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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Friedrich, Príncipe de Schwarzenberg

De Enciclopedia Católica

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Friedrich, Príncipe de Schwarzenberg fue cardenal y príncipe-arzobispo de Praga; nació en Viena el 6 de abril de 1809; murió allí el 27 de marzo de 1885. Fue hijo del príncipe José Juan Schwarzenberg y su esposa Pauline (née (de soltera) princesa Arenberg); fue bautizado en el palacio de su padre en Viena. Cuando Napoleón avanzó sobre Viena, la madre huyó con su hijo de un mes a Krummau en Bohemia. En el verano del año siguiente ella acompañó a su marido y a su hija mayor a París para asistir a las fiestas matrimoniales de Napoleón y la archiduquesa María Luisa. Durante la celebración, ella y su hija murieron quemadas; un collar de oro, en el que estaban grabados los nombres de sus diez hijos (incluido el de Friedrich) fue lo único que permitió identificar la masa carbonizada como sus restos. Su cuñada Eleanora actuó en adelante como madre de los niños y Fritz siempre la llamó su "Engelstante". Cuando tenía cinco años, Fritz fue puesto al cuidado del sabio y capaz padre Lorenz Greif. Habiendo completado el curso de secundaria en el gimnasio Schotten, se aplicó a los estudios jurídicos con gran éxito. A regañadientes, ahora le reveló a su padre su deseo de consagrar su vida al servicio de Dios en el sacerdocio, ya que para él este era el camino más seguro al cielo. El padre dio su consentimiento con alguna vacilación.

Fritz comenzó sus estudios teológicos en Salzburgo, ya que su numerosa parentela en Viena resultaría una distracción demasiado grande. El arzobispo Gruber fue su padre espiritual, y uno no puede leer su correspondencia sin emoción. Profesores capaces, entre los que destacaba Joseph Othmar Rauscher, avivaron el entusiasmo del joven estudiante. Fritz hizo su último año de teología en Viena, donde residiría en el seminario clerical. El rector, Franz Zenner, un estricto disciplinario, actuó casi con dureza con Schwarzenberg. Además de las conferencias universitarias, recibió instrucción privada en filosofía de Günther, quien más tarde ejerció una influencia rectora constante sobre su alumno.

Al entrar al estado clerical, Friedrich le había prometido a su padre que no aceptaría ninguna de las órdenes superiores antes de cumplir los veinticuatro años. Al finalizar sus estudios teológicos, surgió la pregunta de cómo se iban a pasar los dos años restantes. Friedrich se sintió invadido por el deseo de viajar, que su padre estaba ansioso por complacer. Sin embargo, el obispo Gruber insistió en que debía estudiar para el doctorado, mientras que Zenner exigió que el candidato al doctorado continuara residiendo en el seminario. La negativa de Schwarzenberg a cumplir fue seguida por una ruptura que el joven, sin embargo, trató de remediar. Aprobó con éxito los exámenes para el doctorado. Finalmente, en 1833, fue ordenado por Gruber. El joven sacerdote fue nombrado cura en la parroquia catedralicia, donde obtuvo una gran satisfacción del desempeño de sus deberes pastorales. Pero ahora las nubes lo amenazaban; tuvo que apresurarse a ver a su padre moribundo, a quien administró los últimos sacramentos. En junio de 1835, el paternal arzobispo murió en brazos de Friedrich, después de recibir de él la extremaunción.

El 23 de septiembre de 1835, el capítulo metropolitano solicitó que Schwarzenberg fuera nombrado arzobispo, aunque aún no tenía treinta años, por lo que necesitaba una dispensa papal. Ansioso y triste de corazón, aceptó el báculo de San Ruperto con fortaleza y determinación. En la arquidiócesis, el pueblo protestante de Zillertal era la principal causa de problemas; permanecieron allí, a pesar de todos los esfuerzos para inducirlos a retirarse y a pesar de la patente de emigración del arzobispo Firmiano (1731). Una resolución imperial de 1837 ordenó su regreso a la Iglesia nacional o su emigración. El arzobispo Schwarzenberg sintió un gran dolor al ver a cientos de esos Zillertaler abandonar su tierra natal, e intentó todo para inducirlos, mediante una persuasión afectuosa, al menos a dejar atrás a sus hijos, prometiendo educarlos y apoyarlos; pero en vano.

Entre las instituciones fundadas o favorecidas por Schwarzenberg se pueden mencionar: el Mozarteum, la Sociedad Musical de la Catedral, la Sociedad de Arte, el seminario de niños (Borromäum), el convento de las Hermanas de la Misericordia de San Vicente de Paúl en Schwarzach para el cuidado de los enfermos y la educación de los jóvenes. La fundación de Schwarzach dio magníficos frutos, pero lo empobreció. Fue lógico que allí se erigiera un monumento de mármol de él en 1910.

El 29 de marzo de 1848, emitió una exhortación al clero, instándolos a corregir los puntos de vista erróneos y las ansiedades infundadas de su rebaño, a mantener el púlpito libre de declaraciones y alusiones políticas y a cultivar buenos sentimientos con las autoridades seculares. Schwarzenberg no era amigo de la política, ni siquiera de la política eclesiástica. Sin embargo, durante más de cuarenta años fue el principal eclesiástico en Austria, y durante esos años surgió una serie de nuevas instituciones, tendencias y condiciones que afectaron profundamente a la Iglesia y al Estado en el imperio Habsburgo. Estas condiciones le impusieron una gran cantidad de trabajo.

Aunque el Concilio de Trento había ordenado que los concilios provinciales se celebraran cada tres años, la costumbre había caído en desuso. En Salzburgo, el último sínodo provincial se había celebrado en 1573. Después de un intermedio tan largo, Schwarzenberg convocó un sínodo que se celebró del 31 de agosto al 12 de septiembre de 1848. En el discurso al parlamento imperial, el sínodo estableció lo que la Iglesia Católica debe exigir al poder civil para asegurar la libertad y la independencia que legítimamente le pertenecen, y que no se le puede negar sin inconsistencia e injusticia en vista del libre desarrollo de los derechos civiles. Los obispos en este sínodo también emitieron una pastoral, en la que sometieron a severas críticas los principios fundamentales de la educación estatal de Sommaruga.

De fundamental importancia para la Iglesia en Austria fue la reunión de obispos en Viena en 1849. El Reichstag, que se reunió en Kremsier en febrero, debatió las relaciones entre la Iglesia y el Estado con un espíritu muy hostil. Sin embargo, el hermano del cardenal, Félix, que ya era primer ministro, y con el nombramiento de Rauscher, el maestro del arzobispo, como obispo de Sekkau, Schwarzenberg fortaleció enormemente la influencia de los obispos. El cardenal logró sin mucha dificultad convocar a los obispos de Austria; no se invitó a los obispos de Hungría y del territorio lombardo-veneciano, en el que aún no se había restablecido la paz. El 29 de abril se reunieron veintinueve obispos y cuatro apoderados episcopales en el palacio del príncipe-arzobispo, y entre esta fecha y el 20 de junio celebraron sesenta sesiones. El cardenal dirigió las sesiones con el mayor tacto. Entre los teólogos se encontraban Kutschker y Fessler.

La asamblea expuso los resultados de sus deliberaciones al Gobierno en siete memoriales: sobre el matrimonio; sobre los fondos religiosos, escolares y educativos; sobre beneficios y propiedad de la Iglesia; sobre educación; sobre los oficios y administración eclesiásticos y servicios religiosos; sobre el monacato; sobre la jurisdicción eclesiástica. En los decretos, que incluyen 207 párrafos, los obispos establecen "una línea de acción común para sus objetivos y acciones futuras". Esta primera asamblea de obispos de Austria sentó las bases para el avivamiento de la Iglesia en Austria; marcó el comienzo de un episcopado austríaco, mientras que antes solo había obispos individuales. Para apremiar a la realización de los memoriales y representar a los obispos de manera permanente, se nombró un comité permanente de cinco bajo la presidencia del cardenal. Dicho comité existió hasta los años sesenta.

Por esta época el cardenal fue nombrado también arzobispo de Praga. A pesar de sus serias protestas tanto en Roma como en Viena, el nombramiento fue confirmado y el cardenal hizo su entrada solemne a Praga el 15 de agosto de 1850. Aún no se había familiarizado con sus nuevos deberes cuando Pío IX les ordenó a él y al primado de Gran realizar la visita de todos los monasterios de Austria que no estuvieran sujetos al superior general de una orden; estos monasterios eran 380 en total.

No participó en la resolución del concordato, pero hizo todo lo posible por llevarlo a cabo. Con este objeto, se celebró una reunión de los obispos en Viena bajo su presidencia del 6 de abril al 17 de junio de 1856. Estuvieron presentes 66 prelados, —alemanes, húngaros, italianos y eslavos— en representación de los ritos latino, griego y armenio. Se dirigieron nuevamente memoriales al gobierno en relación con las escuelas, el matrimonio, la propiedad eclesiástica, la ocupación de los beneficios vacantes, los monasterios y el derecho de patronazgo. Entonces el primado de Praga organizó un tribunal eclesiástico matrimonial, celebró un concilio provincial y dos diocesanos y promovió las ciencias, el crecimiento de las órdenes, las sociedades y las artes.

Es falso que el concordato se haya ejecutado descuidadamente. Como su consejero en cuestiones de derecho canónico, el cardenal eligió al profesor Friedrich von Schulte, y, aunque era laico, lo nombró además consejero del tribunal matrimonial espiritual en las tres instancias y consejero consistorial titular. Schwarzenberg se mostró como un amigo celoso de su maestro, Günther, y buscó por intercesión repetida en Roma evitar la condena de sus escritos. El primer retraso serio en la ejecución de las disposiciones del concordato ocurrió cuando la administración de las propiedades, los beneficios y fundaciones de la iglesia debían ser entregados a funcionarios de la Iglesia. El cardenal pensó que ya se habían acordado las cuestiones de la forma de transferencia y proporcionó instrucciones impresas sobre la administración de la propiedad a los funcionarios de la Iglesia y a los patrocinadores. El ministro de Estado, Schmerling, detuvo la transferencia de la propiedad eclesiástica en Praga. En unión con sus tres sufragáneos, Schwarzenberg protestó ante el emperador, el ministro de estado y el gobernador (19 marzo 1862). Sin embargo, el único efecto de esta protesta fue la afirmación de principio.

El año 1866, tan lamentable en la historia de Austria, fue especialmente desafortunado para Schwarzenberg. El 25 de mayo, durante su gira de visitas, se enfermó de viruela. La guerra alemana parecía ya inevitable y, cuando el manifiesto del 15 de junio anunció su estallido, el cardenal consideró su deber permanecer en Praga, ordenó oraciones públicas y procesiones de intercesión. Una de las consecuencias del infortunio de los campos de batalla de Bohemia fue el cambio en las relaciones entre Iglesia y Estado. El 25 de mayo de 1858 el emperador confirmó los decretos del Reichstag sobre el matrimonio, las escuelas y las relaciones interconfesionales. El 22 de junio, [Papa Beato Pío IX |Pío IX]] condenó los decretos; los obispos habían emitido el 3 de junio una instrucción común al clero y el 24 de junio una pastoral colectiva. Ambos antedichos decretos fueron condenados y confiscados por los tribunales imperiales por violar la paz pública.

Era de esperar que el proceso judicial pendiente contra el obispo Rudiger de Linz se extendiera a los obispos de Bohemia. En febrero de 1869, Schwarzenberg recibió la siguiente instrucción de la Santa Sede: "Si los obispos o eclesiásticos son citados ante jueces laicos, que en todos los casos posibles defiendan sus causas a través de un abogado, y nunca comparezcan personalmente y por su propia voluntad ante tales jueces". El cardenal lo lamentó, pues esperaba que su mal trato despertara a muchos católicos adormecidos. El conflicto sobre el concordato aún no había terminado, y amenazaba un nuevo conflicto que en nombre de la libertad puso en peligro las libertades de la Iglesia, cuando Pío IX convocó el Concilio Vaticano I (8 dic. 1869 a 18 julio 1870). Sobre la cuestión de la infalibilidad del Papa, Schwarzenberg apoyó a la minoría.

En 1874 Stremayr trató de llenar el vacío dejado por la anulación del concordato con cuatro nuevas leyes interconfesionales que tratan de la regulación de las relaciones jurídicas externas de la Iglesia católica, los impuestos que proveían para el llamado Religionsfond, las relaciones legales de los monasterios y el reconocimiento de nuevas corporaciones religiosas. Durante las deliberaciones de la Cámara de Pares, Schwarzenberg se opuso enérgicamente a las leyes propuestas y las condenó en un discurso cuidadosamente preparado. Sin embargo, fue imposible derrotarlos por completo. De las cuatro nuevas leyes de Stremayr, aún no se había aprobado la que trataba sobre el estatus legal de las comunidades religiosas, que autorizaban al ministro de culto público a suprimir cualquier monasterio y confiscar sus propiedades.

Tan pronto como Schwarzenberg escuchó que la ley sobre los monasterios se discutiría en la Cámara de los Pares a mediados de enero de 1876, convocó una reunión de los obispos de la Cámara de los Pares; los ocho obispos se reunieron en el palacio de Schwarzenberg. En las deliberaciones también participaron el abad Helferstorfer, Leo Thun y Su Excelencia Falkenhayn. El resultado del encuentro fue la "Declaración" firmada por todos los obispos austriacos que abrigan la esperanza segura de que nunca se promulgue una ley de tal contenido y tan dañina en sus efectos. Sin embargo, si se sienten decepcionados por esta confiada expectativa, deben declarar que no se debe promulgar una ley tan dañina y protestar contra la imputación de que la Iglesia podría tolerar y ratificar una orden religiosa cuya vocación y actividad ameritarían las poco confiables y sospechosas regulaciones expresadas en el anteproyecto de ley. El proyecto de ley fue aprobado, pero no recibió la sanción del emperador.

En 1882 se efectuó la división de la Universidad de Karl Ferdinand en una alemana y una checa, pero el cardenal Schwarzenberg no estuvo de acuerdo con la división de la facultad teológica, pues sostenía que era vocación del sacerdote trabajar por la reconciliación y unión de las diversas razas en [[Bohemia. Después de su muerte, esta separación no pudo evitarse.

Entre las muchas instituciones, etc., introducidas por Schwarzenberg podemos mencionar: los ejercicios sacerdotales, las conferencias pastorales, los sínodos provinciales (dos), los sínodos diocesanos, la herencia de San Adalberto para el sustento de los sacerdotes pobres, los fondos de ayuda diocesanos; establecimientos de los jesuitas, redentoristas, Notre-Dame, hermanas grises, Hermanas de San Borromeo y Hermanas de San Vicente; misiones populares; la Adoración de las Cuarenta Horas; la canonización de Santa Inés de Bohemia; el jubileo de Metodio; el jubileo de la Diócesis de Praga; los jubileos papales; el Katholikenverein; el Bonifaciusverein; la Cofradía de San Miguel; el fondo Procopio para la publicación de buenos libros; la adoración perpetua; sociedades de confección de vestimentas; la sociedad de construcción de catedrales.

Schwarzenberg siempre había presidido la primera reunión episcopal en Austria y todas las conferencias posteriores. En la reunión de 1885 aceptó su elección como presidente, pero se reservó el derecho de participar en el debate. El cardenal no pudo comparecer a la octava sesión debido a mala salud; al día siguiente, Schwarzenberg volvió a presidir, aunque muy febril, pero se apresuró a salir de esta sesión para lo que estaba destinado a ser su lecho de muerte. Sus restos yacen en la catedral de Praga.


Bibliografía: NOSTITZ-RIENECK, Kardinal Schwarzenberg: Ein Gedenkbild in Ungetrübter Glanz (Viena, 1888), 1-44; WOLFSGRUBER, Friedrich Kardinal Schwarzenberg, I, Jugend u. Salzburgerzeit (Viena, 1906).

Fuente: Wolfsgrüber, Cölestin. "Friedrich, Prince of Schwarzenberg." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13, págs. 595-597. New York: Robert Appleton Company, 1912. 16 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/13595a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina