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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Sucesión Apostólica»

De Enciclopedia Católica

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La Apostolicidad como nota de la verdadera Iglesia, teniendo tratos con otros sitios.
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Puesto que la [[apostolicidad | Apostolicidad]] como una señal de la [[verdad]]era Iglesia se trata en otro artículo, el objeto del presente es mostrar:
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*que la sucesión apostólica se halla en [[la Iglesia]] [[católico | Católica]];
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*que ninguna de las iglesias separadas tiene ninguna pretensión válida a ella;
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*que la  [[anglicanismo | Iglesia Anglicana]], en particular, se desprendió de la [[unidad]] [[los Apóstoles | apostólica]].
  
El objeto del presente articulo es mostrar que:
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==Reclamo romano==
La sucesión Apostólica se encuentra en la Iglesia Católica.
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Que ninguna de las Iglesias separadas tiene ningún reclamo valido que hacer.
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Que la Iglesia Anglicana, en particular, se ha escindido de la unidad Apostólica.
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===Reclamo Romano===
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El principio subyacente en el reclamo romano está contenido en la [[idea]] de sucesión. “Suceder” es ser el sucesor de, especialmente ser el heredero de, u ocupar una posición oficial justo después, como Victoria sucedió a Guillermo IV.  Ahora bien, los [[Papas | pontífices]] romanos vienen inmediatamente después, ocupan la posición y realizan las funciones de [[San Pedro]]; ellos son, por consiguiente, sus sucesores. Debemos demostrar que:
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*San Pedro vino a [[Roma]] y terminó allí su pontificado;
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*que los [[obispo]]s de Roma que vinieron después de él ocuparon su posición oficial en la Iglesia.
  
El principio subyacente en el reclamo Romano esta contenido en la idea de la sucesión. “Hacia el éxito” es ser el sucesor, especialmente ser el heredero de, u ocupar una posición oficial luego, como Victoria triunfo sobre Guillermo IV. Ahora los Pontífices Romanos lo siguen inmediatamente, ocupando la posición, y realizando las funciones de San Pedro; ellos son por consiguiente, sus sucesores. Probaremos que San Pedro vino a Roma, y finalizo allí su pontificado; que los obispos de Roma que vinieron luego de el mantuvieron su posición oficial en la Iglesia. Tan pronto como el problema de San Pedro vino a Roma paso por los teólogos escribiendo pro domo suâ en las manos de historiadores no imparciales, por ejemplo, dentro de la ultima mitad del siglo, recibieron una solución la cual los no escolares ahora se atreven a contradecir; los investigadores de los profesores alemanes como A. Harnack y Weizsaecker, del Obispo Anglicano Lightfoot, y aquellos arqueologistas como Rossi y Lanciani, de Duchesne y Barnes, todos han llegado a la misma conclusión: San Pedro residió y murió en Roma.
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Tan pronto como el problema de la venida de San Pedro a Roma pasó de los [[teología dogmática | teólogos]] escribiendo ''pro domo suâ'' a manos de historiadores imparciales, es decir, dentro de la última mitad del siglo, recibió una solución que ningún erudito se atreve ahora a contradecir; las investigaciones de los profesores alemanes como A. Harnack y Weizsaecker, del obispo anglicano Lightfoot, y las de los [[arqueología cristiana | arqueólogos]] como [[Giovanni Battista De Rossi | De Rossi]] y Lanciani, de Duchesne y Barnes, han llegado todas a la misma conclusión: San Pedro residió y murió en Roma.  Comenzando a mediados del siglo II, existe un consenso universal sobre el [[mártir | martirio]] de Pedro en Roma;
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*[[San Dionisio]] de Corinto habló por [[Grecia]];
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*[[San Ireneo]]  por [[Galia cristiana | Galia]];
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*[[Clemente de Alejandría | Clemente]] y [[Orígenes y Origenismo | Orígenes]] por [[Alejandría]];
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*[[Tertuliano]] por [[África]];
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*En el siglo III los [[Papas]] reclaman su autoridad a partir del hecho que ellos son los sucesores de San Pedro, y nadie objeta este reclamo, nadie enarbola una pretensión en contra;
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*Ninguna ciudad ostenta la [[tumba]] del Apóstol, sino Roma.
  
Comenzando con la mitad del segundo siglo, existe un consenso universal como el martirio de Pedro en Roma;
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Allí murió, allí dejó su herencia; el hecho nunca se cuestionó en las controversias entre Oriente y Occidente.  Sin embargo, este argumento tiene un punto débil: deja cerca de cien años para la formación de las leyendas históricas, de las cuales la presencia de Pedro en Roma puede ser un tanto como su conflicto con [[Simón el Mago]]. Tenemos que ir más atrás hacia la antigüedad.
Dionisio de Corinto, hablo por Grecia,
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* Alrededor del año 150, el [[presbítero]] romano Cayo le ofreció al [[herejía | hereje]] Procio mostrarle los trofeos de [[los Apóstoles]]: “si ustedes van al [[el Vaticano |Vaticano]], y a la Vía Ostiense, encontraran los monumentos de aquellos que han fundado esta Iglesia” ¿Podrían Cayo y los romanos por los cuales él habla haber estado [[error | errados]] sobre un punto tan vital para su Iglesia?
Irineo por los galos.
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* Luego vamos a [[San Papías]] (138 – 150). De él solo conseguimos una débil indicación de que el sitúa a Pedro predicando en Roma, pues él afirma que [[San Marcos]] escribió lo que Pedro predicó, y lo sitúa escribiendo en Roma. Weizsaecker mismo sostiene que esta inferencia de Papías tiene algún peso en el argumento acumulativo que estamos construyendo.
Clemente y Origen por Alejandría,
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*Anterior a Papías está [[San Ignacio de Antioquía | Ignacio]], [[mártir]] (antes de 117), quien, de camino al martirio, escribe a los romanos:  “"No os mando como lo hicieron Pedro y Pablo; ellos fueron Apóstoles, yo soy un [[discípulo]]", palabras que, según Lightfoot, no tienen sentido si Ignacio no hubiese creído que Pedro y Pablo habían predicado en Roma.  
Tertulian por África
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*Aún más temprano es [[Papa San Clemente I | Clemente de Roma]], quien escribió a los corintios, probablemente en 96, ciertamente antes del final del siglo I.  El citó el martirio de Pedro y Pablo como un ejemplo de tristes frutos del [[fanatismo]] y la [[envidia]]. Ellos han sufrido “entre nosotros”, él dijo, y Weizsaecker correctamente ve aquí una [[prueba]] más de nuestra tesis.
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* El [[Evangelio según San Juan]], escrita casi al mismo tiempo que la carta de Clemente a los corintios, también contiene una clara alusión al martirio por crucifixión de San Pedro, sin, empero, dar su localización (Juan 21,18-19 ).
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* La más antigua evidencia viene del propio San Pedro, si él es el autor de la [[Epístolas de San Pedro | Primera Epístola de San Pedro]], o si no, de un escritor cercano a su propia época: “La Iglesia que está en [[Babilonia]] os saluda, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos” (1 [[Epístolas de San Pedro | Pedro]] 5,13).  Se admite por consentimiento común que [[Babilonia]] representa a Roma ---entonces sin [[cristianismo | cristianos]]---, y no a la Babilonia real, como era usual entre los [[judaísmo | judíos]] [[virtud de religión| piadosos]] (cf. F.J.A. Hort, “Judaistic Christianity”, Londres, 1985, 155).
  
En el siglo tercero los Papas reclaman su autoridad dado el hecho que ellos son los sucesores de San Pedro, y ninguno objeta este reclamo, y ninguno enarbola un contra -argumento.
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Esta cadena de evidencia documental, la cual tiene su primer eslabón en la [[Escritura]] misma y que no ha sido rota en ninguna parte, coloca la estadía de Pedro en Roma entre los hechos más reconocidos de la historia. Además se fortaleció por una cadena similar de evidencia monumental, la que Lanciani, el príncipe de los topógrafos romanos, resume de este modo: “para los arqueólogos la presencia y ejecución de San Pedro y San Pablo en Roma son hechos establecidos más allá de una sombra de [[duda]], por una evidencia puramente monumental!” (Pagan and Christian Rome, 123).
  
Ninguna ciudad se jacta de ser la tumba del Apóstol, excepto Roma.
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==Los sucesores de San Pedro en función==
  
Allí el murió, allí el dejo su herencia; hecho nunca cuestionado en las controversias entre Oriente y Occidente. Este argumento, además, tiene un punto débil: deja unos cientos de años para la formación de una leyendo histórica, de la cual la presencia de Pedro en Roma, puede ser justo tanto como su conflicto con Simón Magus. Tenemos que ir mas allá, hacia atrás en la antigüedad.
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Los sucesores de [[San Pedro]] llevaron a cabo su oficio, cuya importancia creció con el crecimiento de [[la Iglesia]]. En el año 97 serias diferencias perturbaron a la Iglesia de [[Corinto]].  El [[Papa | obispo romano]], [[Papa San Clemente I | Clemente]], espontáneamente, escribió una carta autoritativa para restaurar la paz. [[San Juan el Evangelista | San Juan]] todavía vivía en [[Éfeso]], sin embargo, no interfirió con Corinto. Antes del 117 [[San Ignacio de Antioquía]] se dirige a la [[Santa Sede | Iglesia Romana]] como a una que “preside sobre la [[caridad]]... que nunca ha engañado a nadie, la cual ha enseñado a las otras.”  [[San Ireneo]] (180-200) establece la teoría y práctica de la unidad [[doctrina cristiana | doctrinal]] como sigue:
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: “Con esta Iglesia (de [[Roma]]), debido a su más poderoso principado, cada Iglesia debe concurrir, es decir, los [[fieles]] en todas partes, en la cual (es decir, en comunión con la Iglesia Romana) la tradición de [[los Apóstoles]], ha sido siempre preservada por aquellos de cada lado” (Adv. Haereses, III).
  
Alrededor del 150, el presbítero Romano Caius ofreció mostrar al hereje Procius los trofeos de los Apóstoles: “si ustedes irán al Vaticano, y a la vía Ostiensis, encontraran los monumentos de aquellos quienes han fundado esta Iglesia” Puede Caius y los Romanos para los cuales el habla estar equivocados en un punto tan vital para su Iglesia?
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El [[herejía | hereje]] [[marcionitas | Marción]], los [[montanismo | montanistas]] desde Frigia, [[Práxeas]] desde Asia, vienen a Roma a ganar el favor de sus [[obispo]]s; [[Papa San Víctor I | San Víctor]], obispo de Roma, amenaza con [[excomunión | excomulgar]] las Iglesias de [[Asia]]; [[Papa San Esteban I | San Esteban]] se negó a recibir la delegación de [[San Cipriano de Cartago | San Cipriano]], y se separó de varias Iglesias de Oriente; Fortunato y Félix, [[deposición | depuestos]] por Cipriano, recurrieron a Roma; [[Basílides]], depuesto en [[España]], se dirigió a Roma; los [[presbítero]]s de [[San Dionisio de Alejandría | Dionisio]], obispo de [[Iglesia de Alejandría | Alejandría]], se quejaron de su doctrina a [[Papa San Dionisio | Dionisio]], obispo de Roma; éste último reconvino con él, y él explicó. El hecho es indiscutible: los Obispos de Roma se hicieron cargo de la Silla de Pedro y del oficio de Pedro de continuar la obra de [[Jesucristo | Cristo]] (Duchesne, “The Roman Church before Constantine”, Catholic Univ. Bulletin (octubre 1904) X, 429-450). 
  
Luego vamos a Papias(138 – 150). Desde el solo conseguiremos una débil indicación que el lugar de Pedro predicando es en Roma, para los estados que Mark escribió que Pedro predico y el hace su escrito en Roma. Weizsaecker, a si mismo mantiene que sus inferencias de Papias tienen algún peso en al argumento acumulado que estamos construyendo.
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Para estar en continuidad con la Iglesia fundada por Cristo es [[necesidad | necesaria]] la afiliación a la Sede de Pedro, pues, como cuestión histórica, no hay ninguna otra Iglesia ligada a cualquier otro Apóstol por una cadena continua de sucesores. [[Antioquía]], una vez la [[diócesis | sede]] y centro de los trabajos de San Pedro, cayó en manos de [[patriarca y patriarcado | patriarcas]] monofisitas bajo el emperador Zeno y [[Anastasio I]] a fines del siglo V. La [[Iglesia de Alejandría]] en [[Egipto]] fue fundada por [[San Marcos]] el [[evangelista]], el mandatario de San Pedro.  Ésta floreció exuberantemente hasta que las [[herejía]]s [[arrianismo | arriana]] y [[monofisismo | monofisita]] se enraizaron entre su gente y gradualmente la llevaron a la extinción. La Iglesia Apostólica de vida más corta es la de [[Jerusalén]]. En 130 [[Publio Elio Adriano | Adriano]] destruyó la Ciudad Santa y erigió en su lugar un nuevo pueblo, Ælia Capitolina.  La nueva Iglesia de Æliea Capitolina estaba sujeta a [[Cesarea de Palestina | Cesarea]]; el mismo nombre de Jerusalén cayó en desuso hasta después del [[Primer Concilio de Nicea]] (325.
  
Mas temprano que Papias es Ignacio Mártir (antes de 117), quien, a su camino al martiródromo, escribió a los Romanos: “ Yo no les ordeno como hice con Pedro y Pablo; ellos fueron Apóstoles, y yo soy su discípulo”, palabras que de acuerdo a Lightfoot no tienen sentido si Ignacio no cree que Pedro y Pablo han predicado en Roma.
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El Cisma griego ahora reclama su lealtad.  La [[apostolicidad]] que queda en estas Iglesias fundadas por los Apóstoles se debe al hecho de que Roma tomó la sucesión rota y la unió de nuevo a la Sede de Pedro. La [[Iglesia Griega]] comprende todas las [[Iglesias Orientales]] involucradas en el [[cisma]] de [[Focio]] y [[Miguel Cerulario]], y la Iglesia Rusa no puede hacer ninguna pretensión a la sucesión apostólica en forma directa o indirecta, es decir, a través de Roma, porque ellos están, por sus propios hechos y deseos, separados de la comunión romana. Durante los 464 años entre la accesión de [[Constantino el Grande | Constantino]] (323) y el [[Segundo Concilio de Nicea | Séptimo Concilio General]] (787), la totalidad o parte del episcopado oriental vivió en cisma por no menos de 203 años, a saber: desde el [[Concilio de Sárdica]] (343) a [[San Juan Crisóstomo]] (389), 55 años; debido a la condenación de Crisóstomo (404 – 415), 11 años; debido a Acadio y al edicto del [[Henoticon]] (484 – 519), 35 años; en [[monotelismo y monotelitas | monotelismo]] (640-681), 41 años; debido a la disputa sobre las imágenes (726-787), 61 años; en total 203 años (Duchesne).  Sin embargo, ellos reclaman un vínculo doctrinal con los Apóstoles, suficiente en sus [[mente]] para marcarlos con el sello de la apostolicidad.
  
Aun mas temprano Clemente de Roma escribió a los Corintios, probablemente en 96, ciertamente antes del final del primer siglo. El cito el martirologio de Pedro y Pablo como un ejemplo de tristes frutos del fanatismo y envidia. Ellos han sufrido “entre nosotros” el dijo, y Weizsaecker correctamente ve aquí otras pruebas de nuestra tesis.
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==El reclamo de continuidad anglicano==
  
El evangelio de San Juan escribe como al mismo tiempo de la carta de Clemente a los Corintios, además contiene una clara alusión al martirologio por crucifixión de San Pedro, sin, además, localizarlo(Juan, xxi,18,19).
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Todas las [[secta]]s reclaman la continuidad, hecho que muestra cuan esencial es esa señal de la [[verdad]]era [[apostolicidad]] de [[la Iglesia]].  El partido de la Iglesia [[anglicanismo | Anglicana]] Superior afirma su continuidad con la Iglesia de antes de la [[Reforma Protestante | Reforma]] en [[Inglaterra]], y a través de ella con la Iglesia [[católico | Católica]] de [[Jesucristo | Cristo]].  “Con la Reforma lavamos nuestras caras”, es un dicho favorito de los anglicanos; debemos demostrar que en realidad lavaron sus cerebros, y desde entonces han sido una Iglesia truncada. Etimológicamente, “continuar” significa “mantener unido”. Continuidad, por lo tanto, denota una existencia sucesiva sin cambios constitucionales, y el avance en el [[tiempo]] de una cosa estable en sí misma.  Estable, no estacionaria, pues la [[naturaleza]] de una cosa debe ser crecer, desarrollarse en líneas constitucionales, cambiando constantemente aunque siempre la misma. Esto se aplica a todos los organismos a partir de un germen, a todas las organizaciones que comienzan a partir de unos pocos principios constitucionales; también se aplica a la [[creencia]] [[religión | religiosa]], las cuales, como dice [[John Henry Newman | Newman]], cambian para permanecer igual.
  
La mas antigua evidencia viene de San Pedro a si mismo, si el autor de la Primera Epístola de Pedro, de si no, desde un escritor cercano de su propio tiempo: “ La Iglesia que esta en Babilonia lo saluda, y así lo hace mi hijo Marcos”( Yo Pedro, v, 13). Que Babilonia simboliza para Roma, como es usual entre los judíos piadosos y no para la real Babilonia, luego sin Cristianos, es admitido por el consentimiento común (compare F.J.A. Hort, “Cristiandad Judaista”, Londres, 1985, 155).
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Por otro lado, hablamos de “ruptura de continuidad” cada vez que ocurre un cambio constitucional.  Una Iglesia disfruta de la continuidad cuando se desarrolla a lo largo de las líneas de su constitución original; cambia cuando altera su constitución ya sea social o [[doctrina cristiana | doctrinal]].  Pero ¿cuál es la constitución de la Iglesia de Cristo? La respuesta es tan variada como las sectas que se autodenominan cristianas.  Convencidas de que la continuidad con Cristo es esencial para su estatus legítimo, han esbozado teorías de lo esencial del [[cristianismo]], y de una Iglesia cristiana, que se adapte exactamente a su propia denominación.  La [[mayoría]] de ellas repudia la sucesión apostólica como marca de la verdadera Iglesia; ellos se glorían en su separación. Nuestra controversia presente no es con tales, sino con los anglicanos que pretenden su continuidad. Tenemos puntos de contacto solo con los más altos eclesiásticos, cuya predisposición hacia la antigüedad y el catolicismo los colocan a medio camino entre el [[católico | catolicismo]] y el [[protestantismo]] puro y simple.
  
Esta cadena de evidencia documental, ha tenido su primera conexión en si misma, y rompe por ningún lado, poniendo la estadía de Pedro en Roma entre las mejores hechos reconocidos en la historia. Esto esta además reforzado por una similar cadena monumental de evidencia, la que Lanciani, el príncipe de los tipógrafos Romanos, resume de este modo: “ para los arqueologistas la presencia y ejecución de San Pedro y San Pablo en Roma son hechos establecidos mas alla de una sombra de duda, por una evidencia puramente monumental!” (Roma Cristiana y Pagana,123).
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==Inglaterra y Roma==
  
===Los Sucesores de San Pedro en Función===
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De todas las Iglesias ahora separadas de [[Roma]], ninguna tiene un origen más claramente romano que la [[anglicanismo | Iglesia de Inglaterra]].  Se ha alegado frecuentemente que [[San Pablo]], o algún otro [[los Apóstoles | Apóstol]], evangelizó a los bretones.  Sin embargo, es cierto que cada vez que los anales de [[Gales]] mencionan la introducción del [[cristianismo]] en la isla, invariablemente conducen al lector a Roma.
  
La función de la sucesión de San Pedro cuya importancia creció con el crecimiento de la Iglesia. En 97 serias diferencias preocuparon a la Iglesia de los Corintos. El Obispo Romano, Clemente, inesperadamente, escribió una bien documentada carta para restaurar la paz. San Juan estaba aun viviendo en Efeso, aun ninguno de los dos interfirió con los Corintos. Antes del 117 San Ignacio de Antioquia ubica a la Iglesia Romana como una de las cuales “preside sobre la caridad... la cual nunca engaña a nadie, la cual enseña a las otras.” San Irineo (180-200) define la teoría y practica de la unidad doctrinal como sigue:
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En el “[[Liber Pontificalis]]” (ed. Duchesne, I, 136) leemos que “El [[Papa San Eleuterio | Papa Eleuterio]]” recibió una carta de Lucio, rey de Bretaña, que podría hacerse cristiano por sus órdenes.”  El incidente es narrado una y otra vez por [[San Beda el Venerable]]; se encuentra en el Libro de [[Llandaff]], así como en las Crónicas Anglosajonas; es aceptado por cronistas [[Francia | franceses]], [[Suiza | suizos]], [[Alemania | alemanes]], junto a las autoridades nativas como Fabio, [[Enrique de Huntigdon]], [[Guillermo de Malmesbury]], y [[Giraldo Cambrense]].
  
Con esta Iglesia (de Roma} porque de su mas poderoso principado, cada Iglesia debe reconocer, que esta el creyente en cualquier lugar, en esta (en comunión con la Iglesia Romana) que la tradición de los Apóstoles ha sido siempre preservada por aquellos de cada lado (Adv. Haereses, III). El hereje Marcion el Montañista de Phrygia, Praxeas de Asia, vienen a Roma a ganar la confianza de sus obispos; San Víctor Obispo de Roma, amenazo con excomulgar las Iglesias Asiáticas; San Esteban rehusó recibir a la delegación de San Cipriano, y se separo de varias Iglesias de Oriente; Fortunato y Félix, delegados por Cipriano, han recurrido a Roma; Basilio, depuesto en España, recurrió a Roma; el presbítero de Dionisio, Obispo de Alejandría, se quejo por esta doctrina a Dionisio, Obispo de Roma; el ultimo reconvino con el, y el explico. El hecho es indisputable: el Obispo de Roma tomo sobre la Silla de Pedro y la función de Pedro de continuar el trabajo de Cristo (Duchesne, “ La Iglesia Romana antes de Constantino”, Boletín Universidad Católica (Octubre 1904) X – 429-450). Para estar en continuidad con la Iglesia fundada por afiliación de Cristo a la presencia de Pedro si es necesaria para, como tema histórico, esto es no otra Iglesia ligada a cualquier Apóstol por una rota cadena de sucesores. Antioquia una de las sedes y centro del trabajo de San Pedro, cayo en manos de patriarcas monofisitas bajo el Emperador Zeno y Anastasio al final del siglo quinto. La Iglesia de Alejandría en Egipto fue fundada por San Marcos el Evangelista, el preceptivo de San Pedro. Esto floreció exuberantemente bajo las herejías Arianas y Monofositas que se enraizaron entre su gente y gradualmente llegaron a la extinción. La Iglesia Apostólica de vida mas corta es la de Jerusalén. En 130 la Ciudad Santa fue destruida por Adriano, y una nueva ciudad, Ælia Capitolina, se erigió en ese sitio. La nueva Iglesia de Ælia Capitolina fue subordinada a Caesarea; el verdadero nombre de Jerusalén cae en desuso aun antes del Concilio de Niza (325). El Cisma griego ahora reclama su fidelidad. Cualquiera de las Apostolicidades que permanezca en estas Iglesias fundadas por los Apóstoles es debido al hecho que Roma recogió la ruptura de la sucesión y la conexión de nuevo a la sede de Pedro. La Iglesia Griega, abraza todas las Iglesias de Oriente involucradas en el Cisma de Potius y Miguel Caerularius, y la Iglesia Rusa no pueden situar reclamo a la sucesión Apostólica en forma directa o indirecta, esto es a través de Roma, porque ellos están por sus propios hechos y deseos separados de la Comunión Romana. Durante los cuatrocientos y sesenta y cuatro entre la entrada a Constantinopla (323) y Séptimo Concilio General (787), la totalidad o parte de la episcopado oriental vivió en cisma por no menos de doscientos a trescientos anos: a saber desde el Concilio Sardina (343; hoy Sofia en Bulgaria) a San Juan Crisóstomo (389), 55 años; debido a la condenación de Crisóstomo (404 – 415), 11 años; debido a Acadius y al Edicto de Henoticon (484 – 519), 35 años; en total 203 años (Duchesne). Ellos hacen además, reclamo doctrinal conectado con los Apóstoles, suficiente para imprimir sus mentes con la marca de la Apostolicidad.
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Dondequiera que penetraba, la invasión sajona le arrebató la existencia a la Iglesia Británica, y condujo a los cristianos británicos a las fronteras de la isla, o a través del mar a Armórica, ahora la Bretaña Francesa. Los conquistados no intentaron [[conversión | convertir]] a los conquistadores; Roma intervino una vez más: Los misioneros enviados por [[Papa San Gregorio I Magno | Gregorio el Grande]] convirtieron y [[bautismo | bautizaron]] al rey Etelberto de Kent, con miles de sus súbditos. En 597, [[San Agustín de Canterbury | Agustín]] fue nombrado [[primado]] de toda [[Inglaterra]], y sus sucesores, hasta la Reforma, siempre recibieron de Roma el [[palio]], el símbolo de autoridad suprema. La [[jerarquía]] anglosajona tuvo un origen completamente romano, en su [[fe]] y práctica, en su [[obediencia]] y afecto; testigo de cada página en la “Historia Eclesiástica” de San Beda.  
  
===El Reclamo de Continuidad Anglicano===
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Un espíritu igualmente romano animó a la nación. Entre los [[Comunión de los Santos | santos]] reconocidos por [[la Iglesia]] hay 23 reyes y 60 reinas, princesas o príncipes de las diferentes dinastías anglosajonas, contados desde el siglo VII al XI.  Diez de los reyes sajones hicieron el viaje a la [[tumba de San Pedro]], y su sucesor, en Roma.  Los [[peregrinaciones | peregrinos]] anglosajones formaron casi una colonia en las cercanías del [[el Vaticano | Vaticano]], donde la topografía local (''Borgo, Sassia, Vicus Saxonum''), aún recuerdan su memoria.  Había una [[escuelas | escuela]] inglesa en Roma, fundada por el rey Ine de Wessex y el [[Papa San Gregorio II]] (715 – 731) y apoyada por el [[Óbolo de San Pedro]] (''Romescot'' o ''Peterspence''), pagado anualmente por cada [[familia]] de Wessex.  [[Eduardo el Confesor]] hizo [[obligación | obligatorio]] el Óbolo por un valor anual de treinta peniques para cada [[monasterio]] y grupo familiar poseedor de tierra o ganado. 
  
La continuidad del reclamo es llevada adelante por todas los grupos religiosos, hecho que muestra cuan esencial es una nota de la verdadera Apostolicidad de la Iglesia. La reunión de la Gran Iglesia Anglicana mantiene su continuidad con la pre - Reforma de la Iglesia en Inglaterra, y a través de esta con la Iglesia Católica de Cristo.
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La conquista normanda (1066) no trajo cambios a la [[religión]] de Inglaterra. [[San Anselmo de Canterbury]] (1093- 1109) testificó sobre la [[primacía]] del [[Papa | Pontífice Romano]] en sus escritos (en [[Evangelio según San Mateo | Mateo]] 16) y con sus acciones.  Cuando se le presionó para que renunciara a su [[derecho]] de [[apelación]] a Roma, le contestó al rey en la corte:  “Usted desea que yo jure que nunca, por ningún motivo, apelaré en Inglaterra al Bendito Pedro o a su [[vicario]]; esto, digo, no debe ser ordenado por usted, que es un cristiano, pues jurar eso es [[abjuración | abjurar]] del Bendito Pedro; quien abjure del Bendito Pedro indudablemente abjura de Cristo, quien lo hizo príncipe sobre su Iglesia.
  
“Con la Reforma lavamos nuestras caras”, es un dicho favorito de los Anglicanos; debemos demostrar en realidad que ellos lavaron sus cabezas, y han truncado su Iglesia desde siempre. Etimológicamente, “continuar” significa “mantenernos todos juntos”. Continuidad, de este modo denota una sucesiva existencia sin cambios constitucionales, y avanzar en tiempo cosas que se sostienen a si mismas. Estable, no estacionaria, por la naturaleza de una cosa que puede estar creciendo, desarrollando líneas constitucionales, así constantemente cambiando aun siempre del mismo modo. Esto aplica a todos los organismos comenzando desde un germen, a todas las organizaciones comenzando desde unos pocos principios constitucionales; esto aplica a creencias religiosas, las cuales como dice Newman, cambian en orden a permanecer a iguales. De otro modo, hablamos de una “brecha de continuidad” en cualquier momento que un cambio constitucional toma lugar. La Iglesia disfruta de la continuidad cuando esta desarrolla a lo largo de líneas de su constitución original; esto cambia cuando altera la constitución de cualquiera de los dos, lo social o lo doctrinario. Pero que es la constitución de la Iglesia de Cristo? La respuesta es variada como las distintas religiones que se llaman Cristianas. Persuadidas que la continuidad en Cristo es esencial para su estatus de legitimidad, ellos han diseñado teorías de lo esencial de la Cristiandad, y de la Iglesia Cristiana, exactamente satisfaciendo su propia denominación. La mayoría repudia la sucesión Apostólica como marca de verdadera Iglesia; ellos glorifican su separación. Nuestra presente controversia no es con esto, pero si con lo Anglicanos quienes pretenden su continuidad. Tenemos puntos de contacto solo con los mas altos sacerdotes, cuya predisposición hacia la antigüedad y el Catolicismo los colocan en el medio entre los Católicos y los Protestantes pura y simplemente.
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[[Santo Tomás Becket]] derramó su sangre en defensa de las libertades de la Iglesia contra la intrusión del rey normando (1170). [[Robert Grosseteste | Grosseteste]], en el siglo XIII, escribió más fuertemente sobre la autoridad del Papa sobre toda la Iglesia que cualquier otro [[obispo]] inglés de la antigüedad, aunque se resistió a un poco aconsejable nombramiento a un [[canónigo | canonicato]] hecho por el [[Papa]]. En el siglo XIV [[Juan Duns Escoto | Duns Escoto]] enseñó en Oxford “que están [[excomunión | excomulgados]] como [[herejía | herejes]] quienes enseñen o afirmen algo diferente a lo que la Iglesia Romana enseña o afirma.”  En 1411 los obispos ingleses en el [[Sínodo]] de [[Londres]] condenaron la proposición de [[John Wyclif]] de “que no es necesario para la [[salvación]] el sostener que la Iglesia Romana es suprema entre las Iglesias”. En 1535 el [[Beato Juan Fisher]], obispo de Rochester, fue [[homicidio | asesinado]] por la defensa, contra [[Enrique VIII]], de la supremacía del Papa sobre la Iglesia Inglesa.    La más sorprendente pieza de evidencia es la fórmula del [[juramento]] tomado por los [[arzobispo]]s antes de entrar a su oficio: “ Yo, Roberto, arzobispo de [[Canterbury]], desde ahora en adelante, seré fiel y obediente a San Pedro, a la Sagrada Iglesia Apostólica Romana, a mi Padre el Papa  Celestino, y a sus sucesores canónicamente electos...  Deseo, salvando mi orden, ayudar a defender y mantener contra cada hombre la primacía de la Iglesia Romana y la realeza de San Pedro. Visitaré el umbral de los Apóstoles cada tres años, ya sea en persona o por mis delegados, a menos que sea absuelto por la [[dispensa]] apostólica...  Así me ayude [[Dios]] y estos santos [[Evangelios]]” (Wilkins, Concilia Angliae, II, 199).
  
===Inglaterra y Roma===
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El presidente del Tribunal Supremo, [[Henry de Bracton]] (1260) expone la [[ley civil]] de su país de este modo:  “debe destacarse concerniente a la jurisdicción de las cortes superiores e inferiores, que en primer lugar según el Señor Papa tiene jurisdicción ordinaria sobre todo lo espiritual, así lo tiene el rey, en sus dominios, en lo temporal.”  En muchos casos la línea de demarcación entre las cosas espirituales y las temporales es incierta y difusa; los dos poderes frecuentemente se traslapan, y los conflictos son inevitables. Durante cinco siglos estos conflictos fueron frecuentes.  Sin embargo, su misma recurrencia [[prueba]] que Inglaterra reconocía la supremacía papal, pues se requieren dos para una contienda.  La queja de un lado fue siempre que el otro se inmiscuía en sus [[derecho]]s. En 1533 [[Enrique VIII]] mismo aun suplicaba en las Cortes Romanas por el [[divorcio]].  Si lo hubiese logrado, la supremacía del Papa no habría podido encontrar un defensor más enérgico.  Fue sólo después de su fracaso que cuestionó la autoridad del tribunal al cual el mismo había apelado.  En 1534 un Acta del Parlamento lo nombró la Cabeza Suprema de la Iglesia Inglesa.  Los obispos, en vez de jurar fidelidad al Papa, ahora juraban fidelidad al rey, sin ninguna cláusula de excepción.  El Beato Juan Fisher fue el único obispo que se negó a prestar el nuevo juramento; su [[mártir | martirio]] es el primer [[testigo]] de la ruptura de continuidad entre la antigua Iglesia inglesa y la nueva Iglesia Anglicana. La herejía intervino para acrecentar la brecha.
  
De todas las Iglesias ahora separadas de Roma, ninguna tiene mas distinción del origen Romano que la Iglesia de Inglaterra. Ha sido frecuentemente proclamado que San Pablo, o algún otro Apóstol, evangelizaron a los Británicos. Es cierto, además, que cuando los anales de Welsh mencionan la introducción de la Cristiandad en la isla, invariablemente ellos condujeron al lector a Roma. En el “Liber Pontificalis”(ed. Duchesne, I, 136) leemos que “El Papa Eleuterio” recibió una carta de Lucio, Rey de Bretaña que el podía hacerse Cristiano por sus ordenes. “ El incidente es dicho una y otra vez por el Venerable Bede; este encontró en el libro de Llandaff así como en las Crónicas Anglo Sajones; esta aceptado por crónicas de Franceses, Suizos, Alemanes, junto a las autoridades de la casa como Fabio, Enrique de Huntigdon, Guillermo de Malmesbury, y Giraldus Cambrensis.
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Los Treinta y Nueve Artículos enseñan la excelencia [[luteranismo | luterana]] y admite las ventajas de la doctrina de la [[justificación]] por la fe solamente, niega el [[Purgatorio]], reduce los siete [[Sacramentos]] a dos, insiste en la falibilidad de la Iglesia, establece la supremacía del rey y niega la jurisdicción del Papa en Inglaterra.  Se abolió la [[Sacrificio de la Misa | Misa]]  y la [[Presencia Real de Cristo en la Eucaristía| Presencia Real]]; la forma de [[Órdenes Sagradas | ordenación]] fue tan alterada para adecuarse a las nuevas opiniones sobre el [[sacerdocio]] que se volvió ineficaz, y la sucesión de los [[sacerdote]]s falló, así como también la de los obispos. (Ver [[órdenes anglicanas]]).  
  
La invasión Sajona enconada con la Iglesia Británica fuera de existencia dondequiera la penetrara, y condujo la manada de Cristianos Británicos a la zona de la frontera occidental, o a través del mar en Armorica, ahora la Bretaña Francesa. No hubo intento de convertir a sus vencedores por los vencidos. Roma una vez mas intervino. Los misionarios enviados por Gregorio el Grande convirtieron y bautizaron al rey Ethelbert de Kent, con miles de sus sujetos. En 597,Augusto fue convertido en Primado de toda Inglaterra, y su sucesor, cayo en la Reformacion., ha recibido siempre desde Roma el palio, el símbolo de autoridad súper episcopal. La jerarquía Anglo Sajona, fue extensamente Romana en su origen, en su fe y practica, en su obediencia y afecto; testigo de cada pagina en el libro de Bede “Historia Eclesiástica”. Como el espíritu Romano animo la nación. Entre los santos reconocidos por la Iglesia son veintitrés reyes y sesenta reinas, princesas o príncipes de las diferentes dinastías Anglo Sajonas, reconocidas desde el siglo séptimo al once. Diez de los reyes Sajones hacen la peregrinación a la tumba de San Pedro, y su sucesor, en Roma. Peregrinos Anglo Sajones formados en una colonia en proximidades del Vaticano, donde la topografía local (Borgo, Sassia, Vicus Saxonum), aun recuerdan su memoria. Fue en una Escuela Inglesa en Roma, fundada por el rey Ine de Wessex y el Papa Gregorio II (751 – 731) y soportada por el Romescot, o el centavo de Pedro, pagado anualmente por cada familia de Wessex. El Romescot se hizo obligatorio por Eduardo el Confesor, en cada monasterio y grupo o familia con posesión de tierra o ganado por el valor anual de treinta centavos. La Conquista Normanda(1066) no forjo cambios en la religión de Inglaterra. San Anselmo de Canterbury (1093- 1109) testifico la supremacía de los Pontífices Romanos en sus escritos (en Mateo 16) y por sus actos. Puesto en apuros el que capitula en su derecho de apelar a Roma, contesta al rey en la corte:
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¿Acaso es posible imaginar que los forjadores de tales alteraciones vitales siquiera pensaran en “continuar” la Iglesia existente?  Cuando se destruye el marco jerárquico, cuando se remueve la base [[doctrina cristiana | doctrinal]], cuando cada piedra del edificio se vuelve a colocar libremente para acomodarse a los gustos individuales, entonces no hay continuidad, sino colapso. La antigua [[fachada]] de la [[Abadía de Battle]] todavía sigue en pie, además partes de la pared exterior y el antiguo nombre;  pero al cruzar el portal, uno se enfrenta a una majestuosa mansión nueva y cómoda; céspedes verdes y arbustos ocultan los viejos cimientos de la iglesia y los [[claustro]]s; los escritorios de los [[monje]]s y almacenes siguen en pie para entristecer el ánimo del visitante. De la abadía de 1538, la abadía de 1906 sólo mantiene la máscara, las [[escultura]]s disminuidas y las piedras:  una imagen apropiada de la antigua Iglesia y de la nueva.  
  
Su deseo que jure nunca , por ningún motivo, reclamar en Inglaterra al Sagrado Pedro o su Vicario; esto, yo digo, no debe ser ordenado por usted, que es un Cristiano, para hacer un juramento este abjura del Sagrado Pedro; quien abjure del Sagrado Pedro indudablemente abjura de Cristo, quien lo hizo príncipe sobre su Iglesia.
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==Situación actual==
  
Santo Tomas Becket derramo su sangre en defensa de las libertades de la Iglesia contra la intrusión del rey Normando (1170). Grosseteste, en el siglo trece, escribió mas drásticamente sobre la autoridad del Papa sobre la Iglesia total mas que cualquier otro obispo ingles de la antigüedad, aunque el resistió un imprudente citación al canonicato hecha por el Papa. En el siglo catorce Duns Scotus enseño en Oxford “serán excomulgados como herejes quienes enseñen o sostengan cosas diferentes de las que la Iglesia Romana sostiene o enseña”. En 1411 el obispo Ingles en el Sínodo de Londres condeno la proposición de Wycliffe’s. “que no es necesario para la salvación el sostener que la Iglesia Romana es suprema entre las Iglesias”. En 1535 el Sagrado Juan Fisher, Obispo de Rochester, es condenado a muerte por mantener contra Enrique VIII la supremacía del Papa sobre la Iglesia Inglesa. La mas sorprendente pieza de evidencia de su trabajo del juramento tomado por los arzobispos antes de entrar a su oficina: “ Yo Roberto, Arzobispo de Canterbury, desde ahora en adelante, seré fiel y obediente a San Pedro, a la Sagrada Iglesia Apostólica Romana, a mi Padre Papa Celestino, y sus sucesores que canónicamente lo sucedan...Deseo, salvando mi orden, dar ayuda para defender y mantener contra cada hombre la primacía de la Iglesia Romana y la majestad de San Pedro. Deseo visitar el umbral de los Apóstoles cada tres años, cualquiera sea en persona o por mis delegados, al menos que sea absuelto por la dispensación apostólica... Ayúdame Dios y estos santos Evangelios (Wilkins, Concilia Angliae, II, 199). El Presidente de la Suprema Corte de Justicia Bracton(1260) determino la ley civil de su país así: “ debe destacarse concerniente a la jurisdicción de Cortes superiores e inferiores, que en primer lugar como el Señor Papa tiene ordinariamente jurisdicción sobre todo lo espiritual, el rey tiene, en su dominio, lo temporal.” La línea de demarcación entre las cosas espirituales y temporales en varios casos es incierta y borrosa; los dos poderes frecuentemente se superponen, y los conflictos son inevitables. Durante cinco siglos estos conflictos fueron frecuentes. Su recurrencia, además, prueba el reconocimiento Ingles de la supremacía Papal, pero esto requiere de dos para hacer un pleito. La queja de un lado fue siempre que el otro abusa de sus derechos. Enrique VIII a si mismo en 1533, aun suplicaba en las Cortes Romanas por el divorcio. Alcanzado por el éxito, la supremacía del Papa no pudo encontrar un defensor mas laborioso.
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El Dr. Jaime Gairdner, cuya “History of the English Church in the 16th century” puso al descubierto el espíritu esencialmente protestante de la Reforma Inglesa, en una carta sobre “Continuidad” (reproducida en “The Tablet”, 20 de enero de 1906), cambia la controversia de una base histórica a una doctrinaria. “Si el país”, dice, “aún tiene una comunidad de [[cristianismo | cristianos]] ---es decir, de creyentes verdaderos en el gran [[Evangelios | Evangelio]] de la [[salvación]], [[hombre]]s que todavía aceptan el viejo [[credo]], y no tienen [[duda]] de que [[Jesucristo | Cristo]] murió para salvarlos--- entonces la Iglesia de Inglaterra permanece la misma que antes. El viejo sistema fue preservado, de hecho todo lo que es realmente esencial a él, y en cuanto a la [[doctrina cristiana | doctrina]] nada fue quitado excepto alguna dudosa proposición [[escolasticismo | escolástica]].”
 
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Fue solo luego de su falla que el cuestiono la autoridad del tribunal al cual el mismo apelo. En 1534 el fue, por Acta del Parlamento, hecho la Cabeza Suprema de la Iglesia Romana. El obispo, en vez de jurar fidelidad al Papa, ahora jura fidelidad al rey, sin ninguna cláusula de excepción. El Sagrado Juan Fisher fue el único obispo que rechazo el tomar el nuevo juramento; su martirio, es el primer testigo de ruptura de la continuidad entre la vieja Inglaterra y la nueva Iglesia Anglicana. La herejía se ocupo de acrecentar la brecha.
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Los treinta y nueve Artículos enseñan la doctrina Luterana de justificación por la fe solamente, denegando el purgatorio, reduciendo los siete sacramentos a dos, insistiendo en la falibilidad de la Iglesia, establece la supremacía del rey, y deniega la jurisdicción del Papa en Inglaterra. La misa fue abolida, y la Presencia Real; la forma de ordenación fue alterada para cumplir las nuevas visiones del sacerdocio que se convierte en inefectivo, y la sucesión de los sacerdotes falla como también la sucesión de los obispos. (ver ORDENES ANGLICANAS) Es posible imaginar que los enmarcadores de esta vital alternancia de punto de vista de “persistente”existencia de la Iglesia? Cuando el marco jerárquico se destruyo, cuando la fundación doctrinal se removió, cuando cada piedra del edificio es libremente recolocada para cumplir sus gustos individuales, luego esto no es continuidad, sino colapso. La vieja fachada de la Abadía de Battle aun vigente, además parte de la pared exterior, y una de las caras majestuosas, renovadas, de confortable mansión; verde césped y arbustos esconden viejas fundaciones de Iglesias y claustros; el cuarto de escritura de los monasterios y la despensa aun de pie apenan el humor del visitante. De la abadía de 1538, la abadía de 1906 solo mantiene la mascara, las disminuidas esculturas y las piedras—una ajustada imagen de la vieja y nueva Iglesia.
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===Situación Actual===
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El Dr. Jaime Gairdner, cuya “Historia de la Iglesia Inglesa en el siglo 16” puso al descubierto la esencialidad Protestante del espíritu de la Reforma Inglesa, en una carta sobre “Permanencia(reproducido en la Tablilla, 20 de Enero, 1906), cambiando la controversia de una base histórica a una doctrinaria. “ Si el país”, dice, “ aun contenido dentro de la comunidad de Cristianos ---que el dice, de reales creencias en el gran evangelio de la salvación, hombre que aun acepta el viejo credo, y no duda que Cristo murió para salvarnos--- luego la Iglesia de Inglaterra permanece la misma que antes. El viejo sistema preserva, de hecho todo lo que es realmente esencial, y como en cuanto a doctrina nada fue tomado por fuera excepto alguna dudosa proposición escolástica.”
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'''Fuente''':  Wilhelm, Joseph. "Apostolic Succession." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Jun. 2009 <http://www.newadvent.org/cathen/01641a.htm>.
 
'''Fuente''':  Wilhelm, Joseph. "Apostolic Succession." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Jun. 2009 <http://www.newadvent.org/cathen/01641a.htm>.
  
Traducido por Juan Ramón Cifre.
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Traducido por Juan Ramón Cifre. lhm

Revisión de 03:02 17 ago 2010

Puesto que la Apostolicidad como una señal de la verdadera Iglesia se trata en otro artículo, el objeto del presente es mostrar:

Reclamo romano

El principio subyacente en el reclamo romano está contenido en la idea de sucesión. “Suceder” es ser el sucesor de, especialmente ser el heredero de, u ocupar una posición oficial justo después, como Victoria sucedió a Guillermo IV. Ahora bien, los pontífices romanos vienen inmediatamente después, ocupan la posición y realizan las funciones de San Pedro; ellos son, por consiguiente, sus sucesores. Debemos demostrar que:

  • San Pedro vino a Roma y terminó allí su pontificado;
  • que los obispos de Roma que vinieron después de él ocuparon su posición oficial en la Iglesia.

Tan pronto como el problema de la venida de San Pedro a Roma pasó de los teólogos escribiendo pro domo suâ a manos de historiadores imparciales, es decir, dentro de la última mitad del siglo, recibió una solución que ningún erudito se atreve ahora a contradecir; las investigaciones de los profesores alemanes como A. Harnack y Weizsaecker, del obispo anglicano Lightfoot, y las de los arqueólogos como De Rossi y Lanciani, de Duchesne y Barnes, han llegado todas a la misma conclusión: San Pedro residió y murió en Roma. Comenzando a mediados del siglo II, existe un consenso universal sobre el martirio de Pedro en Roma;

Allí murió, allí dejó su herencia; el hecho nunca se cuestionó en las controversias entre Oriente y Occidente. Sin embargo, este argumento tiene un punto débil: deja cerca de cien años para la formación de las leyendas históricas, de las cuales la presencia de Pedro en Roma puede ser un tanto como su conflicto con Simón el Mago. Tenemos que ir más atrás hacia la antigüedad.

  • Alrededor del año 150, el presbítero romano Cayo le ofreció al hereje Procio mostrarle los trofeos de los Apóstoles: “si ustedes van al Vaticano, y a la Vía Ostiense, encontraran los monumentos de aquellos que han fundado esta Iglesia” ¿Podrían Cayo y los romanos por los cuales él habla haber estado errados sobre un punto tan vital para su Iglesia?
  • Luego vamos a San Papías (138 – 150). De él solo conseguimos una débil indicación de que el sitúa a Pedro predicando en Roma, pues él afirma que San Marcos escribió lo que Pedro predicó, y lo sitúa escribiendo en Roma. Weizsaecker mismo sostiene que esta inferencia de Papías tiene algún peso en el argumento acumulativo que estamos construyendo.
  • Anterior a Papías está Ignacio, mártir (antes de 117), quien, de camino al martirio, escribe a los romanos: “"No os mando como lo hicieron Pedro y Pablo; ellos fueron Apóstoles, yo soy un discípulo", palabras que, según Lightfoot, no tienen sentido si Ignacio no hubiese creído que Pedro y Pablo habían predicado en Roma.
  • Aún más temprano es Clemente de Roma, quien escribió a los corintios, probablemente en 96, ciertamente antes del final del siglo I. El citó el martirio de Pedro y Pablo como un ejemplo de tristes frutos del fanatismo y la envidia. Ellos han sufrido “entre nosotros”, él dijo, y Weizsaecker correctamente ve aquí una prueba más de nuestra tesis.
  • El Evangelio según San Juan, escrita casi al mismo tiempo que la carta de Clemente a los corintios, también contiene una clara alusión al martirio por crucifixión de San Pedro, sin, empero, dar su localización (Juan 21,18-19 ).
  • La más antigua evidencia viene del propio San Pedro, si él es el autor de la Primera Epístola de San Pedro, o si no, de un escritor cercano a su propia época: “La Iglesia que está en Babilonia os saluda, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos” (1 Pedro 5,13). Se admite por consentimiento común que Babilonia representa a Roma ---entonces sin cristianos---, y no a la Babilonia real, como era usual entre los judíos piadosos (cf. F.J.A. Hort, “Judaistic Christianity”, Londres, 1985, 155).

Esta cadena de evidencia documental, la cual tiene su primer eslabón en la Escritura misma y que no ha sido rota en ninguna parte, coloca la estadía de Pedro en Roma entre los hechos más reconocidos de la historia. Además se fortaleció por una cadena similar de evidencia monumental, la que Lanciani, el príncipe de los topógrafos romanos, resume de este modo: “para los arqueólogos la presencia y ejecución de San Pedro y San Pablo en Roma son hechos establecidos más allá de una sombra de duda, por una evidencia puramente monumental!” (Pagan and Christian Rome, 123).

Los sucesores de San Pedro en función

Los sucesores de San Pedro llevaron a cabo su oficio, cuya importancia creció con el crecimiento de la Iglesia. En el año 97 serias diferencias perturbaron a la Iglesia de Corinto. El obispo romano, Clemente, espontáneamente, escribió una carta autoritativa para restaurar la paz. San Juan todavía vivía en Éfeso, sin embargo, no interfirió con Corinto. Antes del 117 San Ignacio de Antioquía se dirige a la Iglesia Romana como a una que “preside sobre la caridad... que nunca ha engañado a nadie, la cual ha enseñado a las otras.” San Ireneo (180-200) establece la teoría y práctica de la unidad doctrinal como sigue:

“Con esta Iglesia (de Roma), debido a su más poderoso principado, cada Iglesia debe concurrir, es decir, los fieles en todas partes, en la cual (es decir, en comunión con la Iglesia Romana) la tradición de los Apóstoles, ha sido siempre preservada por aquellos de cada lado” (Adv. Haereses, III).

El hereje Marción, los montanistas desde Frigia, Práxeas desde Asia, vienen a Roma a ganar el favor de sus obispos; San Víctor, obispo de Roma, amenaza con excomulgar las Iglesias de Asia; San Esteban se negó a recibir la delegación de San Cipriano, y se separó de varias Iglesias de Oriente; Fortunato y Félix, depuestos por Cipriano, recurrieron a Roma; Basílides, depuesto en España, se dirigió a Roma; los presbíteros de Dionisio, obispo de Alejandría, se quejaron de su doctrina a Dionisio, obispo de Roma; éste último reconvino con él, y él explicó. El hecho es indiscutible: los Obispos de Roma se hicieron cargo de la Silla de Pedro y del oficio de Pedro de continuar la obra de Cristo (Duchesne, “The Roman Church before Constantine”, Catholic Univ. Bulletin (octubre 1904) X, 429-450).

Para estar en continuidad con la Iglesia fundada por Cristo es necesaria la afiliación a la Sede de Pedro, pues, como cuestión histórica, no hay ninguna otra Iglesia ligada a cualquier otro Apóstol por una cadena continua de sucesores. Antioquía, una vez la sede y centro de los trabajos de San Pedro, cayó en manos de patriarcas monofisitas bajo el emperador Zeno y Anastasio I a fines del siglo V. La Iglesia de Alejandría en Egipto fue fundada por San Marcos el evangelista, el mandatario de San Pedro. Ésta floreció exuberantemente hasta que las herejías arriana y monofisita se enraizaron entre su gente y gradualmente la llevaron a la extinción. La Iglesia Apostólica de vida más corta es la de Jerusalén. En 130 Adriano destruyó la Ciudad Santa y erigió en su lugar un nuevo pueblo, Ælia Capitolina. La nueva Iglesia de Æliea Capitolina estaba sujeta a Cesarea; el mismo nombre de Jerusalén cayó en desuso hasta después del Primer Concilio de Nicea (325.

El Cisma griego ahora reclama su lealtad. La apostolicidad que queda en estas Iglesias fundadas por los Apóstoles se debe al hecho de que Roma tomó la sucesión rota y la unió de nuevo a la Sede de Pedro. La Iglesia Griega comprende todas las Iglesias Orientales involucradas en el cisma de Focio y Miguel Cerulario, y la Iglesia Rusa no puede hacer ninguna pretensión a la sucesión apostólica en forma directa o indirecta, es decir, a través de Roma, porque ellos están, por sus propios hechos y deseos, separados de la comunión romana. Durante los 464 años entre la accesión de Constantino (323) y el Séptimo Concilio General (787), la totalidad o parte del episcopado oriental vivió en cisma por no menos de 203 años, a saber: desde el Concilio de Sárdica (343) a San Juan Crisóstomo (389), 55 años; debido a la condenación de Crisóstomo (404 – 415), 11 años; debido a Acadio y al edicto del Henoticon (484 – 519), 35 años; en monotelismo (640-681), 41 años; debido a la disputa sobre las imágenes (726-787), 61 años; en total 203 años (Duchesne). Sin embargo, ellos reclaman un vínculo doctrinal con los Apóstoles, suficiente en sus mente para marcarlos con el sello de la apostolicidad.

El reclamo de continuidad anglicano

Todas las sectas reclaman la continuidad, hecho que muestra cuan esencial es esa señal de la verdadera apostolicidad de la Iglesia. El partido de la Iglesia Anglicana Superior afirma su continuidad con la Iglesia de antes de la Reforma en Inglaterra, y a través de ella con la Iglesia Católica de Cristo. “Con la Reforma lavamos nuestras caras”, es un dicho favorito de los anglicanos; debemos demostrar que en realidad lavaron sus cerebros, y desde entonces han sido una Iglesia truncada. Etimológicamente, “continuar” significa “mantener unido”. Continuidad, por lo tanto, denota una existencia sucesiva sin cambios constitucionales, y el avance en el tiempo de una cosa estable en sí misma. Estable, no estacionaria, pues la naturaleza de una cosa debe ser crecer, desarrollarse en líneas constitucionales, cambiando constantemente aunque siempre la misma. Esto se aplica a todos los organismos a partir de un germen, a todas las organizaciones que comienzan a partir de unos pocos principios constitucionales; también se aplica a la creencia religiosa, las cuales, como dice Newman, cambian para permanecer igual.

Por otro lado, hablamos de “ruptura de continuidad” cada vez que ocurre un cambio constitucional. Una Iglesia disfruta de la continuidad cuando se desarrolla a lo largo de las líneas de su constitución original; cambia cuando altera su constitución ya sea social o doctrinal. Pero ¿cuál es la constitución de la Iglesia de Cristo? La respuesta es tan variada como las sectas que se autodenominan cristianas. Convencidas de que la continuidad con Cristo es esencial para su estatus legítimo, han esbozado teorías de lo esencial del cristianismo, y de una Iglesia cristiana, que se adapte exactamente a su propia denominación. La mayoría de ellas repudia la sucesión apostólica como marca de la verdadera Iglesia; ellos se glorían en su separación. Nuestra controversia presente no es con tales, sino con los anglicanos que pretenden su continuidad. Tenemos puntos de contacto solo con los más altos eclesiásticos, cuya predisposición hacia la antigüedad y el catolicismo los colocan a medio camino entre el catolicismo y el protestantismo puro y simple.

Inglaterra y Roma

De todas las Iglesias ahora separadas de Roma, ninguna tiene un origen más claramente romano que la Iglesia de Inglaterra. Se ha alegado frecuentemente que San Pablo, o algún otro Apóstol, evangelizó a los bretones. Sin embargo, es cierto que cada vez que los anales de Gales mencionan la introducción del cristianismo en la isla, invariablemente conducen al lector a Roma.

En el “Liber Pontificalis” (ed. Duchesne, I, 136) leemos que “El Papa Eleuterio” recibió una carta de Lucio, rey de Bretaña, que podría hacerse cristiano por sus órdenes.” El incidente es narrado una y otra vez por San Beda el Venerable; se encuentra en el Libro de Llandaff, así como en las Crónicas Anglosajonas; es aceptado por cronistas franceses, suizos, alemanes, junto a las autoridades nativas como Fabio, Enrique de Huntigdon, Guillermo de Malmesbury, y Giraldo Cambrense.

Dondequiera que penetraba, la invasión sajona le arrebató la existencia a la Iglesia Británica, y condujo a los cristianos británicos a las fronteras de la isla, o a través del mar a Armórica, ahora la Bretaña Francesa. Los conquistados no intentaron convertir a los conquistadores; Roma intervino una vez más: Los misioneros enviados por Gregorio el Grande convirtieron y bautizaron al rey Etelberto de Kent, con miles de sus súbditos. En 597, Agustín fue nombrado primado de toda Inglaterra, y sus sucesores, hasta la Reforma, siempre recibieron de Roma el palio, el símbolo de autoridad suprema. La jerarquía anglosajona tuvo un origen completamente romano, en su fe y práctica, en su obediencia y afecto; testigo de cada página en la “Historia Eclesiástica” de San Beda.

Un espíritu igualmente romano animó a la nación. Entre los santos reconocidos por la Iglesia hay 23 reyes y 60 reinas, princesas o príncipes de las diferentes dinastías anglosajonas, contados desde el siglo VII al XI. Diez de los reyes sajones hicieron el viaje a la tumba de San Pedro, y su sucesor, en Roma. Los peregrinos anglosajones formaron casi una colonia en las cercanías del Vaticano, donde la topografía local (Borgo, Sassia, Vicus Saxonum), aún recuerdan su memoria. Había una escuela inglesa en Roma, fundada por el rey Ine de Wessex y el Papa San Gregorio II (715 – 731) y apoyada por el Óbolo de San Pedro (Romescot o Peterspence), pagado anualmente por cada familia de Wessex. Eduardo el Confesor hizo obligatorio el Óbolo por un valor anual de treinta peniques para cada monasterio y grupo familiar poseedor de tierra o ganado.

La conquista normanda (1066) no trajo cambios a la religión de Inglaterra. San Anselmo de Canterbury (1093- 1109) testificó sobre la primacía del Pontífice Romano en sus escritos (en Mateo 16) y con sus acciones. Cuando se le presionó para que renunciara a su derecho de apelación a Roma, le contestó al rey en la corte: “Usted desea que yo jure que nunca, por ningún motivo, apelaré en Inglaterra al Bendito Pedro o a su vicario; esto, digo, no debe ser ordenado por usted, que es un cristiano, pues jurar eso es abjurar del Bendito Pedro; quien abjure del Bendito Pedro indudablemente abjura de Cristo, quien lo hizo príncipe sobre su Iglesia.”

Santo Tomás Becket derramó su sangre en defensa de las libertades de la Iglesia contra la intrusión del rey normando (1170). Grosseteste, en el siglo XIII, escribió más fuertemente sobre la autoridad del Papa sobre toda la Iglesia que cualquier otro obispo inglés de la antigüedad, aunque se resistió a un poco aconsejable nombramiento a un canonicato hecho por el Papa. En el siglo XIV Duns Escoto enseñó en Oxford “que están excomulgados como herejes quienes enseñen o afirmen algo diferente a lo que la Iglesia Romana enseña o afirma.” En 1411 los obispos ingleses en el Sínodo de Londres condenaron la proposición de John Wyclif de “que no es necesario para la salvación el sostener que la Iglesia Romana es suprema entre las Iglesias”. En 1535 el Beato Juan Fisher, obispo de Rochester, fue asesinado por la defensa, contra Enrique VIII, de la supremacía del Papa sobre la Iglesia Inglesa. La más sorprendente pieza de evidencia es la fórmula del juramento tomado por los arzobispos antes de entrar a su oficio: “ Yo, Roberto, arzobispo de Canterbury, desde ahora en adelante, seré fiel y obediente a San Pedro, a la Sagrada Iglesia Apostólica Romana, a mi Padre el Papa Celestino, y a sus sucesores canónicamente electos... Deseo, salvando mi orden, ayudar a defender y mantener contra cada hombre la primacía de la Iglesia Romana y la realeza de San Pedro. Visitaré el umbral de los Apóstoles cada tres años, ya sea en persona o por mis delegados, a menos que sea absuelto por la dispensa apostólica... Así me ayude Dios y estos santos Evangelios” (Wilkins, Concilia Angliae, II, 199).

El presidente del Tribunal Supremo, Henry de Bracton (1260) expone la ley civil de su país de este modo: “debe destacarse concerniente a la jurisdicción de las cortes superiores e inferiores, que en primer lugar según el Señor Papa tiene jurisdicción ordinaria sobre todo lo espiritual, así lo tiene el rey, en sus dominios, en lo temporal.” En muchos casos la línea de demarcación entre las cosas espirituales y las temporales es incierta y difusa; los dos poderes frecuentemente se traslapan, y los conflictos son inevitables. Durante cinco siglos estos conflictos fueron frecuentes. Sin embargo, su misma recurrencia prueba que Inglaterra reconocía la supremacía papal, pues se requieren dos para una contienda. La queja de un lado fue siempre que el otro se inmiscuía en sus derechos. En 1533 Enrique VIII mismo aun suplicaba en las Cortes Romanas por el divorcio. Si lo hubiese logrado, la supremacía del Papa no habría podido encontrar un defensor más enérgico. Fue sólo después de su fracaso que cuestionó la autoridad del tribunal al cual el mismo había apelado. En 1534 un Acta del Parlamento lo nombró la Cabeza Suprema de la Iglesia Inglesa. Los obispos, en vez de jurar fidelidad al Papa, ahora juraban fidelidad al rey, sin ninguna cláusula de excepción. El Beato Juan Fisher fue el único obispo que se negó a prestar el nuevo juramento; su martirio es el primer testigo de la ruptura de continuidad entre la antigua Iglesia inglesa y la nueva Iglesia Anglicana. La herejía intervino para acrecentar la brecha.

Los Treinta y Nueve Artículos enseñan la excelencia luterana y admite las ventajas de la doctrina de la justificación por la fe solamente, niega el Purgatorio, reduce los siete Sacramentos a dos, insiste en la falibilidad de la Iglesia, establece la supremacía del rey y niega la jurisdicción del Papa en Inglaterra. Se abolió la Misa y la Presencia Real; la forma de ordenación fue tan alterada para adecuarse a las nuevas opiniones sobre el sacerdocio que se volvió ineficaz, y la sucesión de los sacerdotes falló, así como también la de los obispos. (Ver órdenes anglicanas).

¿Acaso es posible imaginar que los forjadores de tales alteraciones vitales siquiera pensaran en “continuar” la Iglesia existente? Cuando se destruye el marco jerárquico, cuando se remueve la base doctrinal, cuando cada piedra del edificio se vuelve a colocar libremente para acomodarse a los gustos individuales, entonces no hay continuidad, sino colapso. La antigua fachada de la Abadía de Battle todavía sigue en pie, además partes de la pared exterior y el antiguo nombre; pero al cruzar el portal, uno se enfrenta a una majestuosa mansión nueva y cómoda; céspedes verdes y arbustos ocultan los viejos cimientos de la iglesia y los claustros; los escritorios de los monjes y almacenes siguen en pie para entristecer el ánimo del visitante. De la abadía de 1538, la abadía de 1906 sólo mantiene la máscara, las esculturas disminuidas y las piedras: una imagen apropiada de la antigua Iglesia y de la nueva.

Situación actual

El Dr. Jaime Gairdner, cuya “History of the English Church in the 16th century” puso al descubierto el espíritu esencialmente protestante de la Reforma Inglesa, en una carta sobre “Continuidad” (reproducida en “The Tablet”, 20 de enero de 1906), cambia la controversia de una base histórica a una doctrinaria. “Si el país”, dice, “aún tiene una comunidad de cristianos ---es decir, de creyentes verdaderos en el gran Evangelio de la salvación, hombres que todavía aceptan el viejo credo, y no tienen duda de que Cristo murió para salvarlos--- entonces la Iglesia de Inglaterra permanece la misma que antes. El viejo sistema fue preservado, de hecho todo lo que es realmente esencial a él, y en cuanto a la doctrina nada fue quitado excepto alguna dudosa proposición escolástica.”


Fuente: Wilhelm, Joseph. "Apostolic Succession." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Jun. 2009 <http://www.newadvent.org/cathen/01641a.htm>.

Traducido por Juan Ramón Cifre. lhm