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Sábado, 23 de noviembre de 2024

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'''Gregorio VIII''': su nombre era Mauricio Burdino (Bordinho, Bourdino).  Fue el [[antipapa]] colocado en la silla papal por el emperador [[Enrique V]] el 8 de marzo de 1118.    Burdino era un [[Francia |francés]] nacido probablemente en [[Limoges]].  Recibió una buena [[educación]] en [[Congregación de Cluny |Cluny]] y siguió a su compañero [[Orden Benedictina |benedictino]] Bernardo, [[arzobispo]] de [[Toledo]] y [[primado]] de [[España]], más allá de los Pirineos.  En un tiempo en que Cluny significaba aprendizaje y reforma, el progreso de su carrera estaba asegurado.  En 1098 fue [[consagración |consagrado]] [[obispo]] de [[Diócesis de Coimbra |Coimbra]] ([[Pío Bonifacio Gams |Gams]]);  en 1111 fue elevado a la [[diócesis |sede]] [[metropolitano |metropolitana]] de [[Braga]].  Tres años después, como consecuencia de una discrepancia con el primado fue [[Suspensión (en Derecho Canónico) |suspendido]] por [[Papa Pascual II |Pascual II]].
  
Antipapa.  
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Al llegar más tarde a [[Roma]] se congració de tal manera con el [[Papa Pascual II |pontífice]], también [[Congregación de Cluny |cluniacense]], que lo retuvo en la corte papal y le encargó asuntos importantes.   En 1117 cuando [[Enrique V |Enrique]] vino a [[Roma]] para imponer sus condiciones al [[Papa]], [[Papa Pascual II |Pascual]], que estaba seguro en [[Benevento]], envió a Burdino con algunos [[cardenal]]es para negociar con el emperador.    Esta misión acabó siendo la ruina de Burdino.    Descaminado de sus principios [[Papa San Gregorio VII |gregorianos]], abrazó abiertamente la causa de Enrique y, para enfatizar su [[apostasía]], colocó la [[coronación |corona]] sobre la cabeza del emperador el día de [[Pascua]].  Enseguida fue [[excomunión |excomulgado]], pero fue designado para la dignidad suprema por sus nuevos asociados. 
  
Mauricio Burdinus (Bordinho, Bourdin), colocado en la silla papal por el emperador Enrique V el 8 de marzo de 1118. Burdino era un francés nacido probablemente en Limoges. Recibió una buena educación en Cluny y siguió a su compañero benedictino Bernardo, Arzobispo de Toledo y Primado de España más allá de los Pirineos. En un tiempo en que Cluny significaba conocimiento y reforma el progreso de su carrera estaba asegurado. En 1098 obispo de Coimbra, en 1111 elevado a la sede metropolitana  de Braga, tres años después, como consecuencia de una discrepancia con el primado fue suspendido por Pascual II. Mas tarde fue a Roma donde de tal manera simpatizó con el pontífice, Pascual, también cluniacense, que lo conservó en la corte papal y le encargó asuntos verdaderamente de peso. En 1117 cuando Enrique vino a Roma para forzar sus condiciones al papa, que estaba seguro en Benevento, envió a Burdino con algunos cardenales para negociar con el emperador. Esta misión acabó siendo la ruina de Bourdin. Seducido de sus principios gregorianos, abiertamente abrazó la causa de Enrique y para enfatizar su apostasía, colocó la corona sobre la cabeza del emperador el día de Pascua de Resurrección. Enseguida fue excomulgado pero al mismo tiempo destinado al papado por sus nuevos socios. Unos pocos meses más tarde, cuando Enrique, al saber la muerte de Pascual, apresuró el viaje a Roma, rodeado de juristas, para ver que los cardenales habían sido más listos, y como no pudo capturar a Gelasio, declaró que su elección era nula y tras un discurso por el sabio Irnerius de Bolonia sobre los derechos imperiales, sobornó a una asamblea de romanos que eligieron papa a Burdino, quien con una ironía inconsciente, tomó el nombre de Gregorio. Los honores del papado se convirtieron en cenizas en sus manos. Fue excomulgado repetidamente y finalmente entregado como prisionero en manos de Calixto II, habiendo sido recluido varias veces en distintos monasterios hasta su muerte en 1137. Y así terminó la carrera de un prelado a quien, como dice Guillermo de Malmesbury (Gesta Regum Angl., V, 434) “todos hubieron estado obligados a venerar y adorar por su prodigiosa diligencia, si no hubiera él preferido buscar la gloria  con un crimen tan notorio”. Uno de los cánones del Noveno Concilio general, 1123, declara que todas la ordenaciones hechas por él después de su condena, o de cualquier obispo consagrado por él, eran ilegítimas.
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Unos pocos meses más tarde, al conocer sobre la muerte de [[Papa Pascual II |Pascual]], [[Enrique V |Enrique]] se apresuró a [[Roma]], rodeado de juristas, solo para descubrir que había sido burlado por la vigilancia de los [[cardenal]]. Al no pudo capturar a [[Papa Gelasio II |Gelasio]], declaró que su [[Elecciones Papales |elección]] era nula y, luego de un discurso por el instruido [[Irnerio]] de [[Bolonia]] sobre los [[derecho]]s imperiales, indujo a una sobornada asamblea de romanos a proclamar [[Papa]] a Burdino, quien con una ironía inconsciente tomó el nombre de Gregorio.     Los [[honor]]es del [[papado]] se volvieron cenizas en sus manos.   Fue [[excomunión |excomulgado]] repetidamente y al final fue enviado como [[prisión |prisionero]] a manos de [[Papa Calixto II |Calixto II]], y fue detenido en varios [[monasterio]]s hasta el día de su muerte en 1137.   
  
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así terminó la carrera de un [[prelado]] “a quien”, como dice [[Guillermo de Malmesbury]] (Gesta Regum Angl., V, 434) “todos habrían estado obligados a venerar y casi adorar por su prodigiosa diligencia, si él no hubiese preferido buscar la gloria con un crimen tan [[notoriedad |notorio]]”. Uno de los [[Cánones Eclesiásticos |cánones]] del [[Primer Concilio de Letrán |Noveno Concilio Ecuménico]] (1123) declaró ''irritœ'' (nulas) todas las [[Órdenes Sagradas |ordenaciones]] hechas por él después de su condena, o por cualquier [[obispo]] [[consagración |consagrado]] por él.
  
JAFFE, Regesta RR. PP., 2d ed., I, 821-22: II, 715.
 
  
   
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'''Bibliografía''': JAFFE, Regesta RR. PP., 2da ed., I, 821-22: II, 715.
James F. Loughlin.  
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Transcrito por Janet van Heyst.
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'''Fuente''':  Loughlin, James. "Gregory VIII." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 795-796. New York: Robert Appleton Company, 1909. 28 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/06795b.htm>.
  
Traducido por Pedro Royo.
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Traducido por Pedro Royo. lmhm
 
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The Catholic Encyclopedia, Volume VI. Published 1909. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, September 1, 1909. Remy Lafort, Censor. Imprimatur. +John M. Farley, Archbishop of New York
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Última revisión de 11:43 30 ago 2020

Gregorio VIII: su nombre era Mauricio Burdino (Bordinho, Bourdino). Fue el antipapa colocado en la silla papal por el emperador Enrique V el 8 de marzo de 1118. Burdino era un francés nacido probablemente en Limoges. Recibió una buena educación en Cluny y siguió a su compañero benedictino Bernardo, arzobispo de Toledo y primado de España, más allá de los Pirineos. En un tiempo en que Cluny significaba aprendizaje y reforma, el progreso de su carrera estaba asegurado. En 1098 fue consagrado obispo de Coimbra (Gams); en 1111 fue elevado a la sede metropolitana de Braga. Tres años después, como consecuencia de una discrepancia con el primado fue suspendido por Pascual II.

Al llegar más tarde a Roma se congració de tal manera con el pontífice, también cluniacense, que lo retuvo en la corte papal y le encargó asuntos importantes. En 1117 cuando Enrique vino a Roma para imponer sus condiciones al Papa, Pascual, que estaba seguro en Benevento, envió a Burdino con algunos cardenales para negociar con el emperador. Esta misión acabó siendo la ruina de Burdino. Descaminado de sus principios gregorianos, abrazó abiertamente la causa de Enrique y, para enfatizar su apostasía, colocó la corona sobre la cabeza del emperador el día de Pascua. Enseguida fue excomulgado, pero fue designado para la dignidad suprema por sus nuevos asociados.

Unos pocos meses más tarde, al conocer sobre la muerte de Pascual, Enrique se apresuró a Roma, rodeado de juristas, solo para descubrir que había sido burlado por la vigilancia de los cardenal. Al no pudo capturar a Gelasio, declaró que su elección era nula y, luego de un discurso por el instruido Irnerio de Bolonia sobre los derechos imperiales, indujo a una sobornada asamblea de romanos a proclamar Papa a Burdino, quien con una ironía inconsciente tomó el nombre de Gregorio. Los honores del papado se volvieron cenizas en sus manos. Fue excomulgado repetidamente y al final fue enviado como prisionero a manos de Calixto II, y fue detenido en varios monasterios hasta el día de su muerte en 1137.

así terminó la carrera de un prelado “a quien”, como dice Guillermo de Malmesbury (Gesta Regum Angl., V, 434) “todos habrían estado obligados a venerar y casi adorar por su prodigiosa diligencia, si él no hubiese preferido buscar la gloria con un crimen tan notorio”. Uno de los cánones del Noveno Concilio Ecuménico (1123) declaró irritœ (nulas) todas las ordenaciones hechas por él después de su condena, o por cualquier obispo consagrado por él.


Bibliografía: JAFFE, Regesta RR. PP., 2da ed., I, 821-22: II, 715.

Fuente: Loughlin, James. "Gregory VIII." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 795-796. New York: Robert Appleton Company, 1909. 28 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/06795b.htm>.

Traducido por Pedro Royo. lmhm