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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Papa San Celestino I»

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Nada se conoce de su historia antigua, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Priscus. Se dice que vivió durante un tiempo en Milán con San Ambrosio. La primera noticia, sin embargo, que está consignada en un documento de San Inocencio I, en el año 416, indica que Celestino habría sido un diácono.
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No se [[conocimiento | conoce]] nada de su historia temprana, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Prisco. Se dice que vivió durante un tiempo en [[Milán]] con [[San Ambrosio]]; sin embargo, la primera noticia conocida respecto a él está consignada en un documento del [[Papa San Inocencio I]], en el año 416, donde se habla de él como Celestino el [[diáconos | Diácono]].  En el 418, [[Vida de San Agustín de Hipona | San Agustín]] le escribió (Ep. LXII) en un lenguaje muy reverente.  El sucedió a Papa San Bonifacio I | Bonifacio I]] como [[Papa]] el 10 de septiembre de 422 (según [[Louis-Sébastien Le Nain de Tillemont | Tillemont]], aunque los [[Bolandistas]] indican el 3 de noviembre). Murió el 26 de julio de 432, habiendo gobernado nueve años, diez meses y dieciséis días.  
  
En 418, San Agustín le escribió de una manera reverencial. El sucedió a San Bonifacio I, como papa, el 10 de septiembre de 422 (de conformidad con Tillemont, aunque los bollandistas indican como fecha el 3 de noviembre). Murió el 26 de julio de 432, habiendo cumplido en el pontificado nueve años, diez meses y dieciséis días. A pesar de los tiempos tumultuosos de Roma, fue electo sin ninguna oposición, tal y como se dice en una carta de San Agustín (Epist., cclxi). La misma fue escrita al pontífice muy poco después de haber sido nombrado como tal. En ella, el gran doctor le pide su asistencia en arreglar las dificultades con Antonio, Obispo de Fessula en Africa.
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A pesar de los tiempos tumultuosos en [[Roma]], fue [[elecciones papales | electo]] sin ninguna oposición, como se sabe por una carta que San Agustín (Epist. CCLXI) le escribió poco después de su elevación, en la cual el gran [[Doctores de la Iglesia |  doctor]] le pide su ayuda para zanjar sus dificultades con Antonio, [[obispo]] de Fésula en [[África]].  Al parecer existió una fuerte amistad entre Celestino y Agustín; y luego de la muerte de este último, a fines de 430, Celestino les escribió una extensa carta a los obispos de [[Galia cristiana | Galia]] sobre la [[santidad]], aprendizaje y [[celo]] del santo doctor, y prohibió todos los ataques sobre su memoria de parte de los [[semipelagianismo | semipelagianos]], quienes bajo el liderazgo del famoso [[ascetismo | asceta]], [[Juan Casiano]], estaban comenzando a tener influencia.
  
Al parecer existió una fuerte amistad entre Celestino y Agustín, y luego de la muerte de este último, a fines de 430, Celestino escribió una extensa carta a los obispos de Gaul sobre la santidad, aprendizaje y la dedicación del santo doctor, e indicó todos los ataques sobre su memoria de parte de los semipelagianos, quienes bajo el liderazgo del famoso asceta, Juan Cassian, empezaron en ese entonces a tener más influencia.
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Aunque su suerte fue echada en [[tiempo]]s tormentosos, pues los [[maniqueísmo | maniqueos]], [[donatistas]], [[Novaciano y novacianismo | novacianos]], y [[Pelagio y pelagianismo | pelagianos]] perturbaban la paz de [[la Iglesia]], mientras que las hordas bárbaras comenzaban sus incursiones al corazón del imperio, el carácter firme pero gentil de Celestino le permitió cumplir exitosamente con todas las exigencias de su posición.  Le vemos por doquier defendiendo los [[derecho]]s de la Iglesia y la dignidad de su posición.  En todo esto fue ayudado por Placidia, quien en nombre de su joven hijo, [[Valentiniano III]], desterró de Roma a los maniqueos y a otros herejes que perturbaban la paz.  Celestino no sólo expulsó de [[Italia]] a Celestino, el compañero y principal [[discípulo]] de Pelagio, sino que logró del [[Concilio de Éfeso]] la ulterior condena de la [[secta]].  También a través de ese [[concilio]] [[San Germán de Auxerre]] y San Lupo de [[Troyes]], a quienes los obispos de Galia habían enviado a Bretaña en 429, la tierra nativa de Pelagio, tuvieron éxito en extirpar el [[error]] de su suelo natal.
  
Vivió duros tiempos, en los cuales la paz de la iglesia se vió interrumpida por acciones de los maniqueos, donatistas, noviacianos, y pelagianos; también por las hordas bárbaros que empezaban a penetar en el corazón del imperio. El carácter firme y gentil de Celestino, le permitió cumplir con las exigencias de su posición. Le vemos a él en por doquier defendiendo los derechos de la Iglesia y la dignidad de su posición.
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Al ser un firme defensor de los cánones antiguos, vemos a Celestino escribiendo a los obispos de [[Iliria]], instándolos a observar los cánones y su antigua lealtad al obispo de [[Tesalónica]], [[vicario]] del Papa, sin el cual ellos no debían [[consagración | consagrar]] a ningún obispo ni realizar ningún concilio.  También le escribe a los obispos de Vienne y Narbona, a quienes les advierte sobre la observancia de cánones originales, y, según la advertencia de su predecesor, a que se resistieran a las pretensiones de la Sede de Arles.  Además no deben negarse a admitir a la [[penitencia]] a aquellos que lo deseen al momento de la muerte; los obispos no debían vestir como [[monje]]s, y se debían tomar acciones severas contra cierto Daniel, un monje de Oriente, quien había sido la [[causa]] de serios desórdenes en la Iglesia de Galia.  Les escribe a los obispos de Apulia y Calabria indicándoles que los [[clérigo]]s no debían estar [[ignorancia | ignorantes]] de los cánones, y que no se debía promover a los [[laicos]] al episcopado sobre los jefes del [[clero secular | clero]], y sobre este asunto, no se debe complacer la voluntad popular, no importa cuán fuerte fuese ---''populus docendus non sequendus''.  Además, amenazó con severas penas a los futuros transgresores. Debido a su defensa de los derechos de la [[Santa Sede | Iglesia Romana]] a oír y decidir las [[apelación | apelaciones]] de todos los distritos, entró en conflicto durante un tiempo con la gran Iglesia de África (vea [[Apiario de Sica]]).  Sin embargo, los obispos africanos, aunque manifestaron algún calor, nunca cuestionaron la divina supremacía de la Santa Sede, sus mismos lenguajes y acciones demostraron su completo reconocimiento; sus quejas iban dirigidas más bien contra el a veces indiscreto uso de las prerrogativas papales.
  
En todo esto él contó con la ayuda de Placidia, quien en nombre de su hijo más joven, Valentiniano III, hizo desaparecer de Roma a los maniqueos y a otros heréjes que estaban interrumpiendo la paz. Celestino no sólo excluyó a Coelestius, el más cercano discípulo de Pelagius, de Italia, sino que también procedió más hacia la condena de la secta del Consejo de Efesio. Entretanto, y con su apoyo, San Germán de Auxerre y San Lupus de Troyes, que estaban en Bretaña en 429, la tierra nativa de Pelagius, junto con los obispos de Galia, tuvieron éxito en extirpar los errores de esa región.
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Los últimos días del [[pontificado]] de Celestino se caracterizaron por la lucha en Oriente  contra la herejía de [[Nestorio y nestorianismo | Nestorio]] (véase [[Nestorio y nestorianismo]], [[San Cirilo de Alejandría]]; [[Concilio de Éfeso]]).  Nestorio, quien se había convertido en [[obispo]] de [[Constantinopla]] en 428, al principio dio gran satisfacción, como sabemos por una carta que le dirigió Celestino.  Nestorio pronto hizo surgir sospechas de su [[ortodoxia]] al recibir amablemente a los [[Pelagio y pelagianismo | pelagianos]] que el Papa había desterrado de Roma. Poco después, cuando llegaron a Roma rumores sobre sus enseñanzas heréticas sobre la doble [[personalidad] de [[Jesucristo | Cristo]], Celestino comisionó a [[San Cirilo de Alejandría | Cirilo]], obispo de [[Iglesia de Alejandría | Alejandría]] para que investigara e hiciera un informe.  Cirilo encontró que Nestorio profesaba abiertamente su [[herejía]], y envió un relato completo a Celestino, el cual, en un sínodo romano (430), condenó solemnemente los errores de Nestorio, y le ordenó a Cirilo que procediera en su nombre contra Nestorio, quien debía ser [[excomunión | excomulgado]] y [[deposición | depuesto]], a menos que dentro de diez días hiciera una retractación solemne escrita de sus errores. En cartas escritas ese mismo día a Nestorio, al clero y al pueblo de Constantinopla, y a [[Juan de Antioquía]], Juvenal de [[Jerusalén]], Rufo de [[Tesalónica]] y Flaviano de [[Filipo]], Celestino anuncia la sentencia dictada contra Nestorio y sobre la comisión dada a Cirilo para que ejecute la misma.  Al mismo tiempo reinstaló a todos los que habían sido excomulgados o destituidos por Nestorio.  Cirilo envió la sentencia papal y su propio [[anatema]] a Nestorio.  El emperador ahora convocó a un [[concilios generales | concilio general]] que se reuniría en [[Éfeso]].  Celestino envió como [[legado]]s a este [[concilio]] a Arcadio y Proyecto, obispos, y a Filipo, un [[sacerdote]], quienes debían actuar en coordinación con Cirilo. Sin embargo, no debían involucrarse en discusiones, sino que debían juzgar las opiniones de los otros. En todas sus cartas Celestino asume que su propia decisión es la final, y que Cirilo y el concilio sólo deben llevarla a cabo.  Nestorio se mostró obstinado, y fue excomulgado y depuesto por el Concilio  “obligado por los cánones sagrados y las cartas de Nuestro Muy Santo Padre, Celestino, obispo de la Iglesia Romana.
  
Fue un firme defensor de los canones antiguos. De esa manera vemos a Celestino haciendo observar a los obispos de Illyria, los canones de vieja data del Obispo de Thessalonica, vicario del papa. Sin ello no se podía consagrar a ningún obispo, ni se podía realizar ningún consejo. También escribió a los obispos de Viena y Narbonne, a quienes les advierte sobre la observancia de canones originales, y siguiendo la línea de su predecesor, a que se resistieran a las pretensiones de la Sede de Arles.
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El último acto oficial de Celestino, el envío de [[San Patricio]] a [[Irlanda]], quizás sobrepasa a todos los demás en sus consecuencias trascendentales definitivas. Ya él había enviado (431) a [[Paladio]] como obispo de los escoceses (es decir, irlandeses) [[creencia | creyentes]] en [[Jesucristo | Cristo]].” Pero Paladio abandonó pronto a Irlanda y murió al año siguiente en Bretaña.  San Patricio, que había sido rechazado previamente, recibió ahora la largamente codiciada comisión sólo pocos días antes de la muerte de Celestino, y se convirtió así en partícipe en la [[conversión]] de una raza que en los próximos pocos siglos realizaría tan vastas obras por los incontables misioneros y eruditos en la conversión y civilización del mundo bárbaro.  Mostró gran dedicación y celo en el cumplimiento de sus funciones en los asuntos de la Iglesia Romana.  
  
Más aún no se debía rechazar el admitir las penas de aquellos que así lo desearan, en el momento de la muerte. Los obispos no debían vestir como monjes, y acciones severas se tomaron contra cierto Daniel, un moje de oriente, quien había sido el causante de serios desórdenes en la Iglesia de Gaul. A los obispos de Apulia y Calabria, les escribió indicándoles que los clérigos no debían estar ignorantes acerca de los cánones, ni que tampoco los del episcopado debía estar por sobre los clérigos. No se trataba de la voluntad popular, no importando cuan fuerte fuese; “populus docendus non sequendus”. Amenazó con severas penas para futuros transgresores.
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Celestino manifestó gran [[celo]] en los asuntos locales de la Iglesia Romana. Restauró y embelleció la iglesia de [[Santa María]] en Trastevere, la que había sido víctima del saqueo gótico de Roma, y también la iglesia de [[Santa Sabina]], además de decorar el cementerio de [[Santa Priscila]] con [[pintura religiosa | pinturas]] del [[Concilio de Éfeso]].  
  
En función de defender los derechos de la Iglesia Romana, y el manejo que hizo de las apelaciones, llegó a tener conflicto con la gran Iglesia de Africa (véase Apiarius). Los obispos africanos, aunque con algunas reticencias, nunca cuestionaron la divina supremacía de la Santa Sede. Su lenguaje y acciones demostraron el completo reconocimiento de la misma. Sus quejas fueron más bien dirigidas a lo que algunas veces se consideró era el indiscreto uso de las prerrogativas papales.
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Es incierta la [[fechas y datación | fecha]] exacta de su muerte.  La [[Iglesia Latina]] celebra su [[fiestas eclesiásticas | fiesta]] el 6 de abril, el día en que su cuerpo fue colocado en las [[catacumbas romanas | Catacumbas]] de Santa Priscila, de donde el [[Papa San Pascual I]] lo trasladó (820)  a la iglesia de Santa Práxedes, aunque la [[catedral]] de [[Mantua]] también reclama tener sus [[reliquias]]. La [[Iglesia Griega lo [[honor | honra]] altamente por su condenación a Nestorio, y celebra su fiesta el 8 de abril.  
  
Los últimos días del pontificado de Celestino se caracterizaron por la lucha en el este en contra de la herejía de Nestorius (véase Nestorius; Cirilo de Alejandría; Efesio, Concilio de). Nestoius quien había llegado a ser Obispo de Constantinopla en 428, primero dio una gran satisfacción, tal y como podemos ver en una carta dirigida por él a Celestino. Pronto se levantaron sospechas de su ortodoxia por recibir amablemente a los pelagianos, que habían sido rechazados por el papa en Roma. Poco después, rumores sobre sus enseñanzas acerca de la personalidad dual de Cristo, llegaron a Roma. Celestino comisionó a Cirilo de Alejandría para que investigara e hiciera un reporte.
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Los escritos existentes de San Celestino, consisten en dieciséis cartas, el contenido de muchas de las cuales se ha señalado arriba, y un fragmento del discurso sobre el nestorianismo, que fue leído en el Sínodo de Roma de 430.  La “Capitula Coelestini”, las diez decisiones sobre el tema de la [[gracia]], el cual ha jugado un papel muy importante en la historia del [[Enseñanzas de San Agustín de Hipona | agustinismo]], ya no se le atribuyen a su autoría.   Por siglos se añadieron como parte integrante de su carta a los obispos de Galia, pero en la actualidad se considera que son trabajos de [[San Próspero de Aquitania]]. [[Anastasio Bibliotecario]] le atribuye varias otras [[constituciones papales | constituciones]] pero con poca autoridad. También es [[duda | dudosa]] la declaración de “[[Liber Pontificalis]]” de que Celestino le agregó al [[Introito]] a la [[Sacrificio de la Misa | Misa]].
  
Cirilo encontró que Nestorius profesaba abiertamente sus herejías y envió un recuento completo de la situación a Celestino. En un Sínodo en Roma (430) el Papa condenó solemnemente los errores de Nestorius, y ordenó a Cirilo que en su nombre, procediera contra el hereje quien fue incomunicado y depuesto, a menos que en diez días hiciera una declaración por escrito mediante la cual se retractara de sus errores.
 
  
En cartas escritas en el mismo día a Nestorius, a los clérigos, la gente de Constantinopla, Juan de Antioquia, Juvenal de Jerusalem, Rufus de Thessalonica, y Flavian de Filipi, Celestino anuncia la sentencia contra Nestorius y comisiona a Cirilo para que ejecute la decisión. De manera simultánea, restaura a todos los que habían sido excomunicados o privados de derechos por Nestorius.
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'''Bibliografía''':  Sancti Celestini Epistolae et Decreta, P.L., L; Acta ss., X; Hefele, History of the Councils, II, III; Duchesne, Liber Pontificalis, I; Grisar, Geschichte Roms und der Papste im Mittelalter (Friburgo im Br., 1898), I ; Cardinal de Noris, Historia Pelagiana; Tillemont, Mémoires pour servir a l' histoire ecclesiastique, XIV; Natalis Alexander, Historia Ecclesiastica, ed. Roncaglia-Mansi, IX; Mansi, Sacrorum Conciliorum Amplissima Collectio, IV; Rivington, The Roman Primacy.
  
Cirilo envía la sentencia papal y su propio anatema a Nestorius. El emperador ahora establece un concilio general que ser reunirá en Efesio. A este concilio Celestino envia como delegados a Arcadius, y Projectus, obispos, y a Filipo, un sacerdote, quienes deben actuar en coordinación con Cirilo. Sin embargo, ellos no estuvieron involucrados en discusiones, sino que debían juzgar las opiniones de otros. Celestino in todas sus cartas aume que su propia decisión es ya la final, y Cirilo y el concilio se manifiesta “compelido por los cánones sagrados y las cartas de Nuestro Más Santo Padre, Celestino, Obispo de la Iglesia Romana.
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'''Fuente''':  Murphy, John F.X. "Pope St. Celestine I." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/03477c.htm>.
  
El último acto oficial de Celestino, fue enviar a San Patricio a Irlanda, quizá sobrepasando todas las expectativas en esta acción de grandes consencuencias para el bien. Ya había enviado con anterioridad (431) a Palladius como obispo de los “Scots (i.e. irlandeses) creyentes en Cristo.” Pero Palladius abandonó pronto su misión en Irlanda y murió al año siguiente en Bretaña.
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Traducido por Giovanni E. Reyes, lhm.
 
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San Patricio, quien con anterioridad había sido rechazado, recibió su misión unos pocos días antes de la muerte de Celestino. Por tanto el papa fue quien compartió la conversión de vastas proporciones, en los siguientes siglos, de la civilización y el mundo bárbaro. Mostró gran dedicación y celo en el cumplimiento de sus funciones en los asuntos de la Iglesia Romana.
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Celestino restauró y embelleció la iglesia de Santa María en Trastevere, la que había sido víctima del pillaje gótico de Roma, y también la iglesia de Santa Sabina, además de decorar el Cementerio de Santa Priscila, con las pinturas del Concilio de Efesio. No se sabe con certeza la fecha precisa de su muerte. Su festividad se guarda en la Iglesia Latina, el 6 de abril, el día en el cual su cuerpo fue colocado en las Catacumbas de Santa Priscila. De allí fueron transferidas en 820 por el papa San Pascual I a la iglesia de Santa Prassede. Todo ello, aunque la catedral de Mantua reclama tener sus reliquias. En la Iglesia Griega, tiene grandes honores por su condena de Nestorius, y su festividad se observa el 8 de abril.
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Los escritos en extenso de Celestino, consisten en dieciséis cartas, el contenido de muchas de las cuales se ha señalado arriba, y un fragmento del discurso sobre el nestorianismo, que fue leído en el Sínodo de Roma de 430. La “Capitula Coelestini”, las diez decisiones sobre el sujeto de la gracia, lo que jugaría un papel muy importante en el agustianismo, no se atribuyen a su autoría. Por siglos se consideró que eran parte de su carta a los Obispos de Gaul, pero en la actualidad se considera que son trabajos de San Próspero de Aquitaine. El bibliotecario Anatasius atribuye a él varias otras constituciones pero con poca autoridad. También se tienen muchas dudas respecto al contenido de “Liber Pontificalis” que Celestino agregó al Introito de la Misa.
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Sancti Celestini Epistolae et Decreta, P.L., L; Acta ss., X; Hefele, History of the Councils, II, III; Duchesne, Liber Pontificalis, I; Grisar, Geschichte Roms und der Papste im Mittelalter (Freiburg im Br., 1898), I ; Cardinal de Noris, Historia Pelagiana; Tillemont, Memoires pour servir a l' histoire ecclesiastique, XIV; Natalis Alexander, Historia Ecclesiastica, ed. Roncaglia-Mansi, IX; Mansi, Sacrorum Conciliorum Amplissima Collectio, IV; Rivington, The Roman Primacy.
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J.F.X. MURPHY
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Transcripción de William D. Neville
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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Última revisión de 21:11 19 ago 2010

No se conoce nada de su historia temprana, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Prisco. Se dice que vivió durante un tiempo en Milán con San Ambrosio; sin embargo, la primera noticia conocida respecto a él está consignada en un documento del Papa San Inocencio I, en el año 416, donde se habla de él como Celestino el Diácono. En el 418, San Agustín le escribió (Ep. LXII) en un lenguaje muy reverente. El sucedió a Papa San Bonifacio I | Bonifacio I]] como Papa el 10 de septiembre de 422 (según Tillemont, aunque los Bolandistas indican el 3 de noviembre). Murió el 26 de julio de 432, habiendo gobernado nueve años, diez meses y dieciséis días.

A pesar de los tiempos tumultuosos en Roma, fue electo sin ninguna oposición, como se sabe por una carta que San Agustín (Epist. CCLXI) le escribió poco después de su elevación, en la cual el gran doctor le pide su ayuda para zanjar sus dificultades con Antonio, obispo de Fésula en África. Al parecer existió una fuerte amistad entre Celestino y Agustín; y luego de la muerte de este último, a fines de 430, Celestino les escribió una extensa carta a los obispos de Galia sobre la santidad, aprendizaje y celo del santo doctor, y prohibió todos los ataques sobre su memoria de parte de los semipelagianos, quienes bajo el liderazgo del famoso asceta, Juan Casiano, estaban comenzando a tener influencia.

Aunque su suerte fue echada en tiempos tormentosos, pues los maniqueos, donatistas, novacianos, y pelagianos perturbaban la paz de la Iglesia, mientras que las hordas bárbaras comenzaban sus incursiones al corazón del imperio, el carácter firme pero gentil de Celestino le permitió cumplir exitosamente con todas las exigencias de su posición. Le vemos por doquier defendiendo los derechos de la Iglesia y la dignidad de su posición. En todo esto fue ayudado por Placidia, quien en nombre de su joven hijo, Valentiniano III, desterró de Roma a los maniqueos y a otros herejes que perturbaban la paz. Celestino no sólo expulsó de Italia a Celestino, el compañero y principal discípulo de Pelagio, sino que logró del Concilio de Éfeso la ulterior condena de la secta. También a través de ese concilio San Germán de Auxerre y San Lupo de Troyes, a quienes los obispos de Galia habían enviado a Bretaña en 429, la tierra nativa de Pelagio, tuvieron éxito en extirpar el error de su suelo natal.

Al ser un firme defensor de los cánones antiguos, vemos a Celestino escribiendo a los obispos de Iliria, instándolos a observar los cánones y su antigua lealtad al obispo de Tesalónica, vicario del Papa, sin el cual ellos no debían consagrar a ningún obispo ni realizar ningún concilio. También le escribe a los obispos de Vienne y Narbona, a quienes les advierte sobre la observancia de cánones originales, y, según la advertencia de su predecesor, a que se resistieran a las pretensiones de la Sede de Arles. Además no deben negarse a admitir a la penitencia a aquellos que lo deseen al momento de la muerte; los obispos no debían vestir como monjes, y se debían tomar acciones severas contra cierto Daniel, un monje de Oriente, quien había sido la causa de serios desórdenes en la Iglesia de Galia. Les escribe a los obispos de Apulia y Calabria indicándoles que los clérigos no debían estar ignorantes de los cánones, y que no se debía promover a los laicos al episcopado sobre los jefes del clero, y sobre este asunto, no se debe complacer la voluntad popular, no importa cuán fuerte fuese ---populus docendus non sequendus. Además, amenazó con severas penas a los futuros transgresores. Debido a su defensa de los derechos de la Iglesia Romana a oír y decidir las apelaciones de todos los distritos, entró en conflicto durante un tiempo con la gran Iglesia de África (vea Apiario de Sica). Sin embargo, los obispos africanos, aunque manifestaron algún calor, nunca cuestionaron la divina supremacía de la Santa Sede, sus mismos lenguajes y acciones demostraron su completo reconocimiento; sus quejas iban dirigidas más bien contra el a veces indiscreto uso de las prerrogativas papales.

Los últimos días del pontificado de Celestino se caracterizaron por la lucha en Oriente contra la herejía de Nestorio (véase Nestorio y nestorianismo, San Cirilo de Alejandría; Concilio de Éfeso). Nestorio, quien se había convertido en obispo de Constantinopla en 428, al principio dio gran satisfacción, como sabemos por una carta que le dirigió Celestino. Nestorio pronto hizo surgir sospechas de su ortodoxia al recibir amablemente a los pelagianos que el Papa había desterrado de Roma. Poco después, cuando llegaron a Roma rumores sobre sus enseñanzas heréticas sobre la doble [[personalidad] de Cristo, Celestino comisionó a Cirilo, obispo de Alejandría para que investigara e hiciera un informe. Cirilo encontró que Nestorio profesaba abiertamente su herejía, y envió un relato completo a Celestino, el cual, en un sínodo romano (430), condenó solemnemente los errores de Nestorio, y le ordenó a Cirilo que procediera en su nombre contra Nestorio, quien debía ser excomulgado y depuesto, a menos que dentro de diez días hiciera una retractación solemne escrita de sus errores. En cartas escritas ese mismo día a Nestorio, al clero y al pueblo de Constantinopla, y a Juan de Antioquía, Juvenal de Jerusalén, Rufo de Tesalónica y Flaviano de Filipo, Celestino anuncia la sentencia dictada contra Nestorio y sobre la comisión dada a Cirilo para que ejecute la misma. Al mismo tiempo reinstaló a todos los que habían sido excomulgados o destituidos por Nestorio. Cirilo envió la sentencia papal y su propio anatema a Nestorio. El emperador ahora convocó a un concilio general que se reuniría en Éfeso. Celestino envió como legados a este concilio a Arcadio y Proyecto, obispos, y a Filipo, un sacerdote, quienes debían actuar en coordinación con Cirilo. Sin embargo, no debían involucrarse en discusiones, sino que debían juzgar las opiniones de los otros. En todas sus cartas Celestino asume que su propia decisión es la final, y que Cirilo y el concilio sólo deben llevarla a cabo. Nestorio se mostró obstinado, y fue excomulgado y depuesto por el Concilio “obligado por los cánones sagrados y las cartas de Nuestro Muy Santo Padre, Celestino, obispo de la Iglesia Romana.”

El último acto oficial de Celestino, el envío de San Patricio a Irlanda, quizás sobrepasa a todos los demás en sus consecuencias trascendentales definitivas. Ya él había enviado (431) a Paladio como obispo de los escoceses (es decir, irlandeses) creyentes en Cristo.” Pero Paladio abandonó pronto a Irlanda y murió al año siguiente en Bretaña. San Patricio, que había sido rechazado previamente, recibió ahora la largamente codiciada comisión sólo pocos días antes de la muerte de Celestino, y se convirtió así en partícipe en la conversión de una raza que en los próximos pocos siglos realizaría tan vastas obras por los incontables misioneros y eruditos en la conversión y civilización del mundo bárbaro. Mostró gran dedicación y celo en el cumplimiento de sus funciones en los asuntos de la Iglesia Romana.

Celestino manifestó gran celo en los asuntos locales de la Iglesia Romana. Restauró y embelleció la iglesia de Santa María en Trastevere, la que había sido víctima del saqueo gótico de Roma, y también la iglesia de Santa Sabina, además de decorar el cementerio de Santa Priscila con pinturas del Concilio de Éfeso.

Es incierta la fecha exacta de su muerte. La Iglesia Latina celebra su fiesta el 6 de abril, el día en que su cuerpo fue colocado en las Catacumbas de Santa Priscila, de donde el Papa San Pascual I lo trasladó (820) a la iglesia de Santa Práxedes, aunque la catedral de Mantua también reclama tener sus reliquias. La [[Iglesia Griega lo honra altamente por su condenación a Nestorio, y celebra su fiesta el 8 de abril.

Los escritos existentes de San Celestino, consisten en dieciséis cartas, el contenido de muchas de las cuales se ha señalado arriba, y un fragmento del discurso sobre el nestorianismo, que fue leído en el Sínodo de Roma de 430. La “Capitula Coelestini”, las diez decisiones sobre el tema de la gracia, el cual ha jugado un papel muy importante en la historia del agustinismo, ya no se le atribuyen a su autoría. Por siglos se añadieron como parte integrante de su carta a los obispos de Galia, pero en la actualidad se considera que son trabajos de San Próspero de Aquitania. Anastasio Bibliotecario le atribuye varias otras constituciones pero con poca autoridad. También es dudosa la declaración de “Liber Pontificalis” de que Celestino le agregó al Introito a la Misa.


Bibliografía: Sancti Celestini Epistolae et Decreta, P.L., L; Acta ss., X; Hefele, History of the Councils, II, III; Duchesne, Liber Pontificalis, I; Grisar, Geschichte Roms und der Papste im Mittelalter (Friburgo im Br., 1898), I ; Cardinal de Noris, Historia Pelagiana; Tillemont, Mémoires pour servir a l' histoire ecclesiastique, XIV; Natalis Alexander, Historia Ecclesiastica, ed. Roncaglia-Mansi, IX; Mansi, Sacrorum Conciliorum Amplissima Collectio, IV; Rivington, The Roman Primacy.

Fuente: Murphy, John F.X. "Pope St. Celestine I." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/03477c.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes, lhm.