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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Frailes Mendicantes

De Enciclopedia Católica

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Los frailes mendicantes son miembros de esas órdenes religiosas que, en un principio, por voto de pobreza renunciaban a toda propiedad no sólo individualmente sino también (y en esto diferente a los monjes) en común, apoyándose en su propio trabajo y en la caridad de los fieles para su sustento. De ahí su nombre de frailes mendicantes. De la Edad Media quedan cuatro grandes órdenes mendicantes, reconocidas como tales por el Segundo Concilio de Lyon (1274), Ses. 23 (Mansi, XXIV, 96); la Orden de Predicadores, la Orden de Frailes Menores, la Orden Carmelita y los Ermitaños de San Agustín. Sucesivamente otras congregaciones obtuvieron el privilegio de los mendicantes. El Concilio de Trento (Ses. XXV, cap. III) concedió a todas los órdenes mendicantes, excepto a los Frailes Menores y a los capuchinos, la libertad de posesión conjunta (Vea FRAILE). El objeto del presente artículo es describir el origen y características de los mendicantes y la oposición que encontraron.

Origen

Las razones históricas para el origen de los mendicantes son obvias. Desde la lucha de las investiduras había quedado cierta animosidad contra la propiedad de la Iglesia. Arnoldo de Brescia había predicado que los monjes y clérigos que tenían propiedades no podrían ser salvados. Un poco más tarde, Juan Valdés [N.T.: El artículo valdenses y el Diccionario de la Real Academia Española dicen que se llamaba Pedro de Valdo] fundó los "Hombres Pobres de Lyon", seguidos pronto por sectas similares. El movimiento así iniciado en Francia e Italia se había extendido entre las clases más pobres a comienzos del siglo XIII y amenazaba con llegar a ser peligroso para la Iglesia. Al unir la pobreza absoluta a toda la sujeción hacia la Iglesia, San Francisco se convirtió con Santo Domingo en el baluarte de la ortodoxia contra los nuevos herejes, y las dos órdenes de los Frailes Menores y [[Orden de Predicadores {Predicadores]] demostraron ser una gran ayuda tanto para la vida interior como exterior de la Iglesia.

La pobreza absoluta tampoco era la única característica de las nuevas órdenes. No se limitaron a la santificación de sus propios miembros; su máxima era non sibi soli vivere sed et aliis proficere (no vivir sólo para sí mismos, sino para servir a los demás). A la vez contemplativa y activa, a la total renuncia de todas las cosas unieron al ejercicio del ministerio apostólico, dedicándose a la evangelización de las masas, e introduciendo así otro elemento en la vida monástica. Una consecuencia necesaria de su estrecho contacto con el pueblo, los conventos de los mendicantes, a diferencia de los de los benedictinos, cistercienses y de los monjes en general, se situaron en las ciudades, en las que, a principios del siglo XIII, la vida comunitaria fue desarrollándose rápidamente. Ahora bien, como observa Brewer (Monumenta Franciscana I, p. XVII), y sus palabras pueden aplicarse a todos los mendicantes, "fue a esta clase de la población, en primera instancia, que se dirigió la atención del franciscano; en estas miserables localidades (suburbios de los pueblos) se asentaron su [[convento y su orden. Una ojeada a las más importantes mostrará la corrección general de esta afirmación. En Londres, York, en Warwick, en Oxford, en Bristol, en Lynn y en otros lugares, sus conventos se situaron en los suburbios y se apoyaban en los muros de la ciudad.” El trabajo de los mendicantes en el púlpito, en el confesionario, en el servicio a los enfermos y a los socialmente débiles, en las misiones extranjeras, no tuvieron paralelo en la Edad Media.

Esta misma actividad apostólica tuvo dos consecuencias, que constituyen características adicionales de los frailes mendicantes, una nueva organización de la vida claustral y la adopción de un medio especial de subsistencia. Los mendicantes, a diferencia de los monjes, no estaban obligados por un votum stabilitatis (voto de permanencia) a un convento, sino que disfrutaban de una libertad considerable. No sólo podían ser llamados a ejercer su ministerio dentro de los límites de una provincia, sino que, con el permiso del general, podían ser enviados por todo el mundo. La forma del gobierno misma era bastante democrática, ya que la mayoría de los superiores no eran electos de por vida y estaban sujetos al Capítulo General. De su ministerio apostólico los mendicantes derivaron el derecho de sustento de todo el pueblo cristiano: dignus est operarius mercede sua (El obrero merece su salario). Es sólo que habiendo dejado todo en el mundo en obediencia al consejo de Cristo (Mt. 19,21; 16,24; Lc. 9,1-6) para dedicarse al bienestar de la gente, debían mirar a la gente para su sostenimiento. Y, de hecho, esas limosnas eran consideradas como lo debido a su trabajo apostólico.

Cuando más tarde los apostolici trataron de vivir en la misma forma que los mendicantes sin hacer su trabajo, Salimbene los reprendió, indignado: "Ellos quieren vivir", escribe, "de la caridad de los cristianos, aunque no hacen nada por ello, no oyen confesiones, no predican, ni dan edificación, como lo hacen los frailes menores y los predicadores" (Mon. Ger. Hist. Script. XXXII, 255-57, 259, 264). Pero la provisión para las necesidades de la vida no se dejaba al azar. Cada convento tenía su límite o distrito (limes, terminus), en el que los hermanos, generalmente de dos en dos, hacían visitas regulares para solicitar limosna. Esta institución todavía existe en países católicos, como en Italia, España y algunas partes de Alemania y en el Tirol, mientras que en otros, incluso países católicos, está prohibido por ley, como en algunas partes de Austria-Hungría.

Oposición

Bibliografía: Para una bibliografía completa vea los varios artículos sobre las diversas órdenes mendicantes. Ripoll, Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum (8 vols., Roma, 1720 sqq); Sbaralea-Eubel, Bullarium Franciscanum (7 vols., Roma, 1759 sqq.); Denifle-Chatelain Chartularium Univeristatis Parisiensis (París, 1889 sqq.); WRIGHT, Political Poems and Songs relating to English History in Rer. Brit. Scrtpt., 2 vols. (Londres. 1859-61); Brewer, Monumenta Franciscana, I (Londres 1858), II (ed. Howlett, Londres, 1882); Little, The Grey Friars in Oxford (Londres. 1892); Bryce, The Scottish Grey Friars, 2 vols. (Edimburgo, 1909); Denifle, Die Constitutionen des Prediger-Ordens vom, Jahre 1228 en Archiv fur Litteratur und Kirthengemkinkto, I (Berlín 1885) 165-227, cf. V (Friburgo 1989), 530-64; Mortier, Histoire des Maitres Generaux de l'ordre des Friars Pricheurs, 4 vols. (París, 1903-W); Holzapfel, Manuals Hiatoriae Ordinis Fratrum Minorum (Friburgo, .1909); German ed, ibid; Koch, Die fruhesten Niederlassungen der Minoriten im Rheigebiete und ihre Wirkunqen auf d. kirch. u. polit. Leben (Leipzig, 1881); Paulus, Welt und Ordensklerus beim Ausgang des XIII. Jahrhunderts im Kampfe um die Pfarr Rechte (Essen-Ruhr, 1900); Ott, Thomas von Aquin und das Mendikantentum (Friburgo. 1908); Wiesehoff, Die Stellung der Bettelorden in den deutschen freien Reichsstadten im Mittelalter (Leipzig, 1905); Finke, Das Pariser Nationalkonzil vom Jahre 1290, ein Beitrag zur Geschichte Bonifaz VIII und der Pariser Uinversitat in Romische Quartalschrift, IX (Roms, 1895),171-82; Idem, Aus den Tagen Bonifaz VIII - VII (Munster, 1902), 9-24; Mattioli, Antologia Agostiniana, I, Studio critco sopra Egidio Romano Colonna (Roma, 1896), 52-64; Eubel, Zu den Streitigkeiten bezuglich des jus parachiale im Mittelalter in Romische Quartalschrift, XI (Roma, 1895), 395-405; Idem, Die Stellung des Wuzburger Pfarrklerus zu den mendikantenorden wahrend des Mitelalters in Passauer theologish-praktischen Monatschrift, I, 481-94; Bernouilli, Die Kirchemgemeinden Basels vor der Reformation (Basilea, 1895); RASHDALL, The Universities of Europe in the Middle Ages, I (Oxford, 1898); Seppelt, Der Kamf der Bettelorden an der Universitat Paris seit der Mitte des 13 Jahrhunderts, part I in Kirchengeschichtliche Abhandlungen, ed: Sdralek, III (Breslau, 1905), 197-244; part II, ibid., VI (Breslau, 1908), 73-140.

Fuente: Oliger, Livarius. "Mendicant Friars." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, pp. 183-185. New York: Robert Appleton Company, 1911. 8 Nov. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/10183c.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina