Semiarrianismo
De Enciclopedia Católica
Semiarrianos es el nombre dado frecuentemente a la mayoría conservadora oriental del siglo IV opuesta a los arrianos estrictos, y que se reserva más exactamente (como en San Epifanio, "Hær" LXXIII), para el grupo reaccionario dirigido por Basilio de Ancira en el 358. La mayor parte de los obispos orientales, que estuvieron de acuerdo en deponer a San Atanasio en Tiro en el 335 y recibieron a la comunión a los arrianos arrepentidos en Jerusalén, no eran arrianos, aunque estaban muy lejos de ser ortodoxos.
El concilio de dedicación de Antioquía en 341 propuso un credo irrecusable excepto por la omisión de la expresión nicena “de Una Sustancia”. Hasta los discípulos de Arrio, tales como Jorge, obispo de Laodicea (335-47) y Eustatio de Sebaste (c. 356-80), se unieron al partido moderado y después de la muerte de Eusebio de Nicomedia, los líderes de la facción de la corte, Ursacio, Valente y Germinio no se ataron a ninguna fórmula, pues Constancio mismo odiaba el arrianismo, aunque le disgustaba Atanasio mucho más. Cuando Marcelo de Ancira fue depuesto en 336, fue sucedido por Basilio. Marcelo fue reinstalado por el Concilio de Sárdica y por el Papa en 343, pero Basilio fue repuesto en el 350 por Constancio, sobre el que adquirió considerable influencia. Él fue el líder de un concilio celebrado en Sirmio en 351 contra Fotino, quien había sido diácono en Ancira, y los cánones de este concilio comenzaban condenando el arrianismo aunque no llegan al nivel de Nicea. Basilio tuvo después una disputa con el arriano Aecio.
Después de la derrota de Magnencio en Mursa, 351, Valente, obispo de esa ciudad, se convirtió en el director espiritual de Constancio. En 355 Valente y Ursacio consiguieron que se exiliara a los confesores occidentales Eusebio, Lucifer, Liberio y después Hilario. En 357 emitieron el segundo credo de Sirmio, o “Formula de Osio” en la que homoousion y homoiousios fueron ambas rechazadas. Eudoxio, un arriano violento, se apoderó de la sede de Antioquía y apoyó a Aecio y a su discípulo [[eunomianismo | Eunomio].
En la Cuaresma de 358 Basilio y muchos obispos estaban celebrando la fiesta dedicatoria de una nueva iglesia que él había construido en Ancira, cuando llegó una carta de Jorge de Laodicea en la que contaba como Eudoxio había aprobado a Aecio, y le pedía a Macedonio de Constantinopla, a Basilio y al resto de la asamblea de obispos que decretaran la expulsión de Eudoxio y sus seguidores de Antioquía, pues de lo contrario aquella gran sede se perdería. En consecuencia, el Sínodo de Ancira publicó una larga respuesta dirigida a Jorge y a los otros obispos de Fenicia, en la que recitaban el Credo de Antioquía (341), añadiendo explicaciones contra la “desemejanza” del Padre y el Hijo que enseñan los arrianos (eunomianos, de anomoios), y mostrando que el mismo nombre del Padre implica un hijo de la misma sustancia (homoiousios, u homoios kat ousian). Se añadieron anatemas en los que se condenaba explícitamente el eunomianismo y se reforzaba la enseñanza de la “igualdad de sustancia”. El canon decimonono prohíbe el uso de homoousios y tautoousios; esto debió ser una idea de último momento a petición de Macedonio, puesto que no parece que Basilio insistiera en ello más tarde. Se enviaron como legados a la Corte de Sirmio a Basilio, Eustatio de Sebaste, un asceta sin principios dogmáticos, Eleusio de Cizico, un seguidor de Macedonio, y Leoncio, un sacerdote que era uno de los capellanes del emperador. Llegaron justo a tiempo, pues el emperador había estado prestando atención a un eudoxiano; pero entonces cambió de opinión y envió una carta ( Sozomeno, IV, XIV) en la que declaraba que el Hijo es “igual en sustancia” al Padre y en la que condenaba a los arrianos de Antioquía.
Según Sozomeno, fue entonces cuando Liberio fue librado del exilio al firmar tres fórmulas combinadas por Basilio; contra esto vea Papa Liberio. Basilio persuadió a Constancio de que reuniera un concilio general, proponiendo como lugar de reunión Ancira y después Nicomedia; pero ésta última fue destruido por un terremoto. Basilio, por lo tanto, estaba, de nuevo en Sirmio en 359, donde en el entretanto los arrianizantes habían vuelto a ganar terreno. Sostuvo una reunión de toda la noche con Germinio de Sirmio, Jorge de Alejandría, Ursacio y Valente, y Marcos de Aretusa. El 22 de mayo Marcos redactó una confesión de fe ridiculizada con el nombre de “credo anticuado” (Hilario, "Fragmento XV"). Naturalmente se rechazaba el arrianismo, pero no se admitía el homoios kata ten ousian, y fue sustituida la expresión kata panta homoios, "igual en todas las cosas". Basilio estaba decepcionado y añadió a su firma la explicación de que las palabras “en todas las cosas” querían decir no solamente en la voluntad, sino en la existencia y en el ser (kata ten hyparxin kai kata to einai). Y no contento con eso Basilio, Jorge de Laodicea y otros publicaron una explicación conjunta (San Epifanio, LXXIII, 12-22) que “en todas las cosas” debía incluir “substancia”.
El partido de la corte acordó que se celebrasen dos concilios: uno en Rimini y el otro en Seleucia respectivamente. En Seleucia (359) los semiarrianos estaban en mayoría, apoyados por hombres tales como San Cirilo de Jerusalén, su amigo Silvano de Tarso y hasta San Hilario, pero no lograron sus propósitos. Basilio, Silvano y Eleusio, fueron como legados a Constantinopla, donde se celebraba un concilio que siguió a Rimini en la condena de homoiousios junto con homoousios, y permitía solo homoios, sin adición. Esta nueva frase fue una invención de Acacio de Cesarea, que ahora abandonó a los arrianos más extremos y se convirtió en líder del nuevo partido “eunomiano”. Consiguió que se exiliara a Macedonio, Eleusio, Basilio, Eustatio, Silvano, Cirilo y otros.
Constancio murió a finales de 361. Bajo Juliano, volvieron los exiliados. Basilio, probablemente, había muerto. Macedonio organizó un grupo que confesaba que el Hijo era kata panta homoios, mientras que declaraba que el Espíritu Santo era un ministro y servidor del Padre y una criatura. Eleusio se unió a él así como Eustatio durante un tiempo. Este resto de semiarrianos celebró sínodos en Zele y en otros lugares. La ascensión al trono de Joviano, que era ortodoxo, indujo al versátil Acacio, con Melecio de Antioquía y 25 obispos, a aceptar la fórmula de Nicea, añadiendo una explicación: que los Padres de Nicea querían decir por homoousion simplemente homoios kat ousian. Así Acacio había adoptado la fórmula original de los semiarrianos. En 365 los macedonios se reunieron en Lampsaco bajo la presidencia de Eleusio y condenaron los concilios de Rimini y Antioquía (360) afirmando de nuevo la igualdad en la sustancia. Pero las amenazas del emperador arriano Valente hicieron que Eleusio firmara un credo arriano en Nicomedia en el año 366. Volvió a su diócesis lleno de remordimientos y pidió que se eligiera a otro obispo, pero sus fieles no quisieron aceptar su renuncia.
Occidente estaba en paz bajo Valentiniano I, así que los arrianos enviaron representantes al emperador y al Papa reclamando ayuda. Liberio rehusó verlos hasta que le presentasen una confesión de fe que incluyese la fórmula de Nicea. No parece que se diera cuenta que el grupo rechazaba ahora la divinidad del Espíritu Santo; aunque quizás esto no era verdad con los delegado Eustatio y Silvano. Al regreso de los delegados, un sínodo en Tiana, que había aceptado la fe nicena, los recibió con alegría a ellos y a los documentos que traían. Pero otro sínodo en Caria aún rechazó el homoousion. Para el resto de la historia de la secta, que de ahí en adelante se llamaron macedonios, vea los artículos macedonios o pneumatomachi.
Bibliografía: Además de la bibliografía que hay en arrianismo y en Eusebio de Nicomedia, vea los artículos Basilio de Ancira, Eleusio, Eustatio de Sebaste por VENABLES en Dict .Christ. Biog.; LICHTENSTEIN, Eusebius von Nikomedien (Halle, 1903); LOOFS, Eustathius von Sebaste und die Chronologie der Basilius-Briefe (Halle, 1898).
Fuente: Chapman, John. "Semiarians and Semiarianism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13, págs. 693-694. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/13693b.htm>.
Traducido por Pedro Royo.