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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Ulrico Zuinglio»

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Fundador de la Reforma en Suiza; nació en Wildhaus en Suiza, el 1 de enero de 1484; murió el 11 de octubre de 1531. Zuinglio venía de una prominente familia de clase media y era el tercero de ocho hijos. Su padre, Ulrico era oficial de distrito del pequeño pueblo de Wildhaus, y un primo de su madre, Margaret Meili, era abad del monasterio benedictino de Fischingen in Thurgau. Un hermano de Zuinglio, Bartolomé, fue pastor de Wildhaus hasta 1487 y entonces pasó a ser pastor y deán de Wesen sobre el Walensee. Zuinglio recibió su educación elemental en Wesen bajo la tutela de su tío, quien lo envió, cuando Zuinglio tenía diez años, a Gregorio Bunzli de Wesen que estudiaba en Basilea y también enseñaba en la escuela de San Teodoro, a la que asistió en adelante Zuinglio. Para sus estudios superiores se fue a Berna, donde el famoso humanista suizo Schuler atraía a muchos estudiantes a los estudios clásicos. El nombre de Zuinglio apareció en las inscripciones de la Universidad de Viena en el curso de invierno de 1498-99, pero fue excluido de la universidad por razones desconocidas. Parece que por fin solucionó el problema ya que se matriculó de nuevo en 1500. Dos años después volvió a Basilea, donde, entre otros, Thomas Wyttenbach le animó a dedicarse al estudio serio de la teología. En 1506 completó los estudios y recibió el título de licenciado en teología. Poco antes de su graduación, la parroquia Glarus le había seleccionado como pastor, aunque aún no había sido ordenado sacerdote. Aparte de su exclusión de la Universidad de Viena su vida de estudiante no presenta nada inusual, aunque sus posteriores amigos y seguidores hacen relatos muy laudatorios sobre este período. Sus estudios en Berna, Viena y Basilea, donde se cultivaba ávidamente el humanismo, hicieron de Zuinglio uno de sus un celosos defensores.

Como pastor de Glarus, 1506 a 1516, una de sus principales ocupaciones fue la continuación de su formación humanística. Estudió griego, leyó a los clásicos y a los Padres de la Iglesia y entró en una relación familiar con los humanistas de su tiempo, especialmente con Heinrich Loriti (Glareano), Erasmo y Vadian. También enseñó y tuvo como discípulos a los que después fueron cronistas, Egidio y Valentino Tschudi. En la vida pública fue notable principalmente por su actividad política, siguiendo el ejemplo de muchos eclesiásticos de su tiempo. En las campañas italianas de 1513 y 1515, cuando los suizos ganaron las batallas de Novara y Marigna, actuó como capellán del ejército.

Sus primeros intentos literarios ---las fábulas rimadas del buey (alrededor de 1510) "De Gestis inter Gallos et Helvetios relatio" (1512), "El Laberinto" (1516?)--- todas se ocupan de la política. Estas obras, que revelan a un Zuinglio devoto seguidor campeón del partido del Papa, le ganaron la amistad del poderoso cardenal suizo Matthaeus Schinner y una pensión anual de cincuenta florines del Papa. Abrazó con tanto celo entonces la causa del Papa que su posición en el cantón Glarus parecía insostenible cuando el partido francés se impuso en 1516. Diebold von Geroldseck, el administrador y único conventual del monasterio benedictino de Einsiedeln, le confió el puesto de sacerdote secular allí y a fines de 1516 Zuinglio dejó Glarus.

Como sacerdote secular en Einsiedeln, el famoso lugar de peregrinaciones de Suiza y del sur de Alemania, la obligación principal de Zuinglio era la predicación. Para realizar esta tarea se dedicó con entusiasmo al estudio de la Sagrada Escritura, copió las epístolas de San Pablo y aprendió hebreo, sin abandonar los clásicos, un hecho que le mereció las alabanzas de los humanistas. Erasmo era muy consciente de la laxitud de la vida eclesiástica (los abusos en el culto externo, la degeneración de una gran parte del clero) y correctamente hacía campaña por una reforma dentro de la Iglesia, inculcándoles su necesidad a las autoridades eclesiásticas. Zuinglio trabajó con ese mismo espíritu en Einsiedeln desde 1516 a 1518. Al disputar sobre la prioridad de Lutero, Zuinglio reclamó luego (y la mayoría de los historiadores le apoyan) que mientras estaba en Einsiedeln ya él predicaba contra la antigua fe. Sin embargo, su reclamación es negada por los hechos de que continuó recibiendo su pensión, de que a finales de 1518, por petición propia, el Papa lo nombró capellán acólito de la Sede Romana (cf. el documento en "Analecta reformatoria", I, 98) y que su relación amistosa con el cardenal Schinner todavía continuaba cuando fue contratado en Zurich en 1519.

A finales de 1518, cuando quedó vacante el puesto de predicador secular de Münster, Zuinglio lo solicitó, invitado por Oswald Miconio (un amigo de su juventud) que daba clases en la escuela del monasterio de ese lugar. Como muchos otros clérigos, Zuinglio era sospechoso de transgredir el celibato. Esos informes, que eran corrientes incluso en Zurich, hicieron que su posición allí fuera muy difícil. Cuando su amigo Miconio le preguntó sobre el asunto, Zuinglio escribió desde Einsiedeln diciendo que no había intimado con una joven respetable, según se había afirmado, sino con una ramera. Sus amigos de Zurich lograron suprimir estos informes, y el 11 de diciembre de 1518 el capítulo eligió a Zuinglio por gran mayoría. Tenía treinta y cinco años “una persona hermosa y vigorosa en su cuerpo, bastante alto y de aspecto amigable”. En sus relaciones con otros era una compañía agradable, de temperamento agradable y alegre, buen cantante y músico y hábil orador. Acusado por sus contemporáneos de ofensas graves a la moral, él no hizo ningún intentó por librarse de los cargos. Como intelectual era más humanista que teólogo; bajo la influencia de Erasmo, vio claramente los defectos de la vida eclesiástica, pero no pudo declararse limpio de culpa, y sus talentos le llevaron a involucrarse más bien en disputas respecto a asuntos seculares que a dedicarse a las reformas clericales. De momento no tenía ninguna intención de introducir innovaciones doctrinales; esa idea se le ocurrió por primera vez en Zurich después de 1519. Lutero ya había colgado sus 99 tesis contras las indulgencias en la iglesia del castillo de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517.

El 1 de enero de 1519 Zuinglio predicó por primera vez en la catedral de Zurich. Comenzó con la exposición de la Biblia, tomó primero el Evangelio según San Mateo y al remontarse a sus fuentes se manifestó sobre todo como humanista. Apenas tenía ningún pensamiento sobre innovación doctrinal. Incluso su posición contra el predicador de indulgencias, Bernhardin Sanson, a principios de 1519, tenía el consentimiento del obispo de Constanza. La transformación de Zuinglio el humanista y político en maestro de la nueva fe se vio facilitada por las condiciones eclesiásticas y políticas del pueblo y de las autoridades públicas de Zurich y de Suiza, en general. El populacho manifestaba externamente mucho celo religioso, es decir, en fundaciones piadosas y en peregrinaciones. Sin embargo, este celo era insuficiente para contraatacar la decadencia moral, que era resultado especialmente del sistema de ejército mercenario. El clero en gran parte descuidaba sus obligaciones, muchos vivían en concubinato y unidos en la búsqueda vergonzosa de prebendas espirituales, destruyendo así su prestigio. Sin embargo, no faltaron clérigos dignos. El obispo de Constanza, Hugo von Hohenlandenberg, hombre de conducta intachable, intentó poner fin a los abusos, y publicó varios mandatos, pero desafortunadamente sin resultados duraderos. Este fracaso se debió a la falta de cooperación por parte de los dirigentes civiles, que entonces disfrutaban en asuntos eclesiásticos de amplios derechos adquiridos, especialmente en Zurich y Berna, de manos de los Papas y obispos como consecuencia de las guerras borgoñonas, suabas y milanesas (1474-1516).

Roma, como Francia, había intentado asegurarse, mediante el desembolso de mucho dinero, los servicios de mercenarios suizos. En Zurich, el “lugar primordial y supremo”, el consejo abrazó la causa del Papa, y se opuso al partido francés. Zuinglio hizo lo mismo y llegó a ser importante primero como político, situación que hace su caso esencialmente diferente al de Lutero. Fue sólo en 1520 que renunció voluntariamente a su pensión papal. Entonces atacó el ruinoso sistema mercenario, y por sus esfuerzos fue Zurich el único cantón que rehusó aliarse con Francia el 5 de mayo de 1521. Sin embargo, dos mil mercenarios entraron al servicio del Papa. El 11 de enero de 1522 quedaron prohibidos en Zurich todos los servicios y pensiones extranjeros. Y con la publicación (16 de mayo de 1522) de su "Vermahnung an die zu Schwyz, dass sie sich vor fremden Herren hutend", Zuinglio logró extender su influencia más allá de Zurich, aunque solo temporalmente.

Debido a su éxito como político, su prestigio e importancia crecieron. Desde 1522 se presentó como patrocinador de las innovaciones religiosas. Su primera obra reformatoria "Vom Erkiesen und Fryheit der Spysen", apareció cuando el librero Froschauer y sus asociados desafiaron públicamente la ley eclesiástica del ayuno, y estalló una controversia sobre el asunto. Zuinglio declaró que las disposiciones del ayuno eran mandatos meramente humanos que no estaban en armonía con la Sagrada Escritura; y la Biblia era la única fuente de la fe, como afirmó en su segundo escrito "Archeteles". El 7 de abril, el obispo de Constanza exhortó a la ciudad a la obediencia por medio de una delegación. El 29 de enero de 1523 el consejo, de cuya decisión dependía todo, instigado por Zuinglio, mantuvo una disputa religiosa y se puso de acuerdo en basar su acción en los resultados del debate. Zuinglio propuso ahora en sesenta y siete tesis (su más extensa e importante obra) un programa formal de innovaciones: de acuerdo con su visión, la Biblia con su interpretación iba a ser la única autoridad. Fueron ignorados los argumentos esgrimidos contra esta postura por el más importante campeón de la antigua fe, el vicario general Johann Faber de Constanza, quien apeló a la enseñanza y tradición de la Iglesia primitiva; el consejo en cuyas manos Zuinglio entregó el gobierno de la iglesia inmediatamente se declaró a favor de la innovación.

En octubre de 1523 se dio una segunda disputa que trató prácticamente de la institución de una iglesia estatal, la veneración de los santos, la remoción de imágenes, las buenas obras y los sacramentos; no estuvo presente ningún representante notable de la antigua fe. Zuinglio insistió tan exitosamente en la adopción de sus doctrinas que hasta su devoto seguidor, el comandante Schmid de Kusnacht, le advirtió contra la repentina abolición de las costumbres y usos antiguos. Habiendo dado los primeros pasos en 1523-24, las reformas se llevaron a cabo en Zurich en 1524-25. Alrededor de la Pascua de 1524 se abolieron las indulgencias y las peregrinaciones, se rechazaron los sacramentos de la penitencia y de la extremaunción, se destruyeron las pinturas, estatuas, reliquias, altares y órganos, sin tener en cuenta su valor artístico. Vasos sagrados muy valiosos, como cálices y custodias, se convirtieron en monedas. La propiedad eclesiástica pasó a manos del Estado, que fue el que más ganó con la supresión de los monasterios. La abadía de Fraumünster, fundada en 853, fue entregada voluntariamente a la autoridad civil por la última abadesa. Se rechazó el celibato como contrario a la Escritura y monjas y monjes se casaron. Ya en 1522 Zuinglio, con otros diez eclesiásticos reunidos en Einsiedeln, dirigieron una petición al obispo de Constanza y a la dieta pidiendo la libertad de los sacerdotes para casarse. “Su honorable sabiduría “, declaraban, “ha sido ya testigo de la desgraciada y vergonzosa vida que desafortunadamente hemos llevado hasta ahora con mujeres, escandalizando gravemente a todos”. Desde 1522 el matrimonio de los sacerdotes en Zurich se hizo cada vez más frecuente. El mismo Zuinglio se casó el 2 de julio de 1524 con Ana Reinhard (la viuda de Hans Meyer de Knonau), la cual le dio a su primera hija el 31 de julio. Una nueva ley de matrimonio, del 10 de mayo de 1525, reguló todas estas innovaciones. En la primavera de 1525 se abolió la Misa y en su lugar se introdujo el servicio conmemorativo de la Última Cena.

Las nuevas doctrinas no se introdujeron sin oposición. Los primeros oponentes de los reformadores salieron de las filas de su propio partido. Los campesinos no pudieron hallar razón en la Biblia, su único principio de fe, por qué debían contribuir a los impuestos, diezmos y rentas del señor, y rehusaron seguir pagando. Por todas partes surgían agitaciones que solo amainaron después de largas negociaciones y concesiones del gobierno. Los anabaptistas no fueron silenciados tan fácilmente. De la Biblia, que Zuinglio había puesto en sus manos, dedujeron las más maravillosa doctrinas, mucho más radicales que las de Zuinglio y que cuestionaban incluso la autoridad del estado. Zuinglio los persiguió sin piedad con la prisión, tortura, destierro y muerte: su líder Félix Manz fue ahogado. La guerra contra estos espíritus visionarios era más seria para Zuinglio que la guerra contra Roma. Al principio Roma se dejó tranquilizar con palabras evasivas; la información que se proporcionó a Clemente VII desde Zurich el 19 de agosto de 1524 fue que las “sectas luteranas” eran el objetivo y que los de Zuinglio se aferraban a la palabra de Dios. Sin embargo, pronto la ruptura con la antigua Iglesia era demasiado clara como para dudar de ella. Los cantones de Uri, Schwyz, Unterwalden, Lucerna, Zug y Friburgo permanecieron fieles a la antigua fe y ofrecieron clara oposición a Zuinglio. No podían ver que Zuinglio fuese más favorecido por Dios que los antiguos santos y maestros; en su vida clerical no era superior a otros y se inclinaba más bien hacia el desorden que hacia la paz.

Los cantones católicos, sin embargo, también intentaban suprimir los abusos, y emitieron en 1525 un concordato de fe con importantes reformas que, sin embargo, nunca hallaron un reconocimiento general. Desde el 21 de mayo al 8 de junio de 1526 se celebró un debate público en Baden al que invitaron al Dr. Johann Eck de Ingolstadt, Zuinglio no se atrevió a aparecer. El debate terminó con la completa victoria de la antigua fe, poro los que creían que las enseñanzas de Zuinglio podían eliminarse de este mundo por disputas, se engañaban a sí mismos; las raíces habían penetrado profundamente. En San Gall el humanista y burgomaestre Vadian trabajaba con éxito a favor de Zuinglio; en Schaffhausen, lo hacía el Dr. Sebastian Hofmeister; en Basilea, Ecolampadio. En Berna, a pesar de los esfuerzos de Berchtold Haller, se había mantenido una actitud no comprometida, el debate religioso celebrado por sugerencia de Zuinglio el 23 de enero de 1523 fue decisivo. El mismo Zuinglio vino a la ciudad y la causa católica fue representada débilmente.

Las nuevas doctrinas se introdujeron en Berna tan extensamente como lo habían hecho en Zurich y muchos lugares y territorios que habían vacilado anteriormente siguieron su ejemplo. Zuinglio se apuntó nuevas victorias en 1528 y 1529. Aseguró el predominio de sus reformas por medio de los “derechos cívicos cristianos” acordados entre Zurich y las ciudades de Constanza (1527), Berna y San Gall (1528) Biel, Mulhausen y Schaffhausen (1529). Para obligar a los cantones católicos a aceptar las nuevas doctrinas llegó incluso instó a la guerra civil, organizó un plan de campaña y logró persuadir a Zurich de que declarara la guerra y marchara contra los territorios católicos. Los distritos católicos habían intentado fortalecer su posición formando una alianza defensiva con Austria (1529), la “Unión Cristina”, sin embargo, en esta coyuntura no recibieron ayuda. Berna se mostró más moderada que Zurich y se acordó un tratado de paz que sin embargo era muy desfavorable para los católicos.

Zuinglio era ahora la personalidad dominante en los asuntos políticos y eclesiásticos de Zurich. Era “burgomaestre, secretario y consejo” todo en uno y se mostró cada día más autoritario. De hecho, su insolencia impidió el acuerdo con Lutero sobre la doctrina de la Cena del Señor, en el debate entre los dos heresiarcas celebrado en Marfurt en octubre de 1529. Como hombre de estado Zuinglio se embarcó en la política secular con ambiciosos planes. “Dentro de tres años”, escribe, “Italia, España y Alemania aceptaran nuestros puntos de vista”. Al rey de Francia, que hasta entonces había sido su mayor enemigo, intentó ganarlo para su lado con la obra "Christianae fidei expositio", y hasta estaba dispuesto a pagarle una pensión anual. Al prohibir las relaciones con los cantones católicos, los obligó a recurrir a las armas. El 9 de octubre de 1531 le declararon la guerra a Zurich y avanzaron hasta Kappel en la frontera. La gente de Zurich se apresuró a oponérseles, pero fueron decisivamente derrotados cerca de Kappel el 11 de octubre, donde Zuinglio también cayó en batalla. Luego de una segunda derrota de los reformadores en Gubel, el 23 de octubre de 1531 se firmó la paz, la cual fue duradera, ya que los victoriosos católicos mostraron gran moderación. La muerte de Zuinglio fue un suceso de gran importancia para toda Suiza. Sus planes para introducir a la fuerza sus reformas en los cantones católicos fracasaron. Pero hasta los católicos que reclamaron los mismos derechos en asuntos religiosos que la gente de Zurich le consideraban el “gobernador de todos los confederados”. Zuinglio es considerado el más “liberal “de todos los reformadores y era menos un dogmático que Calvino. Su estatua, con una espada en una mano y una Biblia en la otra, está cerca de la biblioteca municipal de Zurich, que también tiene un museo sobre él.

Heinrich Bullinger (1504-75), sucesor de Zuinglio, emprendió el desarrollo interno de las doctrinas nuevas. Su padre (también llamado Heinrich) que era pastor en Bremgarten y abrazó pronto la reforma, envió a Bullinger a Emmerich y Colonia, donde recibió una sólida formación humanística. Desde su primera actividad como maestro en el monasterio cisterciense cercano a Kappel (1523-29) y luego como pastor en Bremgarten (1529-31), Bullinger demostró ser un celoso lugarteniente de Zuinglio. En 1528 le acompañó al debate religioso de Berna. El 9 de diciembre de 1531 fue elegido como sucesor de Zuinglio, pastor de Grossmünster en Zurich, posición que ocupo hasta el final de sus días (1575). Bullinger consideraba que su principal tarea era la unión con Lutero en la cuestión de la Cena del Señor y para ello compuso en 1536, con Miconio y Grinaeo, la “Primera Confesión Helvética”, una profesión de fe que fue reconocida por las ciudades evangélicas de Suiza. El mismo año apareció también la “Concordia de Wittenberg”. Cuando Bullinger se negó a firmar este acuerdo que le presentó Butzer, Lutero estalló en insultos a Zuinglio. Tuvo más éxito el intento de llegar a un acuerdo entre Bullinger y Calvino en Ginebra, donde se concluyó el "Consensus Tigurinus" en 1545. Como expresión de sus convicciones religiosas personales, Bullinger compuso la “Segunda Confesión Helvética”, impresa en 1566, y que fue reconocida por todas las iglesias evangélicas excepto la de Basilea. Además del oficio de predicador, Bullinger desarrolló gran actividad literaria. Mantuvo frecuente correspondencia con varias cabezas coronadas, con Lady Jane Grey en Londres, con Vadian, Graubundenn y muchos otros. Se conocen más de cien sermones y tratados teológicos salidos de su pluma, así como un drama "Lucrecia y Bruto”. Su "Diarium" y su extensa historia de la Reforma aún tienen valor. Está por decidir hasta qué punto esa historia es independiente o una compilación de otros escritos. Bullinger era singularmente hospitalario y muchos fugitivos de Inglaterra y Francia hallaron refugio en su casa. Aunque menos dominante que Zuinglio y Lutero era, sin embargo, intolerante; aprobó la ejecución de Serveto en Ginebra. Murió el 17 de septiembre de 1575.

Las obras de Zuinglio fueron recopiladas y publicadas por primera vez por su yerno, Rudolf Gwalter, y tituladas: "Opera D. H. Zwingli vigilantissimi Tigurinae ecclesiae Antistitis, partim quidem ab ipso Latine conscripta, partim vero e vernaculo sermone in Latinum translata: omnia novissime recognita, et multis adiectis, quae hactenus visa non sunt" (4 fol. vols., Zurich, 1545; reimpresa, 1581). La primera edición completa fue editada por Melchior Schuler y Johannes Schulthess (8 vols., Zurich, 1828-42). Los volúmenes VII y VIII, que contienen la correspondencia de Zuinglio, son especialmente importantes. Una nueva edición de sus obras completas preparada por Emil Egli (m. 1908), George Finsler y Walther Kohler habría de aparecer en el "Corpus Reformatorum", LXXXVIII (Berlín, 1905); tres volúmenes, el I, II y VII ya (1912) han aparecido.


Fuente: Meyer, Wilhelm. "Ulrich Zwingli." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/15772a.htm>.

Traducido por Pedro Royo. rc