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Martes, 19 de marzo de 2024

Colegio

De Enciclopedia Católica

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La palabra colegio' (francés, collège; italiano, collegio; español, colegio) del latín collegium, originalmente significaba una comunidad, una corporación, una sociedad organizada, un cuerpo de colegas, o una sociedad de personas ocupadas en alguna actividad común. Desde la antigüedad existieron en Roma corporaciones llamadas collegia, con diversos fines y objetos. Así, los gremios de artesanos se conocían como collegia o sodalica; en otros collegia las personas se asociaban juntas para algún culto religioso especial o con el propósito de ayuda mutua. Este significado original de la palabra colegio se conserva en algunas corporaciones modernas, como el Colegio de Médicos o el Colegio de Cirujanos (Londres, Edimburgo). En Roma había otros organismos más oficiales que llevaban el título de collegium, como el Collegium tribunorum, Collegium augurum, Collegium pontificum, etc. En un sentido similar, la palabra ahora se usa en términos como el Colegio de Cardenales (o el Sagrado Colegio), el Colegio de Electores, el Colegio de Justicia (en Escocia), el Colegio de Heraldos (en Inglaterra).

Desde el siglo XIV en adelante, la palabra colegio significaba en particular "una comunidad o corporación de miembros del clero secular que vivían juntos y se sustentaban de una fundación para el servicio religioso". La iglesia que se sostenía con esa fundación se llamaba iglesia colegial o colegiata, porque los servicios eclesiásticos y las solemnidades eran realizadas por un colegio, es decir, un cuerpo o personal de eclesiásticos que consistía en un preboste, o deán, canónigos, etc.; más tarde, el término "colegiata" o "iglesia colegial" se restringió generalmente a una iglesia relacionada con una gran institución educativa. Algunas de estas instituciones, además de realizar el servicio divino en su iglesia, se les exigía hacerse cargo de una casa de beneficencia, un hospital o algún establecimiento educativo. Es aquí donde encontramos la palabra colegio introducida en relación con la educación, un significado que se convertiría en el más prominente durante los siglos siguientes. Parece que en las universidades inglesas el término se aplicó por primera vez a las fundaciones del llamado segundo período, tipificado por New College, Oxford, 1379; de éstos el nombre se extendió gradualmente a las fundaciones anteriores (Merton, Balliol) que originalmente fueron designadas por el término aula o domus; luego fue tomado por las fundaciones del tercer período, los colegios del Renacimiento.

Tal como se utiliza en la historia de la educación, se puede definir el término colegio, en general, como "una sociedad de académicos formada con fines de estudio o instrucción"; y en particular como "una corporación autónoma, ya sea independiente de una universidad o en relación con una universidad, como el Colegio de la Sorbona en la antigua Universidad de París y los colegios de Oxford y Cambridge". En algunos casos, cuando en una universidad sólo se fundó o sobrevivió un solo colegio, los términos "colegio" y "universidad" son intercambiables. Este es el caso de Escocia y, en gran medida, de Estados Unidos. Aunque en los Estados Unidos muchas instituciones pequeñas reclaman el ambicioso título de universidad, es más apropiado aplicar este término a aquellas instituciones que tienen varias facultades distintas para el estudio profesional y así se asemejan a las universidades de Europa.

Sin embargo, difieren de las universidades continentales en un punto importante, a saber, en el departamento de pregrado que está relacionado con la universidad propiamente dicha. En algunos lugares, como en Harvard, el término "colegio" se aplica ahora en un sentido especial a la escuela de pregrado. Esta es la acepción más común y adecuada del término: una institución de educación superior de carácter general, no profesional, donde, después de un curso regular de estudios, se otorga el grado de Bachillerato en Artes, o, en los últimos años, algún título equivalente , por ejemplo, Bachillerato en Filosofía o la Bachillerato en Ciencias. (Vea BACHILLERATO EN ARTES). Este es el significado de colegio que se tratará en este artículo; Se excluyen todas las escuelas profesionales denominadas colegios, como los colegios de profesores (escuelas de formación de profesores), los colegios de derecho y medicina, los colegios de odontología, farmacia, ingeniería mecánica, agricultura, negocios, minas, etc. Tampoco se incluirán los colegios que sean escuelas de teología o seminarios teológicos, como los numerosos colegios de Roma, por ejemplo, el Collegium Germanicum, Collegium Latino-Americanum, Collegium Græcum, o las universidades inglesas, irlandesas, escocesas, norteamericanas y muchas otras instituciones similares.

Como el origen y la evolución del colegio, o de su equivalente, no han sido los mismos en los distintos países, será necesario, para evitar confusión, tratar separadamente los colegios propios de Inglaterra. Estos merecen una atención especial por la razón adicional de que el colegio estadounidense es una consecuencia del colegio inglés. Incluso en la actualidad (a 1908), la característica distintiva de las universidades de Oxford y Cambridge es la existencia de los colegios. No se puede encontrar nada parecido en ningún otro país, y la relación entre estos colegios y la universidad es muy desconcertante para los extranjeros. Las universidades son corporaciones distintas, que administran sus propios activos y eligen a sus propios funcionarios; la universidad no tiene poder legal sobre los colegios, aunque tiene jurisdicción sobre los miembros individuales de los colegios, porque también son miembros de la universidad. El Sr. Bryce ha utilizado la relación entre la universidad y las facultades como ilustración de las relaciones entre el Gobierno Federal y los distintos estados de la Unión Americana.

Pero el Sr. Rashdall ha señalado una gran diferencia: "en lugar de la estricta limitación de esferas establecida por la Constitución estadounidense, la jurisdicción tanto de la universidad como del colegio, si cualquiera de ellos decide ejercerlos, es legalmente ilimitada. La expulsión de un colegio no conllevaría la expulsión de la universidad, a menos que la universidad así lo decida; tampoco la expulsión de la universidad podría impedir que una persona continúe siendo miembro o incluso miembro de la junta directiva de un colegio. El monopolio del poder de otorgar títulos de la universidad es el único vínculo que asegura su cooperación armoniosa ”(Universities of Europe, II, 793). Los profesores de Oxford son funcionarios universitarios; los tutores y profesores son funcionarios universitarios; estos dos cuerpos forman dos sistemas diferentes. La mayoría de los estudiantes reciben la mayor parte de su educación de los tutores y conferenciantes. (Para más detalles, vea "The University of Oxford" en "Ir. Eccl. Rec.", enero 1907.)

Aunque en la actualidad (a 1908) el sistema colegiado es peculiar de las universidades de Oxford y Cambridge, no lo fue anteriormente, ni Inglaterra puede reclamar el honor de haber tenido los primeros colegios. Esta distinción pertenece a la Universidad de París, la mayor escuela de la Europa medieval. Para comprender el origen de los colegios y su carácter, es necesario conocer las condiciones sociales en las que vivían los estudiantes medievales. Un gran número de jóvenes acudía en masa a las famosas ciudades universitarias; podía haber 6,000 o 7,000 estudiantes en París, 5,000 en Bolonia, 2,000 en Toulouse, 3,000 en Praga y entre 2,000 y 3,000 en Oxford. Es cierto que los escritores de la última parte de la Edad Media han afirmado que en los siglos precedentes París tenía más de 30,000 y Oxford de 20,000 a 30,000 estudiantes; algunos escritores populares de nuestros días han repetido estas declaraciones, pero los principales historiadores que se han ocupado de este tema, como Rashdall, Brodrick, Paulsen, Thorold Rogers y muchos otros, han demostrado que estas cifras fabulosas son enormes exageraciones (Rashdall, op. cit., II, 581 ss.).

Aunque el número era grande, muchos estudiantes eran muy jóvenes, algunos de menos de catorce o quince años; muchos vivían en casas particulares, otros en pasillos u hostales; la disciplina era laxa y los excesos y las revueltas eran frecuentes; sobre todo, los estudiantes más pobres estaban mal alojados y mal alimentados, y estaban a merced de hombres y mujeres inescrupulosos y astutos. Personas generosas, inspiradas por el espíritu de caridad activa, que era muy pronunciada durante estos siglos, buscaban aliviar la suerte de los estudiantes pobres. El resultado fue la fundación de las "casas de instruidos", más tarde llamadas colegios. Originalmente, no eran más que hospicia dotados, o alojamiento y pensiones para estudiantes pobres; la idea de instrucción doméstica estuvo ausente en las primeros fundaciones. Los primeros colegios parisinos fueron hogares para estudiantes eclesiásticos, "claustros académicos especialmente planeados para la educación del clero secular". Hacia 1180 se fundó el Colegio de los Dieciocho (llamado así por el número de estudiantes); luego Santo Tomás de Louvre (1186), y varios otros en la primera mitad del siglo XIII. El más famoso de los colegios de París fue el de la Sorbona (vea UNIVERSIDAD DE LA SORBONA), fundado alrededor de 1257 y destinado a dieciséis, más tarde treinta y seis, estudiantes de teología.

En los siglos siguientes, la Sorbona pasó a representar a toda la facultad teológica de la Universidad de París. Con el transcurso del tiempo, la universidad dejó de lado la autonomía original de los colegios y ganó el control total sobre ellos; en esto, los colegios de París se diferenciaban mucho de los ingleses. Otra diferencia radica en el hecho de que la mayoría de las universidades inglesas admitían estudiantes para otras facultades además de la teológica. El primer colegio inglés, Balliol, fundado alrededor de 1261, en Oxford, fue en gran parte una imitación de las primeras fundaciones de París y difería del tipo general de colegios ingleses. El verdadero comienzo del sistema universitario inglés fue la fundación de Walter de Merton, quien luego se convirtió en obispo de Rochester. El Colegio Merton, establecido en 1263 o 1264, se convirtió en el arquetipo de las universidades de Oxford y Cambridge. Los estudiosos debían comenzar el estudio de las artes y luego pasar a la teología; algunos al estudio del derecho canónico y civil. Además de los trece miembros de pleno derecho de la sociedad (los socii, o fellows), se admitía a varios jóvenes (doce al principio), como "eruditos secundarios", que debían recibir instrucción en "gramática" hasta que fueran capacitados para comenzar el estudio de las artes.

La fundación de los colegios seculares fue estimulada en gran medida por la presencia de los colegios regulares, es decir, los establecimientos de las órdenes religiosas en conexión con las universidades. Las órdenes religiosas se beneficiaron temprano de las ventajas ofrecidas en estos centros educativos y, a su vez, tuvieron una participación considerable en el desarrollo posterior de las universidades, particularmente las dominicanas y franciscanas (Vea UNIVERSIDADES). Los dominicos establecieron una casa de estudio en la Universidad de París en 1218, los franciscanos en 1219, los benedictinos en 1229, los agustinos en 1259. En Oxford los dominicos abrieron una casa en 1220, los franciscanos en 1224. Su ejemplo fue seguido por los benedictinos, que fundaron Gloucester Hall y Durham College.

Estas casas religiosas formaron cada una un Studium en miniatura en medio de una gran universidad. Los jóvenes miembros de las órdenes vivían en comunidades bien organizadas que les liberaban de preocupaciones y favorecían el estudio tranquilo, mientras que otros estudiantes tenían que enfrentarse a las muchas dificultades y tentaciones que les rodeaban por todos lados. Era natural que los hombres que se daban cuenta de las ventajas de una vida tan bien regulada se esforzaran por adaptar este sistema a las necesidades de los estudiantes que no tenían intención de ingresar a comunidades religiosas. "El colegio secular quizás nunca se habría convertido en la importante institución en la que realmente se convirtió si no hubiera sido por el ejemplo dado por los colegios de los mendicantes" (Rashdall, op. Cit., I, 478).

Algunos escritores han expresado un punto de vista erróneo, a saber, que la fundación de los colegios fue un síntoma de la creciente oposición al control eclesiástico de la educación, y especialmente un signo de hostilidad hacia las órdenes religiosas. La mayoría de los colegios seculares fueron fundados por celosos eclesiásticos, en Inglaterra especialmente por obispos, la mayoría de los cuales eran muy amigables con las órdenes religiosas. El señor Bass Mullinger admite que Trinity Hall, Cambridge, parece haber sido fundada con la intención de promover los "intereses ultramontanos" (Hist. Of Un. Of Cambridge, 41). Hugh de Balsham, benedictino, fue el fundador de Peterhouse, el primer colegio de Cambridge (1284); el tercer colegio de Cambridge, Pembroke Hall, fue fundado en 1347 por Marie de Valence, amiga de los franciscanos; uno de los dos rectores iba a ser [[fraile menor, y la fundadora exhortó a los becarios a ser amables, devotos y agradecidos con todos los religiosos, "especialmente con los frailes menores". Gonville Hall, Cambridge, fue fundada en 1350 por Edmund Gonville, un amigo igualmente cálido de los dominicos, para quienes estableció una fundación en Thetford.

Lo mismo puede demostrarse con respecto a Oxford. Para dar un ejemplo, según los estatutos de Balliol, uno de los "procuradores" externos debía ser franciscano. La influencia indirecta de las instituciones religiosas se percibe también en los rasgos semi monásticos de los colegios, algunos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros días, como la vida en común y la asistencia obligatoria a la capilla. Respecto a este último punto, es sorprendente saber que los colegios anteriores ordenaban la asistencia a Misa solo los domingos, días de fiestas y vigilias. En Oxford, los estatutos del New College son, hasta donde se sabe, los primeros que exigen la asistencia diaria a Misa; hacia fines del siglo XV esa asistencia diaria se impuso también a los estudiantes que vivían en las residencias (Rashdall, op. cit., II, 506, 651).

Los miembros de un colegio eran socii o "socios" (fellows) entre ellos. Al principio, los términos "pensionados" (scholars) y "socios" eran intercambiables, pero gradualmente el término "socios" se restringió a los miembros superiores o gobernantes, el término "pensionados" a los miembros jóvenes. Los miembros superiores o socios se empleaban mayormente en el cuidado de los trabajos del colegio, y en tiempos posteriores, particularmente en la enseñanza a los pensionados jóvenes. En las primeras fundaciones se entendía que los internos debían recibir la mayor parte de su instrucción fuera de los muros del colegio; pero cuando se admitía a miembros más jóvenes, era necesario supervisar sus estudios y dar alguna instrucción que complementara las conferencias públicas. Esta enseñanza complementaria se hizo gradualmente más prominente; aunque no se sabe exactamente cuándo tuvo lugar esta importante revolución educativa, parece pertenecer principalmente al siglo XV; finalmente, los colegios prácticamente monopolizaron la instrucción.

Al principio, el número de estudiantes que vivían en los colegios era reducido; la mayoría de los estatutos sólo proveían para entre doce y treinta o cuarenta, unos pocos para setenta o más. La mayoría de los estudiantes continuaban viviendo fuera de los colegios en residencias autorizadas o en hospedajes privados. El sistema de hospedajes fue revisado en el siglo XV, y más tarde los colegios absorbieron a la mayor parte de la población estudiantil. Pero desde el principio los colegios reaccionaron favorablemente sobre todo el alumnado y ejercieron una influencia sumamente saludable sobre los modales y la moral de las ciudades universitarias. Como ha dicho el cardenal Newman: "Los colegios tendieron a romper el espíritu anárquico, dieron el ejemplo de las leyes y formaron a un grupo de estudiantes que, por ser moral e intelectualmente superiores a otros miembros del cuerpo académico, se convirtieron en depositarios del poder e influencia académicos” (Hist. Sketches, III, 221). Así, la propia universidad se benefició en gran medida de los colegios; derivaba de ellos orden, fuerza y estabilidad. Es cierto que, en una fecha muy posterior la universidad fue sacrificada a los colegios, y los propios colegios quedaron inactivos; contrario a la intención de los fundadores, que los habían establecido para el sustento de los pobres, fueron ocupados por los ricos, especialmente después de que los huéspedes que pagaban, "plebeyos" o "pensionistas" se volvieron numerosos. A veces eran sinecuras y clubes más que lugares de estudio serio.

William de Wykeham, obispo de Winchester, fundó el primer colegio fuera de una universidad, a saber, el Winchester College, en 1379, para setenta niños que serían educados en "gramática", es decir, literatura. Ciertamente los colegios de gramática habían existido antes en relación con universidades y catedrales; pero Winchester fue la primera fundación elaborada para la educación gramatical, independiente de una catedral o una universidad. Desde Winchester College, los estudiantes debían ingresar al New College, Oxford, fundado por el mismo mecenas de la educación. El ejemplo de Winchester fue imitado en las fundaciones de Eton (1440) y en las escuelas posteriores a la Reforma de Harrow, Westminster (ambas sobre fundaciones más antiguas), Rugby, Charterhouse, Shrewsbury y Merchant Taylors. Estas instituciones se desarrollaron a las famosas “escuelas públicas”.

Durante este período, como durante mucho tiempo después, no hubo una línea tan rígida y rápida entre la instrucción superior y la más elemental como la que existe en la actualidad. Muchas escuelas de gramática de Inglaterra hicieron en parte trabajos universitarios. Contrario a la opinión común, expresada por Green, Mullinger y otros, el número de escuelas de gramática antes de la Reforma era muy grande. El señor Leach afirma que "trescientas escuelas primarias es una estimación moderada del número en el año 1535, cuando se desataron las inundaciones de la gran revolución. La mayoría de ellas fueron barridas por Enrique o su hijo; o si no eliminadas, fueron saqueadas y dañadas ”(English Schools at the Reformation, 5-6). Cabe recordar que el término "escuela de gramática" se usa en el sentido común en Inglaterra para denotar una escuela superior donde las lenguas clásicas forman la materia básica de instrucción.

El movimiento humanista ejerció una influencia muy poderosa en el desarrollo posterior de los colegios. No se puede negar que durante los siglos XII y XIII el estudio de los clásicos se había descuidado comparativamente, ya que las mentes de los hombres estaban absortas en los estudios escolásticos. Juan de Salisbury y Roger Bacon se quejaron amargamente por el descuido del estudio de los idiomas (Cf. Sandys, Hist. Of Class. Scholarship, 568 ss.).

Esto cambió por completo cuando el entusiasmo por los clásicos antiguos comenzó a extenderse desde Italia por toda la cristiandad occidental. El "nuevo saber" gradualmente hizo su entrada victoriosa en las antiguas sedes del saber, mientras que en todas partes se establecieron nuevas escuelas, hasta que, alrededor del año 1500, "la Europa católica presentó el aspecto de una vasta comunidad de eruditos" (Profesor Hartfelder, en la "Geschichte der Erziehung" de Schmid, II, II, 140). Las escuelas de Vittorino da Feltre, "el primer maestro de escuela moderno", y de Guarino da Verona, se convirtieron en modelos para las escuelas de otros países.

Los eruditos ingleses habían entrado en contacto temprano con humanistas y escuelas italianos; Grocyn, Linacre, William Latimer, William Lily, el deán Colet eran humanistas e intentaron introducir el nuevo aprendizaje en las escuelas inglesas. La influencia del Renacimiento se nota más claramente en St. Paul's School, fundada por Colet en 1512, y en los estatutos del Corpus Christi College, Oxford, 1516, donde se ponía más énfasis en el estudio del latín y el griego que en cualquier otra fundación previa. Cuando el humanismo hubo ganado terreno, en gran parte gracias al estímulo e influencia de hombres como el obispo John Fisher, Thomas More y el cardenal Wolsey, la educación universitaria inglesa había asumido la forma y el carácter que permanecerían durante siglos.

El plan de estudios medieval del trivio y el cuadrivio (vea LAS SIETE ARTES LIBERALES) no había sido completamente abandonado; sobrevivió en el nuevo esquema de educación, pero muy cambiado y modificado. En lo sucesivo, las lenguas clásicas fueron la materia principal de instrucción, a la que las matemáticas constituyeron la adición más importante. Las "letras" eran el fundamento esencial; el resto eran considerados accesorios, subsidiarios. Este tipo de escuelas humanistas duró más en Inglaterra que en cualquier otro país.

En las universidades medievales fuera de Francia e Inglaterra existían colegios, pero en ninguna parte obtuvieron la importancia y la influencia que adquirieron en París, y sobre todo en Oxford y Cambridge. Los colegios de las universidades alemanas, por ejemplo, en Praga, Viena, Colonia, así como las universidades escocesas, estaban destinadas principalmente a los profesores, y sólo secundariamente, si del todo, a los estudiantes. Para los estudiantes se establecieron albergues, llamados bursœ, que no eran más que casas de huéspedes. Los colegios de los Países Bajos, especialmente los de Lovaina, se acercaban más al tipo inglés. El más famoso fue el Colegio Trilingüe de Lovaina, fundado en 1517 por Busleiden, siguiendo el modelo del Colegio de las Tres Lenguas de Alcalá, la célebre fundación del cardenal Jiménez para el estudio del latín, griego y hebreo.

En la actualidad (a 1908), no existe en el continente europeo un equivalente exacto de los colegios ingleses, pero en lo que respecta a las materias de instrucción, el lycée y collège franceses, el gymnasium alemán e instituciones similares, en sus clases superiores, se asemejan a los colegios ingleses. Muchos gimnasios célebres de los países teutónicos se desarrollaron a partir de escuelas anteriores a la Reforma. En "Geschichte der Erziehung" de Schmid (V, i, 50 ss.) hay una larga lista de tales escuelas que surgieron a partir de instituciones medievales, por ejemplo, el gimnasio Elbing (protestante), establecido en 1536, que se desarrolló a partir de la escuela senatorial fundada en 1300; el gimnasio de Marienburg, a partir de una escuela latina establecida por los Caballeros Teutónicos en el siglo XIV; el gimnasio de Berlín (1540), anteriormente Escuela de San Pedro (1276); el gimnasio María Magdalena de Breslau, una escuela protestante (1528), que surgió a partir de la City School (1267); el gimnasio Ilustre de Brieg (1569), una combinación de la antigua Escuela Catedralicia y la City School; la escuela luterana de Sagan (1541), originalmente una escuela franciscana (1294).

Durante el período del Renacimiento y la Reforma, algunas instituciones de este tipo recibieron el nombre de Collegium, pero más se llamaron Gymnasium, Lyceum, Athenœum, Pœdagogium o Academia, aunque estos nombres en algunos casos se dieron a escuelas que eran más bien universidades. Las instituciones de rango colegiado también se denominaron Studia Particularia, para distinguirlas de un Studium Generale o universidad. En su carácter, el gimnasio era una escuela humanista, en que las lenguas clásicas eran la materia principal de instrucción. No solo las universidades católicas del período posterior a la Reforma, sino también los sistemas escolares protestantes, se basaron en las escuelas anteriores a la Reforma, particularmente las de los Países Bajos. La famosa escuela de Zwickau en Sajonia fue organizada entre 1535 y 1546 por Plateau, natural de Lieja, siguiendo el modelo de la escuela de los Hermanos de la Vida Común de Lieja.

John Sturm había estudiado en la misma escuela en Lieja, en el Colegio Trilingüe de Lovaina y en la Universidad de París, y de estas escuelas obtuvo la mayoría de los detalles de su gimnasio en Estrasburgo, que fue una de los más típicas y más célebres de las primeras escuelas protestantes. Las ideas de Sturm, a su vez, influyeron en gran medida en otra clase de instituciones alemanas, las famosas Fürstenschulen de Grimma, Pforta, etc. Además, Melanchton, honrado con el título de "fundador del gimnasio alemán", basó su sistema en los principios educativos de Erasmo y otros humanistas.

Muchas características de la vida colegial son legados del pasado; algunos ya han sido señalados, a saber, la asistencia a la capilla y la vida en común en los grandes internados. Varias formas de vestimenta claramente académica han surgido de las prácticas colegiales; en las instituciones medievales, la autoridad universitaria no prescribía ninguna forma particular de vestimenta, pero en los colegios pronto comenzaron a usar una "librea" de color y material uniforme. El examen moderno viva voce es el sucesor de la anterior disputa oral, y los examinadores toman ahora el lugar de los "oponentes" de antaño. Como se ha demostrado, el apoyo de académicos pobres y meritorios fue la idea fundamental de la fundación de los colegios; las becas en las escuelas inglesas y estadounidenses, las becas y stipendia en las escuelas de Alemania y otros países, han surgido y perpetuado la misma idea. En la provisión para los eruditos superiores, en las plazas pensionadas de los colegios medievales y en la práctica de dotar a las cátedras con prebendas, hubo un intento sistemático temprano de resolver la cuestión de los sueldos de los profesores. En estas y otras características, los sistemas universitarios modernos están íntimamente relacionados con el pasado católico.

El Colegio Estadounidense

La continuidad de los ideales educativos y la diversidad de su aplicación, de acuerdo con las necesidades y características nacionales, está bien ilustrada por el colegio estadounidense. En cuanto a su origen, es una consecuencia del colegio inglés, en particular del Colegio Emmanuel, Cambridge, donde se había formado John Harvard. En más de un aspecto, especialmente en la idea fundamental de la formación liberal como preparación adecuada para los estudios superiores o profesionales, perpetúa las tradiciones educativas que se extendieron desde París, y más tarde desde las escuelas humanistas de Italia, hasta Oxford y Cambridge, y de allí fueron trasplantadas al Nuevo Mundo. Sin embargo, los elementos derivados de Europa se modificaron desde el principio y han cambiado aún más desde la fundación de Harvard, tanto es así que en la actualidad no existe un equivalente exacto del colegio americano en ningún otro país.

En la actualidad (1908) existen en los Estados Unidos más de 470 instituciones que otorgan títulos y se denominan universidades o colegios, sin contar las que son exclusivamente para mujeres. En algunos casos, como bien se ha dicho, el nombre "universidad" no es más que un "majestuoso sinónimo de colegio", y algunos de los colegios son sólo pequeñas escuelas secundarias. Antes de la Revolución Americana se fundaron 11 universidades, entre las que se encuentran Harvard (1636), William y Mary (1693), Yale (1701), Princeton (1746), Universidad de Pensilvania (1751), Columbia (1754), Brown (1764), Darmouth (1770); desde la Revolución hasta 1800, 12, un de ellos católico, en Georgetown, Distrito de Colombia; 33 desde 1800 a 1830; 180 desde 1830 a 1865; y cerca de 240 desde 1865 a 1908. Las fundaciones más antiguas en el este son independientes del control estatal, pero poseen estatutos sancionados por legislación. Muchas de las fundaciones más recientes, especialmente en los estados del oeste y del sur, son apoyadas y controladas por el Estado; por otro lado, el control denominacional ha desaparecido en gran medida de las antiguas universidades y está excluido de la mayoría de las nuevas fundaciones.

En la actualidad (1908), aproximadamente la mitad de las universidades están registradas como no sectarias. Desde principios del siglo XIX se hicieron esfuerzos para ofrecer a las mujeres las mismas oportunidades educativas que a los hombres. El Seminario Mount Holyoke, Massachusetts (1837), y Elmira College (1855), eran casi equivalentes a las universidades para hombres. Vassar College, Poughkeepsie, Nueva York (1865), sin embargo, ha sido denominado el "padre legítimo" de los colegios para mujeres, ya que estableció el mismo estándar que el de las universidades para hombres. Vassar College, Wellesley College (1876), Smith College (1875), Mount Holyoke College (1893), Bryn Mawr (1885) y Woman's College, Baltimore (1885), son las más importantes universidades para mujeres de Estados Unidos. Otros están afiliados a colegios o universidades para hombres, como Radcliffe, con Harvard. Muchos colegios occidentales y sureños son mixtos.

El colegio estadounidense ha sido el principal depósito de la educación liberal, de una educación avanzada de carácter general, no técnico o profesional. El colegio "anticuado" tenía un curso de cuatro años de estudios prescritos: latín y griego, herencia del período humanista y matemáticas, a las que se habían añadido con el paso del tiempo las ciencias naturales, elementos de la filosofía y aún más tarde, literatura inglesa. Los idiomas modernos, especialmente el francés, se enseñaban en cierta medida.

Desde la Guerra Civil se han introducido cambios que son verdaderamente revolucionarios. Algunos colegios se han convertido en universidades con diferentes facultades siguiendo el modelo de las universidades europeas, especialmente alemanas; estas instituciones tienen dos departamentos principales, el universitario propiamente dicho, para trabajos de posgrado o profesionales, y el departamento colegiado en el sentido estricto de la palabra. Pero este mismo curso colegiado ha experimentado una transformación de gran alcance; la línea de separación entre la universidad y del colegio propiamente dicho se ha borrado en gran medida, de modo que el colegio es una institución compuesta, de naturaleza secundaria y superior, que imparte educación que en Europa es impartida en parte por las escuelas secundarias y en parte por las universidades.

Las causas de este y otros cambios han sido múltiples. El siglo XIX vio el extraordinario desarrollo de la "escuela superior", un término que en los Estados Unidos significa una escuela secundaria con un curso de cuatro años entre la escuela primaria (pública) y el colegio. En 1900, había más de 6,000 escuelas públicas y casi 2,000 escuelas privadas de este grado con más de 630,000 alumnos, más de la mitad de los cuales eran estudiantes mujeres. Parte del trabajo de estas escuelas era hecho anteriormente en el colegio. El resultado de esta separación y desarrollo de las escuelas secundarias fue, en primer lugar, un aumento de la edad de los solicitantes de ingreso al colegio y, en segundo lugar, mayores requisitos de ingreso. Como consecuencia del aumento de edad, muchos estudiantes pasan directamente de la escuela secundaria a los estudios profesionales, ya que pocas escuelas profesionales requieren un diploma de colegio para la admisión. Por otro lado, para ganar uno o dos años, algunos colegios han acortado el curso de cuatro a tres años (Johns Hopkins); otros han mantenido el curso universitario de cuatro años, pero permiten a los estudiantes dedicar el último año, o incluso los últimos dos años, en parte al trabajo profesional (Harvard, Columbia).

Una segunda causa de las modificaciones mencionadas, y que afectó seriamente al colegio, fue la expansión excesiva del currículo colegial, la presión de muchas nuevas materias para el reconocimiento, algunas de las cuales pertenecen más bien a las escuelas profesionales. El avance y el entusiasmo por las ciencias naturales durante el siglo XIX produjeron cambios en las escuelas de todos los países civilizados. En muchos sectores hubo un clamor por estudios "prácticos", y el antiguo curso clásico fue criticado como inútil o simplemente ornamental; su fundamento mismo, la teoría de la disciplina mental o formal, bien expresada en el término gymnasium para las escuelas clásicas en Alemania, ha sido fuertemente atacada, pero no refutada. En la actualidad (1908), el péndulo parece alejarse de las visiones utilitaristas de Spencer y otros, y gana terreno la convicción de que los clásicos, aunque ya no pueden reclamar el monopolio educativo, son después de todo el medio más valioso de la cultura liberal y la mejor preparación. para estudios profesionales.

Para hacer frente a la dificultad derivada de la multitud de nuevos estudios y la creciente demanda de cursos "prácticos", se introdujo el sistema electivo. Este sistema, en su forma más extrema, es considerado por muchos como perjudicial para el trabajo serio; pocos estudiantes pueden tomar una decisión acertada; muchos se sienten tentados a elegir temas, no por su valor intrínseco, sino porque son más fáciles o agradables; siguen los caminos de menor resistencia y evitan los estudios más duros y de mayor valor educativo. Para evitar estos males se ha inventado en algunos colegios un compromiso en forma de elección modificada, el sistema grupal, que permite la elección de un determinado campo de estudios, de grupos de asignaturas reguladas por la facultad. Algunas opciones en ciertas ramas se han encontrado rentables, pero ahora es una opinión muy generalizada que el sistema electivo puede emplearse en el colegio sólo con muchas limitaciones y salvaguardias, y que ciertos estudios literarios o "culturales" valiosos en el mejor sentido del término, deben ser obligatorios. Los educadores estadounidenses de la más alta reputación han llegado a considerar la especialización temprana como un error pedagógico peligroso y sostienen que el principio electivo tiene el lugar que le corresponde en la universidad.

Otro resultado de la invasión de la universidad al colegio es la desaparición del maestro anticuado con un buen conocimiento general y habilidad práctica como educador; su lugar lo ocupa el especialista, que se parece más al profesor universitario, que da conferencias en lugar de enseñar y que se relaciona poco con el estudiante individual; las clases se dividen y los cursos toman su lugar. Esto significa la pérdida de un factor educativo importante, a saber, la influencia personal del profesor sobre el alum no. Los colegios más grandes están particularmente expuestos a este peligro; en los colegios más pequeños hay una relación más personal entre el profesorado y los estudiantes, generalmente también una disciplina más estricta.

El colegio estadounidense se encuentra, en la actualidad (1908), en un estado de transición, en una condición de inquietud y fermentación. Las cuestiones de la duración del curso colegial, de la función adecuada del colegio, de su relación con el trabajo universitario, del sistema electivo, del valor relativo de las lenguas clásicas y las modernas, las ciencias naturales y sociales —todos estos son temas de discusión general y asuntos de vital importancia y, al mismo tiempo, cuestiones plagadas de grandes dificultades. De ahí que no es sorprendente encontrar educadores prominentes en diferentes bandos, algunos abogando por cambios de gran alcance, otros, más conservadores, advirtiendo contra experimentos peligrosos. Sin duda, las condiciones modernas exigen cambios en el colegio; sería muy deseable que el antiguo currículo literario y la instrucción en ciencias y otras materias nuevas pudieran combinarse en un sistema armonioso. La tendencia actual del colegio universidad parece ser la de comprometerse demasiado en materias y métodos, en lugar de seguir siendo la culminación de la educación secundaria, la etapa final de la educación general.


Bibliografía: RASHDALL, The Universities of Europe in the Middle Ages (Oxford, 1895), I, II; BRODRICK, History of the University of Oxford (Londres, 1886); MULLINGER, The University of Cambridge (2 viols., Cambridge, 1883); IDEM, History of the University of Cambridge (Londres, 1888); DENIABLE AND CHATELAINE, Chartering Universalism Parisians (París, 1889-1896); BOUZOUKI, The University of Paris in Catholic University Bulletin (julio, oct., 1895, enero, 1896); BROTHER ACACIAS, University Colleges in Am. Cathy. Q. Rev. (oct., 1893., enero, 1804); WOODWARD, Vittorino da Feltre and other Humanist Educators (Cambridge, 1897); IDEM, Studies in Education during the Age of the Renaissance (Cambridge, 1906); EINSTEIN, The Italian Renaissance in England (Nueva York, 1902); RUSSELL, German Higher Schools (Nueva York, 1899); PAULSEN, Geisha. des gilchrist Underprices au den deutsche Schoolmen undo Universities (2da ed., 2 viols., Leipzig, 1896); SCHMIDT, Geschichte der Erziehung (Stuttgart, 1889 y 1901), II, ii y V, I; NEWMAN, Historical Sketches, III: Rise and Progress of Universities (escrito bellamente, pero con ningún gran valor como historia). —Para la historia de la palabra: New English Dictionary on Historical Principles, ed. MURRAY (Oxford, 1893), II.

Monographs on Education in the United States, ed. NICHOLAS MURRAY BUTLER, particularmente WEST, The American College (Albany, 1899); SCHWICKERATH, Jesuit Education (San Luis, 1905), con referencia especial a las condiciones del American college, cap. X: The Intellectual Scope; XI: Prescribed Courses or Elective Studies?; XII: Classical Studies; Special Report on Educational Subjects (London. 1902), IX-XI; Educational Review (Nueva York, enero 1901; mayo 1902; sept. 1906, etc.); artículos en The Atlantic Monthly y en The Forum.

Fuente: Schwickerath, Robert. "College." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4, págs. 107-111. New York: Robert Appleton Company, 1908. 15 oct. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/04107b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina