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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Apropiación

De Enciclopedia Católica

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En general, consiste en la atribuirle a una persona o cosa el carácter o cualidad que determina de modo especial a esta persona o cosa. En teología, apropiación se usa al hablar de las diferentes Personas de la Santísima Trinidad. Consiste en atribuirle ciertos nombres, cualidades u operaciones a una de las Personas, sin excluir a las otras, pero en preferencia a las otras. Las cualidades y los nombres así asignados pertenecen esencialmente a todas las Personas, sin embargo, de acuerdo a nuestra comprensión de los datos de la revelación y nuestros conceptos teológicos, consideramos algunas de estas características o nombres como pertenecientes a una Persona más que a otra, o como la que determina más claramente a esta Persona en particular. Así consideramos que al Padre lo caracteriza particularmente la omnipotencia, al Hijo, la sabiduría, y al Espíritu Santo, el amor, aunque sabemos que los tres tienen esencialmente y por una naturaleza una igual omnipotencia, sabiduría y amor (cf. Santo Tomás, Suma Summa Theologica, I, Q. XXXIX, a. 7; Franzelin, De Deo Trino, Roma, 1881, Th. XIII, 216).

La apropiación no es meramente arbitraria, sino que se basa en nuestro conocimiento de la Trinidad, el cual tiene sus fuentes y normas en la Revelación (Escrituras y la tradición) y en las analogías que nuestra razón descubre entre las cosas creadas y las personas y las Personas de la Trinidad, según esas personas están representadas en la revelación. Por necesidad, entendemos los datos de la Revelación sólo bajo conceptos humanos, es decir, de manera analógica (ver analogía). Es, por tanto, por su analogía con las criaturas y las relaciones creadas que concebimos las diferentes personas de la Trinidad y sus relaciones. Cada persona de la Trinidad se nos presenta con una característica propia que es el elemento constitutivo de la personalidad. Observando, como lo hacemos naturalmente, que entre las criaturas ciertos atributos, cualidades u operaciones son las propiedades de la persona que posee dicha característica, concebimos la Trinidad como esta sugerencia remota, aunque de manera analógica y supereminente, y le asignamos a cada Persona de la Trinidad los nombres, cualidades u operaciones que, en las criaturas son las consecuencias o las propiedades de esta característica. Apropiación, por lo tanto, tiene su origen en la revelación, y tiene su fundamento y norma en la misma característica que constituye cada personalidad distinta en la Trinidad y las relaciones existentes entre las propiedades esenciales de la naturaleza divina y esta característica constitutiva de cada persona--- estas relaciones en Dios se conocen por analogía con las relaciones existentes entre estas mismas propiedades y esta misma característica en las criaturas (Santo Tomás, loc. cit.; Franzelin, loc. cit.).

Entre los nombres que se utilizan al hablar de las Personas de la Trinidad, el nombre de Dios a menudo se asigna al Padre, el nombre Señor, al Hijo, el nombre Espíritu Santo, en el sentido de sustancia inmaterial, a la Tercera Persona. Entre los atributos divinos, la eternidad se atribuye al Padre, como fuente y primer principio de todas las cosas; la belleza al Hijo, quien, al proceder por vía de la inteligencia, es la imagen perfecta del Padre, fruto del Espíritu Santo, quien procede a través del amor. Una vez más, la unidad se atribuye al Padre, la verdad al Hijo y la bondad al Espíritu Santo. Entre los atributos divinos de acción y operación, la omnipotencia se consigna al Padre, con todas las operaciones que implica, en particular la creación; la sabiduría y sus obras, especialmente en el orden del universo, al Hijo; y al Espíritu Santo, la caridad y sus obras, especialmente la santificación (cf. Denzinger, Enchiridion, n. 2, 3, etc, 17, 47). Una vez más, la causalidad eficiente con la producción de todas las cosas se asigna al Padre, la causalidad ejemplar con la organización de todas las cosas, al Hijo; la causalidad final con la conservación y el perfeccionamiento de todas las cosas, al Espíritu Santo [cf. Sto. Tomás, "Summa Theol.", I, Q. XXXIX, a. 8; E. Dubois, "De Exemplarismo Divino, "XII, -§ 4 (Roma, 1897)].

La apropiación como método teológico o teoría es de origen relativamente reciente. Pero desde el comienzo del cristianismo, fue utilizado como una expresión espontánea de la concepción católica de la Trinidad. Tiene su origen, como ya se dijo, en la Escritura y en la tradición. En la Escritura la utiliza sobre todo San Pablo (cf. Ef. 1,3, 4,4-6; Rom. 15,9; 2 Cor. 1,3; 11,31, cf. también 1 Ped. 1,3). En la tradición se expresa sobre todo en las fórmulas de fe, o símbolos (cf. Denzinger, "Enchiridion", n. 2-13,17, 47); en la liturgia y especialmente en doxologías (cf. Dom Cabrol, "Le livre de la prière chrétienne antique”, XIX, Poitiers, 1900); en las inscripciones y pinturas (Franzelin, op. cit.; H. Marucchi," "Eléments d'archéologie chrétienne", Roma, 1900).

Ya en el siglo III con Orígenes, más tarde con San Gregorio de Nisa, San Basilio, San Gregorio Nacianceno y otros Padres griegos hablan de la kleseis, o las apelaciones divinas, aunque no puede decirse aún que proveen una teoría de la apropiación. (De Regnon: Etudes de theologie positive sur la S. Trinite, etudes XVII, XXV, París, 1898). Esta teoría es establecida por los Padres Latinos de los siglos IV y V, especialmente por San Hilario, "De Trinitate", II, n. 1; P.L., t. X, col. 50; San Agustín, "De Trinitate", VI, X, P.L., t. XLII, col. 931; Papa San León I Magno, "Sermo de Pentecoste", LXXVI, III, P.L., t. LIV, col. 405. En la Edad Media la teoría fue aceptada, completada y enseñada sistemáticamente por los escolásticos (cf. [[San Buenaventura: En I Sent. dist., XXXIV, q. III; Opera, Quaracchi, 1883, t. 1b, 592; Sto. Tomás, Sum. Theol., le pars., Q. XXXIX, a. 8). [[Pedro Abelardo], quien consideraba las cualidades apropiadas como pertenecientes exclusivamente a la Persona sujeto de la apropiación, fue condenado en el Concilio de Sens (1141) y por el Papa Inocencio II.


Bibliografía: DENZINGER, Enchiridion, n. 310-323; SAN HILARIO, On the Holy Trinity II.1; P.L., t. X, col. 50; ST. AUGUSTINE, On the Holy Trinity VI.10; P.L., t. XLII, col. 931; RICARDO DE SAN VÍCTOR, De tribus appropriatis personis, en P.L., CXCVI, col. 7, 992; SANTO TOMÁS, Sum. Theol., I, Q. XXXIV, a., 8; SAN BUENAVENTURA, En I Sent., dist. XXXIV, Q. III, Opera, Quaracchi, 1883, t. 1b; PETAVIO, De Trinitate, Lib. VIII, III, n. 1 (Venecia, 1757); FRANZELIN, De Deo Trino (Rome, 1881), th. Xiii; PAQUET, Disputationes theologicæ seu commentaria in Sum. theol. D. Thomæ: De Deo uno et trino (Quebec, 1895), disp. X., 1, a. 2; DE DEGNON, Etudes de théologie positive sur la S. Trinité (Paris, 1898); POHLE, en Kirchenlex., s.v. "Trinität"; CHOLLET, en VACANT, Dict. théol. cathol., s.v. Appropriation aux Personnel, etc.

Fuente: Sauvage, George. "Appropriation." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01658a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina