Bernard de Montfaucon
De Enciclopedia Católica
Bernard de Montfaucon fue un erudito francés; nació en 1655 en el castillo de Soulatge, Departamento de Aude, distrito de Carcasona; murió en 1741 en la abadía de St-Germain-des-Prés en París. Era hijo de Timoléon de Montfaucon y de Flore de Maignan. Su familia, originaria de Gascuña, se había establecido en Languedoc después de la cruzada albigense del siglo XIII; su sede principal era el castillo de Roquetaillade (distrito de Limoux), donde se crió Bernard. Fue instruido por Pavillon, obispo de Aleth, amigo de su padre, y en 1672 ingresó a la Academia de Cadetes de Perpiñán para prepararse para la carrera militar. Luego de la muerte de su padre, se fue con su pariente, el marqués d´Hautpol, un capitán de los granaderos en el Regimiento de Languedoc y sirvió como voluntario bajo las órdenes de Turenne (1673). Pasó por la campaña de Alsacia, estuvo en la batalla de Marienthal y cayó peligrosamente enfermo en Saverne.
En cumplimiento de un voto hecho a la Santísima Virgen, regresó a su propio país, resuelto a ingresar a la religión. El 13 de mayo de 1676, hizo su profesión en el monasterio benedictino de Durade, en Toulouse. Fue enviado a la abadía de Soreze, donde aprendió griego en lo cual progresó rápidamente. Luego pasó ocho años en el priorato de la Grasse (Aude). Claude Martin, asistente superior de la Congregación de St-Maur, notó su celo y lo envió a la Abadía de Sainte-Croix en Burdeos. Finalmente, en 1687, fue trasladado a París, a la Abadía de St-Germain-des-Prés, que, bajo el gobierno de Mabillon, se había convertido en uno de los principales centros de erudición franceses. Allí fue elegido para ayudar a preparar la edición de los Padres griegos que habían emprendido los benedictinos. Para perfeccionar su propia formación, también comenzó a estudiar hebreo, caldeo, siríaco y copto, así como numismática, y en 1694 fue nombrado curador de la colección numismática en St-Germain-des-Prés.
En 1690 Montfaucon había publicado un tratado sobre "La vérité de l'histoire de Judith". La monumental edición de las obras de San Atanasio, en la que trabajó con Dom Pouget y Dom Lopin, apareció en 1698 y fue bien recibida (3 vols., folio, París; reproducida en P.G., XXV-XXVIII). Antes de emprender nuevas labores patrísticas, decidió estudiar los manuscritos en las bibliotecas de Italia. Habiendo obtenido permiso en 1698, partió con Dom Paul Briois. En Milán conoció a Muratori; en Venecia fue recibido con mucha frialdad, y ni siquiera se le permitió ver los manuscritos en los monasterios benedictinos de San Giorgio Maggiore y San Marco. Por otro lado, fue bien recibido en Mantua, Rávena y especialmente en Roma por Inocencio XI. En Roma sus superiores lo nombraron procurador general de la Orden de San Benito, pero ciertas dificultades con los jesuitas lo llevaron a renunciar a ese cargo, el cual trajo consigo muchas distracciones de su trabajo principal, y en 1701 logró su retiro a Francia. Los resultados científicos de su viaje se plasmaron en el volumen en cuarto de su "Diarium Italicum" (París, 1702). También recopiló las notas de su compañero, Dom Paul Briois, quien había muerto en el viaje (editado por Omont, "Revue des Bibliotheques", XIV, 1904).
En la plena madurez de sus facultades, en libertad de satisfacer su pasión por el trabajo, con una gran experiencia de vida y un inmenso acopio de información general, Montfaucon ahora se instaló en la Abadía de St-Germain-des-Prés, donde pasó los últimos cuarenta años de su vida. Allí se reunió a su alrededor un grupo selecto de eruditos, sus discípulos declarados, cuyo afecto por su maestro los llevó a tomar el nombre de "bernardinos". Entre ellos se encontraban Claude de Vic y Joseph Vaissette, autores del "Histoire de Languedoc", el helenista Charles de la Rue (su discípulo favorito), Dom Lobineau, el historiador de Bretaña e incluso el Abbé Prévost, que en ese entonces era colaborador en la "Gallia Christiana". Montfaucon, además, mantuvo correspondencia con académicos de toda Europa, y, a pesar de las pesadas tareas que asumió, logró, gracias a su vida abstemia y regular, trabajar casi hasta el último día. Durante este, su período más productivo, complementó la edición anterior de los Padres griegos con una "Collectio nova patrum et scriptorum graecorum" (2 vols., folio, París, 1706). En 1709 tradujo al francés "De vita contemplativa" de Filo Judeo, e intentó probar que los terapeutas (therapeutæ) mencionados allí eran cristianos. Luego apareció la edición de Orígenes (2 vols., fol., París, 1713) y la de San Juan Crisóstomo (13 vols., folio, París, 1718), preparadas con la ayuda de François Faverolles, tesorero de San Denis, y cuatro benedictinos, que pasaron trece años cotejando 300 manuscritos.
La inclinación completamente científica de la mente de Montfaucon lo llevó a elaborar una nueva ciencia auxiliar a partir de los estudios que había realizado para la verificación de sus textos griegos. Según Mabillon había creado la ciencia de la diplomática, así Montfaucon fue el padre de la paleografía griega, los principios de la cual estableció con el rigor de su método de agrupar sus observaciones personales. Su gran "Palaeographia Graeca" (folio, París, 1708) inauguró el estudio científico de los textos griegos. Otra ciencia auxiliar de la historia, la bibliografía, le debe una obra de un valor considerable, la "Bibliotheca bibliothecarum manuscriptorum nova" (2 vols., folio, París, 1739), un catálogo de los manuscritos griegos de las principales bibliotecas de Europa.
Por último, Montfaucon vio intuitivamente qué beneficio podría traer para la historia el estudio de los monumentos figurados, y, si no fue el creador de la arqueología, fue por lo menos el primero en mostrar las ventajas que se derivarían de ella. Dos de sus obras muestran que fue un originador. En 1719 publicó "L'Antiquité expliquée et représentée en figures" (10 vols., folio, París), en la que reproduce, metódicamente agrupados, todos los antiguos monumentos que podrían ser útiles en el estudio de la religión, las costumbres domésticas, la vida material, las instituciones militares y los ritos funerarios de los antiguos. De esta obra, que contiene 1120 grabados, la edición total de 1,800 copias se agotó en dos meses, a pesar de su enorme tamaño. El regente, Philippe d'Orléans, deseaba que el autor se convirtiese en miembro de la Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, y fue elegido para sustituir a Pere Letellier (1719). Entonces Montfaucon concibió una idea aún más atrevida, una obra similar a "l'Antiquité expliquée", que abarcaría toda la historia de Francia. Esta obra, "Monuments de la monarchie française", dedicada a Luis XV, apareció desde 1729 a 1733 (5 vols., folio, París). En ella Montfaucon estudia la historia, según se muestra en los monumentos, de cada reinado sucesivo hasta Enrique IV. Sus reproducciones son inexactas y la obra quedó inconclusa. El 19 de diciembre de 1741, leyó ante la Academia de Inscripciones un plan para completar esta obra; dos días después falleció tranquilamente, sin ningún síntoma premonitorio de enfermedad. Un erudito infatigable, un pensador audaz, creador de métodos científicos, dejó tras de sí una poderosa generación de discípulos para formar el vínculo entre el antiguo aprendizaje benedictino y la erudición moderna.
Bibliografía: DE BROGLIE, La société de St-Germain-des-Prés au XVIIIe siecle: Bernard de Montfaucon et les Bernardins 1715-1750 (2 vols., París, 1891); GIGAS, Lettres des Bénédictins de la congrégation de St-Maur, 1705-1741 (2 vols., París, 1893); OMONT, Bernard de Montfaucon, sa famille et ses premieres années in Annales du Midi, I (1892), 84, 90; Histoire de l'Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, XVI (París, 1751).
Fuente: Bréhier, Louis. "Bernard de Montfaucon." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 539-540. New York: Robert Appleton Company, 1911. 23 Feb. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10539b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina