Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Lunes, 25 de noviembre de 2024

San Gregorio de Nisa

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Su vida

Se desconoce la fecha de su nacimiento; murió después de 385 ó 386. Pertenece al grupo conocido como los "Padres de Capadocia", un título que revela a la vez su lugar de nacimiento en Asia Menor y sus características intelectuales. Gregorio nació de una familia profundamente religiosa, no muy rica en bienes materiales, a cuyas circunstancias, probablemente le debió la piadosa educación de su juventud. (N. de la T.: Su abuela fue Santa Macrina la Mayor). Su madre Emelia era hija de un mártir; dos de sus hermanos, Basilio de Cesarea y San Pedro de Sebaste, llegaron a ser obispos, como él; su hermana mayor, Macrina, fue un modelo de piedad y es honrada como santa. Otro hermano, Naucracio, un abogado, se inclinaba a la vida de ascetismo, pero murió demasiado joven para ejecutar sus deseos. Una carta de Gregorio a su hermano menor, Pedro, muestra los sentimientos de profunda gratitud que ambos sentían por su hermano mayor, Basilio, a quien Gregorio llama "nuestro padre y nuestro maestro".

Probablemente, por lo tanto, la diferencia en años entre ellos fue tal que le permitió a Basilio supervisar la educación de sus hermanos menores. La formación de Basilio fue un antídoto a las lecciones de las escuelas paganas, en donde, como sabemos por una carta de San Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa pasó algún tiempo, muy probablemente en su primera juventud, pues es cierto que, siendo aún muy joven, ejerció el oficio eclesiástico de rector. Parecería que su familia se esforzó por dirigir sus pensamientos hacia la Iglesia, ya que cuando el joven eligió una carrera secular y comenzó el estudio de la retórica, Basilio trató de persuadirlo extensamente y con ahínco; y cuando hubo fracasado hizo un llamado a los amigos de Gregorio para que influyeran en él contra esa vocación secular objetable. Todo fue en vano y, además, parece que el joven se casó. Existe una carta dirigida a él por Gregorio Nacianceno dándole el pésame por la pérdida de una tal Teosebeia, quien debió haber sido su esposa, y con la que continuó viviendo, como con una hermana, incluso después de que llegó a ser obispo. Esto es también evidente por su tratado "De virginitate".

Algunos piensan que Gregorio pasó algún tiempo en retiro antes de su consagración como obispo, pero no tenemos prueba de ello. Sus cartas existentes no hacen mención de tal retiro del mundo; ni estamos mejor informados de las circunstancias de su elección a la sede de Nisa, una pequeña ciudad a orillas del Halys, a lo largo de la carretera entre Cesarea y Ancira. Según Gregorio Nacianceno fue Basilio quien realizó la consagración episcopal de su hermano, antes de él mismo haber tomado posesión de la sede de Sásima; lo que situaría el comienzo del episcopado de Gregorio de Nisa alrededor de 371. ¿Fue este cambio brusco en la carrera de Gregorio el resultado de una vocación repentina? San Basilio nos dice que fue necesario vencer la repugnancia de su hermano, antes que él aceptase el cargo de obispo. Pero esto no nos sirve como respuesta, ya que el cargo de obispo en esa época estaba plagado de muchos peligros. Además, en el siglo IV, e incluso después, no era raro expresar disgusto por el honor episcopal, y huir ante la perspectiva de la elección. Sin embargo, por lo general se descubría y se traía de vuelta a los fugitivos, y se realizaba la consagración cuando una muestra de resistencia había salvado la humildad del candidato. No sabemos si ese fue el caso de Gregorio, o si realmente sentía su propia incapacidad. En cualquier caso, San Basilio parece haber lamentado en ocasiones la compulsión hecha a su hermano, ahora distanciado de su influencia; en sus cartas se queja de la injerencia ingenua y torpe de Gregorio en sus (de Basilio) negocios. Para Basilio el sínodo convocado en 372 por Gregorio en Ancira parecía la ruina de su propio trabajo. En 375 Gregorio le parecía decididamente incapaz de gobernar una Iglesia. Al mismo tiempo, no tenía más que débiles elogios por el celo por las almas de Gregorio.

Al llegar a su sede Gregorio tuvo que enfrentar grandes dificultades. Su elevación súbita puede haber vuelto en su contra a algunos que habían estado esperando por ese mismo puesto. Al parecer, uno de los cortesanos del emperador Valente había solicitado la sede para sí o uno de sus amigos. Cuando Demóstenes, gobernador del Ponto, convocó una asamblea de obispos de Oriente, un cierto Filócares, en una de sus sesiones, acusó a Gregorio de malgastar propiedad eclesiástica, y de irregularidades en su elección para el episcopado, tras lo cual Demóstenes ordenó que el obispo de Nisa fuese arrestado y llevado ante él. Gregory en un primer momento se dejó llevar por sus captores, luego se desalentó y se desanimó por el tratamiento frío y brutal que recibió, aprovechó una oportunidad de escapar y llegó a un lugar seguro. Un sínodo de Nisa (376) lo depuso, y se vio obligado a vagar de ciudad en ciudad, hasta la muerte de Valente en 378. El nuevo emperador, Graciano, publicó un edicto de tolerancia, y Gregorio regresó a su sede, donde fue recibido con alegría.

Pocos meses después de esto (enero de 379) murió su hermano Basilio; tras lo cual comenzó una época de actividad para Gregorio. En el año 379 asistió al Concilio de Antioquía, que había sido convocado debido al cisma meleciano. Poco después de esto, se supone, que visitó Palestina. Hay razones para creer que fue enviado oficialmente a poner remedio a los desórdenes de la Iglesia de Arabia; pero, posiblemente, su viaje no se realizó hasta después del Concilio de Constantinopla de 381, convocado por el emperador Teodosio I por el bienestar de la religión en esa ciudad. Afirmó la fe de Nicea, y trató de poner fin al arrianismo y pneumatismo en Oriente. Este consejo no se consideró como importante al momento; incluso los presentes rara vez se refieren a él en sus escritos. Gregorio mismo, a pesar de que asistió al concilio, lo menciona que sólo casualmente en su oración fúnebre sobre Melecio de Antioquía, que murió en el transcurso de esta asamblea.

Un edicto de Teodosio (30 de julio de 381; Cod. Theod., LXVI, tit. I., L. 3) creaba ciertas sedes episcopales como centros de comunión católica en Oriente, y Heladio de Cesarea, Gregorio de Nisa y Otreio de Melitene fueron elegidos para ocuparlas. En Constantinopla Gregorio dio evidencia en dos ocasiones de su talento como orador; pronunció el discurso en la entronización de San Gregorio Nacianceno, también la antedicha oración por Melecio de Antioquía. Es muy probable que Gregorio estuvo presente en otro Concilio de Constantinopla en 383; su "Oratio de deitate Filii et Spiritus Sancti" parece confirmar esto. En el año 385 ó 386 predicó el sermón fúnebre sobre la princesa imperial Pulqueria, y poco después sobre la emperatriz Flacila. Un poco más tarde lo encontramos nuevamente en Constantinopla, en cuya ocasión se buscó su consejo para la represión de los desórdenes eclesiásticos en Arabia; luego desaparece de la historia, y probablemente no sobrevivió mucho tiempo este viaje. De lo anterior se verá que su vida es poco conocida para nosotros. Es difícil definir claramente su personalidad, mientras que sus escritos contienen demasiados vuelos de la elocuencia para permitir el juicio final sobre su verdadero carácter.

Obras

Exegéticas

La mayoría de sus escritos tratan sobre las Sagradas Escrituras. Fue un ardiente admirador de Orígenes, y aplicó constantemente los principios de hermenéutica de este último. Gregorio estuvo siempre en busca de interpretaciones alegóricas y significados místicos escondidos bajo el sentido literal de los textos. Sin embargo, por regla general, los “grandes capadocios” trataron de eliminar esta tendencia. Su "Tratado sobre la Obra de los Seis Días" sigue al Hexameron de San Basilio. Otra obra, "Sobre la creación del hombre", trata sobre la obra del Sexto Día, y contiene algunos curiosos detalles anatómicos; fue traducida al latín por Dionisio el Exiguo. Su relato de Moisés como legislador ofrece mucha alegoría sutil, y lo mismo cabe decir de su "Explicación de los títulos de los Salmos". En un breve tratado sobre la bruja de Endor dice que la mujer no vio a Samuel, sino sólo a un demonio, que asumió la figura del profeta. Además de una homilía sobre el Salmo 6, escribió ocho homilías sobre el Eclesiastés, en la que enseñó que el alma debe elevarse por encima de los sentidos, y que la verdadera paz sólo puede hallarse en el desprecio de la grandeza mundana. Él es también el autor de quince homilías sobre el Cantar de los Cantares (la unión del alma con su Creador), cinco homilías muy elocuentes sobre la Oración del Señor y ocho homilías altamente retóricas sobre las bienaventuranzas.

Teológicas

En teología Gregorio se muestra más original y más a gusto. Sin embargo, su originalidad es puramente de forma, ya que añadió pocas novedades. Su dicción, sin embargo, ofrece muchas alusiones bien expresadas y agradables, probablemente sugeridas por su mente inclinada al misticismo. Él emprendió estos arduos estudios tarde en su vida, por lo que siguió paso a paso la enseñanza de San Basilio y de San Gregorio Nacianceno. Como ellos, defiende la unidad de la naturaleza divina y la [[Santísima Trinidad | Trinidad de Personas; donde él pierde la orientación de ellos, nuestra confianza en él tiende a disminuir. En su enseñanza sobre la Eucaristía aparece realmente original; sin embargo, su doctrina cristológica, sin embargo, se basa completamente en Orígenes y San Atanasio.

El más importante de sus escritos teológicos es su gran "Catequesis" u "Oratio Catechetica", una defensa argumentativa de la doctrina católica, en cuarenta capítulos, contra los judíos, paganos y herejes. La más extensa de sus obras existentes es su refutación de Eunomio en doce libros, una defensa de San Basilio contra ese hereje, y también del Credo de Nicea contra el arrianismo; esta obra es de capital importancia en la historia de la controversia arriana. También escribió dos obras contra Apolinar de Laodicea, en refutación de las falsas doctrinas de ese escritor, a saber, que el cuerpo de Cristo descendió del cielo, y que en Cristo la Palabra Divina actuó como el alma racional. (Vea apolinarismo). Entre las obras de Gregorio están ciertos "Opuscula" sobre la Trinidad dirigida a Ablabio, el tribuno Simplicio y a Eustatio de Sebaste. Escribió también contra Arrio y Sabelio, y contra los macedonios, quienes negaban la divinidad del Espíritu Santo; esta última obra no pudo terminarla. En la "De anima et resurrectione" tenemos un diálogo entre Gregorio y su hermana fallecida, Macrina, el cual trata sobre la muerte, la resurrección y nuestro fin último. Defiende la libertad humana contra el fatalismo de los astrólogos en una obra "Sobre el Destino"; y, en su tratado, "Sobre la Infancia", dedicado a Hieros, prefecto de Capadocia, se dedicó a explicar por qué la Providencia permite la muerte prematura de los niños.

Ascéticas

También escribió sobre la vida y la conducta cristiana, por ejemplo, "Sobre el significado del nombre o profesión cristiana", dirigida a Harmonio, y "Sobre la perfección y qué clase de hombre el cristiano debe ser", dedicada al monje Olimpio. Para los monjes, escribió una obra sobre el propósito divino en la creación. Su admirable libro "Sobre la virginidad", escrito alrededor de 370, fue compuesta para fortalecer en todos los que lo leyeron el deseo de una vida de virtud perfecta.

Sermones y homilías

Gregorio escribió también muchos sermones y homilías, algunas de los cuales ya hemos mencionado; otros de importancia son su panegírico sobre San Basilio, y sus sermones sobre la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo.

Correspondencia

Algunas de sus cartas (veintiséis) han sobrevivido, dos de ellas ofrecen un interés especial debido a la gravedad de sus críticas sobre las peregrinaciones contemporáneas a Jerusalén.

Para una discusión de su peculiar doctrina sobre la restauración general (apocatástasis) al favor divino de todas las criaturas pecaminosas al final de los tiempos, es decir, del carácter temporal de las penas del infierno, vea Bardenhewer, tr. Shahan, "Patrología" (St. Louis, 1908), 302-4, y Michaud ", Revue Internationale de Theologie" (1902), 37-52, también los artículos apocatástasis y George Jackson Mivart. La teoría de la interpolación de los escritos de Gregorio y de Orígenes, sostenida entre otros por Vincenzi (abajo), parece, a este respecto por lo menos, inútil y gratuita (Bardenhewer).


Bibliografía: Los escritos de Gregorio están mejor recopilados en P.G., XLIV-XLVI. No hay una edición crítica todavía, aunque se comenzó una por FORBES y OEHLER (Burntisland, 1855, 61); de otra edición planeada por Oehler, sólo apareció un volumen (Halle, 1865). La mejor de las primeras ediciones es la de FRONTO DUCÆUS (París, 1615). Cf. VINCENZI, In Gregorii Nysseni et Origenis scripta et doctrinam nova recensio, etc. (Roma, 1864-69); BAUER, Die Trostreden des Gregorios von Nyssa in ihrem Verhältniss zur antiken Rhetorik (Marburgo, 1892); BOUËDRON, Doctrines philosophiques de Saint Grégoire de Nysse (Nantes, 1861); KOCH, Das mystische Schauen beim hl. Gr. v. Nyssa in Theol. Quartalschrift (1898), LXXX, 397-420; DIEKAMP, Die Gotteslehre des hl. Gregor von Nyssa: ein Beitrag zur Dogmengesch. der patristischen Zeit (Münster, 1897); WEISS, Die Erziehungslehre der Kappadozier (Friburgo, 1903); HILT, St. Gregorii episcopi Nysseni doctrina de angelis exposita (Friburgo, 1860); KRAMPF, Der Urzustand des Menschen nach der Lehre des hl. Gregor von Nyssa, eine dogmatisch-patristische Studie (Würzburgo, 1889); REICHE, Die kunstlerischen Elemente in der Welt und Lebens-Anschauung des Gregor von Nyssa (Jena, 1897); y sobre la gran Catechesis (logos katechetikos ho megas), generalmente conocida como Oratio Catechetica, vea SRAWLEY en Journal of Theol. Studies (1902), III, 421-8, también su nueva edición de la Oratio (Cambridge, 1903). Para una versión en inglés de varias obras de Gregorio vea Library of Nicene and Post-Nicene Fathers, segunda serie (Nueva York, 1893), II, v; y para una versión en alemán de algunas obras, HAYD en el Kemptener Bibliothek der Kirchenväter (1874).

Fuente: Leclercq, Henri. "St. Gregory of Nyssa." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07016a.htm>.

Traducido por L H M.