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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Mosaicos»

De Enciclopedia Católica

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La elaboración de un cuadro de mosaico ha diferido en varios períodos y bajo varios fabricantes, y los cementos en los que se fijan las teselas han sido objeto de discusión y, en algunos ejemplos [[Edad Media |medievales]], de secreto. Históricamente, ningún cemento ha realizado un mosaico permanente, ya que casi todo ejemplo antiguo no destruido está parcialmente restaurado. El siguiente relato interesante es del examen personal de los señores Schultz y Barnsley de la antigua obra de San Lucas de Stiris:
  
'''Fuente''': Westlake, Nathaniel. "Mosaics." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 584-591. New York: Robert Appleton Company, 1911. 6 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10584a.htm>.
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“El método de fijación del mosaico era como sigue:   se extendía una capa de yeso sobre el ladrillo estructural de las superficies a cubrir; esto, como la primera capa de yeso en revestimientos de paredes ordinarios, se ponía áspera su superficie que se adhiriese una segunda capa de material más fino.   Sobre la superficie de esta segunda capa, que evidentemente era de una naturaleza de fraguado muy lento, se trazaban en tono con un pincel las líneas principales de la figura o composición del mosaico y luego se presionaban contra este los cubos de mosaico, forzando la materia entre los cubos para que actuara como una llave.   Nos inclinamos a pensar que, de todos modos, en el caso de las figuras individuales, los primeros cubos colocados eran la hilera doble o triple de teselas de oro que encerraban el tema. En muchos casos se ha encontrado que estas no correspondían con las líneas de las figuras trazadas, pues los espacios impares entre las líneas y el contorno final de la figura se rellenaban con más cubos dorados después de que los mosaicos de la figura se habían puesto en posición.   Los fondos se formaban generalmente por teselas de oro, mientras que las figuras de los sujetos estaban compuestas por cubos de muchos colores y gradaciones de tono. Los cubos de colores principales se cortaban en láminas de vidrio de color opaco, mientras que los más claros, como los tintes de carne, etc., eran de mármol.   Los mosaicos de oro se formaban de la manera habitual; después de colocar una lámina de oro sobre vidrio, se extendía una fina capa transparente sobre el mismo, y luego se recocía el conjunto hasta obtener una masa sólida.   Los cubos no variaban mucho en tamaño; el promedio era de aproximadamente tres octavos de pulgada. Sin embargo, eran ligeramente más grandes en los contornos principales de las tapicerías, etc. y más pequeños en las delicadas gradaciones de la cara y las manos.  La parte principal del fondo dorado se colocaba con bastante regularidad en líneas horizontales en las filas que contenían a los sujetos "( Schultz y Barnsley, "El monasterio de San Lucas en Stiris", 43).
  
Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina
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'''Fuente''':  Westlake, Nathaniel. "Mosaics." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 584-591. New York: Robert Appleton Company, 1911. 15 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10584a.htm>.
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Traducido por Luz María Hernández Medina

Última revisión de 13:13 15 ago 2020

Definición y Etimología

El término mosaico, según las autoridades habituales, se deriva a través de generaciones de cambio gradual a partir del griego mouseion, "relativo a las musas". En el latín posterior existen los términos opus musivum "obra de mosaico", musivarius, "mosaiquista”, pero probablemente la palabra inglesa "mosaic" se deriva inmediatamente de la francesa mosaique, que con su forma anterior mousaique solo puede tomarse prestado del italiano o provenzal y no puede ser descendiente de la anterior forma francesa musike.

Sin embargo, es cuestionable si estos términos se aplicaron a todos los diferentes tipos de obras que ahora pueden clasificarse como "mosaicos", y es probable que solo se aplicaran adecuadamente a los productos del trabajador en opus tessellatum o vermiculatum, formado por pequeños cubos de vidrio, mármol u otro material. Si definimos mosaico como una colocación de piezas de mármol, vidrio, material cerámico o piedras preciosas incrustadas en alguna especie de cemento para formar una entidad ornamental, tendríamos que incluir el opus Alexandrinum y otras pinturas comunes según utilizadas para las porciones menos dignas de las casas romanas. El término mosaico también se aplicaría al opus sectile (Vitruvio, VII, I) hecho de piezas de mármol y vidrio que forman patrones geométricos o foliados, y en que cada pieza se desgasta exactamente para encajar en el diseño o en el caso de las imágenes, desgastadas para hacer las formas necesarias para la compleción del tema.

También aplicamos el término al trabajo de pavimento de fechas posteriores, como el de Santa María la Mayor en Roma, y el de la Catedral de Canterbury y el santuario de la Abadía de Westminster en Inglaterra, así como a los mosaicos de una especie en miniatura utilizada para joyería e imágenes pequeñas como la Cabeza de Nuestro Señor, que fue presentada por el Papa Sixto IV a Felipe de Croy en 1475 y ahora está en el Tesoro de los Santos Pedro y Pablo, Chimay. Esta última tradición de trabajo todavía existe, y cada visitante de Roma o del sur de Italia conoce las joyas de mosaico baratas pero maravillosamente ejecutadas que se venden en la mayoría de las tiendas, e incluso en las calles de Roma. No hay duda de que ese mosaico en joyería es de considerable antigüedad.

Historia

Al revisar históricamente estas diversas especies, la primero a mencionarse está en Éxodo 24,10, “como un pavimento de piedras de zafiro"; y el pavimento de Asuero en Susa "pavimentado con pórfido y mármol blanco, y adornado con pintura de maravillosa variedad ", que aquí, probablemente, significa un color incrustado variado ya que la pintura de superficie estaría fuera de lugar en un pavimento. Y bien podemos creer que los persas conocían la obra teselada cuando consideramos los ladrillos esmaltados, que pueden llamarse un gran tipo de "tessellatum", ahora en el Louvre de este mismo palacio en Susa. Este es el único registro anterior a los ejemplos existentes en los pavimentos romanos de la República y el Imperio tales como permanecen en la Regia, el Templo de Cástor, la Casa de Livia, Pompeya, etc.

Suetonio dice que César solía llevar en su campaña pavimentos tanto teselados como “sectiles”. Según Plinio (XXXVI, i), parece que en los teatros y basílicas, así como en ciertos palacios de nobles romanos, los pavimentos eran en mosaicos o en mármol cortado, y las paredes decoradas con mármol o vidrio por temas y patrones. Aquí está el pasaje según la traducción pintoresca de Holland: “Cuando Scauro era edil mandó a fabricar una maravillosa obra que excedió todo lo que mano de hombre había forjado jamás... y era un teatro: el escenario tenía tres desvanes uno encima del otro ... la base o parte inferior del escenario era todo de mármol, el centro del vidrio, una superfluidad excesiva de la que nunca antes se había oído hablar." El señor Luigi Visconti le informó a Herr von Minutoli (Ueber die Anfertigung und die neu-Anwendung der färbigen Gläser bei den Alten, p. 13, Berlín, 1836) que se encontró que las paredes de una cámara en un palacio entre la puerta de San Sebastián y la de San Pablo en Roma estaban cubiertas hasta cinco o seis pies del pavimento con hermosos mármoles y encima de eso con placas y patrones de vidrio de colores. Algunos ejemplos existentes parecen haber sido de una estructura curiosa, pues las piezas de vidrio coloreado estaban colocadas sobre una superficie plana y sobre ella una lámina de vidrio, fundidas a un calor suficiente para unirlas.

Respecto al método llamado "teselado", tenemos restos existentes que demuestran la perfección a la que los romanos llevaron el arte en los pavimentos y en restos de mosaico de vidrio de pared en Pompeya. Uno de los mejores ejemplos de pavimentos es la representación de la "Batalla de Issus" de la Casa del Fauno en Pompeya, ahora en el Museo de Nápoles. Se supone que muchas de las imágenes y mosaicos en Pompeya son copias tradicionales de famosas pinturas antiguas; y se sugiere que esta "Batalla" es una copia tradicional de una imagen célebre de Elena, una hija de Timón, de la escuela helénica egipcia. De Pompeya vienen además las muy hermosas columnas en mosaico de vidrio que ahora se encuentran en el Museo de Nápoles. Pompeya, como sabemos, fue destruida el 24 de agosto de 79 d.C., de modo que estas obras preceden a la era cristiana. Su perfección demuestra un desarrollo de considerable antigüedad, cuya génesis se desconoce actualmente.

Ya hemos mencionado las obras subsidiarias en mosaico de pavimentos romanos, la cual consiste en patrones en blanco y negro, pisos lisos con bordes ornamentales; grupos de naturaleza muerta, festones de flores y otros diseños. Estos existen en cantidad suficiente para mostrar cuán general fue su uso. Los numerosos ejemplos que se han descubierto, aparentemente de origen romano, prueban que los pavimentos de mosaicos continuaron en uso durante la era cristiana en lugares tan distantes entre sí como Cartago, Dalmacia, Alemania, Francia e Inglaterra. En Inglaterra se ha encontrado una gran variedad en Londres y en todas partes del país dominado por los romanos. El Museo Británico contiene muchos fragmentos de mosaico; entre estos se encuentra el excelente espécimen de obra de Cartago. Algunos de los primeros pavimentos cartagineses tienen teselas de vidrio; los posteriores son de cubos de mármol o cerámica.

Un método completamente diferente a la obra formada por cubos fue el opus sectile, donde, como ya se describió, el adorno o la imagen se formaban con piezas de mármol, piedra o vidrio de diferentes colores cortadas a la forma requerida, de la misma manera que ahora se hace una ventana de vidrio pintado. Los romanos llevaron a una gran perfección la fabricación del vidrio opaco necesario, como lo atestigua la multitud de fragmentos que se han encontrado en montículos de basura o en el Tíber. El opus sectile como decoración para la pared parece haber estado muy sujeto a la descomposición, pues los pedazos de vidrio se desprendían por su propio peso al humedecerse, deteriorarse o debilitarse la pared. Hay algunos especímenes muy finos en el Museo de Nápoles; otros se han encontrado en la iglesia de San Andrés en Catabarbara, Roma, que se supone fue originalmente la basílica de la casa de los Bassi en el Esquilino que data de alrededor del año 317 d.C. De esta casa proviene la briosa obra de "el Tigre y la Novilla", que ahora se conserva en la iglesia de San Antonio Abad. El fondo y las rayas del tigre son de pórfido verde, el resto de la piel del tigre de giallo antico; la novilla es de mármol pálido color cervato y sus ojos de nácar. Otras decoraciones de la misma casa mostraban que las paredes tenían opus sectile en ornamentos y figuras de vidrio, muy similares a las que describió Plinio en la cita dada arriba.

La opus sectile en vidrio se encuentra en algunos ejemplos de arte cristiano, pero el mármol es más común, aunque la obra teselada en los mismos edificios puede ser de vidrio. Este uso del mármol probablemente surgió de la decadencia en la fabricación del vidrio especial y la dificultad de cortarlo y molerlo exactamente en las formas requeridas. La obra “sectil” en mármol se halla en Santa Sabina, Roma (425-450), en el baptisterio de la catedral de Rávena; en San Vitale, Rávena (siglo VI); en Parenzo (siglo VI); en Santa Sofía en Constantinopla y en Tesalónica (siglo VI); así su uso ha sido continuo desde entonces, y fue un rasgo especial del Renacimiento.

La parte más importante de este tema en el presente artículo es la que se refiere al mosaico de vidrio de las iglesias cristianas. Los pasos iniciales por los cuales emergió gradualmente del arte pagano se pierden en cierta medida, ya que se levanta de las cenizas repentinamente como un fénix, total, pleno en su manipulación, mientras que el carácter de los temas y diseños representados expresan las tradiciones adoptadas por los artistas de las catacumbas. El mosaico, hasta donde se puede determinar en la actualidad, se convirtió en un vehículo del arte cristiano en el siglo IV. Los primeros ejemplos, como los de la primera basílica de los Santos Pedro y Pablo, están todos destruidos. En la iglesia de Santa Constanza, en la Vía Nomentana, todavía existen obras interesantes. También se ha conservado en la Biblioteca Chigi algún mosaico de la catacumba de Ciriaco. Sin embargo, un mosaico de Santa Inés en la catacumba de San Calixto estaba tan deteriorado que la imagen existente fue pintada sobre él en el siglo VI. Se han encontrado otros mosaicos sobre los sarcófagos en las catacumbas. Sin embargo, la obra más interesante es la que existe en el ábside de la iglesia de Santa Pudenciana (398). Ha sido restaurada parcialmente y se le han hecho adiciones, pero el diseño permanece. Del mismo período es el mosaico en el baptisterio en Nápoles. Es incierto si el ábside de la Catedral de San Rufino es del siglo IV o del V, pero es interesante como obra primitiva.

El arte recibió un gran impulso cuando Constantino, al establecerse en el trono de Bizancio, comenzó a darle a su capital una apariencia imperial en lo que respecta al arte. Reunió a artistas de todos los centros célebres y les concedió favores legales y civiles o cívicos especiales. De las obras realizadas por ellos, los mosaicos de la iglesia de San Jorge en Tesalónica en muchos casos aún ocupan su posición original. La nave de Santa María la Mayor en Roma todavía conserva algunos de los finos mosaicos colocados allí en el siglo V (430-440); y las iglesias de Santa Sabina (422- 433), de San Pablo Extramuros y de San Juan de Letrán también estaba decoradas así en esa misma época (446-462). La Basílica de San Pedro destruida por un fuego en 1823, ha sido restaurada y queda poco de los restos originales. Lo que queda de los mosaicos originales de San Juan de Letrán data de 432-440. Los mosaicos de la iglesia de Santos Cosme y Damián fueron restaurados en 1660.

En Rávena, la obra en mosaico en las diversas iglesias es la mejor de su período. La del baptisterio de la catedral dedicada a San Juan Bautista es un ejemplo especialmente bueno; dicha iglesia se construyó originalmente a finales del siglo IV pero se quemó en 434. Los mosaicos del Mausoleo de Gala Placidia (450) son también de excelente diseño y mano de obra. Lamentablemente, algunos de estos han sido restaurados con estuco pintado. Los de la capilla del palacio arquiepiscopal y la iglesia de San Juan Evangelista son también de ese período. Los mosaicos de las catedrales de Novara y Aosta y la capilla de Santa Satira en San Ambrosio, Milán, también son del siglo V. En Nantes, Clermont y Toulouse (Francia) los historiadores registran la colocación de mosaicos que ya no existen.

Las obras más importantes del siglo VI, y quizás las más grandes de todas las obras de mosaico en extensión, fueron las realizadas bajo el emperador Justiniano I en Santa Sofía, Constantinopla. En 533, un incendio destruyó lo que entonces existía, pero en un cuarto de siglo se inició la restauración bajo Antemio e Isidoro, quienes, según se registra, emplearon a diez mil constructores, artesanos y artistas. El color es tenue y el diseño y la ejecución son buenos para su época. Justiniano también mandó a construir y decorar con mosaicos la iglesia de Santa Sofía en Tesalónica. Además en ese período se realizaron grandes obras en Rávena. Después de la conquista por Belisario en 539, se convirtió en residencia de los exarcas en 552, y se construyeron y llenaron de mosaicos S. Apollinare Nuovo, S. Maria in Cosmedin (553-566), S. Vitale (524-534) y S. Apollinare-in-Classe (534-549). Se observará que estas iglesias fueron iniciadas bajo los ostrogodos y terminadas bajo Justiniano, quien probablemente hizo ejecutar los mosaicos por artistas locales. Se registran los nombres de Euserio, Estacio, Estéfano, etc. También puede ser que los griegos trabajasen en ellos.

El diseño de la obra de S. Apollinare Nuovo es nuevo en el arte occidental y consta de dos procesiones de figuras muy similares, que se extienden por toda la nave sobre los arcos. Es curioso que en los mosaicos de la Adoración de los Magos, estos usen el mismo traje persa que encontramos que usan los persas en el mosaico pompeyano de la "Batalla de Issus", que no es diferente al de la pintura de los tres niños en el horno en la catacumba de Santa Priscila, y en el mosaico del profeta Daniel en Dafne. El mosaico de S. Michele-in-affrisco en Rávena fue llevado a Berlín en 1847 y el Papa Adriano I permitió que Carlomagno tomara lo que quisiera de mármol y mosaico para su catedral en Aquisgrán. En Roma, la iglesia de los Santos Cosme y Damián (526-530) tiene mosaicos de un carácter completamente diferente a los de Rávena y de un tipo más tosco. En Roma también la basílica de San Lorenzo fue decorada con mosaicos (577-590), los cuales han sido restaurados. En París, la iglesia de los Apóstoles, que ocupaba el lugar donde ahora se encuentra el Panteón, fue decorada con mosaicos de este período.

A pesar de la deplorable condición de Roma en el siglo VII, las artes aún se mantuvieron vivas y el Papa Honorio I decoró la tribuna del ábside de Santa Inés con un mosaico bellamente diseñado que aún se conserva. La obra parece ser griega y representa en el centro a Santa Inés, sobre ella la bendición de la Mano Divina, y los Papas Honorio y Símaco a cada lado. En la capilla de San Venancio en San Juan de Letrán y en San Esteban en la Colina Celio, Juan IV colocó algunos mosaicos; se realizaron otras obras en San Pedro y en Santa Constanza en la Via Nomentana. También se realizaron mosaicos para Autun y Auxerre en Francia. M. Renan encontró un inmenso y muy fino pavimento de este período en la antigua Tiro, pero no es arte cristiano.

Del siglo VIII quedan muy pocos mosaicos. En la antigua Basílica de San Pedro se realizó una importante labor de la que sólo existe un fragmento procedente de una de las capillas. Está en S. Maria in Cosmedin y representa parte de la "Adoración de los Reyes Magos" y se asemeja notablemente al diseño del mismo tema en esmalte en la "Chasse de Huy". El mosaico fue encargado por Juan VII en 705-8. En el ábside de San Teodoro, restaurado en el último cuarto del siglo VIII, hay una "majestad": Cristo está sentado sobre un orbe con los santos Pedro, Pablo y Teodoro. El triclinio del Palacio de Letrán estaba ornamentado con un mosaico de Cristo apareciéndose a los apóstoles. A los lados estaban los grupos de Cristo y San Silvestre, Constantino, Coprónico y San Pedro con León III y Carlomagno —todos estos mosaicos, nunca de clase alta, fueron dañados por la remoción y restauración en el siglo XVIII. La catedral de Aquisgrán, realizada por orden de Carlomagno en este período, fue dañada por un incendio en 1650 y totalmente destruida poco después. Se sabe que ciertos mosaicos existieron en Picardía y finalmente fueron destruidos por un incendio en el siglo XII. Algunos buenos fragmentos de interesantes mosaicos de principios del siglo IX permanecen en Germingy-des-Prés, Loiret, Francia.

Aunque la decadencia del mosaico era completa, en el siglo IX hubo un intento de un ligero resurgimiento. En Roma se colocaron mosaicos en las iglesias de los Santos Aquileo y Nereo (795-816), Santa María (817-24), Santa Práxedes, Santa Cecilia, San Marcos, Santos Silvestre y Martín (844-847) y porciones de San Pedro y de Santa María en Trastevere (885-888). Se colocaron mosaicos en S. Margaretta en Venecia (837), en San Ambrosio en Milán y en Santa Sofía en Constantinopla, y se insertaron algunos temas en las catedrales de Capua y Padua. Probablemente los más interesantes del período son los de Santa Práxedes, donde el del ábside parece ser una adaptación de un diseño más antiguo en Santos Cosme y Damian.

En los siglos X y XI se colocaron algunos mosaicos en San Marcos en Venecia, un tema que representaba a Cristo, con la Santísima Virgen y San Juan a cada lado, y en 1071-1084 el dux Domenico Selvo hizo ejecutar otros mosaicos, especialmente en la gran cúpula y partes del pavimento. Es probable que los smalti fueran hechos por los griegos, quienes probablemente también fueron los diseñadores y ejecutores.

Una comparación de las obras occidentales de este período con las orientales resulta muy desfavorable para las primeras. El arte se había ido degenerando en Occidente, y en ciertos casos, como el de Sancta Maria Antiqua, la pintura en la pared había tomado su lugar. La evidencia de esta decadencia, tanto en el diseño como en la práctica, se muestra en el hecho de que cuando el abad Desiderio, anteriormente legado en Constantinopla y que se convirtió en Papa como Víctor III, quiso decorar con mosaicos el monasterio de Montecasino, trajo artistas y obreros de Constantinopla en 1066 para ese propósito. Estos mosaicos están perdidos o deteriorados, pero no es improbable que esos mismos artistas diseñaran y trabajaran en las pinturas murales de Sant 'Angelo-in-formis, una iglesia subsidiaria del monasterio cerca de Capua. Estas muy interesantes pinturas aún se encuentran en buen estado de conservación. Es probable que esta acción de Desiderio haya tenido una influencia de gran alcance en la importación de energía fresca, especialmente cuando llegó a ocupar la silla papal.

Se fundaron las escuelas de Paulo Laurencio y Rainerio, que en última instancia fueron influenciadas por los Cosmati, y todo el trabajo de esta clase fue en un tiempo llamado erróneamente trabajo cosmati. La generación de estas escuelas es de considerable interés en la historia del mosaico y está dada por el señor AL Frothingham, en el "American Journal of Archaeology", I, 182. Las principales características del mosaico decorativo de la Escuela Romana se derivaron del sur de Italia, indirectamente de Bizancio, en el siglo XI. Los mosaicos del siglo XII son notables tanto por su número como por el desarrollo del diseño en el arte cristiano.

En Roma se inauguró un nuevo período bajo el papado de Inocencio II (1130-43). En Italia, Grecia, Arabia, así como en Alemania y Francia, se conservan importantes ejemplos. En Roma, S. Maria in Trastevere (donde el diseño y ejecución del mosaico en el ábside es extremadamente grandioso), S. Crisogono, S. Maria y S. Francesca Romana también fueron decorados así. Los artistas romanos ejercieron una gran influencia en Umbría y los Abruzos, incluidas las Marcas. Estos hombres fueron a veces arquitectos, pintores de murales y mosaiquistas. Desde el centro romano sus obras se extendieron a considerables distancias en Occidente. Otras grandes obras en Italia de este período se encuentran en la catedral de Torcello, en la capilla de San Zenón y en el ábside de San Marcos en Venecia, 1159; en la capilla Palatina, en S. Maria Martorana o S. Maria dell 'Ammiraglio en Palermo, en otras iglesias sicilianas tanto de Monreale como de Cefalù (1140) —en la capilla del Palacio hubo obreros árabes que ayudaron a los griegos tanto en el diseño como en la ejecución.

Los mahometanos mismos, a pesar de la orden del profeta, ocasionalmente tenían dibujos de figuras en el mosaico de sus mezquitas; la de Abd-el-Melik en Jerusalén tiene figuras de profetas en el pórtico y en las paredes dentro de un Inferno y un Paradiso musulmanes. La ornamentación de mosaicos de las mezquitas de Sevilla, Córdoba y Granada es bien conocida por los viajeros. En Grecia todavía quedan los muy interesantes mosaicos de las iglesias de Dafne y de San Lucas de Stiris en Focis. En Siria queda la célebre serie de mosaicos en la iglesia de la Natividad, Belén, los de la Iglesia del Santo Sepulcro y la Mezquita de Omar. Se han perdido todos los mosaicos de este período en las iglesias del Monte Athos, excepto algunas figuras en Vatopedi. En Francia, el abad Suger mandó a realizar mosaicos para la iglesia de San Dionisio, y hay registros de ese trabajo en Lyon y Troyes.

El siglo XIII fue probablemente el gran período del mosaico cristiano. Roma, Florencia, Pisa, Venecia, Parenzo y Espoleto aún poseen grandes obras de esta época, y los nombres de Cimabue, Giotto, P. Cavallini, Gaddo Gaddi, Jacobo Torriti, Tafi, Apollonio y otros están relacionados con el oficio. Torriti realizó una importante obra en Santa María la Mayor y en San Juan de Letrán; Pietro Cavallini diseñó los temas bajo el ábside de S. Maria in Trastevere; se realizaron importantes mosaicos en la Basílica de San Pedro, San Clemente y otras iglesias. En 1298 el gran Giotto fue llamado a Roma para diseñar la "navicella" para el Pórtico de San Pedro; que ahora in situ es una restauración.

En Florencia, los mosaicos del baptisterio iniciados en 1225 por Jacobo, un franciscano, fueron continuados a finales de siglo por Andrea Tafi, Gaddo Gaddi, Apollonio y luego por Agnolo Gaddi. Gaddo Gaddi también hizo la hermosa "Madonna" en Santa Maria del Fiore, y también se le atribuye la "majestad" de San Miniato, pero está tan restaurada que es difícil juzgarla. A finales del siglo (1298-1301) se ejecutó la célebre "majestad" en el ábside de la catedral de Pisa. Esto se ha atribuido generalmente a Cimabue y las figuras laterales a Vicino. Venturi se adhiere a esta opinión con pruebas contundentes (Storia dell'Arte Italiana V, 239-240). Sin embargo, Gerspach no coloca a Cimabue entre los mosaiquistas (La Mosaique, 127). En Cività Castelana hay una considerable obra de los Cosmati, que poseían una escuela de arquitectos, artistas y mosaiquistas. No solo hicieron pinturas o temas en mosaico, sino que enriquecieron los altares, púlpitos, columnas, pavimentos y otras partes de la arquitectura con patrones de mosaicos geométricos.

Los primeros mosaicos cristianos en Inglaterra son de este siglo, cuando se colocó el hermoso pavimento delante del santuario de Santo Tomás en la catedral de Canterbury y el del santuario de la Abadía de Westminster, y cuando se realizó la urna de San Eduardo el Confesor con incrustaciones en mosaico. En cuanto a esto último, el rey envió a Robert de Ware a Roma en 1267 para conseguir obreros para la ornamentación de la Abadía de Westminster y erigir un nuevo monumento a San Eduardo el Confesor, pues el hecho en 1241 no era lo suficientemente bueno. El abad trajo consigo a un tal "Petrus", quien colocó el pavimento de mosaico ante el altar mayor y ejecutó la tumba para la urna dorada de San Eduardo. No hay duda de que este Petrus era una persona eminente. Hay muchos artistas registrados con este nombre, pero quien, en opinión del señor Frothingham (American Journal of Archaeology, 1889, 186), hizo el trabajo en la Capilla de San Eduardo fue Petrus Orderisi, hijo de Andreas. Horace Walpole (History of Painting in England, I, 17) considera que el artista así llamado fue Pietro Cavallini; ambos artistas pueden denominarse Cosmateschi. Una parte de la inscripción dice: HOC OPUS EST FACTUM QUOD PETRUS DUXIT IN ACTUM ROMANUS CIVIS.

La obra del siglo XIV en Roma e Italia en general fue una continuación de la del siglo XIII; el diseño hacia el final de la era fue influenciado por el arte emergente de los estilos más occidentales. A finales del siglo XIII se comenzó en Santa María la Mayor, la "Coronación de la Santísima Virgen" y se completó a principios del siglo XIV, firmada por el famoso artista y mosaiquista Jacobo Torriti. Poco después Gaddo Gaddi diseñó los temas más pequeños de la parte inferior. Se dice que ese mismo artista completó la obra en la Basílica de San Pedro dejada por Torriti. Luego fue llamado a Arezzo para preparar la bóveda de la catedral, que se derrumbó antes de finales de siglo. Torriti también hizo el ábside de San Juan de Letrán; Filippo Rusuti diseñó la "majestuosidad" y Gaddo Gaddi el tema inferior de la fachada de Santa María la Mayor en Roma. Un mosaico de Munio de Zamaro, un dominico que murió en 1300, está en el piso de Santa Sabina.

A principios de siglo se continuó la obra en San Marcos, Venecia. Un mosaiquista, Solferino, realizó la cúpula en Espoleto, y el ábside en Parenzo fue llenado con mosaicos. Quizás los desarrollos más importantes del arte se muestren en los temas que decoran la parte inferior del ábside de S. Maria in Trastevere; en 1291 estos temas fueron iniciados por Pietro Cavallini, de quien Vasari dice que fue alumno de Giotto, aunque esto es cuestionado por los críticos modernos con evidencia bastante sustancial. Fue el artista romano más célebre de su tiempo y sus diseños, aunque se adhirieron más al bizantino que a los de Giotto, muestran una tendencia que puede llamarse desarrollo gótico. Sus complementos muestran su afinidad [[Mosaico Cosmati |”cosmatesca”, lo cual se nota mucho en el trono de la Santísima Virgen en San Crisógono.

La obra en mosaico del siglo XIV permanece en Salerno, Nápoles y Ravello; en Feranio hay mosaicos por Deodato Cosmos (1332); en Orvieto, por dos religiosos Ceco y Francesco Vanni; en Pisa (1321), por Vicino, quien terminó el iniciado por Cimabue a partir de los diseños de Gaddo Gaddi. Andrea di Nino y Michele trabajaron en la catedral de Siena y Deodato Cosmos trabajó en Téramo. Carlos IV llamó a los mosaiquistas italianos a Praga; también trabajaron en Marienweide y Marienburg, pero el arte aparentemente no prosperó en Alemania. Sin embargo, el mosaico fue rápidamente reemplazado por el fresco, que como arte primario que daba el sentimiento y el carácter de los artistas inmediatamente, fue por supuesto mucho más estimado por personas discriminatorias que una simple copia en teselas o losas de vidrio opaco.

De ahí que en el siglo XV, en general, fue muy notable el cese del trabajo en mosaico en Italia, excepto en el caso de las iglesias en las que se había comenzado. Se hizo poco en San Pedro, y la obra en San Marcos, Venecia, continuó en 1430 cuando Cambrono diseñó y ejecutó la "Vida de la Santísima Virgen" en la capilla de los Mascoli. Allí también trabajaron mosaiquistas llamados Pedro, Lázaro, Silvestre y Antonio. En Florencia, Alesso Baldovinetti (1425-1450) hizo un mosaico para San Juan de Letrán y restauró el de San Miniato; aprendió de un alemán la fabricación de smalti, etc. y escribió una obra sobre la técnica de ese arte. Fue el maestro de Domenico Ghirlandajo, quien no solo hizo el mosaico de la "Asunción" sobre un pórtico de la catedral y los inconclusos en la capilla de San Zenobio, sino que también diseñó algunas de las ventanas pintadas en S. Maria Nuova, y cuyo hermano David también siguió la misma vocación y en 1497 trabajó en Orvieto y Siena. Una muestra de la obra de David se encuentra en el Musée de Cluny. Posteriormente se le atribuyeron algunos mosaicos a Ridolfo Ghirlandajo, hijo de Domenico y amigo de Rafael.

En el siglo XVI, todavía se realizaba la obra en la Catedral de San Marcos y muchos artistas de renombre participaban en los diseños. Los mosaicos realizados en esta catedral a partir de 1530 son demasiado numerosos para detallarlos aquí, y tal vez estén menos adaptados al edificio que cualquier otro colocado hasta ahora; de hecho, el más grande de los pintores, Tiziano, cuando representaba en mosaico, se volvía tosco, pesado y, en ocasiones, grotesco. Otras obras fueron diseñadas por Tintoretto, Salviati y los mejores artistas venecianos del momento, y Zuccati, Rizo, Mariano y otros las representaron en mosaicos. Desafortunadamente muchos de los primeros mosaicos, cuya condición era pésima, fueron destruidos por el senado, es decir, por consejo de Tiziano, para hacer espacio para nuevas obras. Entre sus muchas otras obras, Rafael diseñó para mosaico. La "Creación del Mundo" en la Capilla Chigi Santa Maria del Popolo, Roma, a partir de su propio diseño, es muy fina. Fue realizado en mosaico por Luigi di Pace, que vino de Venecia con ese propósito. Baldasare Peruzzi también diseñó un mosaico para Santa Croce en Gerusalemme, y F. Zucchio ejecutó un mosaico en Santa Maria Scala-Caeli, mientras que el trabajo en la Basílica de San Pedro se inició bajo Muziano da Brescia. Que el arte del mosaico se había degenerado por completo y perdido su vitalidad lo demuestra el trabajo realizado en San Pedro, Roma, desde el siglo XVII bajo este mismo Muziano da Brescia (1528-1592) y otros artistas.

El establecimiento de las obras pontificias comenzó en 1727 cuando los Cristoferi fueron nombrados superintendentes por orden de Benedicto XIII. Después de ocupar varias localidades, estos mosaicos se instalaron finalmente en un cortile del Vaticano en 1825. En la primera mitad del siglo XVII, se comenzó a imitar en mosaico la pintura y los frescos de la basílica. La calidad del trabajo yerra por el lado de una excesiva suavidad, tanto como algunos trabajadores modernos por el de una excesiva y afectada rudeza. Los mosaiquistas italianos mantuvieron vivo el arte mediante otras obras de los siglos XVIII y XIX y otras restauraciones, en particular las de San Juan de Letrán y San Marcos, Venecia. El "Juicio Final" en la fachada de San Marcos fue diseñado por Latanzio Querano en 1836. En 1839 surgió una escuela de mosaicos en Rusia, cuyo objetivo principal fue la restauración de los mosaicos de Santa Sofía en Kieff, y finalmente, en 1850, Pío IX permitió que algunos de los mosaiquistas pontificios fuesen a San Petersburgo y se unieran a los mosaiquistas rusos. Un ejemplo de su trabajo se mostró en la exposición internacional celebrada en Hyde Park, Londres. Sin embargo, los mosaicos de la iglesia rusa de Londres no tienen mucho éxito.

En Inglaterra se han realizados numerosos mosaicos durante la segunda mitad del siglo XIX, en particular las figuras de grandes pintores en el Museo de South-Kensington. Los primeros de estos fueron hechos por venecianos, pero algunas de las figuras más recientes fueron ejecutadas en las obras de South-Kensington. Se hicieron muchos mosaicos en la catedral de San Pablo, Londres; los del coro fueron diseñados por Sir W. B. Richmond y el señor Watts, R.A., diseñó algunas figuras fuertes debajo de la cúpula. El mausoleo de Frogmore también está decorado con mosaicos, al igual que el monumento del Príncipe Alberto en Hyde Park, ambos diseñados por John Clayton, quien también es responsable de la capilla Brampton en la catedral de Westminster. El señor W. C. Symons diseñó los mosaicos para la capilla de las Benditas Almas de dicha catedral, en la que aún se están insertando mosaicos en las distintas capillas. El autor del presente artículo (Nathaniel Westlake) diseñó un mosaico del "Juicio Final" para la iglesia de la Anunciación, Chiselhurst; una figura del Beato Giacomo di Ulma para South-Kensington, y una "Epifanía" para el frontal de un altar en la Iglesia de la Asunción, en la Calle Warwick, con otras obras en otros lugares.

En Aquisgrán, el mosaico de la cúpula de Carlomagno fue restaurado, o más bien rehecho, en 1869. En Francia se han ejecutado varios mosaicos de gran excelencia, pero desafortunadamente no se ha intentado el gran estilo de los primeros siglos, tan excepcionalmente adecuado para el arte. El mosaico francés moderno parece haber sido iniciado por el Signor Bellini, uno de los mosaiquistas del Vaticano, a fines del siglo XVIII, quien se convirtió en el principal de la "manufacture royale" —una de sus producciones se encuentra en la Salle de Melpomène en el Louvre ; el diseño fue de Baron Gérard y M. Baudry Garnier, y el mosaico de Curzon Facchino. Los mosaicos en la Opera son de ejecución italiana. En 1876 se formó una escuela nacional del mosaico cuando M. Gerspach fue enviado a Roma y obtuvo, con el consentimiento del Papa, los servicios del Signor Poggesi del Vaticano. La ejecución del ábside del Panteón a partir de diseños de M. Herbert fue la obra principal que siguió, pero el diseño es moderado. aunque considerado bueno en su época. Esta escuela nacional pronto se extinguió y los mosaicos que se hicieron desde entonces han sido obra de la empresa privada. Entre ellos está el del ábside de la Madeleine y el de la gran escalinata del Louvre. M. Ravoli ha diseñado algunos mosaicos para la nueva catedral de Marsella.

Técnica

La elaboración de un cuadro de mosaico ha diferido en varios períodos y bajo varios fabricantes, y los cementos en los que se fijan las teselas han sido objeto de discusión y, en algunos ejemplos medievales, de secreto. Históricamente, ningún cemento ha realizado un mosaico permanente, ya que casi todo ejemplo antiguo no destruido está parcialmente restaurado. El siguiente relato interesante es del examen personal de los señores Schultz y Barnsley de la antigua obra de San Lucas de Stiris:

“El método de fijación del mosaico era como sigue: se extendía una capa de yeso sobre el ladrillo estructural de las superficies a cubrir; esto, como la primera capa de yeso en revestimientos de paredes ordinarios, se ponía áspera su superficie que se adhiriese una segunda capa de material más fino. Sobre la superficie de esta segunda capa, que evidentemente era de una naturaleza de fraguado muy lento, se trazaban en tono con un pincel las líneas principales de la figura o composición del mosaico y luego se presionaban contra este los cubos de mosaico, forzando la materia entre los cubos para que actuara como una llave. Nos inclinamos a pensar que, de todos modos, en el caso de las figuras individuales, los primeros cubos colocados eran la hilera doble o triple de teselas de oro que encerraban el tema. En muchos casos se ha encontrado que estas no correspondían con las líneas de las figuras trazadas, pues los espacios impares entre las líneas y el contorno final de la figura se rellenaban con más cubos dorados después de que los mosaicos de la figura se habían puesto en posición. Los fondos se formaban generalmente por teselas de oro, mientras que las figuras de los sujetos estaban compuestas por cubos de muchos colores y gradaciones de tono. Los cubos de colores principales se cortaban en láminas de vidrio de color opaco, mientras que los más claros, como los tintes de carne, etc., eran de mármol. Los mosaicos de oro se formaban de la manera habitual; después de colocar una lámina de oro sobre vidrio, se extendía una fina capa transparente sobre el mismo, y luego se recocía el conjunto hasta obtener una masa sólida. Los cubos no variaban mucho en tamaño; el promedio era de aproximadamente tres octavos de pulgada. Sin embargo, eran ligeramente más grandes en los contornos principales de las tapicerías, etc. y más pequeños en las delicadas gradaciones de la cara y las manos. La parte principal del fondo dorado se colocaba con bastante regularidad en líneas horizontales en las filas que contenían a los sujetos "( Schultz y Barnsley, "El monasterio de San Lucas en Stiris", 43).


Fuente: Westlake, Nathaniel. "Mosaics." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 584-591. New York: Robert Appleton Company, 1911. 15 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10584a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina