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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Patio

De Enciclopedia Católica

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EN LA ESCRITURA

Espacio abierto

La palabra “patio” (en inglés, court) en la Biblia inglesa corresponde a la palabra hebrea haçer, espacio cerrado. Este último se usa para designar: (1) un campamento de nómadas; (2) un espacio protegido por una estacada o empalizada, o por una muralla de piedras o tierra, por lo tanto, una aldea; (3) los patios de las casas o templos.

Campamento

En la primera acepción el término hebreo es, en la Biblia de Douai, traducido de varios modos: “aduares” (Gén. 25,16), “ciudades del desierto” (Is. 42,11), “lugares de acecho” (es decir, lugares de emboscada cerca de los asentamientos, Sal. 10,8).

Aldea

La palabra “aldea” usualmente expresa el segundo significado (Lev. 25,31; Jos. 13, 15, 16, etc.; 1 Crón. 4,33, etc. Sin embargo, en Éx. 8,13, aldea es una mala traducción para patio). En relación con este sentido, no está de más señalar que el hebreo, ya sea en la forma Haçer,, o en la forma algo diferente Haçor, a menudo se utilizaban como nombres propios. Uno de los primeros campamentos de los hebreos después de su salida desde el pie del Monte Sinaí fue un lugar llamado Jaserot (Núm. 11,34). Había una ciudad cananea llamada Jasor, cerca de las aguas de Merom (Jos. 11,5; Josefo, Ant. Jud, V, V, 1); esta ciudad, tomada e incendiada por Josué (Jos. 11,10-11), fue asignada a la tribu de Neftalí (Jos. 19,36), pero probablemente fue reconstruida por los cananeos (Jc. 4,2), fortificada por Salomón (1 Libros de los Reyes|Rey.]] 9,15), y tomada por Teglatfalasar (2 Rey. 15,29). Esta Jasor o Jaser fue, según el texto griego, el lugar de nacimiento de Tobías (Tob. 1,2) y, a corta distancia de ella Jonatán Macabeo derrotó al ejército de Demetrio (1 Mac. 11,67).

Leemos (Jos. 15,23) de otra Jasor, llamada Jesrón, en Jos. 15,3, y Jesrón, 15,25 en la frontera sur de Judá. El mismo texto (15,25) menciona incluso en las mismas fronteras una nueva Jasor. Una tercera Jasor existió, al menos después del Cautiverio, cerca de Jerusalén, en el territorio de Benjamín (Neh. 11,33). Entre los nombres compuestos se pueden mencionar: Jasar Addar (Biblia de Douay, “el pueblo llamado Adar”, Núm. 34,4); Jasar Gaddá (Jos. 15,27); Jasar Susá o Jasar Susim (Jos. 19,5; 1 Crón. 4,31); Jasar Enán (B.D., “Ez. 47,17; 48,1; “aldea de Enán”, Núm. 34,9-10); Jasar Sual o Jasar Suhal (Jos. 15,28; 19,3; Neh. 11,27; 1 Crón. 4,28); Jaser Hattikón (B.D., “la casa de Tikón”, Eze. 47,16); Baal Jasor (2 Sam. 13,23); En Jasor (Jos. 19,37).

Patio

Las recientes excavaciones en Siria y Palestina, así como las costumbres modernas heredadas de tiempos antiguos, dan indicaciones precisas sobre los patios de las casas, mencionados a menudo en la Sagrada Escritura. Cuando, como ocurre con frecuencia, la casa no se abre directamente a la calle, hay un primer patio que se extiende entre el muro exterior y el edificio. Desde este patio exterior una puerta de entrada conduce al patio interior, alrededor del cual se encuentran varios apartamentos. El patio interior a veces contiene en el centro de un pozo (2 Sam. 17,18) o una fuente rodeada de hermosos árboles; las paredes, vestíbulos y terrazas estaban usualmente cubiertos de vides y enredaderas, y se podía estirar un toldo en lo alto para guarecerse del sol.

A partir de la narración de la Pasión podemos inferir que ese era el arreglo en la casa del sumo sacerdote. Mientras Jesús estaba siendo juzgado en una de las salas, los siervos y los ministros se habían reunido alrededor de una fogata en el patio interior; allí Pedro se acercó para calentarse, y allí negó a su Maestro. Desde la sala del juicio el Señor se volvió (Lc. 22,61) y pudo ver fácilmente a Pedro Mt. 26,69). Entonces este último herido por el remordimiento, se dirigió al patio exterior (Mc. 14,68; DV, "ante el tribunal", una traducción literal de la variante errónea al latín: ante atrium), para llorar libremente. Las residencias reales mostraban, en mayor escala y de una manera más elaborada, una disposición general similar. La Biblia habla de los patios de los palacios de Salomón (1 Rey. 7,9, etc.), Ezequías (2 Rey. 20,4), y Sedecías (Jer. 32,2.12; 33,1; 36,20; 38,6), así como los de Asuero en Susa (Ester 2,11; 4,11; 5,2; etc.) y de Seleuco en Tiro (2 Mac. 4,46).

Los patios se mencionan más frecuentemente en relación con los lugares sagrados. Aprendemos por Éx. 38,9 ss. que el lugar de reunión en el desierto era un atrio, de cien codos de largo por cincuenta de ancho, rodeado de postes que sostenían cortinas de lino fino torzal. El recinto sagrado contenía, además del tabernáculo y su mobiliario, el altar de los holocaustos y la fuente de bronce (Éx. 40,6-7).

Aún más famosas son las construcciones de Salomón. Todos los edificios construidos por este príncipe en el Monte Sión estaban rodeados por una pared que abarcaba lo que puede llamarse "el gran patio". Más al sur en el patio inferior estaban los salones públicos, a saber: la "casa Bosque del Líbano", el "pórtico de las columnas", y el vestíbulo del trono; opuesto al vestíbulo del trono (1 Rey. 7,8, texto hebreo) y en un nivel más alto había otro patio, llamado el “patio central” más lejos en el trono, la sala (K. III, VII, 8 ., texto hebreo) y en un nivel superior a otro patio, llamado "patio central", (2 Rey. 20,4 (Heb., B.D. “el medio del patio”), contenía la mansión del rey y la casa construida para la hija del faraón (1 Rey. 7,8). Al norte del patio central, en la cima de la colina, estaba el “patio interior” (1 Rey. 6,36), también llamado “patio alto” (Jer. 36,10) y “atrio de los sacerdotes” (2 Crón. 4,9). El texto sagrado no da información sobre la extensión y forma de este último patio. Sin embargo, a juzgar por el segundo y tercer Templos, parecería haber sido rectangular; los rabinos dicen que medía 135 (N. a S.) por 187 (E a O) codos; pero estas cifras, obtenidas de tradiciones respecto al segundo Templo, no pueden reclamar ninguna certeza. El piso del patio interior estaba pavimentado de piedras; (2 Crón. 7,3 y 2 Rey. 16,17 no dan información sobre este punto; aquí se debe entender el pavimento en las Biblias inglesas: sótano de piedras).

Las descripciones de 1 Reyes y 2 Crónicas no mencionan puertas, pero debió haber habido alguna; probablemente una al sur que conectara el patio del Templo con el patio central, y otras probablemente en los lados norte y este para el acomodo de la gente. De todos modos, el que antes del Exilio hubiera habido puertas es evidenciado por tales pasajes como Jer. 38,14; 2 Rey. 25,18 (cf. Jer. 52,24). En 1 Crón. 9,18 se dice que existía una puerta oriental; era llamada “la puerta del rey”. A Joatam se le atribuye (2 Rey. 15,35) la construcción de “la puerta más alta de la casa del Señor”, muy probablemente la misma que la “puerta alta de Benjamín” de Jer. 20,2, o la “puerta nueva” de Jer. 26,10; 36,10, y quizás también el “pórtico del altar” de Ez. 8,5. Todos estos pasajes señalan un portón al lado norte. Dentro del patio interior estaban el Templo propiamente dicho, el altar de los holocaustos, el mar de bronce y las basas. Todas las paredes que rodeaban estos varios patios “estaban hechas de tres filas de roca tallada y una fila de planchas de cedro” (1 Rey. 7,12). Los arqueólogos modernos se inclinan a atribuir al hijo de David estas series de piedras enormes que pueden verse en varios lugares de las paredes del Haram esh-Sherif.

Poseemos poca información respecto al segundo Templo; pero hay razones para creer que, excepto la casa del Templo, que ciertamente era pequeña, la disposición y dimensiones fueron casi las mismas que las del Templo de Salomón. En tiempos de Herodes se extendió el área hacia el norte, según algunos; según otros, hacia el sur; de modo que el patio exterior tenía probablemente la misma forma y dimensiones que el actual Haram. Este patio estaba rodeado por un alto muro cubierto de púas. A lo largo de las paredes en el interior, al norte, oeste y este (el pórtico de Salomón), había pórticos dobles, y en el sur un pórtico triple, el "vestíbulo real". Ocho puertas daban acceso desde el exterior: cuatro en el oeste, dos en el sur (puertas de Hulda), una en el este, y una en el norte (puerta Tadhi); entre las puertas, a lo largo de las paredes exteriores, se habían construido salas y cámaras, entre las que podemos mencionar el Beth-Din, o lugar de reunión del sanedrín. Dentro de este patio exterior, hacia el norte, una pared de cuarenta codos de alto, limitaba el patio interior. Alrededor de este muro se extendía una terraza (el hel) de diez codos de ancho y al que se llegaba por un tramo de escalera de catorce escalones. Un parapeto de piedra, de alrededor de un codo de altura, rodeaba el borde interior del hel, al que daban acceso trece aberturas; en los parapetos había unas tablas que advertían a los no judíos, bajo pena de muerte, a no pasar. Desde el hel nueve puertas y escaleras llevaban a los israelitas a los patios interiores. En el interior, a lo largo de las paredes, a veinticinco codos de alto (el terreno era unos quince codos más alto que el patio de los gentiles), corrían pórticos, y celdas con fines diversos se había erigido entre las puertas. Las paredes del patio interior rodeaban dos espacios diferenciados: la parte oriental, llamada el "patio de las mujeres", que, entre otras cosas, contenía las cajas de las distintas colecciones; desde allí una puerta, precedida por una escalera de quince peldaños, llevaba a la parte occidental, o "patio de los hombres". Allí una balaustrada separaba el "patio de los sacerdotes", que contenía el Templo propiamente dicho y el altar de los holocaustos y todos sus accesorios, del lugar asignado a los laicos.


Bibliografía: JOSEFO, Bell. Jud., V, V; IDEM, Ant. Jud., VI, II, IV, XIV. IV, XI; Talmud, tr. MIDDOTH (Amsterdam, 1690-1703), V; WILSON, WARREN, etc., The Recovery of Jerusalem (Londres. 1870); STADE, Gesch. des Volkes Israel (1888); DE VOGÜÉ, Le temple de Jérusalem (París, 1864); PERROT AND CHIPIEZ, Histoire de l'art dans l'antiquité (Paris), IV; VINCENT, Canaan d'après l' exploration récente (París, 1907); Revue biblique internat., II, VII, etc.

Fuente: Souvay, Charles. "Court (in Scripture)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/04445a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina. rc