Diferencia entre revisiones de «Iglesia de Antioquía»
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+ | El mismo [[San Pedro]] vino a Antioquía ([[Epístola a los Gálatas | Gál.]] 2,11), probablemente hacia el año 44, y según todas las apariencias, vivió allí durante algún tiempo (vea [[San Pedro]]). La comunidad de Antioquía, que está compuesta en parte por griegos o gentiles, tenía opiniones propias sobre el [[carácter]] y [[condición | condiciones]] de la nueva religión. Había una facción entre los discípulos en Jerusalén que afirmaban que los gentiles convertidos al [[cristianismo]] debían pasar primero a través del [[judaísmo]] mediante la sumisión a las observancias de la [[Legislación de Moisés | ley mosaica]], como la [[circuncisión]] y otras similares. Esta actitud parecía cerrarles las puertas a los gentiles, y fue muy discutida por los cristianos de Antioquía. Su petición de libertad cristiana fue defendida por sus líderes, Pablo y Bernabé, y recibió pleno reconocimiento en el Concilio Apostólico de Jerusalén (Hch. 15,22-32). Más tarde, San Pablo defiende este principio en Antioquía incluso frente a Pedro (Gal. 2,11). | ||
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+ | Antioquía se convirtió pronto en un centro de propaganda misionera. Fue de allí que San Pablo y sus compañeros emprendieron el viaje para la [[conversión]] de las naciones. La Iglesia de Antioquía estuvo también completamente organizada casi desde el principio. Fue una de las pocas iglesias originales que conservó completa la lista de sus [[obispo]]s, el primero de los cuales, [[Evodio]], se remonta a la era [[los Apóstoles | apostólica]]. En una [[fechas y datación | fecha]] muy temprana la comunidad cristiana de Antioquía se convirtió en el punto central de todos los intereses cristianos en Oriente. Después de la caída de Jerusalén (70 d.C.) fue la [[verdad]era [[metropolitano | metrópolis]] del cristianismo en esos países. | ||
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+ | Mientras tanto, el número de cristianos creció hasta tal punto, que en la primera parte del siglo IV Antioquía era considerada como prácticamente una ciudad cristiana. Allí se construyeron muchas [[edificaciones eclesiásticas | iglesias]] para el alojamiento de los adoradores de Cristo. En el siglo IV todavía había una [[basílica]] llamada "la antigua" y "apostólica". Probablemente fue uno de los más antiguos monumentos [[arquitectura eclesiástica | arquitectónicos]] del cristianismo; una antigua tradición afirmaba que fue originalmente la casa de Teófilo, el amigo de San Lucas (Hch. 1,1). También había [[santuario]]s dedicados a la [[memoria]] de los grandes Apóstoles Pedro, Pablo y [[San Juan el Evangelista | Juan]]. [[Vida de San Agustín de Hipona | San Agustín]] (Sermo, CCC., N. 5) habla de una “basílica de los santos [[los Macabeos | Macabeos]]" en Antioquía, un famoso santuario de los siglos IV a VI (Card. Rampolla, en "Bessarione", Roma, 1897-98, I-II). Entre los [[templo]]s [[paganismo | paganos]] dedicados a usos cristianos estuvo el famoso Templo de la Fortuna (Tychæion). En él los cristianos de Antioquía guardaron en una urna el cuerpo de su gran obispo y [[mártir]] [[San Ignacio de Antioquía | Ignacio]]. También hubo un ''martyrium'' o capilla memorial de [[San Babilas]], un mártir del siglo III y obispo de Antioquía, que padeció la muerte en el reinado de [[Decio]]. Para el desarrollo de la arquitectura doméstica cristiana en las cercanías de la gran ciudad vea De Vogué, "Arquitectura civile et religieuse de la Syrie Centrale" (París, 1865-1877), y la obra similar de Howard Crosby Butler (Nueva York, 1903). La muy importante arquitectura [[monacato oriental | monástica]] de la vecindad se describe en [[San Simeón Estilita el Viejo]] y [[arquitectura bizantina]]. El emperador [[Constantino el Grande | Constantino]] (306-337) construyó una iglesia allí, que adornó tan ricamente que era la admiración de todos sus contemporáneos (San Juan Chrys. "Hom. in Ep. Ad Ef., X, 2; Eus. , "Vita Const.", III.50, y "De alaban. Const.", c. 9). Fue saqueada por completo, pero no destruida, por Cosroes en el 540. | ||
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+ | La Iglesia de Antioquía se mostró digna de ser la metrópolis del cristianismo en Oriente. En los tiempos de la persecución proveyó una gran cuota de mártires, y los obispos dieron el ejemplo. Baste mencionar a [[San Ignacio de Antioquía]] a principios del siglo II; a Asclepíades durante el gobierno de [[Septimio Severo]] (193-211), y San Babilas bajo Decio (249-251). Produjo también una serie de grandes hombres, que sea por escrito o de otra forma se distinguieron al servicio del cristianismo. Son muy famosas las cartas del antedicho San Ignacio. [[Teófilo de Antioquía | Teófilo]] escribió en la última parte del siglo II una elaborada defensa y explicación de la religión cristiana. En épocas posteriores hubo hombres como [[San Flaviano]], quien hizo mucho por reunir a los cristianos de Antioquía, divididos por las disputas arrianas; [[San Juan Crisóstomo]], después obispo de [[Constantinopla]], y [[Teodoreto]], después obispo de Ciro en [[Siria]]. | ||
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+ | Varias [[herejía]]s tuvieron su auge en Antioquía. En el siglo III [[Pablo de Samosata]], obispo de Antioquía, profesó doctrinas [[error | erróneas]]. El [[arrianismo]] tuvo su raíz original no en [[Alejandría]] sino en la gran ciudad siria, Antioquía; el [[Nestorio y nestorianismo | nestorianismo]] surgió de allí a través de [[Teodoro de Mopsuestia]] y Nestorio de Constantinopla. Una de las características peculiares de la vida antioquena fue la frecuencia de los conflictos entre los judíos y los cristianos; los historiadores (Leclercq, Dict. D'arco. et de Liturg. chret., I, col. 2396) señalan varias sediciones graves y masacres desde el final del siglo IV hasta principios del siglo VII (Leclercq, Dict. D'arch. et de Liturg. chret., I, col. 2396). | ||
==Patriarcado de Antioquía== | ==Patriarcado de Antioquía== |
Revisión de 08:56 6 ago 2010
Contenido
Origen e historia de la ciudad
Vea además el artículo Antioquía.
(Avrtoxeta, Antiocnia),
Del vasto imperio conquistado por Alejandro el Grande se formaron muchos estados, uno de ellos compuesto por Siria y otros países al este y al oeste de la misma. Este reino cayó en suerte a uno de los generales del conquistador, Seleuco Nicátor, o Seleuco I, fundador de la dinastía de los seléucidas. Hacia el año 300 a.C. fundó una ciudad a orillas del Orontes inferior, a unas veinte millas de la costa de Siria, y a una corta distancia por debajo de Antigonia, la capital de su derrotado rival Antígono. La ciudad que fue llamada Antioquía, por Antíoco, el padre de Seleuco, estaba destinada a ser la capital del nuevo reino. Estaba situada en la ladera norte del Monte Silpio, en un sitio agradable y bien elegido, que se extendía hasta el Orontes, que allí fluye de este a oeste. Creció rápidamente a grandes proporciones; se le añadieron nuevos barrios o suburbios, por lo que en última instancia, consistió en cuatro ciudades delimitadas por las tantas paredes distintas y por una muralla común, que con la ciudadela llegaba a la cima del Monte Silpio.
Cuando Pompeyo (64 a.C.) convirtió a Siria en una provincia romana, Antioquía continuó siendo la metrópolis de Oriente. También se convirtió en la residencia de los legados, o gobernadores, de Siria. De hecho, Antioquía, después de Roma y Alejandría, fue la ciudad más grande del imperio, con una población de más de medio millón. Cuando los emperadores venían a Oriente, la honraban con su presencia. Los seléucidas, así como los gobernantes romanos compitieron entre sí para adornar y enriquecer la ciudad con estatuas, teatros, templos, acueductos, baños públicos, jardines, fuentes y cascadas; una amplia avenida con cuatro filas de columnas, que formaban pórticos cubiertos en cada lado, atravesaban la ciudad de este a oeste hasta una distancia de varias millas. Su lugar de placer más atractivo fue la hermosa arboleda de laureles y cipreses llamada Daphne, a unas cuatro o cinco millas al oeste de la ciudad. Era famosa por su parecido a un parque, por su magnífico templo de Apolo y por el pomposo festival religioso que se celebraba allí en el mes de agosto; de ahí que a Antioquía a veces se le llamaba Epidafne.
La población incluía una gran variedad de razas. Había macedonios y griegos, sirios y fenicios nativos, judíos y romanos, además de un contingente de la Asia lejana; muchos acudían allí porque Seleuco les había dado a todos el derecho de la ciudadanía. No obstante, siempre se mantuvo predominantemente una ciudad griega. Los habitantes no gozaban de una gran reputación por el aprendizaje o la virtud; se dedicaban excesivamente al placer, y fueron universalmente conocidos por sus bromas y sarcasmo. No pocos de sus rasgos peculiares han llegado hasta nosotros a través de los sermones de San Juan Crisóstomo, las cartas de Libanio, el "Misopogon" de Julián, y otras fuentes literarias. No siempre se podía depender de su lealtad a la autoridad imperial. A pesar de estos defectos, siempre hubo en Antioquía un cierto número de hombres, especialmente en la colonia judía, que se dedicaban a los pensamientos serios, incluso a los pensamientos de la religión.
Después del siglo V Antioquía perdió gran parte de su tamaño e importancia. Fue azotada por terremotos frecuentes, no menos de diez desde el siglo II a.C. hasta finales del siglo VI d.C. Dos veces fue capturada y saqueada por los persas, en los años 260 y 540 d.C. En esta última ocasión fue casi completamente destruida, pero fue reconstruida por el emperador Justiniano I (527-565) en una escala mucho más pequeña, y la llamó Teópolis. Se dice que una gran parte de sus muros se mantuvo hasta 1825, un ejemplar de la arquitectura militar del siglo VI. En el año 638 fue tomada por los mahometanos, fue restaurada por el Imperio Bizantino en 969, y reconquistada por los selyúcidas en 1084. Desde 1098 hasta 1268 estuvo en manos de los cruzados y sus descendientes; el sultán Bibars de Egipto la tomó en 1268; y en 1517 entró con Siria al imperio turco. La antigua y populosa metrópolis de Oriente es ahora el pequeño pueblo de Antakia con cerca de 145,000 habitantes (vea Alepo).
Cristianismo de Antioquía
Puesto que la ciudad de Antioquía fue un gran centro de gobierno y de la civilización, la religión cristiana se propagó allí casi desde el principio. Nicolás, uno de los siete diáconos en Jerusalén, era de Antioquía ( Hch. 6,5). La semilla de la enseñanza de Cristo fue llevada a Antioquía por algunos discípulos de Chipre y de Cirene, que huyeron de Jerusalén durante la persecución que siguió al martirio de San Esteban (Hch. 11,19-20). Ellos predicaron las enseñanzas de Jesús, no sólo a la colonia judía, sino también a los griegos o gentiles, y pronto un gran número de ellos se convirtieron. Cuando la iglesia madre de Jerusalén oyó sobre lo ocurrido, envió allí a San Bernabé, quien llamó a Saulo de Tarso a Antioquía (Hch. 11,22-25). Allí trabajaron durante un año entero con tal éxito que los seguidores de Cristo fueron reconocidos como miembros de una comunidad diferenciada, "En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos" (ib., 26). Mostraban su caridad con las ofrendas enviadas a los hermanos hambrientos en Judea.
El mismo San Pedro vino a Antioquía ( Gál. 2,11), probablemente hacia el año 44, y según todas las apariencias, vivió allí durante algún tiempo (vea San Pedro). La comunidad de Antioquía, que está compuesta en parte por griegos o gentiles, tenía opiniones propias sobre el carácter y condiciones de la nueva religión. Había una facción entre los discípulos en Jerusalén que afirmaban que los gentiles convertidos al cristianismo debían pasar primero a través del judaísmo mediante la sumisión a las observancias de la ley mosaica, como la circuncisión y otras similares. Esta actitud parecía cerrarles las puertas a los gentiles, y fue muy discutida por los cristianos de Antioquía. Su petición de libertad cristiana fue defendida por sus líderes, Pablo y Bernabé, y recibió pleno reconocimiento en el Concilio Apostólico de Jerusalén (Hch. 15,22-32). Más tarde, San Pablo defiende este principio en Antioquía incluso frente a Pedro (Gal. 2,11).
Antioquía se convirtió pronto en un centro de propaganda misionera. Fue de allí que San Pablo y sus compañeros emprendieron el viaje para la conversión de las naciones. La Iglesia de Antioquía estuvo también completamente organizada casi desde el principio. Fue una de las pocas iglesias originales que conservó completa la lista de sus obispos, el primero de los cuales, Evodio, se remonta a la era apostólica. En una fecha muy temprana la comunidad cristiana de Antioquía se convirtió en el punto central de todos los intereses cristianos en Oriente. Después de la caída de Jerusalén (70 d.C.) fue la [[verdad]era metrópolis del cristianismo en esos países.
Mientras tanto, el número de cristianos creció hasta tal punto, que en la primera parte del siglo IV Antioquía era considerada como prácticamente una ciudad cristiana. Allí se construyeron muchas iglesias para el alojamiento de los adoradores de Cristo. En el siglo IV todavía había una basílica llamada "la antigua" y "apostólica". Probablemente fue uno de los más antiguos monumentos arquitectónicos del cristianismo; una antigua tradición afirmaba que fue originalmente la casa de Teófilo, el amigo de San Lucas (Hch. 1,1). También había santuarios dedicados a la memoria de los grandes Apóstoles Pedro, Pablo y Juan. San Agustín (Sermo, CCC., N. 5) habla de una “basílica de los santos Macabeos" en Antioquía, un famoso santuario de los siglos IV a VI (Card. Rampolla, en "Bessarione", Roma, 1897-98, I-II). Entre los templos paganos dedicados a usos cristianos estuvo el famoso Templo de la Fortuna (Tychæion). En él los cristianos de Antioquía guardaron en una urna el cuerpo de su gran obispo y mártir Ignacio. También hubo un martyrium o capilla memorial de San Babilas, un mártir del siglo III y obispo de Antioquía, que padeció la muerte en el reinado de Decio. Para el desarrollo de la arquitectura doméstica cristiana en las cercanías de la gran ciudad vea De Vogué, "Arquitectura civile et religieuse de la Syrie Centrale" (París, 1865-1877), y la obra similar de Howard Crosby Butler (Nueva York, 1903). La muy importante arquitectura monástica de la vecindad se describe en San Simeón Estilita el Viejo y arquitectura bizantina. El emperador Constantino (306-337) construyó una iglesia allí, que adornó tan ricamente que era la admiración de todos sus contemporáneos (San Juan Chrys. "Hom. in Ep. Ad Ef., X, 2; Eus. , "Vita Const.", III.50, y "De alaban. Const.", c. 9). Fue saqueada por completo, pero no destruida, por Cosroes en el 540.
La Iglesia de Antioquía se mostró digna de ser la metrópolis del cristianismo en Oriente. En los tiempos de la persecución proveyó una gran cuota de mártires, y los obispos dieron el ejemplo. Baste mencionar a San Ignacio de Antioquía a principios del siglo II; a Asclepíades durante el gobierno de Septimio Severo (193-211), y San Babilas bajo Decio (249-251). Produjo también una serie de grandes hombres, que sea por escrito o de otra forma se distinguieron al servicio del cristianismo. Son muy famosas las cartas del antedicho San Ignacio. Teófilo escribió en la última parte del siglo II una elaborada defensa y explicación de la religión cristiana. En épocas posteriores hubo hombres como San Flaviano, quien hizo mucho por reunir a los cristianos de Antioquía, divididos por las disputas arrianas; San Juan Crisóstomo, después obispo de Constantinopla, y Teodoreto, después obispo de Ciro en Siria.
Varias herejías tuvieron su auge en Antioquía. En el siglo III Pablo de Samosata, obispo de Antioquía, profesó doctrinas erróneas. El arrianismo tuvo su raíz original no en Alejandría sino en la gran ciudad siria, Antioquía; el nestorianismo surgió de allí a través de Teodoro de Mopsuestia y Nestorio de Constantinopla. Una de las características peculiares de la vida antioquena fue la frecuencia de los conflictos entre los judíos y los cristianos; los historiadores (Leclercq, Dict. D'arco. et de Liturg. chret., I, col. 2396) señalan varias sediciones graves y masacres desde el final del siglo IV hasta principios del siglo VII (Leclercq, Dict. D'arch. et de Liturg. chret., I, col. 2396).
Patriarcado de Antioquía
Patriarcado latino de Antioquía
Sínodos de Antioquía
Bibliografía: MOMMSEN, Römische Geschichte (Berlín, 1886), V; RENAN, Les apôtres (París, 1894); St. Paul (París, 1893); ABBÉ FOUARD, Saint Peter (trad. al inglés, Nueva York, 1892); Saint Paul (trad. al inglés Nueva York, 1899); DöLLINGER, Christenthum und Kirche (Ratisbona, 1868); J. M. NEALE, The Patriarchate of Antioch (continuación póstuma de su Holy Eastern Church) (Londres, 1873); TREPPNER, Das Patriarchat von Antiochien (Friburgo, 1891); STIFTER, The Church of Antioch in Bibliotheca Sacra (1900), LVII, 645-659; S. VAILHÉ L'ancien patriarchat d'Antioche, in Echos d'Orient, 1899, 216-227; C. DIEHL, Justinien et la civilisation byzantine au VIe siècle (París, 1901); HARNACK, Mission und Ausbreitung des Christenthums (Leipzig, 1902); DUCHESNE, Histoire ancienne de l'église (París, 1906); IDEM, Christian Worship (trad. al inglés Londres, 1904); BINGHAM, Antiquities of the Christian Church (Londres, 1710), I; THOMASSEN, Discipline de l'église (Bar-le-Duc, 1864) I; BINTERIM, Denkwürdigkeiten (Maguncia, 1838) III; PHILIPPS, Kirchenrecht (Ratisbona, 1857) II; HEFELE, Conciliengesch. (2da. ed., Friburgo, 1886) I.—Las antigüedades profanas de Antioquía se describen en la obra clásica de OTTFRIED MÜLLER, Antiquitates Antiochenæ (Göttingen, 1839). Cf. R. FÖRSTER, Antiochia am Orontes in Jahrb. d. kaiser. deutsch. Inst. (1897) XII, 103, sq., y DAMIANI, Antioch During the Crusades, en Archæologia (18906) XV, 234-263; también REY, Recherches hist. et géogr. sur la domination des Latins en Orient (París, fd 1877). Las antigüedades eclesiásticas medievales del patriarcado son descritas en dos importantes obras: ASSEMANI, Bibliotheca Orientale etc. (Roma, 1719-28), y LEQUIEN, Oriens Christianus (París, 1740); cf. STREIBER, dAntiochien en Kirchenlex., I, 941-962, y LECLERCQ en Dict. d'arch. et de liturg. chrét., I, coll. 2359- 2427. Extensas bibliografías aparecen en esta última obra (coll. 2625-26) y en CHEVALIER, Rép. des sources hist. f(Topo-Bibl.), I, 168-170.
Fuente: Schaefer, Francis. "The Church of Antioch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01567a.htm>.
Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina.