Monofisismo
De Enciclopedia Católica
La historia de esta secta y de sus ramificaciones ha sido resumida bajo Eutiquianismo (nombre algo injusto dado por los polemistas católicos). La teología del monofisismo ha sido también resumida bajo el mismo título. En el siguiente artículo se discuten dos puntos: primero, la actividad literaria de los monofisitas tanto en griego como en siríaco; en segundo lugar, la pregunta de si pueden ser exculpados de herejía material en su cristología.
Historia Literaria
Desde muchos puntos de vista, los monofisitas son la más importante de las primeras herejías y ninguna de ellas o grupo de ellas hasta el siglo XVI ha producido una literatura tan vasta e importante. Una buena parte se ha perdido, pero algunas permanecen en manuscritos en los últimos años publicaciones importantes han traído mucho de este material a la luz del día. Casi toda la literatura griega ha perecido en su forma original, pero mucho permanece en las traducciones siríacas antiguas y la literatura siríaca ha subsistido en su mayor parte. Los escritos científicos, filosóficos y gramaticales de los monofisitas deben ser tratados aquí. La historia eclesiástica y la biografía, así como los escritos polémicos y dogmáticos se describirán para los siglos V y VI junto con unas pocas de las obras principales de los siglos inmediatamente siguientes.
'''Dióscoro''': Nos ha dejado solo unos pocos fragmentos, El más importante está en "Hist. Misc.", III, I, de una carta escrita en el exilio en Gangra, en la que el deportado patriarca declara la realidad y totalidad del cuerpo humano del Señor, intentado evidentemente negar que había aprobado la negación de Eutiques a admitir la consustancialidad de Cristo con nosotros.
Timoteo Ælurus (m. 477): Había sido ordenado sacerdote por San Cirilo de Alejandría mismo y conservado un profundo lazo afectuoso con el santo, publicó una edición de algunas de sus obras. Acompañó a Dióscoro al Concilio Ladrón de Éfeso de 449, como dice él mismo “junto con mi hermano el bendito sacerdote Anatolio” (el secretario de Dióscoro, promovido por él a la sede de Constantinopla). No es necesario inferir que Timoteo y Anatolio eran hermanos. Cuando se supo que Dióscoro había muerto en el exilio (septiembre 454) Timoteo asumió el liderazgo de los que no reconocían al patriarca ortodoxo Proterio y exigió un nuevo obispo. Le seguían cuatro o cinco obispos depuestos. Los motines que siguieron volvieron a renovarse a la muerte del emperador Marciano y Proterio fue asesinado. Antes de todo esto Timoteo había sido consagrado patriarca por dos obispos Eusebio de Pelsium y el famoso Pedro Ibérico, obispo de Maïuma, que ni siquiera era egipcio. En Constantinopla Anatolio era apenas su enemigo, el ministro Aspar probablemente era su amigo, pero el emperador León deseaba la aquiescencia en las exigencias para la deposición de Timoteo que le dirigían los obispos ortodoxos de Egipto y el Papa León; y castigó inmediatamente a los asesinos de Proterio. Mientras tanto, Ælurus expulsaba de sus sedes a los obispos que aceptaban el Concilio de Calcedonia. Sin embargo, no fue hasta que Anatolio murió (3 de julio de 458) y le sucedió San Genadio, que el emperador ejecutó la opinión que había obtenido de todos los obispos orientales en la "Encyclica", exilando entonces a Ælurus a Gangro en Paflagonia, y más tarde al Queroneso. Durante el reinado de Basílico fue restaurado, a finales del año 475, y Zenón libró su ancianidad de molestias.
En el artículo sobre eutiquianismo se ha dicho algo sobre su teología y abajo se hallará más. Un fragmento de sus obras sobre las dos naturalezas se halla en Jacques-Paul MigneMigne (P.G., LXXXVI, 273). La colección siríaca inédita de sus obras (Museo Británico, manuscrito Addit. 12156, Sexta cent.) contiene
- Un tratado contra “diofisitas” (católicos) que consiste principalmente en una colección de extractos de los Padres contra las dos naturalezas; la última cita es de las cartas de Dióscoro. Sin embargo, esta es sólo un sumario de una obra más amplia, que se ha publicado completa en una traducción Armenia bajo el título “Refutación del Concilio de Calcedonia”. Sabemos por Justiniano que el original fue escrito en el exilio
- Extractos de una carta a la ciudad de Constantinopla contra el eutiquiano Isaías de Hermópolis y Teófilo, seguida por otro florilegio de “los Padres” (casi completamente de las falsificaciones de apolinaristas). La carta se conserva completa en Zacarías (en Hist. Misc., IV, XII, donde le sigue la segunda carta) y también en la “Crónica” de Miguel el Sirio.
- Una segunda carta contra los mismos.
- Extractos de dos cartas a todos los egipcios, la Tebaida y Pentápolis sobre el tratamiento a los obispos católicos, sacerdotes y monjes que se unieran a los monofisitas.
- Una refutación del Sínodo de Calcedonia y del Tomo de León, escrita entre 454 y 460, en dos partes, según el título y que concluye con extractos de las “actas” del Concilio Ladrón de Éfeso y cuatro documentos relacionados con ello.
- Una breve oración que el beato Timoteo solía recitar para los que volvían de la comunión con los diofisitas.
- Exposición de la fe de Timoteo, enviada al emperador León por el conde Rústico y una narración abreviada de lo que le sucedió después. Anastacio Sinaíta menciona una súplica similar de Aeluro a León enviada por el silenciario Diomedes. Lebon cita ampliamente el contenido de este manuscrito.
'''Genadio Massil''' hizo una traducción al latín de los testimonios patrísticos recogidos por Aeluro que hay que identificar con la colección armenia. Una lista copta de las obras de Timoteo menciona una sobre el Cantar de los Cantares. La "Plerophoria" (33, 36) habla de su libro de “Narraciones”, del que Crum (p. 71) deduce una historia eclesiástica escrita por Timoteo en doce libros. Lebon no acepta la atribución de los fragmentos coptos a Timoteo de los que Crum dedujo la existencia de dicha obra, pero encuentra otra referencia a la obra histórica del patriarca (p. 110) en el manuscrito Addit. 14602 (Chabot, "Documenta", 225 ss.).
'''Pedro Mongo''', de Alejandría no era escritor. Sus cartas en copto no son auténticas, aunque se ha publicado un texto armenio completo de ellas, que se dice que probablemente puede ser auténtico.
'''Pedro Fullo''' de Alejandría tampoco dejó escritos. Existen cartas dirigidas a él, pero ciertamente son espurias.
Timoteo IV, patriarca de Alejandría (517-535), compuso "Antirrhetica" en muchos libros. Esta polémica obra se perdió, pero se conserva una de sus homilías y unos pocos fragmentos.
Teodosio, patriarca de Alejandría (10-11 febrero de 535, y de nuevo en julio de 535-537 ó 538) ha dejado unos fragmentos y dos cartas. Los severinos de Alejandría fueron llamados teodosianos según él para distinguirles de los gaianitas que seguían a su rival incorruptibilista Gauianus, el cual no dejó escritos.
Severo: El más famoso y más fértil de todos los escritores monofisitas. Fue patriarca de Antioquía (512-518), murió en 538. Su amigo Zacarías Escolástico escribió sobre su juventud; Juan, el superior del monasterio donde Severo había abrazado por primera vez la vida monástica, escribió una biografía completa de él poco después de su muerte. Nació en Sozópolis en Pisidia, donde su padre era senador; y descendía del obispo de Sozopolis que había asistido al Concilio de Éfeso de 431. Después de la muerte de su padre, fue enviado a estudiar retórica a Alejandría, siendo todavía un catecúmeno; era costumbre en Pisidia posponer el bautismo hasta que aparecía la barba. Zacarías, que era su condiscípulo, testimonia su brillante talento y el gran progreso que logró en el estudio de la retórica. Sentía entusiasmo por los antiguos oradores y por Libanio. Zacarías le animó a leer la correspondencia entre Libanio y San Basilio, las obras de éste y de San Gregorio Nacianceno y el poder de la oratoria cristina lo conquistó. Severo se fue a estudiar leyes a Berito en el otoño de 486, a donde le siguió Zacarías un año después. Severo fue acusado de haber sido en su juventud un adorador de ídolos y un tratante en artes mágicas (tal fue el libelo de los monjes palestinos en el concilio de 536), y Zacarías se esfuerza por refutar esta calumnia indirectamente, aunque a gran extremo, relatando historias interesantes sobre el descubrimiento de un escondite de ídolos en Menuthis en Egipto y la expulsión de los nigromantes y encantadores en Berytus; en ambos hazañas los amigos de Severo jugaron un papel importante, y Zacarías pregunta triunfalmente si ellos se hubiesen juntado con Severo si él no hubiera estado de acuerdo con ellos en el odio al paganismo y la brujería. Zacarías siguió ejerciendo influencia sobre él, por cuenta propia, y le indujo a dedicar al estudio de los Padres el tiempo libre que tenían los estudiantes los sábados por la tarde y los domingos. Otros estudiantes se unieron al piadoso grupo, del cual se volvió líder un asceta llamado Evagrio. Todas las tardes oraban juntos en la iglesia de la Resurrección. Severos fue persuadido y se bautizó. Zacarías rehusó ser el padrino porque no se comunicaba con los obispos de Fenicia, así que lo fue Evagrio, y Severo fue bautizado en la iglesia del mártir Leoncio en Trípolis.
Después del bautismo Severo renunció a tomar los baños y se dedicó al ayuno y las vigilias. Dos de sus compañeros se fueron a hacerse monjes con Pedro el Ibérico. Cuando llegó la noticias de la muerte de este famoso monje (488), Zacarías y muchos otros entraron en su monasterio de Beith-Aphthonia, en el lugar natal de Zacarías, el puerto de Gaza (conocido como Maïuma), donde Pedro había sido obispo. Zacarías no perseveró y volvió a la práctica de la ley. Severo intentó ejercer en su propio país, pero primero visitó el sepulcro de San Leoncio de Trípoli, la cabeza de San Juan Bautista en Emea y los lugares sagrados de Jerusalén, con el resultado de que se unió a Evagrio que ya era monje en Maïuma. Las grandes austeridades de ese lugar no bastaron a Severo que prefirió la vida de soledad en el desierto de Eleuterópolis. Adelgazó y se puso muy débil, por lo cual fue obligado a pasar algún tiempo en el monasterio fundado por Romano, después de lo cual volvió a la laura del puerto de Gaza, en la que estaba el convento de Pedro el Ibérico. Allí gastó lo que quedó de su patrimonio, después de sus caridades, en construir un monasterio para los ascetas que desearan vivir bajo su dirección.
Pero su tranquilidad se vio violentamente alterada por Nefalio un antiguo dirigente de los acéfalos, del que se decía que una vez tuvo 30,000 monjes dispuestos a marchar sobre Alejandría cuando a finales de 482 Pedro Mongo aceptó el Henoticón y se hizo patriarca. Más tarde Nefalio se unió a los monofisitas más moderados, y por fin a los católicos aceptando el Concilio de Calcedonia. Hacia 507-8 llegó a Maïuma, predicó contra Severo y obtuvo la expulsión de los monjes de sus conventos. Severo se trasladó a Constantinopla con 200 monjes, permaneció allí tres años, influyendo todo lo que pudo en el emperador Anastasio a favor del Henoticon, contra los católicos por una parte y contra los irreconciliables acéfalos por otra. Se habló de él como sucesor del patriarca Macedonio que murió en agosto de 511. El nuevo patriarca, Timoteo, compartía las opiniones de Severo y éste volvió a su claustro. Al año siguiente fue consagrado patriarca de Antioquía el 6 de noviembre de 512, sucediendo a San Flaviano, que había sido desterrado a Arabia por el emperador debido a la tibieza de sus concesiones al monofisismo. Elías de Jerusalén no quiso reconocer a Severo como patriarca y otros muchos obispos también le fueron hostiles, Sin embargo, en Alejandría y Constantinopla le apoyaron y Elías fue depuesto. Severo ejerció mucha actividad en su episcopado, viviendo aún como un monje, destruyó los baños de su palacio y despidió al cocinero. Fue depuesto en septiembre de 518, cuando Justino ascendió al trono, como preparación para volver a la unión con Occidente. Severo huyó a Alejandría..
En el reinado de Justiniano recobraron las esperanzas debido al patrocinio que les concedía Teodora a los monofisitas. Severo se fue a Constantinopla donde confraternizó con el ascético patriarca Antimo que ya había intercambiado amigables cartas con él y con Teodosio de Alejandría, quien había sido depuesto por herejía por el Papa San Agapito I a su llegada a Constantinopla en 536. Su sucesor Menas reunió un gran concilio de sesenta y nueve obispos el mismo año, después que se fue el Papa, en presencia de los legados papales, oyó solemnemente el caso de Antimo reiteró su deposición. Menas conocía la mentalidad de Justiniano que estaba determinado a ser ortodoxo: “Nosotros, como sabes”, le dijo al concilio, “seguimos y obedecemos a la Sede Apostólica y aquellos que están en comunión con ella lo están con nosotros y aquellos a los que condena, nosotros les condenamos”. Los orientales fueron consecuentemente alentados a presentar peticiones contra Severo y Pedro de Apamea. Es por estos documentos que tenemos nuestro principal conocimiento de Severo desde el punto de vista de sus oponentes ortodoxos. Una petición fue de siete obispos de Siria Secunda, otras dos de noventa y siete monasterios de Palestina y Siria Secunda al emperador y al concilio. Se leyeron 518 peticiones anteriores.
Los cargos son algo imprecisos (o se supone que se conocían los hechos): asesinato, prisión, cadenas, así como de herejía. Menas pronunció la condena de estos herejes que despreciaban la sucesión apostólica en la Sede Apostólica, por despreciar la sede patriarcal de la ciudad real y su concilio, la sucesión apostólica de Nuestro Señor en los santos lugares (Jerusalén) y la sentencia de toda la diócesis de Oriens. Severo se retiró de nuevo a Egipto y a su vida eremítica. Murió el 8 de febrero de 538, rehusando bañarse, hasta para salvar su vida, aunque se le pudo persuadir de dejarse bañar con sus vestidos puestos. Se dice que tras su muerte ocurrieron maravillas y que sus reliquias obraron milagros. Ha sido venerado siempre por la Iglesia Jacobita como uno de sus principales doctores.