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Sábado, 21 de diciembre de 2024

Comunismo

De Enciclopedia Católica

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(Recuerde que este artículo fue escrito en 1908).

Definición

Comunismo (Latín, communis) en su significado más general se refiere a cualquier sistema social en que toda la propiedad, o al menos toda la propiedad productiva, pertenece al grupo, o comunidad, en lugar de a los individuos. Así entendido, comprende el anarquismo comunista, el socialismo y el comunismo en sentido estricto. El anarquismo comunista (a diferencia de la variedad filosófica) aboliría no solo la propiedad privada, sino el gobierno político. El socialismo significa la propiedad colectiva y la administración no de toda la propiedad, sino sólo de las agencias materiales de producción. El comunismo en sentido estricto exige que tanto los bienes de producción, como la tierra, los ferrocarriles y las fábricas, así como los bienes de consumo, como las viviendas, los muebles, la comida y la ropa, sean propiedad de toda la comunidad.

Antes de mediados del siglo XIX, el término se usaba en su sentido más general, incluso por los socialistas. Marx y Engels llamaron el “Manifiesto Comunista” al célebre documento en el que dieron al socialismo su primera expresión "científica". Difícilmente podían hacer otra cosa, ya que la palabra socialismo se utilizó por primera vez en el año 1833 en Inglaterra (N. de la T.: Karl Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris). Sin embargo, en poco tiempo la mayoría de los seguidores del nuevo movimiento prefirieron llamar socialismo a su credo económico y llamarse a sí mismos socialistas. Hoy día ningún socialista que crea que los individuos deban poder conservar el dominio de los bienes de consumo se clasificaría a sí mismo como comunista. De ahí que en la actualidad (a 1908) la palabra se emplee de forma bastante generalizada en el sentido más estricto. Su uso para designar meramente la propiedad común del capital se limita en su mayor parte a los desinformados y a aquellos que buscan dañar al socialismo dándole un mal nombre.

El comunismo en sentido estricto también se distingue del socialismo por el hecho de que generalmente connota un mayor grado de vida en común. En palabras del Rev. W. D. P. Bliss, "el socialismo pone su énfasis en la producción y distribución común; el comunismo, en la vida en común" ("Handbook of Socialism", p. 12). El comunismo apunta, por tanto, a una mayor medida de igualdad que el socialismo. Obtendría más uniformidad en materia de matrimonio, educación, alimentación, vestido, vivienda y la vida general de la comunidad. De ahí que los diversos intentos que han hecho pequeños grupos de personas que viven una vida común para establecer el dominio común de la industria y el disfrute común de sus productos, se han descrito generalmente como experimentos en el comunismo. De hecho, el socialismo, en su propio sentido de propiedad y funcionamiento de los instrumentos de capital por parte de todo el Estado democrático, nunca se ha probado en ninguna parte. Esto recuerda la distinción adicional de que el comunismo, incluso como un ideal actual, implica la organización de la industria y la vida por pequeñas comunidades federadas, más que por un Estado centralizado. William Morris los distingue así, y espera que el socialismo finalmente se convierta en comunismo ("Modern Socialism", editado por R.C.K. Ensor, p. 88). Combinando todas estas notas en una definición formal, podríamos decir que el comunismo completo significa la propiedad común de la industria y sus productos por parte de pequeñas comunidades federadas, que viven una vida común.

Historia

La primera operación del principio comunista del que tenemos algún registro tuvo lugar en Creta alrededor del 1300 a.C. Todos los ciudadanos eran educados por el Estado de manera uniforme, y todos comían en las mesas públicas. Según la tradición, fue este experimento el que impulsó a Licurgo a establecer su célebre régimen en Esparta. Bajo su gobierno, nos informa Plutarco, había un sistema común de educación, gimnasia y entrenamiento militar para todos los jóvenes de ambos sexos. Se proporcionaban comidas públicas y dormitorios públicos para todos los ciudadanos. La tierra se redistribuía de modo que todos tuviesen partes iguales. Aunque existía el matrimonio, estaba modificado por un cierto grado de promiscuidad en interés de la raza-cultura.

Los principios de igualdad y vida en común también se aplicaban en muchos otros asuntos. Como dice Plutarco, "ningún hombre tenía la libertad de vivir como quisiera, al ser la ciudad como un gran campamento donde todos tenían establecida su asignación". Sin embargo, en varios otros aspectos el régimen de Licurgo no llegó al comunismo normal: aunque la tierra estaba distribuida por igual, era de propiedad privada; el sistema político no era una democracia sino una monarquía limitada, y luego una oligarquía; y los privilegios de ciudadanía e igualdad no eran disfrutados por toda la población. Los ilotas, que realizaban todo el trabajo desagradable, eran esclavos en el peor sentido del término. De hecho, el propósito de toda la organización era militar y político más que económico y social.

Así como Licurgo se inspiró en el experimento de Creta, Platón quedó impresionado por el logro de Licurgo. Su "República" describe una comunidad ideal en la que habría una comunidad de propiedades, comidas e incluso mujeres. El Estado debía controlar la educación, el matrimonio, los nacimientos, los oficios de los ciudadanos y la distribución y goce de los bienes. Haría cumplir la perfecta igualdad de condiciones y carreras para todos los ciudadanos y para ambos sexos. El motivo de Platón al delinear este orden social imaginario fue el bienestar individual, no el engrandecimiento del Estado. Quería llamar la atención del mundo sobre un Estado que era único en el sentido de que no estaba compuesto por dos clases en constante guerra entre sí, los ricos y los pobres. Pero su mancomunidad modelo era tener esclavos.

El principio comunista gobernó durante un tiempo la vida de los primeros cristianos de Jerusalén. En el capítulo cuarto de los Hechos de los Apóstoles aprendemos que ninguno de los hermanos llamaba suyo a nada de lo que poseía; que los que tenían casas y tierras las vendían y ponían el precio a los pies de los Apóstoles, quienes repartían “a cada uno según la necesidad". En la medida en que no hicieron distinción entre ciudadanos y esclavos, estos cristianos primitivos se adelantaron al comunismo de Platón. Su comunismo era, además, completamente voluntario y espontáneo. Las palabras de San Pedro a Ananías prueban que los cristianos individuales eran bastante libres para retener su propiedad privada. Finalmente, el arreglo no continuó por mucho tiempo, ni fue adoptado por ninguno de los otros organismos cristianos fuera de Jerusalén.

De ahí que la afirmación de que el cristianismo fue al principio comunista es una enorme exageración. Y tampoco está justificada la afirmación de que ciertos Padres de la Iglesia, en particular Ambrosio, Agustín, Basilio, Crisóstomo y Jerónimo, condenaron toda propiedad privada y defendieron el comunismo. La mayoría de las órdenes y comunidades religiosas, es decir, ascéticas y monásticas que han existido, tanto dentro como fuera del redil cristiano, exhiben algunas de las características del comunismo. Los monjes budistas de la India, los esenios de Judea y los therapeutæ de Egipto excluían la propiedad privada y llevaban una vida en común.

Las comunidades religiosas de la Iglesia Católica siempre han practicado la propiedad común de los bienes, tanto productivos (siempre que los posean) como no productivos. Sin embargo, su comunismo difiere del de los comunistas económicos en que su objetivo principal no es ni ha sido nunca la reforma social o una distribución de bienes más justa. Los fines que han buscado principalmente son el mejoramiento espiritual del miembro individual y el mejor cumplimiento de su misión caritativa, como la instrucción de los jóvenes o el cuidado de los enfermos y débiles. Estas comunidades insisten, además, en que su modo de vida se adapta solo a unos pocos. Por estas razones los encontramos siempre apartados del mundo, sin hacer ningún intento por atraer a una parte considerable de los que no lo tienen y observando el celibato. Casi todas las comunidades religiosas carecen de una característica importante del comunismo económico, es decir, el dominio y administración común de los agentes materiales de producción de los que obtienen su sustento. En este sentido, se parecen más a los organismos asalariados que a las organizaciones comunistas.

Durante la Edad Media, el comunismo fue sostenido y practicado en diversos grados por varias sectas heréticas, en lo cual profesaban imitar el ejemplo de los cristianos primitivos. Su comunismo era, por tanto, como el de las órdenes monásticas, más religioso que económico. Por otro lado, el motivo de las órdenes religiosas fue el consejo de Cristo de buscar la perfección. Las principales de las sectas heréticas comunistas fueron: los cátaros, los apostólicos, los hermanos y hermanas del espíritu libre, los husitas, los moravos y los anabaptistas. Ninguno de ellos presenta hechos de gran importancia para el estudioso del comunismo.

El siguiente acontecimiento notable en la historia del comunismo es la aparición de la "Utopía" de Santo Tomás Moro (1516). El propósito de este relato romántico de una comunidad ideal era económico, no militar o religioso. La retirada de grandes extensiones de tierra de cultivo para ser usadas en la crianza de ovejas, la reducción de los derechos de los arrendatarios a la comunidad y el aumento de las rentas ya habían comenzado a producir esa inseguridad, pobreza y pauperismo que luego se volvió tan angustiosa en Inglaterra, y que todavía constituye un problema sumamente desconcertante. A modo de contraste con estas condiciones, Moro trazó su imagen ideal del Estado de Utopía. En su concepción de las condiciones, necesidades y tendencias industriales, Moro se adelantó mucho a su tiempo.

Él dice: "No puedo tener ninguna otra noción de todos los demás gobiernos que veo o conozco, sino que son una conspiración de los ricos, que con el pretexto de administrar lo público sólo persiguen sus fines privados, y conciben todas los formas y artes que puedan encontrar: primero, para poder preservar sin peligro todo lo que han adquirido tan mal, y luego para poder contratar a los pobres para que se esfuercen y trabajen para ellos al menor salario posible, y oprimirlos tanto como les plazca". Esto parece más un arrebato de algún reformador radical del siglo XX que el testimonio de un canciller de estado de principios del siglo XVI. En "Utopía" todos los bienes se poseen y se disfrutan en común, y todas las comidas se toman en las mesas públicas; pero no hay comunidad de esposas. El trabajo desagradable lo hacen los esclavos, pero los esclavos son todos criminales convictos. En lo que respecta tanto a la familia como a la dignidad y los derechos del individuo, "Utopía" está, por tanto, en una posición más elevada que la "República".

Hay varias otras descripciones de Estados ideales que deben su inspiración a "Utopía". Los más importantes son: "Oceana" (1656) de James Harrington; "La ciudad del sol" (1625) de Tommaso Campanella y "Nueva Atlántida" de Francis Bacon (1629). Ninguno de ellos ha sido tan leído ni tan influyente como su prototipo. Campanella, que era un monje dominico, representa a las autoridades de “La Ciudad del Sol” como obligando a las mujeres mejor desarrolladas a aparearse con los hombres mejor desarrollados, para que los hijos sean lo más perfectos posible. Los niños deben ser educados por el Estado, no por los padres, porque "son criados para la preservación de la especie y no para el placer individual".

La crítica exhaustiva y la rebelión contra las instituciones sociales llevadas a cabo por los escritores franceses en el siglo XVIII incluyeron naturalmente teorías para la reconstrucción del orden económico. Gabriel de Mably (Doutes proposés aux philosophes économiques, 1768), que parece haber tomado prestado en parte de Platón y en parte de Rousseau, declaró que la comunidad de bienes aseguraría la igualdad de condiciones y el mayor bienestar de la raza; pero se abstuvo de defender esto como un remedio práctico para los males de su propia época. Morelly (Code de la nature, 1755) coincidió con Rousseau en que todos los males sociales se debían a las instituciones e instó a que el Estado poseyera y administrara toda la propiedad y la industria. Tanto de Mably como Morelly eran sacerdotes apóstatas. Las opiniones de Morelly fueron adoptadas por uno de los revolucionarios franceses, F. N. Baboeuf, quien fue el primer moderno en dar pasos prácticos hacia la formación de una sociedad comunista. Sus planes incluían trabajo obligatorio por parte de todos y distribución pública del producto según las necesidades individuales. Para convertir sus teorías en realidad, fundó la "Sociedad de Iguales" (1796) y proyectó una insurrección armada; pero los conspiradores pronto fueron traicionados y su líder guillotinado (1797).

El conde Henri de Saint-Simon (Vea (Saint-Simon y Sansimonismo), cuyas teorías recibieron su forma definitiva en su "Nouveau Christianisme" (1825), no requería el dominio común de todas las propiedades. De ahí que se le considere el primer socialista más que un comunista. Fue el primero en enfatizar la división de la sociedad moderna en empleadores y trabajadores, y el primero en abogar por una reconstrucción del orden industrial y político sobre la base del trabajo y en el interés particular de las clases trabajadoras. Según su opinión, el Estado debe convertirse en el director de la industria, y debe asignar tareas en proporción a la capacidad y recompensas en proporción al trabajo. También es socialista más que comunista en su deseo de que las reformas las lleve a cabo el gobierno central, en lugar de las autoridades locales o asociaciones voluntarias.

Charles Fourier (Traité de l'association domestique-agricole, 1822) ni siquiera pedía la abolición de todo capital. Sin embargo, era más comunista que Saint-Simon porque sus planes iban a ser realizados por las comunidades locales, a las que dio el nombre de "falanges", y porque los miembros debían vivir una vida en común. Todos vivirían en un gran edificio llamado "phalansterie". Las tareas se asignarían teniendo en cuenta las preferencias del individuo, pero habría frecuentes cambios de ocupación. Cada trabajador obtendría un salario mínimo adecuado para un medio de vida cómodo. El producto excedente se repartiría entre trabajo, capital y talento, pero de tal manera que quienes realizaran el trabajo más desagradable obtendrían la mayor compensación. El matrimonio sería rescindido por las propias partes. Un intento de establecer una falange en Versalles en 1832 resultó en un completo fracaso.

Etienne Cabet elaboró un programa comunista en su "Voyage en Icarie" (1840), que se inspiró en la obra de Santo Tomás Moro. Aboliría la propiedad privada y la educación privada, pero no el matrimonio ni la vida familiar. Los bienes debían ser producidos y distribuidos por la comunidad en su conjunto, y debía haber total igualdad entre todos sus miembros. En 1848 emigró con un grupo de sus discípulos a Estados Unidos y estableció la comunidad de Icaria en Texas. En 1849 se mudaron al asentamiento mormón abandonado de Nauvoo, Illinois. Aquí la comunidad prosperó durante varios años, hasta que apareció el solvente habitual en forma de disensión interna. En 1856, la pequeña minoría que se puso del lado de Cabet se instaló en Cheltenham, cerca de St. Louis, mientras que la mayoría se trasladó al sur de Iowa, donde establecieron una nueva comunidad a la que dieron el antiguo nombre de Icaria. Este último asentamiento floreció hasta 1878, cuando comenzó una serie final de disrupciones, secesiones y migraciones. La última banda de icarianos se disolvió en 1895. En ese momento la comunidad contaba con solo veintiún miembros; en Nauvoo había quinientos.

A Icaria se le ha llamado "el experimento más típico jamás hecho en el comunismo democrático" y "más maravilloso que cualquier otra colonia similar, ya que aguantó tanto tiempo sin ninguna base dogmática". Los icarianos no practicaban ninguna religión. En su "Organisation du travail" (1840) Louis Blanc exigió que el Estado estableciera talleres nacionales, con miras al dominio y administración de toda la producción. Después de la Revolución de 1848, el gobierno francés introdujo varios talleres nacionales, pero no hizo ningún esfuerzo honesto por llevarlos a cabo de acuerdo con las ideas de M. Blanc; todos fracasaron y duraron muy poco. Al igual que Saint-Simon Louis Blanc fue más socialista que comunista en sus teorías de reorganización social, propiedad y libertad individual. Desde su época en adelante, todas las teorías y movimientos importantes sobre la reorganización de la sociedad, tanto en los demás países de Europa como en Francia, caen propiamente bajo el título de socialismo. El resto de la historia del comunismo describe eventos que ocurrieron en los Estados Unidos. En sus "American Communities", William A. Hinds enumera unas treinta y cinco asociaciones diferentes en las que los principios comunistas se pusieron en práctica parcial o totalmente.

Sociedades Comunistas en los Estados Unidos

La Comunidad de Ephrata (Pensilvania) fue, con dos excepciones sin importancia, la más antigua. Fue fundada en 1732 por Conrad Beissel, un alemán, que durante algunos años había llevado la vida de un ermitaño religioso. A tres hombres y dos mujeres que compartían sus puntos de vista sobre el sábado se les permitió unirse a él, y así los seis se convirtieron en una comunidad. Los miembros tenían la propiedad en común, trabajaban en común, vivían en común y observaban una completa igualdad de condiciones. Consideraban que el celibato era preferible al estado matrimonial, y durante los primeros años de la comunidad la mayoría permaneció soltera. Su objetivo principal, por lo tanto, era religioso y espiritual en lugar de social y económico. La comunidad nunca tuvo más de trescientos miembros; en 1900 solo tenía diecisiete.

Para 1908 la organización comunista más importante de Estados Unidos es la de los “Shakers”. Su primera comunidad se fundó en Mt. Lebanon, Nueva York en 1787. En 1908 había treinta y cinco comunidades separadas con un total de mil miembros; una vez sumaron cinco mil. Al igual que los “Ephratas”, los “Shakers” son una secta religiosa que viven en vida comunitaria con propósitos religiosos. Los fundadores de su primer asentamiento estadounidense fueron una banda de cuáqueros [[Inglaterra |ingleses] a quienes se les dio el nombre de “Shakers” (temblorosos) debido a sus agitaciones corporales bajo la supuesta influencia de fuerzas espirituales en sus reuniones religiosas. En las comunidades “Shaker” la propiedad se mantiene en común (excepto en el caso de miembros que no han alcanzado la Tercera Orden u Orden Mayor), las comidas se toman en común, hay una hora común para levantarse, las formas de vestimenta son uniformes y hay reglas minuciosas que rigen los modales y la conducta en general.

Si bien todos los miembros están en pie de igualdad, el gobierno es jerárquico más que democrático. Hacen confesión de pecado antes de entrar, observan el celibato, se abstienen de bebidas alcohólicas, desalientan el uso del tabaco y se esfuerzan por evitar "todos los usos, modales, costumbres, amores y afectos mundanos que se interponen entre el ciudadano individual del reino celestial y sus deberes y privilegios en el mismo". Debido a sus principios y prácticas, el comunismo “Shaker” se adapta tan poco a la generalidad de los hombres como el monacato. Su membresía se recluta principalmente a través de avivamientos religiosos y la recepción de niños sin hogar. Sin embargo, la comunidad no ha sido un fracaso total en cuanto a quienes se han mantenido fieles a su vida. "Durante más de cien años", sostienen, "han vivido vidas prósperas, contentos y felices, han hecho florecer su tierra como el más hermoso jardín; y durante todos estos años nunca se han gastado un centavo entre ellos para policía, abogados, jueces, casas de pobres, instituciones penales o para cualquier 'mejora' similar del mundo exterior".

Dos comunidades que tuvieron un parecido considerable entre sí fueron los armonistas, establecidos en Pensilvania en 1805 por George Rapp, y los separatistas de Zoar, fundados en 1818 por Joseph Baumeler en Ohio. Ambas comunidades eran alemanas, religiosas más que económicas, tenían los mismos puntos de vista religiosos y practicaban el celibato. Al principio de su historia, los separatistas abandonaron el celibato, pero continuaron considerándolo como un estado superior al matrimonio. Los armonistas una vez tuvieron mil miembros, pero para el año 1900 las disensiones se habían reducido a nueve. Los separatistas nunca sumaron más de quinientos y dejaron de existir como comunidad en 1898.

La Comunidad Nueva Armonía se estableció en 1825 en un terreno en Indiana que una vez había sido ocupado por los armonistas. Su fundador fue Robert Owen, un galés, que había dirigido con notable éxito las fábricas de New Lanark en Escocia. Fue el primero en introducir la jornada de diez horas en las fábricas y en negarse a emplear a niños muy pequeños y a niños pobres. También estableció las primeras escuelas infantiles en Inglaterra. Hizo del pueblo de New Lanark un modelo de buen orden, templanza, ahorro, comodidad y satisfacción. Era un humanitario y reformador que no rehuyó grandes sacrificios en nombre de sus teorías. Animado por el éxito de sus esfuerzos en New Lanark, y creyendo que los hombres son buenos por naturaleza y solo necesitan el ambiente adecuado para volverse virtuosos, fuertes, inteligentes y satisfechos, comenzó a soñar con un comunismo que debería ser mundial. Haría que todas las personas se reunieran en aldeas de entre trescientas y dos mil almas, cada una de las cuales tendría de medio a uno y medio acres de tierra. Las viviendas de cada aldea se organizarían en un paralelogramo, con cocinas, comedores y escuelas comunes en el centro. Se aboliría la propiedad individual. Tales eran los planes que pretendía probar por primera vez en la comunidad de New Harmony.

Antes del final de su primer año, esta comunidad tenía novecientas almas y treinta mil acres de tierra. Antes de que hubieran transcurrido dos años habían surgido disensiones, se habían formado dos nuevas comunidades por secesionistas y la comunidad original se había disuelto. Varios otros asentamientos comunistas, que debieron su existencia a la enseñanza y el ejemplo de Owen, se establecieron en diferentes Estados, pero ninguno de ellos sobrevivió a New Harmony. Como esta última, todas rechazaron expresamente cualquier base religiosa. Esta parece haber sido una de las principales razones de su pronta disolución. Hacia el final de su vida, Owen abandonó sus nociones materialistas y admitió la importancia suprema de las fuerzas espirituales en la formación de uncarácter sólido.

En 1848 J. H. Noyes fundó la Comunidad Oneida en Oneida, Nueva York, con un propósito principalmente religioso: "el establecimiento del Reino de Dios". Durante un tiempo tuvo quinientos miembros. Durante más de treinta años sus miembros practicaron no solo la comunidad de bienes y de vida en general, sino también de mujeres, a través de sus llamados "matrimonios complejos". La crianza de los hijos era en parte una función de los padres, pero era principalmente una función comunitaria. En deferencia al sentimiento público exterior, la práctica del "matrimonio complejo" se suspendió en 1879. Entonces se dividieron en dos clases: “los casados y los célibes, ambos legítimos pero con preferencia el segundo”; sin embargo, casi todos se casaron en muy poco tiempo. En 1881, la comunidad se convirtió en una compañía de capital social, cuyos miembros poseían acciones individuales. Financieramente, la nueva corporación ha sido un éxito, pero la mayoría de sus características de la vida común desaparecieron con el "matrimonio complejo".

Entre 1840 y 1850 se establecieron en diferentes partes de los Estados Unidos unas treinta comunidades inspiradas en las falanges de Fourier. Solo una duró más de seis años y la gran mayoría desapareció dentro de tres años. Su ascenso se debió principalmente a los escritos y esfuerzos de un grupo de escritores excepcionalmente capaces, cultos y entusiastas que incluían a Horace Greeley, Albert Brisbane, George Ripley, Parke Goodwin, William Henry Channing, Charles A. Dana, Nathaniel Hawthorne y Elizabeth Peabody. El más notable de estos experimentos fue el de Brook Farm que, aunque adoptó la forma de una compañía de capital social pues pagaba el 5% de interés, ejemplificaba los principios del comunismo en muchos detalles. Las industrias eran administradas por la comunidad y todos los miembros se turnaban en las distintas tareas; todos recibían el mismo salario, todos tenían garantizado el sustento para ellos y sus dependientes y todos disfrutaban de las mismas ventajas en materia de alimentación, vestido y vivienda. Durante los dos primeros años (1841-43) la vida fue encantadora; pero la empresa no fue un éxito financiero. En 1844 la organización se convirtió en una falange fourierista, que tuvo una existencia infructuosa de unos breves meses. Brook Farm fracasó pronto porque tenía demasiados filósofos y muy pocos "trabajadores esforzados".

La Comunidad Amana (Iowa) fue iniciada en 1855 por un grupo de alemanes que se llamaban a sí mismos "verdaderos inspirados", debido a su creencia de que la inspiración de la era apostólica todavía se concede a los cristianos. Sus principios religiosos distintivos se remontaban a los pietistas del siglo XVII, pero como organización comenzaron en Hesse, Alemania, en 1714. Vinieron a Estados Unidos para escapar de la persecución religiosa, no para practicar el comunismo. Según su propio testimonio, la característica comunista se introdujo únicamente como un medio para una mejor vida cristiana. La comunidad tolera el matrimonio pero prefiere el celibato. Quienes se casan sufren un declive en su posición social y se ven obligados a esperar algún tiempo antes de poder recuperar su posición anterior. Una de sus "Reglas para la vida diaria" dice así: "Huye de la sociedad de las mujeres tanto como sea posible, como un imán muy peligroso y un fuego mágico". Las familias viven separadas, pero comen en grupos de treinta y cinco a cincuenta. Toda la propiedad pertenece a la comunidad. Para lograr mejor su propósito supremo —la abnegación y la imitación de Cristo— su vida es muy simple y carente no sólo de lujos sino de cualquier goce considerable. La Comunidad Amana ha sido durante mucho tiempo la comunidad más grande que existe, con entre 1,700 y 1,800 miembros. Durante sesenta años los miembros de esta comunidad han vivido en paz, comodidad y alegría, sin abogados, alguaciles ni mendigos.

Ninguno de los otros asentamientos comunistas de Estados Unidos presenta características dignas de mención especial. De todos los experimentos realizados, solo la Comunidad Amana y los “Shakers” sobreviven (a 1908). Sociedades como la Hermandad Cooperativa y la Commonwealth de Igualdad del Estado de Washington son ejemplos de cooperación, o como mucho de socialismo. Además, todas son muy jóvenes y muy pequeñas.

Generalizaciones Extraídas de Experimentos Comunistas

La historia de las sociedades comunistas sugiere algunas generalizaciones importantes e interesantes:

Primera:: Todas menos tres de las comunidades estadounidenses, —a saber, las fundadas por Robert Owen, los icarianos y los experimentos fourieristas — y absolutamente todas las que disfrutaron de algún grado de éxito, se organizaron principalmente con fines religiosos bajo fuertes influencias religiosas, y se mantuvieron sobre una base de convicciones y prácticas religiosas definidas. Muchos de sus fundadores fueron considerados profetas. El vínculo religioso parece haber sido la única fuerza capaz de mantenerlos unidos en momentos críticos de su historia. El señor Hinds, quien es un firme creyente en el comunismo, admite que debe haber unidad de creencias a favor o en contra de la religión. La importancia de los elementos espirituales y ascéticos se demuestra además por el hecho de que casi todas las comunidades más exitosas prescribieron, o al menos prefirieron, el celibato. Si el comunismo necesita el elemento ascético hasta este punto, evidentemente no es adecuado para una adopción general.

Segunda: Parecería que donde la religión y el ascetismo no se encuentran entre los fines primarios, la comunidad de esposas así como la de propiedad, se les sugiere fácilmente a los comunistas como una característica normal y lógica de su sistema. Incluso Campanella declaró que “toda propiedad privada se adquiere y se mejora porque cada uno de nosotros por sí solo tiene su propia casa y esposa e hijos". Hablando del declive de la comunidad Oneida, el señor Hinds dice: "El primer paso fuera del comunismo se dio cuando 'lo mío y lo tuyo' se aplicó a marido y mujer; luego siguió naturalmente un interés exclusivo en los niños; luego el deseo de acumular propiedad individual para su uso presente y futuro". El fundador de esta comunidad opinó que si se mantienen los principios ordinarios del matrimonio, las asociaciones comunistas presentarán mayores tentaciones al amor ilegal que la sociedad ordinaria. El comunismo, por tanto, parece enfrentarse a la Escila del celibato y la Caribdis de la promiscuidad.

Tercera: Todas las comunidades estadounidenses, excepto las fundadas por Owen, estaban compuestas por almas escogidas y selectas que estaban llenas de entusiasmo y dispuestas a hacer grandes sacrificios por su ideal. Owen admitió reclutas indiscriminadamente, pero luego lo lamentó profundamente; porque lo reconoció como una de las principales causas del fracaso prematuro. Además, las otras comunidades se separaron y desalentaron el contacto con el mundo exterior. La mayoría de los desertores eran miembros que habían violado este mandato y se habían enamorado de las costumbres mundanas.

Cuarta: El éxito alcanzado por las comunidades estadounidenses se debió en gran medida a líderes excepcionalmente capaces, entusiastas y magnéticos. Tan pronto como estos fueron retirados del liderazgo, sus comunidades casi invariablemente comenzaron a declinar rápidamente. Este hecho y los hechos mencionados en el último párrafo añaden peso a las conclusiones extraídas de los dos primeros, a saber, que el comunismo es totalmente inadecuado para la mayoría.

Quinta: Es posible que pequeños grupos de espíritus selectos, especialmente cuando se mueven por motivos de religión y ascetismo, mantengan durante más de un siglo una organización comunista en el contentamiento y la prosperidad. La proporción de pereza es menor y el problema de hacer el trabajo es más simple de lo que comúnmente se supone. Y el hábito de la vida en común parece desarraigar una cantidad considerable de egoísmo humano.

Finalmente: La completa igualdad que busca el comunismo es una interpretación bien intencionada pero errónea de las grandes verdades morales, que, como personas y a los ojos de Dios, todos los seres humanos son iguales; y que todos tienen esencialmente las mismas necesidades y el mismo destino final. En la medida en que están incorporadas en el principio de propiedad común, estas verdades han encontrado diversas expresiones en varios países y civilizaciones. Muchos historiadores económicos sostienen que la propiedad común fue en todas partes la forma más antigua de tenencia de la tierra. Todavía prevalece de alguna manera en los distritos rurales de Rusia. En la segunda mitad del siglo XIX, la esfera de propiedad común o pública se ha extendido enormemente a casi todo el mundo occidental, y es seguro que recibirá una expansión aún mayor en el futuro. Sin embargo, el veredicto de la experiencia, la naturaleza del hombre y la actitud de la Iglesia, nos aseguran que el comunismo completo nunca será adoptado por un sector considerable de ningún pueblo. Si bien la Iglesia sanciona el principio del comunismo voluntario para los pocos que tienen vocación a la vida religiosa, condena el comunismo universal, obligatorio o legalmente impuesto, tanto como apoya el derecho natural de todo individuo a poseer propiedad privada. Ha reprobado el comunismo más concretamente en la encíclica "Rerum Novarum" del Papa León XIII. Pues las teorías condenadas en ese documento bajo el nombre de socialismo ciertamente incluyen el comunismo como se describe en estas páginas. Vea COLECTIVISMO; SOCIALISMO; PROPIEDAD.

( Recuerde que este artículo fue escrito en 1908 ).


Bibliografía: PLATÓN, República (Londres, 1892); CATHREIN, Socialism, tr. del alemán por GETTELMANN (Nueva York, 1904); PÖHLMANN, Geschichte des antiken Communismus und Sozialismus (Munich, 1893-1901); CAPART, La propriété individuelle et le collectivisme (Namur, 1898); KAUTSKY, Communism in Central Europe at the Time of the Reformation (Londres. 1897); MORLEY, Ideal Commonwealths (Londres, 1885), contiene la Lycurgus de PLUTARCO, Utopía de MORO, Nueva Atlántica de BACON, City of the Sun de CAMPANELLA, Y Mundus alter et idem de HALL; HARRINGTON, Commonwealth of Oceana (Londres, 1887); LICHTENBERGER, Le socialisme au XVIIIe siècle (París, 1895); ELY, French and German Socialism (Nueva York, 1883); NORDHOFF, Communistic Societies of the United States (Nueva York, 1875); WOOLSEY, Communism and Socialism (Nueva York, 1880); HINDS, American Communities (Chicago, 1902); STAMHAMMER, Bibl. des Sozialismus und Communismus (Jena, 1893-1900).

Fuente: Ryan, John Augustine. "Communism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4, págs. 179-183. New York: Robert Appleton Company, 1908. 30 oct. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/04179a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina