Macario de Antioquía
De Enciclopedia Católica
Macario de Antioquía fue un patriarca depuesto en 681. La dignidad de patriarca de Macario parece haber sido puramente honorífica, pues su patriarcado estaba bajo el dominio de los sarracenos y él residía en Constantinopla. No se conoce nada sobre él antes del Sexto Concilio General que lo depuso debido a su monotelismo; después del Concilio desapareció en un monasterio romano. No obstante, ha dejado su huella en la historia de la Iglesia por haber provocado la condena de Honorio.
En la primera sesión del Concilio los legados romanos pronunciaron un discurso en cuyo transcurso se hablaba de cuatro patriarcas sucesivos de Constantinopla y otros que “habían perturbado la paz del mundo con expresiones nuevas y no ortodoxas”. Macario replicó: “No publicamos nuevas expresiones sino lo que hemos recibido de los santos y ecuménicos sínodos y de los santos padres aprobados”. Luego repasó los nombres mencionados por los legados y agregó el del Papa Honorio. En ésta y en la siguiente sesión Macario cayó en desgracia por un pasaje de San Cirilo de Alejandría y San León, en el que, a modo de un hombre que lo ve todo a través de un cristal de colores, intentó encontrar monotelismo.
En la tercera sesión se encontró que ciertos documentos que él presentó como provenientes de Menas y el Papa Vigilio eran falsificaciones subrepticiamente introducidas en las Actas del Quinto Concilio General. En las sesiones quinta y sexta él y sus seguidores presentaron tres volúmenes de testimonios patrísticos que fueron sellados para examinarlos más adelante. En la octava sesión leyó su ecthesis, o “profesión de fe”, en la cual se remitió a la autoridad de Honorio a favor del monotelismo. En respuesta a las preguntas que le hizo el emperador, declaró que prefería ser cortado en pedazos y arrojado al mar antes que admitir la doctrina de dos voluntades u operaciones. En esa misma sesión y en la siguiente se consideró que sus testimonios patrísticos estaban irremediablemente alterados. Fue depuesto oficialmente al terminar la novena sesión.
Pero Macario le había dejado al Concilio más trabajo por hacer. Los legados papales parecían decididos a acabar con el monotelismo de una vez por todas, de modo que, cuando en el curso de la undécima sesión, el emperador preguntó si había algún otro asunto que tratar, ellos respondieron que estaban en espera de examen algunos escritos adicionales presentados por Macario y uno de sus discípulos. Entre estos documentos se encontraba la primera carta de Honorio a Sergio. Aparentemente, sin ninguna reticencia, los delegados aceptaron la necesidad de condenar a Honorio. Probablemente pensaron que cualquier otro curso de acción dejaría la puerta abierta para el reavivamiento del monotelismo. Su conducta a este respecto es aún más significativa puesto que el Sexto Concilio General actuó siempre basado en la suposición de que (no es anacronismo utilizar el lenguaje del Concilio Vaticano I) las definiciones doctrinales del Romano Pontífice eran irreformables.
El Concilio no se había reunido para deliberar sino para lograr la sumisión a la epístola del Papa San Agatón (678-81) —una afirmación inflexible de la infalibilidad papal— dirigida al concilio (vea Harnack, "Dogmengesch.", II, 408; 2ª edición). Al finalizar el concilio, Macario y otros cinco fueron enviados a Roma para que el Papa se ocupara de ellos. Esto se hizo a solicitud del Concilio y no, como lo hace parecer Hefele, a solicitud de Macario y sus seguidores (History of Councils, V, 179; trad. Al inglés). Macario y otros tres que aún permanecían firmes fueron confinados en distintos monasterios (vea Liber Pontificalis, León II). Mas tarde, Benedicto II intentó, durante treinta días, persuadir a Macario de que se retractara. En la primera sesión del Séptimo Concilio General se citó este intento como un precedente para la restauración de los obispos que habían caído de la fe. Baronio da razones para suponer que el propósito de Benedicto era restaurar a Macario a su dignidad patriarcal, pues el patriarca que lo había sucedido acababa de morir (Anales, ann. 685).
Antes de dejar a Macario, es necesario llamar la atención sobre su profesión de fe en la Eucaristía, en su "Ecthesis", que es, quizás, la primera instancia de una referencia a esta doctrina en un credo formal. Para Macario, la Eucaristía era un argumento palmario contra el nestorianismo. La Carne y la Sangre de las que participamos en la Eucaristía no es simple carne y simple sangre, si no ¿cómo podría dar vida? Da vida porque es la propia Carne y la propia Sangre del Verbo que al ser Dios es Vida por naturaleza. Macario desarrolla este argumento en una forma que demuestra cuán tenue era la línea que separaba el monotelismo del monofisismo. (Vea HONORIO I; TERCER CONCILIO DE CONSTANTINOPLA, MONOTELISMO).
Bibliografía: Vea las Actas del Sexto Concilio General en HARDOUIN, Conciles, III; MANSI, XI; HEFELE, History of Church Councils, V (trad. al inglés); CHAPMAN, The Condemnation of Pope Honorius, reimpresa de Revista de Dublin, julio, 1906 (enero 1907), por la Sociedad de la Verdad Católica Inglesa.
Fuente: Bacchus, Francis Joseph. "Macarius of Antioch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9, págs 483-484. New York: Robert Appleton Company, 1910. 23 abril 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/09483b.htm>.
Traducido por Rosario Camacho-Koppel. lmhm