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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Concilio de Viena»

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El sínodo retomó la cuestión de Tierra Santa.  En la tercera sesión formal del 6 de mayo se leyó en voz alta una carta del rey de Francia en la que se comprometía a tomar la Cruz junto con sus hijos y un gran número de nobles y comenzar una Cruzada dentro de seis años. Si moría antes, su hijo mayor se encargaría de la expedición. Ante esto, se decidió separar un [[diezmo]] de la iglesia durante seis años para este propósito, que se recaudaría por toda la [[cristiandad]] para la Tierra Santa. Respecto a este diezmo, cf. Kirsch "Die papstlichen Killektorien in Deutschland" (Paderborn, 1894), 18.  En Francia los ingresos de este diezmo de seis años fueron entregados al rey, quien usó el dinero para la [[guerra]] contra [[Flandes]]. La Cruzada nunca se realizó, aunque tanto el rey de [[Inglaterra]] como el de [[Navarra]] habían acordado en el mismo concilio sumarse a ella.  
 
El sínodo retomó la cuestión de Tierra Santa.  En la tercera sesión formal del 6 de mayo se leyó en voz alta una carta del rey de Francia en la que se comprometía a tomar la Cruz junto con sus hijos y un gran número de nobles y comenzar una Cruzada dentro de seis años. Si moría antes, su hijo mayor se encargaría de la expedición. Ante esto, se decidió separar un [[diezmo]] de la iglesia durante seis años para este propósito, que se recaudaría por toda la [[cristiandad]] para la Tierra Santa. Respecto a este diezmo, cf. Kirsch "Die papstlichen Killektorien in Deutschland" (Paderborn, 1894), 18.  En Francia los ingresos de este diezmo de seis años fueron entregados al rey, quien usó el dinero para la [[guerra]] contra [[Flandes]]. La Cruzada nunca se realizó, aunque tanto el rey de [[Inglaterra]] como el de [[Navarra]] habían acordado en el mismo concilio sumarse a ella.  
  
Como ya se ha dicho, se había indicado a los obispos que trajeran sugerencias escritas para la reforma de la Iglesia y el Papa había renovado esta petición en la apertura del concilio.  Hoy día sólo se conocen tres de las propuestas enviadas, a saber:  el tratado de Guillermo Duranduo, [[obispo]] de [[Mende]], sobre la celebración del concilio ("De modo celebrandi generalis concilii"), la del obispo de [[Angers]], Major [en "Collection des documents inedits sur l'hist. de France. Melanges historiques"; II (1877), 471 ss.], y la de Santiago Dueze, futuro [[Papa Juan XXII]] [publicado por Verlaque, "Jean XXII" (Paris, 1883), 522 ss.]. Este material fue dividido en dos partes para la discusión en el concilio: mejoramiento de la [[moral]] y protección de la independencia de la Iglesia. Las continuas quejas, opiniones y sugerencias que fueron entregadas por los prelados así como por nobles seglares fueron arregladas y tratadas sistemáticamente. No se sabe aún qué decretos resultaron de las discusiones en el concilio mismo y cuáles se promulgaron en la la tercera y última sesión.  Lo único cierto es que se proclamaron un cierto número de decretos.  El Papa Juan XXII los emitió luego, el 25 de octubre de 1317, junto con otros decretos de Clemente V. que la muerte le había impedido promulgar.  Juan XXII los publicó como la colección de leyes de la Iglesia, las Clementinas "Corpus Juris Canonici".  Los decretos aprobados en el concilio e incluidos en esta colección se refieren a las disputas sobre los asuntos espirituales de los [[Orden Franciscana|franciscanos]] (condenación de las tres proposiciones atribuidas a Pedro Juan Olivi), la disputa sobre la pobreza en la [[Orden de los Frailes Menores]], los mendicantes, la visitación de los [[convento]]s por los obispos, los [[Beguines y Beghards|beguines]], la observancia de las horas eclesiásticas, administración de las fundaciones religiosas, asuntos relacionados con los [[beneficio]]s, fundaciones de profesorado de lenguas orientales en la [[Curia]] y en las cuatro [[universidad]]es principales, la administración de la [[Inquisición]] y varias ordenanzas sobre el [[clero]]. El concilio cerró con la tercera sesión formal el 6 de mayo de 1312.  
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Como ya se ha dicho, se había indicado a los obispos que trajeran sugerencias escritas para la reforma de la Iglesia y el Papa había renovado esta petición en la apertura del concilio.  Hoy día sólo se conocen tres de las propuestas enviadas, a saber:  el tratado de Guillermo Duranduo, [[obispo]] de [[Mende]], sobre la celebración del concilio ("De modo celebrandi generalis concilii"), la del obispo de [[Angers]], Major [en "Collection des documents inedits sur l'hist. de France. Melanges historiques"; II (1877), 471 ss.], y la de Santiago Dueze, futuro [[Papa Juan XXII]] [publicado por Verlaque, "Jean XXII" (Paris, 1883), 522 ss.]. Este material fue dividido en dos partes para la discusión en el concilio: mejoramiento de la [[moral]] y protección de la independencia de la Iglesia. Las continuas quejas, opiniones y sugerencias que fueron entregadas por los prelados así como por nobles seglares fueron arregladas y tratadas sistemáticamente. No se sabe aún qué decretos resultaron de las discusiones en el concilio mismo y cuáles se promulgaron en la la tercera y última sesión.  Lo único cierto es que se proclamaron un cierto número de decretos.  El Papa Juan XXII los emitió luego, el 25 de octubre de 1317, junto con otros decretos de Clemente V. que la muerte le había impedido promulgar.  Juan XXII los publicó como la colección de leyes de la Iglesia, las Clementinas "Corpus Juris Canonici".  Los decretos aprobados en el concilio e incluidos en esta colección se refieren a las disputas sobre los asuntos espirituales de los [[Orden Franciscana|franciscanos]] (condenación de las tres proposiciones atribuidas a Pedro Juan Olivi), la disputa sobre la pobreza en la [[Orden de los Frailes Menores]], los [[Frailes Mendicantes]], la visitación de los [[convento]]s por los obispos, los [[Beguines y Beghards|beguines]], la observancia de las horas eclesiásticas, administración de las fundaciones religiosas, asuntos relacionados con los [[beneficio]]s, fundaciones de profesorado de lenguas orientales en la [[Curia]] y en las cuatro [[universidad]]es principales, la administración de la [[Inquisición]] y varias ordenanzas sobre el [[clero]]. El concilio cerró con la tercera sesión formal el 6 de mayo de 1312.  
  
  

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(Décimo Quinto Concilio Ecuménico)

El Papa Clemente V mediante la Bula "Regnans in coelis" del 12 agosto de 1308, convocó un concilio general que debía reunirse el 1 de octubre de 1310 en Viena (Francia), con el propósito de “tomar medidas respecto a la Orden de los Caballeros Templarios, tanto los miembros individuales como sus tierras, y para otros asuntos de la fe católica, la Tierra Santa y el mejoramiento de la Iglesia y de los eclesiásticos”. La bula se envió a los reyes de los respectivos reinos cristianos y a los arzobispos de las varias provincias de la Iglesia. Los arzobispos de cada iglesia provincial con dos o tres obispos, según designados en las bulas individuales, debían presentarse en persona en el concilio y los que se quedaban en casa debían transferir sus derechos a los colegas que habían sido llamados personalmente. Los obispos y prelados de todas las clases debían traer al concilio, por escrito, propuestas y mociones referentes a los puntos a mejorarse en la vida de la Iglesia. Una bula especial del 8 de agosto de 1308 le ordenaba a la Orden de los Caballeros Templarios que enviaran defensores apropiados al concilio, ante el cual se había ordenado que se presentase en persona el gran maestro y otros oficiales principales. Sin embargo, el concilio no pudo inaugurarse en la fecha prevista debido a los juicios que se le habían comenzado a los Templarios en los distintos países y al proceso respecto al Papa Bonifacio VIII que el Papa Clemente V había llevado ante el recurso de Felipe el Bueno, rey de Francia. La bula “Alma Mater” del 4 de abril de 1310 posponía la apertura del concilio hasta el 1 de octubre de 1311, porque las investigaciones sobre los Templarios no habían terminado. En septiembre, el Papa fue a Viena con los cardenales y el día 16 de octubre de 1311 se celebró la primera sesión formal en la catedral. Este era el Décimo Quinto Concilio Ecuménico. En el discurso inaugural el Papa señaló de nuevo los tres puntos siguientes como las tareas principales del concilio: el asunto de los Templarios, la ayuda que debía darse a Tierra Santa y la reforma de la orden clerical y la moral.

Las actas del concilio han desaparecido con la excepción de un fragmento que el P. Ehrle S.J. encontró en un manuscrito en la Biblioteca Nacional de París (ver abajo). Consecuentemente no hay certeza positiva respecto al desarrollo del concilio. El número de participantes difiere entre las distintas autoridades. Villiani ("Chron.", IX, XXII, ed. Muratori, "Script", XIII, 454) enumera 300 obispos mientras otros cuyo testimonio es más probable dicen 114 obispos, a los que habría que añadir un cierto número de abades y sustitutos. Lo que mejor se conoce es el procedimiento respecto a los Templarios. Se nombró una comisión para examinar los documentos oficiales de la orden, en la cual tenían representantes las distintas clases de participantes y los diferentes países. Con los miembros de esta comisión se formó un comité más pequeño de arzobispos y obispos presididos por el arzobispo de Aquilea, que debían examinar exhaustivamente los documentos oficiales y sus abstractos. El Papa y los cardenales negociaron con los miembros de esta comisión respecto al asunto. La mayoría de los cardenales y casi todos los miembros de la comisión opinaban que la Orden de los Templarios debía tener el derecho de defenderse y que ninguna prueba aducida hasta entonces era suficiente para condenarlos por herejía, de la que habían sido acusados, sin violentar la ley. A principios de diciembre de 1311 los cardenales y la comisión habían votado sobre esto. El Papa estaba en una posición difícil por la insistencia del poderoso rey de Francia. En febrero de 1312 el rey mismo se presentó con gran pompa ante las puertas de la ciudad de Vienne y en una carta de 2 de marzo dirigida al Papa, demandó vehementemente la supresión de los Templarios. Clemente adoptó el recurso de suprimir la orden no por el método legal (de jure), sino bajo el alegato solicitud por la Iglesia y mediante decreto apostólico (per modum provisionis sen ordinationis apostolicae). El Papa anunció esta decisión en una asamblea de los cardenales el 22 de marzo de 1312.

El 3 de abril se celebró la segunda sesión formal del concilio; estaban presentes el rey de Francia y sus tres hijos y se promulgó la decisión respecto a la supresión de los Templarios. La bula de supresión "Vox clamantis" está fechada el 22 de marzo de 1312. El Papa había retenido para sí la decisión respecto a las personas y a las tierras de éstos; el 2 y 6 de mayo se emitieron dos bulas adicionales para cubrir estos puntos. Aparentemente en esta segunda sesión se declaró que Bonifacio VIII había sido un Papa legítimo y se le absolvió de las acusaciones que pesaban contra él. Sin embargo también se renovó un decreto anterior de Clemente V por el que el rey de Francia era absuelto de toda responsabilidad por lo que había hecho contra Bonifacio VIII y contra la Iglesia.

El sínodo retomó la cuestión de Tierra Santa. En la tercera sesión formal del 6 de mayo se leyó en voz alta una carta del rey de Francia en la que se comprometía a tomar la Cruz junto con sus hijos y un gran número de nobles y comenzar una Cruzada dentro de seis años. Si moría antes, su hijo mayor se encargaría de la expedición. Ante esto, se decidió separar un diezmo de la iglesia durante seis años para este propósito, que se recaudaría por toda la cristiandad para la Tierra Santa. Respecto a este diezmo, cf. Kirsch "Die papstlichen Killektorien in Deutschland" (Paderborn, 1894), 18. En Francia los ingresos de este diezmo de seis años fueron entregados al rey, quien usó el dinero para la guerra contra Flandes. La Cruzada nunca se realizó, aunque tanto el rey de Inglaterra como el de Navarra habían acordado en el mismo concilio sumarse a ella.

Como ya se ha dicho, se había indicado a los obispos que trajeran sugerencias escritas para la reforma de la Iglesia y el Papa había renovado esta petición en la apertura del concilio. Hoy día sólo se conocen tres de las propuestas enviadas, a saber: el tratado de Guillermo Duranduo, obispo de Mende, sobre la celebración del concilio ("De modo celebrandi generalis concilii"), la del obispo de Angers, Major [en "Collection des documents inedits sur l'hist. de France. Melanges historiques"; II (1877), 471 ss.], y la de Santiago Dueze, futuro Papa Juan XXII [publicado por Verlaque, "Jean XXII" (Paris, 1883), 522 ss.]. Este material fue dividido en dos partes para la discusión en el concilio: mejoramiento de la moral y protección de la independencia de la Iglesia. Las continuas quejas, opiniones y sugerencias que fueron entregadas por los prelados así como por nobles seglares fueron arregladas y tratadas sistemáticamente. No se sabe aún qué decretos resultaron de las discusiones en el concilio mismo y cuáles se promulgaron en la la tercera y última sesión. Lo único cierto es que se proclamaron un cierto número de decretos. El Papa Juan XXII los emitió luego, el 25 de octubre de 1317, junto con otros decretos de Clemente V. que la muerte le había impedido promulgar. Juan XXII los publicó como la colección de leyes de la Iglesia, las Clementinas "Corpus Juris Canonici". Los decretos aprobados en el concilio e incluidos en esta colección se refieren a las disputas sobre los asuntos espirituales de los franciscanos (condenación de las tres proposiciones atribuidas a Pedro Juan Olivi), la disputa sobre la pobreza en la Orden de los Frailes Menores, los Frailes Mendicantes, la visitación de los conventos por los obispos, los beguines, la observancia de las horas eclesiásticas, administración de las fundaciones religiosas, asuntos relacionados con los beneficios, fundaciones de profesorado de lenguas orientales en la Curia y en las cuatro universidades principales, la administración de la Inquisición y varias ordenanzas sobre el clero. El concilio cerró con la tercera sesión formal el 6 de mayo de 1312.


Bibliografía: MANSI, Conciliorum collectio, XXV, 367 ss.; EHRLE, Ein Bruchstuck der Akten des Konzils von Vienne in Archiv fur Literatur-und Kirchengeschichte des Mittelalters, IV (1888), 361 ss.; IDEM, Vorgeschichte des Konzils von Vienne, loc. cit., II, 353 ss., III, 1 ss., 1409 sqq.; HEFELE, Konzilienqueschichte, VI (2nd ed.), Freiburg im Br., 1890), 436 ss., 515 sqq.; HEBER, Gutachten und Reformvorschlage fur das Vienner Generalconcil (Leipzig, 1898); GOLLER, Die Gravamina auf dem Konzil von Vienne in Festgabe fur H. Finke (Munster, 1904), 107 ss.; MOLLAT, Les doleances du clerege de la province de Sens au concile de Vienne in Revue d'hist. eccles., VI (1905), 319 ss.

Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Council of Vienne (1311-12)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/15423a.htm>.

Traducido por Pedro Royo. L H M.