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Martes, 19 de marzo de 2024

Deducción

De Enciclopedia Católica

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Deducción (latín de ducere, conducir, extraer, derivar de; especialmente, la función de derivar una verdad de otra verdad). El tema se tratará en dos secciones: (I) Como argumento o proceso de razonamiento: ese tipo de inferencia mediata por la cual, a partir de verdades ya conocidas avanzamos al conocimiento de otras verdades necesariamente implícitas en las primeras; el producto mental o el resultado de ese proceso. (II) Como método: el método deductivo, mediante el cual aumentamos nuestro conocimiento a través de una serie de tales inferencias.

I. COMO ARGUMENTO O PROCESO DE RAZONAMIENTO:

La expresión típica de la inferencia deductiva es el silogismo. El rasgo esencial de la deducción es el carácter necesario de la relación entre el antecedente o premisas y el consecuente o conclusión. Concedida la verdad de los juicios precedentes, debe seguir el consecuente; y la firmeza de nuestro asentimiento al segundo está condicionada por la de nuestro asentimiento al primero. El antecedente contiene el fundamento o razón que es el motivo de nuestro asentimiento al consecuente; el segundo, por tanto, no puede tener mayor firmeza o certeza que el primero. Esta relación de secuencia necesaria constituye el aspecto formal de la deducción. Se puede percibir más claramente cuando el argumento se expresa simbólicamente, ya sea en la forma hipotética:

”Si algo (S) es M, es P;
pero esta S es M;
por lo tanto, esta S es P”,

o en la forma categórica

”Cualquier (S) que es M, es P;
pero esta S es M;
por lo tanto, esta S es P”.

El aspecto material del argumento deductivo es la verdad o falsedad de los juicios que lo constituyen. Si estos son ciertos y evidentes, la deducción se llama demostración, la apodeixis aristotélica. Dado que la conclusión está necesariamente implícita en las premisas, estas deben contener algún principio general abstracto, del cual la conclusión es una aplicación especial; de lo contrario, la conclusión no podría derivarse necesariamente de ellas; y todas las inferencias mediatas deben ser deductivas, al menos en este sentido, que implican el reconocimiento de alguna verdad universal y no proceden directamente de particular a particular sin la intervención de lo universal.

COMO MÉTODO

Cuando, partiendo de principios generales, avanzamos por una serie de pasos deductivos hacia el descubrimiento y prueba de nuevas verdades, empleamos el método deductivo o sintético. Pero, ¿cómo podemos estar seguros de esos principios que forman nuestro punto de partida?

  • (1) Podemos aceptarlos por su autoridad —por ejemplo, como los cristianos aceptan el depósito de la revelación cristiana por la autoridad divina —y proceder a extraer sus implicaciones mediante el razonamiento deductivo que ha formado y moldeado la ciencia de la teología.
  • O (2) podemos aprehenderlos por intuición intelectual como verdades abstractas, evidentes por sí mismas, concernientes a la naturaleza del pensamiento, del ser, de la materia, de la cantidad, del número, etc., y de ahí proceder a construir las ciencias deductivas de la lógica, la metafísica, las matemáticas, etc. A lo largo de la Edad Media, el pensamiento ilustrado se fijó casi exclusivamente en esos dos grupos de datos, tanto sagrados como profanos; y eso explica la plenitud del desarrollo escolástico de la deducción.
  • Pero (3) además de ser y cantidad, el universo presenta cambio, evolución, recurrencias regulares o repetición de hechos particulares, desde cuya cuidadosa observación y análisis podemos ascender hasta el descubrimiento de una tercera gran clase de verdades o leyes generales.

Este ascenso de lo particular a lo general se llama inducción, o método inductivo o analítico. En comparación, durante la Edad Media se prestó poca atención a este método. Se necesitaba un aparato para la observación precisa y la medición exacta de los fenómenos naturales para dar el primer impulso real al cultivo de las ciencias físicas, naturales o inductivas. En estos campos de investigación, la mente se acerca a la realidad desde el lado de lo concreto y particular y asciende a lo abstracto y general, mientras que en la deducción desciende de lo general a lo particular. Pero aunque la mente se mueve en direcciones opuestas en ambos métodos, sin embargo, el razonamiento o inferencia propiamente dicho, empleado en la inducción, no es en ningún sentido diferente del razonamiento deductivo, porque también implica y se basa en verdades abstractas y necesarias.


Bibliografía: MERCIER, Logique (Lovaina, 1903); DE WULF, Scholasticism Old and New (Dublín, Londres, Nueva York, 1907).

Fuente: Coffey, Peter. "Deduction." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4, pág. 674. New York: Robert Appleton Company, 1908. 24 mayo 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/04674a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina