos del emperador en Italia, sobre todo de Cencio Frangipani, que ya había causado tantos problemas a Gelasio II y al mismo Calixto (1121).
Tras haber establecido así su poder en Italia, una vez más resolvió abrir negociaciones con Enrique V sobre las investiduras. Enrique había mostrado que estaba deseoso por poner fin a una controversia por la que había perdido a sus mejores amigos y que era una amenaza para la paz del imperio. Calixto envió una embajada de tres cardenales a Alemania, y en Würzburgo (octubre de 1121) se iniciaron las negociaciones para un arreglo permanente del Conflicto de las Investiduras. Se acordó declarar una tregua general entre el emperador y sus súbditos rebeldes; que la Iglesia tendría libre uso de sus posesiones; que se les restituyese las tierras a los rebeldes y se estableciese una paz permanente con la Iglesia a la mayor brevedad posible. Se le comunicaron estos decretos a Calixto, quien envió al cardenal Lamberto de Ostia como su legado para asistir al sínodo que se había convocado para Worms.
El sínodo comenzó en Worms el 8 de septiembre de 1122, y el 23 de septiembre se concluyó el concordato conocido como el Concordato de Worms (o Pactum Calixtinum) entre el Papa y el emperador. Por su parte, el emperador renunció a su reclamo a las investiduras con anillo y báculo y concedió libertad de elección a las sedes episcopales; por otra parte, se aceptó que los obispos recibiesen la investidura con el cetro, que las elecciones episcopales se harían en presencia del emperador o sus representantes, que en el caso de elecciones disputadas el emperador debía, previa decisión del metropolitano y los obispos sufragáneos, confirmar al candidato elegido correctamente; y por fin, que la investidura imperial de las temporalidades de las sedes se realizaría en Alemania antes de la consagración, en Borgoña y en Italia] después de esa ceremonia y que en los Estados Pontificios, solo el Papa tenía el derecho de investidura, sin interferencias del emperador. Como resultado de este concordato, el emperador aún retenía la influencia para controlar la elección de los obispos en Alemania, aunque había cedido mucho respecto a las elecciones episcopales en Italia y Borgoña.
Para asegurarse de la confirmación de este Concordato de Worms, Calixto II convocó el Primer Concilio de Letrán (18 marzo 1123). El concilio fue muy representativo con la presencia de cerca de casi 300 obispos y 600 abades de todas partes de la Europa católica. El concilio confirmó solemnemente el acuerdo a que se había llegado con Enrique V respecto a las elecciones episcopales, y aprobó varios decretos disciplinarios dirigidos contra los abusos existentes tales como la simonía y el concubinato entre el clero, decretos contra los violadores de la Tregua de Dios, ladrones de iglesias y falsificadores de documentos eclesiásticos. Se renovaron las indulgencias ya concedidas a los cruzados y se definió más claramente la jurisdicción del obispo sobre el clero, tanto secular como regular.
En los últimos años de su vida Calixto II trató de asegurar para la Iglesia la restauración de todo el Patrimonio de San Pedro que había sido muy reducido por las guerras y rebeliones constantes; intentó someter a los nobles de la Campaña y restaurar la paz y el orden en la ciudad de Roma que había sufrido mucho desde los tiempos de Gregorio VII. También dedicó mucho tiempo a los intereses de la Iglesia de Francia y a combatir los errores y abusos que aparecieron en ese país en su época. En el sínodo de Toulouse (1119) condenó las enseñanzas de Pedro de Bruis y seguidores (Hardouin, VI, 2, 1977-84). Estableció la iglesia de Vienne como metropolitana de las provincias eclesiásticas limítrofes (1120), resolviendo a favor de Vienne (que aún conservaba como Papa) la antigua controversia entre Vienne y Arlés. Respecto a los privilegios a favor de Vienne falsificados durante el reinado de Calixto, vea Gundlach, "Streit der Bisthumer Arles und Vienne" (1890). Duchense afirma ("Fastes Eccl.", I, 145 ss.) que sólo las más recientes de ella datan de la época de Calixto (cf. Robert, “Calixte II”, Parías, 1891). Calixto solucionó varias disputas entre obispo y abades en Francia, envió a Gerardo de Angulema como legado papal a Inglaterra y finalmente confirmó los derechos primaciales de Lyon sobre la iglesia de Sens.
Exigió a Enrique I de Inglaterra que liberara a su hermano, Roberto de Normandía, así como el reconocimiento de Thurstan, al que él mismo había consagrado como arzobispo de York en Reims. Enrique se negó al principio pero bajo la amenaza de excomunión aceptó a Thurstan como arzobispo de York, y reconoció la independencia de la sede de York de la de Canterbury. En España transfirió los derechos metropolitanos de la antigua Diócesis de Mérida (Emerita) a Santiago de Compostela, a cuyo santo patrón parece que Calixto tenía una especial devoción. Mostró su atención a Alemania con la canonización de Conrado de Constanza en el Primer Concilio de Letrán (1123) y al enviar a Otón de Bamberg como legado papal a regular las iglesias de Pomerania. En Roma dedicó mucha atención al embellecimiento y mejora de la ciudad, pero especialmente a la Basílica de San Pedro. Suprimió la sede suburbana de Santa Rufina y la unió a la diócesis de Porto, de manera que en adelante sólo hubo seis cardenales-obispos en vez de los siete anteriores.
Calixto murió en 1124 y tras algunas disputas, Honorio II (1124-30) fue elegido como su sucesor. No hay disputa respecto a la gran influencia del reinado de Calixto II en la política de la Iglesia. A él se debe la revocación de las concesiones tan débilmente hechas por Pascual II, y al acceder al trono papal su firmeza y fuerza de carácter aseguraron un arreglo en la controversia entre Iglesia y Estado que, aunque no enteramente satisfactoria, fue al menos suficiente para asegurar una paz muy necesaria. Con sus esfuerzos logró poner fin a la concesión al por mayor de oficios eclesiásticos por laicos; restableció la libertad de las elecciones canónicas y aseguró el reconocimiento del principio de que la jurisdicción eclesiástica puede venir únicamente de la Iglesia; mientras que, por otra parte, concedió a las autoridades civiles la influencia a la que legítimamente tenían derecho en la elección de prelados que eran, además los más ricos e influyentes súbditos del Estado.
Por otro lado, en esa época lo culparon, principalmente el arzobispo Conrado de Salzburgo, por no insistir en la retirada del juramento de homenaje que se requería que cada obispo prestara al emperador o a su señor feudal; pero hay que recordar que Calixto II entendió bien que a no ser que cediese en algo, la paz hubiera sido imposible, y que el juramento de homenaje, aun cuando la ceremonia pareciese tan impropia, no era una demanda excesiva por parte del emperador respecto a unos súbditos que tenían tan enorme poder político como los obispos del Imperio Germánico.
Calixto II no fue notable por sus producciones literarias, aunque nos han llegado algunas obras que se le atribuyen. Estas son: "De Miraculis Sancti Jacobi Apostoli", "De obitu et Vita Sanctorum", "Vita Caroli Magni Imperatoris". Se conservan muchas cartas atribuidas a él, las cuales, junto con sus otros escritos, se pueden ver en Migne, P.L., CLXIII (1073-1383). Además de esta edición, treinta y seis de sus cartas aparecen en la "Concilia" de Hardouin (VI, 2, 1949-1976). Estas mismas cartas, con dos adicionales, fueron publicadas por Mansi (XXI, 190-218); otras son dadas por D'Achery [Spicilegium (París, 1723), II, 964; III, 478, 479]; otras adicionales se hallan en "Magn. Bull. Rom. Continuat.", III, ed. Luxembourg, 1730, 12. Vea INVESTIDURAS; VIENNE.
Bibliografía: Biografías de Calixto II han sido escritas por PANDULFO ALETRINO, ARAGONIO, y BERNARDO GUIDONIS (MURATORI, Script. Rer. Ital., III, 1, 418). Cf. WATTERICH, Vitae Rom. Pontif., II, 115; MIGNE, P.L., CLXIII, 1071; ROBERT, Bullaire du pape Calixte II (París, 1891); MAURER, Papst Calixtus II, en 2 partes (Munich, 1886, 1889). Para el Sínodo de Vienne, vea MANSI, XXI, 175, y HARDOUIN, VI, 2, 1752. Para el Sínodo de Reims, MANSI, XXI, 187, y HEFELE, Conciliengesch., V, 344; HALLER, Die Verhandlungen zu Mouzon (1119), etc. en Heidelberger Jahrbucher, 1892. Para el Concordato de Worms, vea MANSI, XXI, 273, 287, y JAFFE, Bibl. Rer. Germ., V, 383, también MUNCH, Vollstandige Sammlung aller Concordate, I (Leipzig, 1830), y NUSSI, Conventiones de Rebus Eccles. (Maguncia, 1870); BERNHEIM, Zur Geschichte des Wormser Konkordates (Leipzig, 1878); BRESLAU, Die kaiserliche Ausfertigung des Wormser Konkordates in Mitteil. des Instituts fur Oesterreich. Gesch., 1885.
Fuente: MacCaffrey, James. "Pope Callistus II." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3, págs. 185-187. New York: Robert Appleton Company, 1908. 31 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/03185a.htm>.
Traducido por Pedro Royo. lmhm