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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Concilios de Antioquía

De Enciclopedia Católica

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En Antioquía se celebraron muchos sínodos debido a su posición especial. Una creencia, que muchos opinan la expresó por primera vez el Papa San Inocencio I (407-417); Mansi, (Conc. III, 1055), pero que otros sitúan alrededor de 787, (Herder, K. L., I,112), aceptaba que en el pasado los Apóstoles habían celebrado un concilio en Antioquía (vea Cánones Apostólicos). Sabemos por este texto (Pitra, Jur. Eccl. Gr. Hist., I, 90-93) que los Apóstoles le habían asignado el nombre de cristianos a los seguidores del Salvador, y que se le dieron instrucciones especiales a los misioneros apostólicos y a sus conversos. Estos cánones, según el cardenal Joseph Hergenröther (Herder, K. L., l. c.), son apócrifos, “una mera compilación sacada de la información de las Actas (canónicas) y de otros escritores”.

Cerca del año 251 se celebró, o se planeó celebrar, un concilio en Antioquía, sobre el tema del novacianismo al cual estaba inclinado Fabio, obispo de Antioquía. Los obispos principalmente interesados en él, aparte de Fabio, eran Heleno de Tarso, Firmiliano de Cesarea en Capadocia y Teócrito de Cesarea de Palestina, quienes invitaron también a San Dionisio de Alejandría. El asunto no tuvo ulteriores consecuencias, pues Fabio murió poco después y fue sucedido por Demetrio, cuyas opiniones sobre la reconciliación de los apóstatas eran menos extremas.

Entre los años 264 y 268 se celebraron tres diferentes sínodos debido a las doctrinas erróneas sobre la naturaleza de Cristo y su relación con Dios, atribuidas a Pablo, obispo de Antioquía, y nativo de Samosata. En estas deliberaciones tomaron parte obispos de Siria, Palestina, Arabia, Cilicia, Capadocia, el Ponto y Licaonia. Finalmente, en el tercer sínodo depusieron a Pablo, lo declararon culpable de herejía, y eligieron a Domno en su lugar. Pablo se pudo mantener por un tiempo bajo la protección de la princesa Zenobia de Palmira. Al final fue expulsado (272) por un decreto del emperador Aureliano (270-275).

Muchos de los sínodos celebrados durante el siglo IV reflejaron las luchas que siguieron a la controversia arrianas. El concilio de 330 depuso al ortodoxo San Eustatio, obispo de Antioquía; y por mucho tiempo la sede estuvo en poder de los arrianos. En el concilio de 340 San Atanasio de Alejandría fue depuesto, y fue consagrado en su lugar un tal Gregorio de Capadocia. El intruso pudo tomar posesión de su sede sólo con una escolta militar. La deposición de Atanasio fue ratificada en el sínodo del siguiente año (341), el cual se celebró en ocasión de la dedicación de la “gran”, o “dorada” iglesia antes mencionada como construida por Constantino. Los veinticinco cánones disciplinarios aprobados por este concilio fueron luego recibidos por la Iglesia universal. Los cuatro credos adoptados, aunque no fueron heréticos, se apartaban del símbolo de fe hecho en Nicea.

Se celebraron muchos otros sínodos en rápida sucesión. En el de 344 fue depuesto por mala conducta el obispo arriano Esteban de Antioquía. Las opiniones semiarrianas encontraron expresión en el símbolo de fe adoptado por este concilio; al mismo tiempo fue dirigido contra los arrianos, los sabelianos, pero también contra San Atanasio.

Los sínodos de 358, 361 y 362 revelaron y afirmaron el predominio de los arrianos. El obispo Eudoxio condenó tanto las opiniones ortodoxas como las semiarrianas. Se eligió como obispo a Melecio, que muchos pensaban que estaba del lado del arrianismo, y los arrianos proclamaron su lealtad al partido a pesar de las defecciones. Cuando el emperador Joviano ascendió al trono (363), se celebró un concilio en Antioquía, en el cual los obispos concordaron con la fe de Nicea, aunque añadieron al final una declaración semiarriana. Por fin, en 368, un gran número de obispos orientales, reunidos en Antioquía, rompieron del todo con el arrianismo. Dieron sus asentimientos al credo niceno como había sido expresada por el Papa San Dámaso I y un sínodo romano de 369; es decir, que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una substancia.

El sínodo efectuado en 388 prohibía cualquier venganza por la muerte de un obispo asesinado por los paganos; otro sínodo en 390 condenó la secta de los mesalianos. Los sínodos de los siglos V y VI trataron a menudo con las controversias teológicas de su época. Así el concilio de 424 decretó la expulsión de Pelagio de la ciudad. En los sínodos de 432, 447, 451, 471, 478, 481, 482, 508, 512 y 565 se trató sobre fases del monofisismo y nestorianismo. Un sínodo del año 445 emitió una decisión sobre el asunto de Atanasio, obispo de Perrha, acusado de mala conducta y traído ante el patriarca de Antioquía. Finalmente, un sínodo celebrado en el año 542 fue causado por las controversias origenistas en Palestina.

Durante el período de la dominación latina se celebraron dos sínodos en Antioquía. En 1139 Radulfo, el segundo patriarca latino de Antioquía, fue depuesto por haber aspirado a completar su independencia de Roma, y por tratar cruelmente a algunos eclesiásticos. En 1204 el cardenal-legado Pedro decidió ciertas reclamaciones sobre el principado de Antioquía a favor del Conde de Trípoli, contra Armenia, que estaba puesta bajo interdicto. La vida religiosa en Antioquía se extinguió desde el momento en que la ciudad fue tomada por los mahometanos.


Fuente: Schaefer, Francis. "The Church of Antioch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01567a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.