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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Eucaristía

De Enciclopedia Católica

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Vea también Eucaristía como Sacrificio, Eucaristía como Sacramento y Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.

(Griego eucharistia, acción de gracias).

Defensa de la Eucaristía
El nombre dado al Santísimo Sacramento del altar en su doble aspecto de Sacramento y Sacrificio de la Misa, y en el cual Jesucristo está realmente presente bajo las especies de pan y vino.

Se le da otras denominaciones, tales como "Cena del Señor" (Coena Domini), "Mesa del Señor" (Mensa Domini), el "Cuerpo del Señor" (Corpus Domini), y el "Santísimo" (Sanctissimum), a los cuales se puede añadir las siguientes expresiones, y en cierto modo alterado su significado primitivo: "Agape" (Fiesta del Amor), “Eulogia” (bendición), "Partir del Pan", “Sinaxis” (asamblea), etc.; pero el antiguo título “Eucharistia” que aparece en escritores tan antiguos como Ignacio, San Justino e Ireneo, ha tomado precedencia en la terminología técnica de la Iglesia y sus teología. La expresión “Santísimo Sacramento del Altar”, introducida por Agustín, en la actualidad está casi totalmente restringido a los tratados populares y catequéticos.

Esta extensa nomenclatura, que describe el gran misterio desde puntos de vista tan diferentes, es en sí misma prueba suficiente de la posición central que la Eucaristía ha ocupado desde las épocas más primitivas, tanto en el culto divino y servicios de la Iglesia como en la vida de fe y devoción que anima a sus miembros.

La Iglesia honra a la Eucaristía como a uno de sus misterios más altos, puesto que por su sublimidad e incomprensibilidad no desmerece en nada de los conexos misterios de la Santísima Trinidad y la Encarnación. Estos tres misterios constituyen una tríada maravillosa, que muestra la característica esencial del cristianismo, como una religión de misterios que trascienden en mucho a las capacidades de la razón, para resplandecer con todo su brillo y esplendor, y eleva al catolicismo, el más fiel guardián y conservador de nuestra herencia cristiana, muy por encima de todas las religiones paganas y no cristianas.

La conexión orgánica de esta misteriosa tríada se discierne claramente si consideramos la gracia divina bajo el aspecto de una comunicación personal de Dios. Así, en el seno de la Santísima Trinidad, Dios Padre, por virtud de la generación eterna, comunica su naturaleza divina a Dios Hijo, “el Hijo único que está en el seno del Padre” ( Juan 1,18), mientras que el Hijo de Dios, en virtud de la unión hipostática, comunica a su vez la naturaleza divina recibida de su Padre a su naturaleza humana formada en el seno de la Virgen María (Jn. 1,14), para que así, como Dios-Hombre, oculto bajo las especies eucarísticas, pueda entregarse a su Iglesia, que, como una tierna madre, cuida y alimenta místicamente en su propio seno a este su máximo tesoro, y diariamente lo pone ante sus hijos como alimento espiritual de sus almas. Así la Trinidad, la Encarnación y la Eucaristía están efectivamente soldadas como una preciosa cadena, que de manera maravillosa liga al cielo con la tierra, a Dios con el hombre, uniéndoles más íntimamente y manteniéndoles así unidos. Por el mismo hecho que el misterio de la Eucaristía trasciende a la razón, ningún teólogo católico puede intentar ninguna explicación racionalista de ella, basada en una hipótesis meramente natural ni buscar comprender una de las más sublimes verdades de la religión cristiana como la conclusión espontánea de procesos lógicos.

La ciencia moderna de las religiones comparadas se esfuerza, dondequiera que puede, en descubrir en las religiones paganas “paralelismos histórico-religiosos” que se correspondan con elementos teóricos y prácticos del cristianismo, y en dar así una explicación de este último por medio de las primeras. Incluso donde hay una analogía discernible entre el banquete eucarístico y la ambrosía y el néctar de los antiguos dioses griegos, o el haoma de los iranios, o el soma de los antiguos hindúes, debemos sin embargo ser muy cautos para no extender una mera analogía hasta un paralelismo propiamente dicho, puesto que la Eucaristía cristiana no tiene nada en absoluto en común con estos alimentos paganos, cuyo origen se encuentra en el más grosero culto a los ídolos y a la naturaleza. Lo que nos hace descubrir en particular es una nueva prueba de la racionalidad de la religión católica, a partir de la circunstancia de que Jesucristo de una manera maravillosamente condescendiente responde al ansia natural del corazón humano de un alimento que le sustente para la inmortalidad, un deseo expresado en muchas religiones paganas, al dispensar a la humanidad su propia Carne y Sangre. Todo lo que es hermoso, todo lo que es verdadero en las religiones naturales, se lo ha apropiado el cristianismo, y como un espejo cóncavo ha reunido los dispersos y a menudo distorsionados rayos de verdad en su foco común y los envía de nuevo refulgentes en perfectos haces de luz.

Es sola la Iglesia, “columna y fundamento de la verdad”, imbuida y dirigida por el Espíritu Santo, la que garantiza a sus hijos a través de su infalible enseñanza la plena y no adulterada revelación de Dios. Por consiguiente, es la primera obligación de los católicos adherirse a lo que la Iglesia propone como la “norma inmediata de fe” ( regula fidei proxima), que, en lo relativo a la Eucaristía, se expone de una manera particularmente clara y detallada en las Sesiones XIII, XXI y XXII del Concilio de Trento.

La quintaesencia de estas decisiones doctrinales consiste en esto: “que en la Eucaristía el Cuerpo y la Sangre del Dios-hombre están verdadera, real y sustancialmente presentes para el alimento de nuestras almas, por razón de la transubstanciación del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y que en este cambio de sustancias se contiene también el incruento Sacrificio del Nuevo Testamento.

Estas tres verdades principales---Sacrificio, Sacramento y Presencia Real---se consideran con más detalle en los siguientes artículos:


Fuente: Pohle, Joseph. "Eucharist." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05572c.htm>.

Traducido por Francisco Vázquez. L M H.

Enlaces relacionados con Eucaristía

[1] Pompa festiva en la solemne translacion del santissimo...

[2] Devocionario Eucarístico

Santísimo Sacramento


Enlaces externos

[3] La Confesión de Fernando Casanova 01 - Estoy en Casa EWTN.

[4] La Confesión de Fernando Casanova 02 - Estoy en Casa EWTN.

[5] La Confesión de Fernando Casanova 03 - Estoy en Casa EWTN.