Controversia del Arcipreste
De Enciclopedia Católica
Controversia del Arcipreste: Esta controversia surgió en Inglaterra debido al nombramiento que hizo la Santa Sede (7 marzo 1598) de George Blackwell como arcipreste con jurisdicción sobre el clero secular de Inglaterra y Escocia. El último miembro de la antigua jerarquía, Goldwell, obispo de San Asaf, había muerto en 1585, y desde entonces el cardenal Allen ejercía jurisdicción informal con la aquiescencia del Papa y por consentimiento común de los sacerdotes misioneros, que en ese entonces sumaban alrededor de trescientos. Después de la muerte de Allen (1594) se hizo sentir la falta de un superior.
Durante algunos años había habido problemas en el Colegio Inglés, en Roma, lo que resultaba en dificultades entre los jesuitas y el clero secular, que se acentuaban por las disensiones entre los sacerdotes encarcelados en Wisbech. En 1597, el padre Persons, que estaba a cargo general de la misión jesuita en Inglaterra, fue a Roma, donde los problemas en el Colegio Inglés habían llegado a un punto crítico, y resolvió las cosas al convertirse él mismo en rector. Algunos miembros del clero secular, resentidos por la creciente influencia de la Compañía en los asuntos de los católicos ingleses y desconfiando de las opiniones políticas del Padre Persons, redactaron un memorial contra los jesuitas para presentarlo al Papa. Otros deseaban la concordia con los jesuitas y creían que la verdadera solución de dificultades tan profundamente perjudiciales para los intereses católicos en Inglaterra residía en el nombramiento de un obispo. Al principio, el propio Persons favorecía el nombramiento de uno o más obispos, preferiblemente uno para vivir y trabajar en Inglaterra y otro para vivir en los Países Bajos para organizar y dirigir los asuntos sin peligro personal.
Pero este plan fue abandonado, y el cardenal Cayetano, Cardenal Protector de Inglaterra, decidió y efectuó el nombramiento de un arcipreste. Esta forma de gobierno eclesiástico absolutamente nueva fue resentida activamente por un cuerpo pequeño pero influyente de sacerdotes seculares, quienes afirmaron que contaban con la simpatía de un gran número de sus hermanos. Dos de ellos, William Bishop y Robert Charnock, fueron enviados a Roma para disputar la validez del nombramiento y explicar sus quejas, pero a su llegada (dic. 1598) fueron arrestados y confinados como prisioneros en el Colegio Inglés. El 6 de abril de 1599, se emitió un Breve que confirmaba el nombramiento del arcipreste, y los sacerdotes encarcelados fueron liberados y despedidos de Roma, pero se les prohibió regresar a Inglaterra. En Inglaterra, Thomas Lister, un jesuita, acusó de cismáticos a los sacerdotes apelantes, en un panfleto que avivó una controversia en la que ambas partes emplearon un lenguaje violento y desmedido.
Aunque el clero secular aceptó de inmediato el Breve que confirmaba al arcipreste, Blackwell insistió en que los sacerdotes apelantes debían reparar la culpa del cisma. Negaron que fueran culpables de cisma al apelar al Papa y remitieron la cuestión a la Universidad de París, que decidió a su favor. Blackwell emitió un decreto condenando esta sentencia y renovó otro decreto que había publicado en enero anterior, prohibiendo la publicación de cualquier defensa de la conducta de los recurrentes bajo pena de suspensión. El 17 de noviembre, treinta y tres sacerdotes firmaron una apelación formal a Roma, la cual apoyaron con varios panfletos que se habían publicado a principios de 1601.
El gobierno inglés ahora sabía del problema, y el obispo protestante de Londres entró en negociaciones con Bluet, uno de los sacerdotes encarcelados, con el resultado de que Bluet fue llevado ante el Consejo Privado y los indujo a "desterrar" a cuatro de los sacerdotes apelantes para que pudieran procesar su apelación. Se eligió a Bagshaw, Champney, Bluet y Barneby, pero finalmente Mush y Cecil tomaron los lugares de Bagshaw y Barneby. Bagshaw publicó una obra violenta llamada "True Relation", y Watson, un sacerdote, lanzó extravagantes diatribas contra Blackwell y los jesuitas. El 26 de enero de 1602, Blackwell publicó un Breve fechado el 17 de agosto de 1601, que había estado en su poder desde la sanmiguelada. Este volvió a confirmar el nombramiento, pero condenó la irritante conducta del arcipreste, suprimió todas las publicaciones sobre la controversia, se negó a admitir apelaciones e instó a la caridad mutua.
En Roma, sin embargo, los apelantes lograron, con la ayuda del embajador francés, obtener una audiencia, y el 5 de octubre de 1602 se emitió un nuevo Breve (texto en Tierney, op. Cit. Infra, III, CLXXXI) que Tierney resume como
- «condenó la conducta del arcipreste y justificó a los apelantes de los cargos de cisma
- y rebelión, que se habían presentado contra ellos... Limitó su jurisdicción a los sacerdotes
- educados en los seminarios extranjeros; le prohibió, en el futuro y por el bien de la paz,
- comunicarse con el superior de los jesuitas en Inglaterra, o con el general de la Compañía
- en Roma sobre los asuntos de su oficio; le ordenó llenar las tres primeras vacantes que
- surgiesen en el grupo de sus ayudantes con personas seleccionadas de los sacerdotes
- apelantes, y le ordenó recibir y transmitir todas las apelaciones al Cardenal Protector,
- concluyó condenando el pasado y prohibiendo todas las publicaciones futuras de
- cualquier manera relacionadas con la presente controversia.»
Por otra parte, los apelantes no pudieron conseguir el gobierno episcopal, ni la prohibición que pretendían de impedir que los sacerdotes, laicos o regulares, provocaran al Gobierno al interferir en asuntos políticos. Tampoco obtuvieron su solicitud de que todos los católicos deberían estar obligados a manifestar cualquier designio que conociesen contra la reina o el Estado. Isabel y sus ministros se sintieron decepcionados por el tenor del Breve y tomaron represalias con una proclamación (5 nov. 1602) para el destierro de todos los misioneros católicos. En respuesta a esto, trece de los apelantes, incluidos dos futuros mártires, redactaron su famoso discurso a la reina asegurándole su lealtad. (Ver Tierney, op. cit. Infra, III, 55-56, y CLXXXVIII ss.).
El Breve papal del 5 de octubre de 1602 finalmente resolvió la cuestión, pero dejó atrás un legado desafortunado de desconfianza mutua y doloroso sentimiento que amargó las relaciones de las partes durante muchos años. El gobierno del arcipreste nunca funcionó bien, y el clero secular se volvió unánime en su deseo de tener un obispo, el cual les fue otorgado después de la muerte (1621) de William Harrison, el tercer arcipreste, cuando la Santa Sede eligió a William Bishop, uno de los principales apelantes, para ser el primer Vicario Apostólico de Inglaterra.
Bibliografía: TIERNEY, Dodd's Church History of England, III (Londres, 1840); LAW, The Archpriest Controversy (2 vols., Camden Society, 1896-98); IDEM, Jesuits and Seculars in the reign of Queen Elizabeth (Londres, 1889), con una bibliografía de panfletos contemporáneos; GERARD, The Archpriest Controversy in The Month (enero 1897).
Fuente: Burton, Edwin. "Archpriest Controversy." The Catholic Encyclopedia. Vol. 16 (Index), págs. 4-5. New York: The Encyclopedia Press, 1914. 4 oct. 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/16004a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina