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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Voluntarismo

De Enciclopedia Católica

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Voluntarismo (latín voluntas, voluntad) en el sentido metafísico moderno es una teoría que explica que el universo emana en última instancia de alguna forma de voluntad. En un sentido psicológico más amplio, el término se aplica a cualquier teoría que dé prominencia a la voluntad (en oposición al intelecto). En este último sentido, pero no en el primero, las filosofías de Agustín, Anselmo, Guillermo de Ockham y Escoto puede denominarse voluntarismo.

Agustín define filosofía como “Amor sapientiæ” ("De ordine", I, 11, n. 32; PL XXXII, 993; “De civitate Dei”, VIII, ii; P. L., XLI, 225). Es sabiduría, pero se debe buscar pie, caste, et diligenter ("De quant. an.", XIV; PL XXXII, 1049); con toda el alma, y no solo con el intelecto. Sin embargo, en ninguna parte Agustín subordina el intelecto a la voluntad. El neoplatonismo que subyace a toda su especulación filosófica hace imposible tal actitud. La doctrina de la gracia y la providencia de Agustín supone una psicología de la voluntad definida y característica. Pero en el orden metafísico se concibe siempre a Dios como esencialmente inteligencia. Él es el ”Padre de la Verdad”. Sobre esto se basa una prueba de la existencia de Dios que aparece varias veces en sus obras y es peculiarmente de tono agustiniano (“De div.”, Q. LXXXIII, 14; P. L., XL, 38; “De lib. Arb.”, II, nn. 7-33; PL XXXII, 1243-63; "Confess.", VII, c. 10, n. 16; P.L: XXXII, 742; "Soliloq.", I, I, n. 2; P.L. XXXII, 870; cf. “De civ. Dei”, VIII, IV; P.L. XLI, 228, 229).

Agustín sitúa en Dios “el mundo inteligible” de los platónicos, y el concursus divino es un camino especial requerido por el pensamiento humano. Dios es "el sol del alma" ("Gen. ad lit." XII, XXXI, n. 59; P.L. XXXIV, 479; “De pecc. Mer.”, I, 25, n. 38; P. L., XLIV, 130; cf. “Soliloq.”, I, 8; P. L. XXXII, 877), y Él mismo desempeña las funciones que los escolásticos atribuyen al intellectus agens. Con Agustín, al igual que con Anselmo la fe implica inteligencia. Porque el principio intelligo ut credam no es menos cierto que el principio credo ut intelligam ("In Ps. CXVIII", serm. XVIII, n. 3; PL XXXVII, 1552; serm XLIII, c. VII, n. 9; PL XXXVIII, 258.)

La filosofía de Escoto es más claramente voluntarista. Sobre la libertad de la voluntad es particularmente claro y enfático. Insiste en que la voluntad misma, y nada más que la voluntad, es la causa total de sus voliciones. No está determinada por otro, sino que se determina a sí misma contingenter, no inevitabiliter, a una de las alternativas que están ante ella (II Sent., Dist. XXV; vea también "ult comm." Ibid). Esta es la libertad, un atributo que es esencial para todas las formas superiores de voluntad y, en consecuencia, no se suspende ni se anula en la visión beatífica (IV Send., Dist. XLIX, Q. 4). Porque la voluntad domina todas las demás facultades y, además, porque a ella pertenece la caridad, que es la mayor de las virtudes, la voluntad es un atributo del hombre más noble que la inteligencia. La voluntad supone inteligencia, es posterior generatione y, por tanto, más perfecta (IV Sent., Dist. XLIX, 4 "quæstio lateralis").

La "razón práctica" de Kant, en el sentido de que va más allá del mundo fenoménico al que se confina la "razón pura", es superior a esta última. La razón práctica, sin embargo, no es voluntad: es más bien una inteligencia movida por la voluntad; y en todo caso es una facultad humana, no una facultad de el Absoluto. Fichte es el primero en concebir la voluntad o el acto-acción (Thathandlung) como la fuente última e incomprensible de todo ser. Le sigue Schelling, quien dice que la voluntad es Ursein: no hay otro ser que ella, y sólo de ella son predicables los atributos que habitualmente se predican de Dios. Schopenhauer sostiene que la voluntad es anterior a la inteligencia tanto en el orden físico como en el metafísico. Aparece en la naturaleza primero como una vaga auto consciencia mezclada con simpatía. Las ideas vienen después, a medida que se enfatizan las diferencias y se desarrolla la organización. Pero la voluntad lo domina todo, y en su reposo Schopenhauer coloca su ideal. Nietzsche transforma "la voluntad de vivir" en "la voluntad de poder". Su filosofía respira a la vez tiranía y rebelión: tiranía contra los débiles de cuerpo y de mente; rebelión contra la supremacía del Estado, de la Iglesia y de la convención.

El pragmatismo es una forma extrema de voluntarismo psicológico; y con él está estrechamente relacionado el humanismo —una teoría más amplia, en la que la función de la voluntad en la "construcción de la verdad" se extiende a la construcción de la realidad. El voluntarismo de los absolutistas, como Fichte, Schelling y Schopenhauer, confunde el concepto abstracto de ser, como actividad en general, con el concepto psicológico más determinado de la voluntad, como autodeterminación racional. El pragmático identifica la inteligencia y la voluntad con la acción.


Fuente: Walker, Leslie. "Voluntarism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15, págs. 505-506. New York: Robert Appleton Company, 1912. 21 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/15505a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina