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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Monarquianos

De Enciclopedia Católica

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Los monarquianos fueron herejes de los siglos II y III d.C. Tertuliano fue el primero en utilizar la palabra Monarchiani como apodo para el grupo de patripasios (adv. Prax., X), que rara vez fue utilizado por los antiguos. En los tiempos modernos se ha extendido a un grupo anterior de herejes, que se distinguen como dinámicos o adopcionistas, monarquianos de los monarquianos modalistas o patripasios [sabelianos].

Dinámicos o Adopcionistas

Todos los cristianos sostienen la unidad (monarchia) de Dios como doctrina fundamental. Los patripasios (o patripasianos) utilizaron este primer principio para negar la Trinidad, y por alguna razón se les llama monarquianos. Pero los adopcionistas, o dinámicos, no tienen derecho al título, pues no partían de la monarquía de Dios, y su error es estrictamente cristológico. Sin embargo, aquí se debe dar una descripción de ellos simplemente porque se les ha adjudicado el nombre de monarquianos a pesar de las repetidas protestas de los historiadores del dogma.

Pero su nombre antiguo y exacto era teodotianos. El fundador de la secta fue un vendedor de cuero de Bizancio llamado Teodoto. Llegó a Roma durante el gobierno del Papa Víctor (c. 190-200) o antes. Enseñaba (Philosophumena, VII, XXXV) que Jesús era un hombre nacido de una virgen según el consejo del Padre, que vivía como los demás hombres y era muy piadoso; que en su bautismo en el Jordán, Cristo descendió sobre Él en forma de paloma, y por lo tanto, no se obraron en Él maravillas (dynameis) hasta que el Espíritu (al que Teodoto llamó Cristo) descendió y se manifestó en Él. No admitían que esto lo convertía en Dios; pero algunos de ellos dijeron que Él fue Dios después de su resurrección.

Se decía que Teodoto había sido apresado, con otros, en Bizancio como cristiano, y que había negado a Cristo, mientras que sus compañeros habían sido martirizados; había huido a Roma y había inventado su herejía para excusar su caída, diciendo que era a un hombre y no a Dios quien él había negado. El Papa Víctor lo excomulgó y Teodoto reunió a una secta en la que se nos dice que se llevaron a cabo muchos estudios seculares. Hipólito dice que argumentaban sobre la Sagrada Escritura en forma silogística. Euclides, Aristóteles y Teofrasto eran su admiración, e incluso adoraban a Galeno.

Probablemente deberíamos asumir, con Harnack, que Hipólito habría tenido menos objeciones al estudio de Platón o de los estoicos, y que no le gustaba su exégesis puramente literal, que descuidaba el sentido alegórico. También enmendaron el texto de la Escritura, pero sus versiones diferían: la de Asclepiodoto era diferente de la de Teodoto, y además la de Hermófilo; y las copias de Apoloníades ni siquiera coincidían entre sí. Algunos de ellos "negaban la ley y los profetas", es decir, siguieron a Marción en el rechazo del Antiguo Testamento.

El único discípulo del vendedor de cueros de quien sabemos algo definitivo es su tocayo Teodoto el banquero (ho trapezites). Añadió a la doctrina de su maestro la opinión de que Melquisedec era un poder celestial, que era el abogado de los ángeles en el cielo, como lo fue Jesucristo para los hombres en la tierra (una opinión que se encuentra entre las sectas posteriores) (vea MELQUISEDEQUIANOS). Esta enseñanza se basaba, por supuesto, en Heb. 7,3, y fue refutada extensamente por San Epifanio como la Herejía 55, “melquisedequianos”, luego de que él hubo atacado al vendedor de cueros bajo la Herejía 54, “teodotianos”. Como se encuentra con una serie de argumentos de ambos herejes, es probable que algunos escritos de la secta hubieran sido anteriores a Hipólito, cuyo perdido "Syntagma contra todas las herejías" suministró a San Epifanio toda su información.

Después de la muerte del Papa Víctor, Teodoto el banquero y Asclepiodoto se propusieron elevar su secta desde la posición de una mera escuela como las de los gnósticos al rango de una iglesia como la de Marción. Se apoderaron de cierto confesor llamado Natalio y lo persuadieron de que se dejara llamar obispo por un salario de 150 denarii ($24) al mes. Natalio se convirtió así en el primer antipapa. Pero después de unirse a ellos, el Señor le advirtió con frecuencia en visiones que no deseaba que su mártir se perdiera fuera de la Iglesia. Ignoró las visiones en aras del honor y la ganancia, pero finalmente fue azotado toda la noche por los santos ángeles; de modo que por la mañana, con prisa y lágrimas, se vistió de cilicio y cenizas y acudió al Papa Ceferino y se arrojó a los pies del clero, e incluso de los laicos, mostró los verdugones de los golpes, y después de alguna dificultad fue devuelto a la comunión.

Esta historia es citada por Eusebio II (VI, XXVIII) del "Pequeño Laberinto" de su contemporáneo Hipólito, una obra compuesta contra Artemón, un líder fallecido de la secta (quizás c. 225-30), a quien no mencionó en el "Syntagma" o el "Philosophumena". Nuestro conocimiento de Artemón, o Artemas, se limita a la referencia a él hecha al final del Concilio de Antioquía contra Pablo de Samosata (alrededor de 266-268), donde se decía que ese hereje había seguido a Artemón, y de hecho la enseñanza de Pablo no es más que un desarrollo más erudito y teológico del teodotianismo (vea PABLO DE SAMOSATA).

La secta probablemente se extinguió a mediados del siglo III y nunca pudo haber sido numerosa. Todo nuestro conocimiento de ella se remonta a Hipólito. Su "Syntagma" (c. 205) se resume en Pseudo-Tertuliano (Praescript., LII) y Filastrio, y fue desarrollado por Epifanio (Haer., LIV. LV); todavía existen su "Pequeño Laberinto" (escrito 139-5, citado por Eusebio, V, 28) y su "Philosophumena". Vea también su "Contra Noetum" 3, y un fragmento "Sobre los melquisedequianos y teodotianos y Athingani”, publicado por Caspari (Tidskr. für der Evangel. Luth. Kirke, Ny Raekke, VIII, 3, p. 307).

Pero los atinganis son una secta posterior, para la cual vea MELQUISEDEQUIANOS. El monarquianismo de Fotino parece haber sido similar al de los teodotianos. Todas las especulaciones sobre el origen de las teorías de Teodoto son fantasiosas. En cualquier caso, no está relacionado con los ebionitas. A veces, los alogi han sido clasificados con los monarquianos. Lipsio en su "Quelenkritik des Epiphanius" supuso que eran incluso filantropistas, debido a su negación de el Logos, y Epifanio de hecho llama a Teodoto un apopasma de los alogi; pero esto es sólo una suposición, y no lo deriva de Hipólito. De hecho, Epifanio nos asegura (Haer. 51) que los alogi (es decir, Gayo y su grupo) eran ortodoxos en su cristología (vea MONTANISTAS).

Modalistas

Los monarquianos propiamente dichos (modalistas) exageraron la unicidad del Padre y del Hijo para hacerlos una sola Persona; así, las distinciones en la Santísima Trinidad son energías o modos, no Personas: Dios Padre aparece en la tierra como Hijo; de ahí que a sus oponentes les pareciera que los monarquianos hacían sufrir y morir al Padre. En Occidente se les llamaba patripasios, mientras que en Oriente se les suele llamar sabelianos. El primero en visitar Roma fue probablemente Práxeas, que se trasladó a Cartago algún tiempo antes de 206-208; pero aparentemente no era en realidad un heresiarca, y los argumentos refutados por Tertuliano algo más tarde en su libro "Adversus Praxean" son sin duda los de los monarquianos romanos (vea PRÁXEAS).

Historia

Noeto (de ahí los noetianos) era de Esmirna (Epifanio, por un desliz, dice de Éfeso). Se llamó a sí mismo Moisés y a su hermano Aarón. Al ser acusado ante el presbiterado de enseñar que el Padre sufrió, lo negó; pero después de haber hecho algunos discípulos fue nuevamente interrogado y expulsado de la Iglesia. Murió poco después y no recibió un entierro cristiano. Hipólito, burlonamente, declaró que era seguidor de Heráclito, debido a la unión de los opuestos que enseñó cuando llamó a Dios visible e invisible, pasible e impasible.

Su discípulo Epígono vino a Roma. Como no se mencionaba en el "Syntagma" de Hipólito, que fue escrito en uno de los primeros cinco años del siglo III, no era muy conocido en Roma, o aún no había llegado. Según Hipólito (Philos., IX, 7), el Papa Ceferino permitió a Cleómenes, un seguidor de Epígono, establecer una escuela, que floreció bajo su aprobación y la de Calixto. Hagemann insiste en que debemos concluir que Cleómenes no era un noetiano en absoluto, y que era un oponente ortodoxo de la teología incorrecta de Hipólito. El mismo escritor da las razones más ingeniosas e interesantes (aunque difícilmente convincentes) para identificar a Práxeas con Calixto; demuestra que los monarquianos atacados en la "Contra Praxean" de Tertuliano y en la "Philosophumena" tenían principios idénticos que no eran necesariamente heréticos; niega que Tertuliano quiera que entendamos que Práxeas llegó a Cartago, y explica que el refutador sin nombre de Práxeas no es Tertuliano mismo, sino Hipólito. Es cierto que es fácil suponer que Tertuliano e Hipólito hayan tergiversado las opiniones de sus oponentes, pero no se puede probar que Cleómenes no fuera un seguidor del hereje Noetus y que Sabelio no procediera de su escuela; además, no es obvio que Tertuliano atacaría a Calixto bajo un apodo.

Sabelio pronto se convirtió en el líder de los monarquianos en Roma, quizás incluso antes de la muerte de Ceferino (c. 218). Epifanio dice que fundó sus puntos de vista en el “Evangelio según los Egipcios”, y los fragmentos de ese apócrifo apoyan esta afirmación. Hipólito esperaba convertir a Sabelio a sus propios puntos de vista, y atribuyó su fracaso en esto a la influencia de Calixto. Sin embargo, alrededor del año 220 ese Papa excomulgó a Sabelio ("temiéndome", dice Hipólito). Hipólito acusó a Calixto de inventar ahora una nueva herejía al combinar las opiniones de Teodoto y las de Sabelio, aunque los excomulgó a ambos (vea PAPA SAN CALIXTO I). Al parecer, Sabelio todavía estaba en Roma cuando Hipólito escribió la Philosophumena (entre 230 y 235). De su historia anterior y posterior no se sabe nada.

San Basilio y otros lo llaman un libio de Pentápolis, pero esto parece basarse en el hecho de que Dionisio de Alejandría descubrió que Pentápolis estaba llena de sabelianismo, c. 260. Varios montanistas liderados por Esquines se convirtieron en modalistas (a menos que Harnack tenga razón al hacer del modalismo la creencia original de los montanistas y al considerar a Esquines como un conservador). Sabelio (o al menos sus seguidores) puede haber amplificado considerablemente el noetismo original.

Todavía existía el sabelianismo en el siglo IV. Marcelo de Ancira desarrolló un monarquianismo propio, que fue llevado mucho más lejos por su discípulo Fotino. Prisciliano era un monarquiano extremo y también lo era Comodiano ("Carmen Apol.", 89, 277, 771). Von Dobschütz y P. Corssen atribuyeron a un autor romano de la época de Calixto los "Prólogos Monarquianos" a los Evangelios, que se encuentran en la mayoría de los manuscritos antiguos de la Vulgata, pero casi con certeza son obra de Prisciliano. Eusebio (Historia de la Iglesia VI.33) dice vagamente que Berilo, obispo de Bostra, enseñaba que el Salvador no tenía una preexistencia distinta antes de la Encarnación, y que no tenía Divinidad propia, sino que la Divinidad del Padre habitaba en él. Orígenes disputó con él en un concilio y lo convenció de su error. Eusebio conocía las actas de la disputa. No está claro si Berilo era modalista o dinámico.

Teología

Fuente: Chapman, John. "Monarchians." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 448-451. New York: Robert Appleton Company, 1911. 2 sept. 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/10448a.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina