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Lunes, 30 de diciembre de 2024

Hermas

De Enciclopedia Católica

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Introducción

Autor (de los siglos I ó II) del libro llamado “El Pastor” (Poimen, pastor), obra que tuvo gran autoridad en tiempos antiguos y era categorizada con la Sagrada Escritura. Eusebio nos dice que se leía públicamente en las iglesias y que mientras unos negaban que fuera canónica, otros “la consideraban muy necesaria”. San Atanasio habla de ella, junto con el Didache, en conexión con los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento, como no canónicos pero recomendados por los antiguos para la lectura a los catecúmenos. En otra parte lo llama libro muy provechoso. Rufino dice que los antiguos querían que se leyera, pero no que se usara como autoridad para la [fe]]. Se encuentra con la Epístola de Bernabé al final del Nuevo Testamento en la gran Biblia Sinaítica Álef (siglo IV) y entre los Hechos de los Apóstoles y los Hechos de San Pablo en la lista estequiométrica del Códice Claromontano.

Según esta evidencia conflictiva, encontramos dos líneas de opinión entre los primeros Padres: San Ireneo y Tertuliano (en sus días católicos) citan al “Pastor” como Escritura; Clemente de Alejandría lo cita constantemente con reverencia y también lo hace Orígenes, quien sostenía que el autor fue el Hermas mencionado por San Pablo en Romanos 16,14. Afirma que la obra le parece muy útil y divinamente inspirada; aún así se disculpa repetidamente cuando tiene la ocasión de citarla sobre la base de que “mucha gente la desprecia”. Tertuliano, cuando era montanista, implica que el Papa San Calixto la había citado como autoridad (aunque evidentemente no como Escritura), pues replica: “Admitiría vuestro argumento, si el escrito del Pastor hubiera merecido ser incluido en el Instrumento Divino y si no fuera juzgado por todos los concilios de las Iglesias, hasta por las vuestras propias, entre los apócrifos y falsos”. Y dice de nuevo que la Epístola de Bernabé es “más recibida entre las iglesias que ese apócrifo Pastor”. (De pudic, 10 y 20). Sin duda Tertuliano tenía razón en que el libro se había excluido en Roma de la Biblia Instrumentum, pero exagera al referirse a “todos los concilios” y a un rechazo total, pues la enseñanza del Pastor estaba en contradicción directa con sus propias rígidas ideas sobre la penitencia. Su uso anterior se compara con los Hechos de Santas Perpetua y Felicitas, antes del final del siglo II, pero no hay rastros de él en San Cipriano de Cartago por lo que parecería que se había dejado de usar en África durante las primeras décadas del siglo III. Poco después es citado por el autor del tracto pseudo-cipríanico “Adv. aleatores" como “Escritura divina” pero en los días de San Jerónimo “era casi desconocido para los latinos”. Curiosamente dejó de estar de moda en Oriente, de manera que los manuscritos griegos son sólo dos, mientras que en Occidente llegó a ser mejor conocido y fue copiado frecuentemente en la Edad Media.

Contenido

El libro consiste de cinco visiones, doce mandatos o mandamientos y diez similitudes o parábolas. Comienza abruptamente en primera persona: “La que me crió me vendió a una tal Roda, que estaba en Roma. Después de muchos años me la encontré de nuevo y comencé a amarla como a una hermana”. De camino a Cuma, Hermas tuvo una visión de Roda, quien estaba presumiblemente muerta. Le dijo que ella era su acusadora en el cielo, por culpa de un pensamiento impuro que tuvo una vez hacia ella, aunque solo de pasada. El tenía que orar pidiendo perdón para sí mismo y para toda su casa. Fue consolado por una visión de la Iglesia en forma de una mujer anciana, débil y desamparada por los pecados de los fieles, que le dice que haga penitencia y que corrija los pecados de sus hijos. Después él la ve rejuveneciendo por la penitencia, aunque arrugada y con pelo blanco; luego de nuevo, bastante joven pero todavía con canas---es la iglesia de los perdonados. Por fin se muestra tan gloriosa como una novia---es la iglesia del fin de los tiempos.

En la segunda visión ella le da a Hermas un libro, que después recupera para seguir escribiendo en él. Él debe entregar este libro a los presbíteros que lo leerán al pueblo. Otra copia es para el "Grapte", que se lo comunicará a las viudas y una tercera copia la enviará Clemente a las iglesias extranjeras “porque este es su oficio”. Vemos aquí la constitución de la Iglesia Romana: los presbíteros gobernando las diferentes parroquias; Grapte (sin duda una [[diaconisa) que está relacionada con las viudas; Clemente, el Papa, que es el medio de comunicación entre Roma y el resto de la Iglesia en el siglo II, nos es bien conocido por otras fuentes.

La quinta visión, que tiene lugar veinte días después de la cuarta, introduce el “Ángel del arrepentimiento” disfrazado de pastor, del que toda la obra toma el nombre. Entrega a Hermas una serie de preceptos (mandata, entolai) respecto a la creencia en un solo Dios, sencillez, veracidad, castidad, largos sufrimientos, fe, miedo, continencia, confianza, alegría, humildad, buenos deseos. Todo ello forma un interesante desarrollo de la ética de los primeros cristianos. El único punto que necesita una mención especial es la afirmación de que el marido tiene la obligación de volver a recibir a su esposa adúltera si se ha arrepentido. El undécimo mandato, sobre la humildad, trata de los falsos profetas que desean ocupar los primeros asientos (es decir, entre los presbíteros). Es posible que esta sea una referencia a Marción que llegó a Roma hacia el 142-4 y deseaba ser admitido entre los sacerdotes (y quizás hasta llegar a ser Papa).

Después de los “mandata” venían diez similitudes (parabolai) en forma de visiones, que son explicadas por el ángel. La más larga de ellas (IX) es una elaboración de la parábola de la construcción de una torre, que había sido el tema de la tercera visión. La torre es la Iglesia y las piedras con las que está construida son los fieles. Pero en la visión III parecía como si sólo los santos fuesen parte de la Iglesia; en la similitud IX se señala claramente que están incluidos todos los bautizados, aunque pueden ser expulsados por sus pecados graves y pueden ser readmitidos por la penitencia.

Todo el libro muestra interés por las virtudes cristianas y su ejercicio. Es una obra ética, no teológica. La intención, sobre todo, es predicar el arrepentimiento. A los cristianos se les da una sola ocasión de restauración después de la caída, y se habla de esta ocasión como de algo nuevo, que no ha sido claramente publicado antes. El escritor se siente dolido por los pecados de los fieles y está sinceramente deseoso de su conversión y vuelta a las buenas obras. Como laico, Hermas evita el dogma y cuando entra incidentalmente, es de forma vaga o incorrecta. Se ha pensado, con alguna razón, que no distingue al Hijo del Espíritu Santo o que afirmaba que el Espíritu Santo se convertía en el Hijo por su encarnación. Pero sus palabras no son claras y sus ideas sobre el tema pueden haber sido más bien misteriosas y confusas que definitivamente erróneas.

Autoría y Fecha

No es fácil decidir si el escritor nos ha dado un fragmento genuino de su autobiografía y una narración verdadera de visiones que vio o imaginó ver, o si todo la obra es una ficción tanto en la forma como en la composición. La variedad de evidencia disponible sugiere tres fechas.. La referencia a San Clemente como Papa daría la fecha 89 - 99 al menos para las dos primeras visiones. Por otra parte, si el escritor se identifica con el Hermas mencionado por San Pablo, es probable una fecha más temprana, a no ser que la escribiera siendo ya anciano. Pero tres antiguos testigos, uno de los cuales dice ser contemporáneo, declaran que Hermas era hermano del Papa San Pío I, que no fue anterior a 140-55. Estos tres testigos son: (a) el Canon Muratorio, (b) el catálogo liberiano de los Papas, una porción del cual data desde el 235 (¿San Hipólito?) y (c) el poema de Pseudo –Tertuliano contra Marción, del siglo III ó IV.

  • (a)"Pastorem uero nuperrime temporibus nostris in urbe Roma Herma conscripsit, sedente cathedra urbis Romae ecclesiae Pio episcopo fratre ejus. Et ideo legi eum quidem oportet, se publicare uero in ecclesia populo neque inter prophetas completos numero, neque inter apostolos in fine temporum, potest"---“y muy recientemente, en nuestro propio tiempo, en la ciudad de Roma, Hermas escribió (el Pastor), cuando su hermano el obispo Pío ocupaba la sede de la Iglesia de Roma. Y por lo tanto ese (libro) debe ser leído cuidadosamente, pero no se puede leer públicamente al pueblo reunido en la Iglesia ni entre los Profetas, cuyo número está completo, ni entre los Apóstoles (que vinieron) al final de los tiempos.
  • (b)"Sub hujus [Pii] episcopatu frater ejus Ermes librum scripsit, in quo mandatum continetur quae [quod] praecepit ei angelus, cum venit ad illum in habitu Pastoris" – Durante el episcopado de Pío su hermano Hermas escribió un libro que contiene los preceptos que le entregó el ángel que se le apareció en forma de pastor.
  • (c) "Post hunc deinde Pius, Hermas cui germine frater angelicus Pastor, quia tradita verba locutus." – A continuación de él, Pío, a cuyo hermano en la carne, Hermas, el pastor angélico habló las palabras que le fueron dadas”.

Las tres autoridades están citando probablemente el mismo catálogo papal (¿de San Hegesipo?) Como (c) cita algunos detalles de esta lista que están ausentes en (b) parecería que es independiente de (b); (a) ha añadido la inferencia de que el “Pastor” puede ser leído públicamente, siempre que no se le cuente entre los catorce profetas ni entre los escritos apostólicos. La afirmación de que Hermas escribió durante el pontificado de su hermano puede muy bien de forma similar ser una inferencia del hecho de que estaba en una lista de Papas, contra el nombre de Pío, que el escritor encontró la información de que Hermas era hermano del Papa. Debió haber sido un hermano mayor del Papa, quien era ya anciano probablemente en el año 140. De ahí que sea muy posible que Hermas tuviera más de treinta cuando murió Clemente, en tiempo de su primera y segunda visión. Pero de que sea posible, no se sigue que sea probable.

Críticos más antiguos atribuyen unánimemente la autoría al Hermas de Romanos 16,14---Belarmino, Cave, Le Nourry, Rémi Ceillier, Lardner etc., con Cesare Baronio que extrañamente pensó que el mismo Hermas pudo haber sido hermano de Pío I. A mediados del siglo XVIII Mosheim y Schroeck prefirieron el testimonio del Canon Muratoro, publicado en 1740; pero Andrea Gallandi y Gottfried Lumper se adhirieron al punto de vista anterior. Zahn en una obra anterior (1868) se apoyó en las referencias a San Clemente e imaginó a un Hermas, ni conocido de San Pablo ni hermano de San Pío, pero que escribió en la última década del siglo I. Le siguieron Peters y Caspari. Pero Hefele había estado enseñando que no podemos rehusar el testimonio contemporáneo del Fragmento Muratorio y esta postura ha prevalecido al fin entre los eruditos siendo ahora universalmente aceptada.

Queda la pregunta de cómo podemos explicar la mención de San Clemente. Se ha sugerido, como hemos dicho antes, que Hermas pudo ser mayor que su hermano Pío. Pero Harnack, sosteniendo que el monoepiscopado era desconocido en Roma hasta Aniceto, el sucesor de Pío, no tiene dificultades en mantener que Clemente vivió realmente hasta el principio del siglo II y que ese Pío era el más prominente entre los presbíteros de Roma incluso antes del 140. Por consiguiente, data parte de la visión II, el núcleo del todo, antes de 110, y la redacción final no antes de 135 y no más tarde de 145. De hecho es verdad que el libro en sí mismo describe las varias partes como escritas sucesivamente y el proceso puede muy bien haber tomado tres o cuatro años pero difícilmente una década o dos. Quizás el punto de vista más probable sea que los datos históricos del libro son ficción y el autor fue realmente el hermano del papa Pío y escribió durante el pontificado de su hermano. Los males de la Iglesia de su tiempo que describe no son imposibles en el primer siglo, pero encajan mejor en el segundo. Hay una posible referencia a la visita de Marción a Roma alrededor del 142 y hay una probable referencia a las teorías gnósticas en Simil. VIII-IX. El escritor quiso que se pensara que pertenecía a la generación precedente – de ahí el nombre de Clemente, el más famoso de los primeros Papas, en vez del nombre de Pío.

Ni siquiera podemos estar seguros de que el nombre del escritor sea Hermas. Es un nombre apropiado para un esclavo, una abreviación de Hermógenes, Hermodorous o algo parecido. El Dr. Rendel Harris ha señalado en un ensayo interesante que donde Hermas describe doce montañas en la Arcadia (Simil. IX, 1), la descripción de esa localidad está tomada de Pausanias. El Dr. Armitage Robinson pensó que debemos incluso suponer que Hermas conoció el lugar por sí mimo y fue criado en la Arcadia. Pero todo esto no es concluyente, aunque plausible. Como ha mostrado Baumgartner, la unidad de estilo y materia refutan suficientemente la noción de De Champagny (seguido por [[Prosper Louis Pascal Guéranger|Dom Gueranger) de que el “pastor” está hecho de dos obras, una (Vis. I-IV) por el discípulo de San Pablo, y el resto por el hermano del papa Pío. Lo mismo ha de decirse de la opinión de Hilgenfeld de que tenemos ante nosotros la fusión de obras de tres autores. Spitta ha traído al estudio patrístico el método que ha aplicado al los Hechos de los Apóstoles y al Apocalipsis y encuentra en Hermas una ampliación cristiana de un escrito judío, como Voelter había dicho del Apocalipsis. Es natural que Voelter aprobara esta teoría, pero Spitta no ha sido seguido por los eruditos en patrística. Anteriormente Haussleiter le atribuyó sólo la Vis. V - Simil. X al hermano de Pío y respecto a Vis. I-IV como una adición hecha al final del siglo II para recomendar el libro como obra de Hermas, discípulo de San Pablo. Pero tal personaje ni siquiera se menciona.

Sólo hay una cita directa en el “Pastor” y es del libro apócrifo "Eldad y Modat que profetizaron al pueblo en el desierto” y la cita es aparentemente irónica. Pero hay muchas citas indirectas del Antiguo Tesamento. Según Swete, Hermas nunca cita a los Setenta pero usa una versión de Daniel parecida a la de Teodoción. Muestra conocimiento de alguno de los Evangelios Sinópticos y puesto que usa el de San Juan, es probable que conociera los tres. Parece que utiliza Efesios y alguna otra Epístola, incluyendo quizás 1 Pedro y Hebreos, pero el libro que más frecuentemente usa es la Epístola de Santiago y el Apocalipsis. Su tema es bastante aburrido para los modernos y la simplicidad de sus maneras ha sido caracterizada de infantil. Pero la admiración de Orígenes no se le dio a un libro sin profundidad o sin valor y, aun con respecto a su estilo, Westcott tiene razones para decir ("Sobre el Canon", pt. I, ch. II): “La belleza del lenguaje y concepción en muchas partes nunca ha sido suficientemente apreciada. Gran parte de él puede compararse con el “Progreso del Peregrino” con lo que no se puede alabar más a un libro de esta clase.” Hay, en realidad, algunos parecidos entre la intensidad y forma directa del antiguo católico romano y la del puritano perseguido, aunque estén tan en las antípodas la antítesis entre el individualismo de uno y la concepción de una Iglesia Universal que domina el pensamiento completo del otro.

El “Pastor” se imprimió por primera vez en latín por Faber Stapulensis (Jacques Lefevre d'Etaples) en el "Liber trium virorum et trium spiritualium virginum" (Paris, 1513). Una edición mejor es la de Fell (Oxford, 1685), y especialmente la de Hilgenfeld (Leipzig, 1873), y von Gebhardt (Leipzig, 1877). Esta versión, que aparece en muchos manuscritos y ha sido frecuentemente reeditada en las ediciones de los Padres Apostólicos, es conocida como la Vulgata, que ciertamente era conocida por el autor de "Adversus aleatores" (siglos III ó IV), y posiblemente por Tertuliano y la traducción se hizo posiblemente en el siglo II. Hay otra versión en el manuscrito sencillo (Vat. Palat. 150, saec. XIV), y ha sido impresa por Dressel "Patres Apost." (Leipzig, 1857 y 1863), y von Gebhardt y Harnack ("Patres Apost.", Leipzig, 1877). Es del siglo V, según Harnack y el traductor ha utilizado la versión de la Vulgata como ayuda. Los intentos de Haussleiter por demostrar que la Palatina es la más antigua son rechazados por Harnack y Funk. Una versión etiópe fue descubierta en 1847 por d’Abaddie; desafortunadamente tiene algunas lagunas y omisiones accidentales. Parece haber sido compuesta en el año 543. El original griego se conoció por primera vez por un manuscrito del siglo XIV en Monte Athos. El bien conocido falsificador Simónides robó cuatro de las hojas y copió el resto. Pero le vendió a la Biblioteca de la Universidad del Leipzig una versión griega que había compuesto él mismo. Rudolf Anger la publicó en 1856 con un prefacio e índice de Dindorf. El fraude fue descubierto muy pronto. Las cuatro hojas y la copia de Simónides fueron conseguidas por la Biblioteca y la lectura verdadera fue publicada por Anger en el "Leipziger Repertorium der deutschen und auslaendischen Literatur", III (1856), 138. Desde entonces las seis hojas que permanecen en Monte Athos han sido cotejadas por Armitage Robinson. El Códice Sinaítico descubierto por Tischendorf y publicado por él en 1862, contiene el “Pastor” pero en ambos manuscritos falta el final. Dos fragmentos del libro encontrados en una hija de papiro de Fayoum, están ahora en Berlín.

Bibliografía

Sobre el manuscrito de la Vulgata, vea HARNACK, Gesch., I, 51; DELEHAYE en Bull. crit., 1894, p.14; EHRHARD, Altchristl. Litteratur, 104. El Manuscrito Palatino ha sido cuidadosamente cotejado por FUNK en Zeitschr. fuer die oesterreich. Gymn., XXXVI (1885), 245. Sobre la fecha y estilo de la version palatine, vea HAUSSLEITER, De versionibus Pastoris Hermae latinis (Erlangen, 1884); IDEM en Z. fuer wiss. Theol., XXXVI (1883), 345. Para la versión etíope, vea D'ALBADIE y DILLMAN, Hermae Pastor, con traducción al latín, en Abhandlungen fuer die Kunde des Morgenlandes, II (Leipzig, 1860), 1. El verdadero texto griego apareció por primera vez en DRESSEL, Patres Apostolici (Leipzig, 1857 y 1863), y ha sido publicado frecuentemente en colecciones similares como la de HILGENFELD (1866 y 1881), GEBHARDT, y HARNACK (1877); LIGHTFOOT y HARMER con traducción al inglés (1891), FUNK (1901). Sobre el MS Athos, vea LAMBROS y ROBINSON, Una Colación del Códice Athos del Pastor (Cambridge, 1888); HILGENFELD en Z. Weiss. Theol., XXXII (1889), 94. El Papiro de Berlín se da en facsimile en WILCKEN, Tafeln zur aelteren griechischen Palaeogr. (Leipzig, 1891); se halla una cita en papiro en GRENFELL y HUNT, The Oxyrhynchus papyri, I (Londres, 1898), 8. Para ambos papiros vea DIELS y HARNACK en Sitzungsber. der K. preussischen Akad. der Wiss. (Berlin, 1891), p. 427, y EHRHARD en Theolog. Quartalschrift, LXXIV (1892), 294.

La literatura que trata sobre Hermas es muy amplia, y aquí sólo se menciona una selección. La mejor introducción y notas, en latín, son de FUNK, Patres Appostolici, I (Tuebingen, 1901). Un excelente relato resumido por BARDENHEWER, Gesch. der altkirchl. Litt., I (Freiburg im Br., 1902), 557-578; vea también HARNACK, Gesch. der altchr. Litt., I, 49, y Chronol., I, 257; KRUGER (quien sitúa el libro cerca del año 100), Gesch. der altchr. Litt. (1895), 29; ZAHN, Der Hirt des Hermas untersucht (Gotha, 1868); IDEM, Gesch. des N.T. Kanons, I (1888), 326; NIRSCHL, Der Hirt des Hermas (Passau, 1879); BRUELL, Der H. des H. (Freiburg im Br., 1882); RENDEL HARRIS, Hermas in Arcadia en Revista de la Sociedad de Exégesis y Literatura Bíblica (1887, y reimpresa, Cambridge, 1888). Sobre el uso del Nuevo Testamento por Hermas vea las obras de WESTCOTT, ZAHN, GREGORY, etc. sobre el Canon; y C. TAYLOR, El testigo de Hermas a los cuatro Evangelios (Londres, 1892); IDEM, Hermas y el Cebes (un intento de demostrar que Hermas usó el pinakes del filósofo estoico Cebes) en Revista de Filosofía, XXVIII (1900), 276. Sobre la autoría múltiple DE CHAMPAGNY. Les Antonins, I (Paris, 1863); SPITTA, Zur Gesch. und Litt. des Urchristentums, II (Goettingen, 1896); VOELTER, Die Visionen des Hermas, die Sibylle, und Klemens von Rom (Berlín, 1900). Para la unidad, LINK, Die Einheit des Hermasbuches (Freiburg im Br., 1889); FUNK en Theol. Quartalschr., LXXXI (1899), 321; STAHL, Patrische Untersuchungen (Berlín, 1901), da la fecha como 165-70, luego de la aparición del Montanismo; REVILLE, La valeur du temoignage historique du Pasteur d'Hermas (Paris, 1900). Sobre la teología del pastor, LINK, Christi Person und Werk im Hirten des Hermas (Marburg, 1886); BENIGNI en Bessarione, VI (1899); HEURTIER, Le dogme de la Trinite dans l'epitre de S. Clem. et le Pateur d'H. (Lyons, 1900). Further bibliography in RICHARDSON, Synopsis; CHEVALIER, Repertoire, and BARDENHEWER, loc. cit.


Fuente: Chapman, John. "Hermas." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07268b.htm>.

Traducido por Pedro Royo.