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Miércoles, 30 de octubre de 2024

San John Fisher

De Enciclopedia Católica

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San John Fisher: Cardenal, obispo de Rochester y mártir; nació en Beverley, Yorkshire, Inglaterra, 1459 (¿1469?); murió el 22 de junio de 1535. Era el hijo mayor de Robert Fisher, comerciante de Beverley, y de su esposa Agnes. Probablemente recibió su educación elemental en la escuela adjunta a la iglesia colegial de su ciudad natal, de donde en 1484 se trasladó a Michaelhouse, Cambridge.

Obtuvo su Bachillerato en Artes en 1487 y su Maestría en Artes en 1491, en cuyo año fue electo como académico de su colegio y fue nombrado vicario de Northallerton, Yorkshire. En 1494 renunció a su beneficio para convertirse en censor de su universidad, y tres años más tarde fue nombrado rector de Michaelhouse, alrededor de cuya fecha se convirtió en capellán y confesor de Margaret Beaufort, condesa de Richmond y Derby, madre del rey Enrique VII. En 1501 recibió el grado de doctor en Teología, y fue electo vice-canciller de la Universidad de Cambridge. Bajo la dirección de Fisher, Lady Margaret fundó los Colegios de San Juan y Cristo en Cambridge, y también las dos cátedras de teología "Lady Margaret" en Oxford y Cambridge respectivamente; el propio Fisher fue el primer ocupante de la cátedra de Cambridge.

Mediante la bula del 14 de octubre de 1504, Fisher fue ascendido al obispado de Rochester, y ese mismo año fue elegido canciller de la Universidad de Cambridge, a cuyo puesto fue reelegido anualmente durante diez años y luego nombrado de por vida. También se dice que en esa fecha actuó como tutor del príncipe Enrique, luego Enrique VIII. Su reputación como predicador era tan grande que en 1509, cuando murieron el rey Enrique VII y Lady Margaret, Fisher fue designado para predicar la oración fúnebre en ambas ocasiones; estos sermones aún existen. En 1512 Fisher fue nominado como uno de los representantes ingleses en el Quinto Concilio de Letrán, que se reunía en ese entonces, pero se pospuso su viaje a Roma y luego se canceló.

Además de su participación en las fundaciones de Lady Margaret, Fisher dio una prueba adicional de su genuino celo por aprender al inducir a Erasmo a visitar Cambridge. Este último de hecho (Epist., 6: 2) atribuye a la protección de Fisher el que se permitiese proseguir el estudio del griego en Cambridge sin el abuso activo que encontró en Oxford. También ha sido nombrado, aunque sin ninguna prueba real, como el verdadero autor del tratado real contra Lutero, titulado "Assertio septem sacramentorum", publicado en 1521, que le ganó el título Fidei Defensor a Enrique VIII. Antes de esta fecha, Fisher había denunciado varios abusos en la Iglesia, e instado a la necesidad de reformas disciplinarias; en ese año predicó en St. Paul´s Cross en la ocasión en que los libros de Lutero se quemaron públicamente.

Cuando surgió la cuestión del divorcio de Enrique de la reina Catalina, Fisher se convirtió en el principal partidario de la reina y en el consejero de mayor confianza. En esta capacidad, apareció en nombre de la reina en la corte de los legados, donde sorprendió a sus oyentes por la franqueza de su lenguaje y, sobre todo, al declarar que, como San Juan Bautista, él estaba dispuesto a morir defendiendo la indisolubilidad del matrimonio. Se le informó a Enrique VIII sobre esta declaración, y se enfureció tanto que él mismo compuso un largo discurso en latín a los legados en respuesta al discurso del obispo. Todavía existe la copia de Fisher de dicho discurso, con sus anotaciones a manuscrito en el margen que muestran cuan poco le temía a la ira real. El traslado de la causa a Roma puso fin a la participación personal de Fisher en ella, pero el rey nunca le perdonó por lo que había hecho.

En noviembre de 1529, el "Parlamento de las Reformas" del reinado de Enrique comenzó su serie de intromisiones en la Iglesia. Fisher, como miembro de la cámara alta, advirtió de inmediato al Parlamento que tales actos solo podrían terminar en la destrucción total de la Iglesia en Inglaterra. A través de su portavoz los comunes se quejaron ante el rey de que el obispo había menospreciado al Parlamento. Dr. Gairdner (Lollardy and the Reformation, I, 442) dice de este incidente que "no puede haber duda de que esta extraña protesta fue provocada por el propio rey, y en parte para sus propios fines personales". Enrique no perdió la oportunidad: convocó a Fisher ante él y le exigió una explicación. Luego de escuchar la explicación, Enrique se dio por satisfecho y dejó en manos de los Comunes el declarar que la explicación era inadecuada, por lo que apareció como un soberano magnánimo, en lugar del enemigo de Fisher.

Un año más tarde (1530), las continuas intromisiones en asuntos de la Iglesia llevaron a los obispos de Rochester, Bath y Ely a apelar a la Sede Apostólica. Esto le dio al rey su oportunidad e inmediatamente publicó un edicto que prohibía tales apelaciones, y los tres obispos fueron arrestados. Sin embargo, su encarcelamiento puede haber durado sólo unos meses, pues en febrero de 1531 se reunió la asamblea y Fisher estuvo presente. Esta fue la ocasión en que el clero se vio obligado a comprar —por un millón de libras— el perdón del rey por haber reconocido la autoridad del cardenal Wolsey como legado del Papa; y al mismo tiempo reconocer a Enrique como jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra, a cuya frase, sin embargo, se le añadió "hasta donde la ley de Dios lo permita", gracias a los esfuerzos de Fisher.

Unos días después, varios de los sirvientes del obispo se enfermaron después de comer unos potajes servidos a la casa, y dos de ellos murieron. La opinión popular en ese momento consideró esto como un atentado contra la vida del obispo, aunque por casualidad él mismo no ingirió ninguno de los alimentos envenenados. Para apaciguar las sospechas, el rey no solo expresó una fuerte indignación por el crimen, sino que hizo que el Parlamento aprobara un acta especial por la cual se consideraría el envenenamiento como alta traición, y la persona culpable de ello sería hervida hasta morir. Esta sentencia realmente se aplicó al culpable, pero no previno lo que parece haber sido un segundo atentado contra la vida de Fisher poco después.

Ahora los asuntos se movieron rápidamente. En mayo de 1532, Sir Thomas More renunció a la cancillería y en junio Fisher predicó públicamente contra el divorcio. En agosto, murió Warham, arzobispo de Canterbury, y Cranmer fue nominado inmediatamente como su sucesor ante el Papa (Clemente VII). En enero de 1533 Enrique completó total y secretamente la formalidad del matrimonio con Ana Bolena; la consagración de Cranmer se efectuó en marzo de ese mismo año y una semana después Fisher fue arrestado. Parece bastante claro que el propósito de este arresto era evitar que se opusiera a la sentencia de divorcio que Cranmer pronunció en mayo, o a la coronación de Ana Bolena el 1 de junio siguiente; pues Fisher volvió a ser puesto en libertad quince días después de ese último suceso, sin que se formularan cargos contra él.

En el otoño de ese año (1533) se realizaron varios arrestos en relación con las supuestas revelaciones de la Santa Doncella de Kent (vea ELIZABETH BARTON, pero como Fisher enfermó gravemente en diciembre, los procedimientos en su contra se pospusieron por un tiempo. Sin embargo, en marzo de 1534 se presentó y aprobó un acta de proscripción especial contra el obispo de Rochester, y otros, por complicidad en el asunto de la monja de Kent. Por esto Fisher fue condenado a la confiscación de todos sus bienes personales y a ser encarcelado a voluntad del rey. Posteriormente se le concedió un indulto previo pago de una multa de 300 libras.

En la misma sesión del Parlamento se aprobó el Acta de Sucesión, por la cual todos los que fuesen llamados a hacerlo estaban obligados a prestar juramento de sucesión, con el que se reconocería a la prole de Enrique y Ana como herederos legítimos al trono, bajo pena de ser culpable de ocultación del delito de traición. Fisher rechazó el juramento y fue enviado a la Torre de Londres (26 abril 1534). Se hicieron varios esfuerzos para inducirlo a someterse, pero sin efecto, y en noviembre por segunda vez fue proscrito por el delito de traición; se confiscaron sus bienes retroactivo al 1 de marzo anterior, y la sede de Rochester se declaró vacante a partir del 2 de junio siguiente. Existe una larga carta, escrita desde la Torre por el obispo a Thomas Cromwell, que registra la severidad de su confinamiento y los sufrimientos que soportó.

En mayo de 1535, el nuevo Papa, Paulo III, creó a Fisher cardenal sacerdote de San Vitalis, con el motivo aparente de, con esta señal de estima, inducir a Enrique a tratar al obispo con menos severidad. El efecto fue precisamente el inverso: Enrique prohibió que se llevara el capelo del cardenal a Inglaterra, y declaró que en su lugar enviaría la cabeza a Roma. En junio se nombró una comisión especial para el juicio de Fisher, y el 17 de junio fue procesado en Westminster Hall por un cargo de traición, pues negó que el rey era el jefe supremo de la Iglesia. Dado que había sido privado de su diócesis por el acta de proscripción, fue tratado como un plebeyo y juzgado por un jurado. Fue declarado culpable y condenado a ser ahorcado, arrastrado y descuartizado en Tyburn, pero se cambió el modo de ejecución y, en cambio, fue decapitado en Tower Hill.

Los últimos momentos del mártir estuvieron en total consonancia con su vida anterior. Enfrentó a la muerte con una fortaleza serena y digna que impresionó profundamente a todos los presentes. Su cuerpo decapitado fue despojado y dejado en el cadalso hasta la noche, cuando fue arrojado desnudo a una tumba en el cementerio de Allhallows, Barking. Quince días después se removió de allí y se colocó junto a la de Sir Thomas More en la iglesia de San Pedro ad Vincula, cerca de la Torre. Su cabeza fue clavada a un poste en el Puente de Londres, pero su apariencia ardiene y realista despertó tanta atención que, después de quince días, fue arrojada al Támesis, y su lugar fue ocupado por la de Tomás Moro, cuyo martirio ocurrió el 6 de julio siguiente.

Existen varios retratos de Fisher, el mejor de los cuales es por Holbein en la colección real; y se conservan algunas reliquias secundarias. En el decreto del 29 de diciembre de 1886, cuando León XIII beatificó a cincuenta y cuatro de los mártires ingleses, el mejor lugar de todos es para John Fisher. Fue canonizado en 1935 por el Papa Pío XI

Una lista de las obras de Fisher se puede hallar en Gillow, "Bibliographical Dictionary of the English Catholics" (Londres, s.d.), II, 262-270. Hay 26 obras en total, impresas y en manuscrito, en su mayoría tratados ascéticos o controversiales, varios de los cuales han sido reimpresos muchas veces. Las ediciones originales son muy raras y valiosas. Las principales son:

  • "Treatise concernynge . . . the seven penytencyall Psalms" (Londres, 1508);
  • "Sermon . . . agayn ye pernicyous doctrin of Martin Luther" (Londres, 1521);
  • "Defensio Henrici VIII" (Colonia, 1525);
  • "De Veritate Corporis et Sanguinis Christi in Eucharistia, adversus Johannem Oecolampadium" (Colonia, 1527);
  • "De Causa Matrimonii . . . Henrici VIII cum Catharina Aragonensi" (Alcalá de Henares, 1530);
  • "The Wayes to Perfect Religion" (Londres, 1535);
  • "A Spirituall Consolation written . . . to hys sister Elizabeth" (Londres, 1735).

(N. de la T.: Fue beatificado el 29 de diciembre de 1886 por León XIII y canonizado el 19 de mayo de 1935 por Pío XI.)

Vea también el artículo CONFESORES Y MÁRTIRES INGLESES.


Bibliografía: BAILY, Life and Death of John Fisher (Londres, 1655), realmente escrito por HALL; LEWIS, Life of Dr. John Fisher (w vols., Londres 1855); STEWART, Life of John fisher (Londres, 1879); BRIDGETT, Life of Blessed John Fisher (Londres, 1888); Letters and Papers of the Reign of Henry VIII, con prefacios por BREWER y GARDINER, vols. IV-VIII (Londres, 1875-1885); BAKER, History of St. John´s College, ed. MAYOR (Cambridge, 1869); SNADER, Rise and Growth of the Anglican Schism, ed. LEWIS, (Londres, 1877), 64, 66, 111, 121; GAIRDNER, Lollardy and the Reformation (Londres, 1908), I, IV; DIXON, History of the Church of England (Londres, 1878), I.

Fuente: Huddleston, Gilbert. "St. John Fisher." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8, págs. 462-463. New York: Robert Appleton Company, 1910. 16 Oct. 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/08462b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina