Diferencia entre revisiones de «Salmos»
De Enciclopedia Católica
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− | A. El | + | A. El [[canon cristiano]] de los salmos no presenta ninguna dificultad; todos los cristianos admiten en su canon los 150 salmos del Canon de Trento; todos rechazan el Salmo 151 de la Septuaginta, probablemente una adición macabea al canon. |
− | B. El | + | B. El canon judío presenta un problema discutible. ¿Cómo se ha desarrollado el Salterio? La opinión judía tradicional, defendida generalmente por los eruditos católicos, es que no sólo el canon judío de los salmos sino que todo el canon palestino del Antiguo Testamento fue prácticamente cerrado durante la época de Esdras (v. [[Canon]]). Esta opinión tradicional es posible; para argumentos a su favor vea Cornely, "Introductio Generalis in N. T. Libros", I (París, 1894), 42. |
− | + | 1. Visión Crítica: Los críticos no admiten estos argumentos en su totalidad. Dice Driver: “No hay fundamento de ninguna clase en la antigüedad para la opinión de que el canon del Antiguo Testamento fue cerrado por Esdras, o por sus asociados”. ("Introducción a la literatura del Antiguo Testamento ",Nueva York, 1892, p. X). Respecto a los salmos Wellhausen dice: "puesto que el Salterio es el himnario de la congregación del segundo Templo, la pregunta no es si contiene algunos salmos post-exilio, sino si contiene algún salmo pre-exilio" ("Introducción" de Bleek, ed. 1876, 507). Hitzig ("Begriff der Kritik", 1831) considera que los libros III-V son enteramente macabeos (168-135 a.C.). Olshausen ("Die Psalmen", 1853) trae algunos de estos salmos a la dinastía asmonea y al reinado de Juan Hircano (135-105 d.C.). Duhm (“Die Psalmen", 1899, p. XXI) reconoce muy pocos salmos pre-macabeos, y asigna los salmos 2, 20(19), 21(20), 61(60), 63(62), 72(71), 84(83), 132(131) a los reinados de Aristóbulo I (105-104 a.C.) y a su hermano Alejandro Janeo (104-79 a.C.); de modo que el canon del Salterio no fue cerrado hasta 70 a.C. (p. 23). Tales visiones extremas no se deben a argumentos válidos. Siempre que uno rechace aceptar la fuerza del argumento tradicional en favor del canon de Esdras, se debe admitir en todo caso que el canon judío de los salmos fue indudablemente cerrado antes de la [[fecha]] de la traducción de la Septuaginta. Esta fecha es 285 a.C., si aceptamos la autoridad de la Carta de [[Aristeas]] (v. Septuaginta); o a más tardar 132 a.C., el período en el cual Ben Sirá escribió, en el prólogo al Eclesiástico, que "la ley por sí misma y los [[profeta]]s y el resto de los libros [es decir el Hagiógraha, del cual eran los salmos] habían sido traducidos al griego". Ésta es la opinión de Briggs (p. 12), que fija la redacción final del Salterio para mediados del siglo II a.C. | |
− | + | Los críticos generalmente consideran como una cosa lógica la evolución gradual del Libro de los Salmos. Su aplicación de los principios del [[alto criticismo]] no resulta en ninguna uniformidad de opinión respecto a los diferentes estratos del Salterio. Presentaremos estos estratos como lo indica el profesor Briggs, probablemente el menos precipitado de los que han publicado últimamente las llamadas "ediciones críticas" de los salmos. Su método de criticismo es el usual; por un criterio de evidencia interna bastante subjetivo, él trincha algunos salmos, remienda otros, desecha porciones de otros y los "corrige" todos. Asigna siete salmos a la primera monarquía hebrea; siete a la monarquía media; trece a la última monarquía; trece a la época del exilio; treinta y tres al primer período persa; dieciséis al período persa medio (los tiempos de [[Nehemías]]); once al último período persa; "el gran salmo real del advenimiento" [Salmos 93(92), 96(95) – 100(99)] junto con otros ocho al primer período griego (que comienza con la conquista de Alejandro); cuarenta y dos al último período griego, y al período de los [[Macabeos]] los salmos 33(32), 102(101)(b), 109(108)(b), 118(117), 139(138)(c), 129(128) del salterio Peregrino y 147(146-147) y 149 de los Aleluyas. | |
− | + | Según Briggs, de estos salmos y porciones de salmos, treinta y uno son "salmos aparte", es decir, nunca fueron incorporados en un Salterio antes de que fuera emitida la actual redacción canónica. El resto fueron corregidos en dos o más de los doce Salterios que marcan la evolución del libro de salmos. La primera colección de salmos fue compuesta por siete Mikhtamim, los "pedazos de oro", del período persa medio. En el último período persa, trece Maskilim se unieron como colección de meditaciones. Al misma tiempo, setenta y dos salmos fueron revisados, como libro de oración para uso en la [[sinagoga]], bajo el nombre de "David"; de éstos, trece tienen en sus títulos referencias a la vida de David, y se piensa que formaban por sí mismos una colección anterior. En Palestina, en el primer período griego, once salmos fueron recopilados en un Salterio menor titulado los "hijos de Coré". | |
− | + | Al mismo tiempo, en [[Babilonia]], doce salmos fueron reunidos en un salterio titulado "Asaf". No mucho después, en el mismo período, el salmo exílico 88(87) junto dos salmos “[[huérfano]]s”, el salmo 66(65) y el 67(66), fueron corregidos junto con selecciones de "David," los "hijos de Coré" y "Asaf" para el culto público del cántico en la sinagoga; el nombre de este salterio fue "Mizmorim". Un salterio mayor el elohísta, salmos 42(41) – 83(82), se asume que pudo haber sido compuesto en Babilonia, durante el período griego medio, de selecciones de "David", "Coré", "Asaf" y "Mizmorim"; el nombre se debe al uso de [[Elohim]] evitando el nombre Yahveh en estos salmos. Al mismo tiempo, en Palestina, se compuso un libro de oraciones con 54 salmos del "Mizmorim”, 16 salmos “de David”, 4 de “Coré" y 1 "de Asaf"; este salterio llevó el nombre de "maestro de coro". Las canciones de alabanza aleluyas o aleluyáticas fueron reunidas en un salterio para el servicio del templo en el período griego. Estos salmos tienen halleluyah (alabanza ye Yah) al principio [salmos 111(110), 112(111)], o al final [salmos 104(103), 105(104), 115(113b), 117(116)), o en ambos, al principio y al final (Salmos 106(105), 113(112), 135(134), 146(145) - 150). La Septuaginta da un Allelouia también al comienzo de los salmos 105(104), 107(106), 114(113a), 116(114-115), 119(118), 136(135). Briggs incluye como Aleluyas todos éstos excepto el 118(117) y el 119(118), "el primero da una canción macabea triunfal, el último la gran alabanza alfabética de la [[ley]]". El "Salterio Peregrino" fue un salterio menor del período griego [salmos 120(119) – 134(133)], una colección de "canciones del peregrinaje", de las "Canciones de la Subida", o "Salmos Graduales", que los peregrinos cantaban mientras iban a Jerusalén para las tres grandes [[fiesta]]s. | |
− | La | + | 2. La Visión Católica: Una aplicación tan extensiva del criticismo divisivo del Salterio no choca con la aprobación de los [[exegesis|exégetas]] católicos. Ellos admiten fácilmente las redacciones sucesivas de los salmos, con tal que la doctrina de inspiración de las Santas Escrituras no sea impugnada. La doctrina de la inspiración tiene respeto por los salmos como están puestos en los cánones, y no impide a los católicos admitir las diferentes redacciones del Salterio anteriores a la actual redacción; de hecho, incluso la redacción litúrgica no inspirada de los salmos inspirados contraria a la enseñanza de la Iglesia en materia de inspiración, siempre y cuando el redactor haya preservado intacto y absolutamente inalterado el significado inspirado del Texto Sagrado. La Comisión Bíblica (1 de mayo de 1910) no admite que la actual redacción contiene muchos salmos macabeos; ni tampoco Delitzsch, Perowne, Renan y muchos otros eruditos críticos. "Hay tantos salmos de esa época, que es difícil no pensar que podrían haber llevado marcas prominentes en su dicción y estilo” (Drive, "Introducción a la Literatura del Antiguo Testamento", Nueva York, 1892, 365). Los salmos 44(43), 74(73), 79(78) y 83(82) que Delitzsch y Perowne consideran macabeos basándose en argumentos históricos, le ocasionan a Davison (Hastings, "Dict. de la Biblia ", IV, 152) "dificultades indiscutibles que surgen de su lugar en los libros II y III". No hay pruebas certeras de que éstos o cualquier otro salmo sean macabeos. La Comisión Bíblica, sobre esta razón, no niega que alguno de los salmos sea macabeo, deja esa pregunta todavía abierta. En materia de redacción, permite que "por razones litúrgicas, musicales u otra razón desconocida, los salmos pudieron haber sido divididos o juntados" en el curso del [[tiempo]]; y "hay otros salmos, como el Miserere mei, Deus [Salmo 51(50)] que, para que puedan ajustarse mejor a las circunstancias históricas y a las solemnidades de la gente judía, fueron levemente reeditados y cambiados por la omisión o adición de un verso o dos, siempre y cuando la inspiración del texto entero permaneciera intacta". Eso es lo importante: la doctrina de la inspiración de las Santas Escritura debe sufrir lo menos posible. ¿Cómo, entonces, se mantiene intacta la doctrina de la inspiración de todo el texto? ¿Fueron inspirados los anteriores escritos? Ninguna autoridad de la Iglesia ha determinado nada sobre estos asuntos. Nos inclinamos a la opinión de que Dios inspiró los significados de los salmos como fueron escritos originalmente, y de igual forma inspiró a cada redactor que recopiló y corrigió estas canciones de Israel hasta que el último redactor inspirado las unió en su forma actual. |
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Revisión de 22:39 12 nov 2008
El Salterio, o Libro de los Salmos, es el primer libro de las “Escrituras” (Kethubhim o Hagiographa), es decir, la tercera sección de la actual Biblia hebrea impresa. En esta sección de la Biblia hebrea el orden canónico de los libros ha variado substancialmente, mientras que en las secciones primera y segunda, es decir, en la Ley y los Profetas, los libros han estado siempre casi en el mismo orden. La lista Talmúdica (Baba Bathra 14b) coloca el libro de Ruth antes que los Salmos. San Jerónimo encabeza las “Escrituras” con los Salmos, en su “Epístola ad Paulinum” (P.L. XXII, 547), con Job en su “Prólogo Galeatus” (P.L., XXVIII, 555). Muchos manuscritos masoréticos, especialmente españoles, comienzan las “Escrituras” con Paralipómenos o Crónicas. Los manuscritos masoréticos alemanes han liderado el ordenamiento del libro en el Kethubhim de la Biblia Hebrea moderna. La Septuaginta coloca los Salmos como el primero entre los Libros Sapienciales. Estos últimos libros en el “Códice Alejandrino” pertenecen a la tercera sección y siguen a los Profetas. La Vulgata clementina tiene los Salmos y los Libros Sapienciales en la segunda sección, después de Job. Este artículo tratará sobre el nombre de los Salmos, su contenido, los autores, su canonicidad, texto, versiones, forma poética, belleza poética, valor teológico y uso litúrgico.
Contenido
NOMBRE
El Libro de los Salmos tiene varios nombres en los textos hebreos, en la Septuaginta y en la Vulgata.
A. El nombre hebreo es “alabanzas” (de “alabar”) o “libro de alabanzas”. San Hipólito conocía este último nombre, quien escribió “Habraioi periegrapsanten biblon Sephra theleim” (ed. Lagarde, 188). Hay alguna duda respecto a la autenticidad de este fragmento. Sin embargo, no puede haber duda en cuanto a la transliteración Spahrthelleim por Orígenes (P.G., XII, 1084); y “sephar tallim, quod interpretatur volumen hymnorum” por San Jerónimo (P.L., XXVIII, 1124). El nombre “alabanzas” no indica el contenido de todos los Salmos. Solamente el Salmo 145(144) es titulado “alabanza”. Un sinónimo hallel, en el ritual judío posterior, fue dado a cuatro grupos de cánticos de alabanzas, Salmos 104(103) – 107(106); 111(110) - 117(116); 135(134) – 136(135); 146(145) - 150. No sólo estas canciones de alabanza, sino la colección de salmos constituyen un manual para el servicio del templo---un servicio principalmente de alabanza, de ahí que el nombre “Alabanzas” fue dado al manual mismo.
B. Los manuscritos de la Septuaginta del Libro de los Salmos dicen psalmoi, salmos, o psalterion, salterio. La palabra salmos es una traducción que ocurre en los títulos de cincuenta y siete salmos. Salmos, en griego clásico significa el tañido de las cuerdas de un instrumento musical, su equivalente en hebreo (de “afinar”) significa un poema de forma “afinada” y mesurada. Las dos palabras nos muestran que un salmo era un poema con estructura definida para ser cantado con acompañamiento de instrumentos de cuerda. El texto del Nuevo Testamento utiliza los nombres psalmoi (Lc. 24,44) biblos psalmon (Lc. 20,42; Hechos 1,20) y Daveid (Hebreos 4,7).
C. La Vulgata siguió el texto griego y traduce psalmi, liber psalmorum. De igual modo, la Biblia siria llama a la colección Mazmore.
CONTENIDO
El libro de los Salmos contiene 150 salmos, dividido en 5 libros; junto con cuatro doxologías y los títulos de la mayoría de los salmos.
Número
Las Biblias hebreas impresas listan 150 salmos. Algunos manuscritos masoréticos tienen menos. Los antiguos manuscritos de los Setenta (Códice Sinaítico, Códice Vaticano y Códice Alejandrino dan 151, pero establecen claramente que el último salmo no es canónico. “Este salmo fue escrito por David con su propia mano y está fuera de número”, exothen tou arthmou. La Vulgata sigue la numeración de la Septuaginta pero omite el Salmo 151. En el siguiente esquema se pueden ver las diferencias en la numeración del texto hebreo y la Vulgata:
- Hebreo 1-8 = Septuaginta/Vulgata 1-8
- Hebreo 9-10 = Septuaginta/Vulgata 9
- Hebreo 11-112 = Septuaginta/Vulgata 10-111
- Hebreo 113 = Septuaginta/Vulgata 112
- Hebreo 114-115 = Septuaginta/Vulgata 113
- Hebreo 116 = Septuaginta/Vulgata 114-115
- Hebreo 117-146 = Septuaginta/Vulgata 116-145
- Hebreo 147 = Septuaginta/Vulgata 146-147
- Hebrero 148-150 = Septuaginta/Vulgata 148-150
En el curso de este artículo, seguiremos la numeración hebrea y entre paréntesis la de la Septuaginta y la Vulgata. Cada numeración tiene sus defectos; ninguna es preferible a la otra. La diferencia entre los textos Masora y Septuaginta es significativa debido a la negligencia gradual de la forma poética original de los salmos, esta negligencia fue ocasionada por los usos litúrgicos y por el descuido de los copistas. Todos admiten que los salmos 9 y 10 eran originalmente un solo poema acróstico, que fueron erróneamente separados por Masora y correctamente unidos por la Septuaginta y la Vulgata. Por otra parte el Salmo 144(143) se compone de dos canciones: los versos del 1-11 y del 12-15. Los salmos 42(41) y 43(42) demuestran, por la identidad del tema (anhela la casa de Yahvéh), la estructura métrica y el estribillo (cf. Heb. Salmo 42,6.12; 43,5), que son tres estrofas de uno y el mismo poema. El texto hebreo está correcto al contar como uno el salmo 116 (114 + 115) y el salmo 147(146 + 147). Posteriormente el uso litúrgico parece haber dividido éstos y no pocos otros salmos. Zenner (¨Die Chorgesange im Buche der Psalmen”, II Friburgo im Br., 1896) ingeniosamente combina lo que él juzga eran las odas corales originales: salmos 1, 2, 3, 4; 6 + 13(12); 9 + 10(9); 19(18), 20(19), 21(20); 46(45) + 47(46); 69(68) + 70(69); 114 + 115(113); 148, 149, 150. La forma original del salmo 14(13) + 70(69) parece haber sido una oda coral. Las dos estrofas y el epodo son el salmo 14(13): las dos antistrofas son el Salmo 70(69) (cf. Zenner-Wiesmann, “Die Psalmen nach dem Urtext”, Munster, 1906, 305). Es significativo que, al romperse la oda original, cada porción se deslizó dos veces al Salterio: salmo 14(13) = 53(52), Salmo 70(69) = 40(39),14-18. Otros salmos duplicados son el salmo 108(107),2-6 = salmo 57(56),8-12; salmo 108(107),7-14 = Salmo 60(59),7-14; Salmo 71(70),1-3 = Salmo 31(30),2-4. La Comisión Bíblica (1 de mayo de 1910) reconoce que esta pérdida de la forma original de algunos de los salmos se debió a los usos litúrgicos, negligencia de los copistas u otras causas.
División
El Salterio esta dividido en cinco libros. Cada libro, salvo el último, termina con una doxología. Estas formas litúrgicas difieren levemente. Todos concuerdan que las doxologías al final de los primeros tres libros no tienen relación con los cánticos originales a los cuales han sido añadidos. Algunos consideran que la cuarta doxología fue siempre una parte del Salmo 106(105) (cf. Kirkpatrick, “Salmos”, IV y V, p. 6363). Preferimos, con Zener-Wiesmann (op.cit., 76) clasificarlo como una doxología pura y simple. El quinto libro no tiene necesidad de una doxología añadida. En el salmo 150, si compuesto como tal o no, sirve el propósito de una grandiosa doxología que lleva adecuadamente el Salterio a su final.
Los cinco libros del salterio se componen como sigue:
- Libro I: Salmos 1 – 41(40); doxología, salmo 41(40),14.
- Libro II: Salmos 42(41) – 72(71); doxología, salmo 72(71),18-20.
- Libro III: Salmos 73(72) – 89(88); doxología, salmo 89(88),53.
- Libro IV: Salmos 90(89) – 106(105); doxología, salmo 106(105),48
- Libro V: Salmos 107(106) – 150; sin doxología.
En el texto masorético, la doxología es seguida inmediatamente por un adjetivo ordinal que indica el número del siguiente libro; no así en la Septuaginta y la Vulgata. Esta división del Salterio en cinco partes pertenece a la tradición judía primitiva. El Midrash en el salmo 1 nos dice que David dio a los judíos cinco libros de salmos correspondientes a los cinco libros de la ley dada a ellos por Moisés. Esta tradición fue aceptada por los primeros Padres. Hipólito, en el fragmento dudoso antes mencionado, llama al Salterio y sus cinco libros un segundo Pentateuco (ed. Lagarde, 193). San Jerónimo defiende la división en su importante "Prologus Galeatus" (P.L., XXVIII, 553) y en la Ep. CXL (P.L., XXII, 11, 68). Escribiendo a Marcela (P.L., XXIII, 431), él dice: "In quinque siquidem volumina psalterium apud Hebraeos divisum est". Sin embargo, él contradice esta declaración en su carta a Sofronio (P.L., XXVIII, 1123): "Nos Hebraeorum auctoritatem secute et maxime apostolorum, qui sempter in Novo Testamento psalmorum librum nominant, unum volumen asserimus".
Títulos
En el Salterio hebreo, todos los salmos, excepto treinta y cuatro, tienen títulos simples o bastante complejos. La Septuaginta y la Vulgata proveen títulos a la mayoría de los treinta y cuatro salmos que carecen de títulos hebreos. Estos últimos, llamado los "salmos huérfanos" por la tradición judía, se distribuyen así en los cinco libros del Salterio:
- Libro I: Tiene 4: salmos 1, 3, 10(9b), 33(32) De éstos, el salmo 10 es una porción del salmo 9; el salmo 33(32) tiene título en la Septuaginta y la Vulgata..
- Libro II: Tiene 2: Salmos 43(42), 71(70). De éstos, el salmo 43 es una porción del salmo 42.
- Libro III no tiene.
- Libro IV: Tiene 10: Salmos 91(90), 93(92) - 97(96), 99(98), 104(103) - 106(105). Todos éstos tienen título en la Septuaginta y la Vulgata.
- Libro V: Tiene 18: Salmos 107(106), 111(110) – 119(118), 135(134) – 137(136), 146(145) – 150. De éstos, el salmo 112(111) tiene título en la Vulgata, el salmo 137(136) en la Septuaginta y Vulgata; el cuasi-título hallelu yah precede a nueve 111(110) – 113(112), 135(134), 146(145) - 150); el equivalente griego Allelouia precede a otros siete [107(106), 114(113a), 116(114-115) – 119(118) y 136(135)]. Sólo el salmo 115(113b) no tiene título ni en la hebrea ni en la Septuaginta.
Significado de los Títulos
Estos títulos nos dicen una o más de cinco cosas sobre los salmos: (a) el autor, o, quizás, la colección; (b) la ocasión histórica de la canción; (c) sus características poéticas; (d) su arreglo musical; y (e) su uso litúrgico.
(a) Títulos que indican el autor
- Libro I: De sus 41 salmos, tiene cuatro anónimos [salmos 1, 2, 10(9b), 33(32)]. Los otros treinta y siete son davídicos. El salmo 10(9b) es parte del 9; el salmo 33(32) es davídico en la Septuaginta; y los Salmos 1 y 2 son prólogos de toda la colección.
- Libro II: De sus 31 salmos, tiene tres anónimos [Salmos 43(42), 66(65), 71(70)]. De éstos, ocho salmos, 42(41) – 49(48) son “de los hijos de Coré” (libne qorah); el salmo 50(49) es "de Asaf"; los Salmos 51(50) - 72(71) son "del maestro de coro" (lamenaççeah) y el Salmo 72(71) es "de Salomón". El Salmo 43(42) es parte del 42(41); los Salmos 66(65) y 67(66) son davídicos en la Septuaginta y la Vulgata.
- Libro III: De sus 17 salmos, tiene un salmo davídico, 86(85); once "de Asaf", 73(72) – 83(82); cuatro "de los hijos de Coré", 84(83), 85(84), 87(86), 88(87); y uno "de Etán", 89(88). El Salmo 88 se asigna además a Hemán el indígena.
- Libro IV: De sus 17 salmos, tiene dos salmos davídicos, 101(100) y 103(102), y uno "de Moisés" [90(89)]. Además, la Septuaginta asigna a David otros ocho: los salmos 91(90), 93(92) – 97(96), 99(98), 104(103). El resto son anónimos.
- Libro V: De sus 44 salmos, tiene veintiocho anónimos. Los Salmos 108(107) – 110(109), 122(121), 124(123), 131(130), 133(132), 138(137) – 145(144) son davídicos. El Salmo 127(126) es "de Salomón". La Septuaginta y la Vulgata le asignan el Salmo 137(136) a David, los Salmos 146(145) – 148, a Ageo y Zacarías.
Además de estos títulos-nombres de autores y colecciones que están claros, hay muchos nombres que son dudosos.---Lamenaççeah (Septuaginta, eis to telos; Vulg., in finem; Douai, "hasta el final"; Aquila, to nikopoio, "para el vencedor"; San Jerónimo, victori; Símaco, epinikios, "una canción de victoria"; Theodotion, eis to nikos, "para la victoria") ahora interpretado generalmente como “del maestro de coro”. El Pi'el de la raíz significa en 1 Cr. 15,22, "ser líder" sobre las bajos en el servicio litúrgico del canto (cf. Diccionario Hebreo de Oxford, 664). El título "del maestro de coro" es probablemente análogo al "de David", "de Asaf", etc., e indica una “colección de salmos del maestro de coro”. Esta colección parece haber contenido 55 de nuestros salmos canónicos, de los cuales 39 eran davídicos, 9 coreítas, 5 asáficos y 2 anónimos.
Al-Yeduthun, en los salmos 62(61) y 77(76), donde la preposición al puede llevar a uno a interpretar Yeduthun como un instrumento musical o un tono. En el título del salmo 39(38), "del maestro de coro, de Yeduthun, una canción de David", Yeduthun está sin al y parece ser el antedicho maestro de coro (Menaççeah). Que David tenía tal maestro de coro está claro en 1 Cron. 16,41.
(b) Títulos que indican la ocasión histórica de los salmos
Trece salmos de David tienen tales títulos. Los Salmos 7, 18(17), 34(33), 52(51), 54(53), 56(55), 57(56), 59(58), 142(141) refieren la época cuando Saúl perseguía a David; el Salmo 60(59), a las victorias en Mesopotamia y Siria; el salmo 51(50) a su pecado; los salmos 3 y 63(62) cuando le huía a Absalón.
(c) Títulos que indican las características poéticas del salmo
Mizmor (Septuaginta, psalmos; Vulg., psalmus; un salmo), palabra técnica no usada fuera de los títulos del Salterio; significa un conjunto de canciones para ser acompañadas por instrumentos de cuerda. Hay 57 salmos, la mayoría de ellos davídicos, con el título Mizmor.
Shir (Septuaginta, oda; Vulg., Canticum; una canción), un término genérico utilizado treinta veces en los títulos (12 veces junto con Mizmor), y a menudo en el texto de los salmos y de otros libros. En los salmos (42(41),9; 69(68),31; 28(27),7) la canción es generalmente sagrada; en otras partes es una lay lírica (Gén. 31, 27; Isaías, 30, 29), un poema de amor (Cant. 1,1), o una balada báquica (Is. 24, 9; Ecls. 7,5).
Maskil (Septuaginta, synedeos o eis synesin; Vulg. intellectus o ad intellectum), una forma oscura encontrada en los títulos de 13 salmos [32(31), 42(41), 44(43), 45(44), 52(51), 55(54), 74(73), 78(77), 88(87), 89(88), 144(143)]. (a) Gesenio y otros explican "un poema didáctico", de Hiph´il (cf. Sal. 32(31),8; I Crón. 28,19); pero solamente los Salmos 32(31) y 78(77) son Maskilim didácticos. (b) Ewald, Riehm y otros sugieren "una canción artística hábil", de otros usos del verbo afín (cf. 2 Crón. 30,22; Sal 47(46),7); Kirkpatrick piensa que "un salmo ingenioso" lo hará. Es difícil ver que Maskil es o más artístico o más ingenioso que el Mizmor. (c) Delitzch y otros interpretan "un poema contemplativo"; Briggs, "una meditación". Esta interpretación está garantizada por el uso del verbo afín (cf. Is. 41,20; Job 34,27), y es el único que satisface todo el Maskilim.
Tephillah (Septuaginta, proseuche; Vulg., oratio; una oración), el título de cinco salmos, 17(16), 86(85), 90(89), 102(101), 142(141). La misma palabra ocurre en la conclusión del Libro II (cf. Sal. 72(71),20), "Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé". Aquí la Septuaginta hymnoi (Vulg., laudes) señala una mejor lectura, "alabanza".
Tehillah (Septuaginta, ainesis; Vulg., laudatio; "una canción de alabanza"), es el título sólo del Salmo 145(144).
Mikhtam (Septuaginta, stelographia o eis stelographian; Vulg., tituli inscriptio o in tituli inscriptionem), un término oscuro en el título de seis salmos, 16(15), 56(55) – 60(59), siempre "de David". Briggs ("Salmos", I, LX; Nueva York, 1906) con los [Rabi y Rabinismo|Rabbis]] deriva este título "de oro". El Mikhtamim son canciones doradas, "artísticas en forma y exquisitas en contenido".
Shiggayon (Septuaginta simplemente psalmos; Vulg., psalmus; Aquila, agnonma; Símaco y Teodoción, hyper agnoias; San Jerónimo, ignoratio o pro ignoratione), ocurre solamente en el título del salmo 7. La raíz de la palabra significa "vagar", "vacilar", por lo tanto, según Ewald, Delitzch, y otros, el título significa una oda ditirámbica con ritmo vacilante, vago.
(d) Los títulos que indican el arreglo musical de un salmo (un sistema especialmente oscuro).
Ocho títulos pueden indicar la melodía del salmo citando las palabras iniciales de una conocida canción.
Nehiloth (Septuaginta y Teodocion, hyper tes kleronomouses; Aquila, apo klerodosion; Símaco, hyper klerouchion; San. Jerónimo, super haereditatibus; Vulg., pro ea guae haereditatem consequitur), aparece únicamente en el salmo 5. Las versiones antiguas correctamente derivan el título de, "heredar"; Baethgen (“Die Psalmen”, 3ra ed., 1904, p. 35) piensa que Nehiloth era la primera palabra de alguna canción antigua; la mayoría de los críticos traducen "con instrumentos de viento" asumiendo erróneamente que Nehiloth significa flautas (cf. Is. 30,29).
Al-tashheth (Septuaginta, Aquila, Símaco, peri aphtharsias, excepto el salmo 75(74) , Símaco, peri aphtharsias; San. Jerónimo, ut non disperdas (David humilem et simplicem); Vulg., ne disperdas o ne corrumpas), en los salmos 57(56) – 59(58), 75(74), significa "no destruyan", puede ser el principio de una canción de la vendimia mencionada en Is. 65,8. Símaco otorga, en el título del Salmo 57, peri tou me diaphtheires.
Al-Muth-Labben; (Septuaginta, hyper ton hyphion tou yiou; Vulg. pro occultis filii, "referente a los pecados secretos del hijo"; Aquila, hyper akmes tou hiou, "de la juventud del hijo"; Teodoción, hyper akmes tou hyiou, "referente a la madurez del hijo") en el Salmo 9(9a), probablemente significa “afinando ’la muerte emblanquece’”.
Al-ayyeleth hasshahar (Septuaginta, hyper tes antilepseos tes heothines, Vulg., pro susceptione matutina, "para la ofrenda de la mañana"; Aquila, hyper tes elaphow tes orthines; Símaco, hyper tes boetheias tes orthines, “la ayuda de la mañana"; San Jerónimo, pro cervo matutino), en el Salmo 22 (21), probablemente significa “la cierva de la aurora”.
Al Shoshannim en los salmos 45(44) y 69(68), Shushan-eduth en el salmo 60(59), Shoshannim-eduth en el salmo 80(79) parecen referirse al comienzo de la misma canción, los "lirios" o los "lirios del testimonio". La preposición es al o el. La Septuaginta traduce las consonantes hyper ton Alloiothsomenon; Vulg., pro iis qui commutabuntur, "para aquellos que serán cambiados".
Al Yonath elem rehoquim, en el salmo 56(55) significa “colocarse a la paloma del terebinto distante”, o, según las vocales de Masora, “colocarse a ‘la paloma silenciosa de los que se encuentran lejos’". (N. del T.: En la Biblia de Jerusalén traduce esta expresión como “La opresión de los príncipes lejanos.” Y en la nota al calce de este versículo dice: La palabra ‘opresión’ es en hebreo la misma que paloma y así se traduce a veces, pues el salmo habla de opresión.) La Septuaginta la interpreta como hyper tou apo ton hagion memakrymmenou; Vulg., pro populo qui a sanctis longe factus est, "para el pueblo que está lejos del santuario". Baethgen (op. Cit., p. XLI) explica que la Septuaginta entiende que Israel es la paloma; lee elim para el elem, e interpreta la palabra como dioses o santuario.
'Al Mahalath [Salmo 53(52)] Mahalath leannoth [Salmo 88(87)] es transcrito por la Septuaginta Maeleth; por Vulg., pro Maeleth. Aquila lo interpreta como epi choreia, "para la danza"; la misma idea es sugerida por Símaco, Theodoción, Quinta y San Jerónimo (pro choro). La palabra 'Al es la prueba de que las siguientes palabras indican alguna canción conocida con cuya melodía eran cantados los salmos 53(52) y el 88(87).
'Al-Haggittith, en los títulos de los salmos 8, 81(80) y 84(83). La Septuaginta y Símaco, hyper ton lenon; Vulg. y San Jerónimo, pro torcularibus, “para los lagares". Ellos leyeron gittoth, plural de gath. El título puede significar que estos salmos debían ser cantados con una melodía para la vendimia. El título masorético puede significar un instrumento filisteo (Targ., "el arpa traída por David de Gat"), o una melodía filistea. Aquila y Teodoción siguen la lectura de Masora y en el salmo 8 traducen el título hyper tes getthitidos; empero Belarmino dice de esta misma lectura que no tiene sentido. ("Explicación de los Salmos” París, 1889), I43).
Un título que probablemente significa la clase de instrumento musical a ser usado. Neginoth (Septuaginta, en psalmois, en el salmo 4, en hymnois en otros lugares; Vulg. in carminibus; Símaco, dia psalterion; San Jerónimo, in psalmis) aparece en los salmos 4, 6, 54(53), 55(54), 67(66), 76(75). La raíz de la palabra significa "para tocar en instrumentos de cuerda" (1 Sam. 16,16-18.23). El título probablemente significa que estos salmos serían acompañados en un cántico litúrgico monótono “con instrumentos de cuerda” exclusivamente. El salmo 61(60) tiene Al Neginath en su título, y quizás para ser cantado con un solo instrumento de cuerdas.
Dos títulos parecen referirse al tono. Al-Alamoth [salmo 46(45)], “puesto para doncellas”, es decir, para ser cantado con una voz de soprano o de falsete. La Septuaginta interpreta hyper ton kryphion; Vulg., pro occultis, "para los ocultos"; Símaco, hyper ton aionion, "para el eterno"; Aquila, epi neanioteton; San Jerónimo, pro juventutibus, "para la juventud".
Al-Hassheminith [Salmos 6 y 12(11)], "en octava"; Septuaginta, hiper tes ogdoes; Vulg., pro octava. Se ha conjeturado que "octava" significa una octava más bajo, el registro más bajo o bajo, en contraste con el alto o registro de soprano. En 1 Cr. 15,20-21 se le asignaba a los levitas "con salterios de tonos altos (Alamoth)", otros "con cítaras de octava (Sheminith)" (el registro más bajo).
(e) Títulos que indican el uso litúrgico de un salmo
Hamma'aloth en el título de los salmos 120(119) – 134(133); Septuaginta, ode ton anabathmon; San Jerónimo, canticum graduum, "la canción de las subidas". La palabra se utiliza en Éx. 20,26 para denotar las gradas de que llevaban del atrio de las mujeres al de los hombres en el Templo. El total de gradas eran quince. Algunos comentadores judíos y Padres de la Iglesia lo han interpretado como que en cada uno de los quince escalones se cantaba uno de estos quince salmos graduales. Tal teoría no parea con el contenido de estos salmos; ellos no son salmos del templo. Otra teoría, propuesta por Gesenio, Delitzsch y otros, relacionan "las gradas" al paralelismo en forma de escalera de los salmos graduales. Esto paralelismo en forma de escalera no se encuentra en todos los salmos graduales; ni es distintivo de cualquiera de ellos. Una tercera teoría es la más probable. Aquila y Símaco leen eis tas anabaseis, "para las subidas"; Teodoción dice asma al nanabaseon. Éste es un salterio peregrino, una colección de cánticos peregrinos de aquéllos "que suben hacia Jerusalén para las fiestas" (1 Sam. 1,3). Isaías nos dice que los peregrinos subían cantando (Is. 30,29). Los salmos en cuestión serían adecuados para canciones peregrinas. La frase "subir" a Jerusalén (anabainein) parece referirse especialmente a la subida de los peregrinos (Mc. 10,33; Lc. 2,42, etc.). Esta teoría ahora es comúnmente aceptada. Una explicación menos probable es que los salmos graduales eran cantados por aquéllos que "subían" del exilio de Babilonia (Esd. 7,9).
Otros títulos litúrgicos son: "para la acción de gracias", en el Salmo 100(99); "Para hacer memoria", en los Salmos 38(37) y 70(69); "para enseñar", en el salmo 40(39); "para el último día o Fiesta de los Tabernáculos", en el Septuaginta del salmo 29(28), exodiou skenes; Vulg., in consummatione tabernaculi. El salmo 30(29) se titula "Cántico para la Dedicación de la Casa". El salmo se pudo haber utilizado en la Fiesta de Dedicación del Templo, el Encaenia (Jn. 10,22). Esta fiesta fue instituida por Judas Macabeo (1 Mac. 4,59) para conmemorar la rededicación del templo después de su profanación por Antíoco. Su título nos demuestra que el salmo 92(91) debía ser cantado en el Sabbath o sábado. La Septuaginta titula el salmo 24(23), tes mias sabbaton "para el primer día de la semana"; el salmo 48(47), deutera sabbatou "para el segundo día de la semana"; el salmo 94(93), tetradi sabbaton, "para el cuarto día de la semana"; el salmo 93(92), eis ten hemeran "para el día antes del Sabbath". El latín antiguo titulo el Salmo 81(80), quinta sabbati, "el quinto día de la semana". El Mishna (Tamid, VII, 13) asigna los mismos salmos para el servicio diario del Templo y nos dice que el salmo 82(81) fue para el sacrificio matutino del tercer día (cf. James Wm. Thirtle, "Los Títulos de los Salmos, su Naturaleza y Significado Explicados”, Nueva York, 1905).
Valor de los Títulos
Muchos de los críticos han tildado estos títulos como apócrifos y los han rechazado como no pertenecientes a las Sagradas Escrituras; tales críticos son De Wette, Cheyne, Olshausen y Vogel. Más críticos eruditos protestantes más recientes, tales como Briggs, Baethgen, Kirkpatrick y Fullerton han seguido las líneas de Ewald, Delitzsch, Gesenio y Koster, y le han dado mucha importancia a los títulos, para así aprender más y más sobre los autores, las colecciones, las ocasiones, los arreglos musicales y los propósitos litúrgicos de los salmos.
Los eruditos católicos, mientras que no insisten que el autor de los salmos sobrescribieron los títulos, siempre han considerado estos títulos como parte integral de la Sagrada Escritura. Santo Tomás (en el salmo 6) asigna los títulos a Esdras: "Sciendum est quod tituli ab Esdra facti sunt partim secundum ea quae tune agebantur, et partim secundum ea quae contigerunt.” Una declaración del caso tan comprehensiva es apenas atinada; muchos eruditos modernos dan a los títulos una historia más variada. Casi todos, sin embargo, están de acuerdo en considerar como canónicas estas direcciones ocasionalmente oscuras. En esta unanimidad los católicos siguen la tradición judía. La tradición pre-masorética conservó los títulos como Escritura, pero perdió mucho del significado litúrgico y musical, debido probablemente a cambios en el canto litúrgico de los salmos. La tradición masorética ha guardado cuidadosamente todos los títulos que recibió. Hace que los títulos sean parte de las Sagradas Escrituras, conservando sus consonantes, puntos vocales y acentos con el mismo cuidado que se da al resto del Canon Judío.
Los padres dan a los títulos el mismo respeto y autoridad que le dan al resto de las Escrituras. Ciertamente, la oscuridad de los títulos conduce a menudo a los padres a interpretaciones místicas y muy fantasiosas. San Juan Crisóstomo ("De Compunctione ", II, 4; P.G., XLVII, 415) interpreta hyper tes ogdoes, "para el octavo día", "el día de descanso", "el día de la eternidad". San Ambrosio (en Lucam, V, 6) considera en este título el mismo número místico que él observa en las ocho bienaventuranzas de San Mateo, en el octavo día como cumplimiento de nuestra esperanza, y el ocho como la suma de todas las virtudes: "pro octava enim multi inscribuntur psalmi". En este asunto de las interpretaciones místicas de los títulos, San Agustín está adelantado de los generalmente literales y realidades de San Ambrosio y Juan Crisóstomo. Con todo, al tratar el valor y autenticidad de los títulos, ningún Padre es más decidido y acertado que el gran obispo de Hipona. Para él los títulos están inspirados en las Sagradas Escrituras. Comentando el título del salmo 51(50), "de David, cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé", San Augustín (P.L., XXXVI, 586) dice que es inspirado al igual que la historia de la caída de David, narrada en el Libro Segundo de Samuel (11,1-26); "Utraque Scriptura canonica est, utrique sine ulla dubitatione a Christianis fides adhibenda est”.
Recientemente, algunos eruditos católicos modernos opinan igual que San Agustín sobre este asunto: Cornely, "Specialis Introduction in libros V. T.", II, 85; Zschokke, "Hist. Sacr. V. T. ", 206; Thalhofer, "Erklärung der Psalmen", 7ma ed., 1904, 8; Patrizi, "Cento Salmi", Roma, 1875, 32; Danko, "Historia V. T.", 276; Hoberg, "Die Psalmen der Vulgata", 1892, p. XII. Solamente muy pocos eruditos católicos han negado que los títulos son parte integral de la Sagrada Escritura Gigot, en "Introducciones Especiales al Viejo Testamento" (New York , 1906), II, 75, cita con aprobación esta negación por Lesêtre, "Le Livre des Psaumes" (París, 1883), p. 1. Barry, en "Tradición de la Sagrada" (Nueva York, 1906), 102, dice: "Es pausible mantener que no pueden ser rechazadas las inscripciones de las cuales los Masora, LXX y la Vulgata dan testimonio”. Pero mirarlos, bajo todas circunstancias, como porciones de la Escritura sería violentar los decretos tridentinos". Debido al peligro que, sin razón grave, estas partes de la Biblia honradas desde antiguo de la Biblia se puedan clasificar como extra-canónicas, la Comisión Bíblica recientemente (1 de mayo de 1910) ha puesto énfasis especial en el valor de los títulos. Del acuerdo que hemos observado entre los títulos de Masora y los de la Septuaginta, de la Vulgata, de Aquila, de Símaco, de Teodoción, de San Jerónimo, etc., la Comisión ha decidido que los títulos son más antiguos que la Septuaginta y que han llegado a nosotros, si no por los autores de los salmos, por lo menos por la tradición judía antigua, y que, en este sentido, no se pueden poner en duda, a menos que haya una razón seria contra su autenticidad. De hecho, los mismos desacuerdos que hemos notado nos llevan a la misma conclusión. Para la época en que se escribió la Septuaginta, los títulos deben haber sido excesivamente viejos; pues la tradición de su vocalización era ya muy oscura.
LOS AUTORES DE LOS SALMOS
Testigos de la Tradición
(1) La tradición judía es incierta en cuanto a los autores de los salmos. Baba Bathra (14 f) menciona diez; Pesachim (10) le atribuye todos los salmos a David.
(2) La tradición cristiana es igualmente incierta. San Ambrosio, "en los salmos 43(42) y 47(46)" (P.L., XIV 923), reconoce a David como el único autor. San Agustín, en “Ciudad de Dios”, XVII.14 piensa que todos los salmos son davídicos y que los nombres de Ageo y Zacarías fueron sobrescritos por el poeta en un espíritu profético. San Filastrio, Haer. 130 (P.L., XII, 1259), tilda la opinión contraria como herética. Por otra parte, Orígenes, "In Ps." (P.G., XII, 1066) defendió la pluralidad de autoría; San Hilario, "In Ps. Procem. 2) (P.L., IX, 233); Eusebio, "In Ps. Procem. In Pss. 41, 72” (P.G., XXIII, 74, 368); y muchos otros. San Jerónimo, "Ad Cyprianum, Epist. 140, 4 (P.L., XXII, 1169), dice que "yerran quiénes consideran que todos los salmos son de David y no el trabajo de aquellos cuyos nombres están sobrescritos”.
(3) Este desacuerdo, en relación con la autoría de los salmos, va desde los Padres a los teólogos. La autoría davídica es defendida por Santo Tomás de Aquino, el judío convertido Arzobispo Pablo de Burgos, San Roberto Belarmino, Salmeron, S, Mariana; la autoría múltiple es defendida por Nicolás de Lira, Cayetano, Sixto Senensis, Bonfrere, y Giovanni Stefano Menochio.
(4) La Iglesia no ha tomado ninguna decisión sobre este asunto. El Concilio de Trento (Sess. IV, 8 de abril de 1546), en sus decretos sobre las Sagradas Escrituras, incluye "Salterio Davídico, 150 Salmos" entre los libros canónicos. Esta frase no define la autoría davídica más que el número 150, sino que señala solamente el libro, que se define como canónico (cf. Pallavicino, "Historia del Concilio de Trento", l. VI, 1591. Nápoles, 1853, I, 376). En el vota preliminar, quince Padres votaron por el nombre "Salmos de David"; seis por "Salterio Davídico"; nueve por "Libri Psalmorum"; dos por "Libri 150 Psalmorum"; dieciséis por el nombre adoptado, "Salterio Davídico 150 Salmos"; y a dos no le interesaba cuál nombre fuera elegido (cf. Agustín Theiner, "acta Authentica Councilii Tridentini", I, 72 sq.). De las varias vota es claro que el Concilio no tenía ninguna intención de definir la autoría davídica.
(5) El reciente decreto de la Comisión Bíblica (1 de mayo de 1910) decide los siguientes puntos:
- Ni la fraseología de los decretos de los concilios ni las opiniones de ciertos Padres tienen el peso para determinar que David es el único autor de todos los salmos.
- No puede ser prudentemente negado que David es el autor principal de los cánticos del Salterio.
- Especialmente no puede negarse que David es el autor de los salmos que, en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, son claramente citados bajo el nombre de David, por ejemplo el 2, 16(15), 18(17), 32(31), 69(68), 110(109).
Testigos del Antiguo Testamento
En la decisión anterior la Comisión Bíblica ha seguido no sólo la tradición judía y cristiana, sino también las Escrituras cristianas y judías. Los títulos son el principal testigo en el Antiguo Testamento de la autoría de los salmos.. Éstos parecen atribuir varios salmos, especialmente de los libros I - III, a David, Asaf, los hijos de Coré, Salomón, Moisés y otros.
(1) David
Los títulos de setenta y tres salmos en el Texto Masorético y de muchos más en la Septuaginta parecen designar a David como autor: cf. en el Libro I, los salmos 3 – 41(40), es decir, todo el libro I excepto 10(9b) y el 33(32); en el Libro II, los salmos 51(50) – 70(69), excepto el 66(65) y 67(66); en el Libro III, el salmo 86(85); en el Libro IV, el salmo 103(102); en el Libro V, los salmos 108(107) – 110(109), 122(121), 124(123), 131(130), 133(132), 135(134) – 145(144). Ahora se sostiene generalmente que, en el título hebreo, la preposición “le” tiene la fuerza de un genitivo, y que en la Septuaginta tou David "de David", es una traducción mejor que la de la Vulgata ipsi David “de David mismo". ¿Esta preposición significa autoría? No en cada título; ambos David y el maestro de coro son los autores del Salmo 19(18), y todos los hijos de Coré, junto con el maestro de coro, son autores conjuntos de los salmos atribuidos a ellos. En el caso de tales títulos compuestos como “del maestro de coro, salmo de David” [salmo 19(18)] o “del maestro de coro, de los hijos de Coré, un salmo“ [salmo 48(47)], probablemente tenemos indicaciones, no de la autoría, sino de varias colecciones de salmos---las colecciones tituladas “David”, “el maestro de coro”, “los hijos de Coré”. Semejante al Nuevo Testamento, el Concilio de Trento, y muchos Padres de la Iglesia hablan de “David” o “el Salterio de David”, “los Salmos de David”, no para inferir que todos los salmos son de David, sino que él fue el salmista por excelencia, así que los títulos de muchos salmos los asignan no tanto a sus autores sino a sus colectores o al autor principal de la colección a la cual pertenecen. Por otra parte, algunos de los títulos más largos van a demostrar que "de David" puede significar autoría. Tomando por ejemplo: "del maestro de coro, afinar al tono 'no destruyas', de David, una pieza elegida (Mikhtam), cuando, huyendo de Saúl, se escondió en la cueva" [salmo 57(56)]. La ocasión histórica de la composición davídica de la canción, la calidad lírica de la canción, su inclusión en la colección inicial "de David" y más adelante en el himnario del maestro de coro, el tono en el cual el salmo o fue escrito por David o fue fijado por el maestro de coro---todas estas cosas parecen indicarse por el mismo título puesto bajo consideración. De la misma clase que los títulos davídicos es el final suscrito a los primeros dos libros de los salmos: "Amén, Amén; fin de las oraciones de David, hijo de Jesé" [salmo 72(71),20). Esta suscripción es más antigua que la Septuaginta; y estaría fuera de lugar si David no fuese el autor principal de los salmos en los dos libros al cual se le añade.
Evidencia adicional en el Antiguo Testamento de la autoría de David de los salmos, según sugerido por el reciente decreto de la Comisión Bíblica, son los talentos poéticos naturales de David, demostrados en su cantos y elegías, 2 Samuel y 1 Crónicas, junto con el hecho que él fue quien instituyó el cántico levítico solemne de los salmos en presencia del Arca de la Alianza (I Crón. 16,23-25). Los cantos y elegías atribuidos a David son significativamente parecidos a los salmos de David en espíritu, estilo y fraseología. Examinemos la línea de apertura de 2 Samuel 22:
"David dijo a Yahveh las palabras de este cántico el día que Yahveh lo salvó de la mano de sus enemigos y de la mano de Saúl, y él dijo: 2. Yahveh es mi roca, mi baluarte, mi libertador, 3. mi Dios, la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio, mi Salvador que me salva de la violencia. 4. Grito de alabanza, invoco a Yahveh, y quedo a salvo de mis enemigos".
Las dos canciones son claramente idénticas, las leves diferencias son probablemente debido a diversas redacciones litúrgicas del Salterio. Al final del escrito de 2 Samuel da "las últimas palabras de David" (23,1)---a saber, un salmo corto al estilo davídico en donde David habla de sí mismo como "el suave salmista de Israel", "salmos egregios de Israel" (2 Sam. 23,2). De modo semejante el Cronista (1 Crón. 16,8-36) cita como davídica una canción compuesta por los salmo 105(104),1-13, del salmo 96(95) y una pequeña porción del Salmo 106(105). Finalmente, el profeta Amós se dirige a los samaritanos: "ustedes que cantan al son del arpa; se inventan, como David, instrumentos de música" (Am. 6,5). El talento poético de David sobresale como una característica del Rey Pastor. Sus lamentos elegíacos en la muerte de Saúl y Jonatan (2 Sam. 1,19-27) revelan cierto poder, pero no el de los salmos davídicos. Las anteriores razones para la autoría davídica son impugnadas por muchos que insisten sobre la redacción tardía de 2 Samuel 21-24 y sobre las discrepancias entre los pasajes que hemos comparado. La pregunta sobre la redacción tardía de las canciones davídicas en 2 Samuel no está a nuestro alcance; ni tal redacción tardía destruye la fuerza de nuestra apelación al Antiguo Testamento, ya que esa apelación es a la Palabra de Dios. En cuanto a las discrepancias, hemos dicho que son explicables por la admisión que nuestro Salterio es el resultado de varias redacciones litúrgicas, y no presentan todos los salmos en la forma exacta en la cual fueron desarrollados por sus escritores originales.
(2) Asaf
Los títulos le acreditan a Asaf doce salmos, 50(49), 73(72) – 83(82). Estos salmos son todos de carácter nacional y pertenecen a períodos de la historia judía ampliamente separados. El Salmo 83(82), aunque Briggs ("Salmos", Nueva York, 1906, p.67) lo asigna al período persa temprano, parece haber sido escrito en el tiempo del estrago causado por la invasión asiria de Tiglatpileser III en 737 a.C. El salmo 74(73) fue escrito probablemente, según infiere Briggs, durante el Exilio Babilónico, después de 586 a.C. Asaf era un levita, el hijo de Barakías (1 Crón. 6,24), y uno de los tres jefes del coro levítico (1 Crón. 15,17). Los “hijos de Asaf” fueron separados "para profetizar con cítaras, salterios y címbalos" (1 Crón. 25,1). Es probable que los miembros de esta familia compusieran los salmos que fueron recogidos más adelante en un salterio de Asaf. Las características de estos salmos de Asaf son uniformes: hacen alusiones frecuentes a la historia de Israel con un propósito didáctico; sublimidad y vehemencia de estilo; descripción viva; exaltan el concepto de la divinidad.
(3) Los hijos de Coré
Los hijos de Coré son nombrados en el título de once salmos: 42(41) – 49(48), 84(83), 85(84), 87(86), 88(87). Los coreítas era una familia de cantantes del templo (2 Crón. 20,19). Difícilmente puede ser que cada salmo de este grupo fuera compuesto en común por todos los hijos de Coré; cada composición fue más bien compuesta por un miembro del gremio de Coré; o, quizás, fueron recolectados de varias fuentes en un himnario litúrgico por el gremio de los hijos de Coré. En todo caso, hay una unidad de estilo en estos himnos que es indicativo de uniformidad del espíritu levítico. Las características de los salmos coreítas son un gran amor por la Ciudad Santa; un deseo vivo por la adoración pública de Israel; una confianza suprema en Yahveh y una forma poética que es simple, elegante, artística, y bien equilibrada. Por sus ideas mesiánicas y alusiones históricas, estos salmos parecen haber sido compuestos entre los tiempos de Isaías y el retorno del exilio.
(4) Moisés
Moisés está en el título del Salmo 90(89). San Agustín (P.L., XXXVII, 1141) no admite autoría mosaica; San Jerónimo sí lo hace (P.L., XXII, 1167). El autor imita las canciones de Moisés en Deuteronomio 32 y 33; esta imitación puede ser la razón del título.
(5) Salomón
Salomón está en los títulos de los salmos 72(72) y 127(126), probablemente por una razón similar.
(6) Etán
Etán, está en el título del salmo 89(88), debe ser probablemente Idithun. El Salterio de Idithun, de Yedutún, contenido también en los Salmos 39(38), 62(61) y 77(76).
Testigo del Nuevo Testamento
Para los católicos, que creen totalmente en la Divinidad de Cristo y en la infalibilidad de las Sagradas Escrituras, las citas en el Nuevo Testamento sin lugar a dudas consideran davídicos los salmos 2, 16(15), 32(31), 35(34), 69(68), 109(108), 110(109). Cuando el fariseo dijo que Cristo era el hijo de David, Jesús le pregunto: "pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor, cuando dice: Dijo el Señor a mi Señor "[cf. Mt. 22,43-45; Mc. 12,36-37; Lc. 20,42-44; Sal. 110(109),1]. No puede haber aquí ninguna pregunta sobre el nombre de la colección "de David". Ni hay pregunta de una colección cuando San Pedro, en el primer Pentecostés en Jerusalén, dice: "Pues David no subió a los cielos, y sin embargo dice: “Dijo el Señor a mi Señor etc." (Hch. 2,34). La autoría davídica es otorgada por Pedro, cuando cita los salmos 69(68),26; 109(108),8; 2,1-2 como "de la boca de David" (Hechos 1,16; 4,25). Y cuando el principal apóstol cita el salmo 16 (15),8-11, como las palabras de David, él explica cómo estas palabras fueron pensadas por el patriarca muerto como una manera de profecías para los siglos venideros (Hch. 2,25-32). El testimonio de San Pablo es concluyente cuando él (Rm. 4,6; 11,9) le atribuye a David partes de los Salmos 32(31), 35(34) y 69(68). Un no católico podría objetar que San Pablo se refería a la colección llamada "David", pues tal colección parece significar claramente "en David", en Daveid de Hebreos 4,7. Nosotros contestamos, ésa es una evasión: si San Pablo hubiese querido decir “una colección”, él habría dictado en Daveid en la Carta a los Romanos.
Los críticos se inclinan por eliminar todas las preguntas sobre la autoría davídica. Briggs dice: "es evidente por el carácter interno de estos salmos, con algunas posibles excepciones, que David no habría podido escribirlas" (Salmos p. 61). Ewald reconoce que esta evidencia interna demuestra que David escribió los salmos 3, 4, 7, 11(10), 15(14), 18(17), y la primera parte del 19(18), 24(23), 29(28), 32(31), 101(100).
CANONICIDAD
A. El canon cristiano de los salmos no presenta ninguna dificultad; todos los cristianos admiten en su canon los 150 salmos del Canon de Trento; todos rechazan el Salmo 151 de la Septuaginta, probablemente una adición macabea al canon.
B. El canon judío presenta un problema discutible. ¿Cómo se ha desarrollado el Salterio? La opinión judía tradicional, defendida generalmente por los eruditos católicos, es que no sólo el canon judío de los salmos sino que todo el canon palestino del Antiguo Testamento fue prácticamente cerrado durante la época de Esdras (v. Canon). Esta opinión tradicional es posible; para argumentos a su favor vea Cornely, "Introductio Generalis in N. T. Libros", I (París, 1894), 42.
1. Visión Crítica: Los críticos no admiten estos argumentos en su totalidad. Dice Driver: “No hay fundamento de ninguna clase en la antigüedad para la opinión de que el canon del Antiguo Testamento fue cerrado por Esdras, o por sus asociados”. ("Introducción a la literatura del Antiguo Testamento ",Nueva York, 1892, p. X). Respecto a los salmos Wellhausen dice: "puesto que el Salterio es el himnario de la congregación del segundo Templo, la pregunta no es si contiene algunos salmos post-exilio, sino si contiene algún salmo pre-exilio" ("Introducción" de Bleek, ed. 1876, 507). Hitzig ("Begriff der Kritik", 1831) considera que los libros III-V son enteramente macabeos (168-135 a.C.). Olshausen ("Die Psalmen", 1853) trae algunos de estos salmos a la dinastía asmonea y al reinado de Juan Hircano (135-105 d.C.). Duhm (“Die Psalmen", 1899, p. XXI) reconoce muy pocos salmos pre-macabeos, y asigna los salmos 2, 20(19), 21(20), 61(60), 63(62), 72(71), 84(83), 132(131) a los reinados de Aristóbulo I (105-104 a.C.) y a su hermano Alejandro Janeo (104-79 a.C.); de modo que el canon del Salterio no fue cerrado hasta 70 a.C. (p. 23). Tales visiones extremas no se deben a argumentos válidos. Siempre que uno rechace aceptar la fuerza del argumento tradicional en favor del canon de Esdras, se debe admitir en todo caso que el canon judío de los salmos fue indudablemente cerrado antes de la fecha de la traducción de la Septuaginta. Esta fecha es 285 a.C., si aceptamos la autoridad de la Carta de Aristeas (v. Septuaginta); o a más tardar 132 a.C., el período en el cual Ben Sirá escribió, en el prólogo al Eclesiástico, que "la ley por sí misma y los profetas y el resto de los libros [es decir el Hagiógraha, del cual eran los salmos] habían sido traducidos al griego". Ésta es la opinión de Briggs (p. 12), que fija la redacción final del Salterio para mediados del siglo II a.C.
Los críticos generalmente consideran como una cosa lógica la evolución gradual del Libro de los Salmos. Su aplicación de los principios del alto criticismo no resulta en ninguna uniformidad de opinión respecto a los diferentes estratos del Salterio. Presentaremos estos estratos como lo indica el profesor Briggs, probablemente el menos precipitado de los que han publicado últimamente las llamadas "ediciones críticas" de los salmos. Su método de criticismo es el usual; por un criterio de evidencia interna bastante subjetivo, él trincha algunos salmos, remienda otros, desecha porciones de otros y los "corrige" todos. Asigna siete salmos a la primera monarquía hebrea; siete a la monarquía media; trece a la última monarquía; trece a la época del exilio; treinta y tres al primer período persa; dieciséis al período persa medio (los tiempos de Nehemías); once al último período persa; "el gran salmo real del advenimiento" [Salmos 93(92), 96(95) – 100(99)] junto con otros ocho al primer período griego (que comienza con la conquista de Alejandro); cuarenta y dos al último período griego, y al período de los Macabeos los salmos 33(32), 102(101)(b), 109(108)(b), 118(117), 139(138)(c), 129(128) del salterio Peregrino y 147(146-147) y 149 de los Aleluyas.
Según Briggs, de estos salmos y porciones de salmos, treinta y uno son "salmos aparte", es decir, nunca fueron incorporados en un Salterio antes de que fuera emitida la actual redacción canónica. El resto fueron corregidos en dos o más de los doce Salterios que marcan la evolución del libro de salmos. La primera colección de salmos fue compuesta por siete Mikhtamim, los "pedazos de oro", del período persa medio. En el último período persa, trece Maskilim se unieron como colección de meditaciones. Al misma tiempo, setenta y dos salmos fueron revisados, como libro de oración para uso en la sinagoga, bajo el nombre de "David"; de éstos, trece tienen en sus títulos referencias a la vida de David, y se piensa que formaban por sí mismos una colección anterior. En Palestina, en el primer período griego, once salmos fueron recopilados en un Salterio menor titulado los "hijos de Coré".
Al mismo tiempo, en Babilonia, doce salmos fueron reunidos en un salterio titulado "Asaf". No mucho después, en el mismo período, el salmo exílico 88(87) junto dos salmos “huérfanos”, el salmo 66(65) y el 67(66), fueron corregidos junto con selecciones de "David," los "hijos de Coré" y "Asaf" para el culto público del cántico en la sinagoga; el nombre de este salterio fue "Mizmorim". Un salterio mayor el elohísta, salmos 42(41) – 83(82), se asume que pudo haber sido compuesto en Babilonia, durante el período griego medio, de selecciones de "David", "Coré", "Asaf" y "Mizmorim"; el nombre se debe al uso de Elohim evitando el nombre Yahveh en estos salmos. Al mismo tiempo, en Palestina, se compuso un libro de oraciones con 54 salmos del "Mizmorim”, 16 salmos “de David”, 4 de “Coré" y 1 "de Asaf"; este salterio llevó el nombre de "maestro de coro". Las canciones de alabanza aleluyas o aleluyáticas fueron reunidas en un salterio para el servicio del templo en el período griego. Estos salmos tienen halleluyah (alabanza ye Yah) al principio [salmos 111(110), 112(111)], o al final [salmos 104(103), 105(104), 115(113b), 117(116)), o en ambos, al principio y al final (Salmos 106(105), 113(112), 135(134), 146(145) - 150). La Septuaginta da un Allelouia también al comienzo de los salmos 105(104), 107(106), 114(113a), 116(114-115), 119(118), 136(135). Briggs incluye como Aleluyas todos éstos excepto el 118(117) y el 119(118), "el primero da una canción macabea triunfal, el último la gran alabanza alfabética de la ley". El "Salterio Peregrino" fue un salterio menor del período griego [salmos 120(119) – 134(133)], una colección de "canciones del peregrinaje", de las "Canciones de la Subida", o "Salmos Graduales", que los peregrinos cantaban mientras iban a Jerusalén para las tres grandes fiestas.
2. La Visión Católica: Una aplicación tan extensiva del criticismo divisivo del Salterio no choca con la aprobación de los exégetas católicos. Ellos admiten fácilmente las redacciones sucesivas de los salmos, con tal que la doctrina de inspiración de las Santas Escrituras no sea impugnada. La doctrina de la inspiración tiene respeto por los salmos como están puestos en los cánones, y no impide a los católicos admitir las diferentes redacciones del Salterio anteriores a la actual redacción; de hecho, incluso la redacción litúrgica no inspirada de los salmos inspirados contraria a la enseñanza de la Iglesia en materia de inspiración, siempre y cuando el redactor haya preservado intacto y absolutamente inalterado el significado inspirado del Texto Sagrado. La Comisión Bíblica (1 de mayo de 1910) no admite que la actual redacción contiene muchos salmos macabeos; ni tampoco Delitzsch, Perowne, Renan y muchos otros eruditos críticos. "Hay tantos salmos de esa época, que es difícil no pensar que podrían haber llevado marcas prominentes en su dicción y estilo” (Drive, "Introducción a la Literatura del Antiguo Testamento", Nueva York, 1892, 365). Los salmos 44(43), 74(73), 79(78) y 83(82) que Delitzsch y Perowne consideran macabeos basándose en argumentos históricos, le ocasionan a Davison (Hastings, "Dict. de la Biblia ", IV, 152) "dificultades indiscutibles que surgen de su lugar en los libros II y III". No hay pruebas certeras de que éstos o cualquier otro salmo sean macabeos. La Comisión Bíblica, sobre esta razón, no niega que alguno de los salmos sea macabeo, deja esa pregunta todavía abierta. En materia de redacción, permite que "por razones litúrgicas, musicales u otra razón desconocida, los salmos pudieron haber sido divididos o juntados" en el curso del tiempo; y "hay otros salmos, como el Miserere mei, Deus [Salmo 51(50)] que, para que puedan ajustarse mejor a las circunstancias históricas y a las solemnidades de la gente judía, fueron levemente reeditados y cambiados por la omisión o adición de un verso o dos, siempre y cuando la inspiración del texto entero permaneciera intacta". Eso es lo importante: la doctrina de la inspiración de las Santas Escritura debe sufrir lo menos posible. ¿Cómo, entonces, se mantiene intacta la doctrina de la inspiración de todo el texto? ¿Fueron inspirados los anteriores escritos? Ninguna autoridad de la Iglesia ha determinado nada sobre estos asuntos. Nos inclinamos a la opinión de que Dios inspiró los significados de los salmos como fueron escritos originalmente, y de igual forma inspiró a cada redactor que recopiló y corrigió estas canciones de Israel hasta que el último redactor inspirado las unió en su forma actual.
El TEXTO
Los salmos fueron escritos originalmente en cartas hebreas, así como nosotros vemos solamente monedas y algunas inscripciones lapidarias; el texto ha venido a nosotros en Cartas Arameas. Solamente unas versiones nos dan una idea del texto pre-Masorético. Hasta el momento no se ha descubierto ningún pre-Masorético de los Salmos.
El texto Masorético (MSS) se ha preservado en más de 3400 MSS., de los cuales ninguno es anterior al siglo noveno y solamente nueve o diez son anteriores al siglo duodécimo (véase los MANUSCRITOS DE LA BÍBLIA). Este MSS. representa dos variantes leves de la tradición -- los textos de Ben Asher y de Ben Neftalí. Sus variaciones son un pequeño momento en la interpretación de los Salmos. El estudio de la estructura rítmica de los Salmos, junto con las variaciones entre Massorah y las versiones, ha aclarado que nuestro texto Hebreo está lejos de ser perfecto, y que sus puntos son a menudo incorrectos.
Los esfuerzos de los críticos por perfeccionar el texto son ocasionalmente debidos más a perspicaz conjetura. Se elige el molde métrico; entonces el salmo es forzado a adaptarse a él. Era mejor dejar el texto en sus condiciones imperfectas que hacerlos peores por un trabajo basado en acción de adivinar. El decreto de la Comisión Bíblica se dirige a ésos a quiénes las imperfecciones en el texto Masorético son una ocasión, aunque no excusa, para las incontables enmiendas conjeturales, ocasionalmente salvajes e imaginarios, que son hoy en día de la corriente como críticos exegésicos de los Salmos.
VERSIONES
Griega
La principal versión de los salmos es el Septuagésimo. Se preserva con nosotros en Cod. U, Brit. Mus. Pap. 37, Siglo séptimo, conteniendo los Salmos 10-33; Leipzig Pap., siglo cuarto, conteniendo los Salmos 29-54; , Cod. Sinaiticus, siglo cuarto, completo; B. Cod. Vaticanus, siglo cuarto, completo, excepto, los Salmos 105, v.27- 137, v.6; A, Cod. Alexandrinus, siglo quinto, completo excepto los Salmos 49, v.19 - 76, v.10; I, Cod. Bodleianus, siglo noveno, completo; y en muchos otros MSS más recientes. La versión del Septuagésimo es de gran valor en la exégesis de los Salmos.
Proporciona las lecturas pre-Masoréticas que son claramente preferibles a las del Massoretes. Nos trae un nuevo texto por lo menos del siglo segundo A.C. A pesar del servilismo en las palabras y construcciones hebreas, un servilismo que existió probablemente en la Alejandría Griega de los judíos de este período, el traductor de los Salmos del Septuagésimo demuestra un excelente conocimiento del hebreo, y miedo para no cambiar la carta y no cambiar el significado de su original. Las versiones Griegas de Aquila del segundo-siglo D.C, Symmachus, y de Theodotion son exactas solo en algunos fragmentos; estos fragmentos son prueba de un texto más parecido nuestro Massoretic.
Latina
Sobre la mitad del segundo siglo el contenido del Septuagésimo fue traducido al latín. De este antiguo latín, o Versión Ítala, tenemos solamente algunos MSS. y las citaciones de los Padres Latinos. A petición del Papa San Damasus I, D.C. 383, San. Jerónimo revisó el Ítala y lo acerco al Septuagésimo. Su revisión fue rápidamente distorsionada así que él se quejó, "plus antiquum errorem quam novam emendationem valere" (P.L., XXIX, 117).
Éste es el “Salterio Romano" del San Jerónimo; se utiliza en la recitación de los Oficios en San Pedro, Roma, y en el Misal. La corrupción de su primera traducción condujo a San Jerónimo a emprender una nueva traducción de la edición de Hexapla del Septuagésimo. En Belén él trabajó con gran cuidado, antes de D.C. 392. Indicó con asteriscos las partes del texto hebreo que habían sido omitidas por el Septuagésimo y pidió prestado el Theodotion; marcó con símbolos el “obelus” ( ) las partes del Septuagésimo que no estaban en hebreo. Estas marcas críticas fueron omitidas completamente, con el correr del tiempo.
Esta traducción es el "Salterio gallican"; es parte de la Vulgata. Una tercera traducción latina de los salmos, fue hecha del texto hebreo, con el Hexapla de Origen y otras versiones antiguas, fue terminada por San Jerónimo al final del siglo cuarto en Bethlehem. Esta versión es de gran valor en el estudio del Salterio. El Dr. Briggs dice: "a diferencia el H. y G., su evidencia es especialmente valiosa como para dar la opinión del mejor erudito bíblico de épocas antiguas en cuanto al texto original, basado en el uso de una abundancia de material crítico en posesión de cualquier otro crítico, anterior o posteriormente" (p. 32).
Otras versiones
Para otras traducciones, considerar las VERSIONES DE LA BÍBLIA; BÍBLIAS RIMADAS.
FORMA POÉTICA
A. Paralelismo
Paralelismo (q. v.) es el principio del balance admitido por todos por ser la característica más peculiar y más esencial de la forma poética de los salmos. Por sinónimo, sintético, antitético, emblemático, el estilo que pareciera seguir como escalas en ascenso, o introvertido; el paralelismo, se balancea con el pensamiento, línea con línea, copla con copla, estrofa con antiestrofa, una construcción lírica de un cuadro poético o de imprecisión o exhortación.
B. Metro
¿Hay metro o métrica en los Salmos? Los judíos del primer siglo D.C. así lo pensaron. Flavius Josephus habla de los hexámetros de Moisés (Antiq. II, 16, 4; IV, 8, 44) y los trímetros y los tetrámetros y los metros múltiples, las odas e himnos de David (Antiq., VII, XII, 3). Philo dice que Moisés había aprendido la "teoría el ritmo y armonía" (De vita Mosis I, 5). Los recientes escritores cristianos expresan la misma opinión. Origen (d. 254) dice que en los salmos están los trímetros 254 y los tetrámetros (Salmo 118; cf. Card).
Pitra, "Sacros de Analecta", II, 341); y Eusebius (d. 340), en su " De Praeparatione evangelica ", XI, 5 (P.G., XXI, 852), habla de los mismos metros de David. San
Jerónimo (420), en "Praef. ad Eusebii chronicon"(P.L., XXVII, 36), encuentra yámbicos, Alcaicos, y Sáficos en el Salterio; y, escribiendo a Paula (P.L., XXII, 442), él explica que los Salmos acrósticos 111 y 112 (110 y 111) están compuestos de trimetros yámbicos, mientras que los Salmos acrósticos 119 y 145 (118 y 144) son tetrámetros yámbicos. En esta materia los exegetas modernos no están de acuerdo. Por un tiempo, algunos no admitirían ningún metro en los salmos.
Davison (Hast., "Dict. la Biblia ", s. v.) escribe: "aunque el metro o métrica no es perceptible en los salmos, no considera que el ritmo está excluido". Este ritmo, sin embargo, "desafía análisis y sistematización". Conductor ("Introd. a Lit. de Antiguao Testamento", Nueva York, 1892, 339) la poesía hebrea no admite "ningún metro en el sentido terminante del término". Los exegetas que encuentran metro en los Salmos son de cuatro escuelas, según lo explican, el metro hebreo por cantidad, por el número de sílabas, por acento, o por cantidad y acento.
(1) Los defensores del estándar métrico latino y griego en relación a la poesía hebrea son Francis Gomarus, en el "lyra de Davidis", II (Lyons, 1637), 313; Marque Meibom, en el "psalmi X de Davidis" (Amsterdam, 1690) y en otros dos trabajos, que demandan haber aprendido el sistema del metro hebreo por la revelación Divina; Guillermo Jones, "commentariorum de Poeseos Asiaticae" (Leipzig, 1777), intentó forzar palabras hebreas en los metros árabes.
(2) el número de sílabas fue tomado como estándar del metro por Hare, "liber de Psalmorum en divisus del metrice de los versículos" (Londres, 1736); él hizo todos los pies disílabos, el metro trocaico en una línea de un número par de sílabas, yámbico en una línea de un número impar de sílabas.
El sistema de Masorético fue rechazado, el Siriaco puesto en su lugar. Esta opinión, parece haber encontrado su principal defensa en las escrituras del profesor Gustav de Innsbruck; y en los " Metrices biblicae” de Bickell (Innsbruck, 1879), " Suplementum ad Metr. Bibl." (Innsbruck), " Carimina veteris testamenti metrice" (1882), " Dichtungen der Hebraer" (1882-84). Gerard Gietmann, S. J., "De re mentrica Hebraeorum" (Br de Freiburg im, 1880); A. Rohling, "Das Solomonische Spruchbuch" (Maguncia, 1879); H. Lesetre, " Le livre des psaumes " (París, 1883); J. Knabenbauer, S. J., en "Job” (París, 1885), p. 18; F. Vigouroux, " Manual Bíblico", II, 203, hace todo por seguir de cerca los pasos de Bickell. Contra este sistema algunos hechos son patentados. La cantidad de palabras varían arbitrariamente.
Tratan al hebreo como Siriaco, un último dialecto del arameo -- que no es; en efecto, incluso la reciente poesía de Siria no midió sus líneas por el número de sílabas. Posteriormente el Massorah observó la estructura métrica por acentos; por lo menos el soph pasuk y athnah indica líneas completas o dos hemísticos.
(3) El acento es el principio de determinación del metro hebreo según C. A. Antón, "Conjectura de metro Hebraeorum" (Leipzig, 1770), "Vindiciae disput de metr. Hebr." (Leipzig, 1771), " Spécimen editionis psalmorum" (Vitebsk, 1780); Leutwein, "Versuch einer richtigen Theorie von der biblischen Verkunst" (1775); Ernst Meier, "Die Form der hebraischen Poesie nachgewiesen" (Tubingen, 1853); Julio Ley, "Die Metrischen Formen der hebraischen Poesie" (Leipzig, 1886); " Ueber die Alliteración im Hebraischen" en "Zeitsch. d. Deutsch.
Morgenlandisch. Ges. ", XX, 180; J. K. Zenner, S. J., "Die Chorgesange im Buche der Psalmen " (Br de Freiburg im, 1896), y . de muchas contribuciones a "Zeitsh fur kathol. Theol.", 1891, 690; 1895, 373; 1896, 168, 369, 378, 571, 754; Hontheim, S. J., en "Zeitsch.fur kathol. Theol. ", 1897, 338, 560, 738; 1898, 172, 404, 749; 1899, 167; El Dr. C. A. Briggs, en "El Libro de los Salmos", en "comentario crítico internacional" (Nueva York, 1906), p. 39, y en muchas otras publicaciones tales como las de "Medidas de la poesía hebrea: en el "Diario de la literatura bíblica", IX, 91; C. H. Toy, "Proverbios" en "Internat. Crit. Comm." (1899); W. R. Harper, "Amos y Hosea" en "Internat. Crit. Comm." (1905); Cheyne, "Salmos" (Nueva York), 1892; Duhm, "Die Psalmen" (Br de Freiburg im, 1899), p. xxx. Esta teoría es la mejor hipótesis de funcionamiento junto con el principio esencial del paralelismo; es menos violenta que el texto de Masorético y que cualquiera de las teorías anteriores.
No fuerza las sílabas de Masorético en los surcos que son latinos, griego, árabe, o el arameo. Es independiente de cambiar de lugar el acento; y postula apenas una cosa, un número fijo y armonioso de acentos en línea, sin importar el número de sílabas. Esta teoría es un tónico y no un metro silábico. Tiene esto, también, en su favor que el acento es la principal determinación en poesía egipcia, babilónica, y asiria antigua.
(4) En los últimos años el péndulo de teorías métricas hebreas ha hecho pivotar sobre la cantidad; de no descuidar completamente la necesidad silábica. Hubert Grimme, en "Grundzuge der Hebraischen Akzent und Volkallehre", Freiburg, 1896, y "Psalmenprobleme" (1902), construye principalmente el metro sobre el principio tónico, al mismo tiempo considera las pausas debido a la cantidad. Schlogl, "De re metrica veterum Hebraeorum" (Viena, 1899), defiende la teoría de Grimme. Sievers, "Metrische Studien" (1901), también toma en las sílabas inacentuadas para la consideración métrica; así como Baethgen, "Die Psalmen" (Gottingen, 1904), p. 27.
C. Otras características
Alteraciones y asonancias son frecuentes. Acrósticos o los Salmos alfabéticos son el 9-10, 25, 34, 37, 111, 112, 119, 145 (9, 24, 33, 36, 110, 111, 118, 144). Las letras del alfabeto comienzan líneas sucesivas, coplas, o estrofas. En el Salmo 119 (118) la misma letra comienza ocho líneas sucesivas en cada uno de las veintidós estrofas alfabéticas. En los Salmos 13, 29, 62, 148 y 150 (12, 28, 61, 147 y 149) la misma palabra o palabras se repiten muchas veces. Las rimas, por la repetición del mismo sufijo, están en los Salmos 2, 13, 27, 30, 54, 55, 142, etc. (2, 12, 26, 29, 53, 54, 141, etc.); estas rimas ocurren en los extremos de líneas y en pausas.
Las líneas fueron agrupadas en estrofas y antiestrofas, comúnmente en pares y tríos, raramente en mayores múltiplos; ocasionalmente una estrofa independiente, a manera de coro griego, fue utilizado entre una o más estrofas y las antiestrofas correspondientes. La palabra Selah ( ) marca casi invariable el final de una estrofa. El significado de esta palabra y de su propósito sigue siendo una pregunta discutible. Pensamos que originalmente fue (de , "lanzar"), y significa" lanzar abajo de ", en el sentido de "en postración".
Durante el cántico de los salmos, los sacerdotes tocaron sus trompetas para marcar el final de una estrofa, y a una señal los dos coros, o la gente se postraban (cf. Haupt, "Expository Times", Mayo,1911). El comienzo del paralelismo determinó estos arreglos de las líneas. Koster, en "die Psalmen nach ihrer strophischen Anordnung" (1837), distingue varias clases de paralelismo en línea y las media-líneas, sinónimos, antitético, sintético, idénticos, introvertidos. Zenner, S. J., en su " Chorgesange im Buche der Psalmen" (Br de Freiburg im, 1896) tiene varios arreglos muy listos; muchos de los salmos como odas corales, cantados por dos o tres coros. Hermann Wiesmann, S. J., en "Die Psalmen nach dem Urtext" (Munster, 1906), ha aplicado los principios métricos de Zenner, y revisado y publicado las últimos traducciones y estudios de los salmos. Este trabajo toma gran libertad con el Texto Sagrado, y (1911) ha sido puesto en el índice.
LA BELLEZA POÉTICA
Las palabras extravagantes de Lamartine en "Viaje a Oriente" son clásicas: "Lisez de l'Horace ou du Pindare apres un Psaume! Pour moi, je ne le peux plus".¡ Uno se pregunta si Lamartine leyó alguna vez un salmo original. Criticar los salmos como literatura es muy difícil. Su texto nos ha alcanzado con muchas pérdidas en la forma poética. Los autores variaron mucho su estilo.
Su belleza literaria no se debe juzgar por la comparación con la poesía de Horacio y de Pindar. Es con los himnos de Egipto antiguo, de Babilonia, y de Asiria con lo que debemos comparar las canciones de Israel. Esos himnos antiguos son crudos y rudos. Incluso los imprecatorios Salmos 18, 35, 52, 59, 69, 109, 137 (17, 34, 51, 58, 68, 108, 136), esos himnos nacionales muestran por completo el amor de Israel y su odio por los enemigos de Yahvéh y de Israel, si son leídos bajo el punto de vista de los escritores, son sublimes, vivos, brillan intensamente, entusiastas, aunque exagerados, los arrebatos poéticos, casos de una "seriedad más alta y una verdad más alta", de no ser por ellos, por ejemplo, Aristóteles nunca habría encontrado la canción de Babilonia o de Sumeria.
Sus tonos son los de la alabanza o de la culpa, del dolor o de la alegría, de humillación o de exaltación, de meditación profunda o de dogmatismo didáctico, siempre y por todas partes los escritores de los salmos son dignificados y magníficos, verdades a los ideales de la gente elegida de Yahvéh, espirituales y piadosos. La gama del pensamiento es inmensa. Toma en Yahvéh, su templo, culto, sacerdotes, creación; hombre, amigo y enemigo; bestias, pájaros; toda la naturaleza, lo animado e inanimado.
La gama de emociones es completa; cada emoción del hombre que es pura y noble ha fijado las palabras en los salmos. Como caso de la belleza poética, se tiene el famoso Salmo 23 (22), traducido del hebreo. El poeta habla primero en su propia persona a la manera de oveja. La repetición de las primeras coplas es sugerida por Zenner y muchos comentaristas, terminar la sobre-forma del poema, o introvertir el paralelismo de la estructura en estrofas:
El Poeta:
1. Yahvéh es mi pastor; Nada me faltará.
Las ovejas:
2. En lugares de delicados pastos me hará descansar; a aguas inmóviles él me condujo;
3. Confortará mi alma; me guía por sendas de justicia por amor de su nombre.
4. Aunque ande en valle de la sombra de la muerte, no temeré daño alguno; porque Tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5. Aderezarás la mesa delante de mí, en la presencia de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
El Poeta:
6. OH Dios el bien y la misericordia me han seguido todos los días de mi vida, yo iré de nuevo a la casa de Yahvéh y allí moraré por largos días. Yahvéh es mi pastor; nada me faltará…es todo lo que deseo.
EL VALOR TEOLÓGICO
Las ideas teológicas de los salmos son comprensivas; la existencia y los atributos de Dios, del deseo vivo del alma para la inmortalidad, de la economía de la tolerancia y de las virtudes, muerte, juicio, cielo, infierno, esperanza de la resurrección y de la gloria, del miedo al castigo -- todas las principales verdades dogmáticas de la fe de Israel, aparecen repetidas varias veces en su Salterio.
Estas verdades se establecen no en forma dogmática, sino en el deseo vivo lírico simple e infantil del alma ingenua, en los arrebatos más altos y más vehementes de los cuales la naturaleza del hombre es capaz. Los salmos son definitivamente los más humanos y los más sobrehumanos; se hunden a las profundidades más bajas del corazón humano y se elevan a las alturas de la contemplación divina. Tan humanos son los salmos que muchas veces podemos preguntarnos cómo pueden haber sido inspirados por Dios. Con seguridad Yahvé no pudo haber inspirado al cantante que rogó:
"En cuanto a aquellos que planean destruir mi alma, a las profundidades de la tierra ellos deberán ir; la espada empuñada deberán entregar; Presa de los chacales ellos se convertirán ". -- el salmo 83:10-11 (82:10-11)
Tal objeción se basa en un malentendido. La perfección de los consejos de Cristo es una cosa, la puntería del buen Levita es otra. Los ideales del Sermón de la Montaña son de más alta espiritualidad que los ideales del Salmo de imprecación. Con todo, los ideales del Salmo imprecatorio no son malos -- son buenos, son Divinos en su origen y autoridad. Los salmos imprecatorios son himnos nacionales; expresan la cólera de una nación, no de un individuo.
Humildad, mansedumbre y el perdón del enemigo son virtudes en un individuo; no necesariamente de una nación; pero no significa que Yahvéh escoja lo nacional, la gente que conoce que Yahvéh quería una gran nación y debían sacar a sus enemigos de la tierra que Él les dio. Su gran amor nacional para su propia gente postuló un gran amor nacional para Yahvéh. El amor para Yahvéh postuló un odio a los enemigos de Yahvéh, y, para la forma teocrática de la gente judía, los enemigos de Yahvéh eran los enemigos de Israel.
Si llevamos este propósito nacional en mente, y nos olvidamos de que toda la poesía, y especialmente la poesía de semítica, coloreada y exagerada, no nos darán una sacudida eléctrica en la carencia de la misericordia en los escritores de los salmos imprecatorios. Las principales ideas teológicas de los Salmos son las que tienen respeto a la encarnación. ¿Hay Salmos Mesiánicos? Unidad por la energía autentica que interpretaba la iglesia y del consenso de los padres. Han venido Protestantes generalmente admirar sobre los salmos como non-Mesiánico en el significado literal o típico; la interpretación más antigua de Mesiánico se descartada por gastada. Delitzsch admite solamente el Salmo 110 (109) para ser Mesiánico en su significado literal.
Cheyne niega lo Mesiánico literal y típico que significan los salmos ("origen del Salmo ", 339). Davison (Hast., localización CIT.) dice, "puede derivarse ya sea que el Salterio contiene apenas un solo caso del profético directo o mesiánico". Los católicos han sostenido siempre que algunos de los salmos son mesiánicos en el significado, literal o típico. (cf. ENCARNACIÓN; JESUCRISTO; MESIAS.) El nuevo testamento se refiere claramente en ciertos salmos al Mesías. Los padres son unánimes en interpretar muchos salmos como profecías de venir, del reino, del sacerdocio, de la pasión, de la muerte, y de la resurrección del Mesías.
El venir del Mesías se predica en los Salmos 18, 50, 68, 96-98 (17, 59, 67, 95-97). San Pablo (efesios 4, 8) interpreta la ascensión de Cristo al cielo en las palabras del Salmo 68, v.18, descripción de la ascensión de Yahvéh después de conquistar el mundo. El reino del Mesías se predice en los Salmos 2, 18, 20, 21, 45, 61, 72, 89, 110, 132 (2, 17, 19, 20, 44, 60, 71, 88, 109, 131); el sacerdocio en el Salmo 110. La pasión y la muerte del Mesías están claras en los sufrimientos del criado de Yahvéh en los Salmos 22, 40, 69 (21, 39, 68).
El Salmo 22 fue utilizado en parte, quizás enteramente, por Cristo en la cruz; el salmista describe como son sus propias emociones y los sufrimientos los del Mesías. Por lo tanto la Comisión bíblica (del 1 de mayo de 1910) rechaza la opinión de los que eliminan el Mesiánico y el carácter profético de los Salmos y se refieren solamente a la porción futura de la gente elegida en relación a estas palabras que son profecías referentes a Cristo. Cf. Maas, "Cristo en tipo y profecía" (Nueva York, 1893).
USO LITÚRGICO
A. -- El uso de los Salmos en la liturgia judía se ha abordado en algunos artículos SINAGOGA; TEMPLO.
B. – El uso litúrgico cristiano de las fechas del Salterio data a partir de la época de Cristo y de su Apóstoles. El recitado de la Pascua judía, los Salmos 113-114 antes de la Última Cena, los Salmos 115-118 después de eso; El Salmo 22 era las Últimas Palabras; las autoridades citan otros salmos que aparecen en sus discursos y otros de sus Apóstoles (cf. Lucas 20, 42; 24, 44; Hechos 1, 20). Los apóstoles utilizaron los salmos en actos de veneración (cf. Hechos 16, 25; Santiago 5, 14; I Cor. 14, 26). El más antiguo servicio litúrgico fue tomado de los salmos. San Pablo se dirige a los cristianos efesios en términos de los salmos: un coro respondiéndole a otro. “Hablando los unos a los otros con salmos, himnos y canciones espirituales, con sus corazones hacia el Señor, dando gracias por todas las cosas” (Efesios 5, 19). Probablemente también la reunión eucarística se refiere a ello. Similar referencia se encuentra además en Cor. 3, 16. St Basil (P.G., XXXII, 764). Allí se habla de salmos en dos coros -- antipsallein allelois.
Se dice que la costumbre del uso de salmos en veneración y cánticos, habría sido introducida en la iglesia de Antioquia por San Ignacio (Sócrates, “Hist. Eccl.”, VI, viii). Desde Siria, esta costumbre de las sinagogas parece haber pasado a Palestina y Egipto, y de allí a Asia Menor, Constantinopla y occidente. San Ambrosio fue el primero en inaugurar en occidente el cántico de los salmos en dos coros (cf. Batiffol, “Histoire du breviaire romain”, 1893). En el Propio de los Tiempos (Proprium de Tempore) del rito romano, todos los salmos son cantados una vez a la semana, algunos son cantados dos veces y otros de manera más frecuente. En Matins and Lauds, y de conformidad con la numeración de la Vulgata, son cantados los salmos 1-110, con excepción de unos que corresponden a una forma fija en las horas. La gran alabanza alfabética de la ley, de salmos 118, está distribuido en el tiempo prima, tercia, sexta y nona.
Tanto los benedictinos, franciscanos, carmelitas y dominicos, quienes tienen sus propios ritos, cantan el total de salmos una vez a la semana. Los jesuitas siguen el ritual romano. En el rito latino, los salmos 6, 31, 37, 50, 101, 129,142 (Douai) son recitados extensamente, siguiendo el orden expuesto. Su seguimiento se hace como oraciones de pena por el pecado. Ellos son cantos de pena por el dolor del alma y son llamados “salmos penitenciales”. Su rezo durante la cuaresma fue ordenado por Inocencio III (1198-1216). Fue Pío V (1566-1572) quien estableció la costumbre, ahora ya sin obligación generacional, por medio de la cual los salmos llegaron a ser parte del oficio de cada vienes de Cuaresma.
El rito ambrosiano, el cual aún se observa en la catedral de Milan, incluye el distribuir los salmos cada dos semanas. Los ritos orientales junto con los de Roma (Melquita, Maronita, Sirio, Caldeo, Cóptico y Aético, etc.) que se siguen junto a componentes heréticos de las iglesias orientales, mantienen la tradición de recitar los salmos como parte del Divino Oficio.
Naturalmente, la bibliografía sobre los salmos es enorme y sólo puede señalarse una pequeña parte. Greek Fathers: ORIGEN, Selecta en Psalmos en P.G., XII. 1043; IDEM, Homiliae en Psalmos en P.G., XII, 1319; IDEM, Originis Hexaplorum quae supersunt, ed. FIELD; EUSEBIUS, Comm. en Salmos en P.G., XXIII, 65; XXIV, 9; ST. ATHANASIUS, Epist. Ad Marcellinum en P.G., XXVII, 11; IDEM, Exegeses en Psalmos en P.G., XXVII, 55; IDEM, De Titulis Psalmorum en P.G., XXVII, 645; ST. BASIL, Homiliae en Pss. en P.G., XXIX, 209; ST. DIDYMUS OF ALEXANDRIA en P.G., XXIX, 1155; ST. GREGORY OF NYSSA en P.G., XLIV, 431, 608; ST. JOHN CHRYSOSTOM en P.G., LV, 35, 527; ST. CYRIL OF ALEXANDRIA en P.G., LXIX, 699; THEODORETUS en P.G., LXXX, 857. Latin Fathers: ST. AMBROSE, Enarrationes en XII Psalmos en P.L., XIV, 921; ST. JEROME, Liber Psalmorum juxta hebraicam veritatem en P.L., XXVIII, 1123; IDEM, Excerpta de Psalterio (Maredsous, 1895); IDEM, Epistolae en P.L., XXII, 433, 441, 837; IDEM, Breviarium en Psalmos en P.L., XXVI, 821; ST. AUGUSTINE, Enarrationes en Pss. en P.L., XXXVII, 67; IDEM, Expositio en Pss. C-CL en P.L., LI, 277; CASSIODORIUS en P.L., LXX, 9. Commentators of the Middle Ages: BEDE, PETER LOMBARD, ST. THOMAS, ST. NICHOLAS OF LYRA, en su Postilla, y en la conversion del judío PAUL, ARCHBISHOP OF BURGOS, brinda mucha de la interpretación rabínica. Modernos: BELLARMINE, Explanatio en Psalmos (1611), fue significativamente el major comentario sobre los salmos en los tiempos recientes. Utiliza métodos científicos y de crítica de texto. SCHEGG, Die Psalmen (Munich, 1845); ROHLING (1871); THALHOFER (Ratisbon, 1904); WOLTER, Psallite Sapienter (Freiburg im Br., 1904); BICKELL, Der Psalter (1884); VAN STEENKISTE (1870); PATRIZI, Cento Salmi tradotti e commentati (1875); MINOCHI, I Salmi tradotti del Testo Ebreo (1895); LE HIR, Les Psaumes traduits de l'hebreu en latin avec la Vulgate en regard (Paris, 1876); LESETRE (Paris, 1883); FILLION, Les Psaumes commentes selon la Vulgate et l'Hebreu (Paris, 1893); CRAMPTON (1889); PANNIER (1908); ZENNER-WIESMANN, Die Psalmen nach dem Urtext (Munster, 1906); NIGLUTSCH (Trent, 1905); EATON, Sing ye to the Lord (London, 1909); HOBERG, Die Psalmen nach der Vulgata (Freiburg, 1892); M'SWINEY, Psalms and Canticles (St. Louis, 1901). Protestants: the commentaries of DE WETTE (1811-56); HITZIG (1863-65); OLSHAUSEN (1853); HUPFELD (1855-88); EWALD (1839-66); DELITZSCH (1895); DUHM (Freiburg im Br., 1899); BAETHGEN (Gottingen, 1904); CHEYNE (New York, 1892); International Critical Commentary, ed. BRIGGS (New York, 1907), se trata de los mejores comentarios no católicos de los salmos; KIRKPATRICK en Cambridge Bible (1893-95).
WALTER DRUM Transcrito por Thomas M. Barrett Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes.