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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Sinagoga

De Enciclopedia Católica

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Nombre

Lugar de asamblea de los judíos. El griego sunagogé, de donde proviene el latín synagoga, francés, synagogue, e inglés synagogue, significa una reunión, una asamblea; y es usado en los Setenta para traducir el hebreo ‘RH. La traducción aramea es KNSHA (cf. arábigo Kanîsah, una iglesia) con la cual está emparentada la nueva palabra hebrea KNST. En el nuevo hebreo el lugar de reunión era llamado BYT, HKNST, casa de reunión, es decir oikos sunagoges. En el transcurso del tiempo, la palabra sola sinagoga pasó a significar no sólo la reunión, sino la casa de reunión, la enseñanza de ella y, en el sentido más amplio, el cuerpo político de los judíos. Este sentido amplio de la palabra sinagoga se ve en el uso que hace Juan de la palabra ‘aposunagogós, “ excomulgados" o "expulsados de la sinagoga "(cf. 9,22; 12,42; 16,2). Otro nombre griego de la sinagoga, usado por los judíos helenísticos, es proseuké, acortado por la analogía de sunagogé, de oikos proseukos, casa de oración (cf. Filón: "In Flacc.”, 6,7; "Ad Gaium", § 20.23.43). Esta frase está en la traducción de los Setenta de Isaías 56,7: "Mi casa será llamada casa de oración [BYT TPLCH] para todas las naciones." La proseucha latinizada de Juvenal (Sat., III, 296) significa la casa de oración judía o sinagoga. Josefo (Antiq., XVI, VI, 2) cita un edicto de Augusto, en el que llama a la sinagoga sabbateíon, “la casa del Sabbath”.

Origen

La oscuridad envuelve los primeros comienzos de la sinagoga. El Talmud de Jerusalén (en Éx. 18,20) la remonta a la época de Moisés; así también, la tradición de los judíos de Alejandría, de acuerdo con el testimonio de Filo Judeo, "De Vita Mosis" (III, 27) y Josefo, "Contra Apión", (II, 17). Esta tradición rabínica no es confiable. Fue probablemente durante el cautiverio en Babilonia que la sinagoga se convirtió en una característica nacional del culto hebreo. Lejos de su Templo, los judíos exiliados se reunían en casas de reunión locales para el culto público. Se les prohibía ofrecer sacrificios; no así la oración en común. Cuanto más largo era su exilio del altar del sacrificio nacional, mayor era su necesidad de casas de oración; esta necesidad fue satisfecha por un número cada vez mayor de sinagogas, esparcidas por toda la tierra de exilio. Este sistema nacional de culto en la sinagoga fue traído desde Babilonia a Jerusalén. Que la sinagoga data de muchas generaciones antes de los tiempos apostólicos, está claro por la autoridad de Santiago: “Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores y es leído cada sábado en las sinagogas.” ( Hch. 15,21).

Historia

Desde el principio del cristianismo la sinagoga se encontraba en pleno poder de sus diversas funciones; el Nuevo Testamento habla de ella 55 veces. La palabra se usa para designar el cuerpo político de los judíos en doce ocasiones:

  • 2 veces en Mateo (10,17; 23,34);
  • 1 vez en Marcos (13,9);
  • 3 veces en Lc. (8,41; 12,11; 21,12);
  • 4 veces en los Hechos (6,9; 9,2; 22,19; 26,11): y
  • 2 veces en los escritos de Juan ( Apoc. 2,9; 3,9).

El significado más restringido de lugar de reunión aparece 43 veces en el Nuevo Testamento: * 7 en Mateo (4,23; 6,2.5; 9,35; 12,9; 13,54; 23,6);

  • 7 veces en Marcos (1,21.23.29.39; 3,1; 6,2; 12,39);
  • 12 veces en el de Lucas (4,15.16.20.28.33.38.44; 6,6; 7,5; 11,43; 13,10; 20,46);
  • 14 veces en los Hechos (9,20; 13.5.14.42; 14,1; 15,21; 17,1.10.17; 18,4.7.19.26; 19,8);
  • 2 veces en Juan (6,59; 18,20), y
  • 1 vez en Santiago (2,2).

Nuestro Señor enseñó en las sinagogas de Nazaret (Mt. 13,54; Mc. 6,2; Lc. 4,16), y en Cafarnaúm (Mc. 1,21; Lc. 7,5; Jn. 6,59). San Pablo predicó en las sinagogas de Damasco (Hch. 9.20), Salamina en Chipre (Hch. 13,5), Antioquía en Pisidia (Hch. 13,14), Iconio (14,1), Filipo (16,13), Tesalónica (17,1), Berea (17,10), Atenas (17,17), Corinto (18,4.7), y Éfeso (18,19). Es digno de notar que a pesar de su uso frecuente de la casa de reunión, San Pablo en su rígido antagonismo nunca se dignó a hacer mención de la sinagoga. Él designa el judaísmo por el término "circuncisión", y no como lo hacen los evangelistas, por la palabra "sinagoga". E incluso al hablar de los judíos como "la circuncisión", San Pablo evita la palabra aceptada peritomé, "un corte alrededor", una palabra empleada por Filón de Alejandría para el judaísmo y reservado por el apóstol para el cristianismo. El enemigo jurado de la “falsa circuncisión" toma una palabra griega corriente: katatome, “un corte hacia abajo", y con la vigorosa estampa de su fantasía, sella sobre ello un significado totalmente nuevo y exclusivamente paulino ---la falsa circuncisión del judaísmo.

En el momento de la destrucción de Jerusalén (año 70 d.C.) había en la ciudad 394 sinagogas, según el Talmud babilónico (Kethub. 105 a); 480, según el Talmud de Jerusalén (Megilla 73 D). Además de estas sinagogas para los judíos de Palestina, cada grupo de judíos helenísticos en Jerusalén tenía su propia sinagoga ---los libertinos, los alejandrinos, cirenenses, los cilicios, etc. (Hch. 6,9). Josefo habla de la sinagoga que Agripa I erigió en Dora (Antiq. XIX, VI, 3), de la sinagoga cesárea que se rebeló contra Roma (Bell, Jud., II, XIV, 4), de la gran sinagoga de Tiberíades ( Vita, 54) y de la sinagoga de Antioquía de Siria a donde llevaron los vasos sagrados en la época de la guerra de los seléucidas (Bell. Jud., VII, III, 3). Filón es la autoridad para la existencia, durante el siglo I d.C., de muchas sinagogas en Alejandría (Leg. ad Gaium, 20), y de no pocas en Roma (ibid., 23). En el norte de Galilea, hay numerosas ruinas cuyo estilo de arquitectura e inscripciones son indicativas de sinagogas del siglo II y, quizás, del I d.C.

Los franciscanos están participando en la restauración de la sinagoga en ruinas de Tel Hum, el sitio de la antigua Cafarnaúm. Esta hermosa y colosal sinagoga fue probablemente en la que enseñó Jesús (Lc. 7,5). De las ruinas de sinagogas de Galilea, la de Kefr Bir'im es la más perfectamente conservada. Varias inscripciones en griego, recientemente descubiertas en el Bajo Egipto, hablan de sinagogas construidas allí en la época de los ptolomeos. Una losa de mármol, desenterrada en 1902 a unas veinte millas (32.18 kms.) de Alejandría, dice: "En honor del rey Ptolomeo y la reina Berenice, su hermana y esposa, y sus hijos, los judíos (dedicamos) este proseuché. Tanto el Talmud de Jerusalén como el babilónico mencionan numerosas sinagogas de Galilea que eran centros literarios rabínicos, y de influencia religiosa y política en Séforis, Tiberíades, Escitópolis, etc. La ley talmúdica obligaba a cada asentamiento judío a tener su propia sinagoga; los miembros de la comunidad podían obligarse entre sí a la construcción y el mantenimiento del mismo; y, de hecho, los miembros de la comunidad judía eran designados como "hijos de la sinagoga". Para la historia posterior de la sinagoga, vea judaísmo, historia de los judíos.

La Gran Sinagoga es digna de mención especial, ya que la tradición judía le asigna el importante papel de la formación del Canon del Antiguo Testamento. Se dice que fue fundada por Esdras a mediados del siglo V a.C., y que ha sido un conjunto permanente y legislativo de dos y medio siglos. La Mishná (Pirke Aboth, I, 1) afirma que los profetas le transmitieron la Tora a los hombres de la Gran Sinagoga. "Aboth rabino Nathan" (un tratado post-talmúdico) parafrasea esta declaración con la inclusión de los últimos tres profetas en este conjunto: "Ageo, Zacarías y Malaquías recibieron [la Tora] de los profetas; y los hombres de la Gran Sinagoga la recibieron de Ageo, Zacarías y Malaquías.” Es imposible decir por cuánto tiempo este alegadamente autoritativo cuerpo tuvo el control de la religión de Israel. La cronología judía desde el Exilio hasta la conquista de Alejandro está lejos de ser clara. El rabino Jeremías (Jerus. Talmud, Berakot, 4d) dice que los ciento veinte ancianos componían este este cuerpo e instituyeron las oraciones y bendiciones del Kidush y habdalah. El Talmud, por el contrario (Peah, II, 6), le transmite la Tora desde los profetas a la Zugoth (Pares) sin la intervención de la Gran Sinagoga. Sea cual fuere la tradición judía de la Gran Sinagoga, la crítica histórica la ha excluido de la corte. Kuenen, en su trascendental monografía "Over die Mannen der groote synagoge” (Amsterdam, 1876), muestra que una sola reunión llegó a ser considerada como una institución permanente. Los levitas y el pueblo se reunían una vez y sólo una vez, probablemente con motivo de la alianza descrita por Nehemías (Neh. 8 - 10), y la importante asamblea se convirtió en el núcleo alrededor del cual se envolvieron las fábulas de la tradición judía posterior. Tal es la conclusión de W. R. Smith, "The Old Testament of the Jewish Church", p. 169; Ryle, "Canon of the Old Testament", p. 250; Buhl, "Canon and Text of the Old Testament", p. 33; Driver, "Introduction to the Literature of the Old Testament", 6ta. ed., p. 7.

Organización

Judicial

Los hijos "de la sinagoga" se regían por un consejo llamado bêth dîn, "casa de justicia"; o en griego: sunédrion "consejo" (transcrito SNHKRYN sanedrín), o en griego: boulé, “consejo". Los miembros de este consejo eran veintitrés en las grandes ciudades, siete en las pequeñas; y eran llamados ‘árchontes, "gobernantes" ( Mt. 9,18.23 y Lc. 8,41), o presbúteroi, "ancianos" (Lc.7,3). Los “jefes de la sinagoga" tenían en ella el poder para castigar con la excomunión, los azotes y la muerte:

  • (a) La excomunión de la comunidad de la sinagoga era llamada herem; hebreo, CHRM; griego, ‘anáthema, (vea anatema). Ambas palabras, la hebrea y la griega, significan que un objeto es "sagrado" o "maldito" (cf. arábigo, hárîm, harén, un recinto sagrado para las mujeres de un hogar o la mezquita de una comunidad).
  • (b) (B) La flagelación (hebreo: MNVT, cf. Makkoth, III, 12; griego, mastigón, cf. Mt. 10,17; 23,34; déro, cf. Mc. 13,9; Hch. 22,19) consistía de treinta y nueve azotes (Makkoth, III, 10; 2 Cor. 11,24) descargados el "siervo de la sinagoga”, hazzan, ’uperétes, para los delitos menores. Tres ancianos componían un tribunal competente para infligir la pena de flagelación. Es probable que sea a este tribunal menor al que Nuestro Señor se refiere: "Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal”, en griego, ’énochos ’éstai te krísei ( Mt. 5,22).
  • (c) El sanedrín imponía la pena de muerte en sesión plenaria de veintitrés ancianos (cf. Sanedrín I, 4). A tal sanción o a la de excomunión probablemente se debió haber referido Nuestro Señor con las palabras: "Y el que llame a su hermano imbécil, será reo ante el sanedrín", ’énochos ’éstai to sunedrío (Mt. 5,22).

Litúrgica

El “jefe de la sinagoga”, griego, archisunagogos (Mc. 5,22.35.36.38; Lc. 8,49; 13,14; Hch. 13,15; 18,8.17), rôsh hákkeneséth (Sota, VII, 7) presidía la sinagoga y sus servicios. Esta presidencia no impedía que los "hijos de la sinagoga” oficiaran libremente. Testigo de esto es la libertad con la que Nuestro Señor y San Pablo se pusieron de pie para explicar las Escrituras en las diversas sinagogas de Palestina y la Diáspora. El hazzan, “siervo", entregaba los rollos a los lectores y enseñaba a los niños.

Liturgia

Edificio

Bibliografía: SCHÜRER, Gesch., II (3ra. ed., Leipzig, 1873), 427-64, tr. (Edimburgo, 1885-87); GRÄTZ, Gesch., IV-XI (Leipzig, 1863-88); ZUNZ, Gottesdienstliche Vorträge der Juden (Berlín, 1832); DALMAN, Synagogaler Gottesdienst, en HERZOG's Real- Encyklopädie; ABRAHAMS, Jewish Life in the Middle Ages (Londres, 1896); LÖW, Der Synagogale Ritus in Monatschrift, 1884, IV, 1-71; KOHLER, Ueber die Ursprüngs u. Grundformen der synagogalen Liturgie in Monatschrift, 1893, XXXVII, 441-51.

Fuente: Drum, Walter. "Synagogue." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/14379b.htm>.

Está siendo traducido por L H M.