Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Domingo, 22 de diciembre de 2024

Obispo Ibas

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

(En Siríaco IHIBA o HIBA, es decir, DONATO)

Elegido obispo de Edesa en 439 como sucesor de Rábulas, uno de los más ardientes seguidores de San Cirilo de Alejandría; murió en 457. Sin embargo, su conducta era lo contrario, pues se inclinaba fuertemente hacia las doctrinas de Teodoro de Mopsuestia. Su episcopado fue muy perturbado. Los furiosos partidarios de Dióscoro protestaron e hicieron que fuera depuesto en el Concilio Ladrón de Éfeso (Latrocinio) en 449. Sin embargo, fue reinstalado en su sede por el Concilio de Calcedonia (451). Ibas tienen un lugar muy importante en la historia del dogma. Por desgracia el único escrito auténtico suyo que poseemos es su famosa carta a Maris de Beit-Ardashir (es decir, a Dadisho, Católicos de Seleucia-Ctesiphon y patriarca de Persia), un famoso tema de discusión en seis concilios. Fue acusado por los monofisitas de nestorianismo y no se puede negar que estaba en completa simpatía con la escuela teológica de Antioquia, cuyos maestros eran Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia y Teodoreto de Ciro.

Enseñó muchos años en la “Escuela Persa” de Edesa donde tuvo entre sus discípulos a varios futuros obispos de la Iglesia Persa; él les inspiró la admiración por Teodoro de Mopsuestia, y traduji para ellos o los hizo traducir las obras de éste, de manera que los nestorianos sirios llaman al obispo de Mopsuestia, por antonomasia, el Intérprete. Sin embargo, Ibas protestó que él no aprobó a Nestorio cuando el patriarca le negó el título de Madre de Dios a María: él sólo criticó los métodos adoptados por Cirilo para procurar la condenación de Nestorio; todo esto él lo declaró en su carta a Maris. Más aún, en el Concilio de Calcedonia, condenó a Nestorio tanto oral como por escrito siendo rehabilitado por los padres casi unánimemente. Repudió indignado ciertas afirmaciones que le atribuían sus adversarios, por ejemplo:”Yo no envidio a Cristo el que sea Dios porque yo puedo ser Dios tanto como El” y no hay razón para dudar de la sinceridad de sus protestas. Lo cierto es que, para evitar toda sospecha de monofisismo, es decir, la confusión o, mejor dicho, fusión de la naturaleza divina y la humana en Cristo, no admitía lo que se llama communicatio idiomatum, es decir, la posibilidad de atribuir a la Persona Divina los atributos concretos del la naturaleza humana y a la naturaleza humana los atributos concretos de la Persona Divina. Pero eso no razón suficiente para impugnar su ortodoxia ya que esta teoría, en su tiempo, estaba muy lejos de estar completa y claramente expuesta. En el Concilio de Calcedonia, el patriarca Máximo de Antioquia y los legados romanos declararon: “Habiendo leído de nuevo su carta, declaramos que él es ortodoxo”. Pero los padres no adoptaron esa opinión unánimemente.

Cien años después, la carta de Ibas a Maris fue uno de los famosos “Tres Capítulos” condenados en el Quinto Concilio Ecuménico (553) por instigación de Justiniano. Entre los teólogos de ese concilio algunos, como los occidentales, pensaban que como el concilio de Calcedonia había rehabilitado a Ibas, condenar sus escritos era equivalente a condenar el concilio, en otras palabras, aprobar a sus adversarios monofisitas. Otros, con la esperanza de reconciliar a los partidarios monofisitas conocidos como severinos, pensaron que era necesario condenar una vez más no sólo a Nestorio sino también todos los escritos que se inclinaban hacia el nestorianismo; pensaban que la carta de Ibas era impía porque calumniaba a San Cirilo, criticaba los procedimientos del Concilio de Éfeso y parecía justificar a Nestorio y a los nestorianos; sin embargo, otros afirmaban que la carta era apócrifa. El concilio declaraba en la octava sesión (2 de junio de 553): “Si alguien defiende dicha carta y no la anatematiza, ella y quienes la defienden y quienes dicen que es en todo o en parte correcta…sea anatema”. El Papa Vigilio que había expresado anteriormente una opinión contraria, y por esa razón fue atacado por Justiniano, terminó por sancionar las decisiones del concilio. Hay que notar que no era la persona de Ibas, sino su carta a Maris, lo que se condenó en esta ocasión.


Bibliografía: HEFELE, Conciliengeschichte; DUVAL, Histoire d'Edesse (Paris); LABOURT, Le Christianisme dans l'empire perse, c. ix (Paris).

Fuente: Labourt, Jérôme. "Ibas." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07614a.htm>.

Traducido por Pedro Royo. L H M