Papa Vigilio
De Enciclopedia Católica
El Papa Vigilio gobernó la Iglesia desde 537-55; se desconoce su fecha de nacimiento; murió en Siracusa el 7 de junio de 555. Perteneció a una distinguida familia romana; su padre Juan es llamado consul en el Liber Pontificalis (ed. Duchesne, I, 298), habiendo recibido ese título del emperador. Reparato, un hermano de Vigilio, era senador (Procopio, De bello gothico, I, 26).
Vigilio entró al servicio de la Iglesia Romana y fue ordenado diácono en 531, en cuyo año el clero romano aprobó un decreto que autorizaba al Papa a determinar la sucesión a la sede papal. Bonifacio II escogió a Vigilio como su sucesor, y lo presentó al clero reunido en San Pedro. La oposición a tal procedimiento llevó a que el siguiente año Bonifacio retirara su designación de un sucesor y quemara el decreto respecto a ello. El segundo sucesor de Bonifacio, Agapito I (535-36), nombró a Vigilio representante (apocrisiario) en Constantinopla; de este modo llegó Vigilio a la capital oriental. La emperatriz Teodora trató de ganárselo como aliado para vengar la deposición del patriarca monofisita Antimo de Constantinopla por Agapito y también para ganar ayuda en sus esfuerzos a favor de los monofisitas. Se dice que Vigilio accedió a los planes de la intrigante emperatriz, la cual le prometió la sede papal y una gran suma de dinero (700 libras de oro).
Después de la muerte de Agapito (22 abril 536), Vigilio regresó a Roma equipado con cartas de la corte imperial y con dinero. Mientras tanto, Silverio había sido hecho Papa por influencia del rey de los godos. Poco después de esto, el comandante bizantino Belisario guarneció la ciudad de Roma, que, sin embargo, fue sitiada nuevamente por los godos. Vigilio le dio a Belisario las cartas de la corte de Constantinopla que recomendaban a Vigilio para la sede papal. Falsas acusaciones ahora llevaron a Belisario a deponer a Silverio. Debido a la presión ejercida por el comandante bizantino, Vigilio fue elegido Papa en lugar de Silverio y consagrado y entronizado el 29 de marzo de 537. Vigilio logró que el injustamente depuesto Silverio fuese puesto bajo su custodia y luego lo envió exiliado a la Isla de Palmaria, donde el anciano Papa murió debido al mal trato recibido.
Después de la muerte de su predecesor Vigilio fue reconocido como Papa por todo el clero romano. Gran parte de estas acusaciones contra Vigilio parece ser exagerada, pero la forma de su elevación a la Sede de Roma no fue regular. La emperatriz Teodora, sin embargo, vio que había sido engañada, pues luego de que Vigilio logró el objeto de su ambición y, habiendo sido elegido Papa, mantuvo la misma posición que su predecesor contra los monofisitas y el depuesto Antimo. Es cierto que hay una alegada carta del Papa a los depuestos patriarcas monofisitas depuestos, Antimo, Severo y Teodosio, en la cual el Papa concurre con las opiniones de los monofisitas. Sin embargo, muchos investigadores no consideran que esta carta sea genuina, pues lleva todas las señales de ser una falsificación (cf. Duchesne en Revue des quest. histor. (1884), II, 373; Chamard, ibid., I (1885), 557; Grisar in Analecta romana, I, 55 sqq.; Savio en Civilta Catt., II (1910), 413-422]. El Papa no reinstaló a Antimo a su cargo.
No fue hasta el año 540 que Vigilio se sintió obligado a adoptar una postura con respecto al monofisismo, lo que hizo en dos cartas enviadas a Constantinopla: una iba dirigida al emperador Justiniano, la otra, al patriarca Menas. En ambas cartas, el Papa apoya positivamente los concilios de Éfeso y Calcedonia, también las decisiones de su predecesor León I, y aprueba en todos los aspectos la deposición del patriarca Antimo. Se han conservado varias otras cartas escritas por el Papa en los primeros años de su pontificado que brindan información sobre su interposición en los asuntos eclesiásticos de varios países. El 6 de marzo de 538, le escribió al obispo Cesáreo de Arles sobre la penitencia del rey austrasiano Teodoberto debido a su matrimonio con la viuda de su hermano. El 29 de junio de 538 se envió una decretal al obispo Profuturo de Braga que contenía decisiones sobre varias cuestiones de disciplina eclesiástica. El obispo Auxanio y su sucesor, Aureliano de Arles, entraron en comunicación con el Papa respecto a la concesión del palio como una marca de la dignidad y los poderes de un legado papal para la Galia; el Papa envió cartas adecuadas a los dos obispos.
Mientras tanto, se habían desarrollado nuevas dificultades dogmáticas en Constantinopla que habrían de darle al Papa muchas horas de amargura. En 543 el emperador Justiniano emitió un decreto que condenaba las diversas herejías de Orígenes; este decreto fue enviado para su firma tanto a los patriarcas orientales como a Vigilio (Vea ORÍGENES Y ORIGENISMO). Para alejar los pensamientos de Justiniano sobre el origenismo, Teodoro Asquidas, obispo de Cesarea en Capadocia, llamó su atención sobre el hecho de que la condena de varios representantes de la escuela antioquena, que habían defendido el nestorianismo, facilitaría mucho la unión con los monofisitas. El emperador, que insistía en ganarse a los monofisitas, estuvo de acuerdo con esto, y en 543 o 44 emitió un nuevo edicto que condenaba los Tres Capítulos (Vea CONCILIOS DE CONSTANTINOPLA y TRES CAPÍTULOS). Los obispos y patriarcas orientales firmaron la condena de estos Tres Capítulos.
Sin embargo, en Europa occidental consideraron el procedimiento injustificado y peligroso, pues temían que menoscabara la importancia del Concilio de Calcedonia. Cuando Vigilio se negó a reconocer el edicto imperial, Justiniano lo llamó a Constantinopla para resolver el asunto allí mediante un sínodo. Según el Liber Pontificalis, el 20 de noviembre, mientras el Papa celebraba la fiesta de Santa Cecilia en la Iglesia de Santa Cecilia en Trastevere, y antes de que el servicio hubiese finalizado, el oficial imperial Antimo le ordenó salir de inmediato en un viaje hacia Constantinopla. Enseguida fue llevado a un barco que aguardaba en el Tíber, para ser llevado a la capital oriental, mientras que parte del populacho maldecía al Papa y le lanzaban piedras al barco. Los godos, bajo el mandato de Totila, sitiaban a Roma y los habitantes cayeron en la mayor de las miserias. Vigilio envió barcos con granos a Roma, pero estos fueron capturados por el enemigo. Si la historia relatada por el Liber Pontificalis es esencialmente correcta, el Papa probablemente salió de Roma el 22 de noviembre de 545. Permaneció largo tiempo en Sicilia y llegó a Constantinopla cerca del final del 546 o enero de 547.
Vigilio trató de persuadir al emperador para que enviara ayuda a los habitantes de Roma e Italia, que estaban tan presionados por los godos. Sin embargo, el principal interés de Justiniano estaba en el asunto de los Tres Capítulos, y como Vigilio no estaba listo para hacer concesiones sobre este punto y vacilaba con frecuencia en sus medidas, tuvo que sufrir mucho. El cambio en su posición se explica por el hecho de que la condena de los escritos mencionados era esencialmente justificable, pero parecía inoportuna y conduciría a controversias desastrosas con Europa occidental. Finalmente, en una carta del 8 de diciembre de 553 al patriarca Eutiquio, Vigilio reconoció las decisiones del Sínodo de Constantinopla y declaró su juicio en detalle en una constitución del 26 de febrero de 554. Así, al final de una penosa residencia de ocho años en Constantinopla, el Papa pudo, después de llegar a un acuerdo con el emperador, comenzar su regreso a Roma en la primavera de 555. Durante el viaje, murió en Siracusa. Su cuerpo fue llevado a Roma y enterrado en la Basílica de Silvestre sobre la Catacumba de Priscila en la Via Salaria.
Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Pope Vigilius." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15, págs. 427-428. New York: Robert Appleton Company, 1912. 24 dic. 2019 <http://www.newadvent.org/cathen/15427b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina