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Martes, 19 de marzo de 2024

Santidad

De Enciclopedia Católica

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Santidad como sinónimo de perfección cristiana: (A.S. hal, perfecto, o total).

Sanctitas en la Vulgata del Nuevo Testamento es la traducción de dos palabras distintas, hagiosyne (1 Tes. 3,13) y hosiotes (Lc. 1,75; Ef. 4,24). Estas dos palabras griegas expresan respectivamente las dos ideas connotadas por la palabra "santidad", a saber:

  • la de “separación” como se ve en hagios de hagos, la cual denota “cualquier asunto de reverencia religiosa” (el latín sacer); y
  • la de “sancionado” (sancitus), lo que es Osios ha recibido el sello de Dios.

La versión de Reims ha causado una gran confusión pues traduce hagiasmos como “santidad” en Heb. 12,14, pero más correctamente en otra parte por “santificación”, mientras que hagiosyne, que sólo es traducida correctamente una vez como santidad, es traducida dos veces como "santificación ".

Santo Tomás (II-II:81:8) insiste en los dos antedichos aspectos de santidad, es decir, separación y firmeza, aunque llega a estos significados a fuerza de las etimologías de Orígenes y San Isidoro. Santidad, dice al Doctor Angélico, es el término usado para todo lo que se dedica al servicio divino, ya sea persona o cosa. Éstos deben ser puros o separados del mundo, pues debe apartarse la mente de la contemplación de las cosas inferiores si ha de elevarse a la Verdad Suprema ---y esto, también, con firmeza o estabilidad, puesto que es cuestión de adherirse a lo que es nuestro fin último y principio primario, es decir, Dios mismo--- "Estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles... ni cualquier otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios" (Rom. 8,38-39). De ahí que Santo Tomas define santidad como la virtud por la que la mente de un hombre se dedica a sí misma y todos sus actos a Dios; la clasifica entre las virtudes morales infusas, y la identifica con la virtud de religión, pero con la diferencia de que mientras que la religión es la virtud por la que le ofrecemos a Dios el culto debido a través de las cosas que atañen al servicio divino, la santidad es la virtud por la que realizamos todos nuestros actos subordinándolos a Dios. Así santidad es el resultado de la santificación, ese acto divino mediante el cual Dios nos justifica libremente, y por el que nos ha reclamado para sí mismo; y por nuestra resultante santidad de vida, tanto en actos como en hábitos, le reconocemos como nuestro principio y como el fin hacia el cual tendemos firme y diariamente. Así, en el orden moral la santidad es el reconocimiento de los derechos supremos de Dios; su manifestación concreta es el cumplimiento de sus Mandamientos, de ahí que San Pablo dice: "Procurad la paz con todos, y la santidad (sanctimoniam, hagiasmon): sin la cual nadie verá al Señor" (Heb. 12,14). Nótese la palabra griega; generalmente se traduce por "santificación", pero es notable que la palabra escogida por los traductores griegos del Antiguo Testamento para traducir el hebreo (traducido como Ayin-Zayin) qué significa adecuadamente fuerza o firmeza, un significado que como hemos visto está incluido en la palabra santidad. Así guardar fielmente los Mandamientos conlleva una separación muy real aunque recóndita de las cosas mundanas, lo que también exige una gran fuerza de carácter o firmeza en el servicio de Dios.

Sin embargo, está claro que hay grados en esta separación del mundo y en esta firmeza en el servicio de Dios. Quienes sirvan a Dios verdaderamente deben vivir de acuerdo a los principios de la Teología Moral, y sólo así pueden los hombres salvar sus almas. Pero otros anhelan algo superior; buscan un grado mayor de separación de las cosas terrenales y una aplicación más intensa a las cosas de Dios. En las propias palabras de Santo Tomás: "Quienes rinden culto a Dios pueden ser llamados "religiosos"; pero se les llama especialmente así a quienes dedican su vida entera al culto divino, y se retiran de las ocupaciones mundanas; del mismo modo no se les llama “contemplativos” a los que simplemente contemplan, sino sólo a los que consagran sus vidas enteras a la contemplación." El santo agrega: "Y tales hombres se someten a otros hombres no por lazos humanos sino por el amor de Dios", palabras que nos proveen la idea fundamental de la vida religiosa en su sentido estricto (II-II: 81:7, ad 5um).


Bibliografía: Newman, Sermons, vol. I: Holiness Necessary for Future Blessedness; Fuller, The Holy and the Profane State; Mallock, Atheistic Methodism and the Beauty of Holiness, Essay V in Atheism and the Value of Life (Londres, 1884); Faber, Growth in Holiness (Londres, 1854).

Fuente: I. Pope, Hugh. "Holiness." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07386a.htm>.

Traducido por Félix Carbo Alonso. rc