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Sábado, 21 de diciembre de 2024

Basílica de San Pedro

De Enciclopedia Católica

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Tomado del blog Odisea 2008
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Donato Bramante
Miguel Ángel
Columnata de Bernini
Bernini


Topografía

La actual Iglesia de San Pedro está ubicada sobre el lugar en el que a principios del primer siglo, se encontraban los jardines de Agrippina. Su hijo, Caius Caligula, construyó allí un circo, en donde erigió el celebre obelisco sin jeroglíficos que fue traído desde Heliópolis y que actualmente se encuentra en la Plaza de San Pedro. El emperador Nerón se mostró especialmente complacido con este circo y montó muchos espectáculos en él, entre los que se encontraban los martirios de los cristianos (Tácito, "Anales", XV, 44) que tuvieron una gran notoriedad. El lugar exacto de la crucifixión de San Pedro en el circo fue preservado por la tradición a través de los siglos, y en la actual Iglesia de San Pedro, el lugar está identificado por un altar. La Via Cornelia pasaba directamente por el circo de Nerón y al igual que las autopistas romanas, estaba rodeada de monumentos sepulcrales. En tiempos cristianos, en este lugar se erigió en forma gradual una pequeña ciudad de iglesias y hospicios, pero sin que esta parte de Roma fuese incluida en los límites de la ciudad. Cuando en el año 847 los sarracenos arrasaron la Basílica de San Pedro y a todos los santuarios y edificaciones que allí se encontraban, León IV decidió rodear el extenso suburbio con un muro, que presentaba cada cierta distancia torres bien fortificadas. Dos de estas torres, así como un fragmento del muro, se preservan aún en los jardines del Vaticano y muestran una imagen interesante de la forma en que había sido fortificada. Debido a esta circunvalación hecha por el Papa León, la porción del Vaticano correspondiente a la ciudad fue llamada Civitas Leonina, nombre que se mantiene hasta nuestros días (Ciudad Leonina). La Colina Vaticana se yergue muy cercana al río Tiber. Entra ella, el río y el mausoleo de Adrián (Castillo de San Ángelo), se encuentra una pequeña explanada en donde no hubo construcciones sino hasta principios de la Edad Media. El territorio del Vaticano realmente no presentó características urbanas sino hasta finales del siglo quince.

Basílica de Constantino

El modesto santuario del Príncipe de los Apóstoles dio lugar a una magnífica basílica en tiempos de Constantino el Grande, iniciada en el año 323 pero completada hasta después de su muerte. El lado sur de la antigua basílica fue levantada sobre el lado norte del circo, el cual en la Edad Media llevó el nombre de Palatium Neronis. Fue construido en forma de cruz y dividido en cinco naves por cuatro filas de 22 columnas cada una. En el transcurso de los siglos se colectaron vastos tesoros en este santuario principal de la Cristiandad Occidental: preciosas decoraciones con mosaicos externas e internas, ofrendas de gran valor rodeando la tumba del Príncipe de los Apóstoles, magníficas vestimentas en los guardarropas de la sacristía, entablados ricamente decorados, y pavimentos de colores brillantes y harmoniosos, pinturas, y cualquier otra cosa que el amor y la veneración pudiera concebir para adornar. Conectando la Basílica con la Puerta de San Pedro (Porta di S. Pietro) en el Castillo de San Ángelo, estaba un camino de columnas por donde pasaron innumerables peregrinos. Se hizo provisión en el Vaticano para protegerlos y surgió pronto la necesidad de construir un palacio cercano a la basílica en donde el papa pudiera vivir y recibir visitantes cuando se encontrara en San Pedro. Iglesias y monasterios, cementerios y hospicios surgieron en gran número alrededor de la tumba del "pescador de hombres".

Pasaron doce siglos entre la edificación de San Pedro y la primera demolición de una parte importante de la basílica. El plano de la nueva iglesia en el Renacimiento Temprano se convirtió en el juguete de los humoristas artísticos. Gracias a Miguel Angel, quien salvó el plano original de Bramante, se hizo algo estéticamente satisfactorio.

Historia del Edificio

Mientras el papa residió en Avignon se produjo un rechazo de las iglesias de Roma, y hacia el siglo XV el deterioro que sufrió San Pedro llegó a niveles alarmante. Nicolás V, un humanista entusiasta, concibió el plan de nivelar la antigua iglesia y erigir una nueva estructura en su lugar. Bernardo Rossellini, de Florencia, recibió instrucciones para esta tarea y de acuerdo con sus planos, la nueva basílica debía rodear completamente el coro y tener la planta de una cruz Latina con una nave alargada. Pero debido a que el proceso se inició en 1450 y que el papa murió en 1455, con la excepción de las fundaciones, nada más fue construido. Julio II, adoptando la idea de reconstruir la basílica, instituyó una competición en la cual el premio lo ganó Bramante. Su ilimitado entusiasmo por la extraordinaria concepción del papa, quedó atestiguada por numerosos planos y dibujos que hizo, los que aún se preservan en la galería Uffizi de Florencia. Bramante deseaba apilar el Panteón sobre la basílica Constantina, de tal manera que un grandioso domo se elevaría por encima de un edificio en forma de cruz griega. En la primavera de 1506 Julio, ante la presencia de 35 cardenales, colocó la fundación de esta imponente estructura, la que la posteridad cambió por algo peor en forma inexcusable. Bramante murió en 1514. Giuliano da Sangallo y Fra Giacondo da Verona, quienes junto con Rafael continuaron su trabajo, murieron en 1516 y en 1515 respectivamente. Rafael, cediendo ante toda forma de influencia, hizo cambios pero no promocionó el edificio. Después de su muerte en 1520, surgió un agudo conflicto sobre si la iglesia debía mantener la forma de cruz griega o de cruz latina.

Antonio da Sangallo, quien fue nombrado arquitecto en 1518, y Baldassari Peruzzi, nombrado en 1520, no tuvieron ningún plano y experimentaron con muchas formas, las que Miguel Angel, cuando tomó el control en 1548, puso fin en la manera en que ello fuera posible. El plan de Bramante le pareció tan bueno que construyó en base al mismo. Al fortalecer la parte central, permitiría hacer un domo. No vivió para ver la terminación de su concepción artística, ya que únicamente el tambor estaba terminado cuando murió. Pero en los años siguientes, se construyó una obra maestra de incomparable belleza de acuerdo a sus diseños. Debe enfatizarse de manera especial la fidelidad con la que Giacomo della Porta continuó con la construcción del domo después de la muerte del gran maestro (1546) Miguel Angel. La construcción se hubiese completado a comienzos del siguiente siglo si en 1606 el papa Pablo V no hubiera decidido darle la forma de cruz Latina. Durante los 20 años siguientes, Carlo Maderna construyó la actual fachada, y Bernini desperdició tiempo y dinero en adornar el frente con campanarios, que tuvieron que ser quitados por razones artísticas tan pronto fueron terminados. Finalmente, el 18 de noviembre de 1626, Urbano VIII dedicó en forma solemne la iglesia la que, con excepción de ciertos detalles sin importancia, podía considerarse terminada. Debemos distinguir tres estadíos claramente definidos en la construcción de San Pedro: (1) La cruz griega de Bramante con el domo; (2) Miguel Angel, cruz griega con domo, además de un vestíbulo con un pórtico de columnas; (3) Pablo V, cruz latina con fachada barroca. Cuanto más tiempo les llevó construir, más fueron alterados los planos originales, en una forma tal que el efecto exterior fue totalmente insatisfactorio. El error principal yace naturalmente en el hecho de que la extensión inadecuada de la nave oculta al domo de una línea directa de observación cercana desde la basílica. Solamente a una gran distancia, se revela al asombrado observador, la genial creación de Miguel Angel en toda su pureza y belleza. Todas las paredes externas están construidas de travertina en color dorado, las que incluso al sol brillante dan un efecto tranquilo y armonioso.

Arquitectura

A. Estadísticas

La construcción de San Pedro, en lo que a la iglesia respecta, se concluyó en un período de 176 años (1450-1626). El costo de la construcción, incluyendo todas las adiciones del siglo XVII, totalizaron alrededor de US$48.000.000. El costo anual del mantenimiento del gigantesco edificio, incluyendo los anexos (sacristía y columnata), suma US$39.500, suma ésta que solamente es superada por los trabajos de restauración cuando estos son necesarios (tales como el mantenimiento de los dorados, la reparación del pavimento, trabajos en mármol en los pilares). La basílica recibe apoyo financiero de unas extensas propiedades en Roma y de amplias posesiones de terrenos en la zona del mediodía italiano. Basados en cálculos confiables hechos por Carlo Fontana, las proporciones del edificio son (En el original en inglés, éstas y las medidas que siguen a continuación están en pies, por lo que las hemos convertido al sistema métrico decimal. N. del T.): altura de la nave, 46,18 metros; ancho de la misma en la entrada, 27,29 metros; en la tribuna, 23,99 metros; longitud del crucero en el interior, 137,46 metros; longitud total de la basílica, incluyendo el vestíbulo, 211.47 metros. Desde el pavimento de la iglesia (medido desde el confesionario) al centro de la lámpara que descansa sobre el domo, la altura es de 123,38 metros, a la punta de la cruz que se encuentra sobre la lámpara, 132,50 metros. La medida del diámetro interior del domo varía algo, pero generalmente se computa en 41,97 metros, excediendo así al domo del Panteón por 1,49 metros. La superficie de San Pedro es de 15.160,12 metros cuadrados.

Medidas comparativas de longitud:

Longitud de San Pablo en Londres, 158,59 metros; Catedral de Florencia, 149,47 metros; Catedral de Milán, 135,39 metros; Basílica de San Pablo en Roma, 127,77 metros; Santa Sofía en Constantinopla, 107,90 metros. Medidas comparativas de superficie:

Milán, 8.406,05 metros cuadrados.; San Pablo en Londres, 7.875.07 metros cuadrados; Santa Sofía, 6.889,97 metros cuadrados; Colonia, Alemania, 6.166,05 metros cuadrados; Antwerp, Bélgica, 4.966,04 metros cuadrados. El vestíbulo de la basílica tiene 70,99 metros de ancho, 13.47 metros de fondo y 27.98 metros de alto. Hay cinco portales en la fachada; en la capilla del Santísimo Sacramento, hay una puerta que da directamente al Palacio Apostólico; en la capilla del coro y en el vestíbulo del crucero izquierdo, están las puertas que dan a la sacristía, junto a las que hay otras cuatro que generalmente son utilizadas para propósitos administrativos. Además de las dos galerías bajas de la capilla del coro que son para los cantantes, hay otras cuatro cuyo tamaño está restringido a los apoyos del domo. Además del altar principal en la tribuna y de los cuatro altares en las criptas, la basílica posee 29 altares, debajo de la mayoría de los cuales reposan cuerpos de santos, incluyendo el de varios Apóstoles.

Construcciones anexas

Las columnas que encierran el lugar público más hermoso del mundo, la Plaza de San Pedro, forman una parte orgánica de la basílica. Construidas en 1667 por Bernini, rodean la plaza en forma de elipse, midiendo el eje mayor 339,97 metros, y el eje menor 239,97 metros. Se gastó aproximadamente un millón de dólares para la construcción de las columnas y de las otras partes de la Plaza de San Pedro. Las columnas cubiertas consisten de cuatro filas de columnas en estilo dórico, formando tres pasajes, midiendo el pasaje central el ancho de un vagón de ferrocarril. Las 248 columnas y los 88 pilares están construidos totalmente con travertina. Colindante con la elipse, se encuentra un espacio cuadrado que disminuye en extensión hacia la iglesia. Sus lados lo forman extensos corredores, de los que, uno del lado derecho, pertenece al Palacio Apostólico del Vaticano. Las columnatas y los corredores presentan 162 figuras de santos basadas en diseños de Bernini. Hacia la mitad de la elipse se encuentra el conocido obelisco de Heliopólis. En 1586 fue trasladado a su lugar actual. A ambos lados del obelisco se encuentran dos hermosas fuentes de 14 metros de alto. El obelisco mide 254,81 metros de altura y pesa 360,2 toneladas. El ápice está adornado con una cruz de bronce que contiene un fragmento de la Verdadera Cruz. El cuadrángulo irregular que se encuentra entre la elipse y la basílica está ocupado, en su mayor parte, por la monumental escalera y su acceso que conduce a los peregrinos al nivel más alto de la iglesia. El área que ocupa solamente este acceso, es mayor que el de la mayoría de las iglesias de la Cristiandad. La sacristía de San Pedro, la casa de los cánones y beneficiaries, así como el hospicio papal de Santa Marta, están conectados con la basílica por medio de dos pasajes cubiertos. La sacristía, que contiene tesoros artísticos ,uy sobresalientes, fue construída en 1775 por Carlos Marchione bajo el papa Pio VI. La Palazzina, que se levanta en la Piazza di Santa Marta detrás de la basílica, pertenece directamente a San Pedro. Cuando este artículo fue escrito, en 1912, este lugar era la residencia oficial del arcipreste de San Pedro, quien siempre es un cardenal.

Descripción de la Basílica

Como puede verse en el plano adjunto (No disponible), las cuatro divisiones principales de la basílica se extienden desde el domo y están conectadas entre sí por pasajes que se encuentran detrás de los muelles de la cúpula. A la derecha e izquierda de la nave se encuentran los corredores más bajos y pequeños, estando bordeado el del lado derecho por cuatro capillas laterales, y el izquierdo por tres capillas y el pasaje hacia el techo. La decoración general consiste de incrustaciones de mármol de color, figuras de yeso, ricos dorados, decoraciones con mosaicos, y figuras de mármol sobre las pilastras, techo y paredes. El pavimento forma figuras geométricas de mármol de color basados en los diseños de Giacomo della Porta y de Bernini. El largo recorrido de la nave está cerrado por el precioso bronce baldaquino de 29 metros de alto, que fue erigido por Bernini en 1633 a solicitud de Urbano VI. Debajo de él se halla el Confesionario de San Pedro, en donde reposa el cuerpo del Príncipe de los Apóstoles. Ninguna silla ni banca obstruyen la visión; el ojo vaga libremente sobre la brillante superficie del pavimento de mármol, en donde hay espacio para miles de personas.

La tumba de San Pedro es el centro de toda la estructura (ver Confesión; San Pedro, Tumba de). Sumamente interesante es así mismo el altar mayor en la tribuna, que encierra la silla del Príncipe de los Apóstoles, y la poderosa losa sobre la que originalmente los emperadores romanos fueron coronados. Las magníficas pilas de agua bendita a la derecha e izquierda, muy conocidas a través de numerosas ilustraciones, se apoyan en gigantescas columnas. La bóveda reposa sobre una hermosa curvatura sobre los pilares y los arcos que los conectan. Hacia delante, percibimos también los relieves en mármol de muchos papas, mientras que los nichos contienen estatuas heroicas de los fundadores de las órdenes, una decoración que se extiende sobre la nave de la tribuna. Hacia el cuarto nicho de la derecha se encuentra una importante estatua de San Pedro, que erróneamente ha sido atribuida al siglo trece pero que en verdad data de los siglos cuarto o quinto. No se trata de la adaptación de otra estatua sino que intentó ser una estatua del Príncipe de los Apóstoles. Hacia la izquierda del crucero, los confesionarios de San Pedro revelan de la forma más hermosa la unidad de la Fe, ofreciendo la oportunidad de la confesión en los idiomas más importantes del mundo. Frente a los Confesionarios, y elevándose oblicuamente ante los muelles del domo, se encuentran las colosales estatuas de los santos Longino, Elena, Verónica y Andrés. En la galería que se encuentra sobre la estatua de Santa Elena, varias veces al año son expuestaslas llamadas grandes reliquias. La más importante de éstas es un gran fragmento de la Cruz Verdadera. Por encima de las cuatro galerías del domo, los cuatro Evangelistas están expuestos en magníficos mosaicos basados en el diseño de Cavaliere d'Arpino. En el friso que se encuentra por encima, se encuentra la orgullosa inscripción Latina con letras de 1,82 metros de alto que dicen: "Tú eres Pedro y sobre esta roca construiré mi Iglesia, y te daré las llaves del Cielo".

En la tribuna del crucero izquierdo se encuentran tres altares de los cuales el que está en el medio sobresale particularmente ya que, en primer lugar, la tumba del inmortal compositor Pierluigi da Palestrina yace frente a él; en segundo lugar, porque los cuerpos de dos Apóstoles, Simeón y Judas Tadeo, reposan en un sarcófago de piedra debajo del altar; y en tercer lugar, porque el altar marca el sitio en el circo de Nerón en donde se levantó la cruz en la que San Pedro exhaló su último aliento. El crucero derecho ha obtenido una importancia especial en la historia eclesiástica porque en 1870 el Concilio Vaticano I celebró aquí sus sesiones hasta que fue disperso por la marcha de la revolución que culminó en Roma. Regresando a la entrada, encontramos en la primera capilla lateral del corredor derecho el lugar que fue hecho famoso por la Pietá de Miguel Angel (1498). A su lado, en la capilla de San Nicolás, se encuentra el sitio en donde se guardan las reliquias de San Pedro, y a continuación sigue la capilla de San Sebastián, seguida de la espaciosa capilla del Sacramento. Entre las obras de arte que se encuentran en este lugar sobresale la tumba de Sixto IV, un impresionante monumento de bronce hecho meticulosamente por Antonio Pollajuolo. De la multitud de monumentos sepulcrales que adornan el crucero derecho, merecen especial atención los de León XII, de la Condesa Matilda de Toscana, la poderosa amiga de Gregorio VII, y de Gregorio XIII, el reformador del calendario. Contra el muelle del domo, directamente frente a nosotros, se levanta un altar con la "Comunión de San Jerónimo" de Domenichino. El pasadizo alrededor del domo hacia la derecha se llama capilla gregoriana porque fue decorada por Gregorio XIII en base a los diseños de Migel Angel. Próximo al monumento de Gregorio XVI se encuentra el altar de la Madonna dell Soccorso, cuya imagen data de la Antigua iglesia de San Pedro. Debajo del altar reposa el cuerpo de San Gregorio of Nazianceno y adyacente a él está la colosal tumba de Benedicto XIV.

En el pasaje opuesto al domo se encuentra la obra maestro de Canova, el monumento de Clemente XIII, y el altar por Guido Reni, que representa al Arcángel Miguel. En la misma division, hacia el lado izquierdo de la iglesia, sobresale a la distancia el monumento a Alejandro VIII, y bajo el altar de la Madonna della Colonna, en un antiguo sarcófago cristiano, yacen los restos mortales de los Santos León II, III y IV. El altar de San León I es superado por el relieve colossal en mérmol hecho por Algardi, y llamado "el retiro de Atila de Roma", las proporciones del cual parecen ser demasiado grandes, incluso para la Basílica de San Pedro. Más alejado se encuentra el monumento a Alejandro VII, y opuesto al mismo se halla la única obra de altar pintado al óleo, por Vareni, sobre San Pedro. Todos los restantes altares dentro de la iglesia son de mosaico. Pasando a través del crucero izquierdo, llegamos al pasaje que rodea el cuarto domo en donde, a la derecha y bajo el monumento a Pio VIII, se encuentra la entrada a la sacristía y, directamente hacia el frente, bajo el monumento de Pio VII hecho por Thorwaldsen, están las escaleras que llevan a la galería del coro. Aquí inicia el crucero izquierdo, cuya primera capilla lateral, es utilizada por las oradores canónicos, mientras que la última funciona como baptisterio. Junto a la capilla del coro y más allá de la entrada, a una altura de 4,57 metros sobre el pavimento, hay un nicho cerrado en el que se coloca el cuerpo de cada Papa fallecido hasta que su cuerpo sea llevado a su sepulcro definitivo. Cuando este artículo fue escrito, en ese lugar reposaba aún el cuerpo de León XIII (N. Del T.: El Papa León XIII sería llamado a la casa del Padre Eterno a los casi 94 años, el 20 de julio de 1903), aunque su sepulcro ya había sido finalizado hacía bastante tiempo. La incertidumbre de las condiciones de Roma que imperaban en esa época no permitían remover el cuerpo (N. Del T.: Recordemos que en 1900 es asesinado Humberto I en Monza por un anarquista y le sucede su hijo Victor Manuel III (1869-1947).

Nuestra atención es atraída hacia la tumba de León XI por un excelente relieve en mármol que representa al Rey Enrique IV de Francia, renunciando al protestantismo. Otro relieve que se encuentra sobre el monumento a Inocente XI, reviste una importancia similar, y se refiere al levantamiento que del sitio turco de Viena, hiciera John Sobieski, rey de Polonia. Entre los más hermosos monumentos funerarios de toda la basílica se encuentra el de Inocente VIII hecho por Antonio y Pietro Pollajuolo. Junto a estos se encuentran dos importantes tumbas: las de Urbano VIII por Bernini y Pablo III por Guglielmo della Porta.

Sagre Grotte Vaticane (Sagrada Gruta Vaticana) es el nombre que se aplica a las cámaras que se extienden por debajo del pavimento en San Pedro. Se distinguen en cripta antigua y en cripta nueva. La antigua yace bajo la nave, y mide 18 metros de ancho por 45,11 de largo. Ellas representan el pavimento de la antigua basilica de San Pedro. Numerosas tumbas de papas y emperadores que estaban en la Basílica de Constantino, se encuentran aquí, tal que entonces el bajo y extenso lugar de 3,47 metros de alto es de un gran interés histórico. Entre muchas otras se encuentran las tumbas de los papas: Nicolás I, Gregorio V, un alemán, Adriano IV, un inglés, Bonifacio VIII, Nicolás V, Pablo II, Alejandro VI, y el emperador Otto II. El corazón de Pio IX también reposa aquí en una sencilla urna. Las nuevas criptas se extienden cercanas a la tumba del Apóstol y yacen bajo el domo. Junto al pasaje en forma de herradura se encuentran varias capillas en las que se preservan obras de arte y valiosas antigüedades que han sido preservadas desde la antigua basílica. Hacia la mitad del pasaje mencionado, está el más sobresaliente de todos los primitivos sarcófagos cristianos, el de Junius Bassus, a quien Waal le dedicó una detallada y ricamente ilustrada monografía. Dos altares se levantan aquí en la más cercana proximidad al sarcófago en donde reposa el cuerpo de San Pedro. La admisión a las criptas y a la Santa Misa en el altar de las Confesiones era antes muy difícil de obtener, especialmente para las mujeres, pero en la actualidad eso ha sido superado.

El Ascenso hacia el Domo

Fue una costumbre el subir al techo de la iglesia por medio de una escalera sencilla; sin embargo, hoy día un espacioso elevador lleva a los visitantes hacia las alturas. Desde el techo, coronado de pequeñas cúpulas y casetas, se puede ver un lindo panorama de la Ciudad Eterna. El gran domo tiene una circunferencia de unos cien pasos y, si uno desea subir más arriba, lo puede hacer por medio de una escalera de casi 94 metros de alto, que lleva hacia la linterna. Entrando a la galería externa de la linterna, el observador se sorprende por la vista que se presenta ante sus ojos. Viendo hacia abajo, hacia los jardines del Palacio Vaticano, puede ver a la gente que camina como si fueran enanos. El panorama de a ciudad se despliega ante él con diferentes formas plásticas. Hacia la torre izquierda, la montaña de las Sabinas; y más allá de la Campagna bañada por el sol, se presentan las colinas Albán con su pico más alto: el Monte Cavo. Sobre la vertiente de esta cadena se encuentran las atractivas aldeas suburbanas de Frascati, Marino, Albano etc., y hacia el lado derecho brilla una veta plateada: el mar. Encerrando la galería, hacia el oeste, los jardines Vaticanos yacen debajo nuestro en forma rica y vairada aunque no elaborados artísticamente. Todo ello es un panorama que despierta el mayor interés.

El Servicio Divino en San Pedro

Aunque la Basílica Lateranense posee el título honorífico de catedral del Obispo de Roma, madre y cabeza de todas las iglesias de la tierra, esta basílica, tal como correctamente lo señala Waal, fue una iglesia que estuvo aislada durante mil años y que jugó un modesto papel en las devociones de los peregrinos romanos. La situación es muy diferente con San Pedro. El gran patrimonio de esta iglesia hizo siempre posible que se mantuviera el ritual más grande; y su proximidad a la ciudad interna, su gran tamaño y sus tesoros artísticos siempre han atraído a la gente. Además de numerosos cánones, beneficiarios, y capellanes, la iglesia tiene a su disposición el Seminario Vaticano, cuyos estudiantes siempre ayudan en la celebración del Oficio Divino. El desempeño de los coros, la Capella Giulia, es de una altísima calidad artística. Hay una celebración litúrgica que se da solamente en San Pedro y en ninguna otra iglesia de todo el mundo: el ceremonial del lavado del Altar el Jueves Santo: al terminar los Maitines de este día, el también llamado altar papal bajo el gran bronce baldachino es salpicado con vino y aceite. En una extensa procesión, el arcipreste, su vicario, los canónicos, los beneficiarios, los capellanes, y toda la clerecía se acercan ordenadamente, y en forma simbólica lavan el altar con el rociador. Esta impresionante ceremonia es terminada con una solemne bendición con las grandes reliquias de la galería de Santa Elena.

Las grandes funciones papales que León XIII por primera vez reasumió después del triste año de 1870, se han venido dando en San Pedro con muy pocas excepciones, cuando la Capilla Sixtina o la Sala Ducal fueron usadas. Jubileos, canonizaciones, coronaciones y otros eventos son presididos solemnemente por el papa ante unas 40,000 a 50,000 personas en los gigantescos patios de San Pedro. Esperan pacientemente durante horas hasta que a la hora acordada, el Vicario de Cristo, entronado en lo alto sobre la sedia gestatoria, bendice a la multitud mientras lentamente es llevado hacia el altar papal. Prevalece entonces un perfecto silencio cuando, después de largas preparaciones, el papa en su total atuendo pontifical, comienza el servicio. Repentinamente entonces, los tonos del Kyrie son entonados por el coro de la Capilla Sistina, únicos en tener el honor de cantar en presencia del Papa, y siempre sin el acompañamiento de un órgano. Es entonces en que el Papa se vuelve hacia el pueblo por vez primera cantando "Pax vobis" (La paz sea con todos ustedes). Al momento de la Elevación, resuenan las trompetas de plata del domo de Miguel Angel. (N. Del T.: Recordemos que este artículo fue escrito muchos años antes de los cambios de la liturgia conocidos como Novo Ordo, que tuvieron lugar después del Concilio Vaticano II, por lo que el lector puede notar cambios substanciales entre lo que aquí se describe y los hechos actuales).

Las Campañas de San Pedro

Al igual que en muchas catedrales, las campanas de San Pedro poseen un fondo de fideicomiso propio que les sirve para cubrir los gastos de mantenimiento y afrontar los altos costos del complicado programa que se utiliza para hacerlas sonar. El servicio diario es sencillo; los sonidos más complicados son los de los domingos, de los días de ayuno, de los días de fiestas, de aniversarios de muerte y de coronación papal del papa presente y del precedente y, por ultimo, durante la fiesta de San Pedro sonando durante siete días antes de y durante la octava. Los sonidos son diferentes si se trata de la muerte de un canónico que de un papa.

El Mantenimiento de la Basilica

Un edificio de tal magnitud requiere de un ejército de arquitectos quienes llevan a cabo el trabajo ordinario y extraordinario de la basílica. Este cuerpo de arquitectos es dirigido por un arquitecto en jefe quien, junto con el ecónomo de San Pedro, un canónico, discuten y arreglan todo en la medida en que no sea necesaria una intervención mayor. Un staff de artesanos seleccionados de toda clase, quienes están en servicio permanente y son llamados sampietrini, es dirigido por un maestro en jefe; existen muy pocas instituciones en el mundo que posean tal cuerpo de trabajadores escogidos, inteligentes, confiables y valientes. Solamente en muy raras situaciones, la gerencia de San Pedro debe buscar la ayuda de artesanos o de trabajadores que no pertenecen a los sampietrini. El mantenimiento de este majestuoso edificio es ejemplificadoramente concienzudo.

PAUL MARIA BAUMGARTEN Transcrito por Judy Levandoski Traducido por: Dr. Raúl Toledo, El Salvador.