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Martes, 3 de diciembre de 2024

Eleazar

De Enciclopedia Católica

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Muerte de Eleazar Avaran
(Hebreo
Muerte de Eleazar Avaran
al‘wr, ayuda de Dios).

Eleazar, hijo de Aarón

Isabel, hija de Amminadab y hermana de Najsón, le dio a Aarón cuatro hijos, Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar (Éxodo 6,23), todos los cuales, con su padre “fueron ungidos y consagrados para las funciones sacerdotales” (Núm. 3,2-3; Lev. 8,1-13). Como Nadab y Abihú murieron sin hijos, castigados por ofrecer fuego profano ante Yahveh (Lev. 10,1-7; 1 Crón. 24,1-2), “Eleazar e Itamar ejercieron el oficio sacerdotal en presencia de su padre” (Núm. 3,4). Así tuvieron derecho a suceder a su padre en el oficio de sumo sacerdote; “Eleazar tomó por mujer a una de las hijas de Putiel” y se convirtió en padre de Pinjás (Éx. 6,25). Príncipe de príncipes de los levitas “para observar por la guardia del santuario” (Núm. 3,4), dirigir a los hijos de Quehat cuando envolvían “el santuario y las vasijas al ponerse en marcha el campamento” (Núm. 4,15-16), Eleazar fue escogido como el oficial adecuado “para estar al cuidado del aceite del alumbrado, del incienso aromático y del sacrificio… y del aceite de la unción, y de todo lo que pertenezca al servicio del tabernáculo, y de todas las vasijas del santuario” (Núm. 4,16). En el mismo momento en que sus hermanos fueron castigados “por un fuego de Yahveh”, Eleazar, aunque profundamente afectado por angustia mental, obedeció la orden de Moisés, y completó su inconcluso sacrificio (Lev. 10,1-20).

Luego del terrible castigo infligido a los atrevidos usurpadores Coré, Datán y Abirón, como para hacer más evidente su derecho a convertirse en sumo sacerdote, Eleazar, cumpliendo con las órdenes, fundió en láminas los todavía humeantes incensarios usados por estos desafortunados rebeldes, y como signo y memorial, ató este metal al altar (Núm. 16,1-40). Su próxima aparición fue cuando fue nombrado para presidir la inmolación de la vaca roja (Núm. 19,1-10), cuando apareció vestido con las vestimentas de Aarón y ejerciendo el oficio de sumo sacerdote (Núm. 20,22-29). Así es como hallamos a Eleazar asociado con Moisés en el censo de los israelitas luego del asesinado de los veinticuatro mil (Núm. 26,1-4), resolviendo el caso de herencia que presentaron las hijas de Selofjad (Núm. 27,1-3), distribuyendo el botín tomado de los madianitas (Núm. 31,1-54) y, finalmente, considerando el pedido de Rubén y Gad por la tierra el este del Jordán (Núm. 32,1-5).

Fue a Eleazar que el legislador judío mismo, Moisés, le presentó a Josué, el sucesor de este (Núm. 27,12-23). En la lista de los designados para dividir entre los israelitas las tierras al oeste del Jordán, el primer nombre es el de Eleazar (Núm. 34,16-19; Josué 14,1-2; 19.51), quien fue enterrado “en Guibeá, ciudad de su hijo Pinjás, que le había sido dada en la montaña de Efraín” (Jos. 24,33). Exceptuando el período desde Elí hasta Salomón, durante el cual los descendientes de Itamar ejercieron el oficio de sumo sacerdote, (1 Samuel 2,30-36; 1 Reyes 2,27), los que ejercían esta sacratísima llamada, hasta el tiempo de los Macabeos, pertenecieron a la familia de Eleazar (Éxodo 6,25).

Eleazar (apodado Avarán)

Eleazar fue el cuarto hijo de Matatías (1 Macabeos 2,1-5). Con alguna probabilidad se le identifica con el Esdras que les leyó el Libro Sagrado a los guerreros judíos antes de la batalla con Nicanor (2 Mac. 8,22-24). En el compromiso de Bethzacharam, desplegó maravillosa valentía al atacar y matar el elefante sobre el cual “le parecía que estaba el rey (Antíoco Eupator)”. Aplastado debajo del elefante moribundo, Eleazar “se entregó por salvar a su pueblo y conseguir un nombre inmortal” (1 Mac. 6,17-46).

Eleazar (escriba y doctor de la Ley)

Eleazar, aunque de noventa años de edad, prefirió valientemente morir con la muerte más gloriosa que llevar una vida odiosa violando la Ley que les prohibía a los israelitas comer carne de cerdo. Sus amigos “movidos por malvada piedad”, deseaban sustituir la ilegal carne, para que Eleazar fingiera que comía la carne prohibida y fuera librado de la muerte. Pero considerando “la dignidad de su edad… y el innato honor de sus canas”, Eleazar despreció esta propuesta bien intencionada, la cual si aceptaba, aunque aseguraba librarse del castigo, podría escandalizar a muchas personas jóvenes y no lo libraría de la mano del Todopoderoso. Cambiando así en ira la rechazada simpatía de sus amigos, el santo hombre valientemente enfrentó su cruel tortura, probablemente en Antioquía, durante el reinado de Antíoco IV Epífanes (2 Mac. 6,18-31; 1 Mac. 1,57-63).


Bibliografía: PALIS AND LEVESQUE en VIG., Dict. de la Bible (París, 1898); ALLEN in HAST., Dict. of the Bible (Nueva York, 1898); GIGOT, Outlines of Jewish History (Nueva York, 1905).

Fuente: Duffy, Daniel. "Eleazar." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05373b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.