Judea
De Enciclopedia Católica
Al igual que el adjetivo Ioudaios, el sustantivo Ioudaia procede del arameo Iehûdai (Esd. 4,12). Designa la parte de Palestina adyacente a Jerusalén habitada por la comunidad judía después de su regreso del cautiverio. Sus límites originales pueden ser asignados de la siguiente manera: Bethsàr al sur; Bet Jorón al norte; Emaús al oeste y el río Jordán al este. Los judíos dispersos en otras partes del país no habitan en Judea propiamente dicha. Cuando, en 160 a.C., el general sirio Báquides deseó mantener a Judea en su poder, construyó fuertes en Jericó, Bet Jorón, Betel, Tibná y Tefón (no Bêt-Nettif), y fortificó a Bethsûr y Gézer (1 Mac. 9,50-52). Luego, entre Nehemías (cf. Neh. 3) y los asmoneos las fronteras del país judío sufrieron algunas modificaciones. Sin embargo, los Macabeos, a través de sus conquistas, ampliaron las fronteras; Aferema (Taybeh?), Lidda, Ramathem, (Rentis) (1 Mac. 11,34), Jaffa (1 Mac. 12,33), Mâdabâ, Samaria, Escitópolis (Josefo, “Antiq Jud", XIII, IX, 1; X,2) fueron anexados uno tras otro al territorio judío. Josefo (Anticl. Jud., XIII, XI, 3) a veces llama Judea al reino macabeo. Por otra parte, sin embargo, el mismo historiador limita a Judea propiamente dicha a límites más correctos. Hacia el norte se extendía sólo hasta Anuath-Borkeos ('Ainah-Bergït), a menos de dos millas al norte de Lubban; al sur tan lejos como Iardas, en los confines de Arabia, tomando así lo que se llamaba Idumea en tiempos de la dominación siria. El Jordán era su frontera en el este, el Mediterráneo al oeste (Bell. Jud., III, III, 5).
La historia de Judea es a menudo confundida con la de Jerusalén. En un primer momento una provincia (Medina) del imperio persa, fue administrada por un gobernador que residía en Jerusalén y era ayudado por un consejo de ancianos. En el año 332 a.C., Alejandro la anexó al imperio que él estaba construyendo entonces y sus sucesores disputaron largamente sobre la misma. En 320 era de Egipto y en 198 era de Siria. El ascenso judío bajo los Macabeos, que se inició en el año 167, resultó en la independencia de Judea, que duró desde 130 a 63 a.C. En esta última fecha, Pompeyo la hizo tributaria de los romanos. Bajo Herodes, que se convirtió en su rey en el año 37 a.C., el Salvador nació en Belén. Luego de la deposición de Arquelao, el hijo y sucesor de Herodes (6 d.C.) se le confió el gobierno de Judea a los procuradores romanos; uno de ellos, Poncio Pilato, condenó a Cristo a la Cruz, y otros dos, Félix y Porcio Festo, están involucrados en la historia de San Pablo. Desde el año 41 al 44 a.C. fue administrada por Agripa I y regresó a los procuradores hasta el año 66; en el 70 d.C. Judea desapareció como un distrito individual.
La evangelización de Judea comenzó durante la vida terrena de Cristo, quien viajó por la tierra más de una vez y tenía amigos allí. Fue una de las primeras provincias en beneficiarse de la predicación de los Apóstoles. Los judíos habían oído el discurso de San Pedro, cuando él salió de la cámara alta, y "acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados." (Hch. 5,16). Felipe, uno de los más celosos de los primeros siete diáconos, bautiza al eunuco de Etiopía en el camino de Jerusalén a Gaza, en el manantial que surge al pie de Bethsàr. De ahí este predicador se trasladó a Azoto ('Esdoud), y de Azoto se fue a Cesarea, y predicaba el Evangelio en las ciudades por donde pasaba. Jaffa y Jope, donde San Pedro pronto encontraría discípulos, estaban en el itinerario de San Felipe (Hch. 8,26 ss). El Talmud tal vez provee información sobre la predicación del Evangelio en Judea cuando habla de Santiago de Kafar Sama, quien sanó a los enfermos en el nombre de Jesús. Kafar Sama estaba probablemente en las cercanías de Hebrón (quizás Semouah). San Pablo dice una y otra vez que las Iglesias de Judea habían sido probadas por la pobreza, la disensión y la persecución --Iglesias para las que él era al principio desconocido, pero que después escucharon su voz (1 Tes. 2,14; Gál. 1,22; Hch. 11,29). El cristianismo fue plantado en Judea tan temprano que en el Primer Concilio de Nicea (325) se encontraban obispos de Cesarea, Ascalón, Nicópolis, Jamnia, Eleuterópolis, Maximianópolis (Hebrón?), Lida, Jericó, Asdod, Gaza (Gelzer, "Patrum Nicenorum nomina ", Leipzig, 1898). En las listas posteriores de obispos nos encontramos con nombres que añadir a éstos: Jope, Antedón, Dioclecianópolis, Rafia, etc. (Hierocles, "Synecdemus", Berlín, 1866). Desde el siglo IV hasta la invasión árabe la vida monástica se elevó a gran altura; baste mencionar las fundaciones de San Eutimio, San Teodosio y San Sabas (cf. Génier, "Vie de S. Euthyme-le-Grand ", París, 1909).
Considerada en la extensión dada por Josefo ---es decir, como un gran cuadrado de territorio localizado entre Aqrabeh, Deir Ballàt y el Nahr el Audjeh, en el norte; el Mediterráneo, al oeste; Bersabee y ‘Tell ‘Arad, en el sur; el Mar Muerto y el Jordán, al este--- Judea presenta una fisonomía suficientemente variada. En el oeste la antigua Filistea, las llanuras de Sefela, del Darom y de Saron producen sésamo, trigo y sorgo en abundancia, mientras que la naranja, limón, palma y la vid crecen allí libremente (vea artículo Plantas en la Biblia. En esta región llana hay varios lugares importantes: Jaffa (en 1912, 23,000 habitantes), Gaza (en 1912, 16.000 habitantes), Lida y Ramleh. Entre la llanura y el principal grupo de montañas se extiende una franja de terreno montañoso bien cultivado sin ningunos pueblos importantes. La región montañosa de Judea se eleva a una altura de 3,280 pies, y no es muy fértil, excepto cerca de los manantiales. Las cumbres son bastante desnudas, dondequiera que hay tierra en las rocas crecen la higuera, el olivo, la vid y la cebada. De esta región son los principales centros de Jerusalén (entre 80.000 y 100.000 habitantes), Belén (7000 habitantes), Hebrón (9000 habitantes) (1912). La parte oriental de Judea que colinda con el Mar Muerto y el Jordán está salpicada de pequeñas colinas, y poblada por tribus nómadas. El sur, donde el Négueb ofrece un suelo ligero, es adecuado para el cultivo. El agua es escasa en Judea. En las montañas se recoge la lluvia en cisternas, en las llanuras se han excavado pozos profundos. Hay algunos manantiales, pero su producción no es muy considerable; los principales son los de 'Arroub Umm ed Daraj (Jerusalén), Liftah, Ain-Karim, Kolonieh, Abu Ghosh, Bireh y todo un grupo en las inmediaciones de Hebrón. En los arroyos de la cuenca del Jordán hay agua durante todo el año, lo que no es el caso en los de la vertiente mediterránea. Los vados Farah, Kelt, Audjeh, Fusail, Far'a, por no hablar de los importantes manantiales de Eliseo, Doak, Nuwaïmeh, Feshkha y Engadí, contribuyen con sus aguas al Ghor y al Mar Muerto durante todo el año.
Las vías romanas con las que Judea estaba marcada anteriormente estaban entonces intransitables. Los únicos caminos aptos para vehículos de ruedas eran los de Jerusalén a Jericó, a Hebrón a través de Belén, a San Juan en Montana, a Nablo, a Jaffa y al Monte de los Olivos, todos de reciente construcción. Había también un ferrocarril de vía estrecha desde Jerusalén hasta Jaffa, siendo este último el principal puerto de Judea y Gaza el segundo.
Judea es ante todo un país agrícola. Hay, sin embargo, unas pocas industrias especiales: en Jerusalén, la talla en madera de olivo; en Belén, la talla en nácar, en Gaza, el tejido de pelo de cabra, zapatillas y jabón; en Hebrón, el cuero y botellas de agua, frascos de vidrio y baratijas. El mutessariflik de Jerusalén, que casi corresponde a la antigua Judea, tiene una superficie de 8.484 millas cuadradas, y cuenta (a 1912) con 328 ciudades, pueblos, aldeas y caseríos, con una población total de 350.000, de los cuales 100.000 son no-musulmanes. Para 1912 había unos 27,000 católicos, y sus parroquias eran Jerusalén, Belén, Bet Sahur, Bet-Djalah, Ramala, Taybeh, Bir Zeit, Ramla, Jaffa y Gaza. Aunque no es un “vilayet”, esta provincia es directamente dependiente del ministro del interior en Constantinopla. A 1912 tenía cinco sub-prefecturas: Jaffa, Gaza, Hebrón, Berseba y (desde 1906) Nazaret, encontrándose geográficamente esta última en el “vilayato” de Beirut.
Bibliografía: Survey of Western Palestine, Memoirs, III (Londres, 1883); GUTHE en Realencyklopädie für prot. Theol. und Kirche, IX (Leipzig, 1901); MEYERS, History of the City of Gaza (Nueva York, 1901); ROBINSON, Biblical Researches in Palestine, I (Boston, 1856); DE SAULCY, Voyage autour de la Mer Morte et dans les terres bibliques (París, 1853); GUÉRIN, Judée (3 vols., París, 1868-69); CUINET, Syrie, Liban, Palestine (París, 1896); HÖLSCHER, Die administrative Einteilung des heutigen Syriens in Mitt. des Deutsch. Paläst. Vereins (1907), p. 53.
Fuente: Abel, Félix Marie. "Judea." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. 17 Dec. 2011 <http://www.newadvent.org/cathen/08544a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.