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Martes, 19 de marzo de 2024

Paloma

De Enciclopedia Católica

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(Latín columba).

En la antigüedad Cristiana la paloma aparecía como símbolo y como un envase eucarístico.

Como un símbolo artístico

Como un símbolo cristiano, aparece frecuentemente en el arte eclesiástico primitivo.

  • (a) Como símbolo del Espíritu Santo, aparece especialmente en las representaciones del bautismo de Nuestro Señor (Mt. 3,16) y de Pentecostés. A San Gregorio Magno (590-604) generalmente se le representa con una paloma en su hombro, la cual simboliza la inspiración o guía un tanto divina. En el baptisterio de Reims se colgó una paloma de oro después del bautismo de Clodoveo; en general, el símbolo aparece con frecuencia en relación con las primeras representaciones del bautismo. En tiempos antiguos, una vasija en forma de paloma era suspendida a menudo sobre la pila bautismal y en ese caso se usaba a veces para contener los santos óleos (Aringhi, Roma Subterr., II, 326).
  • (b) Como símbolo del martirio indicaba la acción del Espíritu Santo en el otorgamiento de la fortaleza necesaria para padecer el sufrimiento.
  • (c) Como símbolo de la Iglesia, el agente a través del cual el Espíritu Santo obra en la tierra. Cuando aparecen dos palomas el simbolismo puede representar, según Macario (Hagioglypta, 222), la Iglesia de la circuncisión y la de los gentiles.

En un sarcófago o en otros monumentos funerarios la paloma significa:

  • (a) la paz del alma del difunto, especialmente si, como suele ocurrir en los ejemplos antiguos, lleva una rama de olivo en su pico;
  • (b) la esperanza de la resurrección.

En cada caso el simbolismo se deriva de la historia de Noé y el Diluvio. Tal es el significado de la paloma (columbula, palumba sine felle) en numerosos epitafios de las catacumbas romanas. De vez en cuando las lámparas funerales se hicieron en forma de paloma. Dos palomas en un monumento funerario a veces significan el amor conyugal y el afecto de las partes enterradas allí. La paloma en vuelo es el símbolo de la Ascensión de Cristo o de la entrada a la gloria de los mártires y los santos (Sal. 124(123),7-8: “Nuestra alma como un pájaro escapó del lazo de los cazadores. El lazo se rompió y nosotros escapamos.” De igual manera, la paloma enjaulada significa el alma humana aún encarcelada en la carne y mantenida cautiva durante el período de la vida mortal. En general, la paloma como símbolo cristiano representa al Espíritu Santo, ya sea personalmente o en sus obras. Significa también el alma del cristiano, no el alma humana como tal, sino como la morada del Espíritu Santo; sobre todo, por lo tanto, como libre de los afanes de la carne y dentro del descanso y la gloria.

Como envase eucarístico

Sin duda, desde principios de la Edad Media, en muchas partes de Europa la reserva de la Eucaristía para el uso de los enfermos se efectuaba por medio de un recipiente en forma de paloma, suspendido por cadenas del baldaquino y, por lo tanto, colgado sobre el altar. Cabe hacer mención aquí las (dos) palomas bebiendo de un cáliz eucarístico que de vez en cuando eran representadas en las catacumbas romanas (Schnyder, "Die Darstellungen des eucharist. Kelches auf altchr. Grabinschriften", in "Stromation Archaeologicon", Roma, 1900, 97-118).

La idea del envase eucarístico fue tomada probablemente del recipiente en forma de paloma que en una época temprana se usaba en los baptisterios y a menudo suspendido encima de las fuentes. Estos vasos generalmente se hacían de oro o plata. Sin duda, este era el caso si el envase era diseñado para ser el recipiente inmediato del Santísimo Sacramento, ya que fue temprano y general el principio de que ningún material de base debía ser utilizado para este propósito. Pero cuando, como parece haber sido el caso en los últimos tiempos, la paloma era sólo la envoltura exterior que encerraba el píxide, el que a su vez contenía el Santísimo Sacramento, ocurrió que se podía usar cualquier material que a su vez fuese adecuado y digno. Mabillon (Iter Ital., 217) nos dice que en el monasterio de Bobio vio uno hecho de cuero dorado, y todavía se muestra uno en la iglesia de San Nazario en Milán, que es esmaltado en el exterior y de plata dorada en su interior.

Es motivo de controversia el momento exacto en que se comenzó a usar estos envases, pero fue sin duda en una fecha temprana. Tertuliano (C. Valentiniano. Cap. III) habla de la Iglesia como columboe domus, la casa de la paloma, y a veces se cita sus palabras como que muestran el uso de dichos envases en el siglo III. La referencia, sin embargo, es claramente al Espíritu Santo. En la vida de San Basilio, atribuida a San Anfiloquio, está quizás la primera mención clara de la paloma eucarística. " "Cum panem divisisset in tres partes . . . tertiam positam supercolumbam auream, desuper sacrum altare suspendit" (Cuando él hubo partido el pan en tres partes ... colocó la tercera parte en una paloma de oro, la suspendió etc., Vita Bas ., PG, XXXIX). La expresión de San Juan Crisóstomo sobre la Sagrada Eucaristía, convestitum Spiritu Sancto, vestida con el Espíritu Santo (Hom. XIII, ad pop Antioch.) se toma generalmente como alusiva a esta práctica de reservar la Sagrada Eucaristía en una paloma, el emblema del Espíritu Santo. Sedulio expresa la misma idea (Epist. XII) en los versos, “Sanctusquecolumbae Spiritus in specie Christum vestivit honore” — "Y el Espíritu Santo en forma de paloma ha vestido a Cristo en honor.”

La costumbre general, y ciertamente la primera, tanto en Oriente como en Occidente, era suspender la paloma del dosel o del baldaquino. En un período posterior en algunas partes de Occidente, especialmente en Roma, creció la costumbre de colocar sobre el altar una torre de material precioso, e incluir la paloma con el Santísimo Sacramento dentro de dicha torre. Así, en el "Liber Pontificalis", el cual contiene amplios registros de los principales regalos hechos a las grandes basílicas en los siglos IV y siguientes, nunca nos encontramos con que la paloma fuese presentada sin la torre como su complemento. Así en la vida del Papa San Hilario se dice que le presentó al baptisterio en Letrán turrem argenteam . . . et columbam auream. En la vida de San Silvestre (ibid). se dice que Constantino le había regalado a la Basílica Vaticana pateram . . . cum turre et columba. Inocencio I (ibid.) le regaló a otra iglesia turrem argenteam cum columba.


Fuente: Barnes, Arthur. "Dove." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. 31 Jan. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/05144b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.