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Sábado, 21 de diciembre de 2024

Juliano el Apóstata

De Enciclopedia Católica

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Juliano el Apóstata (Flavio Claudio Juliano) fue emperador romano desde el año 361 al 363; nació en Constantinopla en 331; murió el 26 de junio de 363; fue hijo de Julio Constancio, el medio hermano de Constantino el Grande. Con su hermanastro Gallo, que era unos cuantos años mayor, escapó de la masacre de su parentela en Constantinopla después de la muerte de Constantino, y fue criado por el eunuco Mardonio y el filósofo Nicocles —este último era pagano secretamente. El sospechoso emperador Constancio envió a Juliano luego al castillo de Macelo en Capadocia. Juliano recibió una educación cristiana, pero el recuerdo del asesinato de sus parientes sembró en él un resentimiento amargo contra los autores de la matanza, y extendió su odio hacia los cristianos en general.

Cuando Constancio se involucró en la guerra en Occidente con el usurpador Magnencio, nombró a Gallo colega suyo, con el título de César. A Juliano se le permitió estudiar en Constantinopla, pero su carácter intelectual llamó la atención e hizo que Constancio lo enviara a Nicomedia en el 350. Allí Juliano se dedicó exclusivamente a la filosofía neoplatónica, mezclada con toda clase de magia y misterios. El neoplatónico Máximo de Éfeso lo deslumbró con sus enseñanzas fantásticas y le profetizó para qué tarea estaba destinado: la restauración del paganismo. Cuando a fines de 354 Constancio llamó a Galoo César a Italia y lo mandó a decapitar por sus múltiples crueldades, Juliano fue llevado a Milán como prisionero del estado, pero al ganarse la simpatía de la emperatriz Eusebia, consiguió permiso para visitar en 355 las escuelas de Atenas, donde la filosofía y la retórica griegas estaban disfrutando de su último período de prosperidad. Juliano ahora entró de lleno al llamado helenismo, y fue iniciado en los misterios eleusinos.

El 6 de noviembre de 355 Juliano fue presentado al ejército como césar, se casó con Elena, la hermana menor del emperador, y fue enviado a la Galia, donde de inmediato mostró gran habilidad como soldado y administrador. Audazmente avanzó desde sus cuarteles en Vienne a Reims, y de ahí salió para el territorio de los alamanes en el Alto Rin, donde ocupó y guarneció a Colonia, que el año anterior había sido tomada y saqueada por francos. Al año siguiente, aunque no era apoyado por las tropas de Constancio, derrotó a 30,000 alamanes cerca de Estrasburgo. Luego regresó, vía Maguncia, Colonia y Julich, a Reims y Lutecia (París). En una expedición posterior abrió el Rin de nuevo para el paso de barcos; en 359 incluso se abrió paso al corazón del territorio de los alamanes (el presente Wurtemburgo). Juliano también mostró una actividad incansable para promover un sistema justo de imposición de contribuciones y administración de las leyes.

Mientras tanto había estallado de nuevo la guerra con Persia, y el rey Shâpûr demandaba la cesión de Mesopotamia y Armenia. Ya que hacía tiempo sentía celos de Juliano, el emperador ordenó a este que enviara parte de sus más experimentados ayudantes germanos, aunque estas tropas se habían reclutado para la guerra gala solamente. En el invierno de 360, ignorando el consejo de Juliano, el comisionado imperial Decencio, partió con las tropas escogidas vía París, donde se detuvo para descansar; surgió un motín, las tropas aparecieron frente a la residencia de Juliano y con entusiasmo lo proclamaron Augusto. Para evitar una guerra civil, Juliano trató de llegar a un acuerdo con Constancio, a quien él estaba dispuesto a reconocer como sumo emperador. Sin embargo, Constancio demandó la rendición incondicional del título de césar y de su posición como gobernador de la Galia. Ni el ejército ni el pueblo consentirían en esto, y en la primavera Juliano avanzó hasta Iliria, y tomó posesión de su capital, Sirmio. Habiendo Shapur desbandado a su gran ejército persa, Constancio ahora planeó volcar toda su fuerza guerrera contra su rebelde sobrino Juliano. Sin embargo, Constancio murió durante la travesía, el 3 de noviembre de 361.

Juliano entró triunfante a Constantinopla. Hasta ahora había aparentado ser cristiano, pero ahora se presentó como estando bajo la protección de Zeus, quien en su opinión poseía con Helio el mismo poder creativo indiviso. Ordenó que todos los pueblos reabriesen sus templos para el culto pagano, restableció los sacrificios de animales y asumió los deberes de un pontífice máximo. Los cristianos se unieron contra su enemigo. Juliano emitió un decreto ordenando fueran abrogados todos los títulos de propiedad, derechos e inmunidades concedidos desde el reinado de Constantino a los galileos, como despectivamente llamaba a los cristianos, y que el dinero concedido a la Iglesia de los ingresos del Estado debían ser repagados. Prohibió el nombramiento de cristianos como maestros de retórica y gramática. Aun así, imitó la organización de la Iglesia cristiana; por ejemplo, creó una forma de jerarquía, cuya cabeza era el máximo pontífice, e instó a los paganos a imitar las virtudes cristianas de caridad y misericordia. Pero sus cambios no le ayudaron a tener ningún éxito apreciable. Su intento de desafiar el Evangelio y reconstruir el Templo de Jerusalén terminó en nada debido al fuego y a los terremotos.

En mayo de 362 Juliano salió de Constantinopla para Asia e hizo enérgicos preparativos en Antioquía para una gran guerra con Persia. Estando en Antioquía en el invierno de 362-63, escribió sus libros contra los cristianos. En marzo de 363 pasó de Antioquía a Mesopotamia, logró cruzar el Tigris, y peleó una batalla exitosa con los persas. Quemó su flota de suministros, y marchó al interior de Persia, pero pronto se vio obligado a retirarse por falta de provisiones, y fue sitiado por la caballería persa. El 26 de junio de 363 fue herido de flecha en el costado en una pequeña contienda de caballería, y murió durante la noche. Nos han llegado varios informes respecto a las circunstancias de su muerte. Tanto cristianos como paganos creyeron el rumor de que en su agonía gritó: “Nenikekas Galilaie” (¡Tú has vencido, oh, Galileo!). Con Juliano la dinastía de Constantino llegó a su fin. Él fue más un littérateur filosófico de un carácter algo visionario que un gran gobernante cuyas acciones fueron dictadas por una fuerte voluntad y principios. Cuando fue gobernante único no mantuvo los buenos comienzos de un gobierno justo que mostró en la Galia. Aunque su vida personal careció de ostentación, era apasionado, arbitrario, vanidoso y prejuiciado, sometido ciegamente a los magos y retóricos. Se han conservado algunos de los muchos escritos controversiales, discursos y cartas de Juliano, los cuales muestran su carácter subjetivo y discordante.


Bibliografía: TALBOT, (Euvres de Julien (París, 1863); HERTLEIN, Juliani imperatoris quae supersunt praeter reliquias apud Cyrillum omnia (Leipzig, 1875); NEUMANN, Juliani imperatoris librorum contra Christianos quae supersunt (1880); IDEM, Kaiser Julians Bucher gegen die Christen (1880); IDEM, Kaiser Julians Abfall vom Christentum (1884); WIEGAND, Die Alamannenschlacht bei Strassburg 357; KOCH, Kaiser Julian in Jahrb. fur klassische Philologie, suppl. vol. XXV (1899); ALLARD, Julien l'Apostat (3 vols., París, 1900-2); MAU, Ueber die Religionsphilosophie Kaiser Julians in seinen Reden auf Konig Helios und die Gottermutter (Leipzig y Berlín, 1908); ASMUS, Kaiser Julians philosophische Werke (Leipzig, 1908).

Fuente: Hoeber, Karl. "Julian the Apostate." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8, págs. 558-559. New York: Robert Appleton Company, 1910. 21 dic. 2019 <http://www.newadvent.org/cathen/08558b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina