Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Domingo, 22 de diciembre de 2024

Marciano

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Marciano (Markiânos) fue emperador romano en Constantinopla; nació en Tracia cerca de 390; murió en enero de 457. Durante su vida temprana vivió en la pobreza, y se dice que llegó a Constantinopla con solo doscientas piezas de oro que le habían prestado. Se convirtió en soldado y sirvió en el ejército bajo Ardaburio el Alano y su hijo Aspar; se distinguió en las guerras contra los persas y los hunos. Aspar era una especie de hacedor de reyes y general en jefe para Oriente (magister militum per orientem), también durante un tiempo el hombre más poderoso de Constantinopla; pero como era extranjero y arriano, él mismo no podía ser emperador, en cambio, colocó en el trono una sucesión de sus favoritos, entre los cuales estaba Marciano. En Constantinopla Marciano se convirtió en senador y era una persona muy conocida y popular. Era viudo; su hija del primer matrimonio, Eufemia, se casó luego con Antemio, emperador en Occidente (467-472). Él tenía cerca de 60 años cuando Teodosio II murió (450).

Teodosio II (408-450), siendo todavía niño, había sucedido a su padre, Arcadio (395-408). Durante la mayor parte de su reinado su hermana mayor, Pulqueria, dirigió el gobierno. Ya durante el reinado de Teodosio, Pulqueria era "Augusta"; con sus dos hermanas, Arcadia y Marina, ella hizo voto público de celibato. Cuando su hermano murió terminaron todas las dificultades sobre la sucesión por la elección unánime de ella (que había guiado realmente al Estado durante mucho tiempo) como emperatriz; así comenzó el reinado de Pulqueria. Deseando fortalecer su posición (fue el primer caso de una mujer sucesora al trono romano), de inmediato contrajo matrimonio nominal con Marciano. Parece haber sido la mejor persona que pudo haber elegido; la amistad de Aspar, así como su propia reputación, lo habían señalado durante mucho tiempo para un lugar elevado. Se dice que Teodosio en su lecho de muerte le había dicho: "Me ha sido revelado que me sucederás".

El patriarca coronó a Marciano el 25 de agosto de 450. Es el primer caso de la ceremonia religiosa de coronación, imitada más tarde en Occidente y que tendría consecuencias de gran alcance. El primer acto del nuevo reinado fue el juicio y ejecución de Crisafio, un eunuco y favorito de la corte, impopular durante mucho tiempo, que había llevado a Teodosio a una disculpa humillante y al pago de una gran multa por una conspiración fallida para asesinar a Atila. Marciano pertenecía al partido de la reforma, cuyo fundador, bajo Teodosio, había sido Antemio. Tan pronto se convirtió en emperador, inició una política de moderación, especialmente en los impuestos, que lo hizo popular y su reinado, próspero, aunque hizo poco por la fuerza de las armas para reprimir a los siempre invasores hunos y otros enemigos de Roma.

Redujo los gastos de tesorería y de la corte y eliminó el gleba o follis, un impuesto sobre la propiedad opresivo que era especialmente desagradable para las clases altas. Existía un sistema severo mediante el cual cualquier senador podía verse obligado a aceptar el inoportuno honor de la prætura. El pretor se veía obligado a vivir en Constantinopla durante su mandato y a gastar grandes sumas de dinero para proveer en juegos y espectáculos. Esto era especialmente difícil para los senadores que vivían en las provincias, que por lo tanto tenían que venir a la capital y vivir allí durante meses con un costo ruinoso. Marciano modificó esta ley para excusar a las personas que vivían fuera de la ciudad, y ordenó a los cónsules que asumieran su parte de los gastos. Reformó la marina sobre una base más económica. En ese momento hubo frecuentes terremotos que destruyeron ciudades enteras. En estos casos, Marciano y Pulqueria acudían generosamente en ayuda de los enfermos con suministros del tesoro imperial.

Marciano tenía una idea consciente de las responsabilidades de su cargo. En la segunda novella de su código define su punto de vista sobre el deber de un emperador: "Es nuestro quehacer proveer para el cuidado de la raza humana"; y estaba consciente de la angustia causada por los impuestos excesivos y la mala administración general de sus predecesores. La primera novella corta anuncia que los denunciantes han acudido al Gobierno de todos lados, hay "multitudes interminables de peticionarios"; esto se debe a la falta de "integridad y severidad" de los jueces. Las leyes de Marciano estaban bien intencionadas e intentaban exitosamente hacer frente a estas dificultades. Una medida muy popular fue su negativa a pagar a Atila el tributo que regularmente le había pagado Teodosio II. Esta negativa ahorró un gran gasto y restauró la dignidad del imperio que había sido degradado por tan gran humillación. Como los hunos apenas estaban comenzando su pelea con los francos, no podían afrontar el ir a la guerra con el imperio; sin duda, Marciano sabía eso cuando los desafió.

Pero el evento principal de este reinado fue el comienzo de la gran disputa monofisita y el Concilio de Calcedonia. Marciano era notablemente piadoso y ortodoxo. Tan pronto como fue coronado escribió una carta muy amable y respetuosa al Papa León I (440-461), a quien llamaba guardián de la fe, le pedía sus oraciones y se manifestaba ansioso por apoyar el concilio propuesto por el Papa (soû a'uthentoûntos) para resolver la cuestión planteada por Eutiques, Dióscoro y sus amigos (ep. LXXIII entre las cartas de San León; Mansi, VI, 94). El 22 de noviembre de 450 le escribió en los mismos términos, y le habló de la alegría con que había dado la bienvenida a los legados papales. Él esperaba que el propio León viniese al concilio; si no él, Marciano, lo convocaría para un lugar conveniente; definirá la fe según la carta de León a Flaviano de Constantinopla (ibid.., LXXXVI; Mansi, VI, 99).

Pulqueria también escribió diciendo que el concilio debía ser convocado por la autoridad del Papa. León ya le había pedido a Teodosio II que convocara el concilio (ep. XLIV, 3; P.L., LIV, 826); Marciano claramente solo tenía la intención de llevar a cabo esta comisión como sucesor de Teodosio. Mientras tanto, Dióscoro y su grupo sabían muy bien que Marciano no sería amigo de ellos, los cuales habían intentado y no habían podido evitar su reconocimiento en Egipto; el intento solo empeoró su caso con el gobierno.

La Iglesia Oriental había sido perturbada por la enseñanza de Eutiques (vea EUTIQUIANISMO) desde inmediatamente después del Concilio de Éfeso (431) y los disturbios nestorianos. En 448, Eusebio de Dorileo había acusado a Eutiques y su fórmula de "una naturaleza después de la unión" (metà tèn ‘énosin mía phúsis) en Constantinopla. Dióscoro de Alejandría había asumido la causa de Eutiques y había condenado el diofisismo en el Concilio Ladrón de Éfeso en 449 (para todo esto vea MONOFISISMO). El Papa León esperaba por un tiempo restaurar la paz sin otro concilio general (sus cartas a Marciano, LXXVIII, a Pulqueria, LXXIX, y al patriarca [[San Anatolio de Constantinopla |Anatolio de Constantinopla, LXXX).

Pero mientras tanto Marciano, actuando sobre la propuesta anterior de León, convocó un concilio el 17 de mayo de 451, mediante cartas dirigidas a todos los metropolitanos del Imperio. Está claro que actuó debido a un malentendido y aún no había recibido la última carta del Papa (Hefele-Leclercq, II, 639). Entonces León aceptó lo que había sucedido y nombró como sus legados a Pascasio, obispo de Lilibeo en Sicilia, y el sacerdote Bonifacio (ep. LXXXIX; Mansi, VI, 125). El concilio debía haberse reunido en Nicea; muchos obispos ya habían llegado allí en el verano de 451, cuando el emperador les escribió para decirles que esperaran hasta poder él se les pudiera unir (su carta en Mansi, VI, 553). Estaba ocupado en la frontera del Imperio organizando su defensa contra los hunos. Los obispos escribieron para quejarse del retraso, y Marciano respondió a su carta diciéndoles que fueran a Calcedonia, frente a la capital al otro lado del Bósforo (Mansi, V, 557); de esta forma podría asistir al concilio sin salir de Constantinopla.

El concilio se inauguró en la iglesia de Santa Eufemia en Calcedonia el 8 de octubre de 451 y duró hasta el 1 de noviembre; asistieron cerca de 600 obispos. Los comisionados imperiales estuvieron presentes y regularon los asuntos exteriores en cada sesión. El legado papal, Pascasio, inauguró el concilio. Maricano y Pulqueria asistieron a la sexta sesión (25 octubre). El emperador abrió el acto ese día con un discurso en latín (Mansi, VII, 129), que se nota era todavía el idioma oficial del imperio y se usaba en ocasiones especialmente solemnes. Luego repitió su discurso en griego. En esta sesión se leyó el decreto del concilio (vea CONCILIO DE CALCEDONIA).

El 27 de febrero de 452 Marciano, junto con su colega occidental, Valentiniano III (423-455), aprobó una nueva ley reforzando el decreto y los cánones del concilio como ley del Imperio, y amenazaba con severas penas contra todos los que lo disputaran. Marciano solo repitió la misma ley el 13 de marzo (Mansi, VII, 475-480). El célebre vigésimo octavo canon (que otorga a Constantinopla el rango inmediatamente después de Roma) y la protesta del Papa en su contra provocaron una mayor correspondencia entre él y el emperador y la emperatriz (Ep. Leonis I., cv, CVI; Mansi, VI, 187, 1985), pero no afectó sus buenas relaciones.

Las leyes de Marciano produjeron uniformidad en Constantinopla y en los alrededores del gobierno, pero no pudo hacerlas cumplir con tanto éxito en Siria y Egipto. El resto de su reinado estuvo perturbado por la revolución en estas provincias, que siguió siendo una de las principales dificultades del gobierno bajo sus sucesores durante dos siglos. Marciano no hizo concesiones hacia los monofisitas sirios y egipcios. Su gobierno llevó a cabo la deposición de Dióscoro, y un edicto del 28 de julio de 452 insistió bajo fuertes penas en el reconocimiento de Proterio, el patriarca ortodoxo de Alejandría. Se envió una gran fuerza (2,000 soldados) a Egipto. No fue hasta después de la muerte de Marciano que un partido en Constantinopla bajo Aspar y Anatolio comenzó a comprometerse con los herejes.

Atila murió en el año 453. Se dice que Marciano soñó, al momento de la muerte de Atila, que vio roto el arco de su enemigo. La emperatriz Pulqueria murió en el mismo año. Fue canonizada tanto por católicos como por ortodoxos; su fiesta es el 10 de septiembre en ambos calendarios. Marciano sobrevivió cuatro años a su esposa. Al final de su reinado estuvo ocupado en los crecientes problemas en Egipto. Fue sucedido por León I (457-474). Marciano fue, por matrimonio, el último emperador de la casa de Teodosio I. Los ortodoxos también lo canonizaron y celebran su fiesta (con Pulqueria) el 17 de febrero.


Bibliografía: EVAGRIO, Hist. Eccl., II; TILLEMONT, Histoire des Empereurs, VI; BURY, History of the Later Roman Empire, I (Londres, 1889), 135-136; GIBBON, The Decline and Fall of the Roman Empire, con notas de BURY, III (Londres, 1907), 444-474; HEFELE, tr. LECLERCQ, Histoire des Conciles, II (París, 1908).

Fuente: Fortescue, Adrian. "Marcian." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9, págs. 644-645. New York: Robert Appleton Company, 1910. 3 sept. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/09644a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina