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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Nasoreanos

De Enciclopedia Católica

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Nasoreanos (a veces llamados mandeanos, sabianos o cristianos de San Juan) son gnósticos paganos que poco después del surgimiento del cristianismo formaron una secta que floreció en Mesopotamia y Babilonia, y que fue una de las religiones más destacadas en Asia Occidental en los primeros años del mahometismo. Aunque eran unas 2,000 familias en el siglo XVII, han disminuido hoy en día a unos 1,500 adeptos que habitan en el Shat-el-Arab cerca del Golfo Pérsico. Es la única secta gnóstica que ha sobrevivido y cuyos escritos sagrados aún existen; a excepción de unos pocos restos, los escritos de los tales llamados gnósticos cristianos han perecido.

Nombres

Mandeano (mndaya) es una palabra babilónica-aramea en forma dialéctica, que significa: gnósticos, gnostikoí, "aquellos que son buenos en conocer". La palabra hebrea para conocimiento, md' Madda, tiene la misma raíz y es el sustantivo del cual se deriva el adjetivo mandaya. Es el nombre adoptado por la secta misma, es empleado en sus libros sagrados y es característico de su adoración de los mnds dhya gnôsis tês doês o "conocimiento de la vida".

Otro nombre que también se halla en sus libros sagrados es el de sabianos (sbya) que significa bautistas (sb' bautizar en siríaco y arameo). Los mahometanos conocen ese nombre (sing. Sabia, pl. fr. Subâ’u) por el Corán (Sure V, 73; II, 59; XXII, 17) en el que se enumera a los cristianos, sabianos y judíos como religiones que el islam puede tolerar. Se basa en la prominencia del bautismo frecuente en su disciplina religiosa y de ahí sin duda que los Padres los llaman “hemerobautistas”, ‘emerobaptístai, es decir, que practican el bautismo diario. El nombre Soubaíoi era conocido incluso por los escritores griegos.

Sin embargo, el nombre usado más frecuentemente en su literatura sagrada es el de “nasoreanos”, naswraya, que también es el arábigo usual (sing. Nasrani, pl. Nasâra) para cristianos. La coincidencia es asombrosa, y tanto más pues los nasoreanos no tienen inclinación hacia el cristianismo, sino más bien desprecio y odio hacia él; sus doctrinas tampoco muestran aproximación alguna a las creencias cristianas, excepto quizá en la de la existencia de un salvador, aunque algunas de sus ceremonias tienen un parecido superficial a los misterios cristianos. Sin embargo, si recordamos que los maniqueos en Europa alardeaban de ser los verdaderos cristianos, aunque su sistema sólo tenía media docena de términos comunes con el cristianismo, y que algunas sectas gnósticas se hacían llamar cristianas aunque no tenían casi ninguna similitud con la Iglesia de Cristo, es menos extraño que incluso los mandeanos se hayan llamado a sí mismos nasoreanos. El término “Kristiânâ”, como transliteración de la palabra griega, lo reservan para los seguidores de Jesucristo. Sin duda el nombre de cristianismo era uno para conjurar, pero la ausencia de cualquier razón para la adopción del título sigue siendo un misterio. Algunos sugieren que el nombre se da sólo a los más perfectos entre ellos, pero esto parece contrario a los hechos.

El nombre “Cristianos de San Juan” es de origen europeo y se basa en un error. Los nasoreanos muestran una veneración extraordinaria por San Juan Bautista, quien figura extensamente en su mitología. Esta veneración, junto con la semejanza de sus ritos con los sacramentos cristianos, llevó a los primeros misioneros de Europa a considerarlos como descendientes de los bautizados cristianos solo con el bautismo de San Juan. Tal, por ejemplo, fue la impresión del carmelita Ignatius a Jesu, quien vivió algunos años en Bassa y escribió una descripción de la secta (1652).

Doctrinas

Sus doctrinas se recogen de una voluminosa compilación llamada Genza o "El Tesoro", y en ocasiones Sidra Rabba o "El Gran Libro", de la cual se encuentran copias que datan de los siglos XVI y XVII en la Bibliothèque Nationale en París y han sido publicados por Petermann (Thesaurus s. Liber Magnus, vulgo Liber Adami, etc., Berlín, 1867) en escritura e idioma nasoreano. La primera no es diferente de la “estrangela” (N. de la T.: estrangela: forma cursiva arcaica del alfabeto siríaco) con vocales añadidas en las modificaciones de las consonantes, y el último se asemeja mucho al arameo en el Talmud. El mismo texto en caracteres siríacos con una traducción algo libre al latín fue publicado por Norberg (Londres y Gotha, 1817). Brandt ha traducido al alemán algunas selecciones del Genza (alrededor de una cuarta parte). Este libro se divide arbitrariamente en dos secciones, llamadas el Genza de la Derecha y el de la Izquierda, a partir de la curiosa costumbre nasoreana de escribir estas dos porciones en un volumen pero en posiciones invertidas; la izquierda se utiliza en funerales y fue escrita para beneficio de los muertos. El Genza es una recopilación de escritos de todas las épocas y fuentes, algunas que datan de incluso después de la conquista mahometana.

Otro libro sagrado es la “Kolasta”, o "Summa" o vademecum práctica que contiene himnos, liturgias, ritos para bodas, etc. (publicado como "Qolasta" por Euting, Stuttgart, 1867). El Sidra de Yahya, es decir, Libro de San Juan o Drâshê de malkê, "Lecturas de los Reyes" fue publicado en 1905 por Lidzbarski y traducido con comentario por Ochser en 1905. El Diwan, un ritual sacerdotal, fue publicado por Euting (1904), pero el Asfar Malwâshe, una obra astrológica sobre los signos del Zodiaco, no ha sido publicada aún. En años recientes, se ha agregado a nuestro conocimiento sobre sus supersticiones populares los descubrimientos de inscripciones nasoreanas en objetos de barro (Pognon, "Une incantation en Mandaïte", París, 1892; "Inscriptions Mand." París, 1808-9; Lidzbarski, "Ephem. f. Sem.Epigr.", Giessen, 1900).

Estas fuentes muestran que el nasoreanismo es una forma de gnosticismo que se inclina hacia el politeísmo babilónico tardío, algo así como el neoplatonismo se inclina hacia el panteón griego y romano. Es un intento por alegorizar los mitos antiguos como si fuesen etapas de la creación y salvación del hombre, aunque el nasoreanismo nunca se libera de la quimérica imaginería oriental. Probablemente estos babilonios del sur entraron en contacto con los judíos del oriente de el Jordán a través del comercio nabateo y desarrollaron un culto a San Juan Bautista. Sin embargo, su bautismo diario es anterior a la práctica de San Juan y es probablemente es la causa, en lugar de su efecto, de su creencia respecto hacia San Juan. Asimismo absorbieron una gran parte de la filosofía hindú y parsi hasta que desarrollaron su doctrina del Rey-Luz, que es similar al concepto maniqueo del universo, aunque sin un dualismo absolutamente rígido. Por lo tanto, ninguna religión muestra una semejanza mayor al nasoreanismo que la de Manes, el cual era un bautista oriental en su juventud. Finalmente, a través del contacto con el monoteísmo de los judíos, cristianos, mahometanos, y posteriormente de los parsis, gradualmente derivaron hacia la aceptación de un solo Dios.

Su culto al Rey-Luz es uno de belleza y elevación singular. Su “eonología” es extremadamente intricada: los eones son llamados por el nombre místico Utra (wtryya que significa riquezas o potencias; hebreo 'sr). Basta mencionar aquí unas cuantas ideas importantes. Pira Rabba es la fuente, origen, y contenedor de todas las cosas. El significado de Pira (pyra) es incierto; de varios significados que se han sugerido, quizá el más probable es el de "Fruto" (hebreo pry). Este "fruto" es como el "huevo de oro" hindú, la trascendente e inconsciente "plenitud del ser" de la cual emanan todas las cosas; es la semilla de la higuera de los docetas gnósticos; es el búdos de los [[Valentino y Valentinianos |valentinianos]. Este Pira Rabba es poseído y llenado por el Mânâ Rabbâ: el gran espíritu, el gran ilustre, el gran esplendor o majestad. Del Mânâ Rabbâ emana la Primera Vida, quien ora por compañía y progenie, tras lo cual nace la Segunda Vida, el ultra mkayyema o eón constituyente del mundo, el arquitecto del universo. Este divino arquitecto produce un número de eones, quienes con su permiso tienen como propósito construir el universo. Sin embargo, esto desagrada a la Primera Vida a cuyo pedido el Mânâ Rabbâ produces como supervisor o encargado de los eones del arquitecto al Mandâ d'Hayye o gnôsis zoês el conocimiento de vida personificado, es decir, el amigo y consejero de la Primera Vida.

Este Mandâ d'Hayye es el Cristo de los nasoreanos, de quien reciben su nombre y alrededor del cual se agrupan todas sus ideas religiosas. Como dios de orden tiene que luchar contra los eones del caos y así llevar a cabo la idea divina en el mundo. La totalidad es una obvia y audaz alegoría. Ea envía a su hijo Marduk a luchar contra los poderes de Tiamat. Los nasoreanos llamaban Espíritu Santo a este monstruo femenino del caos, la engañadora (la palabra espíritu es de género femenino en arameo) o Ruha, sin duda para hacer rabiar a los cristianos. Esta Ruha tiene un hijo llamado Ur, el príncipe de los demonios. Mandâ d'Hayye lo conquista y lo encadena. Desafortunadamente, mientras el apóstol Gabriel y Petahiel están comenzando a crear un buen mundo, Ur escapa y engendra con ruha los siete planetas, los doce signos del zodíaco y los cinco elementos. Se llega a una tregua y Petahiel comparte amigablemente la creación del mundo con los hijos de Ur y Ruha. El cuerpo sin vida de Adán es creado, pero la "Imagen de Dios" no tiene movimiento. Con la ayuda de Abel, Set, Enós y Adakas se sopla sobre él el espíritu de vida. Sin embargo, los siete planetas y los doce signos del Zodiaco constituyen una influencia maligna en el mundo, la cual es vencida continuamente por Mandâ d'Hayye.

Con la doctrina del Rey-Luz, se introduce una considerable modificación a la “eonología”, pero la línea principal siguió siendo la misma. El Rey-Luz, el padre de los eones, engendra a Mandâ d'Hayye o Protantropos, Adán como el primer hombre. Este Mandâ d'Hayye se encarna en Jibil el Glorioso o Hibil Ziva (hybyl zywa). Kessler señala categóricamente que si Manda es el Cristo entonces Hibil es el Jesucristo del nasoreanismo. Los descensos de Hibil al Hades juegan un importante papel en su teología. Hibil es el salvador y el profeta del hombre. Él es Marduk intentando reemplazar a Jesús de Nazaret. Una última emanación del Rey Luz fue San Juan Bautista, quien con Hibil, Set y Enós son hermanos del Mandâ d'Hayye. Se hace mención frecuente de los Jordanes celestiales, que son arroyos de aguas vivientes del reino trascendental de la luz. Hibil Ziva fue bautizado en 360,000 de ellos antes de descender al mundo inferior.

Disciplina y Ritual

Los nasoreanos repudian enérgicamente todas las ideas de celibato y ascetismo; sienten un verdadero menosprecio semítico por los solteros y repetidamente inculcan el precepto "creced y multiplicaos". Rechazan todo ayuno y abnegación como inútiles y antinaturales, y si observaban los ayunos islámicos por lo menos en la apariencia exterior, era solo para evitar problemas y persecuciones. Son el reverso de los maniqueos; puede haber mucho mal en este mundo pero el hombre tiende a sacar provecho de ello. No es de extrañar que Manes les dejara. No observan distinciones entre los alimentos, excepto que la sangre y los animales estrangulados les son prohibidos, asimismo los alimentos preparados por extraños, e incluso los alimentos comprados en el mercado deben ser lavados.

No tienen horarios especiales para orar, excepto que deben hacerlo solo cuando haya luz, no se escuchan oraciones mientras hay oscuridad. Su día santo semanal no es el viernes mahometano, o el sábado judío, sino el domingo cristiano. Sin embargo, esto no es una imitación consciente de los cristianos, cuyo "dios-carpintero" odian como a un hijo del demonio. La observancia religiosa de otras fiestas parece de origen más reciente, aunque sin duda su observancia civil, como en el caso del día de Año Nuevo (primer día del invierno; sus meses tienen treinta días con cinco días intercalares para hacer un año solar) es lo suficientemente antigua, pues es un festival de la antigua Babilonia. Observan el día de la ascensión (de Hibil Ziva de regreso del Hades) el decimoctavo día del primer mes de primavera, el gran festival bautismal en los días intercalares, la fiesta de los egipcios aparentemente hundidos en el Mar Rojo bajo el faraón (ellos en realidad no se hundieron, sino que escaparon y fueron los antepasados de los nasoreanos) y algunas otras fiestas.

Poseían un sacerdocio jerárquico a quienes otorgaban una profunda veneración. Su patriarca es el Rash Amma, jefe del pueblo, pero rara vez parecen haber tenido tal dignatario; dice la leyenda que sólo uno antes y uno después de Juan el Bautista. Un tipo de obispos, sacerdotes y diáconos forman la jerarquía; son llamados Ganzivrâ, Tarmidhâ y Shecandâ o tesorero, discípulo y mensajero. La ordenación al sacerdocio es precedida por un llamado retiro de sesenta días durante el cual el candidato se somete a muchas reglas y bautismos pintorescos. El Shecandâ es solo un ayudante pero el privilegio del sacerdote es el poder de bautizar; el obispo es el administrador de la comunidad.

Poseen tres grandes ritos sacramentales, Mashutha o bautismo; Pehta y Mabutha o comunión, realmente bocado (pan) y bebida (agua); y Kusta o fidelidad, un apretón de manos y promesa de fidelidad. El bautismo, siempre en agua corriente o viva de ríos y arroyos, es el mayor de todos los ritos. Los niños son bautizados tan pronto como pueden soportar la inmersión total. El auto bautismo es frecuente; cuando el sacerdote bautizaba utilizaba originalmente la fórmula: Has sido señalado con el signo de vida; el Nombre de la Vida y el Manda de Hayya es llamado sobre ti. El bautismo se lleva a cabo en domingo y en muchas otras ocasiones cuando se requiere el perdón de los pecados. Es seguido por un tipo de unción con aceite de sésamo. La comunión se da en delgados panes sin levadura que se guardan en la casa del sacerdote y un puñado de agua. El Kushta es un signo solemne de hermandad con los hermanos nasoreanos. "Los hermanos de carne pasan, la hermandad Kushta permanece por siempre", dice el proverbio.

Historia

La historia del nasoreanismo es prácticamente desconocida. El Genza contiene un Libro de Reyes de carácter pseudohistórico, pero la extrema confusión de sus orígenes históricos hace difícil encontrar resquicios de verdad. Los nasoreanos estuvieron perdidos en la historia hasta que Ignatius a Jesu trajo noticias de su existencia. Han sido una religión prominente, pues los mahometanos los clasificaron junto con los cristianos y los judíos. A menudo se afirma que alguna vez habitaron en Palestina cerca del Jordán y que emigraron a Caldea. Su amargo odio a todo lo que es judío o cristiano (pues Moisés es un falso profeta, Jesús, el gran engañador, a quien Enós trae justamente a la Cruz), junto con su extenso uso de nombres bíblicos, llevaría a uno a creer que aunque su "teología" es indo-babilónica, estuvieron alguna vez históricamente conectados con los judeocristianos.


Bibliografía: BRANDT, Die mandäische Religion (Leipzig, 1889); IDEM, Das Schicksal der Seele nach dem Tode etc. in Jahrbüch. der prot. Theol. (1892); IDEM, Mandäische Schriften (Göttingen, 1893); KESSLER, an extensive article in Realencykl. für prot. Theolog. (1903), s.v. Mandäer; IDEM, Mandæans in Encyclopæd. Brittan.; OCHSER, Sidra d'Nismata (Book of Souls), tr.; Zeitschrift d. deut. morganl. Gesell. (1907); DE MORGAN, Texte Mandaïtes in Missions Scientifiques en Perse, V (París, 1904); SHOUFFI, Etudes sur la religion des Soubbas (París, 1880); BABELON, Les Mendaïtes in Annales de Philos. Chrét. (1881); PETERMANN, Reisen im Orient (Leipzig, 1861); NÖLDEKE, Mandäische Grammatik (Leipzig, 1875).

Fuente: Arendzen, John. "Nasoræans." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 705-707. New York: Robert Appleton Company, 1911. 19 Mar. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10705a.htm>.

Traducido por Lucía Lessan. lmhm