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En oposición a este punto de vista se encuentra la doctrina del indeterminismo, o lo que quizás podría llamarse más exactamente antideterminismo, que niega que el [[hombre]] esté así invariablemente determinado en todos sus actos de elección. Esta doctrina ha sido estigmatizada por algunos de sus oponentes como la teoría de la "volición sin [[causa]]" o "elección sin motivo"; y el nombre indeterminismo posiblemente no sea la mejor selección para cumplir con la imputación. Sin embargo, la objeción no está justificada. Los anti-deterministas, aunque niegan que el acto de elección sea siempre meramente el resultado del conjunto de motivos que juegan en la [[mente]], enseñan positivamente que el ego, o yo, es la causa de nuestras voliciones; y lo describen como una causa "libre" o "autodeterminada". Normalmente sostienen que la presencia de alguna razón o motivo es una condición [[necesidad |necesaria]] para todo [[Actos Humanos |acto]] de libre elección, pero insisten en que el ego ''puede'' decidir entre los motivos. Sostienen que la elección no está uniformemente determinada por el motivo o la colección de motivos más placenteros o dignos. Tampoco es el consecuente inevitable del motivo más fuerte, excepto en ese sentido tautológico en el que la palabra ''más fuerte'' simplemente significa el motivo que de hecho prevalece. | En oposición a este punto de vista se encuentra la doctrina del indeterminismo, o lo que quizás podría llamarse más exactamente antideterminismo, que niega que el [[hombre]] esté así invariablemente determinado en todos sus actos de elección. Esta doctrina ha sido estigmatizada por algunos de sus oponentes como la teoría de la "volición sin [[causa]]" o "elección sin motivo"; y el nombre indeterminismo posiblemente no sea la mejor selección para cumplir con la imputación. Sin embargo, la objeción no está justificada. Los anti-deterministas, aunque niegan que el acto de elección sea siempre meramente el resultado del conjunto de motivos que juegan en la [[mente]], enseñan positivamente que el ego, o yo, es la causa de nuestras voliciones; y lo describen como una causa "libre" o "autodeterminada". Normalmente sostienen que la presencia de alguna razón o motivo es una condición [[necesidad |necesaria]] para todo [[Actos Humanos |acto]] de libre elección, pero insisten en que el ego ''puede'' decidir entre los motivos. Sostienen que la elección no está uniformemente determinada por el motivo o la colección de motivos más placenteros o dignos. Tampoco es el consecuente inevitable del motivo más fuerte, excepto en ese sentido tautológico en el que la palabra ''más fuerte'' simplemente significa el motivo que de hecho prevalece. |
Última revisión de 15:42 2 nov 2020
Determinismo es el nombre usado por los escritores, especialmente desde J. Stuart Mill, para denotar la teoría filosófica que sostiene —en oposición a la doctrina del libre albedrío— que todas las voliciones del hombre están invariablemente determinadas por circunstancias preexistentes. Puede tomar diversas formas, algunas más crudas, otras más refinadas. El determinismo biológico y materialista sostiene que cada uno de nuestros actos voluntarios encuentra su causa suficiente y completa en las condiciones fisiológicas del organismo. El determinismo psicológico atribuye eficacia a los antecedentes psíquicos. En este punto de vista, cada volición o acto de elección está determinado por el carácter del agente más los motivos que actúan sobre él en ese momento. Los defensores de esta teoría, desde Mill, generalmente se oponen a los nombres “necesarianismo” y fatalismo, sobre la base de que estas palabras parecen implicar alguna forma de compulsión externa, mientras que afirman solo el hecho de una secuencia invariable o una conexión causal uniforme entre los motivos y la volición.
En oposición a este punto de vista se encuentra la doctrina del indeterminismo, o lo que quizás podría llamarse más exactamente antideterminismo, que niega que el hombre esté así invariablemente determinado en todos sus actos de elección. Esta doctrina ha sido estigmatizada por algunos de sus oponentes como la teoría de la "volición sin causa" o "elección sin motivo"; y el nombre indeterminismo posiblemente no sea la mejor selección para cumplir con la imputación. Sin embargo, la objeción no está justificada. Los anti-deterministas, aunque niegan que el acto de elección sea siempre meramente el resultado del conjunto de motivos que juegan en la mente, enseñan positivamente que el ego, o yo, es la causa de nuestras voliciones; y lo describen como una causa "libre" o "autodeterminada". Normalmente sostienen que la presencia de alguna razón o motivo es una condición necesaria para todo acto de libre elección, pero insisten en que el ego puede decidir entre los motivos. Sostienen que la elección no está uniformemente determinada por el motivo o la colección de motivos más placenteros o dignos. Tampoco es el consecuente inevitable del motivo más fuerte, excepto en ese sentido tautológico en el que la palabra más fuerte simplemente significa el motivo que de hecho prevalece.
El determinismo y la negación del libre albedrío parecen ser una consecuencia lógica de todas las hipótesis monistas. Obviamente, están involucrados en todas las teorías materialistas. Pues el materialismo de todo tipo sostiene necesariamente que cada incidente en la historia del universo es el resultado inevitable de los movimientos y cambios mecánicos y físicos que han ocurrido antes. Pero el determinismo parece ser una consecuencia igualmente necesaria del idealismo monista. De hecho, el principal argumento contra los sistemas monistas y panteístas siempre será el hecho del libre albedrío. La autodeterminación implica la separación de la individualidad y la independencia en cada agente libre y, así conlleva una concepción pluralista del universo. (Vea DUALISMO; MONISMO).
A pesar de las afirmaciones de los deterministas, no se puede hacer una verdadera distinción lógica entre su punto de vista y el del fatalismo. En ambos sistemas, cada una de mis voliciones está tan inexorablemente predestinada o predeterminada en las condiciones pasadas del universo como los movimientos de los planetas o las mareas. Los oponentes del determinismo suelen insistir en dos líneas de argumentación, una basada en la consciencia de libertad en el acto de elección deliberada, la otra en la incompatibilidad del Determinismo con nuestras convicciones morales fundamentales. Las nociones de responsabilidad, obligación moral, mérito y cosas por el estilo, como se entienden normalmente, serían ilusorias si el determinismo fuese cierto. De hecho, la teoría es fatal para la ética, así como para la noción de pecado y la creencia cristiana fundamental de que podemos merecer tanto la recompensa como el castigo. (Vea LIBRE ALBEDRÍO; ÉTICA; FATALISMO).
Bibliografía: RICKABY, Free Will (Londres, 1906); WARD, Philosophy of Theism (Londres, 1884); JAMES, Principles of Psychology (Nueva York y Londres, 1901), II, 569.79; MAHER, Psychology (Nueva York y Londres, 1908, XIX; NOEL, La conscience du libre arbiter (Lovaina, 1899).
Fuente: Maher, Michael. "Determinism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4, págs. 756-757. New York: Robert Appleton Company, 1908. 2 nov. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/04756c.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina