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Martes, 19 de marzo de 2024

Gregorio VIII

De Enciclopedia Católica

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Gregorio VIII: su nombre era Mauricio Burdino (Bordinho, Bourdino). Fue el antipapa colocado en la silla papal por el emperador Enrique V el 8 de marzo de 1118. Burdino era un francés nacido probablemente en Limoges. Recibió una buena educación en Cluny y siguió a su compañero benedictino Bernardo, arzobispo de Toledo y primado de España, más allá de los Pirineos. En un tiempo en que Cluny significaba aprendizaje y reforma, el progreso de su carrera estaba asegurado. En 1098 fue consagrado obispo de Coimbra (Gams); en 1111 fue elevado a la sede metropolitana de Braga. Tres años después, como consecuencia de una discrepancia con el primado fue suspendido por Pascual II.

Al llegar más tarde a Roma se congració de tal manera con el pontífice, también cluniacense, que lo retuvo en la corte papal y le encargó asuntos importantes. En 1117 cuando Enrique vino a Roma para imponer sus condiciones al Papa, Pascual, que estaba seguro en Benevento, envió a Burdino con algunos cardenales para negociar con el emperador. Esta misión acabó siendo la ruina de Burdino. Descaminado de sus principios gregorianos, abrazó abiertamente la causa de Enrique y, para enfatizar su apostasía, colocó la corona sobre la cabeza del emperador el día de Pascua. Enseguida fue excomulgado, pero fue designado para la dignidad suprema por sus nuevos asociados.

Unos pocos meses más tarde, al conocer sobre la muerte de Pascual, Enrique se apresuró a Roma, rodeado de juristas, solo para descubrir que había sido burlado por la vigilancia de los cardenal. Al no pudo capturar a Gelasio, declaró que su elección era nula y, luego de un discurso por el instruido Irnerio de Bolonia sobre los derechos imperiales, indujo a una sobornada asamblea de romanos a proclamar Papa a Burdino, quien con una ironía inconsciente tomó el nombre de Gregorio. Los honores del papado se volvieron cenizas en sus manos. Fue excomulgado repetidamente y al final fue enviado como prisionero a manos de Calixto II, y fue detenido en varios monasterios hasta el día de su muerte en 1137.

así terminó la carrera de un prelado “a quien”, como dice Guillermo de Malmesbury (Gesta Regum Angl., V, 434) “todos habrían estado obligados a venerar y casi adorar por su prodigiosa diligencia, si él no hubiese preferido buscar la gloria con un crimen tan notorio”. Uno de los cánones del Noveno Concilio Ecuménico (1123) declaró irritœ (nulas) todas las ordenaciones hechas por él después de su condena, o por cualquier obispo consagrado por él.


Bibliografía: JAFFE, Regesta RR. PP., 2da ed., I, 821-22: II, 715.

Fuente: Loughlin, James. "Gregory VIII." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 795-796. New York: Robert Appleton Company, 1909. 28 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/06795b.htm>.

Traducido por Pedro Royo. lmhm