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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Ontologismo»

De Enciclopedia Católica

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De on, ontos, ser y logos ciencia.
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(de ''on'', ''ontos'', ente,  y ''logos'', ciencia)
Ontologismo es un sistema ideológico que mantiene que el primer objeto de nuestra inteligencia y la intuición es el conocimiento intelectual.
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Exposición.
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Malebranche, desarrollo su teoría de la visión den trabajos divinos particularmente Investigación de la verdad III, bajo la filosofía cartesiana y el no entendimiento de los principios de Santo Tomas del origen y fuente de sus ideas, Como consecuencia de esta teoría y causas ocasionales ver OC
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Nuestra verdad de conocimiento de las cosas, dice que el conocimiento como ideas. Las ideas de las cosas son presentes en nuestra mente, dotada de características de universalidad, necesidad y eternidad y la elaboración intelectual de representaciones de las cosas como arquetipos que concretan y realizan cosas temporales. Ideas y existencia real en _Dios, ellos son divina esencia de el mismo modelo infinito de todas las cosas. Dios es el foco de nuestras ideas y cuerpos. Dios es entonces siempre presente realmente en nuestras mentes cosas materiales y concretas en El. Quien contiene y mantiene inteligencia de su naturaleza y existencia. Vicenzo Gioberti, su ontologismo en Introducción al estudio de la filosofía. Nuestro primer acto de conocimiento intelectual es juicio intuitivo de existencias, seres creados sin existencia. Por el acto, el dice, aprende directamente e inmediatamente en una síntesis intuitiva.
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Ser no simplemente en general, no meramente como ideal, pero como real. Dios.
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Existencia o seres contingentes.
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La relación que une el ser y la existencia. Viz, el acto.
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Ontologismo es un sistema ideológico que afirma que [[Dios]] y las [[idea]]s divinas son el primer objeto de nuestra inteligencia y la [[intuición]] de Dios el primer acto de nuestro [[conocimiento]] [[intelecto | intelectual]].
En el juicio del ser es el sujeto, existencia de predicación creativa, acto de copula. Nuestra primera percepción intelectual es la intuición de Dios, el primer inteligible, como existencias creativas, intuición es finita y es obtenida de significados o expresiones o palabra. Este el primer filosofico incluye ambos lo ontologico y lo psicológico identificado con el rerum ordo. Esta formula fue aceptada, defendida por Orestes A. Brownson. Cf Bronson’s trabajo 1882 I. La existencia de Dios 167 Escuela de filosofía
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Elementos primitivos del pensamiento 418.
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Ontologismo fue abocado bajo una forma mas moderada de filósofos católicos del siglo diecinueve. Malebranche que concreta cosas materiales es percibido por ellos,  afirmando que nuestras ideas universales dotadas con la necesidad y eternidad y nuestra noción de infinidad excepto en Dios y ellos no pueden ser conocidas excepto intuición de Dios, presente en nuestras mentes percibido por nuestra inteligencia no en su esencia como pero en su esencia como cosas arquetipo. Como es el pensamiento ontologismo por C Ubaghs, profesor de Lovaina en el Ensayo ontologico de ideología Lovaina 1860. L. Bjranchereau, en Preelecciones filosóficas, por Obispo en Ontología o estudios de leyes del pensamiento,, Paris 1856. J. Fabre, en Defensa del Ontologismo, por Carlo Vercellone, encuentra tambien los principios fundamentales del ontologismo en Rosn filosofía, a traves de ellos han sido muchos intentos de defender contra esta acusación. G. Morando Examen Critico de la proposición rosminiana, condenada de la S:R:U: inquisición 1905. Acorde con Rosmini la forma de todos nuestros pensamientos su ideal, l’essere, ideale, l’essere iníciale. La idea de ser en nosotros y percibe por intuición. Todo junto no determina ni Dios ni creatura. Es una dependencia de Dios, es una palabra Teosofía 490 II 848 Rosmin, propositionum trutina theologica Roma 1892. La base del origen de cada sistema de ontologismo, hay dos principios.
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1. Tenemos una idea de infinito y este no puede ser obtenido abstracción de seres finitos, sino que no esta contenido, debe de ahí ser innato a nuestra mente y prevista la intuición.
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2. Nuestros conceptos y juicios fundamentales son cimientos característicos de universalidad, eternidad y necesidad, concepto de hombre es aplicable a la indefinido numero de hombres. Nuestro principio de identidad, es sin embargo es, es verdad necesaria y siempre.
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Dichos conceptos y juicios no pueden ser obtenidos de consideración de cosas finitas que son particulares, contingentes, temporales. Giobertin insiste tambien en el hecho de que Dios es inteligible por el mismo, nosotros no podemos tener ningún conocimiento intelectual finito, cosas independientes de nuestro conocimiento de Dios, este conocimiento es verdaderamente científico debe seguir el orden ontologico y de ahí debe empezar con el conocimiento de Dios, siendo la fuente de toda existencia de ser ontologista llamado autoridad de los padres especialmente San Agustín, Santo Tomas,
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==Exposición==
Refutación.
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Del punto de vista filosofico la intuición inmediata y de sus ideas divinas, como toman los ontologistas, sobre el poder de la inteligencia del hombre. Nosotros no conscientes, aun de la presencia de Dios en nuestra mente y si tuvo éxito la intuición, nosotros podríamos encontrarlo en el como Santo Tomas marca correctamente satisfacción de todas nuestras aspiraciones desde que nosotros conocemos a Dios, esencia, para distinguir entre Dios en su esencia y conteniendo ideas de cosas como avanzan por ontologistas, y no podemos mas que lógicamente. Error de duda concerniente ser imposible. Cf. Santo Tomas en Lib. Boetti de Trinitate Q. Veritate Q SXVIII a 1. Nuevamente todos los pensamientos intelectuales concernientes a Dios, acompañan con imagen sensual hecha de elementos que pueden ser aplicados a criaturas como el mismo, solo en nuestra idea de Dios y sus atributos, estos son despojados de sus características de imperfección y limite, teniendo en criaturas y asumiendo lo mas posible el grado o en una palabra nuestra idea de Dios no es directa y propia. Es Dios, analogía. Esto muestra que Dios no es conocido.
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[[Nicolás Malebranche]] desarrolló su teoría de “la visión de Dios” en diferentes obras, particularmente "Recherche de la vérité", III, bajo la influencia de las [[filosofía]]s [[Platón y platonismo | platónicas]]) y [[René Descartes|cartesianas]], y del malentendido de los principios de [[Vida de San Agustín de Hipona | San Agustín]] y [[Santo Tomás de Aquino]] sobre el origen y fuente de nuestras [[idea]]s.  También es en parte como consecuencia de su teoría de causas [[ocasionalismo|ocasionales]] (vea [[ocasionalismo]]).  Nuestro [[verdad]]ero [[conocimiento]] de las cosas, dice él, es el conocimiento que  tenemos de ellas en sus ideas.  Las ideas de las cosas están presentes en nuestra [[mente]], dotadas de las características esenciales de universalidad, [[necesidad]] y [[eternidad]], y no son el resultado de la elaboración intelectual o representaciones de las cosas como son, sino los arquetipos que las cosas concretas y temporales perciben.  Las ideas tienen su fuente y [[esencia y existencia | existencia]] real en Dios; ellas son la [[esencia y existencia | esencia]] Divina en sí mismas, consideradas como el modelo [[infinito]] de todas las cosas.  “Dios es el ''locus'' de nuestras ideas, como el [[espacio]] es el ''locus'' de los cuerpos.”  Entonces Dios está siempre realmente presente en nuestra mente; vemos todas las cosas, aun cosas materiales y concretas, en Él, Quien encierra y manifiesta a nuestra inteligencia su [[naturaleza]] y existencia. 
Las razones avanzadas por ontologistas queda en confusión y Asunción. La mente humana tiene una idea de infinito, puede ser de hecho, obteniendo forma de noción de finito, sucesivo proceso de abstracción, eliminación y transcodificacion. La noción de finito es noción de ser teniendo una cierta perfección en grado limitado. Por eliminación del elemento y concepción de la perfección positiva como realizada en su mas alto grado, nosotros llegamos a la noción de infinito. Nosotros formamos un concepto negativo positivo como el escolástico dice de su verdad tambien que nuestras ideas tienen características de necesidad, universalidad y eternidad, pero estas son esencialmente diferentes atributos de Dios. Dios existe necesariamente, viz. El es absolutamente no puede no existir. Nuestras ideas son necesariamente en el sentido que el objeto es concebido en su esencia, independiente de su concepto en el que es realizado, este sujeto es de relaciones necesaria, existe es un ser racional necesariamente. Dios es absolutamente un sentido que el es eminentemente poseedor del actual lleno de todas nuestras ideas son universales en el sentido que ellos son aplicables a numero indefinido de seres concretos. Dios es eterno en el
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Existe por el mismo y siempre idéntico con el mismo. Nuestro sentido eterno en su estado de abstracción, ellos son determinados por un lugar especial en el espacio o momento en el tiempo.
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[[Vincenzo Gioberti]] (1801-52) desarrolló su ontologismo en "Introduzione allo studio della filosofia" (1840), I, III; II, I.  Nuestro primer acto de conocimiento intelectual es el juicio intuitivo ''ens creat existentias'' (ente crea existencias).  Por ese acto, dice él, nuestra mente aprehende directa e inmediatamente en una síntesis intuitiva;
Es verdad que Dios solo es perfectamente inteligible en el mismo, solo tiene el mismo la razon de su existencia, finito ser inteligible en cada medida en que existe. Teniendo existencia distinta de ese Dios, ellos tienen tambien una inteligencia distinta de El. U el es precisamente porque ellos son dependientes  de su existencia que concluye con la existencia de Dios, inteligible. la Asunción del orden de conocimiento del orden de las cosas toma absoluto y perfecto conocimiento. Es suficiente la verdad de conocimiento para afirmar la verdadera realidad. El orden de conocimiento puede ser diferente orden de realidad. La confusión de ciertos ontologistas mira a las nociones de seres abiertos, el camino del panteísmo.
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* Ente, no simplemente en general ni meramente como ideal, sino como necesario y real, a saber, Dios;
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* existencias o entes  [[contingente]]s;
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* la relación que une a entes y existencias, a saber, el acto creativo.
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En este juicio ente es el sujeto, existencias el predicado, el acto creativo, la cópula.  Nuestra primera percepción intelectual es, por lo tanto, una intuición de Dios, la primera inteligible, como creando existencias.  Esta intuición es finita y se obtiene por medio de expresiones o palabras (''la parola'').    Así la  ''primum philosophicum'' incluye ambos el ''primum ontologicum'' y el  ''primum psychologicum'', y  el  ''ordo sciendi''  se  identifica  con el  ''ordo rerum''.  Esta fórmula fue aceptada y defendida por [[Orestes A. Brownson]]. (Cf. Brownson's Works, [[Detroit]], 1882; I, "The Existence of God", 267 ss.; "Schools of Philosophy, 296 ss.; "Primitive Elements of Thought", 418 ss. etc.)
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Algunos filósofos [[católico]]s del siglo XIX defendieron el ontologismo bajo una forma más moderada.  Sostenían, contra Malebranche, que nuestros sentidos perciben las cosas materiales concretas, y afirmaban que nuestras ideas universales,  dotadas con las características de necesidad y eternidad, y nuestra noción del [[infinito]] no pueden existir excepto en Dios; y que por lo tanto ellas no pueden ser conocidas excepto por la intuición de Dios presente en nuestra mente y percibidas por nuestra inteligencia no en su esencia como tal, sino en su esencia como el arquetipo de todas las cosas.  Tal es el ontologismo enseñado por [[Casimir Ubaghs]], profesor en [[Lovaina]], en "Essai d'idéologie ontologique" (Lovaina, 1860); por Abbé L. Branchereau en "Prælectiones Philosophicæ"; por Abbé F. Hugonin en "Ontologie ou études des lois de la pensée" (París, 1856-7); por Abbé J. Fabre en "Défense de l'ontologisme"; por [[Carlo Vercellone]], etc. 
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Encontramos también los principios fundamentales del ontologismo en la filosofía de [[Rosmini y rosminianismo | Rosmini]], a pesar de que ha habido muchos intentos de defenderlo contra esta acusación  (cf. G. Morando, "Esame critico delle XL proposizione rosminiane condannate dalla S.R.U. inquisizione", Milán, 1905).  Según Rosmini, la forma de todos nuestros pensamientos es el ente en su idealidad  (''l'essere ideale, l’essere iniziale'').  La idea de ente es innata en nosotros y la percibimos por intuición.  Del todo indeterminada, no es ni Dios ni criatura, sino que es una dependencia de Dios, es algo de la Palabra ("Teosophia", I, n. 490, II, n. 848, cf. "Rosminianarum propositionum trutina theologica", Roma , 1892).  En el origen y el fundamento de todo sistema de ontologismo, hay dos razones principales:
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* 1.  tenemos una idea de lo infinito y esta no puede ser obtenida a través de la [[abstracción]] a partir de los entes finitos, ya que no está contenida en ellos; debe, por lo tanto , ser innata en nuestra mente y percibida a través de la [[intuición]],
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* 2.  nuestros conceptos y juicios fundamentales están dotados con las características de universalidad, eternidad y necesidad, por ejemplo, nuestro concepto del [[hombre]] es aplicable a un indefinido número de hombres [[individuo, individualidad | individuales]]; nuestro principio de identidad “lo que es, es”, es verdadero en sí mismo, necesariamente y siempre.
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Ahora bien, tales conceptos y juicios no se pueden obtener de ninguna consideración de cosas finitas las cuales son particulares, contingentes y temporales. [[Vincenzo Gioberti]] insiste también en el hecho de que Dios, al ser solo inteligible por mismo, nosotros no podemos tener ningún conocimiento intelectual de cosas finitas independientemente del conocimiento de Dios; que nuestro conocimiento para ser verdaderamente [[ciencia y la Iglesia|científico]] debe seguir el orden [[ontología|ontológico]], o real, y por lo tanto debe comenzar con el conocimiento de Dios, el primer ente y fuente de todos los entes vivientes.  Los ontólogos apelan a la autoridad de los [[Padres de la Iglesia | Padres]], especialmente San Agustín y Santo Tomás.
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Desde el punto de vista filosófico, la intuición inmediata de Dios y de sus ideas divinas, según afirman los ontólogos, está por encima del poder natural de la inteligencia [[hombre | humana]]. No estamos [[conciencia | conscientes]], incluso por reflexión, de la [[presencia de Dios]] en nuestra mente; y, si tuviésemos tal intuición encontraríamos en ella (como señala correctamente Santo Tomás) la plena satisfacción de todas nuestras aspiraciones, ya que conoceríamos a Dios en su esencia (pues la distinción entre Dios y su esencia y Dios como contenedor de las ideas de las cosas, según propuesto por los ontólogos, es arbitraria y no puede ser más que [[lógica | lógico]]); el [[error]] o [[duda]] respecto a Dios sería imposible.   (Cf. St. Thom. en Lib. Boetii de Trinitate, Q. I, a. 3; de Veritate, Q. XVIII, a. 1.)  De nuevo, todos nuestros pensamientos intelectuales, aun los concernientes a Dios, van acompañados  por imágenes  sensuales;  están hechos de elementos que pueden ser aplicados tanto a las criaturas como a Dios mismosolo en nuestra idea de Dios y de sus atributos, estos elementos son despojados de sus características de imperfección y límite que tienen en las criaturas, y asumir el mayor grado posible de perfección.  En una palabra, nuestra idea de Dios no es directa y propia; es analógica (Vea [[Dios]], [[Analogía]]). Esto muestra que Dios no es conocido por la intuición.  
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Las razones presentadas por los ontólogos se basan en confusión y [[falsedad | falsas]] suposiciones. La mente humana tiene una idea de lo infinito; pero esta idea puede ser y de hecho es, obtenida de la noción de lo infinito por los procesos sucesivos de abstracción, eliminación y trascendencia. La noción de lo finito es la función de que el ente tiene una cierta perfección en grado limitado.   Al eliminar el elemento de limitación y al concebir la perfección positiva como realizada en su mayor grado posible, llegamos a la noción de lo infinito. Formamos de esta manera, un concepto negativo-positivo, como dicen los [[escolasticismo | escolásticos]], de lo infinito.  Es [[verdad]] también que nuestras ideas tienen las características de necesidad, universalidad y eternidadpero estas son esencialmente diferentes de los [[atributos de Dios]]. Dios [[existencia de Dios | existe]] necesariamente, a saber, Él es absolutamente, y no puede no existir; nuestras ideas son necesarias en el sentido que, cuando un objeto se concibe en su [[esencia y existencia | esencia]], independientemente de los entes concretos en los que se percibe, es un sujeto de relaciones necesarias: el hombre, si existe, es necesariamente un ente racional. Dios es absolutamente universal en el sentido de que Él posee eminentemente la plenitud real de todas las perfecciones;  nuestras ideas son universales en el sentido de que son aplicables a un número indefinido de entes concretos. Dios es [[eternidad | eterno]] en el sentido de que Él existe por mismo y siempre idéntico a sí mismo; nuestras ideas son eternas en el sentido de que en su estado de [[abstracción]] no están determinadas por ningún lugar especial en el [[espacio]] o momento en el [[tiempo]].
 
   
 
   
Ni San Agustín ni Santo Tomas favorecieron el ontologismo. Es el pensamiento no entendible de sus teorías y su expresión ontologica llamada de ellos. Cf. St. August. De civitate D XI De utilitate credendi. Lib 83. cap XVI  
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Es verdad que solo Dios es perfectamente inteligible en Sí mismo, ya sólo Él tiene en sí mismo la [[razón]] de su existencia; los entes finitos son inteligibles en la medida misma en que existen.  Al tener una existencia distinta a la de Dios, ellos tienen también una inteligibilidad distinta a Él.  Y es precisamente porque son dependientes en su existencia que llegamos a la conclusión de la existencia de Dios, el primer inteligible.  La suposición de que el orden del conocimiento debe seguir el orden de las cosas,  exige conocimiento perfecto y absoluto, no de todo el conocimiento.  Es suficiente que el conocimiento verdadero [[afirmación | afirme]] como real aquello que es verdaderamente real; el orden del conocimiento puede ser diferente del orden de la realidad.  La confusión de ciertos ontólogos respecto a la noción de ente abre el camino al [[panteísmo]].  Ni San Agustín ni Santo Tomás favorecieron el ontologismo. Es debido a una mala interpretación de sus teorías y de sus expresiones que el ontólogo [[apelación | apela]] a  ellos. (Cf. San Agustín, "De civitate Dei", lib. X, XI; "De utilitate credendi", lib. 83, cap. XVI, Q. XLV, etc.; Sto Tomás, "Summa Theol.", I, Q. II, a. 11; Q. LXXXIV-LXXXVIII; "Qq. disp., de Veritate", Q. XVI, a. 1; Q. XI, "De magistro", a. 3, etc.)
Q XLV etc. Summa Theologica IQ ii, a 11 Q lxxxiv lxxxviii Qq Dis Veritate Q xvi a 1 Q xi De magistro a 3 etc
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==La condena de la Iglesia al ontologismo==
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El [[Concilio de Vienne]] (1311-12) ya había condenado la doctrina de los begardos, quienes sostenían que podemos ver a [[Dios]] por nuestra inteligencia natural.  El 18 de septiembre de 1861, el [[Santo Oficio]] declaró ''tuto tradi non posse'' (cf. [[Heinrich Joseph Dominicus Denzinger | Denzinger]]-Bannwart, nn. 1659-65) siete proposiciones de los ontólogos, respecto al conocimiento inmediato e innato de Dios,  el ente y la relación de las cosas finitas con Dios.  En 1862 la misma congregación pronunció la misma censura contra quince proposiciones del Abbé Banchereau, sujetas a su [[examen]], dos de las cuales (XII y XIII) afirmaban la existencia de una percepción de [[idea]]s innata y directa, y la [[intuición]] de Dos por la [[mente]] humana.  En el [[Concilio Vaticano I]], los cardenales Pecci y Sforza presentaron un ''postulatum'' para una condena explícita del ontologismo.  El 14 de diciembre de 1887 el Santo Oficio reprobó, condenó y proscribió cuarenta proposiciones extraídas de las obras de [[Rosmini y rosminianismo | Rosmini]],  las cuales contenían  los principios del  ontologismo (cf. Denzinger-Bannwart, nn. 1891-1930).
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==Bibliografía==
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LIBERATORE, Trattato della conoscenza intellettuale (Roma, 1855); ZIGLIARA, Della Luce intellettuale e dell' Ontologismo (Roma, 1874); LEPIDI, Ezamen philosophico-theologicum de Ontologismo; KLEUTGEN, Die Philosophie der Vorzeit (Innsbruck, 1878); MERCIER, La Psychologie, III (Lovaina, 1899), I, 2-3; BOEDDER, Teología Natural, I (London, 1902), I.
  
La condenación del ontologismo por la Iglesia.
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'''Fuente:''' Sauvage, George. "Ontologism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11257a.htm>.
  
El concilio de Viena 1311-12 tuvo siempre condenado por Begards quien mantiene que nosotros podemos ver a Dios por nuestra inteligencia. El 18 de septiembre de 1861, siete proposiciones de ontologistas concernientes al inmediato e innato conocimiento de Dios, siendo la relación finita de las cosas de Dios, fueron por la Santa Sede Tuto tradi non posse Denzinger Bann 1659-65 La misma congregación en 1862 pronuncio la censura contra quince proposiciones del obispo Brancherau, su examen de dos de las cuales xii y xiii aceptan la existencia innata y directa de percepción de ideas y la intuición de Dios, mente humana. En el concilio vaticano, los cardinales Pecci y presenta un postulado de explicita condenación de ontologismo.
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Traducido por L M H.
En 14 de diciembre de 1887 la santa sede reprobó y condeno cuarenta proposiciones proscritas extractadas de los trabajos de que los principios de ontologismo estan contenidas Dezn 1891-1930
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transcrito por Douglas J. Potter.
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Traducido por Patricia Reyes.
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Última revisión de 17:28 31 may 2010

(de on, ontos, ente, y logos, ciencia)

Ontologismo es un sistema ideológico que afirma que Dios y las ideas divinas son el primer objeto de nuestra inteligencia y la intuición de Dios el primer acto de nuestro conocimiento intelectual.

Exposición

Nicolás Malebranche desarrolló su teoría de “la visión de Dios” en diferentes obras, particularmente "Recherche de la vérité", III, bajo la influencia de las filosofías platónicas) y cartesianas, y del malentendido de los principios de San Agustín y Santo Tomás de Aquino sobre el origen y fuente de nuestras ideas. También es en parte como consecuencia de su teoría de causas ocasionales (vea ocasionalismo). Nuestro verdadero conocimiento de las cosas, dice él, es el conocimiento que tenemos de ellas en sus ideas. Las ideas de las cosas están presentes en nuestra mente, dotadas de las características esenciales de universalidad, necesidad y eternidad, y no son el resultado de la elaboración intelectual o representaciones de las cosas como son, sino los arquetipos que las cosas concretas y temporales perciben. Las ideas tienen su fuente y existencia real en Dios; ellas son la esencia Divina en sí mismas, consideradas como el modelo infinito de todas las cosas. “Dios es el locus de nuestras ideas, como el espacio es el locus de los cuerpos.” Entonces Dios está siempre realmente presente en nuestra mente; vemos todas las cosas, aun cosas materiales y concretas, en Él, Quien encierra y manifiesta a nuestra inteligencia su naturaleza y existencia.

Vincenzo Gioberti (1801-52) desarrolló su ontologismo en "Introduzione allo studio della filosofia" (1840), I, III; II, I. Nuestro primer acto de conocimiento intelectual es el juicio intuitivo ens creat existentias (ente crea existencias). Por ese acto, dice él, nuestra mente aprehende directa e inmediatamente en una síntesis intuitiva;

  • Ente, no simplemente en general ni meramente como ideal, sino como necesario y real, a saber, Dios;
  • existencias o entes contingentes;
  • la relación que une a entes y existencias, a saber, el acto creativo.

En este juicio ente es el sujeto, existencias el predicado, el acto creativo, la cópula. Nuestra primera percepción intelectual es, por lo tanto, una intuición de Dios, la primera inteligible, como creando existencias. Esta intuición es finita y se obtiene por medio de expresiones o palabras (la parola). Así la primum philosophicum incluye ambos el primum ontologicum y el primum psychologicum, y el ordo sciendi se identifica con el ordo rerum. Esta fórmula fue aceptada y defendida por Orestes A. Brownson. (Cf. Brownson's Works, Detroit, 1882; I, "The Existence of God", 267 ss.; "Schools of Philosophy, 296 ss.; "Primitive Elements of Thought", 418 ss. etc.)

Algunos filósofos católicos del siglo XIX defendieron el ontologismo bajo una forma más moderada. Sostenían, contra Malebranche, que nuestros sentidos perciben las cosas materiales concretas, y afirmaban que nuestras ideas universales, dotadas con las características de necesidad y eternidad, y nuestra noción del infinito no pueden existir excepto en Dios; y que por lo tanto ellas no pueden ser conocidas excepto por la intuición de Dios presente en nuestra mente y percibidas por nuestra inteligencia no en su esencia como tal, sino en su esencia como el arquetipo de todas las cosas. Tal es el ontologismo enseñado por Casimir Ubaghs, profesor en Lovaina, en "Essai d'idéologie ontologique" (Lovaina, 1860); por Abbé L. Branchereau en "Prælectiones Philosophicæ"; por Abbé F. Hugonin en "Ontologie ou études des lois de la pensée" (París, 1856-7); por Abbé J. Fabre en "Défense de l'ontologisme"; por Carlo Vercellone, etc.

Encontramos también los principios fundamentales del ontologismo en la filosofía de Rosmini, a pesar de que ha habido muchos intentos de defenderlo contra esta acusación (cf. G. Morando, "Esame critico delle XL proposizione rosminiane condannate dalla S.R.U. inquisizione", Milán, 1905). Según Rosmini, la forma de todos nuestros pensamientos es el ente en su idealidad (l'essere ideale, l’essere iniziale). La idea de ente es innata en nosotros y la percibimos por intuición. Del todo indeterminada, no es ni Dios ni criatura, sino que es una dependencia de Dios, es algo de la Palabra ("Teosophia", I, n. 490, II, n. 848, cf. "Rosminianarum propositionum trutina theologica", Roma , 1892). En el origen y el fundamento de todo sistema de ontologismo, hay dos razones principales:

  • 1. tenemos una idea de lo infinito y esta no puede ser obtenida a través de la abstracción a partir de los entes finitos, ya que no está contenida en ellos; debe, por lo tanto , ser innata en nuestra mente y percibida a través de la intuición,
  • 2. nuestros conceptos y juicios fundamentales están dotados con las características de universalidad, eternidad y necesidad, por ejemplo, nuestro concepto del hombre es aplicable a un indefinido número de hombres individuales; nuestro principio de identidad “lo que es, es”, es verdadero en sí mismo, necesariamente y siempre.

Ahora bien, tales conceptos y juicios no se pueden obtener de ninguna consideración de cosas finitas las cuales son particulares, contingentes y temporales. Vincenzo Gioberti insiste también en el hecho de que Dios, al ser solo inteligible por sí mismo, nosotros no podemos tener ningún conocimiento intelectual de cosas finitas independientemente del conocimiento de Dios; que nuestro conocimiento para ser verdaderamente científico debe seguir el orden ontológico, o real, y por lo tanto debe comenzar con el conocimiento de Dios, el primer ente y fuente de todos los entes vivientes. Los ontólogos apelan a la autoridad de los Padres, especialmente San Agustín y Santo Tomás.

Refutación

Desde el punto de vista filosófico, la intuición inmediata de Dios y de sus ideas divinas, según afirman los ontólogos, está por encima del poder natural de la inteligencia humana. No estamos conscientes, incluso por reflexión, de la presencia de Dios en nuestra mente; y, si tuviésemos tal intuición encontraríamos en ella (como señala correctamente Santo Tomás) la plena satisfacción de todas nuestras aspiraciones, ya que conoceríamos a Dios en su esencia (pues la distinción entre Dios y su esencia y Dios como contenedor de las ideas de las cosas, según propuesto por los ontólogos, es arbitraria y no puede ser más que lógico); el error o duda respecto a Dios sería imposible. (Cf. St. Thom. en Lib. Boetii de Trinitate, Q. I, a. 3; de Veritate, Q. XVIII, a. 1.) De nuevo, todos nuestros pensamientos intelectuales, aun los concernientes a Dios, van acompañados por imágenes sensuales; están hechos de elementos que pueden ser aplicados tanto a las criaturas como a Dios mismo; solo en nuestra idea de Dios y de sus atributos, estos elementos son despojados de sus características de imperfección y límite que tienen en las criaturas, y asumir el mayor grado posible de perfección. En una palabra, nuestra idea de Dios no es directa y propia; es analógica (Vea Dios, Analogía). Esto muestra que Dios no es conocido por la intuición.

Las razones presentadas por los ontólogos se basan en confusión y falsas suposiciones. La mente humana tiene una idea de lo infinito; pero esta idea puede ser y de hecho es, obtenida de la noción de lo infinito por los procesos sucesivos de abstracción, eliminación y trascendencia. La noción de lo finito es la función de que el ente tiene una cierta perfección en grado limitado. Al eliminar el elemento de limitación y al concebir la perfección positiva como realizada en su mayor grado posible, llegamos a la noción de lo infinito. Formamos de esta manera, un concepto negativo-positivo, como dicen los escolásticos, de lo infinito. Es verdad también que nuestras ideas tienen las características de necesidad, universalidad y eternidad; pero estas son esencialmente diferentes de los atributos de Dios. Dios existe necesariamente, a saber, Él es absolutamente, y no puede no existir; nuestras ideas son necesarias en el sentido que, cuando un objeto se concibe en su esencia, independientemente de los entes concretos en los que se percibe, es un sujeto de relaciones necesarias: el hombre, si existe, es necesariamente un ente racional. Dios es absolutamente universal en el sentido de que Él posee eminentemente la plenitud real de todas las perfecciones; nuestras ideas son universales en el sentido de que son aplicables a un número indefinido de entes concretos. Dios es eterno en el sentido de que Él existe por sí mismo y siempre idéntico a sí mismo; nuestras ideas son eternas en el sentido de que en su estado de abstracción no están determinadas por ningún lugar especial en el espacio o momento en el tiempo.

Es verdad que solo Dios es perfectamente inteligible en Sí mismo, ya sólo Él tiene en sí mismo la razón de su existencia; los entes finitos son inteligibles en la medida misma en que existen. Al tener una existencia distinta a la de Dios, ellos tienen también una inteligibilidad distinta a Él. Y es precisamente porque son dependientes en su existencia que llegamos a la conclusión de la existencia de Dios, el primer inteligible. La suposición de que el orden del conocimiento debe seguir el orden de las cosas, exige conocimiento perfecto y absoluto, no de todo el conocimiento. Es suficiente que el conocimiento verdadero afirme como real aquello que es verdaderamente real; el orden del conocimiento puede ser diferente del orden de la realidad. La confusión de ciertos ontólogos respecto a la noción de ente abre el camino al panteísmo. Ni San Agustín ni Santo Tomás favorecieron el ontologismo. Es debido a una mala interpretación de sus teorías y de sus expresiones que el ontólogo apela a ellos. (Cf. San Agustín, "De civitate Dei", lib. X, XI; "De utilitate credendi", lib. 83, cap. XVI, Q. XLV, etc.; Sto Tomás, "Summa Theol.", I, Q. II, a. 11; Q. LXXXIV-LXXXVIII; "Qq. disp., de Veritate", Q. XVI, a. 1; Q. XI, "De magistro", a. 3, etc.)

La condena de la Iglesia al ontologismo

El Concilio de Vienne (1311-12) ya había condenado la doctrina de los begardos, quienes sostenían que podemos ver a Dios por nuestra inteligencia natural. El 18 de septiembre de 1861, el Santo Oficio declaró tuto tradi non posse (cf. Denzinger-Bannwart, nn. 1659-65) siete proposiciones de los ontólogos, respecto al conocimiento inmediato e innato de Dios, el ente y la relación de las cosas finitas con Dios. En 1862 la misma congregación pronunció la misma censura contra quince proposiciones del Abbé Banchereau, sujetas a su examen, dos de las cuales (XII y XIII) afirmaban la existencia de una percepción de ideas innata y directa, y la intuición de Dos por la mente humana. En el Concilio Vaticano I, los cardenales Pecci y Sforza presentaron un postulatum para una condena explícita del ontologismo. El 14 de diciembre de 1887 el Santo Oficio reprobó, condenó y proscribió cuarenta proposiciones extraídas de las obras de Rosmini, las cuales contenían los principios del ontologismo (cf. Denzinger-Bannwart, nn. 1891-1930).

Bibliografía

LIBERATORE, Trattato della conoscenza intellettuale (Roma, 1855); ZIGLIARA, Della Luce intellettuale e dell' Ontologismo (Roma, 1874); LEPIDI, Ezamen philosophico-theologicum de Ontologismo; KLEUTGEN, Die Philosophie der Vorzeit (Innsbruck, 1878); MERCIER, La Psychologie, III (Lovaina, 1899), I, 2-3; BOEDDER, Teología Natural, I (London, 1902), I.

Fuente: Sauvage, George. "Ontologism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11257a.htm>.

Traducido por L M H.