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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Papa Pío VII»

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Nació en Cesena, en los Estados Papales, el 14 de agosto de 1740.  Fue electo en Venecia, el 14 de marzo de 1800, y murió el 20 de agosto de 1823.
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'''Papa Pío VII''' (BARNABA CHIARAMONTI) nació en [[Cesena]], en los [[Estados Pontificios]] el 14 de agosto de 1742; fue [[Elecciones Papales |electo]] en [[Venecia]] el 14 de marzo de 1800; murió el 20 de agosto de 1823. Su [[padres |padre]] fue el Conde Scipione Chiaramonti, y su madre, de la noble casa de Ghini, fue una dama de una rara [[Virtud de Religión |piedad]], quien en 1763 entró al [[convento]] de las [[Orden Carmelita |carmelitas]] en [[Diócesis de Fano |Fano]].  Aquí ella predijo en presencia de su hijo, según relató más tarde el propio Pío VII, su elevación al [[papado]] y sus prolongados sufrimientos. 
  
[[Archivo:252821 2270353604633 1422408758 2689021 4442294 n.JPG|300px|thumb|left|]]Su padre fue el Conde Scipione Chiaramonti, y su madre, de la noble casa de Ghini, fue una dama de una rara piedad, quien en 1763 entró al convento de las Carmelitas en Fano.  Aquí ella tuvo la impresión de que su hijo llegaría al papado y que sufriríaBarnaba recibió su primera educación en el colegio de los nobles de Ravenna.
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[[Archivo:252821 2270353604633 1422408758 2689021 4442294 n.JPG|300px|thumb|left|]]
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Barnaba recibió su [[educación]] primaria en el colegio para nobles en [[Rávena]].  A la edad de dieciséis años entró al [[monasterio]] [[Orden Benedictina |benedictino]] de Santa María del Monte, cerca de Cesena, donde fue llamado hermano Gregorio.  Luego de completar sus estudios en [[filosofía]] y [[Teología Dogmática |teología]], fue nombrado profesor en las [[universidades]] de su Orden en [[Diócesis de Parma |Parma]] y en [[Roma]].   
  
[[Archivo:Napoleon y el papa.JPG|300px|thumb|left|]]A la edad de dieciséis años entró en el monasterio benedictino de Santa María del Monte, cerca de Cesena, donde fue llamado hermano Gregorio.  Luego de completar sus estudios filosóficos y teológicos, fue nombrado profesor en Parma y en Roma, en los colegios de su orden.  Enseñó en el monasterio de San Calixto cuando la ascensión de Pio VI quien era amigo de la familia Chiaramonti, y quien luego nombró a Barnaba como abad de su monasterio.
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[[Archivo:Napoleon y el papa.JPG|300px|thumb|left|]]   Enseñaba en el monasterio de San Calixto (Roma) en el momento de la accesión de [[Papa Pío VI |Pío VI]] quien era amigo de la [[familia]] Chiaramonti, y quien luego nombró a Barnaba como [[abad]] de su monasterio.  El nombramiento no contó con la aprobación universal de los internos, y pronto se presentaron ante la autoridad [[Papa |papal]] contra el nuevo abad.  Sin embargo, la investigación [[prueba |probó]] que los cargos eran infundados, y Pio VI pronto lo elevó a a más dignidades.  Luego de habérsele otorgado sucesivamente los [[diócesis |obispados]] de [[Tívoli]] e [[Imola]], fue creado [[cardenal]] el 14 de febrero de 1785.
  
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[[Archivo:266886 2270354804663 1422408758 2689026 1708024 o.JPG|300px|thumb|left|]] Cuando en 1797 los [[Francia |franceses]] invadieron el norte de [[Italia]], Chiaramonti, como [[obispo]] de [[Imola]] les impartió a sus [[fieles]] la sabia y práctica instrucción de que se abstuvieran de una resistencia inútil frente a las fuerzas abrumadoras y amenazantes del enemigo.    El pueblo de [[Lugo]] se negó a someterse a los invasores y fue entregado a un pillaje que solo finalizó cuando el [[prelado]], quien había aconsejado la sujeción, se arrodilló suplicante ante el general Augereau.  Que Chiaramonti podía adaptarse a nuevas situaciones se desprende claramente de una [[homilía]] que pronunció en la [[Navidad]] de 1797, en la cual aboga por la sumisión a la República Cisalpina, pues no hay oposición entre una forma [[Democracia Cristiana |democrática]] de gobierno y la constitución de [[la Iglesia]] [[católico |Católica]].   A pesar de esta actitud, fue repetidamente acusado de procedimientos de [[Acusaciones de Traición |traición]] a la república, pero siempre tuvo éxito en reivindicar su conducta.
El nombramiento no satisfizo a todos y fueron entregadas varias quejas ante el papa, en contra del nuevo abad.  La investigación probó, no obstante, que los cargos eran infundados, y Pio VI rápidamente le otorgó las dignidades estaban tratando de estar en entredicho. Luego de habérsele otorgado sucesivamente los obispados de Tívoli e Imola, fue elevado al rango de cardenal el 14 de febrero de 1785.
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Cuando en 1797 los franceses invadieron el norte de Italia, Chiaramonti como Obispo de Imola le dijo a su congregación, sabiamente, que se abstuvieran de participar en ninguna forma de resistencia inútil, frente a las fuerzas abrumadoramente mayores del enemigo.  El pueblo de Lugo rechazó el someterse a los invasores y fue objeto de pillaje, hasta que el prelado, quien les había aconsejado no enfrentarse, se colocó de rodillas ante el general Augereau.
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Según una ordenanza emitida por [[Papa Pío VI |Pío VI]] (13 nov. 1798), la ciudad que en el momento de su muerte tuviese el mayor número de [[cardenal]]es, sería el escenario de la [[Elecciones Papales |elección]] siguiente.  De conformidad con estas instrucciones y luego de su muerte (29 agosto 1799), los cardenales se reunieron en [[cónclave]] en el [[monasterio]] [[Orden Benedictina |benedictino]] de San Giorgio en [[Venecia]].  El lugar fue del agrado del [[Napoleón I |emperador]], quien sufragó los gastos de la elección.  Treinta y cuatro cardenales asistieron a la apertura del evento el 30 de noviembre de 1799; a ellos se unió unos días más tarde el cardenal Herzan, quien actuó simultáneamente como comisionado imperial.    No pasó mucho tiempo antes que la elección del cardenal Bellisomi pareciese asegurada; sin embargo, fue inaceptable para el partido austríaco que favorecía al cardenal Mattei.    Como ninguno de los candidatos pudo asegurar un número suficiente de votos, se propuso un tercer nombre, el del cardenal [[Hyacinthe Sigismond Gerdil |Gerdil]], pero su elección fue vetada por [[Monarquía Austro-Húngara |Austria]].
  
Que Charamonti se podía adaptar a nuevas situaciones, es algo que se evidencia de su homilía de Navidad de 1797En ella se avoca a tener sumisión con la República Cisalpina, como si no existiera ninguna oposición entre la forma democrática de gobierno y la constitución de la Iglesia Católica. A pesar de esta actitud, fue repetidamente acusado de traición en los procedimientos hacia la república, pero siempre tuvo éxito en reivindicar su conducta.
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Al final, luego de que el [[cónclave]] había durado tres meses, algunos de los [[cardenal]]es neutrales, incluido [[Jean-Siffrein Maury |Maury]], sugirieron a Chiaramonti como un candidato adecuado, el cual fue [[Elecciones Papales |electo]] con el discreto apoyo de [[Ercole Consalvi]], secretario del cónclave.  El nuevo [[Papa]] fue [[coronación |coronado]] como Pío VII el 21 de marzo de 1800 en [[Venecia]]Luego salió de esa ciudad en un velero austriaco hacia [[Roma]], donde hizo su entrada solemne el 3 de julio, en medio del [[felicidad |gozo]] universal de la población.   De suma importancia para su reinado fue la elevación (11 agosto 1800) de [[Ercole Consalvi]], uno de los más grandes estadistas del siglo XIX, al colegio de cardenales y al cargo de secretario de estado. Consalvi retuvo hasta el final la confianza del papa, aunque el conflicto con [[Napoleón I]] le forzó a mantenerse fuera del cargo durante varios años.
  
De conformidad con una ordenanza, dada por Pío VI, el 13 de noviembre de 1798, la ciudad que a su muerte tuviese el mayor número de cardenales, sería el escenario de la elección siguiente. Actuando de acuerdo con ello, los cardenales se reunieron en un cónclave luego de su muerte (29 de agosto de 1799), en el monasterio benedictino de San Giorgio de Venice.  El lugar fue del agrado del emperador, quien pago por los gastos de la elección.
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Por ningún país estuvo Pío VII más preocupado durante su reinado que por [[Francia]], donde la [[Revolución Francesa |Revolución]] había destruido el antiguo orden en [[religión]] no menos que en política.    [[Napoleón I |Bonaparte]], como primer cónsul, manifestó su disposición a entablar negociaciones tendientes a la solución de la cuestión religiosa.    Estos avances llevaron a la conclusión del histórico [[Concordato Francés de 1801 |Concordato de 1801]], el que por más de cien años gobernó las relaciones entre [[la Iglesia]] de Francia y [[Roma]] (sobre este acuerdo, el viaje de Pío VII a [[París]] para la [[coronación]] imperial, su cautiverio y restauración, vea [[Concordato Francés de 1801 |CONCORDATO DE 1801]], [[Ercole Consalvi |CONSALVI]] y [[Napoleón I |NAPOLEON I]]).  Después de la caída de Napoleón, se negoció un nuevo [[concordato]] entre Pío VII y Luis XVIII.  El mismo proveyó para un número adicional de [[diócesis |obispados]] franceses y abrogó los [[Artículos Orgánicos]].  No obstante, la oposición liberal y [[galicanismo |galicana]] fue tan fuerte que nunca se pudo llevar a cabo.  Uno de sus objetivos se realizó luego cuando en 1822 la [[Bulas y Breves |Bula]] de circunscripción “Paternae Caritatis” erigió treinta nuevas [[diócesis |sedes episcopales]].
  
Treinta y cuatro cardenales asistieron a la apertura del evento el 30 de noviembre de 1799. A ellos se unió unos días más tarde el Cardenal Herzan, quien actuaba también como un comisionado imperial. No más tarde de la inauguración, se aseguraba la elección del Cardenal Bellisomi, quién fue, sin embargo, inaceptable para el partido austriaco.  Este último favoreció al Cardenal Mattei. Como ninguno de los candidatos se pudo asegurar un número suficiente de votos, un tercer nombre emergió, el del Cardenal Gerdil, pero su elección fue vetada por Austria.
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Con la Paz de Lunéville en 1801, algunos príncipes [[Alemania |alemanes]] perdieron sus [[derecho]]s y dominios [[legados |hereditarios]] debido a la cesión a [[Francia]] de la franja izquierda del Rin.   Cuando se supo que contemplaban compensar su pérdida mediante la secularización de tierras eclesiásticas, Pío VII instruyó a Dalberg, [[Elección#electores |elector]] de [[Maguncia]] (2 oct. 1802), a que utilizara toda su influencia para la protección de los [[derecho]]s de [[la Iglesia]].  Dalberg, sin embargo, demostró más ardor por su propio avance que [[celo]] en la defensa de los intereses religiosos, y en 1803 la diputación imperial de Ratisbona permitió la confiscación de las [[Propiedad Eclesiástica |propiedades eclesiásticas]].  Esta situación resultó en una enorme pérdida para la Iglesia, pero el [[Papa]] no pudo resistir su ejecución.
  
Al final y luego de que el cónclave había durado tres meses, algunos de los cardenales neutrales, incluyendo Maury, sugirieron a Chiaramonti como un candidato apropiado y, con el cuidadoso apoyo del secretario de la reunión, Ercole Consalvi, fue electo. El nuevo papa fue coronado como Pío VII el 21 de marzo de 1800 en Venecia. Luego él dejó esta ciudad por Roma, donde hizo su entrada solemne el 3 de julio, en medio del gozo universal de la población.
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La reorganización eclesiástica de [[Alemania]] ahora se convirtió en una [[necesidad]] urgente.  [[Reino de Baviera |Baviera]] pronto inició negociaciones con miras a un [[concordato]] y poco después fue seguida por Würtemburg.  Pero [[Roma]] prefería tratar más bien con el gobierno imperial central que con estados individuales, y luego de la supresión del Sacro Imperio Romano en 1806, el objetivo de [[Napoleón I |Napoleón]] era obtener un concordato uniforme para toda la confederación del Rin.  Eventos subsecuentes impidieron cualquier acuerdo antes de la caída de Napoleón. En el Congreso de [[Viena]] (1814-1815) [[Ercole Consalvi |Consalvi]] abogó en vano por la restauración de la antigua organización eclesiástica.   Poco después de este acontecimiento, los distintos Estados alemanes entablaron negociaciones por separado con Roma y el primer concordato se concluyó con [[Reino de Baviera |Baviera]] en 1817.  En 1821 Pío VII [[promulgación |promulgó]] en la [[Bulas y Breves |bula]] “De salute animarum” el acuerdo concluido con [[Prusia]]; y el mismo año otra bula “Provida Solersque”, hizo una redistribución de las [[diócesis]] en la [[Provincia Eclesiástica |provincia eclesiástica]] del Alto Rin.
  
Una de consecuencias importantes de su reino, fue la elevación, el 11 de agosto de 1800, de Ercole Consalvi, uno de los más grandes estadistas del Siglo XIX, al colegio de cardenales y a la oficina del secretariado de estado. Consalvi retuvo hasta el final, la confianza del papa, aunque el conflicto con Napoleón le forzó a mantenerse fuera de la oficina durante años.
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Asimismo en [[Inglaterra]] se contempló un acuerdo con [[Roma]], basado en concesiones mutuas respecto a los asuntos [[la Iglesia |eclesiásticos]] [[Irlanda |irlandeses]], notablemente las [[nominación |nominaciones]] [[obispo |episcopales]] (el [[Veto Real |veto]]).  La administración [[Papa |papal]] favorecía el proyecto de buena gana al ver que la resistencia común a [[Napoleón I |Napoleón]] había acercado más a la [[Santa Sede]] y al gobierno británico, y que todavía necesitaba la ayuda del poderío y la diplomacia ingleses. Pero la oposición irlandesa al plan fue tan decidida que no se pudo hacer nada, y el [[Clero Secular |clero]] irlandés permaneció libre de todo control estatal.  Libertad similar prevaleció en la creciente iglesia de [[Estados Unidos de América |Estados Unidos]], país en el cual Pío VII erigió en 1808 las [[diócesis]] de [[Boston]], [[Nueva York]], [[Filadelfia (Pennsylvania) |Filadelfia]] y Bardstown, con Baltimore como la sede [[metropolitano |metropolitana]]. A estas diócesis se agregaron las de [[Charleston]] y [[Richmond]] en 1820, y la de [[Cincinnati]] en 1821.
  
Con ningún país estuvo Pío VII más preocupado, que con Francia, donde la revolución había destruido el viejo orden religioso no menos que lo ocurrido con la esfera política.  Bonaparte, como primer cónsul, manifestó su deseo de entrar en nuevas negociaciones en búsqueda de establecer arreglos sobre la situación religiosa. Estos avances se dirigieron a la conclusión del histórico Concordato de 1801, el cual por más de cien años determinó el carácter de las relaciones entre la Iglesia Francesa y Roma (en esto se ubica el viaje de Pío VII a París, para la coronación imperial, su cautiverio y restauración; véase CONCORDATO DE 1801, CONSALVI; y NAPOLEON I).
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Uno de los éxitos más notables del [[pontificado]] de Pío VII fue la restauración de los [[Estados Pontificios]], asegurada en el Congreso de [[Viena]] por el representante papal, [[Ercole Consalvi |Consalvi]]. Solamente una pequeña franja de tierra quedó en poder de [[Monarquía Austro-Húngara |Austria]], y esta usurpación fue objeto de protestas.   En la administración temporal de estos estados se conservaron juiciosamente algunas de las características que contribuían a la uniformidad y eficiencia introducidas por los [[Francia |franceses]], se abolieron los [[derecho]] [[feudalismo |feudales]] de la nobleza y se suprimieron los antiguos [[privilegio]]s de los municipios.  Se desarrolló considerable oposición contra estas medidas, y los [[carbonarios]] incluso amenazaron con rebelarse; pero Consalvi hizo que sus líderes fueran procesados y el 13 de septiembre de 1821 Pío VII condenó sus principios.  
  
Después de la caída de Napoleón, un nuevo concordato fue negociado entre Pío VII y Luis XVIII. El mismo permitió un número adicional de obispos franceses y abrogó los Artículos Orgánicos. No obstante, la oposición liberal y galicana fue tan fuerte que nunca llegó a establecerse. Uno de los objetivos fue más tarde realizado cuando en 1822 la circunscripción de la Bula “Paternae Caritatis” erigió treinta nuevas sedes espiscopales.
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De una naturaleza más seria fue la revolución que estalló en [[España]] en 1820, y la cual, debido a su carácter anticlerical, fue motivo de gran preocupación para el [[papado]].   Restringió la autoridad de los [[Tribunales Eclesiásticos |tribunales eclesiásticos]] (26 sept. 1820); decretó (23 octubre) la [[Supresión de Monasterios en Europa Continental |supresión]] de un gran número de [[monasterio]]s y prohibió (14 abril 1821) el envío de contribuciones económicas a [[Roma]]. También aseguró el nombramiento del [[canónigo]] Villanueva, un defensor público de la abolición del papado, como embajador español en [[Roma]], y, ante la negativa de Pío VII de aceptarlo, rompió todas las relaciones diplomáticas con la [[Santa Sede]] en 1823.  Sin embargo, ese mismo año la intervención armada de [[Francia]] suprimió la revolución y el rey Fernando VII derogó las [[ley]]es anti [[católico |católicas]].
  
Con base en la Paz de Lunéville en 1801, algunos príncipes alemanes perdieron sus derechos de herencia y dominios a través de la cesión de la franja izquierda del Rin a Francia. Cuando llegó a ser conocido que tales príncipes tendrían compensaciones, por medo de la secularización de tierras eclesiásticas, Pío VII instruyó a Dalberg, elector de Mainz, el 2 de octubre de 1802, a que utilizara toda su influencia para la protección de los derechos de la Iglesia. Dalberg, sin embargo, demostró más ardor por sus intereses que por la defensa de los derechos de la Iglesia, y la toma de las propiedades eclesiásticas fue permitida en 1803 por la Diputación Imperial de Ratisbon.
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Durante la última parte del reinado de Pío VII el prestigio del [[papado]] se elevó debido a la presencia en [[Roma]] de varios gobernantes [[Europa |europeos]].  El emperador y la emperatriz de [[Monarquía Austro-Húngara |Austria]], acompañados de su hija, hicieron una visita oficial al [[Papa]] en 1819.  El rey de [[Nápoles]] visitó Roma en 1821 y fue seguido en 1822 por el rey de [[Prusia]].  El ciego Carlos Emmanuel IV de [[Saboya]] y el rey Carlos IV de [[España]] y su reina residieron permanentemente en la Ciudad Eterna.  Un hecho mucho glorioso para la [[personalidad]] de Pío VII fue que, luego de la caída de su perseguidor [[Napoleón I |Napoleón]], él gustosamente ofreció refugio en su capital a los miembros de la [[familia]] Bonaparte.   La princesa Leticia, [[padres |madre]] del depuesto emperador, vivió allí, al igual que sus hermanos Lucien y Luis y su tío, el [[cardenal]] [[Joseph Fesch |Fesch]].  Pío fue tan clemente que al saber del severo cautiverio en que se hallaba el prisionero imperial era tratado en Santa Helena, le solicitó al cardenal [[Ercole Consalvi |Consalvi]] que suplicara lenidad ante el príncipe regente de [[Inglaterra]].  Cuando le informaron del deseo de Napoleón de recibir el ministerio de un [[sacerdote]] [[católico]], envió al [[abad]] Vignali como [[capellán]].
  
Esta situación resultó en una enorme pérdida para la Iglesia, pero el papa tenía una posición sin poder para resistirse a la misma. La reorganización eclesiástica en Alemania se fue transformando en una creciente necesidad. Bavaria rápidamente se abrió a negociaciones en vista del concordato y fue seguida por Würtemburg. Pero Roma desea tratar más bien con la autoridad imperial, que con estados individuales, y luego de la supresión del Santo Imperio Romano en 1806, la finalidad de Napoleón fue la de obtener un concordato uniforme para toda la Confederación del Rin.
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Bajo el reinado de Pío [[Roma]] fue también la morada favorita de los artistas.  Entre estos es suficiente citar los nombres ilustres del [[Venecia |veneciano]] [[Antonio Canova |Canova]], el [[Dinamarca |danés]] Thorwaldsen, el [[Monarquía Austro-Húngara |austríaco]] [[Joseph Führich |Führich]] y de los [[Alemania |alemanes]] [[Friedrich Overbeck |Overbeck]], Pforr, [[Friedrich Wilhelm Schadow |Schadow]] y [[Peter Cornelius |Cornelius]].  Pío VII agregó numerosos [[manuscritos]] y volúmenes impresos a la Biblioteca del Vaticano; reabrió los [[colegio]]s [[Colegio Inglés en Roma |ingleses]], [[Escocia |escoceses]] y [[Alemania |alemanes]] en Roma, y estableció nuevas cátedras en el [[Colegios Romanos |Colegio Romano]].
  
Eventos subsecuentes previnieron algún acuerdo antes de la caída de Napoleón. En el Congreso de Viena (1814-1815) Consalvi en vano trató de restaurar la organización eclesiástica anterior. Rápidamente, luego de este evento, los estados alemanes se separaron y abordaron nuevas negociaciones con Roma y el primer Concordato fue concluido con Bavaria en 1817.
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Reorganizó la [[Congregación de la Propaganda]] y condenó las [[Sociedades Bíblicas]].   En 1805 recibió en [[Florencia]] la sumisión incondicional de Scipione Ricci, el ex [[obispo]] de [[Diócesis de Pistoia y Prato |Pistoia-Prato]], quien se había negado a [[obediencia |obedecer]] a [[Papa Pío VI |Pío VI]] en su condena del [[Sínodo de Pistoia]]. La [[Supresión de la Compañía de Jesús |suprimida]] [[Compañía de Jesús]] fue reestablecida para [[Rusia]] en 1801, para el Reino de las Dos Sicilias en 1804, para [[Estados Unidos de América |Estados Unidos]], para [[Inglaterra]] e [[Irlanda]] en 1813, y para [[la Iglesia]] [[católico |Universal]] el 7 de agosto de 1814.
  
En 1821 Pío VII promulgó en la Bula “De salute animarum” el acuerdo concluido con Prusia, y el mismo año, la Bula “Provida Solersque”, estableció una nueva distribución de Diócesis en la provincia eclesiástica del Alto RinUn acuerdo con Roma, basado en concesiones mutuas fue también contemplado en Inglaterra respecto a los asuntos eclesiásticos irlandeses, notablemente las nominaciones episcopales (el veto).
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El 6 de julio de 1823, Pio VII sufrió una caída en su apartamento y se fracturó un muslo.  Fue [[obligación |obligado]] a guardar cama, de la cual no se levantó jamás.   Durante su enfermedad la magnífica [[basílica]] de [[San Pablo Extramuros]] fue destruida por el fuego, una calamidad que nunca le fue revelada.  El gentil y [[fortaleza |valiente]] [[Papa |pontífice]] expiró en presencia de su devoto [[Ercole Consalvi |Consalvi]], quien pronto le seguiría a la [[tumba]].
  
La administración papal favoreció el proyecto en función de una común resistencia a Napoleón.  Esto hizo que la Santa Sede y el gobierno británico acercaran posiciones; ello también requirió asistencia diplomática inglesa. Pero se tenía también la oposición irlandesa.  Ella se opuso y nada pudo ser hecho, de tal manera que los clérigos irlandeses se mantuvieron libres de cualquier control por parte del estado.
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Vea también los artículos [[Papa Pío VI |PAPA PÍO VI]], [[Napoleón I |Napoleón I]], [[Artículos Orgánicos |ARTÍCULOS ORGÁNICOS]], [[Concordato Francés de 1801 |CONCORDATO FRANCÉS DE 1801]], [[Ercole Consalvi |ERCOLE CONSALVI]].
  
Libertad similar prevaleció en la creciente iglesia de Estados Unidos, país en el cual Pío VII erigió en 1808, la Diócesis de Boston, Nueva Cork, Filadelfia, y Bardstown, con Baltimore como la sede metropolitana. A estas diócesis se agregaron las de Charleston y Richmond en 1820, y la de Cincinnati en 1821.
 
  
Uno de los éxitos más notables del pontificado de Pío VII fue la restauración de los Estados Pontificios, lo que se aseguró en el Congreso de Viena por el representante papal Consalvi. Solamente una pequeña franja de tierra quedó en poder de Austria, y esta usurpación, fue protestada. En la administración temporal de estos estados, varias características respecto a la uniformidad y eficiencia, introducidas por los franceses, fueron juiciosamente conservadas. Los derechos feudales de la nobleza fueron abolidos, y se suprimieron los viejos privilegios de las municipalidades.
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'''Bibliografía''':  Parte de las bulas de Pío VII se encuentran en Bullarii Romani continuatio, ed. BARBERI, XI-XV (Roma, 1846-53); DROCHON, Mémoires du cardinal Consalvi (París, 1896); PACCA, tr. HEAD, Historical Memoirs of Cardinal Pacca (Londres, 1850); ARTAUD DE MONTOR, Histoire du Pape Pie VII (3ra ed., París, 1839); WISEMAN, Recollections of the Last Four Popes (Boston, 1858); ALLIES, The Life of Pope Pius VII (2da ed., Londres, 1897); MACCAFFREY, History of the Catholic Church in the Nineteenth Century (2da ed., Dublin y San Luis, 1910); ACTON, The Cambridge Modern History: vol. X, The Restoration (Nueva York, 1907); SAMPSON, Pius VII and the French Revolution, in Amer. Cath. Quarterly Rev. (Philadelphia, Apr., 1908—).  Vea también las bibliografías en los artículos [[Concordato Francés de 1801 |CONCORDATO FRANCÉS DE 1801]], [[Ercole Consalvi |CONSALVI]], [[Napoleón I |Napoleón I (Bonaparte)]].
  
Considerable oposición se desarrolló contra estas medidas, y en Carbonari, incluso hubo amenaza de rebelión, pero Consalvi persiguió a los líderes y el 13 de septiembre, 1821, Pío VII condenó sus principios. De una naturaleza más seria, fue la revolución que en 1820 estalló en España, y la cual, debido a su carácter anticlerical, fue motivo de gran preocupación para el papado.
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'''Fuente''':  Weber, Nicholas. "Pope Pius VII." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12, págs. 132-134. New York: Robert Appleton Company, 1911.  9 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/12132a.htm>.
  
Se restringió la autoridad de las cortes eclesiásticas (26 de septiembre de 1830), se decretó (23 de octubre) la supresión de un gran número de monasterios, y se prohibió (14 de abril de 1821), el dar las contribuciones fiscales a Roma. Se nombró al Canon Villanueva, como un procurador público respecto a la abolición del papado. Este personaje en su calidad de embajador ante Roma y ante el rechazo que de él hiciera Pío VII, logró la ruptura de relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1823. Ese mismo año, no obstante, la intervención de Francia suprimió la revolución del Rey Fernando VII y se repelieron las leyes anti-católicas. 
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes.  lmhm
 
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Durante la última parte de su reinado, Pío VII vio aumentar el prestigio del papado, por la presencia en Roma de varios líderes europeos.  El Emperador y la Emperatriz de Austria, acompañado de su hija, hicieron una visita oficial al papa en 1819.  El Rey de Nápoles visitó Roma en 1821 y fue seguido en 1822 por el Rey de Prusia.  El ciego Carlos Emmanuel IV de Savoy, y el Rey Carlos IV de España y su reina, permanentemente residieron en la Ciudad Eterna.
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Un hecho también glorioso para la personalidad de Pío VII, fue que luego de la caída de su perseguidor Napoleón, él gustosamente ofreció refugio en su capital a los miembros de la familia Bonaparte. La Princesa Leticia, madre del depuesto emperador, vivió allí, al igual que sus hermanos Lucien y Luis, y su tío el Cardenal Fesch. Tanto perdón mostró Pío VII, que al escuchar de la severidad con la que el prisionero imperial era tratado en Santa Helena, requirió por medio del Cardenal Consalvi, alivio ante el Príncipe Regente de Inglaterra.
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Cuando escuchó de los deseos de Napoleón en cuanto a que se suministraran los oficios de un sacerdote católico, envió al Abad Vignali, como su capellán. Bajo el reinado de Pius, en Roma, fue también el favorito por sobre los artistas.  En ello está la relación de ilustres nombres como el del veneciano Canova, el danés Thorwaldsen, el austríaco Führich, y de los alemanes Overbeck, Pforr, Schados y Cornelius.
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Pío VII agregó numerosos manuscritos e imprimió volúmenes para la Biblioteca del Vaticano, reabrió los colegios ingleses, escoceses, y alemanes en Roma, y estableció nuevas posiciones en el Colegio Romano. Reorganizó la Congregación de la Propaganda, y condenó las Sociedades Bíblicas (q.v.).
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En 1805 recibió en Florencia la sumisión incondicional de Scipione Ricci, el ex Obispo de Pistoia-Prato, quien había rechazado obedecer a Pío VI en su condena del Sínodo de Pistoia.  La suprimida Compañía de Jesús fue reestablecida para Rusia en 1801, por el Reino de las Dos Sicilias en 1804, para Estados Unidos, Inglaterra e Irlanda en 1813, y para la Iglesia Universal el 7 de agosto de 1814.
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El 6 de julio de 1823, Pio VII se cayó en su apartamento.  Producto de ello se fracturó una pierna. Fue obligado a guardar cama, sin que haya podido levantarse de nuevo.  Durante su enfermedad, las paredes de la magnifica basílica de San Pablo fueron destruidas por el fuego. Una calamidad que nunca le fue revelada. El gentil y valiente pontífice expiró en presencia de su devoto Consalvi, quien rápidamente le siguió en su camino a la tumba.
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Las Bulas de Pío VII sé encuntran parcialmente en Bullarii Romani continuatio, ed. BARBERI, XI-XV (Rome, 1846-53); DROCHON, Mémoires de cardinal Consalvi (Paris, 1896); PACCA, tr. HEAD, Historical Memoirs of Cardinal Pacca (London, 1850); ARTAUD DE MONTOR, Histoire du Pape Pie VII (3rd ed., Paris, 1839); WISEMAN, Recollections of the Last Four Popes (Boston, 1858); ALLIES, The Life of Pope Pius VII (2nd ed., London, 1897); MACCAFFREY, History of the Catholic Church in the Nineteenth Century (2nd ed., Dublin and St. Louis, 1910); ACTON, The Cambridge Modern History: vol. X, The Restoration (New York, 1907); SAMPSON, Pius VII and the French Revolution, in Amer. Cath. Quarterly Rev. (Philadelphia, Apr., 1908–). Véanse también las bibliografías de CONCORDATO DE 1801; CONSALVI, ERCOLE; NAPOLEON I (BONAPARTE).
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N.A. WEBER
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Transcripción de W. G. Kofron
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Con agradecimientos a la Iglesia de Santa María, Akron, Ohio.
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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Imágenes recopiladas por Summer Miller Vinnig.
 
Imágenes recopiladas por Summer Miller Vinnig.
  
 
Selección de José Gálvez Krüger
 
Selección de José Gálvez Krüger

Última revisión de 21:04 9 ago 2021

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Papa Pío VII (BARNABA CHIARAMONTI) nació en Cesena, en los Estados Pontificios el 14 de agosto de 1742; fue electo en Venecia el 14 de marzo de 1800; murió el 20 de agosto de 1823. Su padre fue el Conde Scipione Chiaramonti, y su madre, de la noble casa de Ghini, fue una dama de una rara piedad, quien en 1763 entró al convento de las carmelitas en Fano. Aquí ella predijo en presencia de su hijo, según relató más tarde el propio Pío VII, su elevación al papado y sus prolongados sufrimientos.

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Barnaba recibió su educación primaria en el colegio para nobles en Rávena. A la edad de dieciséis años entró al monasterio benedictino de Santa María del Monte, cerca de Cesena, donde fue llamado hermano Gregorio. Luego de completar sus estudios en filosofía y teología, fue nombrado profesor en las universidades de su Orden en Parma y en Roma.

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Enseñaba en el monasterio de San Calixto (Roma) en el momento de la accesión de Pío VI quien era amigo de la familia Chiaramonti, y quien luego nombró a Barnaba como abad de su monasterio. El nombramiento no contó con la aprobación universal de los internos, y pronto se presentaron ante la autoridad papal contra el nuevo abad. Sin embargo, la investigación probó que los cargos eran infundados, y Pio VI pronto lo elevó a a más dignidades. Luego de habérsele otorgado sucesivamente los obispados de Tívoli e Imola, fue creado cardenal el 14 de febrero de 1785.
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Cuando en 1797 los franceses invadieron el norte de Italia, Chiaramonti, como obispo de Imola les impartió a sus fieles la sabia y práctica instrucción de que se abstuvieran de una resistencia inútil frente a las fuerzas abrumadoras y amenazantes del enemigo. El pueblo de Lugo se negó a someterse a los invasores y fue entregado a un pillaje que solo finalizó cuando el prelado, quien había aconsejado la sujeción, se arrodilló suplicante ante el general Augereau. Que Chiaramonti podía adaptarse a nuevas situaciones se desprende claramente de una homilía que pronunció en la Navidad de 1797, en la cual aboga por la sumisión a la República Cisalpina, pues no hay oposición entre una forma democrática de gobierno y la constitución de la Iglesia Católica. A pesar de esta actitud, fue repetidamente acusado de procedimientos de traición a la república, pero siempre tuvo éxito en reivindicar su conducta.

Según una ordenanza emitida por Pío VI (13 nov. 1798), la ciudad que en el momento de su muerte tuviese el mayor número de cardenales, sería el escenario de la elección siguiente. De conformidad con estas instrucciones y luego de su muerte (29 agosto 1799), los cardenales se reunieron en cónclave en el monasterio benedictino de San Giorgio en Venecia. El lugar fue del agrado del emperador, quien sufragó los gastos de la elección. Treinta y cuatro cardenales asistieron a la apertura del evento el 30 de noviembre de 1799; a ellos se unió unos días más tarde el cardenal Herzan, quien actuó simultáneamente como comisionado imperial. No pasó mucho tiempo antes que la elección del cardenal Bellisomi pareciese asegurada; sin embargo, fue inaceptable para el partido austríaco que favorecía al cardenal Mattei. Como ninguno de los candidatos pudo asegurar un número suficiente de votos, se propuso un tercer nombre, el del cardenal Gerdil, pero su elección fue vetada por Austria.

Al final, luego de que el cónclave había durado tres meses, algunos de los cardenales neutrales, incluido Maury, sugirieron a Chiaramonti como un candidato adecuado, el cual fue electo con el discreto apoyo de Ercole Consalvi, secretario del cónclave. El nuevo Papa fue coronado como Pío VII el 21 de marzo de 1800 en Venecia. Luego salió de esa ciudad en un velero austriaco hacia Roma, donde hizo su entrada solemne el 3 de julio, en medio del gozo universal de la población. De suma importancia para su reinado fue la elevación (11 agosto 1800) de Ercole Consalvi, uno de los más grandes estadistas del siglo XIX, al colegio de cardenales y al cargo de secretario de estado. Consalvi retuvo hasta el final la confianza del papa, aunque el conflicto con Napoleón I le forzó a mantenerse fuera del cargo durante varios años.

Por ningún país estuvo Pío VII más preocupado durante su reinado que por Francia, donde la Revolución había destruido el antiguo orden en religión no menos que en política. Bonaparte, como primer cónsul, manifestó su disposición a entablar negociaciones tendientes a la solución de la cuestión religiosa. Estos avances llevaron a la conclusión del histórico Concordato de 1801, el que por más de cien años gobernó las relaciones entre la Iglesia de Francia y Roma (sobre este acuerdo, el viaje de Pío VII a París para la coronación imperial, su cautiverio y restauración, vea CONCORDATO DE 1801, CONSALVI y NAPOLEON I). Después de la caída de Napoleón, se negoció un nuevo concordato entre Pío VII y Luis XVIII. El mismo proveyó para un número adicional de obispados franceses y abrogó los Artículos Orgánicos. No obstante, la oposición liberal y galicana fue tan fuerte que nunca se pudo llevar a cabo. Uno de sus objetivos se realizó luego cuando en 1822 la Bula de circunscripción “Paternae Caritatis” erigió treinta nuevas sedes episcopales.

Con la Paz de Lunéville en 1801, algunos príncipes alemanes perdieron sus derechos y dominios hereditarios debido a la cesión a Francia de la franja izquierda del Rin. Cuando se supo que contemplaban compensar su pérdida mediante la secularización de tierras eclesiásticas, Pío VII instruyó a Dalberg, elector de Maguncia (2 oct. 1802), a que utilizara toda su influencia para la protección de los derechos de la Iglesia. Dalberg, sin embargo, demostró más ardor por su propio avance que celo en la defensa de los intereses religiosos, y en 1803 la diputación imperial de Ratisbona permitió la confiscación de las propiedades eclesiásticas. Esta situación resultó en una enorme pérdida para la Iglesia, pero el Papa no pudo resistir su ejecución.

La reorganización eclesiástica de Alemania ahora se convirtió en una necesidad urgente. Baviera pronto inició negociaciones con miras a un concordato y poco después fue seguida por Würtemburg. Pero Roma prefería tratar más bien con el gobierno imperial central que con estados individuales, y luego de la supresión del Sacro Imperio Romano en 1806, el objetivo de Napoleón era obtener un concordato uniforme para toda la confederación del Rin. Eventos subsecuentes impidieron cualquier acuerdo antes de la caída de Napoleón. En el Congreso de Viena (1814-1815) Consalvi abogó en vano por la restauración de la antigua organización eclesiástica. Poco después de este acontecimiento, los distintos Estados alemanes entablaron negociaciones por separado con Roma y el primer concordato se concluyó con Baviera en 1817. En 1821 Pío VII promulgó en la bula “De salute animarum” el acuerdo concluido con Prusia; y el mismo año otra bula “Provida Solersque”, hizo una redistribución de las diócesis en la provincia eclesiástica del Alto Rin.

Asimismo en Inglaterra se contempló un acuerdo con Roma, basado en concesiones mutuas respecto a los asuntos eclesiásticos irlandeses, notablemente las nominaciones episcopales (el veto). La administración papal favorecía el proyecto de buena gana al ver que la resistencia común a Napoleón había acercado más a la Santa Sede y al gobierno británico, y que todavía necesitaba la ayuda del poderío y la diplomacia ingleses. Pero la oposición irlandesa al plan fue tan decidida que no se pudo hacer nada, y el clero irlandés permaneció libre de todo control estatal. Libertad similar prevaleció en la creciente iglesia de Estados Unidos, país en el cual Pío VII erigió en 1808 las diócesis de Boston, Nueva York, Filadelfia y Bardstown, con Baltimore como la sede metropolitana. A estas diócesis se agregaron las de Charleston y Richmond en 1820, y la de Cincinnati en 1821.

Uno de los éxitos más notables del pontificado de Pío VII fue la restauración de los Estados Pontificios, asegurada en el Congreso de Viena por el representante papal, Consalvi. Solamente una pequeña franja de tierra quedó en poder de Austria, y esta usurpación fue objeto de protestas. En la administración temporal de estos estados se conservaron juiciosamente algunas de las características que contribuían a la uniformidad y eficiencia introducidas por los franceses, se abolieron los derecho feudales de la nobleza y se suprimieron los antiguos privilegios de los municipios. Se desarrolló considerable oposición contra estas medidas, y los carbonarios incluso amenazaron con rebelarse; pero Consalvi hizo que sus líderes fueran procesados y el 13 de septiembre de 1821 Pío VII condenó sus principios.

De una naturaleza más seria fue la revolución que estalló en España en 1820, y la cual, debido a su carácter anticlerical, fue motivo de gran preocupación para el papado. Restringió la autoridad de los tribunales eclesiásticos (26 sept. 1820); decretó (23 octubre) la supresión de un gran número de monasterios y prohibió (14 abril 1821) el envío de contribuciones económicas a Roma. También aseguró el nombramiento del canónigo Villanueva, un defensor público de la abolición del papado, como embajador español en Roma, y, ante la negativa de Pío VII de aceptarlo, rompió todas las relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1823. Sin embargo, ese mismo año la intervención armada de Francia suprimió la revolución y el rey Fernando VII derogó las leyes anti católicas.

Durante la última parte del reinado de Pío VII el prestigio del papado se elevó debido a la presencia en Roma de varios gobernantes europeos. El emperador y la emperatriz de Austria, acompañados de su hija, hicieron una visita oficial al Papa en 1819. El rey de Nápoles visitó Roma en 1821 y fue seguido en 1822 por el rey de Prusia. El ciego Carlos Emmanuel IV de Saboya y el rey Carlos IV de España y su reina residieron permanentemente en la Ciudad Eterna. Un hecho mucho glorioso para la personalidad de Pío VII fue que, luego de la caída de su perseguidor Napoleón, él gustosamente ofreció refugio en su capital a los miembros de la familia Bonaparte. La princesa Leticia, madre del depuesto emperador, vivió allí, al igual que sus hermanos Lucien y Luis y su tío, el cardenal Fesch. Pío fue tan clemente que al saber del severo cautiverio en que se hallaba el prisionero imperial era tratado en Santa Helena, le solicitó al cardenal Consalvi que suplicara lenidad ante el príncipe regente de Inglaterra. Cuando le informaron del deseo de Napoleón de recibir el ministerio de un sacerdote católico, envió al abad Vignali como capellán.

Bajo el reinado de Pío Roma fue también la morada favorita de los artistas. Entre estos es suficiente citar los nombres ilustres del veneciano Canova, el danés Thorwaldsen, el austríaco Führich y de los alemanes Overbeck, Pforr, Schadow y Cornelius. Pío VII agregó numerosos manuscritos y volúmenes impresos a la Biblioteca del Vaticano; reabrió los colegios ingleses, escoceses y alemanes en Roma, y estableció nuevas cátedras en el Colegio Romano.

Reorganizó la Congregación de la Propaganda y condenó las Sociedades Bíblicas. En 1805 recibió en Florencia la sumisión incondicional de Scipione Ricci, el ex obispo de Pistoia-Prato, quien se había negado a obedecer a Pío VI en su condena del Sínodo de Pistoia. La suprimida Compañía de Jesús fue reestablecida para Rusia en 1801, para el Reino de las Dos Sicilias en 1804, para Estados Unidos, para Inglaterra e Irlanda en 1813, y para la Iglesia Universal el 7 de agosto de 1814.

El 6 de julio de 1823, Pio VII sufrió una caída en su apartamento y se fracturó un muslo. Fue obligado a guardar cama, de la cual no se levantó jamás. Durante su enfermedad la magnífica basílica de San Pablo Extramuros fue destruida por el fuego, una calamidad que nunca le fue revelada. El gentil y valiente pontífice expiró en presencia de su devoto Consalvi, quien pronto le seguiría a la tumba.

Vea también los artículos PAPA PÍO VI, Napoleón I, ARTÍCULOS ORGÁNICOS, CONCORDATO FRANCÉS DE 1801, ERCOLE CONSALVI.


Bibliografía: Parte de las bulas de Pío VII se encuentran en Bullarii Romani continuatio, ed. BARBERI, XI-XV (Roma, 1846-53); DROCHON, Mémoires du cardinal Consalvi (París, 1896); PACCA, tr. HEAD, Historical Memoirs of Cardinal Pacca (Londres, 1850); ARTAUD DE MONTOR, Histoire du Pape Pie VII (3ra ed., París, 1839); WISEMAN, Recollections of the Last Four Popes (Boston, 1858); ALLIES, The Life of Pope Pius VII (2da ed., Londres, 1897); MACCAFFREY, History of the Catholic Church in the Nineteenth Century (2da ed., Dublin y San Luis, 1910); ACTON, The Cambridge Modern History: vol. X, The Restoration (Nueva York, 1907); SAMPSON, Pius VII and the French Revolution, in Amer. Cath. Quarterly Rev. (Philadelphia, Apr., 1908—). Vea también las bibliografías en los artículos CONCORDATO FRANCÉS DE 1801, CONSALVI, Napoleón I (Bonaparte).

Fuente: Weber, Nicholas. "Pope Pius VII." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12, págs. 132-134. New York: Robert Appleton Company, 1911. 9 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/12132a.htm>.

Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes. lmhm


Imágenes recopiladas por Summer Miller Vinnig.

Selección de José Gálvez Krüger